Está en la página 1de 2

Anoche, casi si querer y ya avanzado el trámite caí en cuenta que estaba viviendo un

auténtico ritual. No me pregunten porque no lo puedo explicar con palabras


simplemente lo sentí en el pecho, tenía la forma de la angustia, pero dulce, era como
una felicidad sin algarabía, pura y sabia. Fue en el momento exacto en que la chispa en
el que la diminuta antorcha de papel con fuego que tenía mi hijo en la mano encendió
el fuego. Hasta ese momento para mí que estaba más pendiente de las notificaciones
del celular que de él, había sido simplemente la satisfacción de un capricho que venía
posponiendo por diferentes excusas desde hacia varios días.

Los humanos descubrimos el fuego, por casualidad hace entre 400.000 y un


millón de años. Sus llamas fueron usadas para cocinar alimentos, defendernos de
depredadores e iluminar la oscuridad. Se dice que pudo haber provenido de las
consecuencias de un rayo y que no todas las tribus se animaron a domesticarlo,
ahí es donde quizá comience nuestra tradición de concebir a las cosas
determinantemente como buenas o malas. Imagino uno de esos hombres de las
cavernas que temeroso de la destrucción que el rayo y el fuego provocaban
volvió a su cueva y les conto a los demás que el fuego era al malo mientras que
aquel que tuvo coraje para acercarse, percibió las bondades del calor y la luz del
fuego. Demas esta decir que quienes domesticaron el fuego sobrevivieron y los
otros murieron de hambre y frio.

Hace algunos años, Polly Wiessner, una antropóloga de la Universidad


de Utah (EE UU), realizo un estudio con los
bosquimanos del Kalahari e hizo algunos descubrimientos muy
interesantes sobre el fuego y las sociedades.
Según cuenta su estudio, además de que el fuego ha servido para
llevar calor a las tribus, para cocinar sus alimentos, como arma de
guerra y para iluminar las noches, también tuvo una función social que
no difiere mucho del uso que le damos actualmente.

“Los relatos al calor de las llamas sirvieron para hacer evolucionar el


pensamiento al reforzar las tradiciones sociales, promover la armonía
y la igualdad, y cultivar la imaginación. Hay algo en el fuego en
medio de la oscuridad que une, suaviza y entusiasma a la gente. Es
algo íntimo. La noche alrededor de una fogata es universalmente
tiempo de entretenimiento en el que se intercambia información social
y emociones"

Wiessner encontró que las conversaciones diurnas diferían mucho de las que se
realizaban a la luz del fuego. En las del día, el 34% eran quejas, críticas y chismes para
regular las relaciones sociales. Un 31% se referían a asuntos económicos, tales como la
caza para la cena, el 16% eran chistes; sólo el 6% eran historias y el resto eran otros
temas. Sin embargo, por la noche, el 81% de las conversaciones eran historias, y sólo el
7% tenían que ver con quejas, críticas o cotilleos; y el 4% era de contenido económico.
Parece imposible poder negar que el fuego además de virtudes físicas
como el calor o la luz, tiene también una mística a la cual seguimos
cautivos desde hace un millón de años, de lo contrario es muy difícil
explicar la trascendencia del “asado”. Tenemos que conservar esas
costumbres, esos rituales que nos hacen quienes somos, que nos
ayudan a entender nuestra verdadera naturaleza animal sin los ropajes
de las ideologías y las religiones. Tenemos que lograr conmover a las
nuevas generaciones, despertarlos del sueño idiota de las pantallas y
darles la llave de ese mundo oculto, el viejo mundo y no existe otra
forma que a través de las antiguas herramientas, los viejos rituales que
nos hacen humanos.

Anoche, cuando mi hijo de siete acercó su pequeña antorcha a la pila


de leña no solo se encendió ese fuego que partió la noche en dos con
su luz y su calor, se encendió su sonrisa, su curiosidad, su viejo
humano que lleva escondido. Anoche se encendió en su alma un fuego
que a partir de ahora debo procurar aliementar.

el fuego

Las historias a la luz del fuego, las conversaciones, las ceremonias y


celebraciones desataron la imaginación humana y las capacidades
cognitivas para formar estas comunidades imaginadas.

También podría gustarte