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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION., CULTURA Y


DEPORTE
UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA

Ensayo de Somos
UBV.

Integrante:
PROFE: Elianny Alvarado Hernández Adrián Roa C.I: 31.535.751

Barquisimeto, 27 de mayo del 2023


La reestructuración del mapa global implica una serie de cambios económicos,

políticos, tecnológicos y culturales que tienen un impacto en la vida social en todas

partes del mundo. En esta reorganización se destacan:

1. Los cambios radicales en la política económica provocados por la

revolución tecnológica, la internacionalización y concentración del capital

financiero, la globalización de la economía ligada a la reconfiguración del

poder político y económico, un mayor grado de interdependencia entre

naciones, y un mundo más polarizado entre naciones ricas y pobres;

2. Los cambios en la geopolítica global.

3. Las mutaciones en el ámbito de la geopolítica mundial, con la conformación

de un nuevo e incierto orden político internacional que se ve afectado por

Nuevas estructuras de poder y aspiraciones neo imperialistas.


4. Los cambios en el ámbito de las prácticas culturales están relacionados con
cambios en la educación básica, el impacto de la lógica cultural de los
medios de comunicación en los cambios en las costumbres, los patrones de
conducta y las formas de vida de las personas y los grupos sociales, así
como la reorganización de los procesos y prácticas de construcción de
identidades culturales.

5. La construcción e imposición del proceso de globalización como un ideal


planetario con base en los presupuestos del neoliberalismo, que buscan
naturalizar una sociedad controlada por poderes abstractos y orientada por
el pensamiento único para explicar y controlar las prácticas económicas,
políticas, culturales y educativas de las sociedades.

6. La creciente complejidad de las dinámicas sociopolíticas está relacionada


con eventos como el aumento de la pobreza extrema en sociedades con
altas iniquidades sociales, la aparición de etnocentrismos, racismos y
diversas formas de intolerancia, los cuales pueden generar graves
conflictos y guerras en varios lugares del mundo.

7. Los cambios en los escenarios políticos nacionales han provocado la


disminución de las políticas sociales, el auge del neoliberalismo y la
reestructuración de las áreas de intervención del Estado, así como la
aparición de formas de gobierno enfocadas en la creación de una sociedad
más democrática y participativa. Por lo tanto, se están llevando a cabo
luchas para fortalecer la democracia basada en la justicia social, la libertad
y el pluralismo.

8. Es evidente que los modelos de crecimiento económico depredadores


están destruyendo el medio ambiente a gran escala, lo que pone en riesgo
la sostenibilidad de la vida a largo plazo. Por lo tanto, es necesario que la
humanidad se vuelva más consciente de su responsabilidad por el planeta
como lugar de vida y replantee sus modelos de pensamiento y acción para
el desarrollo.
En la actualidad, se están produciendo cambios significativos en todas las áreas
de la vida social y humana, los cuales son poco evidentes y tienen un impacto en
todos los aspectos de nuestra vida.
tanto individual como colectiva. Por lo tanto, la afirmación de que el mundo está in
crisis implica que se están produciendo transformaciones rápidas y profundas, por
lo que es necesario recrear las claves de interpretación para comprender las
tendencias y paradojas involucradas en estas transformaciones y, por supuesto,
para comprender el papel de la educación en general y de la educación
universitaria en particular.
La globalización es uno de los fenómenos más importantes que han surgido en las
últimas décadas del siglo XX y ha ganado popularidad rápidamente. Aunque su
aparición se remonta a los planes de ADDA (1999) y comenzó poco después de la
Segunda Guerra Mundial (1939-1945), cuando las potencias vencedoras de
occidente, especialmente Estados Unidos e Inglaterra, mostraron interés en
establecer un nuevo sistema económico.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), que tiene la responsabilidad de supervisar
y regular el sistema monetario global, y el Banco Mundial (BM), que se encarga de
promover tanto el desarrollo internacional como la reconstrucción de las zonas
devastadas por la guerra. Posteriormente, en 1945, se estableció el Acuerdo
General sobre Aranceles y Comercio (GATT), con el objetivo de establecer
normas internacionales que fomenten las relaciones comerciales y las inversiones
a nivel global, y que desde 1995 forma parte de la Organización Mundial del
Comercio (OMC). Es entsteht y se stärkt dieses Netzwerk a nivel global, das die
globalisierung fördert, insbesondere im Bereich des Handels, como se puede ver
observar a partir de 1950.
Desde la década de los setenta del siglo XX, el fenómeno de la globalización
comienza a enfocarse en el sector financiero, especialmente gracias al rápido
desarrollo y uso de las tecnologías de la información y la comunicación como
medios para transferir dinero sin restricciones de tiempo y espacio, con el fin de
obtener ganancias económicas inmediatas mediante la especulación. Los nuevos
capitalistas no contribuyen a la generación de riqueza social asociada a la
inversión productiva, la creación de empleos y la inversión de impuestos en
políticas sociales porque prefieren esta vía especulativa a la inversión productiva.
Atienza y Gómez (2000:9) brindan una información sólida sobre el movimiento de
los mercados de divisas en abril de 1998, indicando que estos mercados
generaron 1,5 billones de dólares al día en todo el mundo, lo que representaba
cien veces más recursos que los movilizados por el comercio global. La situación
se debe a la inestabilidad y las constantes crises financieras que han tenido un
impacto económico, social y político en las naciones pobres.
Desde el ángulo de los desafíos, el principal de ellos es el de incidir en el giro del
tipo de globalización que se ha impuesto como resultado de decisiones políticas y
no como mandato de orden divino o sobrenatural, pues a su lógica se anudan los
efectos de una creciente polarización entre países ricos y países pobres, lógica
que bloquea las posibilidades para que las oportunidades económicas lleguen a
cada pueblo del planeta. Nos referimos a la globalización centrada en los aspectos
financieros y en las corporaciones globales que buscan los beneficios inmediatos
de la especulación, sin incidencia en la inversión productiva y en el bienestar
social de quienes habitan los países pobres del planeta. Además, la actividad
comercial dirigida por corporaciones multinacionales que producen más del doble
de las dos terceras partes del comercio global que se desarrolla entre las regiones
más prósperas del planeta: Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y el
Sureste Asiático, según varios análisis. Los países más ricos han establecido
fondos para proteger sus mercados y financiar la producción agrícola, lo que
significa una restricción evidente en la venta de productos agrícolas de los países
pobres y en sus oportunidades de mejorar sus condiciones económicas y sociales,
lo que resulta en una creciente marginación económica de las regiones más
pobres.
Por otra parte, las condiciones desiguales de la globalización tienen un impacto en
los movimientos migratorios de millones de personas en busca de mejores
oportunidades, ya que se están creando cada vez más métodos para cerrar las
fronteras y permitir el libre flujo de capitales en cualquier lugar del mundo.
La sociedad venezolana se encuentra en un proceso de transformaciones en
todas las áreas debido a la complejidad e interdependencia del mundo actual. Este
proceso se caracteriza por la transición entre la supervivencia de modelos de
organización social y política tradicionales y la aparición de nuevos enfoques para
construir una democracia participativa y protagónica basada en la justicia social,
como un pilar fundamental para la recomposición de los cabildos nacionales.
La transición que vive el país se da en una trama que conjuga diversas formas de
crisis. Unas, como la crisis económica y social en la que se superponen herencias
de las décadas de los años ochenta y noventa, la incidencia negativa de factores
políticos nacionales e internacionales en la economía nacional, con especial
contundencia desde comienzos de 2001, y la magnitud de la crisis económica
mundial particularmente agravada a partir del derrumbe de la Torres Gemelas en
septiembre de 2001. Magnitud, que como sabemos, ha llevado a ciertos
organismos internacionales a plantear correcciones en las estrategias económicas
basadas en un excesivo optimismo en la regulación de los mercados sin
intervención de los estados nacionales, dado el crecimiento de la brecha entre
países ricos y países pobres, y la agudización en las sociedades de la desigualdad
social. Otras, como la crisis política pone en escena variadas dimensiones y
diversas expresiones, entre ellas: el debilitamiento de las viejas lógicas de partidos
políticos, la pérdida en la alternancia en el poder de los dos grandes partidos que
coparon la escena política a lo largo de las últimas cuatro décadas del siglo XX, la
emergencia de nuevos actores políticos en el seno de la sociedad, la puesta en
evidencia de la heredada precariedad en instituciones político-estatales y de las
tareas pendientes en la reforma estatal, la emergencia de plurales formas de
asociación y participación vinculadas a la solución de problemas cotidianos de la
gente, el tránsito de una situación políticamente soporífera a una movilización de
la que no han dejado de formar parte peligrosas señales de violencia, la más
mediatización de la política y la politización de los más media, la aparición de los
sectores populares tradicionalmente excluidos en la arena política asociada a la
innegable reconstrucción de su subjetividad político-democrática y de la asunción
de sus derechos políticos.
A principios de los años ochenta, el modelo de crecimiento económico basado en
la renta petrolera comenzó a agotarse, lo que llevó a la implementación de
medidas de ajuste estructural con el fin de reorientar la economía nacional hacia
su integración en las economías globalizadas. Estas medidas se enfocaron en la
apertura a la inversión no productiva extranjera y en la concentración de las
exportaciones en un pequeño grupo de empresas. El propósito está en
implementarlas sin restricciones a las pautas económicas neoliberales y los costos
sociales asociados, los cuales todavía sufrimos. Incluyen:
1. El desmantelamiento de las políticas sociales del Estado y sus
consecuencias, incluido el aumento de la desigualdad en la distribución de
la riqueza, el aumento de la pobreza, el empobrecimiento de los sectores
medios, el deterioro de los servicios públicos como la educación y la salud,
y la acentuación de las desigualdades sociales y diversas formas de
exclusión social.

2. la disminución de los actores económicos relacionados con la pequeña y


mediana industria, así como el aumento de las tasas de desempleo y
empleo informal. En 1999, se calculó que el 30% de la población en edad
laboral tenía un trabajo, el 54% estaba en el sector informal y el 16% estaba
desempleado. (PROCOMPETENCIA: 1999: 31)
3. la disminución de la cohesión social y la creciente desaprobación social de
las formas tradicionales de hacer política.
El informe sobre la situación de la infancia en Venezuela, presentado por la
delegación de organizaciones no gubernamentales en junio de 1999 ante el
Comité de los Derechos de los Niños de la ONU en Ginebra, en parte refleja la
enorme deuda social generada en las últimas décadas. Este informe describe
parte del panorama socioeconómico del país en ese momento, utilizando cifras
como las siguientes: El gasto social experimentó una disminución del 37% entre
1987 and 1994, mientras que el gasto en salud experimentó una disminución del
43% entre 1980 y 1994. Además, el gasto real per habitante disminuyó de 4.435
bolívares in 1983 a 2.827 en 1995, mientras que los hogares en situación de
pobreza total aumentaron del 46% en 1988 al 76% en 1994, según datos del
Ministerio de la Familia, para 1997 en la población menor de 12 años el 47,3% se
encontraba en situación de pobreza y 21,9%, de pobreza extrema; en 1997 se
registraron 18 mil niños, niñas y adolescentes que trabajaban en las calles; en
1988 el incremento de nacimientos ocurridos en madres menores de 12 años fue
de 33%; para 1997 existían 407 mil niños y niñas indocumentados. Y, a propósito
de la situación educativa, el mismo informe registra en cifras: la disminución del
gasto en educación básica y media, que pasó de 25% en 1980 a 20% en 1992; la
atención a sólo 33% de la población en edad preescolar en centros oficiales y
privados; entre 1986 y 1996, un promedio anual de 320.000 niños y niñas quedó
fuera del sistema educativo; 55,6% de la población indígena comprendida entre 5
y 24 años está al margen del sistema escolar.
En el caso de la educación superior, como observan González, Smeja y Téllez
(2002:18) no cabe duda acerca de la iniquidad social que caracteriza a este nivel
de la educación venezolana, en el cual se traducen las profundas desigualdades
sociales expresadas en el sistema educativo y, particularmente, las que imperan
en el acceso y desempeño de los estudiantes. Al respecto, los mencionados
autores hacen referencia al estudio de Fuenmayor y Vidal (2000), sobre el
comportamiento del ingreso estudiantil en las universidades nacionales en 1984 y
1998, cuyos resultados muestran que: a) el número de aspirantes a entrar en las
universidades creció en un 55% (de 87.343 a 135.764), mientras las plazas
crecieron solamente un 30% (de 54.166 a 70.348); b) en 1984, cuando por OPSU-
CNU a través de la Prueba de Aptitud Académica, se escogía el 75% de los
aspirantes seleccionados, no existían las iniquidades descritas anteriormente; c)
los procesos de admisión internos de facultades y escuelas 21 universitarias
favorecen en su selección a los bachilleres que provienen de colegios privados y
pertenecen a «clases socio-económicamente privilegiadas.

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