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El texto argumentativo

Cuando el objetivo del emisor es convencer al receptor respecto a la validez de


determinada afirmación controversial entonces utiliza la argumentación. Para lograr
esto y persuadir al receptor se esgrimen las razones por las que se considera que es
legítimo sostener aquellas ideas, de manera tal que el receptor llegue a optar
voluntariamente por el mismo punto de vista que el emisor. Por este motivo, los
argumentos deberán contener el punto de vista opuesto y establecer diálogo con él, así
como también evaluar las posibles respuestas de los opositores para que las ideas no
sean fácilmente refutables.

Secuencia argumentativa

La argumentación no suele darse en estado puro. Muchas veces suele combinarse con
la exposición, o a la inversa, lo que hace que en más de una ocasión tengamos que
hablar de texto expositivo-argumentativo, donde ambos modos o formas de expresión
lingüísticas se hallan mezclados. En el discurso académico-científico, que es el que nos
interesa, la argumentación se distingue de la demostración por el hecho de que la
demostración tiene que ver exclusivamente con el razonamiento y está, por lo tanto,
desligada de la circunstancia de enunciación. Muy por el contrario, la argumentación
está siempre atada a la enunciación.

En cuanto a la secuencia explicativa, tengamos en cuenta que la explicación es un


discurso que busca convencer sobre la verdad de lo que se enuncia mientras la
argumentación está orientada a convencer sobre la validez, sobre la legitimidad, no ya
sobre la verdad.

Estructura argumentativa

Son tres los elementos o partes en las que se divide generalmente una argumentación:

La tesis o tema

La tesis del texto argumentativo se va repitiendo a lo largo del texto y en cada uno de
los párrafos. Es conveniente que la tesis aparezca tanto en el título como en la primera
oración del primer párrafo. Esto ayuda al lector a saber de qué se va a hablar a lo largo
de la argumentación. El título del texto argumentativo es preferible que sea un
Sintagma Nominal en que aparezca, como ya he dicho, la palabra que da sentido a la
argumentación.

Los argumentos a favor y en contra

No es obligatorio poner argumentos a favor y en contra, aunque suele ser


recomendable poner ambos para que sea el lector quien a partir de los argumentos se
posicione con respecto al texto. El orden de poner primero un tipo de argumento u otro
dependerá del peso que demos a los argumentos o la manera en la que queramos
convencer al lector del texto. También se puede optar por mezclar ambos tipos de
argumentos.

La conclusión

Por lo que a la conclusión respecta, suele ser una recapitulación de lo dicho en los
párrafos anteriores. Otra opción es dejar para la conclusión un argumento que
consideremos de peso o también se puede repetir un argumento que nos parezca
importante y que ya se haya mencionado. Podemos repetirlo, pero utilizando otras
palabras. En la argumentación también podemos posicionarnos con respecto a la tesis
del texto.

Las estrategias argumentativas

Las estrategias argumentativas, entonces, son todos aquellos procedimientos


discursivos que, de modo intencional y consciente, utiliza el hablante o el escritor para
incrementar la eficacia de su discurso al convencer o persuadir al destinatario en una
situación comunicativa donde exista argumentación.

1. Cita de autoridad: Se basa en el prestigio de una persona, un grupo o una


institución para fundamentar o favorecer una tesis. A mayor importancia de la
autoridad, más indiscutible y válido será el argumento. Las autoridades citadas
son casi siempre especialistas de un campo específico; se trata así de la
autoridad de un experto, aunque también puede tratarse de una autoridad
religiosa, de la autoridad de la masa, etc.
2. Generalización. Se habla de generalización cuando los ejemplos presentados
pueden considerarse dentro de la misma regla. Es decir, cuando se trata de una
enumeración de fenómenos intercambiables que llevan a formular una regla o
ley general, o bien a fundamentarla.
3. Refutación: cuando el emisor incluye voces que se oponen a su tesis, para
discutirlas, contradecirlas o descalificarlas.
4. Estadísticas, cifras: que refuerzan la validez de los datos y de la tesis.
5. Pregunta retórica: preguntas que no se plantean para que el receptor las
responda, sino que ya tienen implícita la respuesta. El objetivo es llevar al
receptor a la reflexión.

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