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Apartado 3:

Riesgo Cardiovascular:
Hipertensión Arterial y Dislipemia

Autores: Dr José M Mostaza & Dra. Raquel Martín-Jadraque Sáez 1


INDICE
3.1 Objetivos del capítulo 3

3.2 Hipertensión Arterial 4

3.2.1 Introducción y Definición 4


3.2.2 Epidemiología 4
3.2.3 Clasificación y Diagnóstico de la HTA 4
3.2.4 Prevención de la HTA 5
3.2.5 Indicaciones de Derivación 6

3.3 Dislipemia 7

3.3.1 Introducción y Definición 7


3.3.2 Epidemiología 7
3.3.3 Clasificación y Diagnóstico de las Dislipemias 7
3.3.4 Prevención de las Dislipemias 8
3.3.5 Indicaciones de Derivación 8

3.4 Resumen de Puntos Clave 10

3.4.1 Hipertensión Arterial 10


3.4.2 Dislipemia 10

3.5 Bibliografía 12

3.6 Caso Práctico 13

Anexo. Tablas y Figuras 14

Test de Evaluación Multirrespuesta 20

Autores: Dr José M Mostaza & Dra. Raquel Martín-Jadraque Sáez 2


3.1 Objetivos del Capítulo
Las enfermedades cardiovasculares (cardiopatía isquémica y enfermedad
cerebrovascular) son la primera causa de muerte en los países industrializados y
representan también la primera causa de muerte en los pacientes con esquizofrenia,
donde la tasa de mortalidad por estas enfermedades es superior a la encontrada en la
población general. El principal motivo de esta mayor mortalidad cardiovascular deriva de
la elevada prevalencia de factores de riesgo en estos sujetos, tanto de obesidad, como
de diabetes, tabaquismo, dislipemia e hipertensión arterial.

A la hora de estimar el riesgo que tiene un determinado sujeto de padecer una


complicación cardiovascular hay que considerar todos y cada uno de los factores de
riesgo presentes en un determinado individuo. Cuantos más factores de riesgo y cuanto
más marcadas las alteraciones de cada uno de estos factores, las posibilidades de
desarrollar una complicación cardiovascular futura son mayores. Para ayudarnos a
evaluar el riesgo individual, existen una serie de ecuaciones o tablas de riesgo que
integran todos estos factores y nos permiten estimar las posibilidades de que un
determinado sujeto desarrolle una de estas complicaciones en los próximos 10 años.
Esta valoración del riesgo considerando todos los factores de forma global ha sustituido a
la visión tradicional de considerar cada uno de estos factores de forma aislada. De hecho
es, en general, incomprensible que pueda tratarse un determinado factor de riesgo sin
conocer cual es la situación del resto. Si bien existen diversas ecuaciones de riesgo,
procedentes de diferentes países y cohortes, no está claro cual es la que mejor se adapta
a la situación española y existe una abierta discusión sobre el tema. En cualquier caso
las ecuaciones son necesarias para identificar a los sujetos de alto riesgo y por tanto
ayudarnos a decidir quien debe o no recibir tratamiento preventivo.

El objetivo del presente módulo es revisar dos de los factores de riesgo más importantes
para el desarrollo de enfermedad cardiovascular, la dislipemia y la hipertensión, ambos
con una mayor prevalencia en los pacientes con esquizofrenia. Se hará referencia a su
definición, epidemiología, clasificación, diagnóstico, prevención y a las situaciones en las
que se debería remitir para valoración adicional y posible tratamiento al médico de
atención primaria o a un especialista.

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3.2 Hipertensión Arterial
3.2.1 Introducción y Definición

La hipertensión arterial (HTA) es uno de los factores de riesgo más prevalentes tanto en
la población general como, específicamente, en los pacientes que padecen esquizofrenia.
La HTA es un factor de riesgo independiente para el desarrollo de cardiopatía isquémica,
insuficiencia cardiaca, ictus e insuficiencia renal crónica. En términos generales, la HTA
se define como una presión arterial ≥ 140/90 mmHg si bien existen circunstancias donde
se recomienda mantener presiones arteriales inferiores como en sujetos que ya tienen
enfermedad vascular, cuando existe lesión de órganos diana (daño renal o cardiaco
secundario a la hipertensión) y cuando existen otros factores de riesgo vascular, como
por ejemplo la diabetes.

3.2.2 Epidemiología

Diversos estudios epidemiológicos (1) han demostrado una relación directa y exponencial
entre las cifras de presión arterial, tanto sistólica (PAS) como diastólica (PAD), y el riesgo
de infarto agudo de miocardio (IAM), ictus y de muerte cardiovascular. En general la
presión diastólica se asocia con el riesgo coronario en los menores de 50 años y la
presión sistólica se correlaciona mejor con este riesgo en los mayores de esta edad. La
relación entre la presión arterial y el riesgo coronario es continua entre cifras de 115/75
mmHg hasta 185/115 mmHg. Por cada incremento en 20 mmHg de la PAS o de 10
mmHg en la PAD se duplica el riesgo de padecer una complicación coronaria. El riesgo
absoluto de eventos cardiovasculares asociado a la presión arterial se incrementa con la
edad, de tal manera que para una determinada presión arterial el riesgo de eventos de
una persona entre 80 y 89 años es 16 veces superior al de una personas entre 40 y 49
años. Descensos en 10 mmHg de la PAS o en 5 mmHg de la PAD con tratamiento se
asocian con una reducción del riesgo de muerte por ictus del 50-60% y del riesgo de
muerte por enfermedad coronaria de un 40-50%.

3.2.3 Clasificación y Diagnóstico de la HTA

El diagnóstico de HTA se realiza, obviamente, a partir de las cifras de presión arterial.


Para ello se precisan al menos dos medidas elevadas separadas una semana entre sí.
Cada medida debe ser el resultado de la media de 2 o mas tomas tensionales obtenidas
de forma consecutiva con un minuto de diferencia entre cada una. Se considera HTA
cuando la PAS es ≥140 mmHg y/o la PAD es ≥90 mmHg. Para medir la presión arterial se
aconseja utilizar aparatos de medida automáticos validados y calibrados. Las condiciones
de toma de la presión arterial deben ser estandarizadas y requieren que el paciente se
encuentre sentado, con los pies apoyados en el suelo y con el brazo situado a la altura
del corazón, que el manguito tenga un tamaño apropiado a la circunferencia del brazo y
que en los minutos previos a la toma el paciente se encuentre en reposo, sin haber
realizado ejercicio físico, comido, fumado o ingerido alcohol o café durante las horas
previas (Figura 1). Se debe conocer que, con frecuencia, los pacientes que acuden a una
visita médica presentan tomas tensionales elevadas que posteriormente no se
comprueban en otras situaciones, lo que se ha denominado “hipertensión de bata
blanca”. Existen diferentes métodos para intentar conocer si el paciente es realmente

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hipertenso o no pero el encargado de establecer esta situación debe ser el médico de
atención primaria o el especialista adecuado.

Las guías europeas y las de la Organización Mundial de la Salud y la Sociedad


Internacional de Hipertensión Arterial (OMS/ISH) clasifican a la HTA en presión arterial
óptima (< 120/80 mmHg), normal (PAS 120-129 mmHg y PAD 80-84 mmHg), normal-alta
(PAS 130-139 mmHg y PAD 85-89 mmHg), hipertensión arterial leve (PAS 140-159
mmHg y PAD 90-99 mmHg), moderada (PAS 160-179 mmHg y PAD 100-109 mmHg) y
severa (PAS ≥180 mmHg y PAD ≥110 mmHg). Se define la HTA sistólica aislada como un
valor de PAS ≥ 140 mmHg con una PAD <90 mmHg (Tabla 1) (4).

En general se recomienda al menos una toma tensional cada 5 años en el caso de


sujetos con presión arterial normal aunque algunas sociedades recomiendan tomas más
frecuentes. El Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud de la
Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria aconseja realizar una medición a
todos los niños antes de los 14 años, cada 4 ó 5 años en los sujetos entre 14 y 40 años y
cada 2 años por encima de esta edad. Si existiera una cifra tensional normal-alta las
mediciones se deberían repetir anualmente. Obviamente en el caso de que exista una
cifra tensional elevada la frecuencia de las mediciones estaría en relación con el manejo
clínico que se vaya a dar al paciente.

La prevalencia de HTA en los pacientes con esquizofrenia es mayor que la de la


población general debido a una mayor prevalencia de sedentarismo y obesidad en estos
sujetos. Por este motivo se debe recomendar una vigilancia tensional más estrecha. En
estos pacientes sería recomendable medir la presión arterial cada 6 meses o de forma
más frecuente si existen modificaciones apreciables en el peso.

3.2.4 Prevención de la HTA

Si bien en muchas ocasiones el desarrollo de HTA no puede prevenirse, existen diversas


circunstancias que se asocian a una presión arterial elevada y que potencialmente
pueden evitarse. Así, se debe:

• Evitar el sobrepeso.
• Realizar una dieta adecuada, pobre en sal y en grasas animales y rica en frutas,
verduras, cereales y pescado.
• Hacer ejercicio físico regular.
• Moderar el consumo de alcohol (las personas que beben).

Quizás el mantenimiento de un peso ideal sea la mejor manera de prevenir la HTA. Dado
que algunos fármacos antipsicóticos producen incrementos significativos en el peso (9),
se debería valorar el riesgo-beneficio de una determinada medicación en sujetos que ya
tienen sobrepeso u obesidad y en aquellos sujetos con HTA o cifras tensionales situadas
en los valores normales-elevados.

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3.2.5 Indicaciones de Derivación

Cuando existe un diagnóstico de HTA estadio 1, se debe proceder a realizar


recomendaciones sobre hábitos de vida y confirmar su persistencia en las semanas o
meses sucesivos. Si se mantuvieran cifras tensionales elevadas, el paciente debería ser
remitido a su médico de zona para estimar la necesidad o no de iniciar tratamiento
antihipertensivo en función de la presencia o no de afectación de órganos diana o de la
presencia de otros factores de riego cardiovascular (Tabla 2).
En los pacientes en los que se diagnostique una HTA estadio 2 se debe remitir al
paciente para valoración sin esperar a ver el efecto de las medidas higiénico-dietéticas.
Esta actitud también sería válida en pacientes con HTA en estadio 1 y que además
presentaran enfermedad vascular o múltiples factores de riesgo.

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3.3 Dislipemia
3.3.1 Introducción y Definición

Se entiende por dislipemia a las alteraciones del metabolismo lipoproteico que se asocian
con un mayor riesgo de desarrollar determinadas enfermedades, fundamentalmente
cardiovasculares, y que engloba a las elevaciones del colesterol total, generalmente a
expensas del colesterol-LDL, la elevación de los triglicéridos y el descenso del colesterol-
HDL. Todas estas alteraciones se han relacionado con un incremento en el riesgo
cardiovascular y, en el caso de elevaciones muy marcadas de los triglicéridos, con un
incremento en el riesgo de pancreatitis aguda.

3.3.2 Epidemiología

Numerosos estudios epidemiológicos y de intervención han demostrado que existe una


relación lineal entre la concentración de colesterol y el riesgo de complicaciones
cardiovasculares, tanto coronarias como cerebrovasculares (7). Del mismo modo, las
concentraciones reducidas de colesterol-HDL se han asociado con un incremento del
riesgo cardiovascular, estimándose que un descenso de 1 mg/dL del colesterol-HDL se
acompaña de un incremento del riesgo de complicaciones coronarias del 2% en varones
y del 3% en mujeres. Si bien la relación entre triglicéridos y enfermedad coronaria ha sido
cuestionada, estudios recientes (10) sugieren que la hipertrigliceridemia es un factor de
riesgo independiente. Además, cifras de triglicéridos superiores a 1000 mg/dL se han
asociado con un mayor riesgo de pancreatitis.

3.3.3 Clasificación y Diagnóstico de las Dislipemias

La dislipemia se puede clasificar en hipercolesterolemia (cuando el colesterol está elevado),


hipertrigliceridemia (cuando los triglicéridos están elevados), dislipemia mixta (cuando tanto
el colesterol como los triglicéridos están elevados) e hipoalfalipoproteinemia cuando el
colesterol-HDL está reducido. De acuerdo a estudios epidemiológicos (7) se define como
hipercolesterolemia un valor de colesterol total >200 mg/dL o colesterol-LDL >130 mg/dL,
hipertrigliceridemia como un valor de triglicéridos >200 mg/dL e hipoalfalipoproteinemia
como un valor de colesterol-HDL <35 mg/dL en varones o <40 mg/dL en mujeres. Es
conveniente disponer de al menos 2 analíticas en ayunas de 12 horas, separadas entre sí
por al menos una semana, para establecer el diagnóstico de forma definitiva.

Obviamente el diagnóstico de dislipemia se establece únicamente tras la realización de las


analíticas adecuadas. En la población general se aconseja determinar el colesterol total y los
triglicéridos cada 5 años a partir de los 20 años de edad, siempre y cuando las
concentraciones de lípidos se mantengan normales. En caso de alteración, la frecuencia de
las determinaciones está en función de otros criterios como la magnitud de la elevación, la
presencia de factores de riesgo cardiovascular asociados o la presencia de enfermedad
vascular establecida. En nuestro país, el Programa de Actividades Preventivas y de
Promoción de la Salud de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria
recomienda realizar al menos una determinación de colesterol en los varones menores de
35 años o en las mujeres menores de 45 años y una determinación cada 5 años en los
varones de entre 35 a 75 años de edad y en las mujeres de entre 45 y 75 años. En los

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mayores de 75 años sólo se recomienda una determinación en el caso de que no se
hubiera realizado anteriormente.

En la población de pacientes con esquizofrenia, al igual que ocurre en poblaciones de


alto riesgo, dada la mayor prevalencia de dislipemia y la frecuente coexistencia con otros
factores de riesgo cardiovascular, es recomendable realizar determinaciones con una
mayor frecuencia. En general se debería recomendar una determinación basal, que
incluya colesterol total, triglicéridos, colesterol-LDL y colesterol-HDL, a todos los
pacientes. Posteriormente, a los mayores de 45 años se les debería realizar una
determinación anual que podría ser incluso más frecuente si existieran ganancias
apreciables en el peso (incremento superior al 5% con respecto al basal) o si se utilizaran
fármacos que pudieran alterar la concentración de lipoproteínas. En concreto, parece
existir evidencia suficiente sobre las modificaciones lipoproteicas producidas por el uso
de clozapina y olanzapina, fundamentalmente en la concentración de triglicéridos (11).

3.3.4 Prevención de las Dislipemias (11)

Tanto la hipercolesterolemia, la hipertrigliceridemia como los valores bajos de colesterol-


HDL se asocian con la obesidad, el sedentarismo y con las dietas ricas en grasas
saturadas y en azúcares simples. Por este motivo es recomendable realizar una dieta
variada, pobre en grasas de origen animal (derivados lácteos enteros, quesos,
embutidos, partes grasas del cerdo y la vaca) y pobre en azúcares simples (azúcar,
bollería, mermeladas, golosinas) y rica en frutas, verduras, cereales, pescado e hidratos
de carbono complejos. A su vez, se debe recomendar la actividad física diaria bien en el
día a día, bien en programas específicos de ejercicio. En cualquier caso la dieta y el
ejercicio deben adaptarse para evitar incrementos en el peso o, en el caso de que ya
exista sobrepeso u obesidad, para reducir el mismo con el objetivo de descender el índice
de masa corporal por debajo de 25 Kg/m2. Se ha demostrado que la reducción del peso y
la realización de ejercicio físico mantenido reducen el colesterol y los triglicéridos y elevan
el colesterol-HDL. El consumo importante de alcohol (>30 g diarios en varones y >20 g
diarios en mujeres) puede asociarse a hipertrigliceridemia por lo que debe limitarse su
consumo. Diversos antipsicóticos pueden inducir un perfil lipídico desfavorable por lo que
debería valorarse la posibilidad de que las alteraciones lipídicas deriven del tratamiento.
En aquellas situaciones en las que el beneficio de sustituir una medicación supere el
riesgo, debería evaluarse la posibilidad de proceder con el cambio. Del mismo modo la
presencia de dislipemia previa al tratamiento debería influir en la elección del fármaco
siempre que la eficacia antipsicótica se mantenga.

3.3.5 Indicaciones de Derivación

Si bien en cualquier paciente con dislipemia se deben recomendar una serie de


actuaciones higiénico-dietéticas dirigidas a reducir su riesgo cardiovascular (ver apartado
previo), la indicación de iniciar tratamiento farmacológico se produce cuando el beneficio
del mismo supera los inconvenientes de su utilización, es decir el coste económico, los
potenciales efectos adversos y la necesidad de iniciar una medicación que habitualmente
debe ser mantenida de por vida. Por ello, el tratamiento sólo se debe instaurar en las
personas que tengan un riesgo de complicaciones cardiovasculares elevado en donde se
ha demostrado que el beneficio claramente supera los inconvenientes referidos. Como ya
se ha comentado al comienzo del capítulo, el riesgo cardiovascular viene condicionado
por la magnitud de la elevación del colesterol pero también por la presencia de otros

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factores de riesgo cardiovascular. Así, pacientes con cifra de colesterol de 300 mg/dL
pueden no requerir tratamiento si el riesgo de desarrollar enfermedad coronaria es muy
bajo (p. ej. Mujeres jóvenes sin ningún otro factor de riesgo cardiovascular) mientras que
personas con un colesterol de 200 mg/dL si que pueden necesitarlo si su riesgo es alto
(p.ej. varones diabéticos y fumadores de edad media). La decisión de iniciar o no
tratamiento depende por tanto de la concentración de colesterol y del riesgo global del
paciente. En pacientes que ya presentan enfermedad vascular y en los pacientes
diabéticos, el riesgo de complicaciones futuras es tan elevado que en la mayoría de ellos
existe indicación para iniciar tratamiento hipolipemiante con estatinas. En el resto de
sujetos, sin embargo, se debe proceder al cálculo del riesgo. Dado que este cálculo debe
ser idealmente realizado por personas habituadas, es recomendable que el paciente con
hipercolesterolemia sea referido a su médico de zona u otro especialista para que
proceda a esta estimación, aplicando tablas o ecuaciones de riesgo adecuadas. Como ya
se ha comentado, no existe un acuerdo unánime sobre que tablas de riesgo son las más
adecuadas para aplicar a la población española si bien se recomiendan las tablas
procedentes del proyecto SCORE recientemente adaptadas a la población española.
Esta tabla (Figura 2) (12) calcula cual es el riesgo de muerte cardiovascular (coronaria,
ictus, muerte súbita, ruptura de aneurisma o insuficiencia cardiaca) en los próximos 10
años. Un riesgo ≥5% identifica a un sujeto como de alto riesgo y, por ello, candidato a
tratamiento hipolipemiante.

En general, sería aconsejable derivar al médico o especialista de zona a cualquier


paciente con una concentración de colesterol >250 mg/dL o >200 mg/dL si tuviera
enfermedad cardiovascular o al menos un factor de riesgo cardiovascular adicional
(diabetes, tabaquismo o hipertensión arterial).

No está claramente establecido que los pacientes con colesterol-HDL bajo se beneficien
de tratamiento farmacológico por lo que este parámetro no debería ser utilizado para
recomendar ninguna derivación a no ser que existan ya signos de enfermedad vascular.

Por último, el tratamiento de la hipertrigliceridemia es complejo y debe ser evaluado por el


médico de atención primaria o especialista. En principio cualquier sujeto con una
concentración >400 mg/dL debe ser remitido para valoración.

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3.4 Resumen de Puntos Clave
3.4.1 Hipertensión Arterial
• La HTA es un factor independiente de riesgo vascular, asociado con la
incidencia de cardiopatía isquémica, insuficiencia cardiaca, ictus e
insuficiencia renal crónica.

• La prevalencia de HTA es mayor en los pacientes con esquizofrenia.

• En esta población se debe medir la presión arterial cada 6 meses o con más
frecuencia si el paciente fuera obeso o presentara una ganancia rápida de
peso.

• Se considera prehipertenso al paciente con PAS entre 120-139 mmHg y/o con
PAD entre 80-89 mmHg.

• Se considera hipertenso a todo paciente con una presión arterial ≥ 140/90


mmHg, tomada en al menos 2 ocasiones, o ≥ 130/80 mmHg si el paciente
presenta diabetes, insuficiencia renal o insuficiencia cardiaca.

• En todo paciente hipertenso y en aquellos en los que se desee prevenir su


desarrollo, se debe recomendar una dieta baja en sal y en grasas de origen
animal y rica en frutas, verduras y cereales, con un contenido calórico que
favorezca el mantenimiento de un peso adecuado. Además, se debe
recomendar la realización de ejercicio físico regular y el consumo moderado
de alcohol en los sujetos que beban de forma habitual.

• Todo paciente con HTA comprobada debe ser remitido para estudio y
valoración de tratamiento a su médico o especialista de zona.

3.4.2 Dislipemias
• La elevación del colesterol (>200 mg/dL) y de los triglicéridos (>200 mg/dL) y
el descenso del colesterol-HDL (<35 mg/dL en varones y <40 mg/dL en
mujeres) son, todos ellos, factores de riesgo para el desarrollo de enfermedad
coronaria y cerebrovascular. La hipertrigliceridemia grave, además, se asocia
con un mayor riesgo de pancreatitis.

• Los pacientes con esquizofrenia presentan una mayor prevalencia de todos


los tipos de dislipemia.

• Se debe recomendar la determinación del colesterol total, triglicéridos,


colesterol-LDL y colesterol-HDL de forma anual. Esta determinación debería
ser más frecuente si existiera un incremento apreciable en el peso o si se
instauraran tratamientos antipsicóticos con acciones negativas sobre el perfil
lipídico.

• Para prevenir la dislipemia se debe recomendar una dieta baja en grasas de


origen animal y rica en frutas, verduras y cereales, la cual permita mantener

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un peso adecuado. Además, se debe recomendar la realización de ejercicio
físico diario y el consumo moderado de alcohol en los sujetos que beban de
forma habitual.

• Todo paciente con una concentración de colesterol total >250 mg/dL o de


triglicéridos >400 mg/dL debería ser remitido a su médico o especialista de
zona para valoración. Si el paciente tuviera enfermedad cardiovascular o
factores de riesgo asociados (diabetes, tabaquismo y/o HTA) se debería
remitir para valoración si su concentración de colesterol fuera >200 mg/dL.

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3.5 Bibliografía
1. Chobanian AV, Bakris GL, Black HR, Cushman WC, Green LA, Izzo JL, et al;
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Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood Pressure; National High Blood
Pressure Education Program Coordinating Committee. The Seventh Report of the
Joint National Committee on Prevention, Detection, Evaluation, and Treatment of
High Blood Pressure: the JNC 7 report. JAMA 2003; 289:2560-72.

2. Mancia G, De Backer GD, Dominiczak A, Cifkova R, Fagard R, Germano G, et al.


2007 Guidelines for the management of arterial hypertension: The Task Force for
the Management of Arterial Hypertension of the European Society of Hypertension
(ESH) and of the European Society of Cardiology (ESC). Eur Heart J 2007;
28:1462-536.

3. Graham I, Atar D, Borch-Johnsen K, Boysen G, Burell G, Cifkova R, et al. European


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2003 World Health Organization (WHO)/International Society of Hypertension (ISH)
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5. Brotons C, Royo-Bordonada MA, Alvárez-Sala L, Armario P, Artigao R, Conthe P, De


Alvaro F, De Santiago A, Gil A, Lobos JM, Maiques A, Marrugat J, Mauricio D,
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Prevención Cardiovascular. Rev Clin Esp 2006; 206:17-29

6. Villar-Alvarez F, Maiques-Galán A, Brotons-Cuixart C, Torcal-Laguna J, Banegas-


Banegas JR, Lorenzo-Piqueres A, et al. Recomendaciones preventivas
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Panel III). Third report of the National Cholesterol Education Program (NCEP)
Expert Panel on Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood Cholesterol in
Adults (Adult Treatment Panel III) final report. Circulation 2002; 106:3143-421.

8. Banegas JR, Villar F, Pérez C, Jiménez R, Gil E, Muñiz J, et al. Estudio


epidemiológico de los factores de riesgo cardiovascular en la población española de
35 a 64 años. Rev San Hig Pub 1993; 67:419-51.

9. Allison DB, Casey DE. Antipsychotic-induced weight gain: a review of the literatura.
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10. Miller M, Cannon CP, Murphy SA, Qin J, Ray KK, Braunwald E; PROVE IT-TIMI
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Autores: Dr José M Mostaza & Dra. Raquel Martín-Jadraque Sáez 12


11. Marder SR, Essock SM, Millar AL et al. Physical Health Monitoring of Patients with
schizophrenia. Am J Psychiatry 2004; 161:1334-49

12. Sans,S, Fitzgerald AP, Royo D, Conroy,R, Grahamd I. Calibrating the SCORE
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13. Guidelines Committee. 2003 European Society of Hypertension–European Society


of Cardiology guidelines for the management of arterial hypertension. Journal of
Hypertension 2003; 21:1011–53

Autores: Dr José M Mostaza & Dra. Raquel Martín-Jadraque Sáez 13


3.6 Caso Práctico
Paciente de 47 años con un diagnóstico de esquizofrenia de 12 años de evolución. Había
sido seguido en un Hospital de otra provincia pero, tras un cambio de residencia, es
atendido por primera vez en nuestra consulta. Actualmente se encontraba estable en
tratamiento con un antipsicótico atípico. Refería llevar 6 meses sin trabajar haciendo vida
muy sedentaria (veía 8 horas de televisión al día) y sin practicar ningún tipo de actividad
física. A su vez realizaba una dieta irregular consistente en numerosos platos
precocinados, carne, embutidos y derivados lácteos. No refería sin embargo, haber
modificado su peso en los últimos 3 años. Era fumador de 40 cigarrillos diarios.
A la exploración física se encontraba consciente y orientado con una buena coloración
cutáneo-mucosa. Los pares craneales y las pupilas eran normales. No existía bocio ni
adenopatías periféricas. La auscultación cardiopulmonar era normal. El abdomen era
blando y depresible con una discreta hepatomegalia de 2 cms. El peso era de 92 Kg y la
talla de 170 cm (Índice de masa corporal 31,8 Kg/m2), indicativo de una obesidad grado I.
El diámetro de la cintura era de 102 cm. La presión arterial era de 136/85 mmHg. Se
practicó una analítica sanguínea que demostró un colesterol total de 266 mg/dL,
triglicéridos 196 mg/dL, colesterol-HDL 33 mg/dL y colesterol-LDL 194 mg/dL. La
glucemia era de 104 mg/dL y la bioquímica general no mostraba alteraciones reseñables.
Después de 15 días se volvieron a repetir las tomas tensionales y 3 meses más tarde se
repitió la analítica que demostraron resultados similares a los obtenidos previamente.

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Anexo. Tablas y Figuras
TABLA 1. Definiciones y clasificaciones de los niveles de presión arterial según la
Sociedad Europea de Hipertensión y Sociedad Europea de Cardiología (SEH/SEC)
(2)

Categoría Sistólica (mmHg) Diastólica (mmHg)


Óptima <120 <80
Normal 120-129 80-84
Límite superior normal 130-139 85-89
HTA grado 1 (leve) 140-159 90-99
HTA grado 2 (moderada) 160-179 100-109
HTA grado 3 (severa) ≥180 ≥ 110
Hipertensión sistólica aislada ≥140 <90

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TABLA 2. Guías 2003 de la Sociedad Europea de Hipertensión y de la Sociedad
Europea de Cardiología (13)

LOD lesión de órganos diana


FRC Factores de riesgo cardiovascular

NORMAL NORMAL GRADO 1 GRADO 2 GRADO 3


PAS ALTA PAS PAS PAS ≥180
120-129 PAS 140-159 160-179 ó
ó 130-139 ó ó PAD ≥110
PAD 80-84 ó PAD 90-99 PAD

Sin FRC RIESGO RIESGO RIESGO RIESGO RIESGO


adicionales REFERENCIA REFERENCIA BAJO MODERAD ALTO

1 ó 2 FRC RIESGO RIESGO RIESGO RIESGO RIESGO

3 ó más FRC, RIESGO RIESGO RIESGO RIESGO RIESGO


ó MODERADO ALTO ALTO ALTO MUY ALTO

Procesos RIESGO RIESGO RIESGO RIESGO RIESGO


Clínicos ALTO MUY ALTO MUY ALTO MUY ALTO MUY ALTO

< 15% 15-20% 20-30% > 30%

Riesgo absoluto añadido de padecer complicaciones vasculares en 10 años

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FIGURA 1. Medida de la presión arterial

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FIGURA 2. Tabla SCORE calibrada para España. Estimación del riesgo de muerte
cardiovascular a 10 años, según la PAS, el colesterol total, el consumo de tabaco,
el sexo y la edad (12)

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Test de Evaluación Multirrespuesta
1. ¿Qué situación presenta el paciente con respecto a su presión arterial?

a)Tiene un presión arterial normal


b)Presenta una presión arterial en el límite superior de la normalidad
c)Es hipertenso grado 1
d)Es hipertenso grado 2

2. ¿Qué diagnóstico puede establecerse con respecto a su cifra de colesterol?

a) Presenta una hipercolesterolemia sin otras alteraciones


b) Presenta una hiperlipemia combinada
c) Presenta una hipercolesterolemia con colesterol-HDL bajo
d) Presenta un perfil lipídico normal

3. Ante estas alteraciones, ¿Qué recomendaciones deberían realizarse al


paciente?

a) Abandono de tabaco
b) Dieta pobre en grasas animales y sal
c) Reducción de peso
d) Todas las anteriores

4. ¿Debe recibir algún tratamiento especial por tener un síndrome metabólico?

a) Si, se le debe de indicar tratamiento quirúrgico para la obesidad


b) Si, se debe tratar uno a uno cada uno de los factores de riesgo
c) No, el síndrome metabólico no implica un incremento adicional del riesgo
d) Si, se debe ser muy estricto en los consejos higiénico-dietéticos y en el
control del resto de factores de riesgo

Autores: Dr José M Mostaza & Dra. Raquel Martín-Jadraque Sáez 19


5. ¿Qué actitud adicional debería tomarse con el paciente?

a) Calcular su riesgo cardiovascular en tablas o ecuaciones de riesgo


b) Iniciar tratamiento para reducir su colesterol
c) Cambiar la medicación antipsicótica
d) Iniciar tratamiento para reducir la presión arterial

Autores: Dr José M Mostaza & Dra. Raquel Martín-Jadraque Sáez 20

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