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RESUMEN DEL TEXTO N°2

Alumna: Sheyla Anabel Guevara Tejada


Una preocupación presente entre los principales autores de la filosofía del derecho del
siglo XX, que ha sido retomada en los últimos años, es la de dar cuenta de lo que se
suelen denominar conceptos jurídicos fundamentales tales como propiedad, deber
jurídico, persona jurídica y responsabilidad jurídica1. Se trata de conceptos
fundamentales debido a que son utilizados en todas las áreas del derecho, y su estudio
tiene que ver con generar una comprensión de las estructuras de pensamiento que
guían la práctica jurídica a diversos niveles, tanto en los debates cotidianos ante
tribunales, como en la reflexión realizada por quienes se dedican a la dogmática de las
diversas áreas del derecho y en las discusiones entre teóricos2. En gran medida el
análisis conceptual se ha visto a sí mismo muy cercano al estudio de la filosofía del
lenguaje, toda vez que, al menos desde Kant, se ha establecido una estrecha relación
entre mundo, pensamiento y lenguaje. La filosofía del derecho se ha dedicado, en
consecuencia, a discutir en torno a preguntas tales como cuáles son los componentes
del derecho (e.g. normas, actos de violencia, sentimientos), de qué está hecho el
derecho (e.g. entidades abstractas, estados psicológicos) y qué propiedades debemos
identificar para poder utilizar correctamente el concepto cuando se hace referencia a
algo con él. Con esto último, Ross defiende la idea de que, aunque exista un problema
insalvable respecto de estos conceptos (que surge en la primera tesis), cumplen una
función en la reflexión y práctica jurídica (señalada en la segunda tesis) que permite dar
cuenta de su utilidad. Lo interesante es que el conjunto de hechos que hace correcto
decir que alguien tiene la propiedad sobre un bien no es reducible a alguna de las
actividades o pretensiones señaladas o a sus consecuencias normativas. De este modo,
afirma que “los conceptos jurídicos fundamentales no son elementales, sino
compuestos, o sea, así como una molécula está hecha de átomos unidos de una cierta
manera, estos conceptos se componen de ciertos otros conceptos más elementales,
unidos por ciertas relaciones”18 En consecuencia, la alternativa propuesta por Ross es
mostrar a dichos conceptos como herramientas de presentación de relaciones más o
menos complejas. Más específicamente, entre estos conceptos el de responsabilidad
tiene por función “expresar la conexión entre culpa y castigo”24 por lo que, en sus
palabras, en este esquema este concepto “puede ser dejado de lado como un paso
innecesario”25, debido a que no refiere a nada. Esto quiere decir que un sistema de
normas no solo determina qué es lícito e ilícito, sino también las condiciones bajo las
cuáles el comportamiento de una persona se va a entender como contrario a derecho,
lo cual se fija en un proceso. De acuerdo con esta forma de entender los procesos de
atribución de responsabilidad, Alf Ross señala que hay dos formas de hablar de alguien
como responsable: responsable es aquel que puede ser correctamente acusado y, luego
de terminada la discusión, responsable es aquella persona que es correctamente
sentenciada como culpable y, por ende, queda sujeto a un castigo.

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