This Momentary Marriage en

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Este matrimonio momentáneo
Libros de John Piper
La pasión de Dios por su gloria No desperdicies tu vida
Los placeres de Dios La Pasión de Jesucristo
Deseando a Dios La vida como un vapor
El peligroso deber del deleite Una visión divina de todas las cosas (con Justin
Taylor)
Gracia futura
Cuando no deseo a Dios
Hambre de Dios
El sexo y la supremacía de Cristo (con
¡Que las naciones se alegren!
Justin Taylor)
Una vida hacia Dios Prueba y mira
Traspasado por la Palabra
Cincuenta razones por las que Jesús vino a morir
Ver y saborear a Jesucristo
Dios es el evangelio
El legado de la alegría soberana
Contender por nuestro todo
La sonrisa oculta de Dios
Lo que Jesús demanda del mundo
Las raíces de la resistencia
Gracia asombrosa en la vida de
La Miseria de Job y la Misericordia de Dios william wilberforce
El posadero luchando contra la incredulidad
La hermana del pródigo El sufrimiento y la soberanía de Dios (con Justin
Taylor)
Recuperando la virilidad y la feminidad
bíblicas 50 preguntas cruciales
¿Cual es la diferencia? Cuando la oscuridad no se levanta
La justificación de Dios El futuro de la justificación
Contados Justos en Cristo La supremacía de Cristo en una posmodernidad
Mundo (con Justin Taylor)
Hermanos, no somos profesionales
Pecados Espectaculares
La supremacía de Dios en la predicación
Más allá de los límites (con Justin Taylor)
Este
Matrimonio momentáneo
Una parábola de la permanencia
juan gaitero
LIBROS CROSSWAY
WHEATON, ILLINOIS
Copyright © 2009 por Desiring God Foundation Publicado
por Crossway Books, un ministerio
editorial de Good News Publishers 1300 Crescent Street
Wheaton, Illinois 60187
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Ninguna parte de esta publicación puede reproducirse, almacenarse en un sistema de
recuperación o transmitirse de ninguna forma por ningún medio, ya sea electrónico, mecánico,
fotocopiado, grabado o de otro modo, sin el permiso previo del editor, excepto según lo dispuesto
por la ley de derechos de autor de EE. UU.
Diseño de portada e ilustración por: Christopher Koelle y Matt Mantooth
en Portland Studios, Inc.
Primera impresión, 2009
Impreso en los Estados Unidos de América
Las citas bíblicas se toman de La Santa Biblia: Versión estándar en inglés®.
Copyright © 2001 de Crossway Bibles, un ministerio editorial de Good News Publishers. Usado
con permiso. Reservados todos los derechos.
Todos los énfasis en las citas bíblicas han sido añadidos por el autor.
Ruth y Bill Piper
pamela y george henry
cuyos matrimonios fueron rotos sólo por la muerte
Contenido
Prólogo: Péndulos e imágenes de Noël Piper 9
Introducción: matrimonio y martirio 13
1 Permanecer casado no se trata principalmente de permanecer enamorado 19
2 Desnudo y sin vergüenza 29
3 El escaparate de Dios de la gracia que guarda el pacto 41
4 Perdonar y tolerar 51
5 En busca de la conformidad con Cristo en la Alianza 63
6 Corazón de león y semejante a un cordero: el esposo cristiano 73
como cabeza: fundamentos de la jefatura
7 Corazón de león y semejante a un cordero: el esposo cristiano 83
como Jefe: ¿Qué significa liderar?
8 La hermosa fe de la sumisión sin miedo 95
9 Solteros en Cristo: Un nombre mejor que hijos y 105
hijas
10 La soltería, el matrimonio y la virtud cristiana de la 117
hospitalidad
11 La fe y el sexo en el matrimonio 127
12 El matrimonio es para tener hijos . . . Discípulos de Jesús: ¿Qué 137
tan absoluto es el deber de procrear?
13 El matrimonio es para tener hijos . . . Discípulos de Jesús: La 147
conquista de la ira en el padre y el hijo 14 Lo que Dios ha
unido, no lo separe el hombre: el evangelio y la nueva 157
obediencia radical
15 Lo que Dios ha unido, no lo haga el hombre 167
Separados: El Evangelio y los Divorciados
Conclusión: este matrimonio momentáneo 177
Algunas palabras de agradecimiento 179
Índice de las Escrituras 181
Índice de personas 185
Índice de materias 187
Una nota sobre los recursos: Deseando a Dios 192
Prefacio:
Péndulos y Cuadros
noël piper
I Conozco algunas parejas que piensan y sienten tanto que pueden
trabajar juntos, ministrar juntos, vivir juntos y criar hijos juntos sin casi ningún
conflicto. Bueno, podría haber un par así. Pero no somos nosotros.
En los análisis de personalidad, los dos aparecen como sitios casi exactamente
opuestos. Según Ruth Bell Graham, eso es bueno. Es famosa por decir que si dos
personas están de acuerdo en todo, una de ellas es innecesaria.
Pero hay momentos en los que creo que estaríamos más que dispuestos a
experimentar con ese tipo de no ser necesario.
En nuestra vida real, oscilo entre dos extremos. En un extremo del arco del
péndulo, me pregunto: “¿Cómo diablos conseguí un esposo tan increíble? ¿Qué
hice yo para que me prestara un poco de atención, sin importar que me pidiera que
me casara con él?
Hicimos una evaluación de matrimonio durante uno de mis períodos felices. Los
resultados me ubicaron alto en la escala de idealismo, reconociendo pocas áreas
problemáticas en nuestro matrimonio; en otras palabras, según los "expertos",
bastante poco confiables.
En algún lugar de ese auge es donde desearía que pudiéramos quedarnos,
donde no haya nada que impida que disfrutemos el uno del otro, como durante unas
vacaciones en las montañas Blue Ridge:
Lejos
leyendo en mecedora,
mariposas y oso negro,
Musgo y hongos,
10 Prólogo
Cuadros y poemas,
Canciones y
columpio, Pájaros
carpinteros en vuelo,
Adoración y paseo,
Hora de hablar, Scrabble y dormir. . .
Un silencio para mantener.
Contigo.
Por el contrario, cuando la inercia y la resistencia nos arrastran hacia
abajo, me pregunto: “¿Cómo diablos nos metimos en tal lío? ¿Qué pasó para
que sintiéramos este tipo de desacuerdo e infelicidad?”
Celebramos nuestro aniversario de plata durante tal temporada:
Vamos por oro
Qué manera de prepararnos para nuestra fiesta.
¿Fuiste tú quien me lastimó o yo a ti?
Pero nuestras sonrisas se vieron obligadas a parecer abundantes, una apariencia
a la que todos estábamos demasiado acostumbrados.
"¡Que los próximos veinticinco sean tan buenos
como los primeros!" dijeron con sus abrazos y sonrisas,
mientras yo intentaba imaginar un alias
que adoptaría después de correr kilómetros.
Pero sabía que me quedaría. ¿Cómo podría huir de
quien me conocía, pero todavía me amaba?
Entonces Beryl, cuyos años con Arnold eran sesenta,
descongeló el frío de mi corazón.
“Los años que vienen serán los mejores; los primeros
veinticinco son los más difíciles”.
Dado que aparentemente no puedo ver mucho más allá de las emociones
del momento, si tuviéramos que pedir la evaluación de un consejero durante
esos tiempos difíciles, probablemente parecería revelar un matrimonio en
problemas, un juicio tan engañoso como el del idealismo durante días de “todo
está bien en el mundo”.
El péndulo de nuestro matrimonio oscila ya veces tambalea, pero está
suspendido desde arriba y está firmemente sujeto. Por la gracia de Dios, no se
estrellará contra el suelo. Este año celebramos nuestro cuadragésimo anni
Prólogo 11
versículo, y gracias a Dios, tenemos ganas de celebrar mientras avanzamos hacia el
oro de nuestro quincuagésimo, si Dios tuviera la gracia de darnos tantos
años.
Sabemos que es el peso de nuestro pecado lo que nos acelera hacia las
estaciones en el fondo. Pero aquí está lo asombroso, lo increíble, un misterio profundo,
como dice Pablo: “'Dejará el hombre a su padre ya su madre, y se unirá a su mujer, y
los dos serán una sola carne.' . . . y digo que se refiere a Cristo ya la iglesia” (Efesios
5:31–32).
El matrimonio se refiere a Cristo ya la iglesia: todo matrimonio, por muy pendular que
sea a causa de nuestro pecado; cada matrimonio, incluso si a la pareja no le importa
ni un poco Jesús.
Para cambiar las metáforas, Dios diseñó el matrimonio para que fuera una
imagen. Eso me hace preguntarme, ¿qué tan claro y bien enfocado es el retrato de
Jesús que está mostrando nuestro matrimonio?
Me encanta usar mi pequeña cámara digital. Pero cuanto más grande y complejo
es un tema, más casi imposible es representarlo bien y completamente. Ninguna
fotografía puede mostrarle a alguien lo magnífico que es el Gran Cañón. Es cierto que
mis defectos como fotógrafo no hacen nada para cambiar la majestuosidad de esa
maravilla natural. Aún así, algunas instantáneas dan una idea mejor que otras de la
grandeza. Quiero tomar ese tipo de imagen más clara del Gran Cañón. Y ese es el
tipo de imagen de Jesús que quiero que refleje nuestro matrimonio.
Oro para que este libro (de mi predicador favorito) enfoque los lentes de muchos
matrimonios para que el retrato de Cristo y su novia sea nítido y claro.
Introducción:
Matrimonio y martirio
Dietrich
Bonhoeffer ceuando
Wedemeyer staba cfue
omprometido
ahorcado epn
ara casarse
la m con
dM
adrugada aria
el von
9 de
abril de 1945, a
la edad de treinta y nueve años. Cuando era un joven pastor en Alemania, se había
opuesto al nazismo y finalmente fue arrestado el 5 de abril de 1943 por su
participación en una conspiración para asesinar a Adolf Hitler.
Así que nunca se casó. Saltó la sombra en el camino a la Realidad. Algunos
son llamados a un tipo de demostración del valor de Cristo, otros a otro. El martirio,
no el matrimonio, fue su vocación.
Estar casado en el momento de la muerte es una providencia dulce y amarga.
Dulce porque en el precipicio de la eternidad el aire es cristalino, y ves más claro
que nunca las cosas preciosas que realmente importan de tu imperfecto amante.
Pero estar casado en la muerte también es amargo, porque el sufrimiento se duplica
cuando uno ve morir al otro, o incluso se cuadruplica si ambos están muriendo. Y
más si hay un niño.
Una sola carne aun en la muerte
Ese fue el caso de John y Betty Stam. Eran misioneros de China Inland Mission.
Habiéndose conocido en el Instituto Bíblico Moody, navegaron a China por separado:
ella en 1931, él un año después.
Se casaron con Reuben A. Torrey el 25 de octubre de 1933 en Tsinan. John tenía
veintiséis años; Betty tenía veintisiete años.
La región ya era peligrosa debido a la guerra civil entre el Partido Nacionalista
Chino y el Partido Comunista Chino. El 11 de septiembre de 1934 nació Helen
Priscilla. Tres meses después, los comunistas decapitaron a sus padres en una
colina a las afueras de Miaosheo, mientras que la pequeña Helen yacía escondida
donde su madre la dejó con diez dólares en su manta.
14 Introducción
Geraldine Taylor, la nuera de Hudson Taylor (el fundador de China
Inland Mission), publicó la historia del martirio de los Stam dos años
después de su muerte. Cada vez que lo leo, la combinación de la
preciosidad y el dolor por el matrimonio y el bebé me hacen
llorar.
Nunca fue ese pequeño más precioso que cuando miraron por última vez a su
dulzura de bebé, ya que fueron convocados bruscamente a la mañana siguiente
y llevados a morir. . . . Dolorosamente atados con cuerdas, con las manos
detrás de ellos, despojados de sus prendas exteriores y John descalzo (le había
dado a Betty sus calcetines para que se los pusiera), pasaron por la calle donde
muchos lo conocían, mientras los rojos se burlaban a gritos y llamaban. que la
gente viniera a ver la ejecución.
Al igual que su Maestro, fueron conducidos a una pequeña colina en las afueras del pueblo.
Allí, en un grupo de pinos, los comunistas arengaron a los espectadores reacios,
demasiado aterrorizados para protestar. ¡Pero no, uno rompió las filas! Médico
del lugar y cristiano, expresó el sentir de muchos al caer de rodillas y suplicar
por la vida de sus amigos. Rechazado furiosamente por los rojos, persistió,
hasta que lo arrastraron como prisionero, para sufrir la muerte cuando parecía
que él también era un seguidor de Cristo.
John se había vuelto hacia el líder de la banda, pidiendo misericordia para
este hombre. Cuando le ordenaron tajantemente que se arrodillara —y la
expresión de alegría en su rostro, después, habló de la Presencia invisible con
ellos cuando su espíritu fue liberado— Betty se estremeció, pero solo por un momento.
Atada como estaba, cayó de rodillas a su lado. Una orden rápida, el destello
de una espada que afortunadamente ella no vio, y se reunieron.1
nada se pierde
Sí, se reunieron, pero no como marido y mujer. Porque Jesús dijo: “Cuando
resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino
que serán como los ángeles en el cielo” (Marcos 12:25). No hay matrimonio
humano después de la muerte. La sombra del cumplimiento del pacto
entre esposo y esposa da paso a la realidad del cumplimiento del pacto entre
1Sra. Howard Taylor, The Triumph of John and Betty Stam (Filadelfia: China Inland Mission, 1936),
107–108. El niño había sido escondido y fue encontrado por cristianos y salvado.
Introducción 15
Cristo y su Iglesia glorificada. Nada se pierde. La música de cada placer se
transpone a un tono infinitamente más alto.
Dietrich Bonhoeffer y John y Betty Stam están hoy más cerca el uno del
otro en el amor de lo que lo estaban John y Betty Stam, o lo hubieran estado
Dietrich y Maria, en el matrimonio. Ellos “resplandecen como el sol en el reino
de su Padre” (Mat. 13:43). Su magnífica perfección apunta a la gloria de Cristo.
Y en la era venidera, sus cuerpos serán restaurados, y toda la creación se
unirá a los hijos de Dios en gozo eterno (Romanos 8:21).
como la corona hace al rey,
El matrimonio lo hace a uno
El mes posterior al encarcelamiento de Bonhoeffer, y dos años antes de su
muerte, Bonhoeffer escribió desde la sección militar de la prisión de Tegel,
Berlín, “Un sermón nupcial desde una celda de prisión”. Su texto era Efesios
1:12: “. . . para que nosotros, que fuimos los primeros en esperar en Cristo,
seamos para alabanza de su gloria.”
El matrimonio es más que el amor mutuo. . . . En vuestro amor
sólo veis el cielo de vuestra propia felicidad, pero en el matrimonio os
colocan en un puesto de responsabilidad hacia el mundo y la humanidad.
Tu amor es tu posesión privada, pero el matrimonio es más que algo
personal: es un estatus y un cargo. Así como es la corona, y no
meramente la voluntad de gobernar, lo que hace al rey, así es el
matrimonio, y no meramente el amor mutuo, lo que los une a la vista
de Dios y del hombre.2
El objetivo de este libro es ampliar tu visión de lo que es el matrimonio.
Como dice Bonhoeffer, es más que el amor mutuo. Mucho más. Su significado
es infinitamente grande. Lo digo con cuidado. El significado del matrimonio es
la manifestación del amor que guarda el pacto entre Cristo y su pueblo.
Este amor que guarda el pacto alcanzó su clímax en la muerte de
2Dietrich Bonhoeffer, Letters and Papers from Prison, ed. Eberhard Bethge (Nueva York: Macmillan,
1967), 27. Todas las citas de Bonhoeffer en las páginas opuestas de cada capítulo de este libro fueron
tomadas de Letters and Papers from Prison; Dietrich Bonhoeffer, Life Together (Londres: SCM Press,
1954); Dietrich Bonhoeffer, El costo del discipulado (Nueva York: Macmillan, 1967).
16 Introducción
Cristo por su iglesia, su novia. Esa muerte fue la máxima expresión de la
gracia, que es la máxima expresión de la gloria de Dios, que tiene un valor
infinito. Por lo tanto, cuando Pablo dice que nuestro gran y final destino es “la
alabanza de la gloriosa gracia [de Dios]” (Efesios 1:6), eleva el matrimonio
sobremanera, porque aquí, de manera única, Dios muestra la cúspide de la
gloria de su gracia: “Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por
ella” (Efesios 5:25).
Una manera extraña de comenzar un libro sobre el
matrimonio
Pensar en el martirio puede parecer una forma extraña de comenzar un libro
sobre el matrimonio. Si viviéramos en un mundo diferente y tuviéramos una
Biblia diferente, podría parecerme extraño. Pero esto es lo que leí.
Que los que tienen esposa vivan como si no la tuvieran.
(1 Corintios 7:29)
“Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre, a su madre, a su
mujer, a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun a su
propia vida, no puede ser mi discípulo”. (Lucas 14:26)
“De cierto os digo que nadie que haya dejado casa, mujer, hermanos,
padres o hijos por causa del reino de Dios, no recibirá muchas veces
más en este tiempo y en el siglo venidero. ven vida eterna.” (Lucas
18:29–30)
Considero que esos versículos significan: El matrimonio es un buen regalo
de Dios, pero el mundo está caído, y el pecado abunda, y la obediencia es
costosa, y el sufrimiento es de esperar, y “los enemigos de una persona serán
los de su propia casa. ” (Mateo 10:36). Pueden llegar un alto romance, una
intimidad sexual apasionada y niños preciosos. Pero sosténgalos sin apretarlos,
como si no los estuviera sujetando. Esto es lo que representa Bonhoeffer. Para
mantener su vida y significado ante nosotros a lo largo de este libro, lo dejaré
hablar brevemente en las páginas opuestas al comienzo de cada capítulo.
El romance, el sexo y la maternidad son dones temporales de Dios. No
son parte de la próxima vida. Y no están garantizados ni siquiera para esto.
Introducción 17
vida. Son un camino posible a lo largo del camino angosto hacia el Paraíso.
El matrimonio pasa por alturas impresionantes y por pantanos con vapores asfixiantes.
Hace que muchas cosas sean más dulces, y con ello vienen providencias amargas.
Lo hicimos
El matrimonio es un regalo momentáneo. Solo he arañado la superficie de sus
maravillas y sus heridas. Espero que vayas más lejos, más profundo y más alto. En el
momento de la publicación de este libro, Noël y yo estamos celebrando nuestro
cuadragésimo aniversario de matrimonio. Ella es un regalo de Dios para mí, mucho
mejor de lo que merezco. Hablamos a menudo de la maravilla de estar casados hasta
que uno de nosotros muere. No ha estado libre de problemas. Así que nos imaginamos
a nosotros mismos en nuestros setenta u ochenta años, cuando el divorcio no solo es
un pecado, sino una tontería social, sentados uno frente al otro, tal vez en el Old
Country Buffet, y sonriendo a los rostros arrugados del otro, y diciendo con la más
profunda gratitud por el amor de Dios. gracia: “Lo logramos”.
Para aquellos que recién están comenzando, simplemente me uno a Dietrich
Bonhoeffer al decir:
“Dense la bienvenida unos a otros. . . para la gloria de Dios.” Esa es la
palabra de Dios para su matrimonio. Agradécele por ello; agradézcale por
guiarlo hasta aquí; pídanle que establezca su matrimonio, que lo confirme,
lo santifique y lo conserve. Entonces su matrimonio será “para alabanza de su gloria”.
Amén.3
3Cartas y Papeles desde la Cárcel, 32.
Como os habéis dado el anillo el uno al otro y ahora lo habéis
recibido por segunda vez de manos del pastor, así el amor viene
de vosotros, pero el matrimonio de lo alto, de Dios. Tan alto
como Dios está por encima del hombre, así de
alto son la santidad, los derechos y la promesa del amor.
No es vuestro amor el que sostiene el matrimonio, sino
de ahora en adelante, el matrimonio el que sostiene vuestro amor.
Dietrich Bonhoeffer,
Cartas y documentos desde la prisión, págs. 27–28
capítulo uno
Permanecer casado no se trata principalmente
de permanecer enamorado
Entonces el Señor Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo;
Le haré una ayuda idónea para él”. Ahora bien, el Señor Dios había
formado de la tierra todos los animales del campo y todas las aves de
los cielos y los trajo al hombre para ver cómo los llamaría. Y como
llamó el hombre a todo ser viviente, ése fue su nombre. El hombre
puso nombre a todo ganado y a las aves del cielo ya toda bestia del
campo. Pero para Adán no se halló ayuda idónea para él. Entonces
el Señor Dios hizo caer un sueño profundo sobre el hombre, y mientras
dormía tomó una de sus costillas y cerró su lugar con carne. Y de la
costilla que el Señor Dios tomó del hombre, hizo una mujer y la trajo
al hombre. Entonces el hombre dijo: Esto sí que es hueso de mis
huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del
varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su
madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Y estaban
ambos desnudos, el hombre y su mujer, y no se avergonzaban.
Génesis 2:18–25
Nunca
hla
es o h abido una generación
suficientemente alto. El acbismo
uya visión
entre gla
eneral
visión dbel
matrimonio
íblica
del
matrimonio y la visión humana común es ahora y siempre ha sido gigantesco.
Algunas culturas en la historia respetan la importancia y la permanencia del
matrimonio más que otras. Algunos, como el nuestro, tienen actitudes tan
bajas, casuales, de tómalo o déjalo hacia el matrimonio que hacen que la
visión bíblica parezca ridícula para la mayoría de las personas.
20 Este matrimonio momentáneo
Una visión incomprensible del matrimonio Ese fue el caso también
en los días de Jesús. Pero lo nuestro es peor. Cuando Jesús vislumbró la
magnífica visión del matrimonio que Dios deseaba para su pueblo, los
discípulos le dijeron: “Si tal es el caso del hombre con su mujer, es mejor
no casarse” (Mat. 19:10). ). En otras palabras, la visión de Cristo sobre el
significado del matrimonio era tan enormemente diferente de la de los
discípulos, que ni siquiera podían imaginar que fuera algo bueno. Que tal
visión pudiera ser una buena noticia estaba simplemente fuera de sus categorías.
Si ese fuera el caso entonces—en el sobrio mundo judío en el que
vivían—cuánto más parecerá ininteligible la magnificencia del matrimonio
en la mente de Dios en una cultura occidental moderna, donde el ídolo
principal es uno mismo; y su principal doctrina es la autonomía; y su acto
central de adoración está siendo entretenido; y sus tres santuarios
principales son la televisión, Internet y el cine; y su genuflexión más
sagrada es el acto desinhibido de la relación sexual. Tal cultura encontrará
la gloria del matrimonio en la mente de Jesús virtualmente incomprensible.
Probablemente Jesús nos diría hoy, cuando terminó de abrirnos el misterio,
lo mismo que dijo en su día: “No todos pueden recibir este dicho, sino sólo
aquellos a quienes les es dado. . . . El que sea capaz de recibir esto, que
lo reciba” (Mat. 19:11–12).
Despertar del espejismo cultural
Así que empiezo con la suposición de que mi propio pecado, egoísmo y
esclavitud cultural hacen que sea casi imposible para mí sentir la maravilla del
propósito de Dios para el matrimonio. El hecho de que vivamos en una sociedad
que puede defender a dos hombres o dos mujeres que inician una relación
sexual y, con una locura inconcebible, llamarlo matrimonio muestra que el
colapso de nuestra cultura en el libertinaje y la anarquía probablemente no esté muy lejos.
Menciono esta distorsión cultural del matrimonio con la esperanza de
que te despierte a considerar una visión del matrimonio más alta, más
profunda, más fuerte y más gloriosa que cualquier cosa que esta cultura, o
quizás tú mismo, jamás hayas imaginado. La grandeza y la gloria del
matrimonio están más allá de nuestra capacidad de pensar o sentir sin la
revelación divina y sin la obra de iluminación y despertar del Espíritu Santo.
El mundo no puede saber lo que es el matrimonio sin aprenderlo de Dios. la natu
Permanecer casado no se trata de permanecer enamorado 21
El hombre real no tiene la capacidad de ver, recibir o sentir la maravilla de lo que
Dios ha diseñado para que sea el matrimonio. Oro para que Dios pueda usar este
libro para ayudarlo a liberarse de puntos de vista del matrimonio pequeños,
mundanos, culturalmente contaminados, egocéntricos, que ignoran a Cristo, que
descuidan a Dios, intoxicados por el romance y no bíblicos.
Lo más fundamental que se puede ver en la Biblia sobre el matrimonio es
que es obra de Dios. Y lo último que se puede ver en la Biblia sobre el matrimonio
es que es para la gloria de Dios. Esos son los dos puntos que tengo que hacer.
Fundamentalmente , el matrimonio es obra de Dios. Y en última instancia, el
matrimonio es la manifestación de Dios.
1. El matrimonio es obra de Dios
Primero, lo más fundamental es que el matrimonio es obra de Dios. Hay al menos
cuatro formas de ver esto explícita o implícitamente en Génesis 2:18–25.
a) El matrimonio fue el diseño de
Dios El matrimonio es obra de Dios porque fue su diseño en la creación del
hombre como hombre y mujer. Esto quedó claro anteriormente en Génesis 1:27–
28: “Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra
los creó. Y Dios los bendijo. Y Dios les dijo: 'Fructificad y multiplicaos y llenad la
tierra'”.
Pero también queda claro aquí en el fluir del pensamiento en Génesis 2. En
el versículo 18, es Dios mismo quien decreta que la soledad del hombre no es
buena, y es Dios mismo quien se propone completar uno de los designios
centrales de la creación, es decir, hombre y mujer en matrimonio. “No es bueno
que el hombre esté solo; Le haré una ayuda idónea para él”. No se pierda esa
declaración central y de suma importancia: Dios mismo hará un ser perfectamente
adecuado para él: una esposa.
Luego hace desfilar a los animales ante Adán para que pueda ver que no
hay criatura que califique. Esta criatura debe ser hecha únicamente del hombre
para que sea de su esencia, un ser humano semejante a la imagen de Dios, tal
como dice Génesis 1:27. Así que leemos en los versículos 21–22: “Entonces el
Señor Dios hizo caer un sueño profundo sobre el hombre, y mientras dormía,
tomó una de sus costillas y cerró su lugar con carne. y la costilla
que el Señor Dios había tomado del hombre que hizo mujer.”
Dios la hizo.
Este texto termina en los versículos 24–25 con las palabras: “Serán una sola
carne. Y estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, y no se avergonzaban.”
En otras palabras, todo esto se está moviendo hacia el matrimonio. Así que lo
primero que hay que decir acerca de que el matrimonio es obra de Dios es que el
matrimonio fue su diseño al crear al hombre hombre y mujer.
b) Dios regaló a la primera novia El
matrimonio también es obra de Dios porque asumió el papel de ser el primer Padre
en regalar a la novia. Génesis 2:22: “Y de la costilla que el Señor Dios tomó del
hombre, hizo una mujer y la trajo al hombre”. Él no la ocultó y no hizo que Adam
buscara. Él la hizo; luego la trajo. En un sentido profundo, él la había engendrado.
Y ahora, aunque ella era suya en virtud de la creación, él se la dio al hombre en
este tipo de relación absolutamente nuevo llamado matrimonio, a diferencia de
cualquier otra relación en el mundo.
c) Dios habló el diseño del matrimonio para que existiera El
matrimonio es obra de Dios porque Dios no solo creó a la mujer con este diseño y
la trajo al hombre como un padre trae a su hija a su esposo, sino también porque
Dios habló el diseño del matrimonio en existencia. Él hizo esto en el versículo 24:
“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán
una sola carne”.
¿Quién está hablando en el versículo 24? El escritor de Génesis está hablando.
¿Y qué creía Jesús sobre el escritor de Génesis? Él creía que era Moisés (Lucas
24:44). También creía que Moisés fue inspirado por Dios, de modo que lo que
Moisés estaba diciendo, Dios lo estaba diciendo. Podemos ver esto si miramos
cuidadosamente Mateo 19:4–5: “[Jesús] respondió: '¿No habéis leído que el [Dios]
que los creó desde el principio, varón y hembra los hizo, y dijo [ Nota : Dios dijo!],
“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los
dos serán una sola carne”'?” Jesús dijo que las palabras de Génesis 2:24 son
palabras de Dios, aunque fueron escritas por Moisés.
Por lo tanto, el matrimonio es obra de Dios porque Dios habló sobre el diseño
más antiguo que existió: “Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su
mujer, y serán una sola carne”.
d) Dios realiza la unión en una sola carne La
cuarta forma en que el matrimonio es obra de Dios se ve en el hecho de que Dios
mismo realiza la unión a la que se refieren las palabras “llegar a ser una sola carne”.
Esa unión está en el corazón de lo que es el matrimonio.
Génesis 2:24 es la palabra de Dios de institución para el matrimonio. Pero así
como fue Dios quien tomó a la mujer de la carne del hombre (Gén. 2:21), es Dios
quien en cada matrimonio ordena y realiza una unión llamada una sola carne. El
hombre no crea esto. Dios lo hace. Y no está en el poder del hombre destruir. Esto
está implícito aquí en Génesis 2:24, pero Jesús lo hace explícito en Marcos 10:8–9.
Cita Génesis 2:24, luego agrega un comentario que estalla como un trueno con la
gloria del matrimonio. “'Los dos serán una sola carne.' Así que ya no son dos sino una
sola carne. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.”
Cuando una pareja pronuncia sus votos, no es un hombre, una mujer, un pastor
o un padre el actor principal, el hacedor principal. Dios es. Dios une a un esposo y una
esposa en una unión de una sola carne. Dios hace eso. El mundo no sabe esto. Cuál
es una de las razones por las que el matrimonio se trata tan a la ligera. Y los cristianos
a menudo actúan como si no lo supieran, lo cual es una de las razones por las que el
matrimonio en la iglesia no se ve como la maravilla que es. El matrimonio es obra de
Dios porque es una unión de una sola carne que Dios mismo realiza.
Entonces, en resumen, lo más fundamental que podemos decir sobre el
matrimonio es que es obra de Dios. Es su obra:
a. porque fue su diseño en la creación; b.
porque entregó personalmente a la primera novia en matrimonio;
C. porque él habló el diseño del matrimonio a la existencia: deja a los
padres, aférrate a tu esposa, vuélvete una sola
carne; d. y porque esta unión en una sola carne la establece Dios
mismo en cada matrimonio.
Un vistazo a la magnificencia del matrimonio viene de ver en
La palabra de Dios de que Dios mismo es el gran hacedor. El matrimonio es obra suya.
Es de él y por él. Eso es lo más fundamental que podemos decir sobre el
matrimonio.
Ahora pasamos a lo último que podemos decir sobre el matrimonio.
No es sólo de él y por él. También es para él.
2. El matrimonio es para la gloria de Dios
Lo último que se puede ver en la Biblia sobre el matrimonio es que existe para la
gloria de Dios. Fundamentalmente, el matrimonio es obra de Dios. En última
instancia, el matrimonio es la manifestación de Dios. Está diseñado por Dios para
exhibir su gloria de una manera que no lo hace ningún otro evento o institución.
La manera de ver esto más claramente es conectar Génesis 2:24 con su uso
en Efesios 5:31–32. En Génesis 2:24, Dios dice: “Por tanto, dejará el hombre a su
padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. ¿Qué tipo de
relación es esta?
¿Cómo se mantienen unidas estas dos personas? ¿Podrán alejarse de esta
relación? ¿Pueden ir de cónyuge a cónyuge? ¿Esta relación tiene sus raíces en el
romance? ¿Deseo sexual? ¿Necesitas compañía? ¿Conveniencia cultural? ¿Qué
es esto? ¿Qué lo mantiene unido?
El misterio del matrimonio revelado
En Génesis 2:24, las palabras “se aferrarán a su mujer” y las palabras “serán una
sola carne” apuntan a algo mucho más profundo y permanente que los matrimonios
en serie y el adulterio ocasional. A lo que apuntan estas palabras es al matrimonio
como un pacto sagrado enraizado en compromisos de pacto que resisten toda
tormenta “mientras ambos vivamos”.
Pero eso solo está implícito aquí. Se vuelve explícito cuando el misterio del
matrimonio se revela más plenamente en Efesios 5:31–32.
Pablo cita Génesis 2:24 en el versículo 31: “Por tanto, dejará el hombre a su
padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne”. Luego
le da esta interpretación de suma importancia en el versículo 32: “Profundo es este
misterio, y digo que se refiere a Cristo y a la iglesia”. En otras palabras, el
matrimonio sigue el modelo del compromiso del pacto de Cristo con su iglesia.
Cristo se consideró a sí mismo como el novio que viene por su novia,
el verdadero pueblo de Dios (Mateo 9:15; 25:1ss; Juan 3:29). Pablo sabía que
su ministerio era reunir a la novia, el verdadero pueblo de Dios que confiaría
en Cristo. Su llamado era desposar a la iglesia con su esposo, Jesús. Pablo
lo expresa así en 2 Corintios 11:2: “Siento celo divino por vosotros, ya que os
he desposado con un solo marido, para presentaros como una virgen pura a
Cristo”.
Cristo sabía que tendría que pagar por su novia con su propia sangre.
Llamó a esta relación el nuevo pacto: “Esta copa que por vosotros se derrama
es el nuevo pacto en mi sangre” (Lucas 22:20).
A esto se refiere Pablo cuando dice que el matrimonio es un gran misterio:
“Digo que se refiere a Cristo y a la iglesia”. Cristo obtuvo la iglesia por su
sangre y formó un nuevo pacto con ella, un “matrimonio” inquebrantable.
Lo último que podemos decir sobre el matrimonio es que existe para la
gloria de Dios. Es decir, existe para mostrar a Dios. Ahora vemos cómo: el
matrimonio sigue el modelo de la relación de pacto de Cristo con su pueblo
redimido, la iglesia. Y por lo tanto, el significado más elevado y el propósito
más importante del matrimonio es poner en exhibición la relación de pacto de
Cristo y su iglesia. Por eso existe el matrimonio. Si estás casado, por eso
estás casado. Si esperas serlo, ese debería ser tu sueño.
Cristo nunca dejará a su esposa
Permanecer casado, por lo tanto, no se trata principalmente de permanecer
enamorado. Se trata de mantener el pacto. “Hasta que la muerte nos separe”
o “Mientras ambos vivamos” es una promesa sagrada del pacto, la misma que
Jesús hizo con su novia cuando murió por ella. Por lo tanto, lo que hace que
el divorcio y el volverse a casar sean tan horribles a los ojos de Dios no es
simplemente que implica romper el pacto con el cónyuge, sino que implica
tergiversar a Cristo y su pacto. Cristo nunca dejará a su esposa. Alguna vez.
Puede haber momentos de dolorosa distancia y trágicos retrocesos de nuestra
parte. Pero Cristo guarda su pacto para siempre. ¡El matrimonio es una
muestra de eso! Eso es lo máximo que podemos decir al respecto. Pone a la
vista la gloria del amor que guarda el pacto de Cristo.
La implicación más importante de esta conclusión es que mantener el
pacto con nuestro cónyuge es tan importante como decir la verdad sobre
El pacto de Dios con nosotros en Jesucristo. El matrimonio no se trata
principalmente de estar o permanecer enamorado. Se trata principalmente de
decir la verdad con nuestras vidas. Se trata de retratar algo verdadero sobre
Jesucristo y la forma en que se relaciona con su pueblo. Se trata de mostrar en la
vida real la gloria del evangelio.
Jesús murió por los pecadores. Él forjó un pacto en el calor candente de su
sufrimiento en nuestro lugar. Hizo suya una novia imperfecta con el precio de su
sangre y la cubrió con las vestiduras de su propia justicia. Él dijo: “Yo estoy
contigo. . . hasta el final de la era. . . .
nunca te dejaré ni te desampararé” (Mat. 28:20; Heb. 13:5).
El matrimonio está destinado por Dios a mostrar esa realidad del evangelio en el
mundo. Por eso estamos casados. Es por eso que todas las personas casadas
están casadas, incluso cuando no conocen y abrazan este evangelio.
Sobre el destino de la mujer y del hombre yace la sombra
oscura de una palabra de la ira de Dios, una carga de Dios, que
deben llevar. La mujer debe dar a luz a sus hijos con dolor, y al proveer
para su familia, el hombre debe cosechar muchas espinas y cardos, y
trabajar con el sudor de su
frente. Esta carga debe hacer que tanto el hombre como la mujer
invocar a Dios, y debe recordarles su destino eterno en su reino.
La sociedad terrenal es sólo el comienzo de la sociedad
celestial, el hogar terrenal una imagen del hogar celestial, la
familia terrenal un símbolo de la paternidad de Dios.
Cartas y papeles desde la prisión, 31
capitulo dos
Desnudo y sin vergüenza
Y estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, y no se avergonzaban.
Génesis 2:25
El matrimonio
Hijos, e
es
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más maravilloso
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Dios y puede ser apreciado solo por la obra del Espíritu Santo para permitirnos
contemplar y abrazar la maravilla. La razón por la que necesitamos la ayuda del
Espíritu es que la maravilla del matrimonio está entretejida con la maravilla del
evangelio de la cruz de Cristo, y el mensaje de la cruz es una locura para el
hombre natural, por lo que el significado del matrimonio es una locura para el
hombre. el hombre natural (1 Co. 2:14).
Por ejemplo, el conocido ateo Richard Dawkins dijo en una entrevista en 2006,
Yo proporcioné . . . argumentos convincentes contra un diseñador
inteligente sobrenatural. Pero me parece una idea digna. Refutable, pero
sin embargo lo suficientemente grande y grande como para ser digno de
respeto. No veo a los dioses olímpicos oa Jesús bajando y muriendo en
la Cruz como dignos de esa grandeza. Me parecen parroquiales.1
Estas son las trágicas palabras del “hombre natural”. Aquellos que
consideran a Cristo y su encarnación y muerte y resurrección y señorío
sobre todo el universo como parroquiales no pueden ver la maravilla del
evangelio entretejido en el matrimonio. De hecho, Jesús no es provinciano.
Él creó el universo (Juan 1:3; Col. 1:16). Él lo sostiene con la palabra de su poder (Heb.
1“God vs. Science: An Interview with Francis Collins and Richard Dawkins,” Time, 5 de agosto de 2006,
http://www.time.com/time/magazine/article/0,9171,15551329,00. html; consultado el 050508.
1:3). El universo fue creado para él (Col. 1:16), y toda la realidad encuentra
su más alta razón de ser en relación con la mayor manifestación de la gloria
de Dios en el universo, a saber, la gloria de su gracia supremamente
manifestada en el muerte de Cristo para llevar a los pecadores a Dios (Efesios
1:6). Sólo los ciegos llaman parroquiales a Cristo ya su obra redentora.
Pero por la gracia de Dios, incluso Dawkins podría ver la gloria de Cristo
en el evangelio y en su representación en el matrimonio. Es un milagro que
cualquiera de nosotros haya visto esta gloria en el evangelio. Sólo Dios puede
“iluminar el conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Cor. 4:6).
Oro para que Dios revele la gloria del evangelio y el significado del
matrimonio a Richard Dawkins, y a ti. Creo que lo hará por ti, si miras con
firmeza la revelación de esto en la palabra de Dios y buscas la ayuda del
Espíritu de Dios para que te permita ver y saborear la gloria de Cristo y su
pacto comprado con sangre con la iglesia, que se refleja en el matrimonio.
El matrimonio es de Dios Haciendo de Dios,

hacia Gloria
En el capítulo anterior, vimos que lo más fundamental que podemos decir
sobre el matrimonio es que es obra de Dios. Y lo último que podemos decir
sobre el matrimonio es que es la manifestación de Dios. La razón por la
que es la manifestación de Dios es que en Cristo, Dios ha hecho un nuevo
pacto con su pueblo. En él promete perdonar, justificar y glorificar a todos
los que se vuelvan a él del pecado y reciban a Cristo como Salvador y Señor y
Tesoro supremo de sus vidas. El matrimonio entre un hombre y una mujer
fue diseñado desde el principio para ser un reflejo y una demostración de
esa relación de pacto comprada con sangre.
Es por eso que Pablo cita Génesis 2:24—“Dejará el hombre a su
padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne”—
y luego dice: “Profundo es este misterio, y digo que se refiere a Cristo ya
la iglesia” (Efesios 5:31–32). Dejar a los padres y aferrarse a una esposa,
formar una nueva unión en una sola carne, significa desde el principio
mostrar este nuevo pacto: Cristo deja a su Padre y toma a la iglesia como
su novia, a costa de su vida, y se aferra a ella en una unión de un solo
espíritu para siempre.
Desnudo y sin vergüenza 31
“Un espíritu” es la forma en que Pablo describe la contrapartida de “una sola
carne” en 1 Corintios 6:16–17. Da la casualidad de que está abordando el problema
de la prostitución, no el del matrimonio. Está argumentando que nuestra unión con
Cristo hace impensable la unión con una prostituta. Él dice,
¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?
¿Tomaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de
una ramera? ¡Nunca! ¿O no sabéis que el que se une a una
ramera se hace un solo cuerpo con ella? Porque, como está
escrito: Los dos serán una sola carne. Pero el que se une al
Señor se hace un solo espíritu con él. (1 Corintios 6:15–17)
No creo que Pablo quiera decir que un hombre está casado con todas las
prostitutas con las que ha tenido relaciones sexuales. Jesús le dijo a la mujer que
había tenido “cinco maridos” que “el que ahora tienes no es tu marido” (Juan 4:18).
En otras palabras, el sexo por sí solo no hacía el matrimonio.
La prostitución, como su nombre lo indica, es una explotación de las
prerrogativas del matrimonio. Como tal, juega con las profundidades sagradas.
Pablo usa el lenguaje de “un cuerpo” y “una sola carne” para mostrar la total
traición de lo que significan estas frases.
Está diciendo: Estás profanando el acto de la unión sexual. Tiene el significado
de “una sola carne” y “un solo cuerpo” en el matrimonio—algo profundo y espiritual.
Pero implícitamente estás expresando esa sagrada verdad con una prostituta. El
caparazón de la unidad está ahí, pero no el significado del pacto.
El punto principal aquí es simplemente que, en la mente de Pablo, la unión
del pacto entre un esposo y una esposa está diseñada por Dios para reflejar y
mostrar la unión espiritual entre Cristo y la iglesia. Por eso dice: “El que se une al
Señor, se hace un espíritu con él”.
Así que sostengo que permanecer casado no se trata principalmente de permanecer enamorado.
Se trata de mantener el pacto. Si un cónyuge se enamora de otra persona, una
respuesta profundamente legítima del cónyuge afligido y de la iglesia es: “¡Y qué!
Que estés 'enamorado' de otra persona no es decisivo. Guardar tu pacto es
decisivo”.
Ahora es el momento de sondear más profundamente cómo se ve este pacto
y qué significa.
Desnudo y sin vergüenza Para establecer
un fundamento más profundo para el matrimonio a partir de la palabra de Dios,
recurrimos a un versículo clave que pasamos por alto en el capítulo anterior, a
saber, Génesis 2:25. Después de decir en el versículo 24: “Dejará el hombre a su
padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”, dice el escritor
en el versículo 25: “Y estaban ambos desnudos, el hombre y la mujer, sin
verguenza." ¿Cuál es el punto de ese versículo?
Considere estas dos posibles razones por las que no se avergonzaron.
La primera es la razón por la que ambos tenían cuerpos perfectos. Recuerde, esto
fue antes de la caída de la creación en el pecado y la futilidad. Estos eran los
mismos cuerpos que Dios mismo había hecho. Por lo tanto, como su apariencia era
perfecta, no tenían el menor temor de que su cónyuge los desaprobara. En otras
palabras, su libertad de la vergüenza se debió a que no tenían absolutamente nada
de qué avergonzarse. ¿Es ese el punto principal?
Ciertamente es una observación verdadera. Cuando Dios creó al hombre, dijo
que su creación era “buena en gran manera” (Gén. 1:31). Así que el hombre y la
mujer eran perfectamente hermosos y guapos. No había defecto ni mancha. ¿Es
ese el punto de Génesis 2:25? Lo dudo. Para tres
razones.
No por cuerpos perfectos
Primero, no importa cuán hermoso o apuesto sea su cónyuge, si usted es
malhumorado, egoísta o poco amable, puede hacer comentarios que avergüencen
a la otra persona. No sentir vergüenza en una relación matrimonial requiere más
que ser físicamente perfecto; el que os está mirando debe ser moralmente recto y
amable. De lo contrario, él o ella pueden encontrar una manera de avergonzarte.
Así que la mera perfección física no sería suficiente para eliminar la posibilidad de
ser avergonzado.
En segundo lugar, Génesis 2:24–25 tiene por objeto brindar la sabiduría
fundamental para el matrimonio mucho después de la caída del hombre en el
pecado. Podemos ver esto por la forma en que Jesús hace uso del versículo 24.
Lo convierte en la base de su declaración: “Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”.
(Marcos 10:9). En otras palabras, lo que Dios está revelando en Génesis 2:24–25
tiene relevancia mucho después de la Caída. Así que no parece que el punto principal
desnudo y no avergonzado 33
sólo se relacionaría con la situación anterior a la Caída, es decir, la perfección de sus
cuerpos.
Tercero, el versículo 24 (retenerse en una unión de una sola carne) crea la
relación donde puede suceder el versículo 25 (desnudo y sin vergüenza). Y el énfasis
recae allí en el compromiso del pacto en el versículo 24: Estos dos se mantienen
unidos en una nueva unión en una sola carne que no es un experimento. Es un nuevo
tipo de unión duradera enraizada en un compromiso de pacto. Eso es lo que crea el
contexto para un matrimonio sin vergüenza, no su belleza perfecta.
Por Amor de Alianza
Considere una segunda posibilidad de por qué están desnudos y no se avergüenzan.
Mi sugerencia es que el énfasis no recae en su libertad de la imperfección física,
sino en la plenitud del pacto de amor. En otras palabras, puedo estar libre de
vergüenza por dos razones concebibles: Una concebible
(pero irreal) la razón es que soy perfecto y no tengo nada de qué avergonzarme. La
otra razón por la que podría estar libre de la vergüenza es que, aunque soy imperfecto,
no tengo miedo de que mi cónyuge me desaprueba.
La primera forma de estar libre de vergüenza es ser perfecto; la segunda forma
de estar libre de vergüenza se basa en la naturaleza misericordiosa del pacto de
amor. En el primer caso, no hay vergüenza porque somos impecables. En el segundo
caso, no hay vergüenza porque el pacto de amor cubre multitud de defectos (1 Pedro
4:8; 1 Corintios 13:6).
Sé que en Génesis 2:25 la caída en pecado aún no ha ocurrido.
Así que no hay fallas que cubrir. Pero mi punto es que el versículo 25 fluye del
versículo 24 porque la relación de pacto establecida por el matrimonio está diseñada
desde el principio para ser el fundamento principal de la libertad de la vergüenza. Es
cierto que hasta que el pecado entró en el mundo y vino con todo tipo de defectos
físicos y morales, Adán y Eva no tuvieron que ejercer su pacto de amor para cubrir
los pecados y defectos del otro. Pero el ejercicio eventual de ese pacto de amor fue
el diseño de Dios.
El matrimonio fue diseñado desde el principio para mostrar el nuevo pacto
entre Cristo y la iglesia. Hemos visto esto en Efesios 5:31–32. La esencia misma de
este nuevo pacto es que Cristo pasa por alto los pecados de su esposa. Su novia
está libre de vergüenza no porque ella
es perfecta, sino porque no teme que su amado la condene o la avergüence
por su pecado.
Es por eso que la doctrina de la justificación por gracia a través de la fe está en el
corazón mismo de lo que hace que el matrimonio funcione de la manera en que Dios lo diseñó.
La justificación crea paz con Dios verticalmente, a pesar de nuestro pecado.
Y cuando se experimenta horizontalmente, crea una paz sin vergüenza
entre un hombre imperfecto y una mujer imperfecta. Espero ver más a fondo
esto en el próximo capítulo.
declarando la independencia
Pero primero debemos terminar de ver lo que Génesis 2 y 3 tienen que
decir sobre la desnudez y la vergüenza. En Génesis 2:17, Dios le había
dicho a Adán: “Del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque
el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Considero que “el
conocimiento del bien y del mal” se refiere a un estado de independencia
de Dios en el que Adán y Eva decidirían por sí mismos aparte de Dios qué
es bueno y qué es malo. Así que comer de este árbol significaría una
declaración de independencia de Dios.
En Génesis 3:5–6, eso es lo que sucede:
[El tentador dice:] “Dios sabe que cuando comáis de él, se os
abrirán los ojos y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”.
Y viendo la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era
un deleite para los ojos, y que el árbol era codiciable para alcanzar
la sabiduría, tomó de su fruto y comió, y también dio un poco a
su marido que estaba con ella, y comió.
El primer efecto de esta rebelión contra Dios y esta declaración de
independencia se registra en el versículo 7: “Entonces fueron abiertos los
ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos. Y cosieron hojas de
higuera y se hicieron taparrabos”. ¿Qué quiere decir esto?
De repente son conscientes de sus cuerpos. Antes de su rebelión
contra Dios no había vergüenza. Ahora, evidentemente, hay vergüenza.
¿Por qué? No hay razón para pensar que es porque de repente se volvieron
feos. Ese no es el enfoque del texto en absoluto. Su belleza no fue el
enfoque en Génesis 2:25, y su fealdad no es el enfoque aquí en
Desnudo y sin vergüenza 35
Génesis 3:7. ¿Por qué entonces la vergüenza? Porque se derrumbó el
fundamento del amor que guarda el pacto. Y con él, la dulce y confiada seguridad
del matrimonio desapareció para siempre.
El fundamento del amor que guarda el pacto
El fundamento del pacto de amor entre un hombre y una mujer es el
pacto inquebrantable entre ellos y Dios: Dios gobernándolos para su bien
y ellos disfrutando de esa seguridad y confiando en él. Cuando comieron
del árbol del conocimiento del bien y del mal, ese pacto se rompió y el
fundamento de su propio pacto se derrumbó.
Ellos experimentaron esto inmediatamente en la corrupción de su
propio pacto de amor el uno por el otro. Ocurrió de dos maneras. Y lo
experimentamos hoy de estas mismas dos maneras. Ambos se relacionan
con la experiencia de la vergüenza. En el primer caso, la persona que ve
mi desnudez ya no es confiable, por lo que temo que me avergüence. En
el segundo, yo mismo ya no estoy en paz con Dios, y me siento culpable,
contaminado e indigno, merezco ser avergonzado. Pensemos en estos uno a la vez.
Vulnerabilidad a la vergüenza En el
primer caso, soy consciente de mi cuerpo y me siento vulnerable a la
vergüenza porque sé que Eva ha elegido ser independiente de Dios. Ella
se ha hecho central en el lugar de Dios. Ella es esencialmente ahora una
persona egoísta. A partir de este día, se pondrá a sí misma en primer
lugar. Ya no es una sirvienta. Entonces ella no está a salvo. Y me siento
vulnerable a su alrededor, porque es muy probable que me menosprecie
si eso la hace sentir mejor. Así que de repente mi desnudez es precaria.
Ya no confío en ella para que me ame con un amor puro y fiel al pacto.
Esa es una fuente de vergüenza y timidez.
El pacto roto con Dios
La otra fuente es que Adán mismo, no solo su cónyuge, rompió el pacto con
Dios. Si ella es rebelde y egoísta, y por lo tanto insegura, yo también lo soy.
Pero la forma en que lo experimento en mí mismo es que me siento
contaminado, culpable e indigno. Eso es, de hecho, lo que soy. Antes de la caída, ¿qué
era y lo que debería haber sido era lo mismo. Pero ahora, lo que es y lo que
debería ser no es lo mismo.
Debo ser humilde y gozosamente sumiso a Dios. Pero no lo soy. Esta
enorme brecha entre lo que soy y lo que debería ser influye en todo sobre mí,
incluido lo que siento por mi cuerpo. Así que mi esposa puede ser la persona
más segura del mundo, pero ahora mi propio sentimiento de culpa e indignidad
me hace sentir vulnerable. La desnudez simple y abierta de la inocencia ahora
se siente inconsistente con la persona culpable que soy. Me siento avergonzado.
Entonces, la vergüenza de la desnudez surge de dos fuentes, y ambas se
deben al colapso del fundamento del pacto de amor en nuestra relación con
Dios. Una es que Eva ya no es confiable para quererme; ella se ha vuelto egoísta
y me siento vulnerable a que ella me menosprecie para sus propios fines
egoístas. La otra es que ya sé que yo mismo soy culpable, y la desnudez de la
inocencia contradice mi indignidad: estoy avergonzado.
Se vistieron Génesis 3:7 dice que trataron
de hacer frente a esta nueva situación haciendo ropa: “Y cosieron hojas de
higuera y se hicieron taparrabos”. Luego, en Génesis 3:21, Dios les hizo mejores
ropas con pieles de animales: “Y el Señor Dios hizo para Adán y para su mujer
túnicas de pieles y los vistió”. ¿Qué vamos a hacer con esto?
El esfuerzo de Adán y Eva por vestirse fue un esfuerzo pecaminoso por
ocultar lo que realmente había sucedido. Trataron de esconderse de Dios (Gn.
3:8). Ya no eran inocentes sino rebeldes contra Dios. Su desnudez se sentía
demasiado reveladora y demasiado vulnerable. Así que trataron de cerrar la
brecha entre lo que eran y lo que deberían ser cubriendo lo que es y
presentándose de una manera nueva. Desde su punto de vista, este fue el origen
de la hipocresía. Fue el primer intento, y totalmente fallido, de trabajo de nieve.
Entonces Dios los vistió
Entonces, ¿qué significa que Dios los vistió con pieles de animales? ¿Estaba
confirmando su hipocresía? ¿Estaba ayudando y siendo cómplice de su pretensión?
desnudo y no avergonzado 37
Si estaban desnudos y sin vergüenza antes de la Caída, y si se vistieron para
minimizar su vergüenza después de la Caída, entonces, ¿qué está haciendo
Dios al vestirlos incluso mejor de lo que ellos mismos pueden vestirse? Creo
que la respuesta es que está haciendo algo con un mensaje negativo y algo
con un mensaje positivo.
Negativamente, está diciendo: no eres lo que eras y no eres lo que
deberías ser. El abismo entre lo que eres y lo que deberías ser es enorme.
Cubrirse con ropa es una respuesta correcta a esto, no para ocultarlo, sino
para confesarlo. De ahora en adelante, usaréis ropa, no para ocultar que no
sois lo que debéis ser, sino para confesar que no sois lo que debéis ser. Una
implicación práctica de esto es que la desnudez pública actual no es un
retorno a la inocencia sino una rebelión contra la realidad moral. Dios ordena
vestidos para dar testimonio de la gloria que hemos perdido, y se añade la
rebelión para despojarnos de ellos.2
Y para aquellos que se rebelan en la otra dirección y hacen de la ropa
un medio de poder y prestigio y de llamar la atención, la respuesta de Dios no
es un regreso a la desnudez sino un regreso a la sencillez (1 Ti.
2:9–10; 1 Pedro 3:4–5). La ropa no está destinada a hacer que la gente piense
en lo que hay debajo de la ropa. La ropa está destinada a llamar la atención.
a lo que no está debajo de ellos: manos misericordiosas que sirven a los demás en el nombre
de Cristo, hermosos pies que llevan el evangelio donde se necesita, y el
resplandor de un rostro que ha contemplado la gloria de Jesús.
El significado de la ropa
Ahora ya hemos pasado al significado más positivo de vestir que Dios tenía
en mente cuando vistió a Adán y Eva con pieles de animales. Esto no solo
fue un testimonio de la gloria que perdimos y una confesión de que no somos
lo que deberíamos ser, sino que también es un testimonio de que Dios mismo
un día nos hará lo que deberíamos ser. Dios rechazó
2En respuesta a la pregunta sobre las culturas donde la desnudez es normal, diría dos cosas. Una es que hay
una medida de relativismo en lo que se considera modesto o lascivo de una cultura a otra.
En segundo lugar, la desnudez total como norma es muy rara entre las culturas del mundo. A la vista de lo que
sucede en Génesis 3, diría que este estado de “normalidad” en estas raras culturas no es signo de inocencia o
aprobación divina sino de desorden. A medida que sean llevados a un conocimiento más completo de Dios y su
palabra, lo que se sentía normal no seguirá pareciendo normal, y no creo que esto se deba simplemente a una
imposición occidental.
su propia ropa. Luego él mismo los vistió. Mostró misericordia con ropa superior.
Junto con las otras señales de esperanza en el contexto (como la derrota
de la serpiente en Gen. 3:15), la misericordia de Dios señala el día en que
resolverá el problema de nuestra vergüenza de manera decisiva y permanente.
Lo hará con la sangre de su propio Hijo (como aparentemente hubo sangre
derramada en la matanza de los animales de las pieles). Y lo hará con vestiduras
de justicia y con el resplandor de su gloria (Gál. 3:27; Fil. 3:21).
Lo que significa que nuestra ropa es testigo tanto de nuestro fracaso pasado
y presente como de nuestra gloria futura. Dan testimonio del abismo entre lo que
somos y lo que deberíamos ser. Y dan testimonio de la intención misericordiosa
de Dios de tender un puente sobre ese abismo a través de Jesucristo y su muerte
por nuestros pecados. Resolverá el problema del miedo, el orgullo, el egoísmo y
la vergüenza entre el hombre y la mujer con su sangre nueva.
pacto comprado.
Sorprendentemente, en el mismo contexto del colapso del pacto entre Dios
y el hombre, y el colapso del pacto matrimonial entre Adán y Eva, Dios señala
con su misericordia la redención que el matrimonio mismo está diseñado para
mostrar. El diseño de Dios para el matrimonio como muestra de la misericordia
que guarda el pacto no fue una ocurrencia tardía. Después de la Caída, Dios no
tuvo que rediseñar el matrimonio. Sabía lo que había creado en Génesis 2:24.
Y él sabía lo que sucedería en Génesis 3.
El diseño del matrimonio, la caída del matrimonio y la redención implícita del
matrimonio sirven para decirnos para qué sirve el matrimonio. El matrimonio
existe para mostrar el amor misericordioso que guarda el pacto de Cristo y los fieles
ness de su novia.
Por lo tanto, a lo que nos dirigimos en el próximo capítulo es a la cuestión
de cómo un esposo y una esposa encarnan el evangelio del nuevo pacto de la
justificación solo por la fe y así crean un lugar seguro y sagrado donde se puede
decir de nuevo: “Ellos estaban ambos desnudos y no se avergonzaban.”
Su comunión se basa únicamente en Jesucristo y esta “justicia ajena”.
Todo lo que podemos decir, por lo tanto, es: la comunidad de
cristianos surge únicamente del mensaje bíblico y de la Reforma
de la justificación del hombre solo por la gracia; esto solo es la base
del anhelo de los cristianos unos por otros.
Vida juntos, 12
En una palabra, vivid juntos en el perdón de vuestros pecados,
porque sin él no puede subsistir ninguna
comunión humana, y mucho menos el matrimonio.
Capítulo tres
escaparate de Dios de
Gracia que mantiene el pacto
Y a vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y en la incircuncisión de
vuestra carne, Dios os dio vida juntamente con él, habiéndonos perdonado
todos nuestros pecados, al cancelar el registro de deuda que estaba contra
nosotros con sus demandas legales. Lo ha quitado de en medio, clavándolo en
la cruz. Desarmó a los principados ya las autoridades y los puso en vergüenza
al triunfar sobre ellos en él. . . . Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos
y amados, de compasión en los corazones, bondad, humildad, mansedumbre y
paciencia, soportándoos unos a otros y, si alguno tiene queja contra otro,
perdonándose unos a otros; como el Señor os ha perdonado, así también
vosotros debéis perdonar. Y, sobre todo, vestíos de amor, que une todo en
perfecta armonía. Y reine en vuestros corazones la paz de Cristo, a la cual
fuisteis llamados en un solo cuerpo. Y sé agradecido. Que la palabra de Cristo
more en abundancia en vosotros, enseñándoos y amonestándoos unos a otros
con toda sabiduría, cantando salmos, himnos y cánticos espirituales, con
agradecimiento a Dios en vuestros corazones. Y todo lo que hacéis, sea de
palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias
a Dios Padre por medio de él. Esposas, sométanse a sus maridos, como
conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis duros con ellas.
colosenses 2:13–15; 3:12–19
Lo que h emos
Lo visto en
fundamental qlos
ue ú ltimos
se dos
puede capítulos
decir em
sobre el s atrimonio
que la mayoría
es que es
obra de Dios, y lo último que se puede decir sobre el matrimonio es que es
para la manifestación de Dios. Estos dos puntos los hace Moisés en Génesis
2. Pero Jesús y Pablo los hacen aún más claros en el Nuevo Testamento.
Jesús: El matrimonio es el Jesús Haciendo de Dios

deja muy claro que el matrimonio es obra de Dios.
Marcos 10:6–9:
“Desde el principio de la creación, 'Dios los hizo varón y
hembra' [Génesis 1:27], 'Por tanto, dejará el hombre a su padre
y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola
carne' [Génesis 2 :24]. Así que ya no son dos sino una sola carne.
Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.”
Esta es la declaración más clara en la Biblia de que el matrimonio no
es meramente un acto humano. Las palabras “Dios ha unido” significa que
es obra de Dios .
Pablo: El matrimonio es el Mostrar de Dios
Pablo deja muy claro que el matrimonio está diseñado para ser la
manifestación de Dios. En Efesios 5:31–32 cita Génesis 2:24 y luego nos
cuenta el misterio que siempre ha contenido: “Por tanto, dejará el hombre
a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola
carne. .' Este misterio es profundo, y digo que se refiere a Cristo y a la
iglesia”.
En otras palabras, el pacto involucrado en dejar a la madre y al padre
y aferrarse a un cónyuge y convertirse en una sola carne es una
representación del pacto entre Cristo y su iglesia. El matrimonio existe en
última instancia para mostrar el amor que guarda el pacto entre Cristo y su iglesia.
Un modelo de Cristo y de la Iglesia
Le pregunté a mi esposa Noël si había algo que quisiera que yo dijera en este
punto cuando estaba predicando sobre este tema. Ella dijo: “No se puede decir
con demasiada frecuencia que el matrimonio es un modelo de Cristo y la
iglesia”. Creo que tiene razón, y hay al menos tres razones: 1) Esto saca al
matrimonio de las sórdidas imágenes de las comedias de situación y le da el
magnífico significado que Dios quiso que tuviera; 2) esto le da al matrimonio
una base sólida en la gracia, ya que Cristo obtuvo y sostiene a su esposa solo
por gracia; y 3) esto muestra que la jefatura del esposo y la sumisión de la esposa son cruciale
El escaparate de Dios de la gracia que guarda el pacto 43
crucificado. Es decir, están entretejidos en el significado mismo del matrimonio
como una exhibición de Cristo y la iglesia, pero ambos están definidos por la obra
abnegada de Cristo en la cruz para que su orgullo y servidumbre sean cancelados.
Pasamos los primeros dos capítulos en la primera de estas razones: dar el
fundamento para el matrimonio como una muestra del pacto de amor de Dios.
El matrimonio es un pacto entre un hombre y una mujer en el que prometen ser
un esposo fiel y una esposa fiel en una nueva unión de una sola carne mientras
ambos vivan. Este pacto, sellado con votos solemnes, está diseñado para mostrar
la gracia de Dios que guarda el pacto.
Una base sólida en la gracia
El título de este capítulo es “El escaparate de Dios de la gracia que guarda el
pacto”. Así que vamos a la segunda razón por la que mencioné que Noël tiene
razón al decir que no se puede decir con demasiada frecuencia que el matrimonio
es un modelo de Cristo y de la iglesia, a saber, que esto le da al matrimonio una
base sólida en la gracia, ya que Cristo obtuvo y sostiene a su novia solo por gracia.
En otras palabras, el punto principal en este capítulo es que dado que el
nuevo pacto de Cristo con su iglesia es creado y sostenido por la gracia
comprada con sangre, por lo tanto, los matrimonios humanos están destinados a
mostrar esa gracia del nuevo pacto. Y la forma en que los esposos y las esposas
lo exhiben es descansando en la experiencia de la gracia de Dios y
transformándola de una experiencia vertical con Dios a una experiencia horizontal con su cónyu
En otras palabras, en el matrimonio vives hora tras hora en alegre dependencia
del perdón y la justificación de Dios y de la gracia futura prometida, y lo entregas
a tu cónyuge hora tras hora, como una extensión del perdón y la justificación de
Dios y la ayuda prometida.
La centralidad del perdón, la gracia que justifica
Soy consciente de que se
supone que todos los cristianos, no solo los casados, debemos hacer esto en
todas nuestras relaciones. Se supone que todos nosotros, casados y solteros,
vivamos hora tras hora por la gracia de Dios que perdona, justifica y suple todo y
luego la entregamos a todos los demás en nuestras vidas. Jesús dice que toda la
vida, no solo el matrimonio, es una muestra de la gloria de Dios. “Que tu luz
brillad delante de los demás, para que vean vuestras buenas obras y den gloria
a vuestro Padre que está en los cielos” (Mat. 5:16). Pablo hace el mismo punto:
“Ya sea que coman o beban, o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la
gloria de Dios” (1 Corintios 10:31). Todo en la vida, no solo el matrimonio, está
destinado a exhibir la gloria de Dios, incluida la gloria de su Dios que todo lo satisface.
gracia.
Pero el matrimonio está diseñado para ser una muestra única de la gracia
del pacto de Dios porque, a diferencia de todas las demás relaciones humanas,
el esposo y la esposa están obligados por pacto a la relación más estrecha
posible para toda la vida. Hay roles únicos de jefatura y sumisión. Esos roles
distintos no son el enfoque en este capítulo. Eso vendrá más adelante.1 Aquí
quiero considerar al marido ya la mujer simplemente como cristianos. Antes de
que un hombre y una mujer puedan vivir los roles únicos de jefatura y sumisión
de una manera bíblica y llena de gracia, deben experimentar lo que significa
edificar sus vidas sobre la experiencia vertical del perdón y la justificación de
Dios y la ayuda prometida, y luego doblarla. horizontalmente a su cónyuge. Ese
es el enfoque en este capítulo.
O para ponerlo en los términos del capítulo anterior: La clave para estar
desnudo y no avergonzarse (Gén. 2:25)—cuando, de hecho, un esposo y una
esposa hacen muchas cosas de las que deberían avergonzarse—es la
experiencia de la gracia perdonadora y justificadora vertical de Dios inclinada
horizontalmente entre sí y mostrada al mundo.
¿Es la ira de Dios relevante para el matrimonio?
Brevemente, veamos el fundamento de esta verdad en Colosenses.
Comenzaremos con Colosenses 3:6: “Por causa de estos viene la ira de Dios”.
Si dice: “Lo último que quiero escuchar en mi matrimonio problemático es la ira
de Dios”, es como un pescador frustrado en la costa occidental de Indonesia el
26 de diciembre de 2004, diciendo: “Lo último que quiero escuchar en mi
problemático negocio de pesca es un tsunami”.
Una comprensión profunda y el temor de la ira de Dios es exactamente lo
que necesitan muchos matrimonios, porque sin ella, el evangelio se diluye en
meras relaciones humanas y pierde su gloria bíblica. sin biblia
1Consulte los capítulos 6 a 8.
Desde el punto de vista de la ira de Dios, estarás tentado a pensar que tu ira—tu ira—
contra tu cónyuge es simplemente demasiado grande para vencerla, porque nunca has
probado realmente lo que es ver una ira infinitamente mayor vencida por la gracia, es
decir, La ira de Dios contra ti.
Así que empecemos con la ira de Dios y su eliminación. En Colosenses
2:13–14, Pablo escribe una de las cosas más maravillosas que se puedan imaginar:
Y a vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y en la incircuncisión
de vuestra carne, Dios os dio vida juntamente con él [Cristo], habiéndonos
perdonado todos nuestros pecados, al cancelar el registro de deuda que
estaba contra nosotros con sus demandas legales. Lo ha quitado de en medio,
clavándolo en la cruz.
Esas últimas palabras son las más cruciales. “Este—este registro de deuda que
estaba contra nosotros—Dios lo apartó, clavándolo en la cruz”. ¿Cuando pasó eso?
Hace dos mil años. No sucedió dentro de nosotros, y no sucedió con ninguna ayuda
nuestra. Dios lo hizo por nosotros y fuera de nosotros antes de que naciéramos. Esta es
la gran objetividad de nuestra salvación.
Asegúrese de ver la más maravillosa y sorprendente de todas las verdades: Dios
tomó el registro de todos sus pecados que lo hicieron deudor de la ira (los pecados son
ofensas contra Dios que traen su ira), y en lugar de mostrarlos frente a tu rostro y
usándolos como la orden para enviarte al infierno, Dios los puso en la palma de la
mano de su Hijo y los clavó en la cruz. Es una declaración audaz y gráfica: Él canceló
el registro de nuestra deuda. . . clavándolo en la cruz (Col. 2:14).
¿De quién fueron los pecados clavados en la cruz? Respuesta: Mis pecados. Y
los pecados de Noël. Los pecados de mi esposa y mis pecados. Los pecados de todos
los que desesperan de salvarse y que confían sólo en Cristo. cuyas manos fueron clavadas
a la cruz? fueron de Jesús. Hay un hermoso nombre para esto. Se llama sustitución.
Dios condenó mi pecado en la carne de Cristo . “Enviando a su propio Hijo en semejanza
de carne de pecado ya causa del pecado, condenó al pecado en la carne” (Rom. 8:3).
Los esposos y las esposas no pueden creer esto demasiado.
Es esencial para que cumplamos el diseño del matrimonio.
La justificación va más allá del perdón Si nos adentramos más en
el Nuevo Testamento y extraemos nuestra comprensión de la justificación de
Romanos, por ejemplo, podemos decir más.
La justificación va más allá del perdón. No solo somos perdonados por Cristo,
sino que Dios también nos declara justos por Cristo. Dios requiere dos cosas
de nosotros: el castigo por nuestros pecados y la perfección en nuestras vidas.
Nuestros pecados deben ser castigados, y nuestras vidas deben ser justas.
Pero no podemos soportar nuestro propio castigo (Sal. 49:78), y no podemos
proveer nuestra propia justicia. “Ninguno es justo; no, ni uno” (Romanos 3:10).
Por lo tanto, Dios, debido a su inconmensurable amor por nosotros,
proporcionó a su propio Hijo para hacer ambas cosas. Cristo lleva nuestro
castigo, y Cristo realiza nuestra justicia. Y cuando recibimos a Cristo (Juan
1:12), todo su castigo y toda su justicia se cuenta como nuestra (Rom. 4:4–6;
5:1, 19; 8:1; 10:4; 2 Corintios 5:21; Filipenses 3:89).
Justificación doblada hacia afuera Esta es la
realidad vertical que debe ser doblada hacia afuera horizontalmente hacia
nuestros cónyuges si el matrimonio ha de mostrar la gracia de Dios que hace
y guarda el pacto. Vemos esto en Colosenses 3:12–13:
Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de corazones
compasivos, de bondad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia,
soportándoos unos a otros y, si alguno tuviere queja contra otro, perdonándoos
unos a otros; como el Señor os ha perdonado, así también vosotros debéis perdonar.
“Como el Señor te ha perdonado, así también tú debes perdonar” a tu
cónyuge. Así como el Señor “soporta” contigo, así debes ser tolerante con tu
cónyuge. El Señor nos “soporta” todos los días cuando no cumplimos su voluntad.
De hecho, la distancia entre lo que Cristo espera de nosotros y lo que nosotros
logramos es infinitamente mayor que la distancia entre lo que esperamos de
nuestro cónyuge y lo que él o ella logra. Cristo siempre perdona más y soporta
más que nosotros. Perdona como has sido perdonado. Soportad como él os
soporta. Esto es cierto ya sea que esté casado con un creyente o un incrédulo.
Que la medida de la gracia de Dios para ti en la cruz de Cristo sea la medida
de tu gracia para tu cónyuge.
Y si está casado con un creyente, puede agregar esto: Así como el Señor
lo considera justo en Cristo, aunque usted no sea justo en su conducta y
actitud, así también considere a su cónyuge justo en Cristo, aunque él o ella
no lo sean. En otras palabras, Colosenses 3:1213 dice, toma la gracia vertical
del perdón y la justificación y extiéndela horizontalmente hacia tu cónyuge. El
matrimonio está destinado a ser una matriz única para esta manifestación de
la gracia de Dios. En última instancia, esto es para lo que sirve el matrimonio:
la demostración de la gracia que guarda el pacto de Cristo.
La necesidad de la sabiduría arraigada en el Evangelio
Ahora, en este punto, emergen cientos de situaciones complejas que claman por
una profunda sabiduría espiritual arraigada en estas verdades del evangelio y en
largos años de experiencia dolorosa y fiel. En otras palabras, no hay forma de
que pueda aplicar esta verdad a las necesidades particulares de todos en un
capítulo o un libro. Además de esta verdad bíblica, necesitamos el Espíritu Santo.
Necesitamos oración. Necesitamos meditar en la Biblia por nosotros mismos.
Tenemos que leer las ideas de los demás. Necesitamos el consejo de amigos
sabios que estén experimentados en el sufrimiento. Necesitamos que la iglesia
nos apoye cuando todo se derrumba. Así que no me hago ilusiones de poder
decir aquí todo lo que hay que decir para ayudarte.
Vivir verticalmente, luego doblarse
Exterior
Puede ser útil cerrar este capítulo dando varias razones por las que estoy
enfatizando el pacto de amor como perdón y contando a su cónyuge como
justo cuando él o ella no lo es. ¿Por qué el enfoque en la suposición
negativa de que nuestro cónyuge es un pecador que necesita perdón?
¿No creo que deberías estar encantado con tu cónyuge? Sí.
Pero tanto la experiencia como la Biblia me empujan allí. Sin duda,
Jesús está casado con su novia, la iglesia, y claramente es tanto posible
como bueno agradar al Señor (Col. 1:10). Es decir, Cristo se deleita en su
novia. Y, por otro lado, ciertamente es infinitamente digno de nuestro
placer en él. Este es el ideal al que aspirar en el matrimonio: dos personas
que se humillan y buscan cambiar en formas piadosas que complazcan a
sus cónyuges y satisfagan sus necesidades físicas y emocionales.
necesidades—para complacerlos en toda buena manera. Sí. La relación
de Cristo y la iglesia incluye todo eso.
Pero las razones por las que hago hincapié en vivir verticalmente
desde la gracia de Dios y luego inclinarme horizontalmente en el perdón y
la justificación hacia tu cónyuge son: 1) porque va a haber conflicto basado
en el pecado y la extrañeza (y ni siquiera podrás estar de acuerdo unos
con otros sobre lo que es simplemente extraño el uno del otro y lo que es
el pecado); y 2) porque el duro y arduo trabajo de soportar y perdonar es
lo que hace posible que los afectos florezcan cuando parecen haber
muerto; y 3) porque Dios se gloria cuando dos personas muy diferentes y
muy imperfectas forjan una vida de fidelidad en el horno de la aflicción
confiando en Cristo.
Lo retomaré aquí en el próximo capítulo y les hablaré de un
descubrimiento que hicimos Noël y yo. Lo llamamos "la pila de compost".
Por ahora, esposos y esposas, inculquen en sus propias conciencias estas
grandes verdades, más grandes que cualquier problema en su matrimonio,
que Dios “nos ha perdonado todas nuestras ofensas, cancelando el
registro de deuda que estaba contra nosotros con sus demandas legales.
Este lo apartó, clavándolo en la cruz” (Col. 2:1314). Cree esto con todo tu
corazón y dóblalo hacia tu cónyuge.
Dios te da a Cristo como el fundamento de tu matrimonio.
“Acogeos, pues, unos a otros, como Cristo acogió
vosotros, para la gloria de Dios” (Rom. 15:7). . . . No insistáis
en vuestros derechos, no os culpéis unos a otros, no os
juzguéis ni os condenéis, no os culpéis unos a otros,
pero acéptense unos a otros como son, y perdónense todos
los días desde el fondo de sus corazones.
Cartas y artículos desde la prisión, págs. 31–32
Capítulo cuatro
Perdonar y tolerar
Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de corazones
compasivos, de bondad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia,
soportándoos unos a otros y, si alguno tuviere queja contra otro, perdonándoos
unos a otros; como el Señor os ha perdonado, así también vosotros debéis
perdonar. Y, sobre todo, vestíos de amor, que une todo en perfecta armonía. Y
reine en vuestros corazones la paz de Cristo, a la cual fuisteis llamados en un solo cuerpo.
Y sé agradecido. Que la palabra de Cristo more en abundancia en vosotros,
enseñándoos y amonestándoos unos a otros con toda sabiduría, cantando salmos,
himnos y cánticos espirituales, con agradecimiento a Dios en vuestros corazones.
Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del
Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Esposas, sométanse a
sus maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no
seáis duros con ellas.
Colosenses 3:12–19
Recuerde
ella qdue h“ay
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No menos
tres
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que e cuando
l matrimonio
es un modelo de Cristo y de la iglesia” (cf. Efesios 5:31–32). Una fue que decir
esto sobre el matrimonio lo saca de la cloaca de la comedia de situación y lo
eleva al cielo brillante y claro de la gloria de Dios donde debe estar. Otro fue
que decir esto sobre el matrimonio lo coloca firmemente sobre la base de la
gracia. Por gracia Cristo tomó a la iglesia como su novia en primer lugar, y por
gracia la sostiene . Si el matrimonio modela eso, será lleno de gracia. Este
será su terreno y su gloria. La tercera razón por la que debemos enfatizar a
menudo que el matrimonio es un modelo de Cristo y de la iglesia es que profundamente
da forma a la forma en que entendemos el liderazgo y la sumisión. Nos
ocuparemos de esto en los capítulos 68.
El matrimonio humano desaparecerá
Los primeros dos capítulos de este libro estaban destinados a apoyar esa
primera razón. Traté de mostrar que el matrimonio es obra de Dios y la
manifestación de Dios, especialmente de su gracia. Esa es su gloria: el
matrimonio es de él y por él y para él. Este es el cielo claro y brillante de la
gloria de Dios donde el matrimonio debe ser.
Otra forma de ver esto es recordar que el matrimonio humano es
temporal. Sin duda, apunta a algo eterno, a saber, Cristo y la iglesia. Pero
cuando esta edad termine, se desvanecerá en la realidad superior a la que
apunta.
Jesús dijo en Mateo 22:30: “En la resurrección ni se casarán ni se darán
en casamiento, sino que serán como los ángeles en el cielo”. Por eso mi
padre, Bill Piper, no será un bígamo en la resurrección.
Tanto mi madre como mi madrastra han muerto. Mi padre tuvo un matrimonio
de treinta y seis años con mi madre y, después de su muerte, un matrimonio
de veinticinco años con mi madrastra. Pero en la resurrección, la sombra da
paso a la realidad. Mi padre no se casará en el cielo, ni con mi madre ni con
mi madrastra. El matrimonio es un indicador hacia la gloria de Cristo y la
iglesia. Pero en la resurrección el indicador se desvanece en la perfección de
esa gloria.
Gracia de flexión de vertical a horizontal
Luego, el punto en el Capítulo 3 fue que el matrimonio se basa en la gracia: la
experiencia vertical de la gracia de Cristo a través de su muerte en la cruz, y
luego esa misma gracia se extendió horizontalmente de esposo a esposa y
de esposa a esposo. Colosenses 2:14 nos dice cómo Dios proporcionó una
base para el perdón de nuestros pecados: “. . . al cancelar el registro de deuda
que se nos impuso con sus demandas judiciales. Lo ha quitado de en medio,
clavándolo en la cruz." El registro de la deuda que se acumula contra nosotros
a causa de nuestro pecado, Dios lo apartó clavándolo en la cruz, y el punto,
por supuesto, no es que los clavos y la madera quiten el pecado, sino que las
manos y los pies perforados del Hijo de Dios quita el pecado (ver Isa. 53:5–6).
Perdonar y tolerar 53
Habiéndonos mostrado la base del perdón de Dios en la cruz, Pablo
luego dice en Colosenses 3:13: “Como el Señor os perdonó, así también
vosotros debéis perdonar”. En otras palabras, toma el perdón y la justificación
que has recibido verticalmente a través de la muerte de Cristo y extiéndelo
horizontalmente a los demás. Específicamente, esposos a esposas y esposas
a esposos.
¿Por qué el enfoque en el perdón?
Hice la pregunta cerca del final del Capítulo 3: ¿Por qué este énfasis en
perdonar y tolerar en lugar de, digamos, en el romance y el disfrute mutuo? Di
tres respuestas: 1) porque va a haber un conflicto basado en el pecado,
necesitamos perdonar el pecado y abstenernos de lo extraño, ya veces ni
siquiera te pones de acuerdo sobre cuál es cuál; 2) porque el duro y arduo
trabajo de perdonar y soportar es lo que hace posible que los afectos florezcan
cuando parecen muertos; y 3) porque Dios se gloria cuando dos personas
muy diferentes y muy imperfectas forjan una vida de fidelidad en el horno de
la aflicción confiando en Cristo.
Para ahorrarle separación
Así que en este capítulo, quiero tratar más a fondo con la paciencia y el
perdón. Permítanme decir desde el principio que soy consciente, dolorosamente
consciente, de que hay pecados que los cónyuges cometen el uno contra el
otro que pueden empujar la indulgencia y el perdón a través de la línea para
ayudar al pecado e incluso pueden justificar una separación redentora. Elijo
las palabras cuidadosamente: una separación redentora. Estoy pensando en
cosas como agresión, adulterio, abuso infantil, ira ebria, juego adictivo o robo
o mentira que lleva a la familia a la ruina.
Mi objetivo en este capítulo no es hablar de esto; eso vendrá más
adelante cuando abordemos el tema de la separación, el divorcio y el nuevo
matrimonio. Aquí estoy tratando de describir un patrón bíblico de paciencia y
perdón que puede evitar que lleguen al punto de separación, y tal vez incluso
traer de vuelta a algunos de ustedes del borde, tal vez incluso restaurar
algunos matrimonios que el mundo llama "divorciados". Y oro para que esto
también siembre semillas en personas solteras que algún día se casarán,
para que construyan su matrimonio sobre esta roca de gracia.
El fundamento: la persona y la obra de Cristo
Cuando Pablo llega a Colosenses 3:12, ha puesto un fundamento masivo en la
persona y obra de Cristo en la cruz. Este es el fundamento del matrimonio y de
toda la vida. Las principales batallas en la vida y en el matrimonio son batallas
para creer en esta persona y en esta obra. Me refiero a realmente creerlo: confiar
en él, abrazarlo, apreciarlo, atesorarlo, confiar en él, respirarlo, moldear su vida
con él. Entonces, cuando Pablo llega a Colosenses 3:12, nos exhorta con
palabras que son explosivas con una realidad que despierta emociones
construidas sobre Cristo y su obra salvadora.
Primero, hay tres descripciones de usted, el creyente, que Pablo usa para
ayudarlo a recibir su exhortación. “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos
y amados . . .” Está a punto de decirnos qué tipo de corazón y actitud debemos
tener, poniéndonos como un vestido. Pero primero nos llama elegidos, santos,
amados.
Elegido
Somos los elegidos de Dios. Antes de la fundación del mundo, Dios nos escogió
en Cristo. Puedes escuchar cuán precioso es esto para Pablo con sus palabras
de Romanos 8:33: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios?” La respuesta es
que absolutamente nadie puede acusar a los elegidos de Dios. Pablo quiere que
sintamos la maravilla de ser elegidos como seres invenciblemente amados. Si
resistes a la verdad de la elección, resistes a ser amado en la plenitud y la
dulzura del amor de Dios.
Santos Entonces nos llama santos, es decir, apartados para Dios. Él nos eligió
con un propósito: ser su pueblo santo. Para salir del mundo y no ser más común
o inmundo. Efesios 1:4: “Él nos escogió en él antes de la fundación del mundo,
para que fuéramos santos”. Primera de Pedro 2:9: “Sois linaje escogido. . una
. posición y un destino antes de que sea un
nación santa .” Esto es primero una
patrón de comportamiento. Es por eso que nos está diciendo el tipo de
comportamiento que debemos “asumir”. Él sabe que aún no hemos llegado allí,
prácticamente. Él nos está llamando a ser santos en vida porque somos santos
en Cristo. Vístete para ajustarte a quién eres. Vestir santidad.
Amado
Entonces nos llama amados. “ Los elegidos de Dios , santos y amados”. Si eres
creyente en Cristo, Dios, el creador del universo, te escogió, te apartó para sí
mismo y te ama. Él está a tu favor y no en tu contra.
“Dios muestra su amor por nosotros en que siendo aún pecadores, Cristo murió
por nosotros” (Rom. 5:8).
Vea y saboree estas tres maravillas
Este es el comienzo de cómo los esposos y las esposas toleran y perdonan.
Están asombrados por ser elegidos, apartados y amados por Dios.
Esposos, dedíquense a ver y saborear esto. Esposas, hagan lo mismo. Saca tu
vida de esto. Obtén tu alegría de esto. Obtén tu esperanza de esto: que eres
elegido, apartado y amado por Dios. Ruega al Señor que este sea el latido de tu
vida y de tu matrimonio.
Sobre esta base ahora, sobre la base de esta identidad profunda, nueva y
centrada en Dios como escogidos, santos y amados, se nos dice qué debemos
“vestirnos”. Es decir, se nos dice qué tipo de actitud y comportamiento encajan y
fluyen de ser elegidos, apartados y amados por Dios a través de Cristo.
Pablo nos muestra que hay tres condiciones internas que conducen a su vez
a tres comportamientos externos . “Vestíos, pues, como escogidos de Dios,
santos y amados, de corazón compasivo, de bondad, de humildad, de
mansedumbre y de paciencia, soportándoos unos a otros y, si alguno tuviere
queja contra otro, perdonándoos unos a otros”. Lo dividiremos en pares: corazones
compasivos y bondad, humildad y mansedumbre, paciencia y tolerancia (y perdón).
De las entrañas de la misericordia a la
bondad “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de compasión
en los corazones, de bondad” (Col. 3:12). “Corazones compasivos” es una
traducción moderna de la frase “entrañas de misericordia”. “Entrañas de
misericordia” es la condición interior, y “bondad” es el comportamiento exterior.
Sé misericordioso en lo más íntimo de tu ser, y luego de esa buena tierra crecerá
el fruto de la bondad.
Así que esposos, arraiguen sus raíces por la fe en Cristo a través del evangelio
hasta que lleguen a ser una persona más misericordiosa. Esposas, echad vuestras
raíces por la fe en Cristo por medio del evangelio, hasta que seáis personas más
misericordiosas. Y luego trátense unos a otros por esta tierna misericordia con
amabilidad. La batalla es con nuestra propia persona interior despiadada. Pelea esa
batalla por fe, a través del evangelio, en oración. Sé aturdido y quebrantado y edificado
y alegrado y misericordioso porque eres elegido, santo, amado.
De la humildad a la mansedumbre
El siguiente par es “humildad, mansedumbre”. Verso 12: “Vestíos, pues, como escogidos
de Dios, santos y amados, de corazones compasivos, bondad, humildad,
mansedumbre . . .” Literalmente, "humildad, mansedumbre". Nuevamente, la “humildad”
es la condición interna, y la “mansedumbre” es el comportamiento externo. Las personas
cuyos corazones son humildes, en lugar de orgullosos, actuarán con más mansedumbre
hacia los demás. Los mansos cuentan a los demás por encima de sí mismos y les sirven. Eso
sucede cuando el corazón es humilde, o humilde.
Así que, esposos, hundan sus raíces por la fe en Cristo a través del evangelio
hasta que sean más humildes y sencillos. Esposas, hundan sus raíces por la fe en
Cristo a través del evangelio hasta que sean más bajas y humildes. El evangelio de la
dolorosa muerte de Cristo por nosotros tiene una forma de quebrantar nuestro orgullo y
nuestro sentido de demandas legítimas y nuestra frustración por no salirnos con la
nuestra. Trabaja la humildad en nuestras almas. Entonces nos tratamos unos a otros
con mansedumbre que brota de esa humildad. La batalla es con nuestra propia persona
interior orgullosa y egocéntrica. Pelea esa batalla por fe, a través del evangelio, en
oración. Sé atónito y quebrantado y edificado y alegrado y humilde porque eres elegido,
santo, amado.
De la longanimidad a la paciencia y el perdón El siguiente par no
es exactamente un par. Es una condición interior seguida de paciencia y perdón. Pero
la paciencia y el perdón son uno.
Ninguno puede existir bíblicamente sin el otro. Verso 12: “Vestíos, pues, como escogidos
de Dios, santos y amados, de corazones compasivos, de bondad, humildad,
mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros y, si alguno
tiene queja contra otro, perdonándose unos a otros.” Así que estoy tratando la
"paciencia" como la condición interna y la tolerancia/perdón como el comportamiento
o comportamiento externo.
La traducción literal de paciencia es “longanimidad”. Es decir, conviértete en el
tipo de persona que no tiene mecha corta sino larga. Uno muy largo. Conviértete en
una persona paciente, lenta para la ira, rápida para escuchar, tardía para hablar
(Santiago 1:19). Estas tres condiciones internas que he mencionado se conectan
entre sí y se afectan entre sí. “Entrañas de misericordia” y “humildad” conducen a ser
“lentos para la paciencia”. Si eres rápido para la ira, en lugar de ser paciente, la raíz
probablemente sea la falta de misericordia y la falta de humildad. En otras palabras,
ser elegido, santo y amado no te ha roto el corazón ni te ha derribado del egocentrismo
y el orgullo.
Así que, esposos, arraiguen sus raíces por la fe en Cristo a través del evangelio
hasta que su corazón esté formado por estas condiciones internas de compasión,
humildad y paciencia. Lucha por el cambio interior, haciéndote más misericordioso y
más humilde y, de esa manera, más sufrido.
De la misma manera, esposas, arraiguen sus raíces por la fe en Cristo a través del
evangelio, hasta que se vuelvan más misericordiosas, más humildes y más longevas.
Entonces trátense unos a otros con . . . ¿qué? Este último par no es exactamente
un par. Primero, estaba el par de corazones compasivos o misericordiosos que
conducían a una conducta de bondad. Luego estaba el par de humildad o humildad
que conducía a un comportamiento de mansedumbre. Pero ahora, ¿a qué conduce
la paciencia o la longanimidad?
Tolerancia y perdón en el matrimonio
. soportándoos
“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados . . paciencia,
unos a otros y, si alguno tuviere queja contra otro, perdonándoos unos a otros” (Col.
3:1213). A la condición interna de la paciencia le siguen dos cosas, no una: primero,
“soportándoos unos a otros” y luego, segundo, “si alguno tiene queja contra otro,
perdonándose unos a otros”. Tolerante y perdonador. ¿Qué significa esto, y cómo se
ve en el matrimonio?
Primero, un comentario sobre las dos palabras. Tolerar o tener paciencia con: El
La palabra es literalmente soportar, soportarse unos a otros. Jesús lo usa en Lucas
9:41: “¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo tendré que soportaros ?”
Pablo lo usa de nuevo en 1 Corintios 4:12: “Cuando somos perseguidos, lo soportamos”.
Ese es el significado aquí: Conviértanse en personas sufridas y sopórtense unos a
otros. Abstenerse. “El amor todo lo soporta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo
soporta. El amor nunca acaba” (1 Corintios 13:7–8).
La otra palabra es perdonar. Hay por lo menos dos palabras para perdonar en
el Nuevo Testamento. Este que se usa aquí (charizomenoi) significa “dar
gratuitamente o con gracia”. La idea es que cuando perdonamos, no exigimos un
pago. Tratamos a las personas mejor de lo que se merecen. Entonces, en este
sentido, perdonas cuando alguien te ha hecho daño y, por lo tanto, está en deuda
contigo, y la pura justicia dice que tienes derecho a exigirles algún sufrimiento en
pago por el sufrimiento que te causaron. No sólo no exiges el pago, sino que “das
gratuitamente” bien por mal. Ese es el significado de esta palabra perdonar
(charizomai). Tu disposición ordinaria es perdonar: no devuelves mal por mal, sino
que bendices (Mateo 5:44; Lucas 6:27; 1 Corintios 4:12; 1 Tes. 5:15).
"Para bien o para mal"
Ahora, lo que encuentro tan útil aquí es que Pablo reconoce que tanto el perdonar
como la paciencia son cruciales para la vida juntos, ya sea en la iglesia o en el
matrimonio. El perdón dice: No te trataré mal por tus pecados contra mí o tus hábitos
molestos. Y la indulgencia reconoce (generalmente para sí misma): ¡esos pecados
contra mí y esos hábitos molestos realmente me molestan o me lastiman! Si no
hubiera nada en la otra persona que realmente nos molestara o nos lastimara, no
habría necesidad de decir “soportaos los unos a los otros”.
Cuando te casas con una persona, no sabes cómo será dentro de treinta años.
Nuestros antepasados no redactaron los votos matrimoniales con la cabeza en la
arena. Sus ojos estaban muy abiertos a la realidad: “tener y mantener a partir de
este día, para bien, para mal, en la riqueza y en la pobreza, en la enfermedad y en
la salud, para amar, honrar y apreciar, hasta que la muerte lo haga”. nos separemos,
y a eso te juro mi fe [te prometo mi fidelidad]”. No sabes cómo será esta persona en
el futuro. Podría ser mejor de lo que jamás soñaste, o peor. Nuestra esperanza
se basa en esto: Somos escogidos, santos y amados. Dios es por nosotros, y
todas las cosas obrarán para el bien de aquellos que lo aman (Rom. 8:28; Sal.
23:6; 84:11).
La pila de compost
Entonces, ¿qué pasa con la pila de compost que mencioné al final del último
capítulo? Imagina tu matrimonio como un campo de hierba. Entras al principio
lleno de esperanza y alegría. Miras hacia el futuro y ves hermosas flores y
árboles y colinas ondulantes. Y esa belleza es lo que ves el uno en el otro. Tu
relación es el campo y las flores y las colinas ondulantes. Pero en poco tiempo,
comienzas a pisar pasteles de vaca. Algunas temporadas de su matrimonio
pueden parecer estar en todas partes. Tarde en la noche son especialmente
frecuentes. Estos son los pecados y defectos e idiosincrasias y debilidades y
hábitos molestos en ti y en tu cónyuge. Tratas de perdonarlos y soportarlos
con gracia.
Pero tienen una manera de dominar la relación. Puede que ni siquiera
sea cierto, pero a veces parece que eso es todo: pasteles de vaca.
Noël y yo hemos llegado a creer que la combinación de tolerancia
y el perdón conduce a la creación de una pila de compost. Ahí es donde paleas
los pasteles de vaca.
Ambos se miran y simplemente admiten que hay muchos pasteles de
vaca. Pero se dicen el uno al otro: Ya saben, hay más en esta relación que
pasteles de vaca. Y estamos perdiendo de vista eso porque seguimos
enfocándonos en estos pasteles de vaca. Vamos a tirarlos a todos en la pila
de compost. Cuando sea necesario, iremos allí, lo oleremos, nos sentiremos
mal y lo manejaremos lo mejor que podamos. Y luego nos alejaremos de ese
montón y pondremos nuestros ojos en el resto del campo. Elegiremos algunos
caminos y colinas favoritos que sabemos que no están llenos de pasteles de
vaca. Y estaremos agradecidos por la parte del campo que es dulce.
Nuestras manos pueden estar sucias. Y nuestras espaldas pueden doler
de tanto palear. Pero una cosa sabemos: no armaremos nuestra carpa junto a
la pila de compost. Solo iremos allí cuando sea necesario. Este es un regalo
de gracia que nos daremos unos a otros una y otra vez, porque somos
elegidos, santos y amados.
Reventar la burbuja de la ingenuidad Somos
conscientes de que a algunas personas no les gusta la idea de una pila de compost.
Sienten como si fuera una concesión al pecado que compromete las
posibilidades de arrepentimiento y cambio. Créanme, empatizamos con eso.
Espero que el próximo capítulo corrija cualquier malentendido, como si no
creyéramos en trabajar duro para deshacernos por completo del comportamiento
de vaca. Creemos en eso. Creemos en la búsqueda del cambio personal y la
santidad. Creemos en los esfuerzos de los grupos pequeños para trabajar en
los matrimonios de los demás. Creemos en la consejería bíblica profesional.
Pero llevamos cuarenta años en esta cosa gloriosa y enloquecedora
llamada matrimonio, y no somos ingenuos. Estos dos pecadores redimidos irán
a nuestras tumbas imperfectos y molestos. Nos consuela mucho que Pablo no
diga: “Sopórtense unos a otros durante los primeros diez años de su matrimonio
hasta que hayan resuelto todos los problemas y vencido todos los pecados,
luego disfruten de los pastos verdes de los últimos cuarenta años de su
matrimonio sin la necesidad de soportarnos unos a otros.” Lamento reventar
cualquier burbuja por ahí. Bueno, en realidad, no lo sentimos. Preferimos
reventar la burbuja de la ingenuidad y darte una forma posible de aguantar y
disfrutar. Pero esperamos que lea el próximo capítulo para equilibrar el punto.
Así, la misma hora de la desilusión con mi hermano se vuelve
incomparablemente saludable, porque me enseña tan
completamente que ninguno de nosotros puede vivir jamás
de nuestras propias palabras y obras, sino sólo de esa única
Palabra y Obra que realmente nos une: el perdón de pecados
en Jesucristo. Cuando las nieblas matutinas de los sueños se
desvanecen, entonces amanece el día brillante de la comunión cristiana.
Vida en común, 26–27
capitulo cinco
En busca de la conformidad con Cristo
en la Alianza
[Sométanse] unos a otros por reverencia a Cristo. Esposas, sométanse a sus
propios maridos, como al Señor. Porque el marido es la cabeza de la mujer,
así como Cristo es la cabeza de la iglesia, su cuerpo, y él mismo es su
Salvador. Ahora bien, así como la iglesia se sujeta a Cristo, así también las
esposas deben sujetarse en todo a sus maridos. Maridos, amad a vuestras
mujeres, como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para
santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua con la palabra,
para presentársela a sí mismo en esplendor, sin mancha. ni arruga ni cosa
semejante, para que sea santa y sin mancha. Del mismo modo los maridos
deben amar a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su
mujer se ama a sí mismo. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne,
sino que la sustenta y la cuida, así como Cristo hace con la iglesia, porque
somos miembros de su cuerpo. “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su
madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne”. Este misterio
es profundo, y digo que se refiere a Cristo ya la iglesia. Sin embargo, que
cada uno de vosotros ame a su mujer como a sí mismo, y que la mujer vea que respeta a s
Efesios 5:21–33
No se
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es que esto deja en claro que el matrimonio se basa en la gracia. Cristo busca
a su esposa por la gracia, la obtiene para sí por la gracia, la sostiene por la
gracia y la perfeccionará para sí mismo por la gracia. No nos merecemos nada
de esto. Merecemos juicio. Todo es por gracia.
Mejor de lo que merecemos
En los dos capítulos anteriores, hemos enfatizado que esta gracia faculta a los
esposos y esposas para guardar su pacto por medio del perdón y la paciencia. Ese
énfasis está en el corazón de lo que es la gracia: tratar a las personas mejor de lo
que se merecen. Esta es una de las piezas centrales de la ética cristiana:
“Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian,
bendecid a los que os maldicen, orad por los que os ultrajan. Al que
te hiera en la mejilla, ofrécele también la otra, y al que te quite el
manto, tampoco le niegues la túnica. . . amad a vuestros enemigos, y
haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio, y vuestra
recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, que es
bondadoso con los ingratos y malos. Sed misericordiosos, como vuestro Padre es miseric
(Lucas 6:27–29, 35–36)
Esos mandamientos no dejan de ser exigencias de Jesús cuando nos casamos.
Si hemos de devolver bien por mal en general, cuánto más en el matrimonio.
La gracia es también el poder de cambiar
Eso es lo que hemos enfatizado hasta ahora al decir que el matrimonio se basa en la
gracia de Dios hacia nosotros. Pero ahora quiero enfatizar otra verdad acerca de la
gracia: no solo da poder para soportar el pecado, también da poder para dejar de
pecar.
Con todo nuestro énfasis en perdonar y tolerar, es posible que tenga la
impresión de que ninguno de nuestros rasgos pecaminosos o nuestras idiosincrasias
molestas cambian nunca, o deberían cambiar. Así que todo lo que podemos hacer
es perdonar y tolerar. Pero lo que quiero tratar de mostrar con las Escrituras ahora
es que Dios da la gracia no solo para perdonar y tolerar, sino también para cambiar,
de modo que se necesita menos perdón y paciencia. Eso también es un don de la
gracia. La gracia no es solo el poder de devolver bien por mal; es también el poder
de hacer menos mal, incluso el poder de molestar menos. La gracia te hace querer
cambiar para la gloria de Cristo y para el gozo de tu cónyuge. Y la gracia es el poder
para hacerlo.
Incluso mientras escribo esto, tiemblo de que será mal utilizado por un frustrado
En busca de la conformidad con Cristo en la Alianza 65
cónyuge. Me temo que lo tomará principalmente como aplicable a su cónyuge
y no a usted. “Finalmente, Piper dejará de decirme que la aguante y comenzará
a decirle que cambie”. Permítame rogarle que tome lo que digo aquí primero
para usted y no primero para su cónyuge. Concéntrese primero en su necesidad
de cambiar, no en la de ella o la de él. Puede ser que su cónyuge esté pecando
contra usted mucho más que usted contra él o ella. Pero no le darás cuenta de
eso al Señor Jesús. Dará cuenta de sus respuestas a la misma . Esa es la gran
batalla. ¿ cambiarás ? Sí, su cónyuge debe cambiar. No hay duda de eso. Pero
te prometo que no dará el fruto que deseas, si ese es tu enfoque principal.
El camino del evangelio indirecto
Se podría pensar que hemos llegado a este punto de hablar de cambio personal
de forma indirecta. ¿Por qué poner el énfasis en el perdón y la tolerancia
primero? Este énfasis vino primero porque es la base sólida y esencial para el
cambio. En otras palabras, el compromiso firme de mantener el pacto basado
en la gracia da seguridad y esperanza para que el llamado al cambio pueda
escucharse sin sentirse como una amenaza. Solo cuando una esposa o esposo
siente que el otro está totalmente comprometido, incluso si él o ella no cambia,
el llamado al cambio puede sentirse como una gracia en lugar de un ultimátum.
Así que en este capítulo estoy enfatizando que el matrimonio no debe ser
y, si Dios quiere, no debe ser estático, sin cambios, solo perseverancia. Incluso
eso es mejor que el divorcio a los ojos de Dios y tiene su propia gloria. Pero no
es la mejor imagen de Cristo y la iglesia. Sí, nuestra perseverancia en un
matrimonio con problemas dice una verdad acerca de Cristo y la iglesia: es
una relación con problemas debido a nuestro pecado, no al de él. Pero hay
otras verdades acerca de Cristo y la iglesia que deben mostrarse. No es un
honor para Cristo si pensamos que debemos mostrar esas verdades al no
estar dispuestos a cambiar nuestros comportamientos pecaminosos y molestos.
Más allá del perdón y la tolerancia
Eso nos lleva al texto clave de este capítulo, Efesios 5:25–27.
Estos versículos se relacionan directamente con el tema de este capítulo, la
búsqueda de la conformidad con Cristo en el pacto del matrimonio. Escucha cómo estos
Los versículos nos llevan más allá del perdón y la paciencia en la forma en que los esposos
deben amar a sus esposas:
Maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a la
iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla,
habiéndola purificado en el lavamiento del agua con la palabra,
para presentársela a sí mismo en esplendor, sin mancha. ni
arruga ni cosa semejante, para que sea santa y sin mancha.
En la relación de Cristo con la iglesia, está claramente buscando la
transformación de su novia en algo moral y espiritualmente hermoso. Y lo
busca a costa de su vida. Pensemos por un momento en las implicaciones
de este pasaje sobre cómo piensa y actúa un esposo con miras a cambiar
a su esposa. Llegaremos al deseo de la esposa de cambiar a su esposo
en breve.
La primera implicación es que el esposo, que ama como Cristo, tiene
una responsabilidad única por el crecimiento moral y espiritual de su
esposa, lo que significa que con el tiempo, si Dios quiere, habrá cambios.
Pisando terreno peligroso
Me doy cuenta de que en este punto, no importa cómo llegue a esto,
estoy pisando un terreno peligroso. Podría estar haciéndole el juego a un
esposo egoísta, mezquino y controlador que no tiene sentido de la
diferencia entre enriquecer las diferencias entre él y su esposa y las
debilidades o defectos morales y espirituales que deben cambiarse. Tal
hombre puede distorsionar lo que estoy diciendo en un mandato para
controlar cada faceta del comportamiento de su esposa, y el criterio de lo
que busca cambiar serán sus propios deseos egoístas envueltos en un lenguaje espiritua
Esto no es cosa de risa. He tenido que tratar con maridos que eran
patológicos en su comprensión de la sumisión de la esposa. Una mujer me
dijo, mientras resolvíamos su relación disfuncional, que su esposo le exige
permiso para ir al baño. No estoy inventando eso. Ciertos tipos de mentes
parecen incapaces de aplicar muchas verdades en una relación al mismo
tiempo. Son mentes pequeñas, estrechas, enfermas. Simplifican en
exceso. Ellos distorsionan. Ellos arruinan. Oro para que nada de lo que
diga sea usado por ellos para justificar su pecado.
Una mirada honesta a Efesios 5:25–27 nos ayudará a dirigir una vida amorosa, sabia y
curso maduro a través de este campo minado. Considere tres observaciones:
1. El esposo no es Cristo
El esposo es como Cristo, lo que significa que él no es Cristo. Versículo 23: “El marido es la
cabeza de la mujer, así como Cristo es la cabeza de la iglesia”. La palabra como no significa
que el esposo sea como Cristo en todos los sentidos. El esposo es finito en fuerza, no
omnipotente como Cristo. El esposo es finito y falible en sabiduría, no todo sabio como
Cristo. El esposo es pecador, no perfecto como Cristo. Por lo tanto, los esposos no nos
atrevemos a asumir que somos infalibles. A veces nos equivocamos en lo que nos gustaría
ver cambiado en nuestras esposas. Esa es la primera observación.
2. Conformidad con Cristo, no con el esposo El objetivo del
deseo del esposo piadoso de cambiar en su esposa es la conformidad con Cristo, no la
conformidad consigo mismo. Note las palabras clave en los versículos 26–27. Versículo 26:
“para que él [Cristo] la santifique ”. Versículo 27: “para que [Cristo] se presente a sí mismo la
iglesia en esplendor”.
Versículo 27 nuevamente: “para que ella sea santa”. Estas palabras—santificar, esplendor,
santo—implican que nuestros deseos para nuestras esposas se miden por el estándar de
santidad de Dios, no por nuestro estándar de preferencias personales.
3. Morir por la esposa La
tercera observación es la más importante: lo que Pablo llama la atención de manera más
asombrosa es que la forma en que Cristo busca la transformación de su esposa es
muriendo por ella. Versículos 25–26: “Maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó
a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla”. Esta es la cosa más radical
que se le podría decir a un esposo sobre la forma en que lleva a su esposa a la conformidad
con Cristo en el pacto del matrimonio. Esposos, ¿buscamos su conformidad con Cristo
enseñoreándonos de ella o muriendo por ella? Cuando la guiamos o incluso, si es necesario,
la confrontamos, ¿estamos exaltándonos a nosotros mismos o negándonos a nosotros
mismos?
¿Hay desprecio o compasión?
Si un esposo es amoroso y sabio como Cristo en todas estas formas, su deseo por el
cambio de su esposa se sentirá, para una esposa humilde, como si ella estuviera siendo
servido, no humillado. Cristo claramente desea que su novia crezca en santidad.
Pero murió para lograrlo. Así que nosotros los esposos debemos regir nuestro
deseo por el cambio de nuestra esposa por medio de la muerte abnegada de
Cristo. Que Dios nos dé la humildad y el coraje para medir nuestros métodos por
los sufrimientos de Cristo. (Ver Tito 2:14; Apocalipsis 19:7.)
Esposas cambiando maridos
Ahora volvamos al deseo de la esposa por el cambio de su esposo. Este capítulo
no se trata de lo que son el liderazgo y la sumisión. Pero para aclarar lo que
estoy diciendo acerca de cómo nos ayudamos unos a otros a cambiar, tengo que
mencionar lo que no son el liderazgo y la sumisión. Ya he dicho que el liderazgo
del esposo no es idéntico al liderazgo de Cristo. es como eso
De manera similar, por lo tanto, la sumisión de la esposa al esposo no es
idéntica a su sumisión a Cristo. es como eso
Cuando Efesios 5:22 dice: “Las casadas, sométanse a sus propios maridos
como al Señor”, la palabra a no significa que Cristo y el marido son lo mismo.
Cristo es supremo; el marido no lo es. Su lealtad es primero a Cristo, no primero
a su esposo. La analogía solo funciona si la mujer se somete a Cristo
absolutamente, no al esposo absolutamente.
Entonces ella estará en condiciones de someterse al marido sin cometer traición
o idolatría.
Lo que esto implica es que una esposa verá la necesidad de un cambio en
su esposo. Él no es perfecto como lo es Cristo. Él es defectuoso. Por lo tanto, la
esposa puede y debe buscar la transformación de su esposo, incluso respetándolo
como su cabeza, su líder, protector y proveedor.
Hay varias otras razones por las que digo esto.
La analogía de la oración
Una razón es la función de la oración en la relación entre Cristo y su iglesia. Una
esposa se relaciona con su esposo de la manera en que la iglesia debe
relacionarse con Cristo. La iglesia ora a Cristo, oa Dios el Padre a través de
Cristo. Cuando la iglesia ora a su Esposo, le pide que haga las cosas de cierta
manera. Si estamos enfermos, le pedimos que nos cure. Si tenemos hambre,
pedimos nuestro pan de cada día. Si estamos perdidos, pedimos dirección.
Etcétera. Puesto que creemos en la soberanía absoluta de Cristo
para gobernar todas las cosas, esto significa que miramos la situación
presente que él ha ordenado, y le pedimos que la cambie.
Solo estoy dibujando una analogía aquí, no una comparación exacta.
La iglesia nunca confronta a Jesús con su imperfección. No tiene
imperfecciones. Pero buscamos de él cambios en la situación que ha
provocado. Eso es la oración de petición. Así que las esposas, en esta
analogía, pedirán a sus maridos que cambien algunas formas en que él hace las cosas.
Todos los esposos necesitan un cambio Pero
la razón principal por la que podemos decir que las esposas pueden y deben
buscar la transformación de sus esposos es que los esposos solo son similares
a Cristo en la relación con sus esposas. No somos Cristo. Y una de las
principales diferencias es que nuestro carácter y hábitos necesitan cambiar, y
los de Cristo no. Somos como Cristo en la relación, pero no somos Cristo. A
diferencia de Cristo, somos pecadores, finitos y falibles. Necesitamos cambiar.
Esa es una enseñanza clara y universal del Nuevo Testamento. Todos los
hombres y mujeres necesitan cambiar.
Las esposas son hermanas amorosas en Cristo
Otro factor a tener en cuenta es que las esposas no son solo esposas, sino
que en Cristo también son hermanas amorosas. Hay una manera única para
que una esposa sumisa sea una hermana cariñosa con su hermanoesposo
imperfecto. Ella, por ejemplo, de vez en cuando seguirá Gálatas 6:1 en su
caso: “Si alguno fuere sorprendido en alguna transgresión, vosotros que sois
espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre”. Ella hará eso por él.
Y no solo Gálatas 6:1, sino también otros pasajes. Por ejemplo, ambos
—esposo espiritual y esposa espiritual—obedecerán Mateo 18:15 según sea
necesario, y lo harán con el comportamiento único que exige el liderazgo y la
sumisión: “Si tu hermano peca contra ti, ve y díselo. su culpa, entre tú y él
solo”.
El peligro de regañar
Todo esto tiene que ser equilibrado por el peligro de regañar. Es algo triste
cuando una mujer anhela que su hombre tome la iniciativa y asuma la
responsabilidad de guiar espiritualmente a la familia y él no lo hace. Diremos más sobre
eso en los próximos capítulos. Pero la palabra nag existe en inglés para
advertirnos que existe la exhortación excesiva .
El apóstol Pedro advierte contra esto con fuertes palabras en 1 Pedro 3:1.
Él dice: “Casadas, estad sujetas a vuestros propios maridos, para que aunque
algunos no obedezcan la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de
sus mujeres”. Esto se refiere principalmente a un esposo incrédulo, pero el
principio se aplica más ampliamente.
No creo que 1 Pedro 3:1 signifique que una esposa no puede hablar con su
esposo acerca de su fe. Pero seguramente significa que hay un tipo de discurso
que es contraproducente. “Sin una palabra” significa, no lo molestes. No lo
regañes. Sé tan astuto como una serpiente y tan inocente como una paloma (Mat. 10:16).
Discernir si alguna palabra sería escuchada. Principalmente, dice Pedro, trata
de ganar a tu esposo con tu “conducta respetuosa y pura” (1 Pedro 3:2).
Ambos buscan el cambio mediante el sacrificio
Lo que nos lleva de regreso a nuestro texto principal en Efesios 5. Pablo les
dijo a los esposos: “Maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a la
iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla” (versículos 25–26).
No son sólo las esposas las que buscan ganar a sus cónyuges con su
comportamiento. Este es el medio principal por el cual Cristo ganó a la iglesia. Él murió por ella
Así que las esposas ganan a sus maridos principalmente por sus vidas de amor sacrificial, y
los maridos ganan a sus esposas principalmente por sus vidas de amor sacrificial.
Perdonar y tolerar eran más que
Pensamos
Lo que significa, cuando te detienes a pensar en ello, que todo lo que escribí
sobre perdonar y tolerar en los capítulos anteriores resulta ser no solo un medio
para soportar lo que no cambiará, sino también un medio para cambiar mediante
el sacrificio, el amor. resistencia. Pocas cosas tienen un mayor impacto
transformador en un esposo o una esposa que los sacrificios de amor sufridos
y perdonadores en el cónyuge. Hay un lugar para la confrontación. Hay un lugar
para buscar la conformidad con Cristo en el pacto del matrimonio. La vida no
es todo perdón y paciencia.
El cambio real puede suceder. El cambio real debe suceder. Cristo murió para
que esto sucediera. Y nos llama a nosotros, esposos y esposas, a amar así.
Ahora, cuando el esposo es llamado “la cabeza de la esposa”,
y continúa diciendo “como Cristo es la cabeza de la iglesia”
(Efesios 5:23), algo del esplendor divino se refleja en nuestras
relaciones terrenales, y este reflejo debemos reconocerlo y
honrarlo. La dignidad que aquí se atribuye al hombre no radica
en ninguna capacidad o calidad de su trabajo, sino en el oficio que
le confiere su matrimonio.
La esposa debe ver a su esposo revestido de esta dignidad.
Pero para él es una responsabilidad suprema.
capitulo seis
Corazón de león y semejante a un cordero—
El esposo cristiano como cabeza:
Fundamentos de la jefatura
Efesios 5:21–33
La razón por la cqristiano
al esposo ue uso ecl
título
omo “Corazón
de sdu
cabeza e
elsposa
eón y ceordero”
para
el ersposo
s porque eferirme
es llamado a liderar como Jesús, que es el León de Judá (Apoc. 5:5) y el
Cordero de Dios (Apoc. 5:6), tenía un corazón de león y de cordero, fuerte y
manso, duro y tierno, agresivo y receptivo, audaz y con el corazón roto. Él establece el
patrón para la masculinidad.
En este capítulo y el siguiente, nos enfocaremos en lo que significa para un hombre
casado ser la cabeza de su esposa y de su hogar.
Nos centramos en esto por dos razones. Una es que la Biblia dice en Efesios 5:23: “El marido
es cabeza de la mujer, así como Cristo es la cabeza de la iglesia”. Necesitamos saber qué
quiere decir la Biblia con esta declaración para que podamos regocijarnos en ella y obedecer.
La otra razón es que pocas cosas están más rotas en nuestros días que la masculinidad
y el liderazgo en relación con las mujeres y las familias. El precio de este quebrantamiento es
enorme y toca casi todas las facetas de la vida. Así que por el bien de una fiel exposición y
exaltación bíblica, y por el bien de recuperar la masculinidad bíblica y las estructuras
familiares que exaltan a Cristo, dedicaremos dos capítulos a este importante tema de la
jefatura.
Lo primero es lo primero
Uno de los énfasis hasta ahora en este libro ha sido que permanecer casado no se trata
principalmente de permanecer enamorado, sino de mantener el convenio. Eventualmente
llegamos a decir que precisamente por este pacto inquebrantable, la posibilidad de estar
profundamente enamorado en cuarenta años es mucho mayor que si piensas que la tarea
del matrimonio es primero permanecer enamorado. Mantener las primeras cosas primero
hace que las segundas sean mejores.
Permanecer enamorado no es la primera tarea del matrimonio. Es un desbordamiento feliz
de la observancia del pacto por causa de Cristo.
Hemos dedicado la mayor parte de nuestro esfuerzo en estos capítulos a reflexionar
sobre los fundamentos del cumplimiento del pacto en la forma en que Cristo mantiene el
pacto con nosotros. Hemos visto el matrimonio como un escaparate de la gracia que guarda
el pacto y como una combinación de perdón y paciencia. Y en el capítulo anterior retomamos
la pregunta: ¿ Pueden ayudarse unos a otros a cambiar?
Y si es así, ¿cómo lo haces con gracia?
Hasta ahora hemos dedicado poco tiempo a los distintos roles de marido y mujer:
liderazgo y sumisión. Esto fue intencional. Se necesitan cimientos en el evangelio antes de
que estas cosas puedan brillar con la belleza que realmente tienen. No hay nada feo o
indeseable en estas distinciones de liderazgo y sumisión cuando se ven a la luz del evangelio
de la gracia.
Corazón de león y cordero 75
Así que ahora la pregunta nos apremia: ¿Qué es la jefatura? ¿Y
qué es la sumisión? El plan es tratar con la jefatura en este y el próximo
capítulo y luego tratar por separado con la sumisión en el Capítulo 8.
Este capítulo será en gran medida la base para la jefatura, y el
próximo capítulo será en gran medida la aplicación. ¿Cuál es la base de
la jefatura y cómo se ve en la práctica?
El misterio revelado
Efesios 5 empieza a sentirse como un viejo amigo. Pasemos al texto en
el versículo 31. Es una cita de Génesis 2:24: “Por tanto, dejará el hombre
a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola
carne”. En el siguiente versículo (v. 32), Pablo recuerda esta cita y dice:
“Profundo es este misterio, y digo que se refiere a Cristo y a la iglesia”.
Ahora bien, ¿por qué se llama misterio la unión de un hombre y una
mujer para formar una sola carne en el matrimonio ? Misterio en el Nuevo
Testamento no significa algo demasiado complejo, profundo, oscuro o
distante para que los humanos lo entiendan. Se refiere a un propósito oculto
de Dios que ahora se revela para nuestro entendimiento y disfrute. Pablo
explica cuál es el misterio en el versículo 32. La unión matrimonial es un
misterio, dice, porque su significado más profundo ha sido ocultado por Dios
durante la historia del Antiguo Testamento, pero ahora está siendo revelado
abiertamente por el apóstol, a saber, que el matrimonio es una imagen de
Cristo y de la iglesia. Verso 32: “Estoy diciendo que se refiere a Cristo y la iglesia.”
Así que el matrimonio es como una metáfora o una imagen o un dibujo
o una parábola o un modelo que representa algo más que un hombre y una
mujer convirtiéndose en una sola carne. Representa la relación entre Cristo y
la iglesia. Ese es el significado más profundo del matrimonio. Está destinado
a ser un drama viviente del amor que guarda el pacto entre Cristo y la iglesia.
El paralelo entre un cuerpo y
una carne
Puedes ver cómo se confirma esto en los versículos 28–30. Describen
el paralelo entre Cristo y la iglesia siendo un cuerpo y el esposo y la
esposa siendo una sola carne. Versículos 28–29: “Así también los maridos
deben amar a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer ama
él mismo. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y
la cuida.” En otras palabras, la unión de una sola carne entre el hombre y la esposa
significa que, en cierto sentido, ahora son un solo cuerpo, de modo que el cuidado
que un esposo tiene por su esposa, en ese mismo acto, lo tiene por sí mismo. son
uno Lo que hace por ella lo hace por sí mismo.
Luego Pablo compara esto con el cuidado de Cristo por la iglesia. Versículos
29–30: “Nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida,
como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo”. Asegúrese
de ver el paralelo: Cristo nutre y cuida a la iglesia porque somos miembros (es decir,
brazos, piernas, manos y pies) de su cuerpo. Y los esposos nutren y cuidan a sus
esposas “como a sus propios cuerpos”. Nadie odió jamás a su propia carne. Las
esposas son nuestra propia carne como la iglesia es el propio cuerpo de Cristo. Así
como el esposo es una sola carne con su esposa, así Cristo es un cuerpo con la
iglesia. Cuando el esposo ama y nutre a su esposa, se ama y se nutre a sí mismo;
y cuando Cristo cuida y nutre a la iglesia, se cuida y nutre a sí mismo.
Todo esto subraya lo que Pablo llama un “misterio profundo”: que el matrimonio,
en su significado más profundo, es una copia de Cristo y la iglesia. Si quieres
entender el significado de Dios para el matrimonio, tienes que comprender que
estamos ante una copia de un original, una metáfora de una realidad mayor, una
parábola y una verdad mayor. El original, la realidad, la verdad se refieren al
matrimonio de Dios con su pueblo, o ahora en el Nuevo Testamento lo vemos como
el matrimonio de Cristo con la iglesia. Y la copia, la metáfora, la parábola se refieren
al matrimonio humano entre un esposo y una esposa. En uno de los mejores libros
sobre el matrimonio que he leído, Geoffrey Bromiley dice: “Así como Dios hizo al
hombre a Su propia imagen, así hizo el matrimonio terrenal a la imagen de Su propio
matrimonio eterno con Su pueblo”. 1 Creo que eso es exactamente bien. Y es una
de las cosas más profundas que se pueden decir sobre la vida humana.
Cristo/Iglesia, Cabeza/Cuerpo, Esposo/Esposa Una de las cosas que
podemos aprender de este misterio es que los roles de esposo y esposa en el
matrimonio son distintos. Considere la forma en que Efesios 5:22–25
1Geoffrey Bromiley, Dios y el Matrimonio (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1980), 43.
revela el papel del esposo y el papel de la esposa en el misterio del matrimonio
como copia de Cristo y de la iglesia.
Esposas, sométanse a sus propios maridos, como al Señor. Porque el
marido es la cabeza de la mujer, así como Cristo es la cabeza de la iglesia,
su cuerpo, y él mismo es su Salvador. Ahora bien, así como la iglesia se
sujeta a Cristo, así también las esposas deben sujetarse en todo a sus maridos.
Maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a la iglesia y se entregó
a sí mismo por ella.
Los maridos son comparados con Cristo; las esposas son comparadas con la
iglesia. Los maridos se comparan con la cabeza; las esposas son comparadas con
el cuerpo. A los maridos se les ordena amar como Cristo amó; a las esposas se les
ordena someterse como la iglesia debe someterse a Cristo.
Es asombroso cuántas personas no ven esto cuando lidian con este pasaje.
O, al verlo, lo descuidan. Tengo en mente a los que serían llamados igualitarios,
los que rechazan la idea de que los hombres están llamados a ser líderes en el
hogar. Ellos pusieron todo el énfasis en el versículo 21 y la enseñanza de la
sumisión mutua. Todos están de acuerdo en que el versículo 21 se desborda del
versículo 18, donde Pablo nos ordena que seamos llenos del
Espíritu. Los versículos 18–21 dicen así:
Sed llenos del Espíritu, dirigiéndoos unos a otros con salmos, himnos y
cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor con vuestro corazón,
dando gracias siempre y por todo a Dios Padre en el nombre de nuestro
Señor Jesucristo, sometiéndoos a una sola otro por reverencia a Cristo.
Someterse unos a otros se ve como una expresión de estar llenos del Espíritu
Santo. Los esposos y esposas que están llenos del Espíritu Santo se sirven unos a
otros. Se humillan y se agachan para levantar al otro. Encuentran formas de
someter sus preferencias inmediatas de comodidad a la necesidad del otro. ¡Amen
a eso! Que suceda cada vez más. No tengo ningún deseo de minimizar la
reciprocidad de la sumisión y el servicio.
Sumisión mutua y roles únicos Pero el problema es que los
igualitaristas parecen detenerse en la sumisión mutua, como si eso fuera todo
lo que se necesita decir sobre los roles en el matrimonio, o como si eso fuera
todo lo que el texto tiene que decir. Y cuando se detienen ahí, la mayoría de las
personas de hoy se quedan con una gran ambigüedad y una gran confusión
acerca de los roles apropiados de marido y mujer. Una vez que aclaras a las
personas que un esposo y una esposa deben ser mutuamente humildes y
mutuamente dispuestos a servirse mutuamente y mutuamente deseosos de
satisfacer las necesidades del otro y edificarse mutuamente, una vez que has
dicho todo eso, queda una gran incertidumbre en cuanto a lo que, en todo caso,
distingue el papel de marido y mujer. ¿Es sólo el don biológico de tener hijos lo
que distingue los roles? ¿O hay algo más generalizado?
Lo que es tan sorprendente es que los igualitaristas no abrazan lo que
todo lector común puede ver en Efesios 5. Después de declarar que existe una
sumisión mutua en el versículo 21, Pablo dedica doce versículos a revelar la
diferencia en la forma en que el esposo y la esposa deben servirse mutuamente . otro.
No es necesario negar la sumisión mutua para afirmar la importancia del rol
único del esposo como cabeza y el llamado único de la esposa para someterse
a esa jefatura.
La forma más sencilla de ver esto es recordar que el mismo Jesús se ató
con una toalla y se echó al suelo y lavó los pies de sus discípulos (el novio
sirviendo a la novia), pero ni por un minuto ninguno de los apóstoles hizo eso.
cabe duda de quién era el líder en ese momento. En otras palabras, la
reciprocidad de la sumisión y el servicio no anulan la realidad del liderazgo y la
jefatura. El servicio no anula el liderazgo; lo define. Jesús no deja de ser el
León de Judá cuando se convierte en el siervo semejante a un cordero de la
iglesia.
Después de llamar la atención sobre la reciprocidad de la sumisión o
servidumbre en el versículo 21, Pablo dedica todo el pasaje hasta el versículo
33 a hacer distinciones entre el rol del esposo y el rol de la esposa, entre el
liderazgo amoroso de un esposo que toma sus señales de Cristo y la sumisión
voluntaria de una esposa que se inspira en cómo la iglesia debe seguir a Cristo.
Lo que necesitamos escuchar de esto
El texto de hoy no es solo un llamado a la sumisión mutua que deja a los
jóvenes a tientas por lo que significa ser esposo y a las mujeres jóvenes a tientas.
por lo que significa ser una esposa. Lo que necesitamos escuchar es lo que significa
el liderazgo y la sumisión. ¿Cuáles son las implicaciones prácticas y positivas de ser
llamado cabeza que dan al hombre su papel distintivo en el matrimonio?
No es suficiente decir: “Servíos los unos a los otros”. Eso es cierto de
Cristo y su iglesia: se sirven unos a otros. Pero no se sirven mutuamente
de la misma manera. Cristo es Cristo. Somos la iglesia. Confundir las
distinciones sería doctrinal y espiritualmente devastador. Así también el
hombre es el esposo que representa a Cristo, y la mujer es la esposa que
representa a la iglesia. Y confundir estas distinciones previstas por Dios, o
abandonarlas, resulta en más desilusión y más divorcio y más devastación.
No arbitrario o reversible
Una de las cosas que es muy clara en Efesios 5 es que los roles de esposo
y esposa en el matrimonio no se asignan arbitrariamente, y no son
reversibles más de lo que son reversibles los roles de Cristo y la iglesia.
Los roles de esposo y esposa están arraigados en los roles distintivos de
Cristo y su iglesia. La revelación de este misterio es la recuperación de la
intención original del pacto matrimonial en el Jardín del Edén.
Puedes ver esto más claramente cuando reflexionas sobre lo que el
pecado hizo con el liderazgo y la sumisión y cómo la enseñanza de Pablo
aquí en Efesios 5 es tan perfecta para remediar esa corrupción. Cuando el
pecado entró en el mundo, arruinó la armonía del matrimonio no porque
trajo a la existencia el liderazgo y la sumisión, sino porque torció el
liderazgo humilde y amoroso del hombre hacia la dominación hostil en
algunos hombres y la indiferencia perezosa en otros. Y torció la sumisión
inteligente, voluntaria, feliz, creativa y articulada de la mujer hacia la
obsequiosidad manipuladora en algunas mujeres y la insubordinación
descarada en otras. El pecado no creó el liderazgo y la sumisión; los
arruinó y distorsionó y los hizo feos y destructivos.
Recuperando roles de los estragos del pecado
Ahora bien, si esto es cierto, entonces la redención que anticipamos con la
venida de Cristo no es el desmantelamiento del orden original creado de
jefatura amorosa y sumisión voluntaria, sino su recuperación de los estragos
del pecado Y eso es exactamente lo que encontramos en Efesios 5:21–33.
Esposas, ¡dejen que su sumisión caída sea redimida modelándola según la
intención de Dios para la iglesia! Esposos, ¡dejen que su liderazgo caído sea
redimido modelándolo según la intención de Dios para Cristo!
Por lo tanto, la jefatura no es un derecho a controlar, a abusar o a descuidar.
(El sacrificio de Cristo es el modelo.) Más bien, es la responsabilidad de amar
como Cristo al guiar, proteger y proveer para nuestras esposas y familias. La
sumisión no es servil ni coaccionada ni acobardada. Esa no es la forma en que
Cristo quiere que la iglesia responda a su liderazgo, protección y provisión.
Quiere que la sumisión de la iglesia sea libre, dispuesta, alegre, refinadora y
fortalecedora.
En otras palabras, Efesios 5:21–33 hace dos cosas: protege contra los
abusos de la jefatura al decirles a los esposos que amen como Jesús, y protege
contra la humillación de la sumisión al decirles a las esposas que respondan de
la manera en que Cristo llama a la iglesia a someterse. a él.
Hacia algunas definiciones
Así que permítanme cerrar este capítulo con definiciones breves de jefatura y
sumisión y luego pasar al próximo capítulo a la aplicación práctica de cómo se
ve esta jefatura en particular.
La jefatura es el llamamiento divino de un esposo para asumir la
responsabilidad principal del liderazgo de servicio, la protección y la provisión
de Cristo en el hogar.
La sumisión es el llamado divino de una esposa para honrar y afirmar el
liderazgo de su esposo y ayudar a llevarlo a cabo de acuerdo con sus dones.2
Aquí hay mucho en juego. Espero que lo tomes en serio, ya seas soltero o
casado, viejo o joven. No solo la estructura de la sociedad depende de esto,
sino también la revelación del Cristo que guarda el pacto y su iglesia que guarda
el pacto.
2Vea el próximo capítulo para la base bíblica de las palabras liderazgo, protección y provisión.
Como cabeza, es él quien es responsable de su
esposa, de su matrimonio y de su hogar. Sobre él recae
el cuidado y protección de la familia; lo representa ante el
mundo exterior; él es su sostén y consuelo; es el
dueño de la casa, el que exhorta, castiga, ayuda y
consuela, y lo representa ante Dios.
Es algo bueno, porque es una ordenanza divina
cuando la esposa honra al esposo por causa de su oficio, y
cuando el esposo cumple adecuadamente los deberes de su oficio.
capítulo siete
Corazón de león y semejante a un cordero:
el esposo cristiano como cabeza: ¿Qué significa
liderar?
Efesios 5:21–33
J esús establece el modelo de hombría como el León de Judá y el Cordero
de Dios. Fue en sus momentos más fuertes y más débiles un líder,
proveedor y protector. Pero puede que todavía no esté claro para algunos
que el concepto de jefatura involucra liderazgo como su significado principal.
En este sentido, el versículo clave sobre la jefatura es Efesios 5:23: “El marido es
la cabeza de la esposa así como Cristo es la cabeza de la iglesia, su cuerpo,
y él mismo es su Salvador.” Entonces, el esposo debe tomar sus señales
únicas en el matrimonio de Cristo en su relación con su iglesia. Considero
que eso significa que el esposo tiene una responsabilidad única de liderazgo
en el matrimonio.
Facetas del liderazgo
Sugerí al final del capítulo anterior que una definición bíblica de jefatura sería:
La jefatura es el llamamiento divino de un esposo para asumir la
responsabilidad principal del liderazgo de servicio, la protección y la provisión
de Cristo en el hogar. Cuanto más he pensado en esas tres facetas del
liderazgo —liderazgo, protección y provisión— más me parece que realmente
se resuelven en una sola cosa con dos expresiones.
El liderazgo es una cosa, y la protección y la provisión son las dos expresiones.
En otras palabras, el liderazgo de un esposo se expresa al tomar la iniciativa
de velar por que la familia esté protegida y abastecida. De modo que la
protección y la provisión no están separadas del liderazgo. Son las dos áreas
fundamentales donde el marido está llamado a asumir la responsabilidad
principal.
Así que lo que tenemos que hacer es ver el apoyo de esto en las
Escrituras y luego alguna aplicación o ilustración de lo que significa. Considere
algunos argumentos de Efesios de por qué la palabra cabeza en el versículo
23 involucra una responsabilidad única de liderazgo.
Ser Jefe Implica Liderazgo
Primero, el término cabeza se usa para líderes en el Antiguo Testamento. Por
ejemplo, Jueces 11:11: “Entonces Jefté fue con los ancianos de Galaad, y el
pueblo lo puso por cabeza y líder sobre ellos [eis kephalēn kai eis archēgon]”.
(Véase también Jueces 10:18; 11:8–9; 2 Sam. 22:44; Sal. 18:43; Isa. 7:8).
Segundo, Efesios 1:21–23 dice que Cristo es “sobre todo nombre que
se nombra . . . y [Dios] sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo puso a él
por cabeza sobre todas las cosas de la iglesia, la cual es su cuerpo”. El
enfoque en este texto está en el gobierno y la autoridad de Cristo cuando es
llamado cabeza de la iglesia. Así que el énfasis recae en su liderazgo sobre la iglesia.
Tercero, en Efesios 5:25 Pablo dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres,
como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella”. Si bien el énfasis
aquí recae en el sacrificio de Cristo por su novia y le dice al esposo que ame así,
no debemos pasar por alto la verdad ineludible de que Cristo tomó aquí una acción
absolutamente decisiva. Él no estaba respondiendo a la iglesia.
La iglesia no planeó su salvación y santificación. Cristo lo hizo.
Este es un liderazgo de la clase más exaltada. Pero es un liderazgo de servicio.
Cristo está tomando la iniciativa para salvar a su novia, y lo está haciendo sufriendo
y muriendo por ella.
Vemos liderazgo en el sacrificio de Cristo no solo en el hecho de que él lo
planeó y tomó la iniciativa, sino también en el hecho de que murió para darnos un
ejemplo. Jesús dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,
tome su cruz y sígame” (Mateo 16:24). En otras palabras, “He tomado la delantera
en sufrir por amor; ahora toma tu cruz y sígueme.” Por eso, el liderazgo no es
principalmente un derecho y un privilegio, sino una carga y una responsabilidad.
Finalmente, en vista de estas tres razones por las que la jefatura implica
liderazgo, el cuarto argumento es que el concepto de sumisión, cuando se relaciona
con la jefatura, implica que la jefatura es liderazgo. Pablo dice en los versículos 22
y 23: “Las casadas, sométanse a sus propios maridos como al Señor.
Porque el marido es la cabeza de la mujer.” Cuando la base de la sumisión de la
esposa se expresa como la jefatura del esposo, es claro que la jefatura involucra el
tipo de liderazgo que una mujer puede afirmar y honrar.
La definición de sumisión que desarrollaremos en el Capítulo 8 es: “La
sumisión es el llamado divino de una esposa para honrar y afirmar el liderazgo de
su esposo y ayudar a llevarlo a cabo de acuerdo con sus dones”.
El punto aquí es simplemente que cuando la sumisión se correlaciona con la
jefatura, implica que la jefatura implica liderazgo. La esposa honra y afirma el
liderazgo de su esposo y ayuda a llevarlo a cabo de acuerdo con sus dones.
Entonces, a partir de estas cuatro observaciones, y hay más de otros
partes de la Biblia que podríamos ver—Concluyo que la jefatura es el llamamiento
divino de un esposo para asumir la responsabilidad principal del liderazgo de
servicio, la protección y la provisión en el hogar a semejanza de Cristo.
Liderar como protector
Ahora, ¿dónde en este texto vemos la idea de que este liderazgo asume una
responsabilidad especial por la protección y provisión en la familia? Primero,
considere la protección. En los versículos 25–27, Pablo le muestra al esposo cómo
amar a su esposa, es decir, cómo ejercer el tipo de liderazgo de servicio que ejerció
Cristo:
Maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a la iglesia
y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola
purificado en el lavamiento del agua con la palabra, para
presentársela a sí mismo en esplendor, sin mancha, ni arruga,
ni cosa semejante, para que sea santa y sin mancha.
En las palabras “se entregó a sí mismo por ella”, escuchamos el sacrificio
salvador de Jesucristo. Cuando Cristo se entregó por nosotros, tomó nuestro lugar.
Él “llevó nuestros pecados” (1 Pedro 2:24) y se hizo maldición por nosotros (Gálatas
3:13) y murió por nosotros (Romanos 5:8); y por todo esto somos reconciliados con
Dios y salvados de ¡protegidos! de su ira, como dice Romanos 5:10: “Si siendo
enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más
ahora. que seamos reconciliados, seremos salvos por su vida.”
Si alguna vez hubo un ejemplo de liderazgo que tomó la iniciativa de salvar y
proteger a su novia, es este. Entonces, cuando Pablo llama a un esposo a ser la
cabeza de su esposa amando como Cristo cuando dirige, independientemente de
lo que quiera decir, quiere decir: Protégela a toda costa.
Liderar como proveedor
¿Qué pasa con la provisión? Estoy afirmando que la jefatura es el llamamiento
divino de un esposo para asumir la responsabilidad principal del liderazgo de
servicio, la protección y la provisión del hogar semejantes a Cristo. ¿Hay evidencias
en este texto de que el liderazgo del esposo debe asumir la responsabilidad
principal por la provisión de su esposa y familia? En todo caso, esto es aún más
explícito. Considere los versículos 28–29: “Así también los maridos deben amar a
sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer se ama a sí
mismo. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la
cuida , así como Cristo hace con la iglesia.”
Las palabras nutrir y cuidar son significativas. La palabra nutrir
(ektrephei) se usa con mayor frecuencia en la Biblia para criar hijos y
proporcionarles lo que necesitan, pero la parte de ese significado que se
aplica aquí no es que el esposo sea un padre, sino que él es un proveedor
cariñoso. Se usa más en el sentido de Génesis 45:11, donde José les dice a
sus hermanos: “Yo os proveeré [ekthrepsō] , porque aún quedan cinco años
de hambre”. Así que el punto es por lo menos que el esposo que dirige como
Cristo toma la iniciativa para asegurarse de que las necesidades de su
esposa e hijos se encuentran. Él provee para ellos.
De manera similar, la otra palabra en Efesios 5:29 apunta en la misma
dirección pero aún más tiernamente. El esposo “alimenta y cuida [thalpei] [su
cuerpo, su esposa], tal como Cristo hace con la iglesia”. Pablo usa esta
palabra para amar en otra ocasión, a saber, para referirse a su tierno amor
por la iglesia en Tesalónica. Se compara a sí mismo con una madre que
cuida a su bebé. En 1 Tesalonicenses 2:7 Pablo dice: “Éramos mansos entre
vosotros, como nodriza que cuida de sus propios hijos”. El punto no era en
absoluto menospreciar a la iglesia; el punto era enfatizar su tierno cuidado y
que él haría todo lo que pudiera por ellos como una madre hace por su hijo.
Así que concluyo que hay una buena razón en Efesios 5, sin mencionar
Génesis 1–3 y en otros lugares, para exaltar el llamado divino del esposo
como una responsabilidad principal para el liderazgo cristiano, la protección
y la provisión en el hogar. .
La vida depende de la protección y la provisión
Ahora note algo sobre protección y provisión. La razón por la que se destacan
es que son muy básicos. Sin protección y provisión, la vida misma está
amenazada. Así que la razón por la que estos dos suben a la superficie tan
rápidamente es que si un esposo falla en su liderazgo aquí, puede que no
haya ningún otro lugar para ejercerlo. La vida de la familia depende de la
protección y la provisión. La vida misma debe ser protegida y alimentada, o
dejará de existir.
Pero hay otra razón por la que estos dos se destacan. Tanto la protección
como la provisión tienen un significado físico y espiritual. Hay alimento físico
que necesita ser provisto, y hay alimento espiritual que necesita ser provisto.
Los esposos necesitan protegerse contra las amenazas físicas a la
vida de la familia y amenazas espirituales a la vida de la familia.
Entonces, cuando lo piensa, prácticamente todo lo que un esposo está
llamado a hacer en su liderazgo se resume en una de estas cuatro
formas: 1) provisión física (como alimento y refugio), 2) provisión
espiritual (como la palabra de Dios y guía espiritual, instrucción y
aliento), 3) protección física (como de intrusos o desastres naturales o
enfermedades), y 4) protección espiritual (como oración y advertencias
y mantener ciertas influencias fuera del hogar). Provisión: física y
espiritual. Protección: física y espiritual.
Ánimo y precaución
Antes de dar algunos ejemplos, permítanme dar una palabra de aliento
y precaución. El estímulo es para los hombres. Si esto suena nuevo y
abrumador, anímese porque Cristo no lo llama a hacer lo que no le
permitirá hacer. A mi padre le encantaba citarnos como familia Filipenses
4:13: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Los esposos están
llamados a hacer algunas cosas muy difíciles. El liderazgo no es fácil.
Eso es parte de lo que significa ser cristiano: “Toma tu cruz y sígueme”.
Pero con cada mandato viene una promesa. "No temas porque yo estoy
con vosotros; no desmayes, porque yo soy tu Dios; Te fortaleceré, te
ayudaré, te sostendré con mi diestra justa”
(Isaías 41:10). Así que anímate. El liderazgo es difícil. Pero eres un
hombre. Si tu padre nunca te enseñó a liderar, tu Padre celestial lo hará.
La precaución es para las mujeres. No puede exigir que su esposo
asuma el liderazgo. Por varias razones: 1) Exigir es contradictorio con
lo mismo que anhelas. Está fuera de lugar. Si te conviertes en el
demandante, él no es el líder. 2) Exigir será contraproducente porque
si él tuviera algún impulso de esforzarse más, su exigencia le quitará el
corazón, porque ya no tendrá ganas de liderar; se sentirá como una
aquiescencia a su demanda. 3) Tiene que venir de dentro de él
provocado por la palabra de Dios y el Espíritu de Dios.
Entonces, en lugar de exigir, 1) ore fervientemente por él para que
Dios despierte su verdadera hombría. 2) Cuando no estés cansado ni
enojado, pídele un momento en el que los dos solos puedan hablar
sobre los deseos de tu corazón. Cuando expreses tus anhelos, hazlo sin sonar
cualquier ultimátum y con un sentido de esperanza basado en Dios, no en el hombre.
Exprese aprecio y honor por cualquier forma en que él esté liderando.
Ejemplos y explicaciones
Ese es el aliento y la cautela. Ahora algunos ejemplos y explicaciones. Estos deben
ser breves y provocativos en lugar de un intento de responder a todas las preguntas
posibles. Considere qué es el liderazgo en cada una de las cuatro esferas
mencionadas anteriormente.
1. Liderazgo en la provisión espiritual Para
proporcionar alimento espiritual a la familia, debe conocer el alimento espiritual.
Esto significa que un hombre debe ir tras Dios. Solo puedes liderar espiritualmente si
estás creciendo en tu propio conocimiento de Dios y amor por Dios. Si estás
alimentando tu alma con la palabra de Dios, te sentirás atraído a alimentar a tu
esposa ya tus hijos.
Reúna a su esposa e hijos para los devocionales familiares todos los días;
llámelo como quiera: oraciones familiares, culto familiar, tiempo bíblico familiar,
devociones, etc. Tome la iniciativa de reunirlos. Si no sabes qué hacer, pregunta a
algunos hermanos qué hacen. O pregúntele a su esposa qué le gustaría hacer. No
tienes que ser un solitario aquí. Recuerde, la jefatura asume la responsabilidad
principal , no la responsabilidad exclusiva . La esposa, oramos, siempre está
apoyando y ayudando. Y ella regularmente tiene regalos que el marido no tiene. Lo
que las mujeres anhelan con razón es la iniciativa espiritual y moral de un hombre,
no la dominación espiritual y moral.
Y recuerde, no existe una conexión necesaria entre ser un líder efectivo y ser
más intelectual o más competente que su esposa. El liderazgo no asume que es
superior. Supone que debe tomar la iniciativa. Asegúrese de que la familia ore, lea la
Biblia, vaya a la iglesia, discuta asuntos espirituales y morales, aprenda a usar los
medios de gracia, crezca en conocimiento y observe su ejemplo en todas estas cosas.
2. Liderazgo en la provisión física El
esposo tiene la responsabilidad principal de poner el pan sobre la mesa.
Una vez más, la palabra principal es importante. Tanto los esposos como las esposas trabajan.
En toda la historia ha sido así: tanto el hombre como la mujer trabajan. Pero
sus esferas normales de trabajo son el hombre: sustentador; esposa:
administradora doméstica, diseñadora, cuidadora.
Eso nunca ha significado que no hay temporadas en la vida cuando una esposa
no puede trabajar fuera del hogar o que el marido no puede compartir las cargas
domésticas. Pero sí significa que un hombre compromete su propia alma y
envía un mensaje equivocado a su esposa e hijos cuando no se posiciona como
el que da su vida para poner pan en la mesa. Puede estar discapacitado e
incapaz de hacer lo que su corazón anhela hacer. Él puede estar temporalmente
en la escuela mientras ella mantiene a la familia.
Pero en cualquier caso, su corazón —y, si es posible, su cuerpo— se está
moviendo hacia el uso de su mente y sus manos para proveer físicamente a su
esposa e hijos.
3. Liderazgo en la Protección Espiritual
Los peligros espirituales que acechan a la familia hoy en día son innumerables
y sutiles. Necesitamos guerreros valientes como nunca antes. No con lanzas y
escudos, sino con discernimiento bíblico y valentía. Primero, esposos, oren por
su familia todos los días: “No los dejes caer en la tentación, sino líbralos del
mal”. Luchad por ellos en oración contra el diablo y el mundo y la carne. Ore las
oraciones de la Biblia por ellos. No te canses. Dios escucha y responde la
oración por nuestras esposas e hijos.
Establezca estándares para su esposa e hijos. Trabájalos con tu esposa.
Recuerde, el camino del liderazgo aquí es la responsabilidad principal , no la
responsabilidad exclusiva. Las esposas están ansiosas por ayudar aquí, pero
se sienten frustradas cuando no tomamos ninguna iniciativa y se las deja solas
para tratar de determinar y hacer cumplir las normas.
Tome la iniciativa de pensar en lo que se permitirá en la televisión. A qué
películas irán usted y los niños. Qué música se escuchará. Y lo bajos que serán
los escotes de tu hija. Papá tiene un papel crucial en la definición de la modestia
de la ropa de su hija.
Sí, mamá es el actor clave aquí para ayudar a una mujer joven a aprender el
significado de la modestia y la belleza. Pero el papel de papá es indispensable
tanto para celebrar cómo se ven como para decirles cuándo la forma en que se
visten significa lo que no creen que signifique. Los papás saben exactamente qué
Quiero decir. Lo que necesitas aquí es coraje. No tengas miedo aquí. Esta es tu
hija, y ella debe escuchar de ti lo que está diciendo a los hombres con su ropa.
Otro ejemplo de liderazgo en la protección espiritual: Pablo dice en Efesios
4:26–27: “No se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis oportunidad al diablo”.
En otras palabras, una puerta abierta de par en par al diablo en su casa es una
ira no resuelta cuando se va a la cama: ira en los niños y en el matrimonio.
Liderazgo significa que debemos tomar la iniciativa en la reconciliación.
No quiero decir que las esposas nunca deban decir que lo sienten. Pero en
la relación entre Cristo y su iglesia, ¿quién tomó la iniciativa de hacer nuevas
todas las cosas? ¿Quién dejó la comodidad y seguridad de su trono de justicia
para poner en acción la misericordia en el Calvario? ¿Quién volvió a Pedro
primero después de tres negaciones? ¿Quién ha regresado a vosotros una y
otra vez perdonándoos y ofreciéndoos su comunión de nuevo? Jesús, el Líder,
el gran tomador de iniciativas.
Entonces, esposos, su jefatura significa: Adelante . Tomar la iniciativa. No
importa si es su culpa. Eso no detuvo a Cristo. ¿Quién romperá primero el gélido
silencio? ¿Quién ahogará las palabras, "Lo siento, quiero que sea mejor"? O
“¿Podemos hablar? Me gustaría que las cosas fueran mejor”.
Ella podría ganarte. A veces eso está bien. Pero ¡ay de ti si piensas que por
culpa de ella está obligada a decir la primera palabra de reconciliación! La
jefatura no es fácil. Es el trabajo más duro y humillante del mundo. Protege a tu
familia. Esfuérzate, tanto como esté dentro de ti, para hacer las paces antes de
que se ponga el sol.
4. Liderazgo en Protección Física Esto
es demasiado obvio para necesitar ilustración, ojalá. Si hay un sonido abajo
durante la noche y podría ser un ladrón, no le digas: “Este es un matrimonio
igualitario, así que es tu turno de ir a comprobarlo.
Fui la última vez. Y lo digo en serio, incluso si su esposa es cinturón negro en
kárate. Después de haber tratado de disuadirlo, ella puede acabar con el ladrón
con una buena patada en el plexo solar. Pero será mejor que estés inconsciente
en el suelo, o no eres un hombre. Eso está escrito en tu alma, hermano, por
Dios Todopoderoso. Grande o pequeño, fuerte o débil, de noche o de día, subes
primero contra el enemigo. ¡Ay de los maridos, y ay de la nación, que envía a sus
mujeres a pelear sus batallas!
El marido que ninguna mujer se arrepiente
Cuando Adán y Eva pecaron en el jardín y Dios vino a pedirles cuentas, no
importó que Eva hubiera pecado primero. Dios dijo: "Adán, ¿dónde estás?" (Gén.
3:9). Esa es la palabra de Dios para la familia hoy: Adán, esposo, padre, ¿dónde
estás? Si algo no funciona bien en la casa de Piper y Jesús llama a la puerta, es
posible que tenga un problema con mi esposa, pero lo primero que dirá cuando
ella abra la puerta es: "¿El hombre de la casa está en casa?" ?” Así sucedió en el
primer matrimonio. Así sucederá en nuestro matrimonio.
Cuando un hombre lleva con gozo la principal responsabilidad que Dios le
ha dado de un liderazgo de servicio semejante a Cristo, y de provisión y protección
en el hogar: para el bienestar espiritual de la familia, para la disciplina y educación
de los hijos, para la administración del dinero, para la tenencia de un trabajo
estable, para la curación de la discordia: nunca he conocido a una esposa que se
arrepienta de haberse casado con un hombre así. Porque cuando Dios diseña
algo (como el matrimonio), lo diseña para su gloria y nuestro bien.
Dios establece una regla de vida por la cual pueden vivir juntos en
el matrimonio: “Mujeres, estén sujetas a sus maridos,
como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres”
(Col. 3:18, 19). Con tu matrimonio estás fundando un hogar.
Eso necesita una regla de vida, y esta regla de vida es tan
importante que Dios mismo la establece, porque sin ella todo
estaría descoyuntado. Puedes ordenar tu hogar como quieras,
excepto en una cosa: la esposa debe estar sujeta a su esposo
y el esposo debe amar a su esposa.
Cartas y papeles desde la cárcel, 28
capitulo ocho
La hermosa fe de
Sumisión sin miedo
Así mismo, mujeres, estad sujetas a vuestros propios maridos, para
que aunque algunos no obedezcan la palabra, sean ganados sin
palabra por la conducta de sus mujeres, cuando vean vuestra conducta
respetuosa y pura. No sea vuestro atavío exterior, ni el peinado
ostentoso, ni el engalanamiento de oro, ni la ropa que usáis, sino que
vuestro atavío sea el oculto del corazón, con el hermosura imperecedera
de un espíritu afable y apacible, que en La vista de Dios es muy
preciosa. Porque así se adornaban las santas mujeres que esperaban
en Dios, sometiéndose a sus propios maridos, como Sara obedecía a
Abraham, llamándolo señor. Y vosotros sois sus hijos, si hacéis el bien
y no teméis nada que sea espantoso.
1 P edro 3:1–6
Si dedicamos dos capítulos al papel del marido como cabeza
Teniendo
del matrimonio, pasamos ahora a la contrapartida de la esposa: la
sumisión. Estoy muy ansiosa de que hombres y mujeres, solteros y casados,
viejos y jóvenes, escuchen esto como un llamado a algo fuerte, noble,
hermoso, digno y digno de los más altos esfuerzos espirituales y morales de una mujer.
Para preparar el escenario para ese impacto, observe dos frases en 1
Pedro 3:1: “Así mismo, las mujeres, estén sujetas a sus propios maridos”. Fíjate
en la palabra propia en “tus propios maridos”. Eso significa que hay una sumisión
especialmente adecuada a su propio esposo que no es adecuada en relación
con otros hombres. No estás llamada a someterte a todos los hombres como lo
haces con tu esposo. Luego fíjate en la frase del principio: “Igualmente, las esposas”.
Esto significa que el llamado a la sumisión de la esposa es parte de un llamado más
amplio a la sumisión de todos los cristianos de diferentes maneras.
Sumisión para todos los cristianos
En 1 Pedro 2:13–17, Pedro nos exhorta a todos a estar sujetos, “por causa del
Señor”, a toda institución humana, ya sea al emperador como supremo oa los
gobernadores nombrados por él. En otras palabras, mantenga los límites de
velocidad, pague sus impuestos y sea respetuoso con los policías y
senadores
Luego, en 2:18–25, Pedro se dirige a los sirvientes de la casa (oiketai) en la
iglesia y los exhorta a estar sujetos a sus amos.
con todo respeto, tanto al amable como al prepotente.
Luego, en 3:1–6, Pedro instruye a las esposas a estar sujetas a sus esposos,
incluso a los esposos incrédulos. Esta es la parte en la que nos centraremos en este
capítulo.
Luego, en el versículo 7, instruye a los esposos a vivir con consideración con
sus esposas, como coherederos de la gracia de la vida.
Finalmente, en 3:8–12, Pedro le dice a toda la iglesia que tengan unidad,
simpatía, amor, ternura y humildad entre sí, y que no devuelvan mal por mal. En
otras palabras, sométanse unos a otros y sírvanse unos a otros. Entonces, como
vimos en Efesios 5, la sumisión es una virtud cristiana más amplia que todos
debemos buscar, y tiene sus expresiones únicas y adecuadas en varias relaciones.
En este capítulo nos estamos enfocando en la relación de una esposa con su esposo.
¿Cómo se ve la misión allí?
Las raíces de la feminidad
Antes de describir lo que no es la sumisión y lo que es, observemos brevemente el
poderoso retrato de la feminidad que Peter nos pinta con estas palabras. Lo que
vemos son las raíces profundas y fuertes de la feminidad debajo del fruto de la
sumisión. Son las raíces las que hacen que la sumisión sea lo fuerte y hermoso que
es.
Comencemos con el versículo 5: “Así se adornaban las santas mujeres que
esperaban en Dios, sujetándose a sus propios maridos”.
La raíz más profunda de la feminidad cristiana mencionada en este texto es
La hermosa fe de la sumisión intrépida 97
esperanza en Dios. “Mujeres santas que esperaban en Dios . . .” Una mujer
cristiana no pone su esperanza en su marido, ni en conseguir marido. No pone su
esperanza en su apariencia ni en su inteligencia ni en su creatividad.
Ella pone su esperanza en las promesas de Dios. Se la describe en Proverbios
31:25: “Fuerza y dignidad son su vestidura, y se ríe del tiempo por venir”. Se ríe
de todo lo que le depara el futuro porque espera en Dios.
Aparta la mirada de los problemas, las miserias y los obstáculos de la vida
que parecen hacer que el futuro sea sombrío, y enfoca su atención en el poder
soberano y el amor de Dios que gobierna en el cielo y hace en la tierra lo que le
place (Sal. 115:3). ). Ella conoce su Biblia, y conoce su teología de la soberanía
de Dios, y conoce su promesa de que él estará con ella y la ayudará y fortalecerá
pase lo que pase.
Esta es la raíz profunda e inquebrantable de la feminidad cristiana. Y Pedro lo
hace explícito en el versículo 5. No está hablando de cualquier mujer. Está
hablando de mujeres con raíces bíblicas inquebrantables en la bondad soberana
de Dios, mujeres santas que esperan en Dios.
Intrepidez
Lo siguiente que hay que ver sobre la feminidad cristiana, después de la esperanza
en Dios, es la valentía que produce en estas mujeres. Así que el versículo 5 dice
que las santas mujeres de la antigüedad esperaban en Dios. Y luego el versículo
6 da a Sara, la esposa de Abraham, como ejemplo y luego se refiere a todas las
demás mujeres cristianas como sus hijas. Verso 6: “Y vosotros sois sus hijos, si
hacéis el bien y no teméis nada que sea espantoso.”
Así que este retrato de la feminidad cristiana está marcado primero por la
esperanza en Dios y luego por lo que surge de esa esperanza, es decir, la intrepidez.
Ella no teme al futuro; ella se ríe del futuro. La presencia de la esperanza en la
soberanía invencible de Dios expulsa el miedo. O, para decirlo con más cuidado y
realismo, las hijas de Sara luchan contra la ansiedad que surge en sus corazones.
Le hacen la guerra al miedo y lo vencen con la esperanza en las promesas de
Dios.
Las mujeres cristianas maduras saben que seguir a Cristo significará
sufrimiento (2 Timoteo 3:12). Pero ellos creen en promesas como 1 Pedro 3:14,
“Pero aun si padecéis por causa de la justicia, seréis
bendecido. No les temáis ni os turbéis”, y 1 Pedro 4:19, “Así que, los que
sufren según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador,
haciendo el bien”. Eso es lo que hacen las mujeres cristianas: confían sus
almas a un Creador fiel. Esperan en Dios. Y triunfan sobre el miedo.
Adorno Interno
Esto lleva a una tercera característica del retrato de Peter de la feminidad,
un enfoque en el adorno interno en lugar de externo. Primera de Pedro 3:5
comienza: “Así se adornaban las santas mujeres que esperaban en Dios”.
Este adorno se refiere a lo que se describe en los versículos 3–4:
No sea vuestro atavío exterior, ni el peinado ostentoso, ni el
engalanamiento de oro, ni la ropa que usáis, sino que vuestro
atavío sea el oculto del corazón, con el hermosura imperecedera
de un espíritu afable y apacible, que en La vista de Dios es
muy preciosa.
Sabemos que esto no significa que todas las joyas y todos los
peinados estén excluidos. Entonces toda la ropa también estaría excluida,
. ropa que usas.” Lo
porque dice: “No dejes que tu adorno sea externo. . la
que quiere decir es: no centres tu atención y esfuerzo principal en cómo te
ves por fuera; enfócalo en la belleza que hay dentro.
Esfuérzate más y preocúpate más por la belleza interior que por la exterior.
Y es específico en el versículo 4. Cuando una mujer pone su esperanza
en Dios y no en su marido y no en su apariencia, y cuando vence el temor por
las promesas de Dios, esto tendrá un efecto en su corazón: Le dará una
tranquilidad interior. Eso es lo que Pedro quiere decir en el versículo 4 con “la
hermosura imperecedera de un espíritu afable y apacible, lo cual es de gran
estima delante de Dios”.
Un tipo único de sumisión Eso deja una
característica más de este retrato de la feminidad para ver.
Primero, había esperanza en Dios. Eso lleva entonces a la intrepidez frente
a lo que pueda traer el futuro. Entonces eso lleva a una tranquilidad interior.
lidad y mansedumbre. Y, finalmente, ese espíritu se expresa en un tipo
único de sumisión a su esposo. Versículo 1: “Así mismo, mujeres, estén
sujetas a sus propios maridos”. Versículo 5: “Así se adornaban las santas
mujeres que esperaban en Dios, sometiéndose a sus propios maridos”.
Este es un breve vistazo al retrato del tipo de mujer que Peter tiene en
mente cuando llama a una mujer a ser sumisa a su marido.
Esperanza inquebrantable en Dios. Coraje y valentía de cara al futuro.
Quietud tranquilidad del alma. Humilde sumisión al liderazgo de su esposo.
La tristeza de la belleza despreciada
Es una gran tristeza que en nuestra sociedad, incluso en la iglesia, los roles
diferentes y complementarios de la autoridad bíblica del esposo y la
sumisión bíblica de la esposa sean despreciados o simplemente pasados por alto.
Algunas personas simplemente los descartan como restos culturales
subcristianos del primer siglo. Otros los distorsionan y los usan mal.
Mencioné anteriormente que una vez me senté en mi oficina con un esposo
que creía que la sumisión significaba que su esposa no debía ir de una
habitación a otra en la casa sin pedirle permiso. Ese tipo de distorsión
patológica hace que sea más fácil para las personas prescindir de textos
como estos en la Biblia.
Pero la verdad del liderazgo y la sumisión está realmente aquí y es
realmente hermosa. Cuando lo ves vivido con la marca de la majestad de
Cristo —la reciprocidad del servicio sin cancelar la realidad del liderazgo y
la sumisión— es un drama maravilloso y profundamente satisfactorio. Así
que meditemos en este texto primero qué no es la sumisión, y luego qué es.
Lo que no es la sumisión
Aquí hay seis cosas que no es, según 1 Pedro 3:1–6.
1. La sumisión no significa estar de acuerdo con todo lo que dice tu
esposo. Puedes ver eso en el versículo 1: Ella es cristiana, y él no. Tiene
un conjunto de ideas sobre la realidad última. Ella tiene otro. Peter la llama
a ser sumisa mientras asume que ella no se someterá a su punto de vista sobre el
lo más importante del mundo: Dios. Así que la sumisión no puede significar
someterse a estar de acuerdo con todo lo que piensa su marido.
2. La sumisión no significa dejar tu cerebro o tu voluntad en el altar de la boda.
No es la incapacidad o la falta de voluntad para pensar por uno mismo. Esta es
una mujer que escuchó el evangelio de Jesucristo. Ella lo pensó. Evaluó las
afirmaciones de verdad de Jesús. Percibió en su corazón la belleza y el valor de
Cristo y de su obra, y lo eligió. Su esposo también lo escuchó. De lo contrario,
Pedro probablemente no diría que "desobedeció la palabra". Ha oído el evangelio
y ha pensado en él. Y no ha escogido a Cristo. Pensó por sí misma y actuó. Y
Peter no le dice que se retire de ese compromiso.
3. La sumisión no significa evitar todo esfuerzo por cambiar a un esposo. El
objetivo de este texto es decirle a la esposa cómo ganar a su esposo. El versículo
1 dice: “Estad sujetos a vuestros maridos, para que si algunos no obedecen a la
palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus mujeres”. Si no te
importara la Biblia, podrías decir: "La sumisión tiene que significar aceptar a un
esposo tal como es y no tratar de cambiarlo". Pero si crees lo que dice la Biblia,
concluyes que la sumisión, paradójicamente, a veces es una estrategia para
cambiarlo.
4. La sumisión no significa anteponer la voluntad del marido a la voluntad de
Cristo. El texto enseña claramente que la esposa es seguidora de Jesús antes y
por encima de ser seguidora de su marido. La sumisión a Jesús relativiza la
sumisión a los esposos, gobiernos, empleadores y padres. Cuando Sara llamó a
Abraham “señor” en el versículo 6, era señor con l minúscula . Pedro se está
refiriendo a Génesis 18:12: “Sara se reía a sí misma, diciendo: 'Después que yo
esté desgastada, y mi señor envejezca, ¿tendré placer?'”
Lo sorprendente de esta referencia es que Pedro pasó por alto el ejemplo
más sorprendente de la sumisión de Sara, a saber, cuando Abraham quería que
ella dijera en Egipto que era su hermana. A riesgo de su vida y abuso sexual, ella
obedeció. Peter no eligió ilustrar su punto con este ejemplo. Sospecho que no le
gustaba sostenerlo como modelo. Abraham no la amaba como debía. En cambio,
Peter ilustra su punto sobre la sumisión de Sarah al referirse a una declaración
donde ella llamó señor a Abraham por cierto. Era un mero aparte. No estaba
destinado a que Abraham escuchara; ella estaba hablando sola. Da un simple
vistazo a su corazón. Ella lo honra cuando nadie está escuchando.
La palabra es como "señor" o "mi señor". Y la obediencia que ella rindió es
obediencia calificada porque su lealtad suprema es al Señor con L mayúscula.
5. La sumisión no significa que una esposa obtenga su fuerza espiritual
personal principalmente a través de su esposo. Un buen esposo ciertamente debe
fortalecer, edificar y sostener a su esposa. Él debe ser una fuente de fortaleza. Pero
lo que este texto muestra es que cuando falta el liderazgo espiritual del esposo, la
esposa cristiana no carece de fuerza.
La sumisión no significa que ella dependa de él para que le suministre la fuerza de
la fe, la virtud y el carácter. El texto, de hecho, supone todo lo contrario. Está
llamada a desarrollar profundidad, fuerza y carácter, no de su esposo sino para su
esposo. El versículo 5 dice que su esperanza está en Dios y en el poder de Dios
para que un día su esposo se una a ella en la fe.
6. Finalmente, la sumisión no significa que una esposa deba actuar por temor.
El versículo 6 dice: “Vosotros sois sus hijos [de Sara], si hiciereis bien, y no temiereis
nada aterrador”. En otras palabras, la sumisión es libre, no coaccionada. La mujer
cristiana es una mujer libre. Cuando se somete a su marido, sea creyente o no, lo
hace en libertad, no por miedo.
Qué es la sumisión
Si eso es lo que no es sumisión, entonces ¿qué es? Al final del capítulo 6, basado
en Efesios 5, sugerí que la sumisión es el llamado divino de una esposa para
honrar y afirmar el liderazgo de su esposo y ayudar a llevarlo a cabo de acuerdo
con sus dones. Eso es lo que vemos aquí también. Es la disposición a seguir la
autoridad del esposo y la inclinación a ceder ante su liderazgo. Es una actitud que
dice: “Me deleita que tomes la iniciativa en nuestra familia. Me alegro cuando
asumes la responsabilidad de las cosas y lideras con amor. No prospero en la
relación cuando eres pasivo y tengo que asegurarme de que la familia funcione”.
Pero la sumisión no sigue al marido al pecado. Entonces que
Qué dice la sumisión en tal situación? ¿Qué le dice la sumisión a un esposo que
está conduciendo a su esposa al pecado? Dice: “Me apena cuando te aventuras
en actos pecaminosos y quieres llevarme contigo. Sabes que no puedo hacer
eso. No tengo ningún deseo de resistirte. Por el contrario, florezco más cuando
puedo responder con alegría a tu dirección; pero no puedo seguirte hasta el
pecado, por mucho que me guste honrar tu liderazgo en nuestro matrimonio.
Cristo es mi Rey.”
La razón por la que digo que la sumisión es una disposición y una inclinación
a seguir la dirección del esposo es porque habrá ocasiones en un matrimonio
cristiano en que la esposa más sumisa, con buenas razones, vacilará ante la
decisión del esposo. Puede parecer imprudente para ella. Supongamos que
somos Noël y yo. Estoy a punto de decidir algo para la familia que a ella le parece
una tontería. En ese momento Noël pudo expresar su sumisión así: “Johnny, sé
que has pensado mucho en esto, y me encanta cuando tomas la iniciativa de
planificar para nosotros y asumir la responsabilidad de esta manera, pero
realmente no lo hago. No tengo paz sobre esta decisión, y creo que tenemos que
hablar un poco más al respecto. ¿Podríamos? ¿Quizás esta noche en algún momento?
La razón por la cual es un tipo de sumisión bíblica es 1) porque los esposos,
a diferencia de Cristo, son falibles y deben admitirlo; 2) porque los esposos deben
querer que sus esposas se entusiasmen con las decisiones de la familia, ya que
Cristo quiere que la iglesia se entusiasme con seguir sus decisiones y no solo
seguirlas a regañadientes; 3) porque la forma en que Noël expresó sus dudas
comunicó claramente que respalda mi liderazgo y me afirma en mi papel como
líder; y 4) porque ella me ha dejado claro desde el comienzo de nuestro
matrimonio que si, después de haber hablado todo lo que debemos, todavía no
estamos de acuerdo, ella cederá a la decisión de su esposo.
El camino de Dios es bueno para nosotros
Así que termino este capítulo con el recordatorio de que el matrimonio no se trata
principalmente de permanecer enamorado. Se trata de mantener el pacto. Y la
razón principal por la que se trata de guardar el pacto es que Dios diseñó la
relación entre un esposo y su esposa para representar la relación entre Cristo y
la iglesia. Este es el significado más profundo del matrimonio. Y es por eso que,
en última instancia, los roles de liderazgo y sumisión son tan
importante. Si nuestros matrimonios van a decir la verdad acerca de
Cristo y su iglesia, no podemos ser indiferentes al significado de
liderazgo y sumisión. Y no dejemos de decir que el propósito de Dios
para la iglesia, y para la esposa cristiana que la representa, es su
gozo eterno y santo. Cristo murió por ella para lograr eso.
Así comienza; la cruz no es un final terrible para una vida
feliz y temerosa de Dios, sino que nos encontramos al comienzo
de nuestra comunión con Cristo.
Cuando Cristo llama a un hombre, le pide que venga y muera. . . .
“Gozaos y alegraos mucho, porque vuestro galardón es grande en los
cielos”. Allí se verá a los pobres en los salones de la alegría.
Con su propia mano Dios enjuga las lágrimas de los ojos de los que se
lamentaron sobre la tierra.
Él alimenta a los hambrientos en su Banquete. Allí están los
cuerpos llenos de cicatrices de los mártires, ahora glorificados y
vestidos con las vestiduras blancas de la justicia eterna en lugar de
los harapos del pecado y el arrepentimiento. Los ecos de esta
alegría llegan al pequeño rebaño de abajo que está debajo
de la cruz, y escuchan a Jesús decir: “¡Bienaventurados vosotros!”.
El costo del discipulado, 99, 128
capitulo nueve
Soltero en Cristo:
Un nombre mejor que hijos e hijas
Así dice el Señor: “Guardad el derecho y haced la justicia, porque
pronto vendrá mi salvación, y se manifestará mi liberación.
Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo del hombre que lo
retiene, que guarda el día de reposo, no profanándolo, y guarda su
mano de hacer mal alguno.” No diga el extranjero que se ha unido al
Señor : “Ciertamente el Señor me separará de su pueblo”; y no diga el
eunuco: He aquí, soy un árbol seco. Porque así dice el Señor: “A los
eunucos que guardan mis sábados, que escogen las cosas que me
agradan y mantienen mi pacto, les daré en mi casa y dentro de mis
muros un monumento y un nombre mejor que el de hijos e hijas; Les
daré un nombre eterno que nunca será borrado. “Y a los extranjeros
que se unen al Señor, para ministrarle, para amar el nombre del Señor
y ser sus siervos, todo aquel que guarda el día de reposo y no lo
profana, y se aferra a mi pacto, a éstos les daré llévalos a mi monte
santo, y haz que se alegren en mi casa de oración; sus holocaustos y
sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de o
1 digo 56:1–7
¿Por qué
hay auquí
está n capítulo
sobre
para evitar la
que soltería
las en ucn
personas libro sobre
asadas el matrimonio?
idolatren Primero,
el matrimonio.
Está
aquí para evitar que elevemos el estado del matrimonio más alto de lo que deberíamos.
Segundo, está aquí porque algunos solteros leerán este libro y necesitarán ver
una imagen más completa de cómo la soltería y el matrimonio se relacionan entre sí.
ya los propósitos mayores de Dios. Tercero, está aquí para que las personas
casadas y solteras se sientan motivadas a ser parte de la familia principal que
es más importante que todas las demás familias. Las familias hombreesposa
hijos son bendiciones temporales para esta era. En la era venidera, no existirán
(Mat. 22:23–30). Pero la iglesia existirá como familia para siempre. Esto tiene
profundas implicaciones sobre cómo las personas solteras y casadas piensan
sobre los demás y se relacionan entre sí.
Comenzaré y terminaré este capítulo con mi punto principal y, en el medio,
cubriré un amplio terreno de las Escrituras para apoyarlo. Mi punto principal es
que Dios promete a los que permanecen solteros en Cristo bendiciones que son
mejores que las bendiciones del matrimonio y los hijos, y los llama a mostrar,
mediante la devoción de su soltería que exalta a Cristo, las verdades acerca de
Cristo y su reino que brille más claramente a través de la soltería que a través
del matrimonio y la crianza de los hijos. ¿Qué verdades brillan más intensamente
a través de la soltería?
1) La verdad de que la familia de Dios crece no por la propagación a
través de las relaciones sexuales, sino por la regeneración a través de la
fe en
Cristo;1 2 ) La verdad de que las relaciones en Cristo son más
permanentes y más preciosas que las relaciones en las familias (y, por
supuesto, por supuesto, es maravilloso cuando las relaciones en las
familias son también relaciones en Cristo, pero
sabemos que muchas veces no es el caso); 3) La verdad de que el
matrimonio es temporal y finalmente da paso a la relación a la que
apuntaba todo el tiempo: Cristo y la iglesia, de la misma manera que ya
no se
necesita una imagen cuando se ve cara a cara; 4) La verdad de que la
fidelidad a Cristo define el valor de la vida; todas las demás relaciones
obtienen su significado final de esto. Ninguna relación familiar es definitiva; la relación con Cristo
Para decir el punto principal más brevemente: Dios promete bendiciones
espectaculares para aquellos de ustedes que permanecen solteros en Cristo, y
les da un llamado extraordinario para su vida. Ser soltero en Cristo es, por lo tanto,
1Tomo prestada aquí la expresión de Barry Danylak, A Biblical Theology of Singleness (Cambridge, Reino
Unido: Grove Books Limited, 2007), 13–16, que es un desbordamiento de los estudios de doctorado de Danylak
en la Universidad de Cambridge. Este capítulo se basa en gran medida en su enfoque del tema de la soltería
en la Biblia.
Soltero en Cristo 107
no una falta de lo mejor de Dios, sino un camino de obediencia que exalta a Cristo
y guarda el pacto que muchos están llamados a caminar.
Mejores bendiciones que hijos e hijas
Ahora demos un paso atrás y miremos las Escrituras, comenzando con Isaías
56:4–5:
Así dice el Señor: “A los eunucos [aquellos que no pueden procrear
sino que convierten su vida en un servicio único en lugar del
matrimonio] que guardan mis días de reposo, que escogen las
cosas que me agradan y mantienen mi pacto, les daré en mi casa
y dentro de mis muros un monumento2 y un nombre mejor que
hijos e hijas; les daré un nombre eterno que nunca será borrado”.
Dios promete bendecir a los eunucos obedientes con bendiciones mejores
que las de los hijos e hijas. En otras palabras, por implicación, Dios promete a
aquellos de ustedes que permanecen solteros en Cristo bendiciones que son
mejores que las bendiciones del matrimonio y los hijos.
Pacto Pueblo y Procreación
Pero para ver esto más claramente, necesitamos obtener una imagen más
amplia. En el orden creado que Dios estableció antes de que el pecado
estuviera en el mundo, y en el orden del pacto que Dios estableció con el
pueblo judío desde Abraham hasta la venida de Cristo, Dios estaba
edificando principalmente a su pueblo del pacto a través de la procreación.
Dios estaba enfocando su pacto manteniendo la fidelidad principalmente en
un pueblo étnico. Por lo tanto, estar casado y tener descendencia era de
suma importancia para el nombre y la herencia de uno y para la preservación
del pueblo del pacto de Dios.
Entonces, en Génesis 1:28, lo primero que Dios les dice a Adán y Eva es: “Sed
2La traducción literal del hebreo es “dentro de mis muros una mano y un nombre mejor que hijos e hijas”. Para
el sentido detrás de la palabra mano (traducida como monumento), compare 2 Samuel 18:18, donde Absalón
dice: “No tengo hijo para recordar mi nombre. Llamó a la columna por su propio nombre, y se llama la mano de
Absalón hasta el día de hoy” (traducción literal, generalmente traducida como monumento).
Absalón había construido este memorial por sí mismo y para sí mismo (v. 18). Así que había extendido su
memoria hacia el futuro por su propia mano. Quizás entonces la idea de una mano es que el bien que nos llega
en el futuro, o el memorial que nos mantiene en el recuerdo en el futuro, es nuestro efecto continuo como si
nuestra mano todavía estuviera activa.
fecundad y multiplicaos y llenad la tierra.” Y en el relato de Génesis 2:18, cuando
la mujer aún no había sido creada, Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté
solo; Le haré una ayuda idónea para él”.
Y cuando Abraham fue escogido como padre del pueblo de Dios, Dios lo
sacó y le mostró las estrellas y le dijo: “Así será tu descendencia” (Génesis
15:5). Cuando Abraham no pudo tener un hijo debido a la esterilidad de Sara,
Abraham dijo: "¡Oh, que Ismael viva delante de ti!" Pero Dios respondió: “No, . . .
Sara tu mujer te dará a luz un hijo”
(Gén. 17:18–19). En otras palabras, la descendencia física importaba. Y vendría
en el camino de Dios.
Dios reafirma lo mismo a Isaac en Génesis 26:3: “Yo estaré contigo y te
bendeciré, porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré
el juramento que juré a Abraham tu padre .”
Una vez más, la “descendencia” física es crucial para el pacto.
Descendencia por el bien del nombre
Estos descendientes son cruciales no solo para la preservación del pacto sino
también porque el nombre de una persona terminaría si no tuviera hijos.
Entonces Saúl le pide a David que jure que no cortará su descendencia por
causa de su nombre. “Júrame, pues, por Jehová, que no destruirás mi
descendencia después de mí, y que no borrarás mi nombre de la casa de mi
padre” (1 Samuel 24:21).
Recuerde todo el elaborado sistema del matrimonio por levirato, es decir,
el matrimonio de un hombre con la esposa de su hermano fallecido para que el
nombre del hermano fallecido no se pierda. La regla era que el primer hijo
nacido llevaría el nombre del hermano muerto. Deuteronomio 25:6: “El primer
hijo que ella dé a luz sucederá en el nombre de su hermano muerto, para que
su nombre no sea borrado de Israel”. Esa es una provisión asombrosa para la
perpetuación del nombre a través de la semilla física.
El caso más famoso de esto es cuando Booz accedió a casarse con Rut
para preservar el nombre de Elimelec, su suegro, y Mahlón, su esposo. Booz
dijo: A Rut la moabita, viuda de Mahlón, la he comprado para que sea mi mujer,
para perpetuar el nombre del muerto en su heredad, para que el nombre del
muerto no sea borrado de entre
sus hermanos y de la puerta de su lugar natal. Vosotros sois testigos
hoy” (Rut 4:10).
Así que puedes ver cuán cruciales fueron el matrimonio y la descendencia
y la preservación de un nombre y una herencia en Israel. No es de extrañar que
La hija de Jefté pidió dos meses, no para lamentar su inminente muerte,
sino para lamentarse porque nunca se casó. Jueces 11:37–38: “Ella dijo
a su padre: 'Hágase esto por mí: déjame dos meses, para que suba y
baje por los montes y llore mi virginidad, yo y mis compañeras. ' Así que
dijo: 'Ve'”.
La profecía de Isaías: “Él verá
su Descendencia”
Todo esto es el trasfondo que hace que Isaías 56:45 brille como el sol
para los eunucos y otros sin matrimonio e hijos: “Así dice el Señor: 'A los
eunucos que guardan mis sábados, que escogen las cosas que me
agradan y retened mi pacto, daré en mi casa y dentro de mis muros un
monumento y un nombre mejor que el de hijos e hijas; les daré un nombre
eterno que nunca será borrado”. Así que sin matrimonio y sin hijos, estos
eunucos que guardan el pacto obtienen un nombre y un recuerdo mejor
que el de hijos e hijas.
¿De dónde vino esta asombrosa promesa? ¿Cuál es su base y hacia
dónde apunta? La clave está en Isaías 53. Esta es la gran profecía de los
sufrimientos de Cristo, quien “fue herido por nuestras transgresiones
[y] . . . molido por nuestras iniquidades” (v. 5). En Isaías 53, a veces
pasamos por alto estas palabras del versículo 10: “Fue la voluntad del
Señor aplastarlo; lo ha puesto en aflicción; cuando su alma haga ofrenda
por la culpa, verá su descendencia; prolongará sus días; la voluntad del
Señor será prosperada en su mano.”
“Él verá su descendencia”. Aquí hay una gran profecía: cuando el
Mesías muera como “ofrenda por la culpa” y resucite para “prolongar sus
días” para siempre, por ese gran acto de salvación producirá muchos
hijos: Él “verá su descendencia”. En otras palabras, el nuevo pueblo de
Dios formado por el Mesías no será formado por la procreación física sino
por la muerte expiatoria de Cristo.
Es por eso que el próximo capítulo (Isaías 54) comienza, “Canta, oh
estéril, que no pariste; ¡Prorrumpid en cantos y clamad en alta voz, las que
no habéis estado de parto! Porque más serán los hijos de la desolada que
los hijos de la casada” (Isaías 54:1). Y esta es también la razón por la cual
Isaías 56:5 dice que las personas solteras que guardan el pacto tendrán “un
monumento y un nombre mejor que el de hijos e hijas. . . [y] un nombre
eterno que nunca será borrado”. En el verdadero pueblo de Dios formado
por Jesucristo, los monumentos, los nombres, la descendencia y las
herencias no nacen del matrimonio y la procreación.
Jesús, Pablo y Pedro Entonces,
cuando llegamos ahora al Nuevo Testamento, Jesús aclara que su pueblo,
el verdadero pueblo de Dios, no será producido por la procreación física
sino por la regeneración espiritual. Entonces le dice a Nicodemo: “De cierto,
de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de
Dios” (Juan 3:3).
Y Pablo dice en Gálatas 3 a judíos y gentiles por igual: “Sabed, pues,
que los que tienen fe son hijos de Abraham. . . . [E]n
Cristo Jesús, todos sois hijos de Dios por la fe” (vv. 7, 26). En otras palabras,
no es la descendencia física de Abraham lo que te hace parte del pueblo del
pacto de Dios, sino la fe en Cristo.
Y Pedro dice que nuestra herencia no viene por el matrimonio y la
descendencia, sino por la obra de Cristo y el nuevo nacimiento: “Según su
grande misericordia, nos hizo renacer para una esperanza viva, por la
resurrección de Jesucristo de los muertos, a una herencia incorruptible,
incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros” (1
Pedro 1:3–4).
Así que Jesús, Pablo y Pedro dicen todos: Los niños nacen en la
familia de Dios y reciben su herencia no por matrimonio y procreación sino
por fe y regeneración. Lo que significa que las personas solteras en Cristo
no tienen ninguna desventaja en tener hijos para Dios y pueden, de alguna
manera, tener una gran ventaja.
El apóstol Pablo era soltero en Cristo, y dijo de sus conversos: “Aunque
tengáis innumerables guías en Cristo, no tendréis muchos padres. Porque
yo os engendré en Cristo Jesús por medio del evangelio”
(1 Corintios 4:15). Paul fue un gran padre y nunca se casó. ¿Y no habla
maravillosamente de las mujeres solteras en Cristo en 1 Tesalonicenses 2:7 cuando
escribe: “Éramos mansos entre vosotros, como una madre que cría a sus propios
hijos”? Así se dirá de muchas mujeres solteras en Cristo: “Ella fue una gran madre y
nunca se casó”.
Un reordenamiento relacional radical
Tenga cuidado aquí para que no minimice lo que estoy diciendo y no escuche lo
radical que es en realidad. No estoy sentimentalizando la soltería para que los
solteros se sientan mejor. Estoy declarando la naturaleza temporal y secundaria del
matrimonio y la familia frente a la naturaleza eterna y primaria de la iglesia. El
matrimonio y la familia son temporales para esta era; la iglesia es para siempre.
Estoy declarando la verdad bíblica radical de que estar en una familia humana no es
señal de bendición eterna, pero estar en la familia de Dios significa ser eternamente
bendecido. Las relaciones basadas en la familia son temporales. Las relaciones
basadas en la unión con Cristo son eternas.
El matrimonio es una institución temporal, pero lo que representa dura para siempre.
“En la resurrección”, dijo Jesús, “ni se casarán ni serán dados en casamiento, sino
que serán como los ángeles en el cielo” (Mateo 22:30).
Y cuando su propia madre y sus hermanos pidieron verlo, Jesús dijo: “¿Quién
es mi madre y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus
discípulos, dijo: '¡Aquí están mi madre y mis hermanos!'” (Mat. 12:48–49). Jesús está
cambiando todo.
Sí, amaba a su madre ya sus hermanos. Pero todas esas son relaciones naturales y
temporales. Él no vino al mundo para enfocarse en eso. Él vino al mundo para llamar
a un pueblo por su nombre de todas las familias de la tierra a una nueva familia
donde los solteros en Cristo sean miembros de plena familia a la par de todos los
demás, dando fruto para Dios y convirtiéndose en madres y madres. padres del
género eterno.
“¡Bendito el vientre que te dio a luz y los senos que te amamantaron!” una
mujer clamó a Jesús. Y se volvió y dijo: “¡Bienaventurados más bien los que oyen la
palabra de Dios y la guardan!” (Lucas 11:27–28). La madre de Dios es el cristiano
obediente, ¡casado o soltero! Respira hondo y reordena tu mundo.
“De cierto os digo que no hay nadie que haya dejado casa o caldo
hermanos o hermanas o madre o padre o hijos o tierras, por mí y por el
evangelio —dijo Jesús—, que no reciban el ciento por uno ahora en este
tiempo, casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con
persecuciones , y en el siglo venidero vida eterna” (Marcos 10:29–30).
Soltero, casado, ¿quieres hijos, madres, hermanos, hermanas, tierras?
Renuncia a la primacía de tus relaciones naturales y sigue a Jesús en la
comunión del pueblo de Dios.
¿Eunucos por el Reino?
¿Qué diremos entonces ante esta gran visión bíblica del carácter
secundario y temporal del matrimonio y de la procreación? Diremos lo que
dijeron Jesús y Pablo. Jesús dijo en Mateo 19:12: “Hay eunucos que lo han
sido desde su nacimiento, y hay eunucos que han sido hechos eunucos
por los hombres, y hay eunucos que se han hecho eunucos a sí mismos
por causa del reino de los cielos. Que el que sea capaz de recibir esto, que
lo reciba”. No necesitamos tomar esto (“se hicieron eunucos”) en el sentido
de ningún tipo de esterilización física más de lo que tomamos las palabras
de Jesús “sácate el ojo derecho” en el sentido de cegarnos físicamente a
nosotros mismos. Pero sí significa que Jesús aprueba que algunos de sus
seguidores renuncien al matrimonio ya la actividad sexual por el bien de
servir al reino de Cristo. “Que el que sea capaz de recibir esto, que lo reciba”.
Eso es lo que Pablo escogió para sí mismo y lo que animó a otros.
considerar en 1 Corintios 7.
A los solteros ya las viudas les digo que es bueno que se queden solteros
como yo. . . . Quiero que estés libre de ansiedades. El
hombre soltero está ansioso por las cosas del Señor, cómo agradar al
Señor. Pero el hombre casado se preocupa por las cosas mundanas, por
Yo digo esto . . . para asegurar su devoción indivisa
cómo complacer a su esposa. . . .
al Señor. (1 Cor. 7:8, 32–33, 35)
En otras palabras, algunos son llamados a ser “eunucos” para el reino
de Dios. Pablo habla de que cada uno tiene su propio don: “uno de una
clase, uno de otra” (1 Cor. 7:7). En otras palabras, “El que sea capaz de
recibir esto, que lo reciba” (Mat. 19:12).
mejores bendiciones
Así que ahora terminamos donde comenzamos con toda esta Escritura en nuestra mente.
Dios promete a aquellos de ustedes que permanecen solteros en Cristo bendiciones
que son mejores que las bendiciones del matrimonio y los hijos.
Alguien podría preguntar, ¿no sería mejor tener ambos: las bendiciones del
matrimonio y las bendiciones del cielo? Hay dos respuestas a esa pregunta. Una es
que descubrirás algún día, y es mejor que lo aprendas ahora, que las bendiciones
de estar con Cristo en el cielo son tan superiores a las bendiciones de estar casado
y criar hijos que hacer esta pregunta sería como preguntar, ¿no? ¿No sería mejor
tener el océano y también el dedal? Pero esa no es la respuesta que querías. Así
que aquí hay otra: el matrimonio y la soltería nos presentan pruebas únicas y
oportunidades únicas para nuestra santificación, nuestra preparación para el cielo.
Habrá recompensas únicas para cada uno. Cuál sea mayor no dependerá de si
estabas casado o soltero, sino de cómo respondiste a cada uno.
Así que les digo de nuevo a todos los solteros en Cristo, Dios les promete
bendiciones en la era venidera que son mejores que las bendiciones del matrimonio
y los hijos.
Lo que la soltería muestra mejor
Y con esta promesa viene un llamado único y una responsabilidad única. No es un
llamado a extender la adolescencia irresponsable hasta los treinta. Es un llamado a
hacer lo que solo los hombres y mujeres solteros en Cristo pueden hacer en este
mundo, es decir, mostrar mediante la devoción de su soltería que exalta a Cristo las
verdades acerca de Cristo y su reino que brillan más claramente a través de la
soltería que a través del matrimonio. Mientras seas soltero, este es tu llamado: vivir
para Cristo de tal manera que sea más claro para el mundo y para la iglesia.
1) que la familia de Dios crece no por propagación a través
las relaciones sexuales, sino por la regeneración mediante la fe en Cristo;
2) que las relaciones en Cristo son más permanentes y más preciosas que
las relaciones en las familias;
3) que el matrimonio es temporal y finalmente da paso a la relación
a la que apuntaba todo el tiempo: Cristo y la iglesia, de la misma manera
que ya no se necesita una imagen cuando se ve cara a cara;
4) y que la fidelidad a Cristo define el valor de la vida; todas las
demás relaciones obtienen su significado final de esto. Ninguna
relación familiar es definitiva; la relación con Cristo es.
El matrimonio tiene su potencial único para magnificar a Cristo que
la soltería no tiene. La soltería tiene un potencial único para magnificar a
Cristo que el matrimonio no tiene. A Dios sea la gloria en el drama que
exalta a Cristo del matrimonio y en el drama que exalta a Cristo de la
vida de soltero.
La presencia física de otros cristianos es una fuente de gozo
y fortaleza incomparables para el creyente. . . .
El prisionero, el enfermo, el cristiano en el exilio ve en la compañía
de un compañero cristiano un signo físico de la presencia de
gracia del Dios uno y trino.
Visitante y visitado en la soledad se reconocen mutuamente a
Cristo que está presente en el cuerpo; se reciben y se
encuentran como quien se encuentra con el Señor, en reverencia,
humildad y alegría. . . . Es cierto, por supuesto, que lo que
es un don inefable de Dios para el individuo solitario es
fácilmente ignorado y pisoteado por aquellos que
tienen el don todos los días.
Vida juntos, 8–9
capítulo diez
La soltería, el matrimonio y la
Virtud cristiana de la hospitalidad
El fin de todas las cosas está cerca; por tanto, sed sobrios y sobrios por
causa de vuestras oraciones. Sobre todo, sigan amándose intensamente
unos a otros, ya que el amor cubre multitud de pecados. Mostrad hospitalidad
unos a otros sin quejaros. Cada uno según el don que ha recibido, utilícenlo
para servirse unos a otros, como buenos administradores de la multiforme
gracia de Dios: el que habla, como quien habla palabras de Dios; el que sirve,
como quien sirve por la fuerza que Dios da, para que en todo sea Dios
glorificado por medio de Jesucristo. A él pertenecen la gloria y el dominio por
los siglos de los siglos. Amén.
1 P edro 4:7–11
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sí. O, dicho de otro modo, si es cierto, como traté de mostrar en el capítulo
anterior, que la familia de Dios, que nace por regeneración, es más central
y más duradera que la familia humana que nace por procreación, las
implicaciones para las relaciones son muy importantes. La forma en que
los miembros de esa familia, la iglesia, se relacionan entre sí como casados
y solteros testificará al mundo que nuestras vidas están orientadas en la
supremacía de Cristo y que nuestras relaciones están definidas no solo
por la naturaleza, sino por Cristo. Anhelo ver a Cristo magnificado a través
de personas casadas que incluyan a personas solteras en sus vidas y
personas solteras que incluyan a personas casadas en sus vidas por el
bien de Cristo y el evangelio.
“Porque es un discípulo”
Jesús dijo: “Cualquiera que dé a uno de estos pequeños aunque sea un vaso
de agua fría por ser discípulo, de cierto os digo que no perderá su
recompensa” (Mat. 10:42). Por supuesto, Jesús también dijo que debemos
amar a nuestro enemigo (Mateo 5:44), y Pablo dijo que demos un vaso de agua
a nuestro enemigo (Romanos 12:20). Ese tipo de amor recibirá su recompensa.
Pero aquí Jesús dice que mostremos bondad sencilla a las personas
precisamente porque son seguidores de Jesús. Y eso también recibirá su recompensa.
En otras palabras, cuando miras a los ojos de una persona soltera o
casada y ves el rostro de un seguidor de Jesús, un hermano o una
hermana de tu propia familia eterna, esa relación con Jesús que ves debe
alargar. vuestro corazón en bondad práctica, como hospitalidad, por
causa de Jesús. Jesús es el foco aquí. Él dice que haga esto “porque es
mi discípulo”. “Seré honrado”, dice, “de una manera especial si le das de
beber a mi discípulo por ese motivo. Si lo acoges en tu casa, hazlo por mi
bien. Eso es lo que quiero decir cuando digo que anhelo ver a Cristo
magnificado a través de personas casadas que incluyan a personas
solteras en sus vidas y personas solteras que incluyan a personas casadas en sus vida
¿Por qué hay cuerpos y pájaros y pan y vino?
Solo unas pocas palabras más de introducción antes de que veamos el texto
en 1 Pedro. Pensar en la resurrección de los muertos y los nuevos cielos y la
nueva tierra me ha planteado muchas preguntas sobre el mundo material. Por
ejemplo: ¿Por qué Dios nos dio cuerpos en primer lugar? ¿Por qué hizo un
universo material? ¿Por qué resucita nuestros cuerpos de entre los muertos y
los hace nuevos y luego libera esta tierra para que sea una tierra nueva donde
podamos vivir para siempre en nuestros cuerpos nuevos? Si Dios tenía la
intención de tener una gran alabanza ("Grande es el Señor, y muy digno de
ser alabado", Salmo 96:4), ¿por qué no crear ángeles sin cuerpo pero con
grandes corazones que solo pueden hablar con Dios y no entre ellos? ? ¿Por
qué todos estos cuerpos y por qué las personas deberían poder comunicarse
entre sí? ¿Y por qué los árboles y la tierra y el agua y el fuego y el viento y los
leones y los corderos y los lirios y los pájaros y el pan y el vino?
Hay varias respuestas profundas y maravillosas a estas preguntas.
Soltería, matrimonio y hospitalidad 119
Pero el que quiero mencionar es este: Dios hizo cuerpos y material
cosas porque cuando se ven correctamente y se usan correctamente, la gloria de Dios
se conoce y se muestra más plenamente. Los cielos cuentan la gloria de Dios (Sal.
19:1). Por eso existe el universo físico. Considera las aves del cielo y los lirios del
campo, y sabrás más de la bondad y el cuidado de Dios (Mateo 6:26–28). Vea en las
cosas que ha hecho sus atributos invisibles: su poder eterno y su naturaleza divina
(Rom.
1:20). Mire el matrimonio y vea a Cristo y la iglesia (Efesios 5:23–25).
Cada vez que comáis este pan y bebáis esta copa, declaráis la muerte del Señor hasta
que él venga (1 Cor. 11:26). Ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa,
háganlo todo para la gloria de Dios (1 Cor. 10:31). El mundo material no es un fin en
sí mismo; está diseñado para mostrar la gloria de Dios y despertar nuestros corazones
para conocerlo y valorarlo más.
Sacralizar la comida y el sexo
La realidad física es buena. Dios lo hizo como una revelación de su gloria. Y tiene la
intención de que lo santifiquemos y lo adoremos con él, es decir, que lo veamos en
relación con él y lo usemos de una manera que lo exalte y, al hacerlo, nos dé alegría.
Saber esto nos protege de idolatrar el sexo y la comida como dioses. No son dioses;
son hechos por Dios para honrarlo. Y nos protege de temer el sexo y la comida como
malos. No son malos; son instrumentos de adoración, son formas de hacer mucho de
Cristo.
Aquí está el texto clave: 1 Timoteo 4:1–5. Es uno de los más importantes.
Textos importantes de la Biblia sobre el significado de los apetitos físicos y el sexo.
Ahora bien, el Espíritu dice expresamente que en los últimos tiempos
algunos apostatarán de la fe entregándose a espíritus engañadores y a
enseñanzas de demonios, por la insensatez de mentirosos cuyas
conciencias están cauterizadas, que prohíben el matrimonio y exigen la
abstinencia de los alimentos que Dios creó para ser recibidos. con acción
de gracias de los que creen y conocen la verdad. Porque todo lo creado
por Dios es bueno, y nada se debe desechar si se recibe con acción de
gracias, pues se santifica con la palabra de Dios y la oración.
Sexo y comida: dos grandes ídolos en Asia Menor y Asia del siglo I.
América del siglo XXI. Y la respuesta de Dios a aquellos que resuelven
el problema de la idolatría del sexo y la comida simplemente
renunciándolos o evitándolos es decir que estos falsos maestros son
demoníacos, dedicándose a las “enseñanzas de demonios” (v. 1).
¿Cuál es la solución de Dios? Todo lo creado por Dios es bueno; nada se
debe rechazar si se recibe con acción de gracias y se santifica con la palabra de
Dios y la oración. Hacemos santos los alimentos usándolos de acuerdo con la
palabra de Dios en la oración dependiente de Cristo. Hacemos que el sexo sea
santo usándolo de acuerdo con la palabra de Dios en la oración dependiente de Cristo.
Haciendo mucho de Cristo—soltero o casado
Todo eso es simplemente una introducción para aclarar que ni el matrimonio
como una parábola física ni la soltería como una parábola física deben ser
idolatrados o temidos. El matrimonio es hermoso y físico. La soltería es
hermosa y física. Dios los hizo a ambos. Ambos están diseñados, como toda la
naturaleza, para mostrar la gloria de Cristo.
El matrimonio y el celibato pueden ser idólatras. Los cónyuges pueden
adorarse mutuamente o adorar el sexo o adorar a sus hijos o adorar el poder
adquisitivo de doble ingreso sin hijos. Los solteros pueden adorar la autonomía
y la independencia. Los solteros pueden considerar el matrimonio como un
compromiso cristiano de segunda clase con el impulso sexual. Las personas
casadas pueden considerar la soltería como una señal de inmadurez,
irresponsabilidad o incompetencia.
Pero lo que estoy tratando de aclarar es que hay maneras de estar casado
que exaltan a Cristo, y hay maneras de estar soltero que exaltan a Cristo. Hay
formas de usar nuestros cuerpos y nuestros apetitos en el matrimonio y en la
soltería que dan mucha importancia a Cristo.
Esa frase infame
Y creo que debería decir solo una breve palabra sobre esa frase infame
en 1 Corintios 7:9: “Si no pueden ejercer dominio propio, cásense. Porque
es mejor casarse que arder de pasión”.
Recuerde, esto se dirige explícitamente a hombres y mujeres (v. 8). Y
aquí está lo único que quiero decir al respecto: cuando una persona
busca casarse, sabiendo que como soltero él o ella “ardería en pasión”,
no tiene por qué significar que el matrimonio se convierte en un mero canal
para el impulso sexual. Pablo nunca quiso decir eso en vista de todas las cosas
magníficas que dijo sobre el matrimonio en Efesios 5.
En cambio, cuando una persona se casa, déjeme simplemente usar al
hombre como ejemplo, toma su deseo sexual y hace con él lo mismo que todos
debemos hacer con todos nuestros deseos físicos si queremos convertirlos en
un medio de adoración: 1 ) la pone en conformidad con la palabra de Dios; 2)
lo subordina a un patrón superior de amor y cuidado; 3) transpone la música
del placer físico a la música del culto espiritual, 4) escucha los ecos de la
bondad de Dios en cada nervio; 5) busca duplicar su placer haciendo de ella
su alegría; y 6) da gracias a Dios desde el fondo de su corazón porque sabe y
siente que nunca mereció un minuto de este placer.
Finalmente, el Tema de la Hospitalidad Ahora al texto
citado al comienzo de este capítulo, 1 Pedro 4:7–11. Lo que impulsa este
capítulo, créalo o no, es el deseo de que Cristo sea magnificado en la forma en
que las personas casadas y las personas solteras se muestran hospitalarias
entre sí. Recorreremos el texto rápidamente con comentarios breves y luego
extraeremos implicaciones simples y obvias, y oraremos para que Dios use
esta palabra para cambiarnos para su gloria y nuestro gozo.
Versículo 7: “El fin de todas las cosas se acerca”. Pedro sabe que con la
venida del Mesías ha llegado el fin de los tiempos (1 Cor. 10:11; Heb. 1:12).
No esperamos los últimos días. Estamos en los últimos días, y lo hemos estado
desde que el Mesías vino por primera vez. El reino de Dios ha llegado (Lucas
17:21). Y por lo tanto la consumación de todas las cosas podría barrer el mundo
en muy poco tiempo.
Por tanto, del mismo modo que Jesús nos enseñó a velar por nuestra vida
y a estar alerta, así también Pedro dice: “Sed sobrios y sobrios por vuestras
oraciones” (1 P 4, 7). ).
Es decir, cultiva una relación muy personal con el que esperas ver cara a cara
en su venida. No desconozcas a Cristo.
No querrás conocerlo como un extraño. Busca en la oración toda la ayuda que
necesitarás en estos últimos días para que puedas estar firme en los días
de gran estrés (Lucas 21:36). No dependas de tu espontaneidad para llevarte a la oración.
“Tened dominio propio y sobriedad por el bien de vuestras oraciones”.
Luego, el versículo 8 dice: “Sobre todo, sigan amándose intensamente unos a otros,
ya que el amor cubre multitud de pecados”. El amor es primordial, y será aún más
necesario a medida que se acerque el final. ¿Por qué? Porque las presiones, tensiones y
tribulaciones de los últimos días pondrán las relaciones bajo una tensión tremenda. En
estos días nos necesitaremos unos a otros, y el mundo estará mirando para ver si somos
reales: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con
los otros” (Juan 13:35).
¿Cubriremos, soportaremos y soportaremos las faltas y debilidades de los demás, o la ira
gobernará nuestros corazones?
El versículo 9 da una forma de ese amor, y es significativo que Pedro mencione
hacerlo sin quejarse. “Muéstrense hospitalidad unos a otros sin quejarse”. Si amamos
fervientemente y el amor cubre una multitud de pecados, entonces no nos quejaremos
tan fácilmente, ¿verdad? El amor cubre gran parte de lo que nos hace quejarnos. Así
que la hospitalidad sin quejas es el llamado de los cristianos en los últimos días. En los
mismos días en que su estrés es alto, y hay pecados que necesitan cubrirse, y abundan
las razones para quejarse, en esos mismos días, dice Pedro, lo que debemos hacer es
practicar la hospitalidad.
Nuestros hogares deben estar abiertos. Porque nuestros corazones están abiertos.
Y nuestros corazones están abiertos porque el corazón de Dios está abierto para nosotros.
¿Recuerdas cómo el apóstol Juan conectó el amor de Dios con nuestro amor mutuo en
relación con la hospitalidad? Él escribió en 1 Juan 3:16–17: “En esto conocemos el amor,
en que [Jesús] dio su vida por nosotros, y nosotros debemos dar nuestra vida por los
hermanos. Pero si alguno tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad
[¡soltero o casado!], pero cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?”
¿Qué sucede en nuestros hogares?
Hasta ahí llegaremos en 1 Pedro 4:7–11, excepto simplemente para señalar lo que
sucede cuando nos reunimos en nuestros hogares. Versículo 10: “Cada uno según el don
que ha recibido, úselo para servirse unos a otros, como buenos administradores de la
multiforme gracia de Dios”. ¡Me encanta la frase “mayordomos de la variada gracia de Dios”! Cada
Christian es un mayordomo—un custodio, un administrador, un guardián,
un distribuidor, un siervo—de la variada gracia de Dios. ¡Qué gran razón
para estar vivo! Todo cristiano vive de la gracia. “Poderoso es Dios para
hacer que abunde en vosotros toda gracia , a fin de que teniendo todo lo
suficiente en todo tiempo, abundéis para toda buena obra” (2 Corintios
9:8). Si tienes miedo de la hospitalidad, que no tienes mucha fuerza
personal o riqueza personal, bien. Entonces no intimidarás a nadie.
Dependerá aún más de la gracia de Dios. Mirarás más a la obra de Cristo
y no a tu propia obra. Y qué bendición recibirá la gente en su hogar
sencillo o en su pequeño apartamento.
Como Cristo te acogió
Así que ahí está: la virtud cristiana de la hospitalidad, una estrategia de amor
que exalta a Cristo en los últimos días. Ahora algunas aplicaciones de cierre. En
primer lugar, a todos: si sois de Cristo, si habéis recibido por la fe su hospitalidad
salvadora, que él pagó con su propia sangre, haced extensiva esta hospitalidad
a los demás. Romanos 15:7: “Acogeos unos a otros como Cristo os ha acogido
a vosotros, para la gloria de Dios”. Vives de la gracia gratuita todos los días. Sea
un buen mayordomo de ella en la hospitalidad.
En segundo lugar, a las parejas casadas. Planifique que su
hospitalidad incluya personas solteras: grupos pequeños, cenas
dominicales, días de campo, celebraciones navideñas. Te sorprendería
cuántos solteros jóvenes y mayores pasan la Navidad, la Pascua y el Día
de Acción de Gracias solos. Todos asumieron que alguien más los invitó.
No es necesario que hagas un gran escándalo. Solo sé natural. Y no
olvide que hay solteros de dieciocho años y solteros de ochenta años, y
solteros de setenta y sesenta y cincuenta y cuarenta y treinta y veinte
años, hombres y mujeres, anteriormente casados. y nunca casado,
divorciado y viudo. Piensa como un cristiano. Esta es tu familia, más
profunda y eternamente que tus parientes.
En tercer lugar, a las personas solteras. Mostrar hospitalidad a otras personas
solteras y a parejas casadas y familias. Eso puede parecer extraño. Pero su rareza
en este mundo puede convertirlo en un mayor testimonio de una verdad que va
más allá de este mundo. ¿No sería una señal de madurez y estabilidad inusuales?
¿No sería una marca de la gracia de Dios en tu vida? ¿No sería testigo
a la verdad sobre lo que realmente es la familia definitiva? Forme un equipo con
algunos amigos e invite a personas casadas a sus vidas.
Oro para que el Señor haga esta hermosa obra entre nosotros, todos nosotros.
El final de todas las cosas está cerca. Seamos sobrios para nuestras oraciones.
Amémonos unos a otros. Seamos buenos administradores de la multiforme gracia
de Dios, y mostremos hospitalidad sin murmuraciones. “Acogeos unos a otros
como Cristo os ha acogido a vosotros”.
Jesús no ordena a sus discípulos que se casen, pero sí
santifica el matrimonio según la ley al afirmar su
indisolubilidad y al prohibir que la parte inocente se vuelva
a casar cuando el cónyuge culpable ha roto el matrimonio por
adulterio. Esta prohibición libera al matrimonio del deseo egoísta
y maligno y lo consagra al servicio del amor, que sólo
es posible en una vida de discipulado. Jesús no desprecia el
cuerpo y sus instintos naturales, pero condena
la incredulidad que tantas veces está latente en sus deseos. . . .
Incluso nuestros cuerpos pertenecen a Cristo y tienen su parte en la
vida del discipulado, porque son miembros de su Cuerpo.
El costo del discipulado, 149–150
capitulo once
Fe y sexo en el matrimonio
Que el matrimonio sea honroso en todos, y que el lecho conyugal sea
inmaculado, porque Dios juzgará a los fornicarios y adúlteros. Mantén
tu vida libre del amor al dinero y conténtate con lo que tienes, porque
él ha dicho: “Nunca te dejaré ni te desampararé”.
Hebreos 13:4–5
Antes
de pasar
debe al lugar
considerar dee
la la procreación
norme y la
importancia dce
rianza de los hijos,
las relaciones debemos
sexuales
en el
matrimonio. Veremos en los próximos capítulos que el deber de ser fecundos y
multiplicarse no es absoluto. Las relaciones sexuales tampoco están ligadas
exclusivamente al acto de la procreación. Dios no creó esta enorme capacidad
para el placer simplemente para asegurarse de que hubiera una nueva generación.
Funciona de esa manera. Pero Dios podría haberlo arreglado para que no
tengamos placer en ello, sino que sintamos náuseas si no tenemos sexo dos
veces por semana. Eso también habría funcionado. Hay más en este placer que la procreación.
Éxtasis inconcebibles
No es casualidad que siglos de estudiosos de la Biblia hayan interpretado el
Cantar de los Cantares como una historia sobre Cristo y la iglesia. Puede que
hayan sido demasiado aprensivos en dejar que tuviera su significado natural para
Salomón y su novia, pero no estaban equivocados al ver que el significado final
del sexo marital se trata de las delicias finales entre Cristo y su iglesia.
No tienes que ser un asceta, y no tienes que tener miedo de la bondad del
placer físico, para decir que la intimidad sexual y la sexualidad
clímax obtienen su significado final a partir de lo que señalan. Señalan éxtasis
que son inalcanzables e inconcebibles en esta vida. Así como los cielos hablan
de la gloria del poder y la belleza de Dios, el clímax sexual habla de la gloria
de los deleites inconmensurables que tendremos con Cristo en la era venidera.
Allí no habrá matrimonio (Mat.
22:30). Pero lo que significó el matrimonio estará allí. Y los placeres del
matrimonio, diez a la millonésima potencia, estarán allí.
Los placeres que experimentaremos allí son de tal clase que si Dios
tratara de explicárnoslos ahora, sería como tratar de explicarle el placer sexual
a un niño de cinco años. El niño podría asentir con la cabeza. Pero luego
decía: "Pásame la mantequilla de maní". Los placeres sexuales en el
matrimonio son buenos. Si te dijera lo contrario, la Biblia me acusaría de
difundir “enseñanzas de demonios”. “En tiempos posteriores algunos
.
apostatarán de la fe dedicándose a . . enseñanzas
de demonios, por la
insinceridad de los mentirosos. . . que prohíben el matrimonio y exigen la
abstinencia de los alimentos que Dios creó para que los reciban con acción
de gracias los que creen y conocen la verdad” (1 Timoteo 4:1–3). ¡Ay de mí si
no celebro el don del sexo en el matrimonio!
Las escenas privadas en el drama del matrimonio
Esa celebración no es opcional para los casados. Se nos ordena disfrutar de
los cuerpos de los demás. “Bendito sea tu manantial, y regocíjate en la esposa
de tu juventud, hermosa cierva, graciosa cierva. Deja que sus pechos te llenen
en todo momento de deleite; Embriagaos siempre en su amor” (Prov.
5:18–19). “¡Que me bese con los besos de su boca! Porque mejor es tu amor
que el vino” (Ct 1, 2). El esposo y la esposa están destinados a buscar los
placeres que Dios ha creado para esta relación.
El mundo no debería tener su nariz ni sus cámaras en nuestro dormitorio.
El sexo no es un deporte para espectadores, a pesar de la industria
multimillonaria diseñada para convertirlo en uno. Lo que quiere decir que el
drama de Cristo y la iglesia en la vida de marido y mujer tiene sus escenas
privadas. Esta parte del drama tiene una audiencia de tres: esposo, esposa y
Dios, que lo ve todo. Aquí los actores del drama observan cómo son llevados
por corrientes de placer. Y si honraran el significado de este
Fe y sexo en el matrimonio 129
regalo, se maravillarán de que esto, incluso esto, por intenso que sea, no es más
que un emblema de algo infinitamente mayor por venir. Las escenas privadas del
drama de Cristo y su iglesia son conocidas en todo el mundo. Haríamos bien en
decirle al mundo qué es lo que tanto aman. El amor de Cristo por su esposa no
queda sin testimonio en ninguna parte.
Cuando el sexo procede de la fe,
no es pecado
Acompáñame ahora a reflexionar sobre las implicaciones de Hebreos 13:4–5.
“Que el matrimonio sea honroso en todos, y que el lecho conyugal sea inmaculado,
porque Dios juzgará a los fornicarios y adúlteros.
Mantén tu vida libre del amor al dinero”. Es notable que el escritor ponga lado a
lado el dinero y el lecho matrimonial. No es una coincidencia que la mayoría de
los consejeros de hoy pongan el dinero y las relaciones sexuales entre los
primeros lugares de sus listas de problemas en el matrimonio. El acuerdo en
asuntos de dinero y la armonía en el lecho matrimonial no son fáciles. Nuestro
enfoque está en la cama matrimonial. Pero no pierda de vista lo estrechamente
conectados que están los dos. La búsqueda del poder y el placer se mezclan en
estas dos áreas como en ninguna otra.
El escritor está celoso de proteger el lecho matrimonial. Él quiere que sea
bueno. No quiere que se arruine. Él exhorta: “Que el lecho conyugal sea
inmaculado”. Él no está pensando en contaminaciones ceremoniales.
Lo sabemos porque él dice: “Dios juzgará a los fornicarios y adúlteros”. Está
pensando en todas las contaminaciones pecaminosas. En última instancia, el
pecado es cualquier cosa que no proviene de la fe. Eso es lo que dice Pablo en
Romanos 14:23: “Todo lo que no procede de la fe, es pecado”. Así que el escritor
está diciendo: Guarda las relaciones sexuales en el matrimonio no haciendo nada
que no provenga de la fe.
La fe, dice en Hebreos 11:1, es “la certeza de lo que se espera, la convicción
de lo que no se ve”. En otras palabras, la fe es la confianza que sentimos en todo
lo que Dios promete ser y hacer por nosotros en todos los mañanas de nuestra
vida. Ahora bien, ¿cómo esa fe produce actitudes y actos sexuales que no son
pecado? En el contexto, el escritor nos muestra cómo funciona esto en relación
con el dinero. Entonces podemos hacer la aplicación al sexo.
En Hebreos 13:5 dice: “Mantén tu vida libre del amor al dinero, y conténtate
con lo que tienes”. El amor al dinero es un deseo que desagrada a Dios; es
pecado Ahora bien, el antídoto de este amor pecaminoso y de todos los males
que de él se derivan es el contentamiento: “Conténtate con lo que
tienes." Pero el escritor no nos deja allí solos para aumentar la satisfacción de
alguna manera. Continúa dando una base para el contentamiento: “Porque él
[Dios] ha dicho: 'Nunca te dejaré ni te desampararé'”. La base para el
contentamiento es la promesa de la ayuda y el compañerismo infalibles de Dios.
Así que el escritor de Hebreos está diciendo esto: Dios ha hecho promesas
tan consoladoras, tranquilizadoras e inspiradoras de esperanza en su Palabra
(como la citada aquí de Deuteronomio 31:6) que si tenemos fe en estas promesas,
estaremos contentos. . Y el contentamiento es el antídoto del amor al dinero y el
antídoto de todo pecado sexual.
El pecado es lo que sientes, piensas y haces cuando no estás tomando la
palabra de Dios y descansando en sus promesas. Así que el mandato de Hebreos
13:4 puede expresarse así: Que vuestras relaciones sexuales sean libres de
cualquier acto o actitud que no provenga de la fe en la palabra de Dios. O para
decirlo de manera positiva: tenga esas actitudes y haga esos actos en sus
relaciones sexuales maritales que surgen del contentamiento que proviene de la
confianza en las promesas de Dios.
Si estoy contento en Cristo, ¿por qué tener relaciones sexuales?
Pero ahora inmediatamente surge un problema. Alguien puede preguntar: “Si
estoy satisfecho por la fe en las promesas de Dios, ¿por qué debo siquiera buscar
la gratificación sexual?” Esa es una muy buena pregunta. Y la primera respuesta
es: “Tal vez no deberías buscar ninguna gratificación sexual. Tal vez deberías
quedarte soltera”. Hablamos de eso en el Capítulo 9.
Pero hay una segunda respuesta a esta pregunta, a saber, el contentamiento
que dan las promesas de Dios no significa el fin de todos los deseos,
especialmente los deseos corporales. Incluso Jesús, cuya fe era perfecta, tuvo
hambre y deseó comer y se cansó y deseó descansar. El apetito sexual está en
esta misma categoría. El contentamiento de la fe no lo quita más de lo que quita
el hambre y el cansancio. Entonces, ¿qué significa el contentamiento en relación
con el deseo sexual continuo?
Creo que significa dos cosas. Primero, si la gratificación de ese deseo es
negado por la soltería, entonces esa negación será compensada por una porción
abundante de la ayuda de Dios y el compañerismo a través de la fe.
En Filipenses 4:11–13, Pablo dijo: “No que hable de estar en necesidad, porque
en cualquier situación en que me encuentre he aprendido a estar contento. . . .
He aprendido el secreto de enfrentar la abundancia y el hambre, la abundancia
y la necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Si Pablo pudo
aprender a contentarse con el hambre, entonces nosotros podemos aprender a
estar contentos si Dios decide no darnos gratificación sexual.
En segundo lugar, la otra cosa que significa el contentamiento en relación con el
deseo sexual continuo es esto: si no se nos niega la gratificación sino que se nos ofrece
en el matrimonio, la buscaremos y la disfrutaremos solo en formas que reflejen nuestra fe.
Para decirlo de otra manera, si bien el contentamiento de la fe no pone fin a
nuestra hambre, cansancio o apetito sexual, sí transforma la forma en que
satisfacemos esos deseos.
La fe no nos impide comer, pero detiene la gula; no detiene el sueño, pero
evita que seamos perezosos. No detiene el apetito sexual pero . . . ¿Pero que?
Eso es lo que quiero tratar en el espacio que queda.
Lo que estamos haciendo no es sucio
Primero, cuando el oído de la fe escucha la palabra de 1 Timoteo 4:4–5: “Todo
lo creado por Dios es bueno, y nada debe desecharse si se recibe con acción
de gracias, porque ha sido santificado por la palabra de Dios. y oración”—
cuando el oído de la fe oye eso, cree. Y así la fe honra el cuerpo y sus apetitos
como buenos dones de Dios. La fe no permitirá que una pareja casada se
acueste en la cama y se diga a sí misma: “Lo que estamos haciendo es sucio;
es lo que hacen en las películas pornográficas”. En cambio, la fe dice: “Dios
creó este acto, y es bueno, y es para 'los que creen y conocen la verdad'” (1
Timoteo 4:3).
La cicatriz del pecado perdonado no se destruirá
Segundo, la fe aumenta el gozo de las relaciones sexuales en el matrimonio
porque nos libera de la culpa del pasado. Me refiero aquí a aquellos que están
casados pero tienen que recordar un acto de fornicación, adulterio, incesto, una
aventura homosexual, años de masturbación habitual, o
preocupación por la pornografía, las caricias promiscuas o el divorcio.
Y lo que Dios dice es esto: si realmente está dentro de ti, por la gracia de Dios,
arrojarte a la misericordia de Dios para el perdón, entonces él te liberará de la
culpa del pasado. Hará posible una vida sexual nueva y limpia en el matrimonio.
No somos ingenuos. Aunque la culpa de nuestro pecado se puede lavar,
algunas de las cicatrices permanecen. Puedo imaginarme a una pareja, por
ejemplo, justo antes de su compromiso sentados juntos en un parque. Él se
vuelve hacia ella y le dice: “Hay algo que tengo que decir. Hace dos años tuve
sexo con otra chica. Yo estaba lejos del Señor; ella era la única.
Lo he llorado muchas veces. Creo que Dios me ha perdonado, y espero que tú
puedas”.
En las semanas siguientes, no sin lágrimas, ella lo perdona y se casan. Y
en su primera noche de luna de miel, se acuestan juntos, y cuando él la mira,
las lágrimas brotan de sus ojos y él dice: "¿Qué pasa?" Y ella dice: "Simplemente
no puedo evitar pensar en esa otra chica, que ella yacía justo aquí donde
estoy". Y años más tarde, cuando la novedad del cuerpo de su esposa se ha
desvanecido, se encuentra a sí mismo volviendo sin darse cuenta en su
imaginación a la emoción ilícita de esa primera relación. A eso me refiero con
cicatrices. Y todos nosotros tenemos cicatrices similares de un tipo u otro.
Todos nosotros hemos cometido pecados que, aunque perdonados, hacen que
nuestra vida presente sea más problemática que si no los hubiéramos cometido.
Pero no quiero dar la impresión de que Cristo es impotente ante tales
cicatrices. Puede que no elimine todos los problemas que estas cicatrices nos
causan, pero ha prometido trabajar incluso en todos estos problemas para
nuestro bien si lo amamos y somos llamados conforme a su propósito (Rom.
8:28). Toma nuestra pareja imaginaria a la que me acabo de referir. Prefiero
pensar que hubo un final feliz. Eventualmente llegaron a una relación sexual
satisfactoria porque trabajaron abiertamente en oración constante y confiando
en la gracia de Dios. Hablaron de todos sus sentimientos. No guardaron nada
embotellado. Confiaron unos en otros y se ayudaron mutuamente, y encontraron
el camino hacia la paz y la armonía sexual y, sobre todo, hacia nuevas
dimensiones de la gracia de Dios. Cristo murió no solo para que en él podamos
tener relaciones sexuales libres de culpa en el matrimonio, sino también para
que él pueda, incluso a través de nuestras cicatrices, transmitirnos algún bien espiritual.
Derrotar a Satanás con sexo frecuente La tercera cosa que
podemos decir acerca de la fe y las relaciones sexuales en el matrimonio es que
la fe usa el sexo contra Satanás. Considere 1 Corintios 7:3–5:
El marido debe dar a su mujer sus derechos conyugales, y
asimismo la mujer a su marido. Porque la mujer no tiene potestad
sobre su propio cuerpo, sino el marido. Asimismo, el marido no
tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os privéis
unos de otros, excepto tal vez por acuerdo por un tiempo limitado,
para que os dediquéis a la oración; pero luego volved a juntaros,
para que Satanás no os tiente a causa de vuestra falta de dominio propio.
En Efesios 6:16 Pablo dice que debemos protegernos de Satanás con el
escudo de la fe. Aquí les dice a las personas casadas: “Protejan a Satanás con
suficientes relaciones sexuales. No os abstengáis demasiado, sino reunios
pronto, para que Satanás no se afiance”.
Bueno, ¿cuál es? ¿Nos protegemos de Satanás con el escudo de la fe o
con el escudo del sexo? La respuesta para las personas casadas es que la fe
hace uso de las relaciones sexuales como medio de gracia. Para las personas
que Dios lleva al matrimonio, las relaciones sexuales son un medio ordenado por
Dios para vencer la tentación del pecado (el pecado del adulterio, el pecado de
las fantasías sexuales, el pecado de la pornografía). La fe acepta humildemente
tales regalos y ofrece gracias.
Mejor sexo: cuando su alegría es de él y
el de el es de ella
Note algo más en 1 Corintios 7:3–5. Esto es muy importante.
En el versículo 4 Pablo dice que el hombre y la mujer tienen derechos sobre el
cuerpo del otro. Cuando los dos se vuelven una sola carne, sus cuerpos están a
disposición del otro. Cada uno tiene derecho a reclamar el cuerpo del otro para
la gratificación sexual.
Pero lo que realmente necesitamos ver es lo que Pablo ordena en los
versículos 3 y 5 en vista de estos derechos mutuos. Él no dice: “¡Por lo tanto, haz
tu reclamo! ¡Toma tus derechos!” Él dice: “¡Marido, dale los derechos que le
pertenecen! ¡Esposa, dale los derechos que le pertenecen!” (v.3).
Y en el versículo 4: “No se rechacen unos a otros”. En otras palabras, hace
No aliente al esposo oa la esposa que desea la gratificación sexual a aprovecharla
sin preocuparse por las necesidades del otro. En cambio, insta tanto al esposo
como a la esposa a estar siempre listos para dar su cuerpo cuando el otro lo
desee.
Infiero de esto y de las enseñanzas de Jesús en general que las relaciones
sexuales felices y satisfactorias en el matrimonio dependen de que cada uno de
los cónyuges apunte a dar satisfacción al otro. Si la alegría de cada uno es hacer
feliz al otro, cien problemas se resolverán antes de que sucedan.
Esposos, si es su alegría satisfacerla, serán sensibles a lo que ella necesita
y quiere. Aprenderá que la preparación para una relación sexual satisfactoria a
las 10 de la noche comienza con palabras tiernas a las 7 de la mañana y continúa
a lo largo del día con amabilidad y respeto. Y cuando llegue el momento, no
vendrás como un tanque Sherman, pero conocerás su ritmo y la llevarás
hábilmente. A menos que ella te dé la señal, dirás: “Su clímax, no el mío, es la
meta”. Y descubrirás a la larga que es más bienaventurado dar que recibir.
Esposas, no siempre es el caso, pero por lo general parece que su marido
quiere tener relaciones sexuales con más frecuencia que usted. Martín Lutero
dijo que dos veces a la semana le pareció suficiente protección contra el
Tentador.1 No sé si su esposa, Katie, siempre estaba dispuesta a hacerlo o no.
Pero si no lo eres, dáselo de todos modos, a menos que haya circunstancias extraordinarias.
No les digo a ustedes, esposos: “Tómenlo de todos modos”. De hecho, por su
bien, puedes irte sin ella. El objetivo es superarse unos a otros en dar lo que el
otro quiere (Rom. 12:10). Ambos, hagan que su objetivo sea satisfacerse el uno
al otro tanto como sea posible.
Sexo sagrado: la derrota de Satanás, la exhibición de Cristo y
nuestro deleite
“Que el matrimonio sea honroso en todos, y que el lecho nupcial sea inmaculado”.
Es decir, no pequéis en vuestras relaciones sexuales. Y eso significa, tener solo
esas actitudes y hacer solo esos actos que provienen de la fe en las promesas
de Dios que dan esperanza. Todos deberíamos preguntarnos regularmente:
1William Lazareth escribe: “En cuanto a la frecuencia recomendada del coito marital, el espíritu sano y cordial
(si no las palabras reales) del consejo sexual de Lutero se refleja en el pareado humorístico que
tradicionalmente se le atribuye: 'Dos veces a la semana, ciento cuatro un año / no debería dar motivos para
temer'”. Luther on the Christian Home (Philadelphia: Muhlenberg Press, 1960), 226.
“¿Lo que estoy sintiendo o haciendo tiene sus raíces en el contentamiento de
la fe o en la angustiosa inseguridad de la incredulidad? ¿Mis anhelos se
ajustan al contentamiento de la fe o lo contradicen?” Esas preguntas te
ayudarán en cientos de pequeñas y grandes decisiones éticas.
En resumen, mi objetivo ha sido mostrar el impacto de la fe en tres
aspectos de las relaciones sexuales en el matrimonio. Primero, la fe le cree
a Dios cuando dice que las relaciones sexuales en el matrimonio son buenas
y limpias y deben ser recibidas con acción de gracias por aquellos que creen
y conocen la verdad. Segundo, la fe aumenta el gozo de las relaciones
sexuales en el matrimonio porque nos libera de la culpa del pasado. La fe
cree en la promesa de que Cristo murió por todos nuestros pecados, para
que en él podamos tener relaciones sexuales libres de culpa y que exalten a
Cristo en el matrimonio. Y finalmente, la fe empuña el arma de las relaciones
sexuales contra Satanás. Un matrimonio da un duro golpe en la cabeza a
esa serpiente antigua cuando pretenden darse la mayor satisfacción sexual
posible. ¿No es una señal de gracia asombrosa que además de todo el placer
que brinda el lado sexual del matrimonio, también resulta ser un arma temible
contra nuestro antiguo enemigo?
Esto no debería sorprendernos. El matrimonio en su cumbre exquisita
de placer habla poderosamente de la verdad del amor que guarda el pacto
entre Cristo y su iglesia. Y que el amor es la fuerza más poderosa del mundo.
No sorprende entonces que la derrota de Satanás, la gloria de Cristo y
nuestro placer se reúnan en este lecho matrimonial inmaculado.
El matrimonio es más que el amor mutuo.
Tiene una dignidad y un poder superiores, porque es la
santa ordenanza de Dios, mediante la cual Él quiere
perpetuar la raza humana hasta el fin de los tiempos. En
vuestro amor os veis sólo a vosotros mismos en el
mundo, pero en el matrimonio sois un
eslabón en la cadena de las generaciones, que Dios hace
venir y pasar para su gloria, y llama a su reino.
capitulo doce
El matrimonio es para tener hijos. . . Discípulos
de Jesús: cuán absoluto es el deber
procrear?
Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.
“Honra a tu padre y a tu madre” (este es el primer mandamiento con
promesa), “para que te vaya bien y seas de larga vida en la tierra”.
Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la
disciplina y amonestación del Señor.
Efesios 6:1–4
I han tratado de mostrar a partir de las Escrituras que el significado principal de mar
El matrimonio es mostrar el amor que guarda el pacto entre Cristo y su
iglesia. En otras palabras, el matrimonio fue diseñado por Dios, de manera más
profunda y más importante, para ser una parábola o un drama de la forma en
que Cristo ama a su iglesia y la forma en que llama a la iglesia a amarlo. Esto
es lo más importante que todos los esposos y esposas deben saber sobre el
significado de su matrimonio.
una cosa magnifica
El pasaje clave ha sido Efesios 5:23–25:
El esposo es la cabeza de la esposa así como Cristo es la cabeza de la
iglesia, su cuerpo, y él mismo es su Salvador. Ahora bien , así como la iglesia
se sujeta a Cristo, así también las esposas deben sujetarse en todo a sus maridos.
Maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí
mismo por ella.
Cuidado con estar tan familiarizado con esto que no te parezca
sorprendente. ¿Dónde en todo el mundo hablaría alguien sobre el matrimonio
de esta manera? En tres versos, lo dice tres veces:
• Versículo 23: matrimonio: así como Cristo es la cabeza de la iglesia. •
Versículo 24: matrimonio: como la iglesia se somete a Cristo. •
Versículo 25: matrimonio: como Cristo amó a la iglesia.
¿Cuál es el significado más importante del matrimonio? Se encuentra
.
en las palabras: “como Cristo . . . como Cristo.” El significado
como la iglesia. .
último del matrimonio no está en el matrimonio mismo. No está en el esposo,
ni en la esposa, ni en la descendencia. El significado último del matrimonio
es “como Cristo”, “como la iglesia”, “como Cristo”. El matrimonio es algo
magnífico porque está modelado sobre algo magnífico y apunta a algo
magnífico. Y el amor que une a este hombre y a esta mujer en matrimonio
es un amor magnífico porque representa algo magnífico: “como Cristo amó
a la iglesia” y “como la iglesia se somete a Cristo”. La grandeza del
matrimonio no está en sí mismo. La grandeza del matrimonio es que muestra
algo indeciblemente grande, a saber, Cristo y la iglesia.
El matrimonio es para hacer bebés. . . discípulos
Ahora, lo que quiero agregar en este capítulo es que el matrimonio es para
tener hijos. . . discípulos de Jesús. Hay un doble significado en ese título
que espero les ayude a recordar el punto. El matrimonio es para tener hijos,
es decir, para la procreación. Tener bebés. Este no es el significado principal
del matrimonio. Pero es importante y bíblica. Pero luego añado las palabras
discípulos de Jesús. El matrimonio es para hacer de los hijos discípulos de
Jesús. Aquí el enfoque cambia. Este propósito del matrimonio no es
simplemente agregar más cuerpos al planeta. El punto es aumentar el
número de seguidores de Jesús en el planeta.
El efecto de decirlo de esta manera es que las parejas que no pueden
concebir debido a la infertilidad aún pueden aspirar a hacer hijos seguidores de Jesús.
Haciendo Niños. . . Discípulos de Jesús 139
El propósito de Dios al hacer del matrimonio el lugar para tener hijos nunca fue
simplemente llenar la tierra con personas, sino llenar la tierra con adoradores del
Dios verdadero. Una forma de que un matrimonio llene la tierra de adoración al
verdadero Dios es procrear y criar a los hijos en el Señor. Pero esa no es la única
manera. Cuando el enfoque del matrimonio se convierte en “Hacer a los niños
discípulos de Jesús”, el significado del matrimonio en relación con los niños no es
principalmente “Hacerlos”, sino “Hacerlos discípulos ”. Y esto último puede ocurrir
incluso donde no ocurre lo primero.
Hacia dónde nos dirigimos
Pero nos estamos adelantando. Aquí es donde vamos. Primero, quiero que
veamos que el plan original de Dios en la creación era que los hombres y las
mujeres se casaran y tuvieran hijos. Segundo, quiero que veamos que en el
mundo caído en el que vivimos, casarse no solo no es un llamado absoluto para
todas las personas (como hemos visto), sino que tener hijos en el matrimonio
tampoco es un llamado absoluto para todas las parejas. Es normal, bueno,
doloroso, glorioso, pero no absolutamente necesario para todos. En tercer lugar,
nos centraremos en lo que dice Efesios 6:1–4 acerca de cómo el matrimonio se
convierte en el medio para hacer que los hijos sean discípulos de Jesús.
Tener hijos es la voluntad de Dios
Primero, el significado del matrimonio normalmente incluye, por designio de Dios,
dar a luz hijos y criarlos en Cristo.
Entonces Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.
y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en el
ganado, en toda la tierra y en todo animal que se arrastra sobre la
tierra”. Así creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo
creó; varón y hembra los creó. Y Dios los bendijo. Y les dijo Dios:
Fructificad y multiplicaos, y henchid la tierra, y sojuzgadla, y
señoread en los peces del mar, y en las aves del
cielos y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra”. (Gén.
1:26–28)
Después del Diluvio, leemos en Génesis 9:1: “Dios bendijo a Noé y a sus
hijos y les dijo: 'Fructificad y multiplicaos y llenad la tierra'”. Este era el diseño
original de Dios. El matrimonio es el lugar para engendrar hijos y llenar la tierra
del conocimiento del Señor como las aguas cubren el mar (cf. Hab. 2, 14). Eso
nunca ha dejado de ser algo bueno.
“Como flechas en la mano del guerrero son los hijos nacidos en la juventud.
¡Bienaventurado el hombre que llena su aljaba con ellos! No será avergonzado
cuando hablare con sus enemigos en la puerta” (Sal. 127:4–5).
Y en el Nuevo Testamento, nadie es más positivo acerca de los niños que
el mismo Jesús. Marcos 10:13–14 dice: “Le traían niños para que los tocara, y
los discípulos los reprendían. Pero cuando Jesús lo vio, se indignó y les dijo:
'Dejen que los niños vengan a mí; no se lo impidáis, porque de los tales es el
reino de Dios'”. De modo que, de principio a fin, la Biblia concede un gran valor
a tener, criar y bendecir hijos. En nuestra iglesia hay muchas familias numerosas.
¡Los afirmamos! Es un llamado magnífico. Volveremos a esto en un momento.
Este es uno de los grandes significados del matrimonio: dar a luz y criar hijos
para la gloria de Dios.
Tener hijos no es definitivo
Pero el segundo punto principal que quiero señalar es que, si bien el significado
del matrimonio normalmente incluye dar a luz hijos, esto no es absoluto.
En esta era caída y pecaminosa, en necesidad desesperada de conocer al
Redentor, la naturaleza por sí misma no dicta cuándo o si engendrar hijos. La
decisión de concebir hijos no es, en última instancia, una decisión sobre lo que
es natural, sino sobre lo que magnificará al Redentor, Jesucristo.
En otras palabras, hay una analogía entre la cuestión de la soltería y la
cuestión de los hijos. Dios dijo en Génesis 2:18, “No es bueno que el hombre
esté solo; Le haré una ayuda idónea para él”. Entonces, al principio, parece que
el matrimonio es siempre el camino a seguir. Luego, el soltero Pablo dice en 1
Corintios 7:7, 26: “Ojalá todos fueran [solteros] como yo. Pero cada uno tiene
su propio regalo de Dios, uno de una clase y uno de otra. . . .
Pienso que en vista de la angustia presente es bueno que
una persona se quede como está”. Así que hay diferentes dones y diferentes
llamados. El matrimonio no es absoluto.
Ahora considere la analogía entre eso y tener hijos. En el principio, Dios le
dijo a la humanidad: “Fructificad y multiplicaos y llenad la tierra” (Gén. 1:28).
Eso es normal. Eso es bueno. Pero no es absoluto más de lo que el matrimonio
es absoluto. Lo que es absoluto es perseguir hijos espirituales , no hijos
naturales. El matrimonio no es absolutamente para tener hijos. Pero es
absolutamente para hacer a los niños seguidores de Jesús.
Considere algunos pasajes.
Tener cientos de hijos
En Marcos 10:29–30, Jesús dice:
“De cierto os digo que no hay nadie que haya dejado casa o
hermanos o hermanas o madre o padre o hijos o tierras por mí y
por el evangelio, que no reciba el ciento por uno ahora en este
tiempo, casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras,
con persecuciones, y en el siglo venidero la vida eterna.”
Aquí Jesús cambia el absoluto de tener hijos biológicamente a tener
cientos de hijos a través de la familia de Cristo ya través de la influencia
espiritual. Podría incluir la adopción. Podría incluir cuidado de crianza. Podría
incluir convertir su hogar en un lugar para clubes bíblicos en el patio trasero.
Podría incluir la hospitalidad en un vecindario donde su hogar es el lugar favorito
de todos los niños. Podría incluir su trabajo en la guardería o el cuidado de sus
sobrinas y sobrinos o la clase de escuela dominical que enseña.
El punto es: el matrimonio no es absolutamente para tener hijos; pero es
absolutamente para hacer a los niños seguidores de Jesús de una forma u otra,
directa o indirectamente.
En Romanos 9:8 Pablo escribe: “No son los hijos de la carne los que son
hijos de Dios, sino que los hijos de la promesa son contados como linaje”. En
otras palabras, en el reino de Dios, el deber de traer a la existencia “hijos de la
carne” no es absoluto, pero el buscar traer a la existencia “hijos de Dios” es
absoluto.
En 1 Corintios 4:15 Pablo dice: “Aunque tengáis innumerables guías en
Cristo, no tendréis muchos padres. Porque yo os engendré en Cristo Jesús por
medio del evangelio”. Esta es la familia más importante en la vida cristiana, y
esta es la forma principal en que tenemos hijos:
no por nacimiento natural, sino por nacimiento sobrenatural. Para muchos matrimonios
van juntos. Pero no para todos.
Un versículo más sobre este punto. Romanos 16:13: “Saludad a Rufo, escogido
en el Señor; también su madre, que también ha sido una madre para mí”.
Aquí está la maternidad extendiéndose más allá del hijo de nacimiento al hijo de afecto
y cuidado. Así que concluyo que entre los cristianos, la paternidad y la maternidad por
procreación es natural y buena e incluso gloriosa cuando Cristo está en ella. Pero no
es absoluto. El objetivo de traer niños espirituales a la existencia es absoluto. El
matrimonio es para tener hijos. Sí.
Pero no absolutamente. Absolutamente el matrimonio es para hacer hijos seguidores
de Jesús.
Hacer del matrimonio un lugar para
Haciendo Discípulos
Finalmente, enfoquémonos en el llamado de Dios al matrimonio para que sea un lugar
para hacer hijos seguidores de Jesús. Nos enfocaremos en el resto de este capítulo
tanto en la madre como en el padre, y en el próximo capítulo en el padre, porque el
padre recibe un enfoque especial en las Escrituras. Aquí está el texto de nuevo:
Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. “Honra a
tu padre y a tu madre” (este es el primer mandamiento con promesa), “para
que te vaya bien y seas de larga vida en la tierra”. Padres, no provoquéis a ira
a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina y amonestación del Señor.
(Efesios 6:1–4)
cinco observaciones
Primero, el padre tiene la responsabilidad principal de criar a los hijos en la disciplina
e instrucción del Señor. Note que el versículo 1 dice: “Hijos, obedeced a vuestros
padres”. Ambos. No solo padre o solo madre, sino padres. Pero cuando el enfoque
cambia del deber de los hijos al deber de los padres, se menciona al padre, no a la
madre. “Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina y
amonestación del Señor”. Entonces, mi primera observación que analizaremos en el
próximo capítulo es que en el matrimonio, los padres tienen un liderazgo
responsabilidad de criar a los hijos en la disciplina y la instrucción del Señor.
En segundo lugar, sin embargo, tanto la madre como el padre están llamados a
esto juntos. Ambos se mencionan como el objeto especial de la obediencia del niño.
Versículo 1: “Hijos, obedeced a vuestros padres [madre y padre] en el Señor”. Puedes
escuchar esta verdad en Proverbios 6:20–21: “Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu
padre, y no abandones la enseñanza de tu madre.
Átalos a tu corazón siempre; átalos alrededor de tu cuello.” Y Pablo le recordó a
Timoteo que se aferrara a lo que su madre y su abuela le habían enseñado cuando era
niño (2 Timoteo 3:14; 1:5). Entonces, tanto la madre como el padre tienen la
responsabilidad en este matrimonio de criar a los hijos en el Señor, y el padre tiene la
responsabilidad principal.
Tercero, es importante que la madre y el padre estén unidos en este esfuerzo. No
siempre es posible porque a veces uno de los cónyuges no es creyente. En ese caso,
hace lo mejor que puede para encontrar un terreno común práctico, por ejemplo, en la
forma en que se disciplina a los niños.
Pero el diseño de Dios es un frente unido. Ambos tienen una meta: este niño debe
crecer en “la disciplina y amonestación del Señor”, cimentado, moldeado e impregnado
por el Señor, con el objetivo de honrar al Señor.
Dios no quiere que estemos divididos en esto. Los niños necesitan un frente unido
proveniente de mamá y papá. No confundas a los niños.
Resuelva sus diferencias sobre qué enseñar y cómo y cuándo disciplinar, y luego
manténgase unido ante los niños. No dejes que los niños te manipulen unos contra
otros. Haz de eso una estratagema desesperada.
Dios es uno. Que los padres sean uno.
Esto lleva a la cuarta observación. La tarea más fundamental de una madre y un
padre es mostrar a Dios a los hijos. Los hijos conocen a sus padres antes de conocer
a Dios. Esta es una gran responsabilidad y debería hacer que todos los padres estén
desesperados por una transformación como la de Dios.
Los niños tendrán años de exposición a cómo es el universo antes de saber que hay
un universo. Experimentarán el tipo de autoridad que hay en el universo y el tipo de
justicia que hay en el universo y el tipo de amor que hay en el universo antes de
conocer al Dios de autoridad, justicia y amor que creó y gobierna el universo. Los niños
están absorbiendo de papá su fuerza y liderazgo.
y protección y justicia y amor; y están absorbiendo de mamá su cuidado y
crianza y calidez e intimidad y justicia y amor—y, por supuesto, todo esto se
traslapa.
Y todo esto sucede antes de que el niño sepa nada de Dios, pero en el
fondo todo se trata de Dios. ¿Podrá el niño reconocer a Dios por lo que
realmente es en su autoridad, amor y justicia porque mamá y papá juntos le
han mostrado al niño cómo es Dios?
La tarea principal de la paternidad es conocer a Dios por lo que es en sus
muchos atributos, especialmente como se ha revelado en la persona de Jesús
y su cruz, y luego vivir de tal manera con nuestros hijos que les ayudemos a
ver y conocer a este Dios polifacético. Y, por supuesto, eso implicará dirigirlos
siempre al retrato infalible de Dios en la Biblia.
Finalmente, Dios ha ordenado que tanto la madre como el padre participen
en la crianza de los hijos porque son marido y mujer antes que madre y padre.
Y lo que son como marido y mujer es lo que Dios quiere que sean los hijos:
como marido y mujer, son un drama del amor que guarda el pacto entre Cristo
y la iglesia. Ahí es donde Dios quiere que estén los niños. Su diseño es que
los niños crezcan viendo a Cristo amar a la iglesia y viendo a la iglesia
deleitarse en seguir a Cristo. Su diseño es que la belleza, la fuerza y la
sabiduría de esta relación de pacto sean absorbidas por los niños desde el
momento en que nacen.
El significado principal sirve al
Significado secundario
Entonces, lo que resulta es que el significado más profundo del matrimonio,
mostrar el pacto de amor entre Cristo y la iglesia, está debajo de este otro
significado del matrimonio: hacer que los niños sean discípulos de Jesús. Todo
está entretejido. Los buenos matrimonios son buenos lugares para que los
niños crezcan y vean la gloria del amor que guarda el pacto de Cristo.
Que el Señor nos dé un enfoque unido en lo que realmente importa en
el matrimonio: esposos y esposas amando como Cristo y la iglesia, y los hijos
viéndolo, y por la gracia de Dios, amando lo que ven.
Es de Dios que los padres reciben a sus
hijos, y es a Dios a quien deben guiarlos.
capitulo trece
El matrimonio es para hacer
Niños . . . Discípulos de Jesús: la conquista
de la ira en el padre y el hijo
Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.
“Honra a tu padre y a tu madre” (este es el primer mandamiento con
promesa), “para que te vaya bien y seas de larga vida en la tierra”.
Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la
disciplina y amonestación del Señor.
Efesios 6:1–4
El significado
último
riage—es del matrimonio:
dramatizar el tpierra
sobre la ropósito
el aúmor
ltimo
qdue
el g
muarda
atrimonio
el
pacto entre Cristo y su iglesia. Lo que vimos en el capítulo
anterior fue que este drama de carne y hueso del amor entre Cristo y
la iglesia es el escenario diseñado por Dios para hacer niños y para
hacerlos discípulos de Jesús. Estos son dos propósitos para el matrimonio.
Y el último crea el escenario ordenado por Dios para el segundo.
En última instancia, el matrimonio es un drama de carne y hueso
de cómo Cristo (dramatizado por el esposo) ama a su iglesia, y
cómo la iglesia (dramatizada por la esposa) se dedica a Cristo. Y
este drama de carne y hueso crea el escenario —el nido físico,
emocional, moral y espiritual— para el otro propósito del matrimonio,
a saber, traer hijos al mundo y llevarlos a Jesús.
Nidos vacíos En una
carta de oración misionera que leí mientras preparaba este capítulo, una de
nuestras familias misioneras veteranas explicó que sus dos hijos ahora están
casados. Entonces, debajo de la foto de los padres estaban las palabras "nidos
vacíos". Todo el mundo en nuestra cultura conoce el significado del término nido
vacío. Detrás está la suposición de que uno de los significados del matrimonio
es ser un nido para los pájaros más jóvenes hasta que puedan volar y encontrar
sus propios gusanos y construir sus propios nidos. Y si somos cristianos,
decimos que la esencia misma de ese nido es el drama de carne y hueso creado
por un esposo y una esposa que viven, muestran y enseñan el amor que guarda
el pacto entre Cristo y su iglesia. Esa actividad es la esencia del nido.
Un enfoque en los padres
Entonces, la pregunta en este capítulo es: ¿Qué se supone que sucederá con
los niños en este drama? ¿Qué se supone que les sucederá a los niños que Dios
pone en esta parábola de carne y hueso del amor de su Hijo? ¿Qué sucede en
este nido por el bien de los pájaros más jóvenes? Al responder a esta pregunta,
la razón por la que me centraré en los padres es que en el texto citado
anteriormente, Pablo comienza refiriéndose a los padres en el versículo 1 y luego
se centra en los padres en el versículo 4.
Note el versículo 1: “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres ”.
Claramente, ambos padres están dando orientación e instrucción que pueden
ser obedecidas, porque a los niños se les dice que obedezcan a sus padres,
tanto a la madre como al padre. En este nido, tanto la madre como el padre
enseñan, modelan, guían y disciplinan.
Podríamos esperar que Pablo continúe con este enfoque unido en los
padres y diga: “Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la
disciplina y amonestación del Señor”. Pero eso no es lo que dice en el versículo
4. Él dice: “Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la
disciplina y amonestación del Señor”. Así que señalé en el capítulo anterior que
en el matrimonio, y en este nido creado por el matrimonio, los padres tienen una
responsabilidad principal en la crianza de los hijos. No una responsabilidad
única, sino protagónica.
La forma en que me gusta decirlo, como dije al final del Capítulo 7, es que
si hay un problema con los niños en la casa de Piper, y si Jesús llama a la
puerta, y Noël llega a la puerta, él va a decir: “Hola, Noël, ¿está el hombre de
la casa en casa? Necesitamos hablar." No es que Noël no tenga ninguna
responsabilidad. Pero tengo la responsabilidad principal de velar por que los
niños se críen en la disciplina e instrucción del Señor.
Liderazgo extendido a la crianza de los hijos
Esta responsabilidad principal en la crianza de los hijos es simplemente la
continuación natural de la responsabilidad principal en relación con la esposa.
En Efesios 5:23–25, Pablo dijo: “El marido es cabeza de la mujer, así como
Cristo es la cabeza de la iglesia. . . . Maridos, amad a vuestras
mujeres, como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella”. Dios
no hace que el esposo sea el líder en relación con su esposa y luego hace que
la esposa sea la líder en relación con los hijos. Los esposos tenemos la
responsabilidad en ambas direcciones. Si fuera de otra manera, los niños estarían confundid
De hecho, millones de niños hoy en día están confundidos, y una gran cantidad de
problemas personales y sociales probablemente se deban a esta confusión.
Así que cuando Pablo dice en el versículo 4: “Padres, no provoquéis a
ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina y amonestación del Señor”,
simplemente está extendiendo las implicaciones del liderazgo a la esfera de la
paternidad. El marido tiene la responsabilidad principal de la crianza de los
hijos. Eso es lo que significa ser un hombre casado: liderazgo amoroso y
sacrificial en relación con nuestras esposas, y liderazgo firme y tierno en
relación con la tarea unida de criar a nuestros hijos en el Señor. Eso es lo que
queremos pensar en este
capítulo. ¿Qué llama Efesios 6:4 a un padre a hacer? Esa pregunta es digna
de su propio libro. Pero esto no es. Así que me voy a centrar sólo en una parte
del versículo 4, a saber, la acusación de no provocar a ira a nuestros hijos.
Este cargo debe ser central ya que es lo único que Pablo elige mencionar.
¿Por qué ira?
En Efesios 6:4, Pablo comienza diciendo que los padres no deben hacer algo.
“Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos”. De todo
las cosas que Pablo podría haber alentado a los padres a no hacer, elige esta.
Asombroso. ¿Por qué este? ¿Por qué no, no desanimarlos?
¿O mimarlos? ¿O tentarlos a codiciar o mentir o robar? ¿Por qué no, no abusar
de ellos? ¿O descuidarlos? ¿O darles un mal ejemplo?
¿O manipularlos? De todas las cosas contra las que podría haber advertido a
los padres, ¿por qué esto: “Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos”?
Habrá mucha ira No nos dice por
qué. Así que déjame adivinar por lo que sé de las Escrituras y la vida. Sugeriré
dos razones. Primero, advierte en contra de provocar la ira porque la ira es la
emoción más común del corazón pecador cuando se enfrenta a la autoridad.
Papá encarna la autoridad. Aparte de Cristo, el niño encarna la voluntad propia.
Y cuando los dos se encuentran, la ira estalla. Un niño de dos años hace una
rabieta y un adolescente da un portazo, o algo peor.
Así que creo que Pablo está diciendo que habrá mucha ira con la mejor
crianza de los hijos, así que haga todo lo posible, sin comprometer su autoridad,
verdad o santidad, para evitar provocar la ira.
Estar allí conscientemente para el niño con autoridad, verdad y santidad de
maneras que traten de minimizar la respuesta de ira. Volveremos a cómo.
La ira devora otras emociones La
segunda razón por la que Pablo puede centrarse en no provocar la ira en
nuestros hijos es porque esta emoción devora casi todas las demás emociones buenas.
Muerde el alma. Entumece el corazón a la alegría, la gratitud, la esperanza, la
ternura, la compasión y la bondad. Así que Paul sabe que si un padre puede
ayudar a un hijo a no dejarse vencer por la ira, puede abrir su corazón a una
docena de otras emociones preciosas que hacen posible la adoración y hacen
que las relaciones sean dulces. Pablo está tratando de ayudar a los padres a
hacer lo que él tenía que hacer con sus hijos espirituales. Escuche el lenguaje
del corazón de 2 Corintios 6:11–13: “Con franqueza os hemos hablado, corintios;
nuestro corazón está abierto de par en par. No estás restringido por nosotros,
pero estás restringido por tus propios afectos. A cambio (hablo como a niños)
ensanchad también vuestros corazones.”
Sin Chantaje Emocional Entonces, ¿qué
le diremos a los padres sobre este tema de la ira en nuestros hijos? Primero,
debemos decir que este versículo no puede ser usado como un chantaje
emocional por parte de los niños. El chantaje decía: “Estoy enojado, papá, así
que debes estar equivocado porque la Biblia dice que se supone que no debes
hacerme sentir así”. Algunas personas nunca superan este egocentrismo
infantil: “Mis emociones son la medida de tu amor; así que si soy infeliz, no me
amas”. Todos hemos experimentado este tipo de manipulación. Sabemos que
Pablo no quiere decir eso porque Jesús mismo hizo enojar a mucha gente, y
Jesús nunca pecó o dejó de amar perfectamente. Dado que todos los niños
son pecadores, por lo tanto, incluso el mejor y más amoroso y tierno uso de la
autoridad provocará a veces a algunos niños a la ira.
Entonces, el punto del versículo 4 no es que cada vez que un hijo se
enoja, el padre ha pecado. El punto es advertir a los padres que existe una
gran tentación de decir cosas y hacer cosas y descuidar cosas que causarán
ira legítimamente evitable en nuestros hijos. La mayoría de nosotros somos
conscientes de las cosas obvias que debemos evitar: gritos, castigos injustos
y excesivos, hipocresía, humillaciones verbales, etc. Pero aún más importante
que evitar los agravantes obvios, los padres debemos pensar en qué tipo de
cosas preventivas podemos Haz eso no solo para evitar la ira, sino para
disminuir o eliminar la ira. Ese es el verdadero desafío.
Iniciativas de Dios y de Papá
Piensa en esto: Dios nunca ha hecho nada que legítimamente deba causar ira
en ninguno de sus hijos. Nunca estamos autorizados a enojarnos con Dios.
Alguna vez. Sucede. Y debemos admitirlo, y temblar, y arrepentirnos, y regresar
a la humilde confianza en su bondad soberana.
Pero aunque Dios nunca ha hecho nada que legítimamente provoque nuestra
ira contra él, ¿qué ha hecho acerca de la ruptura de nuestra relación con él?
Ha tomado iniciativas para curarlo, iniciativas que le costaron infinitamente.
Vuelva a mirar lo que dice Pablo acerca de vencer la ira en relación con
la paternidad de Dios. Este texto es un modelo para nosotros los padres sobre
una de las estrategias más cruciales para superar la ira en nuestro
niños. En Efesios 4:31–5:2, Dios, podría decir, está hablando a sus hijos:
“Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y
toda malicia. Sed bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos
unos a otros. . . .” Ahora, hasta ahora,
es solo una orden: no te enojes; ser indulgente Pero los comandos son
impotentes en sí mismos. Lo que viene a continuación es poderoso: “. . . como
Dios en Cristo os perdonó.” Así que aquí está nuestro Padre en el cielo
enviando a su propio Hijo ("Dios en Cristo te perdonó") para pagar el precio
de nuestra ira pecaminosa. Nuestro Padre no solo nos está diciendo que no
nos enojemos; más bien, a un gran costo para sí mismo, está venciendo su
ira y nuestra ira en la muerte de Jesús.
Luego, en el siguiente versículo, Efesios 5:1, dice explícitamente que
está desempeñando el papel de un Padre en esto: “Sed, pues, imitadores de
Dios como hijos amados”. Somos hijos de Dios si estamos unidos a Cristo por
la fe. Él es nuestro Padre. Ha tomado iniciativas muy dolorosas para vencer
su ira y nuestro pecado, nuestra ira. Somos infinitamente amados por Dios en
Cristo. Así pues, padres, imitad a vuestro Padre celestial. Tome iniciativas, sin
importar cuán dolorosas para usted o cuán fuera de carácter puedan sentirse,
para prevenir o disminuir la ira de sus hijos.
La batalla está primero en el corazón de papá
El punto que estoy enfatizando es este: Cuando Pablo dice en Efesios 6:4,
“Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos”, no dejéis de hacer cosas que
provocan ira ; comience a hacer cosas que prevengan y superen la ira.
Empieza a hacer cosas que despierten en el corazón de un niño otras
emociones maravillosas para que no sea devorado por la ira, la gran
devorador de emociones.
La tarea principal en todo esto es que superes tu propia ira y la reemplaces
con una alegría tierna. Alegría que se derrama sobre tus hijos. “De la
abundancia del corazón habla la boca” (Mat.
12:34). Si el corazón se siente enojado, la boca sonará enojada. Cuando la
boca de papá está principalmente enojada, las tiernas emociones de un niño
se consumen. En otras palabras, ser el tipo de padre que Dios nos llama a ser
significa ser el tipo de cristiano y el tipo de esposo que Dios nos llama a ser.
Cristo crucificado por ti es la clave
Ser cristiano significa recibir gratuitamente el perdón de Dios por todos nuestros
fracasos y todos nuestros enojos. Significa dejar que la sonrisa de Dios en Cristo
derrita las décadas de ira dura, insensible, sin emociones y de bajo grado. Y
. enojo . .
luego dejamos que esa sanación fluya hacia los demás. “Que todo. . ser puesto .
lejos de ti. . . . Sed benignos unos con otros, misericordiosos,
perdonándoos unos a otros, como Dios os perdonó a vosotros en Cristo” (Efesios
4:31–32). Dios por darte. Dios ha sido amable contigo. Dios es compasivo
contigo. Todo es por causa de Cristo. Por lo tanto, en Cristo, por el Espíritu,
padres, podemos hacer esto. Podemos dejar de lado la ira, podemos perdonar,
y podemos experimentar y despertar en nuestros hijos la ternura con toda una
serie de emociones preciosas que pueden haber sido consumidas por la ira. Esas
emociones pueden volver a vivir. En ti. Y en tus hijos.
“Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos”. Sé como Dios para ellos. Lo
que hizo por nosotros fue muy costoso. Él no perdonó a su propio Hijo divino
para rescatar a otros niños de su propia ira y
de su propia furia rebelde. Dios no nos llama a hacer esto antes de que lo haga
por nosotros. Ese es el evangelio. Antes de ordenarnos amar como él lo hace
(5:1), perdona todas nuestras fallas en el amor. ¡Obtengan esto, padres! No los
llamo a amar así a sus hijos para que tengan un Padre en el cielo que esté con
ustedes. Es al revés. Os digo que Dios, por el sacrificio y la obediencia de su Hijo
Jesús, por la sola fe, ya se ha hecho totalmente para vosotros. “Si Dios es por
nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31).
Y ahora, después de convertirse en esa especie de Padre misericordioso,
solidario, tierno y sacrificado para nosotros los padres, nos llama: “Sed imitadores
de Dios como hijos amados” (Efesios 5:1). Experimente la plenitud de las
emociones tiernas y duras de Dios. Ha vencido su ira. Él ha perdonado nuestro
pecado. Y en él, si lo quieres, hay sanidad para décadas de ira que destruye el
alma.
Lo que nuestros hijos necesitan de nosotros es que experimentemos la
plenitud de la oferta de sanidad de Dios. Aquí está la dinámica de la paternidad:
como Dios te ha perdonado a ti, perdona a tu mujer y perdona a tus hijos (Ef.
4:32). Corta la raíz de todo el ciclo de la ira saboreando hasta lo más profundo
de tu alma la preciosidad del perdón de Dios y la
promesas No provoquéis a ira a vuestros hijos. Muéstrales en tu propia alma
cómo puede ser reemplazada por un gozo tierno.
Tal vez ahora quede claro nuevamente que el significado principal del
matrimonio crea la atmósfera en la que puede suceder este amor que vence la ira.
No hay tensión entre el matrimonio como muestra del amor que guarda el
pacto de Cristo y el matrimonio como un lugar que derrota la ira para discipular
a los niños. Ese amor que guarda el pacto es el mismo amor que triunfa sobre
la ira. Es un amor humilde, sacrificial y de servicio. Los esposos aman a sus
esposas como Cristo amó a la iglesia (Efesios 5:25). Ese mismo amor en forma
de Cristo es el amor tierno que abre el corazón de los niños y los libra de la ira.
Es una unidad hermosa: primero, el matrimonio como muestra del amor que
guarda el pacto entre Cristo y su iglesia, y segundo, el matrimonio como el
lugar donde los hijos prueban, ven y florecen en ese mismo amor sostenido
por Cristo y que guarda el pacto. Los dos son uno.
Dios hace que tu matrimonio sea indisoluble.
“Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el
hombre” (Mat. 19:6).
Dios los une en matrimonio; es su acto, no el tuyo. No
confundas tu amor
los unos por los otros con Dios.
capitulo catorce
Lo que Dios ha unido,
Que no se separe el hombre:
El evangelio y lo radical
nueva obediencia
Y partió de allí y fue a la región de Judea y más allá del Jordán, y las
multitudes se juntaron de nuevo a él. Y de nuevo, como era su
costumbre, les enseñó. Y se acercaron los fariseos y para ponerlo a
prueba le preguntaron: “¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer?” Él
les respondió: ¿Qué os mandó Moisés? Dijeron: “Moisés permitió que
un hombre escribiera un certificado de divorcio y la despidiera”. Y Jesús
les dijo: “Por la dureza de vuestro corazón os escribió este
mandamiento. Pero desde el principio de la creación, 'Dios los hizo
varón y hembra'. 'Por tanto, dejará el hombre a su padre ya su madre,
y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.' Así que ya no
son dos sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe
el hombre.” Y en la casa los discípulos volvieron a preguntarle sobre
este asunto. Y les dijo: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa
con otra, comete adulterio contra ella; y si ella repudia a su marido y se casa con o
Marcos 10:1–13
A medida
que njuntos
pensar os acercamos
sobre laas
l final
de este libro d
implicaciones sobre el matrimonio,
el significado del ems
apropiado que
atrimonio
para el divorcio y el nuevo matrimonio. Para muchos de ustedes que han
pasado por un divorcio y ahora son solteros o se han vuelto a casar, o cuyos
padres se divorciaron, o algún otro ser querido, la mera mención de la palabra lleva
un enorme peso de dolor, pérdida, tragedia, desilusión, ira, arrepentimiento y
culpa. Pocas cosas son más dolorosas que el divorcio. Corta hasta las
profundidades de la personalidad a diferencia de cualquier otra herida relacional.
Es emocionalmente más desgarrador que la muerte de un cónyuge. La muerte
suele ser un dolor limpio. El divorcio suele ser un dolor inmundo. En otras
palabras, la enorme pérdida de un cónyuge en la muerte se ve agravada en el
divorcio por la fealdad del pecado y la indignación moral por haber sido tan agraviado.
La devastación del divorcio
A menudo son largos años en llegar, y largos años en la liquidación y en el
ajuste. La agitación de la vida es inconmensurable. La sensación de fracaso,
culpa y miedo puede torturar el alma. Como el salmista, noche tras noche el
esposo se duerme con lágrimas (Sal. 6:6). El rendimiento laboral se ve
obstaculizado. La gente ya no sabe cómo relacionarse contigo y los amigos
comienzan a retirarse. Puedes sentir que llevas una gran D escarlata en el pecho.
La soledad no es como la soledad de ser una viuda o un viudo o una persona
que nunca se ha casado. Es en una clase por sí mismo.
(Lo cual es una de las razones por las que tantas personas divorciadas se encuentran).
La sensación de que el futuro ha sido devastado puede consumirlo todo.
La controversia judicial agrava la miseria personal. Y luego está el lugar
agonizante de los niños. Los padres esperan contra toda esperanza que las
cicatrices no paralicen a los niños o arruinen sus matrimonios algún día.
Las tensiones sobre la custodia y el apoyo financiero profundizan las heridas. Y
los derechos de visita incómodos y artificiales pueden alargar la tragedia durante
décadas. Y agregue a todo esto que le sucede en América a más de cuatro de
cada diez parejas casadas.
Amar a los divorciados
Hay dos maneras de responder con amor y cariño a esta situación.
Una es acercarse a las personas divorciadas y apoyarlas mientras se afligen y
se arrepienten de cualquier parte pecaminosa propia. Entonces podemos
permanecer con ellos a través de las transiciones y ayudarlos a encontrar una
manera de disfrutar el perdón y la fuerza para una nueva obediencia que Cristo
obtuvo cuando murió y resucitó.
La otra manera de responder con amor y cariño es articular una
Lo que Dios ha unido 159
odio al divorcio, y por qué está en contra de la voluntad de Dios, y hacer todo lo
que podamos bíblicamente para evitar que suceda. Los compromisos sobre la
santidad y la permanencia de por vida del matrimonio, posiciones que debilitan
la solidez de la unión del pacto, pueden parecer amorosos a corto plazo, pero
causan estragos en miles a lo largo de las décadas. Preservar el marco sólido
del convenio matrimonial con normas elevadas puede parecer difícil ahora, pero
produce diez mil bendiciones para las generaciones futuras. Espero que ambas
formas de amar y cuidar florezcan en nuestras iglesias.
Estas dos formas de amar no son una u otra. Ambos están sucediendo mes tras
mes.
Cuando Cristo se divorcia, podemos Una de las
razones por las que he enfatizado tanto el significado último del matrimonio en
estos capítulos es que el significado del matrimonio es tal que los seres humanos
no pueden romperlo legítimamente. El significado último del matrimonio es la
representación del amor que guarda el pacto entre Cristo y su iglesia. Vivir esta
verdad y mostrar esta verdad es lo que significa, más profundamente, estar
casado. Esta es la razón última por la que existe el matrimonio. Hay otras
razones, pero esta es la principal.
Por lo tanto, si Cristo alguna vez abandona y descarta a su iglesia, entonces
un hombre puede divorciarse de su esposa. Y si la iglesia comprada con sangre,
bajo el nuevo pacto, alguna vez deja de ser la novia de Cristo, entonces una
esposa puede legítimamente divorciarse de su esposo. Pero mientras Cristo
mantenga su pacto con la iglesia, y mientras la iglesia, por la gracia omnipotente
de Dios, siga siendo el pueblo escogido de Cristo, entonces el significado mismo
del matrimonio incluirá: Lo que Dios ha unido, sólo Dios puede separar
Tomando en serio la sacralidad
Oro para que uno de los efectos de este libro sea hacernos como personas
profundamente serias acerca de la santidad del matrimonio. El mundo trata este
diamante como una piedra más. Pero, de hecho, el matrimonio es sagrado más
allá de lo que la mayoría de la gente imagina. Es una creación única de Dios,
una representación dramática de la relación de Dios con su pueblo, y una
muestra de la gloria del amor que guarda el pacto de Dios. Contra todos los atti disminuidos
dades sobre el matrimonio en el mundo—el mundo de Jesús y nuestro mundo
—las palabras del Señor sobre el matrimonio son asombrosas. Esta es la obra
de Dios, no del hombre, y no es prerrogativa del hombre terminarla.
Jesús conoce a su Moisés En Marcos
10:1–13, los fariseos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Es lícito al
hombre repudiar a su mujer?”. Esa es la pregunta. Hoy en día la gente ni
siquiera hace la pregunta. Es asumido. No solo es legal, sino también fácil y
barato. Simplemente busque en Google la palabra divorcio y vea lo que obtiene
("Divorcio fácil en línea", "Divorcio simple en línea", "Divorcio sin culpa, $
28.95", "Divorcio fácil en línea, $ 299"). Permítanme decir con cautela y
seriedad: aquellos que desprecian el diseño de Dios y la gloria de Cristo y
construyen sus vidas, negocios e industrias enteras en torno a hacer que el
divorcio sea barato y fácil están bajo la ira de Dios y necesitan arrepentirse y
buscar su perdón a través de Cristo antes de que sea demasiado tarde.
Jesús sabía que los fariseos en general eran una “generación
adúltera” (Mateo 12:39). Sabía cómo defendían sus divorcios. Así que los lleva
a ese mismo lugar y les pregunta en Marcos 10:3, “¿Qué os mandó Moisés?”
Los lleva a Moisés. Pero deben tener cuidado aquí. Moisés no solo escribió
Deuteronomio, que están a punto de citar. También escribió Génesis. En
Marcos 10:4 dicen: “Moisés permitió que un hombre escribiera un certificado de
divorcio y la despidiera”.
Eso es cierto. Es una referencia a Deuteronomio 24:1.
¿Qué dirá Jesús en respuesta a esta defensa del divorcio? Versículo 5:
Jesús les dice: “Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento”.
Esto es increíble. Implica, en otras palabras, que hay leyes en el Antiguo
Testamento que no son expresiones de la voluntad de Dios para todos los
tiempos, sino expresiones de cómo manejar mejor el pecado en un pueblo en
particular en un momento en particular. El divorcio nunca se ordena ni se
instituye en el Antiguo Testamento. Pero estaba permitida y reglamentada,
como se permitía y reglamentaba la poligamia, y como se permitían y
reglamentaban ciertos tipos de esclavitud. Y Jesús dice aquí que este permiso
no era un reflejo del ideal de Dios para su pueblo; era un reflejo de la dureza del
corazón humano. “Por la dureza de vuestro corazón os escribió este
mandamiento”.
De vuelta a la creación
Entonces Jesús lleva a los fariseos (y a nosotros) de vuelta a la voluntad
de Dios en la creación y cita Génesis 1:27 y 2:24 y nos muestra cómo
debe ser. Versículos 6–8: “Pero desde el principio de la creación, 'Dios
los hizo varón y hembra.' 'Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su
madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne'”.
Ese es el final de su cita bíblica. Ahora la pregunta es: ¿Qué hará
con él? Claramente, Jesús ve una tensión entre Deuteronomio 24 y
Génesis 12. El pero al principio del versículo 6 (“Pero desde el principio
de la creación...”) significa: la voluntad de Dios sobre el divorcio en
Génesis 1–2 no es la misma que la expresada en Deuteronomio 24.
Entonces la pregunta es: ¿Hacia dónde irá Jesús? ¿Dirá él: “Bueno,
todavía hay dureza de corazón hoy, incluso en mis discípulos, y así
Deuteronomio expresa la voluntad de Dios para mis seguidores hoy”?
¿O dirá: “Yo soy el Mesías, el Cristo. El Hijo del Hombre ha venido al
mundo para reunir a un pueblo que, por la fe en él y la unión con él,
muestre el verdadero significado del matrimonio en la forma en que
guardan su pacto matrimonial”? ¿Recaerá el énfasis en el hecho de que
en la iglesia todavía hay dureza de corazón, o recaerá el énfasis en el
hecho de que lo viejo ha pasado y ha llegado lo nuevo (2 Corintios 5:17)?
Las tres conclusiones de Jesús Jesús
saca tres conclusiones en Marcos 10:8–9. Él dice (1) en el versículo 8:
“Así que ya no son dos, sino una sola carne”. En otras palabras, dado
que Dios dijo en Génesis 2:24: “Serán una sola carne”, Jesús concluye
para su época y la nuestra: “Así que [ ahora] ya no son dos, sino una
sola carne”. El matrimonio es ese tipo de unión, muy profunda, así como
Cristo y la iglesia son un solo cuerpo (Rom. 12:5).
Luego (2) la segunda conclusión que saca Jesús es que esta unión
de una sola carne es la creación—la obra—de Dios, no del hombre. Él
dice en el versículo 9: “Por tanto, lo que Dios juntó . . .” Entonces,
aunque dos humanos decidan casarse, y un pastor o sacerdote humano
o un juez de paz o alguna otra persona solemnice y legalice la unión,
todo eso es secundario al actor principal, a saber, Dios. “Lo que Dios ha
unido. . .” Dios es el actor principal en caso de matrimonio.
Luego (3) Jesús saca la conclusión al final del versículo 9: “Que el hombre
no se separe”. La palabra traducida como “hombre” aquí (“Que el hombre no
separe”) no es la palabra para masculino en contraposición a mujer, sino la
palabra para humano en contraposición a divino. El contraste es: “Si Dios unió
al hombre y la mujer en matrimonio, entonces los simples humanos no tienen
derecho a separar lo que él unió”. Esa es la tercera conclusión de Jesús de
Génesis 12. Dado que Dios creó esta unión sagrada con este propósito
sagrado para mostrar la firmeza inquebrantable de su pacto de amor por su
pueblo, simplemente no está dentro del derecho del hombre destruir lo que Dios creó.
No, no es lícito Ese es el final de
la conversación de Jesús con los fariseos sobre el divorcio.
Tiene más que decir a sus discípulos, pero ha terminado con los fariseos.
No preguntan más. No dice más. Vinieron con su pregunta.
Jesús dio su respuesta. Ellos preguntaron: "¿Es lícito que un hombre se divorcie
de su esposa?" Y Jesús responde: “Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el
hombre”. No, no es lícito. Contradice el significado último del matrimonio.
Por supuesto, alguien podría decir que siempre ha contradicho el
significado del matrimonio, incluso cuando se escribió el permiso de
Deuteronomio. Buena observación. Pero Jesús no está pensando de esa
manera. Él está llamando a sus seguidores a un estándar más alto que el
compromiso con la dureza de corazón en Deuteronomio.
La nueva obediencia radical
Jesús no vino simplemente para afirmar la ley mosaica. Él vino a cumplirlo en
su propia consumación, perdón, justificación de la obediencia y la muerte, y
luego para llevar a sus seguidores redimidos, perdonados y justificados a los
estándares más altos que realmente se pretendían cuando todo Moisés se
entendiera correctamente . Recuerde Mateo 5:17: “No penséis que he venido a
abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abrogarlas sino a cumplirlas ”. Luego
da seis ejemplos de cómo se verá esta obediencia radical en sus discípulos.
He aquí sólo dos de esos ejemplos: 1) “Oísteis que fue dicho a los
antiguos: 'No matarás.' . . . pero te digo que
cualquiera que se enoje contra su hermano será reo de juicio” (Mat.
5:21–22). 2) “Oísteis que fue dicho: 'No cometerás adulterio.' Pero yo os digo
que todo el que mira a una mujer con intención lujuriosa, ya adulteró con
ella en su corazón” (Mat.
5:27–28). Y hay cuatro más como este en Mateo 5.
En otras palabras, Jesús vino no sólo a cumplir la ley en su propia obra,
vino a llevar a su pueblo a una comprensión radical de la ley y una obediencia
radical a la ley que no se basa en la ley sino en sí mismo, y por lo tanto
refleja la plenitud de lo que Dios quiere para nosotros, y refleja especialmente
el evangelio, la obra de Cristo que guarda el pacto en el Calvario para su
iglesia. El matrimonio entre cristianos está destinado principalmente a decir
la verdad sobre el evangelio: que Cristo murió por su iglesia que lo ama y
nunca rompe el pacto con su novia.
En esencia, Jesús dice: “Habéis oído que se dijo: 'Se te permite
divorciarte'. Pero yo os digo: 'He venido a vencer la dureza de vuestro
corazón. He venido a morir por tus pecados. He venido a considerarte justo.
He venido a mostrarles el drama que el matrimonio debía representar en mi
amor sacrificial y fiel al pacto por mi novia pecadora. He venido para darte el
poder de permanecer casado o de permanecer soltero, para que de cualquier
manera cumplas tus promesas y muestres cómo es mi pacto y cuán sagrado
es el vínculo del pacto del matrimonio'”.
Entonces, cuando los fariseos se han ido y Jesús está en la casa con
sus discípulos, plantea el asunto de manera aún más directa y radical.
Marcos 10:10–12: “Y en la casa los discípulos le volvieron a preguntar sobre
este asunto. Y él les dijo: 'Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con
otra, comete adulterio contra ella, y si ella se divorcia de su marido y se casa
con otro, comete adulterio'”.
La Buena Nueva de la Gracia en Jesús'
Comando Radical
Marcos no informa cuán atónitos quedaron los discípulos con estas palabras.
Mateo lo hace. Trataré de mostrar en el próximo capítulo dos pasajes
importantes en Mateo (5:32; 19:9) y tres en 1 Corintios (7:10–11, 12–16, 39)
y uno en Romanos (7: 1–3) por qué creo que debemos tomar a Jesús al pie
de la letra aquí y desaconsejar todo nuevo matrimonio
después del divorcio mientras el cónyuge está vivo. Eso es a lo que creo que Jesús
nos llama como sus seguidores. Mantenga sus votos matrimoniales de tal manera
que diga la verdad sobre el pacto de amor inquebrantable de Cristo.
Pero para cerrar este capítulo, quiero enfatizar que lo que Jesús dice aquí en
Marcos 10:10–12 son noticias increíblemente buenas, incluso para aquellos que se
han divorciado y se han vuelto a casar. He aquí por qué: Jesús dice: “No te divorcies
de tu cónyuge y te cases con otra persona. Si lo haces, has cometido adulterio”.
¿Por qué es adulterio? En última instancia, es adulterio porque traiciona la verdad
acerca de Cristo que el matrimonio debe mostrar.
Jesús nunca, nunca le hace eso a su novia, la iglesia. Él nunca la abandona. Él nunca
la abandona. Él nunca abusa de ella. Él siempre la ama. Él siempre la lleva de
regreso cuando ella deambula. Él siempre es paciente con ella. Él siempre la cuida y
provee para ella y la protege y, maravilla de las maravillas, se deleita en ella. Y tú, tú
que te casaste una vez, te casaste cinco veces, nunca te casaste, si te arrepientes
y confías en Cristo, recíbelo como el Tesoro que cargó con tu castigo y se convirtió
en tu justicia, estás en la novia. Y así es como se relaciona contigo. “Todo el que cree
en él recibe el perdón de los pecados a través de su nombre” (Hechos 10:43).
El llamado radical de Jesús a nunca divorciarse y volverse a casar es una
declaración del evangelio por la cual las personas que han fracasado pueden salvarse.
Si Cristo no fuera así, todos estaríamos perdidos. Pero así de verdadero, fiel,
perdonador es. Por lo tanto, somos salvos.
Dios hace indisoluble vuestro matrimonio, y lo protege de
todo peligro que pueda amenazarlo desde dentro y desde
fuera; será el garante de su indisolubilidad.
Es una bendición saber que ningún poder en la tierra,
ninguna tentación, ninguna fragilidad humana
puede disolver lo que Dios mantiene unido; de hecho,
cualquiera que sepa eso puede decir con confianza: Lo que Dios
ha unido, ningún hombre puede separarlo. Libres de
toda la ansiedad que es siempre una característica del amor,
ahora pueden decirse unos a otros con completa y confiada
seguridad: Nunca podemos perdernos
ahora; por la voluntad de Dios nos pertenecemos unos a otros hasta la muer
capitulo quince
Lo que Dios ha unido,
Que no se separe el hombre:
El evangelio y los divorciados
Y los fariseos se le acercaron y lo pusieron a prueba preguntándole:
"¿Es lícito repudiar a la mujer por cualquier causa?" Él respondió: "¿No
habéis leído que el que los creó desde el principio, varón y hembra los
hizo, y dijo: 'Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se
unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? '? Así que ya no son
dos sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el
hombre.” Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés a uno que diera
carta de divorcio y la despidiera? Él les dijo: “Por la dureza de vuestro
corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres, pero al
principio no fue así. Y yo os digo: cualquiera que se divorcie de su
mujer, excepto por fornicación, y se case con otra, comete adulterio”.
Los discípulos le dijeron: “Si tal es el caso de un hombre con su esposa,
es mejor no casarse”. Pero él les dijo: “No todos pueden recibir este
dicho, sino solo aquellos a quienes se les da. Porque hay eunucos que
lo han sido desde su nacimiento, y hay eunucos que han sido hechos
eunucos por los hombres, y hay eunucos que se han hecho eunucos a
sí mismos por causa del reino de los cielos. Que el que sea capaz de recibir esto, q
Mateo 19:3–12
I dicho en el capitulo anterior que hay dos formas de ser compas
sionado y cariñoso en relación con el divorcio, lo que no significa en absoluto
que usted elija entre ellos, sino que debemos buscar ambos. Uno es acompañar
a las personas divorciadas mientras están de duelo y (cuando sea necesario)
arrepentirse, y permanecer junto a ellos a través de las transiciones dolorosas, e
incorporarlos a nuestra vida, y ayudarlos a encontrar una manera de disfrutar el
perdón y la fuerza para nuevas formas de obediencia que Cristo ya obtuvo para
ellos cuando murió y resucitó. Esa es una forma de amar.
Y rezo para que todos lo persigamos. La otra forma de responder con cuidado y
compasión es articular el odio por el divorcio, y por qué va en contra de la
voluntad de Dios, y hacer todo lo que podamos bíblicamente para evitar que suceda.
Quedarse soltero para mostrar la verdad
Una de las razones por las que he incluido dos capítulos sobre la dignidad y el
valor y el potencial de exaltación de Cristo de la soltería, aunque este es un libro
sobre el matrimonio, es que sé que el divorcio arroja a miles de personas a esa
situación, muchas de ellas en contra de su voluntad. . Si vamos a defender el
matrimonio como el compromiso de por vida con un cónyuge vivo, entonces
debemos estar preparados para amar a las personas solteras y divorciadas con
todo nuestro corazón, hogares y familias.
Debemos mantener una perspectiva clara, bíblica y eterna y recordarnos
repetidamente que, comparada con la vida eterna con Dios, esta vida terrenal —
solteros o casados, divorciados o no— es muy corta. Santiago dice: “Vosotros
sois niebla que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece” (Santiago 4:14).
Si una persona va a permanecer soltera para honrar sus votos matrimoniales,
esa perspectiva será crucial.
Dios hace y Dios rompe
En el capítulo 14 tomé la posición de que si el significado último del matrimonio
es representar el pacto de amor inquebrantable entre Cristo y su iglesia (Efesios
5:2233), entonces ningún ser humano tiene derecho a romper un pacto
matrimonial. Cuando llegue el día imposible en que Cristo rompa su voto, “Yo
estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:20), entonces,
en ese día, un ser humano puede romper su pacto matrimonial.
Esto explica por qué Jesús no se conforma con la provisión de divorcio de
Deuteronomio 24:1–4 (Marcos 10:3–9), sino que dice: “Por tanto, lo que Dios
juntó, no lo separe el hombre” (Marcos 10:9). En otras palabras, dado que Dios
es quien decisivamente hace todo matrimonio, solo Dios tiene el derecho de
romper un matrimonio. Y lo hace por la muerte. Por eso el
Los votos matrimoniales tradicionales y bíblicos tienen una y solo una limitación:
“Hasta que la muerte nos separe”, o “Mientras ambos vivamos”.
Cuatro preguntas apremiantes Como usted
sabe, cuando una persona toma tal posición sobre la inviolabilidad y la santidad
del matrimonio, y la ilegitimidad del divorcio y el nuevo matrimonio mientras los
cónyuges están vivos, hay muchas preguntas, tanto bíblicas como prácticas, que
deben responderse. . Entonces, lo que quiero hacer en este capítulo es tratar de
responder algunas de las más apremiantes.
1) ¿La muerte pone fin a un matrimonio de tal manera que es legítimo que
un cónyuge se vuelva a casar? La respuesta es sí, y nadie lo ha cuestionado
seriamente. Un texto clave es Romanos 7:1–3:
¿No sabéis, hermanos, porque hablo con los que conocen la
ley, que la ley obliga al hombre mientras vive? Porque la
mujer casada está ligada por la ley a su marido mientras éste
vive, pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del
matrimonio. En consecuencia, será llamada adúltera si vive
con otro hombre mientras su marido vive. Pero si su marido
muere, ella está libre de esa ley, y si se casa con otro hombre,
no es adúltera.
En otras palabras, Pablo dice que divorciarse y volverse a casar mientras su
cónyuge vive es adulterio, pero volverse a casar después de la muerte del
cónyuge no lo es. Creo que la razón de esto es que Jesús dejó en claro que en la
resurrección no hay matrimonio (Mateo 22:30). Entonces, si una persona dice
que está mal volver a casarse después de la muerte de un cónyuge, parecería
implicar que el matrimonio es válido más allá de la muerte y en la resurrección. Pero no lo es.
La muerte es el fin decisivo y eterno del matrimonio. El cónyuge que ha muerto
se ha movido fuera de la esfera terrenal donde ocurre el matrimonio y ya no está
casado. Y por lo tanto el cónyuge en la tierra ya no está casado. Por lo tanto,
volver a casarse después de la muerte de un cónyuge no solo es legítimo, sino
que expresa una clara verdad bíblica: después de la muerte no hay matrimonio.
2) Si una persona divorciada ya se ha vuelto a casar, ¿debe dejar el
matrimonio posterior? La razón por la que esta pregunta viene con tal
fuerza es que Jesús habla del segundo matrimonio como cometer adulterio.
Jesús dice en Lucas 16:18: “Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra, comete
adulterio, y el que se casa con la repudiada de su marido, comete adulterio”.
Mi respuesta es que volver a casarse, mientras el cónyuge divorciado aún vive,
es un acto de infidelidad al pacto matrimonial. En ese sentido, volverse a casar es
adulterio. Prometimos: “Hasta que la muerte nos separe”, porque eso es lo que Dios
dice que es el matrimonio, e incluso si nuestro cónyuge rompe sus votos del pacto,
nosotros no romperemos los nuestros.
Pero no creo que una persona que se vuelve a casar en contra de la voluntad de
Dios, y por lo tanto comete adulterio de esta manera, deba luego romper el segundo
matrimonio. El matrimonio no debería haberse hecho, pero ahora que está hecho, no
debería ser deshecho por el hombre. Es un matrimonio real. Se han hecho votos
reales del pacto. Y ese pacto real del matrimonio puede ser purificado por la sangre de
Jesús y apartado para Dios. En otras palabras, no creo que una pareja que se
arrepiente y busca el perdón de Dios y recibe su limpieza deba pensar en su vida como
un adulterio continuo, aunque, a los ojos de Jesús, así comenzó la relación.
Hay varias razones por las que creo esto.
Primero, en Deuteronomio 24:1–4, donde el permiso para el divorcio fue dado en
la ley de Moisés, habla de la mujer divorciada siendo “contaminada” en el segundo
matrimonio de modo que sería una abominación para ella volverse a ella. primer
marido, aunque su segundo marido muriera.
Este lenguaje de profanación es similar al lenguaje de adulterio de Jesús.
Y, sin embargo, el segundo matrimonio se mantuvo. Era profanador en cierto sentido,
pero era válido.
Otra razón por la que creo que las parejas que se han vuelto a casar deberían
permanecer juntas es que cuando Jesús se encontró con la mujer de Samaria, le dijo:
“Has tenido cinco maridos, y el que ahora tienes no es tu marido”.
(Juan 4:18). Cuando Jesús dice: “El que ahora tienes no es tu marido”, parece dar a
entender que los otros cinco lo eran. No es que sea correcto divorciarse y casarse
cinco veces. Pero la forma en que Jesús habla de ello suena como si los viera como
matrimonios reales. Ilícito. Adúltero para entrar, pero real. Válido.
La tercera razón por la que creo que las parejas que se han vuelto a casar deberían permanecer juntas es
que incluso los votos que no se deben hacer, una vez que se hacen,
generalmente se deben guardar. No quiero hacer eso absoluto para cada
situación concebible, pero hay pasajes en la Biblia que hablan de votos
hechos que no debieron haber sido hechos, pero que era correcto cumplir
(como el voto de Josué a los gabaonitas en Josué 9). Dios le da un valor muy
alto al cumplimiento de nuestra palabra, incluso cuando nos mete en
problemas ("[El hombre piadoso] jura en su propio daño y no cambia", Sal. 15:
4). En otras palabras, habría estado más de acuerdo con la voluntad revelada
de Dios de no volver a casarse, pero agregar el pecado de otra ruptura del
pacto no agrada más a Dios.1
Hay matrimonios en la iglesia a la que sirvo que son segundas nupcias
para uno o ambos cónyuges, lo que, en mi opinión, no debería haber sucedido,
pero hoy en día son matrimonios piadosos, matrimonios que son limpios y
santos, y en los que los esposos y esposas perdonados y justificados agradan
a Dios por la forma en que se relacionan entre sí. Como seguidores de Jesús
perdonados, limpiados y guiados por el Espíritu, no están cometiendo
adulterio en sus matrimonios. Estos matrimonios comenzaron como no debían, pero se han
3) Si un cónyuge incrédulo insiste en dejar a un cónyuge creyente, ¿qué
debe hacer el cónyuge creyente? La respuesta de Pablo en 1 Corintios 7:12–
16 es así:
A los demás les digo (Yo, no el Señor [que creo que significa, no tengo
un mandato específico de las enseñanzas históricas de Jesús, pero soy
guiado por su Espíritu, vv. 10, 12, 25, 40 ] ) que si algún hermano tiene
una mujer que no es creyente, y ella consiente en vivir con él, no debe
divorciarse de ella. Si alguna mujer tiene marido que no es creyente, y
él consiente en vivir con ella, no debe divorciarse de él. Porque el
marido incrédulo es santificado a causa de su mujer, y la mujer incrédula
es santificada a causa de su marido. De lo contrario, sus hijos serían
inmundos, pero como es, son santos. [Lo cual entiendo que significa que
el matrimonio es una unión tan santa a los ojos de Dios que un creyente,
un hijo de Dios, no se contamina por tener relaciones sexuales con un
enemigo de la cruz; y los niños no nacen con ningún tipo de
contaminación especial porque el padre o la madre sea enemigo de Cristo. No son salvado
1Los divorcios impuestos de Esdras 10:6ss. son una excepción a esta regla que probablemente se deba
a la situación única del Israel étnico bajo el antiguo pacto viviendo entre pueblos paganos idólatras y
quebrantando la ley de Dios de no casarse con ellos. Sabemos por 1 Corintios 7:13 y 1 Pedro 3:1–6 que
la respuesta cristiana a los matrimonios mixtos entre un cristiano y un no cristiano no es el divorcio.
estar casado con un creyente o haber nacido de un creyente, pero
se apartan para el uso santo y apropiado en el matrimonio.]2 Pero si
el cónyuge incrédulo se separa, que así sea. En tales casos, el
hermano o la hermana no están esclavizados. Dios te ha llamado a
la paz. Porque ¿cómo sabes tú, mujer, si salvarás a tu marido? ¿O
cómo sabes, marido, si salvarás a tu mujer?
Entonces, la respuesta de este pasaje es que si un incrédulo obliga a un creyente
a divorciarse, el creyente no debe hacerle la guerra al incrédulo para que se quede. La
razón que da Pablo para esto está en el versículo 15: “A paz os ha llamado Dios”. No
creo que este texto enseñe que somos libres de volver a casarnos cuando esto suceda.
Algunos toman las palabras “En tales casos, el hermano o la hermana no está
esclavizado” en el sentido de “es libre de volver a casarse”.
Hay varias razones por las que no creo que signifique eso.
Primero, cuando Pablo dice en el versículo 15: “En tales casos, el hermano o la
hermana no está en esclavitud [o atado]”, creo que quiere decir “no en esclavitud para
permanecer casado cuando el incrédulo con el tiempo insiste en irse y demanda el
divorcio”. No está diciendo: “El hermano o la hermana no están esclavizados para
permanecer solteros y, por lo tanto, son libres para volver a casarse”, porque Pablo, el
amante de la soltería, no habría hablado de la soltería como un estado de esclavitud o
atadura. Es muy poco probable que Paul hablara así.
La segunda razón por la que no creo que esté diciendo que el cónyuge abandonado
es libre de volver a casarse es que simplemente nos señaló en la dirección opuesta en
los versículos 1011: “A los casados les doy esta orden (no yo, sino el Señor) : la esposa
no debe separarse de su esposo (pero si lo hace, debe permanecer soltera o
reconciliarse con su esposo), y el esposo no debe divorciarse de su esposa”. Con una
declaración como esa frente a mí ("si lo hace, que permanezca sin casarse o reconcíliese
con su esposo"), no me inclino a pensar que Pablo está apoyando el nuevo matrimonio
cuatro versículos más adelante.
La tercera razón por la que no creo que esté apoyando el nuevo matrimonio
cuando dice “el hermano o la hermana no está sujeto a esclavitud” es que el argumento
de Pablo en el siguiente versículo (v. 16) no apoya eso. Apoya la libertad de aceptar el
divorcio pacíficamente, no la libertad de volver a casarse. El versículo 16 dice: “Porque ¿cómo
2Encontré que Infant Baptism and the Covenant of Grace de Paul K. Jewett (Grand Rapids, MI:
Eerdmans, 1978), 122–138 es muy útil en este pasaje.
¿Sabes, mujer, si salvarás a tu marido? ¿O cómo sabes, marido, si salvarás a tu
mujer? En otras palabras, no lo sabe y, por lo tanto, no puede usar eso como
argumento para crear una pelea para permanecer casado. Entonces, las palabras
en el versículo 15, “En tal caso, el hermano o la hermana no es esclavo”, significa
que usted no está esclavizado a este matrimonio cuando su cónyuge incrédulo
exige salir, porque no tiene la seguridad de que luchar para permanecer en él lo
salvará.
Y una cuarta razón para creer que Pablo defiende el ideal de Jesús de no
volver a casarse después del divorcio mientras el cónyuge separado está vivo es
el versículo 39: “La mujer está ligada a su marido mientras él vive. Pero si su
marido muere, es libre para casarse con quien quiera, sólo en el Señor”.
Así que me parece que Pablo y Jesús están de acuerdo en que los seguidores de
Jesús están radicalmente dedicados a un esposo o una esposa mientras ambos
vivan. Este ideal expresa la verdad del evangelio más claramente: Cristo murió por
su novia y nunca la abandona.
4) ¿No hay excepciones a la prohibición de volverse a casar mientras el
cónyuge está vivo?
Mi respuesta es no. Pero pertenezco en gran medida a la minoría de los
estudiantes bíblicos, e incluso entre los eruditos y pastores que creen en la Biblia.
He tratado de dar una base bíblica extendida para este punto de vista en otros dos
lugares,3 y por eso no entraré en una defensa detallada aquí. Simplemente nos
dirigiremos brevemente a Mateo 19 para abordar el argumento principal a favor del
divorcio legal y el nuevo matrimonio en casos de adulterio.
“La cláusula de excepción”
Mateo 19:3–12 es muy parecido a las palabras de Jesús que vimos en Marcos
10:1–12. Hay dos diferencias principales. La primera está en el versículo 9 donde
hay una cláusula de excepción: “Y yo os digo: cualquiera que repudia a su mujer,
excepto por fornicación, y se casa con otra, comete adulterio”. La mayoría de los
eruditos dicen que las palabras “excepto por inmoralidad sexual” significan que si
ha habido adulterio, el cónyuge agraviado es libre de divorciarse y volverse a casar.
3Vea los capítulos 40–42 en John Piper, What Jesus Demands from the World (Wheaton, IL: Crossway
Books, 2006), 301–322. Véase también “Divorce and Remarriage: A Position Paper” (21 de julio de 1986)
en http://www.desiringgod.org/ResourceLibrary/Articles/ByDate/1986/1488_Divorce_and_Remarriage_A_
Position_Paper/; consultado el 250408.
¿Es eso lo que Jesús quiso decir?
No creo que eso sea lo que Jesús quiso decir. Jesús no usa la palabra
“adulterio” (moicheia) aquí (cuando dice “excepto por inmoralidad sexual”). No
dice “excepto por adulterio”, que es lo que esperaríamos que dijera si se
estuviera refiriendo al adulterio. Él usa la palabra para adulterio en otros lugares
(Mat. 15:19), y la usa específicamente en distinción a la palabra que usa aquí,
a saber, la palabra que normalmente significa “fornicación” (porneia, véase
especialmente Juan 8:41 ) . cuando se distingue del adulterio.
Por lo tanto, creo que lo que Jesús está haciendo es advertir a sus lectores que
esta prohibición absoluta contra el nuevo matrimonio no se aplica a la situación
de los esponsales, donde puede haber ocurrido la fornicación. En otras palabras,
él está diciendo: “Cuando me escuchen dar una prohibición absoluta de volver
a casarse después del divorcio, no incluyan en esa prohibición el divorcio de
una pareja prometida a causa de la fornicación”.
Mateo es el único Evangelio que habla de la intención de José de
“divorciarse” de su prometida María porque pensaba que ella había cometido
fornicación. “Su marido José, siendo varón justo y no queriendo avergonzarla,
resolvió divorciarse de ella en silencio” (Mateo 1:19). La palabra para “divorciarse”
aquí (apolusai) es la misma que en Mateo 19:9.
Además, Mateo dice que José fue “justo” o “recto” (dikaios) al decidir “divorciarse”
de María. No hay sugerencia de que a José se le hubiera prohibido casarse con
alguien después de “divorciarse”
María en esta situación prometida. Mi conclusión es que en Mateo 19:9, el
apóstol inspirado nos muestra que la prohibición de Jesús de volverse a casar
no se aplica al tipo de situación de José.
Esta opinión no está muy extendida. Lo recomiendo para su consideración
seria. Me parece que la venida de Jesús al mundo, y el comienzo de los últimos
días, y el derramamiento del Espíritu Santo, y la inauguración del reino de Dios,
y la presencia prometida del Cristo viviente, y la La naturaleza radical de sus
mandamientos apunta hacia una elevación de la expectativa para su pueblo del
nuevo pacto en este mundo torcido y pasajero. Eso es por lo que oro y predico.
Cristo Crucificado Forma Matrimonio y
salva a los pecadores
Ya sea que esté de acuerdo conmigo con respecto a los motivos del divorcio y el
nuevo matrimonio o no, oro para que todos reconozcamos el significado más
profundo y elevado del matrimonio: no la intimidad sexual, por muy buena que
sea, no la amistad, la ayuda mutua o la maternidad. , o la crianza de los hijos,
sino la manifestación de carne y hueso en el mundo del amor que guarda el pacto
entre Cristo y su iglesia. Eso es lo que ruego que persigas, en tu matrimonio o en
tu soltería.
A través del evangelio, Dios nos da el poder que necesitamos para amarnos
los unos a los otros en esta forma de guardar el convenio. Lo sabemos porque
en Mateo 19:11, después de su llamado radical a la fidelidad en el matrimonio,
Jesús dijo: “No todos pueden recibir esta palabra, sino aquellos a quienes les es
dada”. Se da a los que siguen a Cristo. No nos quedamos solos. Él está con
nosotros para ayudarnos. Si hemos pecado contra nosotros, él lo reparará tarde
o temprano (Rom. 12:19). Él nos dará la gracia de florecer mientras esperamos.
Y si hemos pecado, él dará la gracia para arrepentirnos y recibir el perdón y
avanzar en una obediencia radicalmente nueva.
El evangelio de Cristo crucificado por nuestros pecados es el fundamento
de nuestra vida. El matrimonio existe para mostrarlo. Y cuando el matrimonio se
rompe, el evangelio está allí para perdonar, sanar y sostener hasta que él venga
o hasta que llame.
Conclusión:
I no han dicho nada sobre el efecto del matrimonio en la pobreza, o la salud,
o el empleo, o las ganancias, o el éxito material de los niños. La razón de
esta omisión no es que el matrimonio no sea significativo para estas cosas.
Es enormemente significativo. “El matrimonio es un tema de suma importancia
si deseamos ayudar a los miembros más vulnerables de nuestra sociedad: los
pobres, las minorías y los niños”.1 La razón de
la omisión es diferente: Centrarse en los efectos pragmáticos del
matrimonio socava el poder mismo del matrimonio para lograr los efectos que
deseamos. En otras palabras, por el bien de todos estos efectos prácticos
beneficiosos, no debemos centrarnos en ellos. Esta es la forma en que la vida
está diseñada por Dios para funcionar. Haz que él y la gloria de su Hijo sean
centrales, y obtendrás los efectos prácticos. Haz que los efectos prácticos
sean centrales, y perderás ambos.
Por supuesto, hay incrédulos cuyos matrimonios duran y prosperan
materialmente. Pero la dinámica personal que los mantiene unidos está más
arraigada en el diseño de Dios de lo que creen. No se miran a los ojos y dicen:
"Amarte fue una transacción financiera astuta". El materialismo burdo sustenta
muy pocos matrimonios. Los vestigios de la visión de Dios para el matrimonio
permanecen. Pueden estar distorsionados y sin nombre, pero aún permanecen.
La gracia común de Dios concede que muchas flores cortadas florezcan
durante toda la vida.
Así que mi alegato final no se ofrece por ignorancia de la importancia
de los beneficios materiales del matrimonio. Quiero que la gente prospere en
todos los sentidos. Quiero que los pobres alcancen un trabajo gozoso,
autosuficiente y productivo y hogares estables. Por lo tanto, por el bien de
estos buenos efectos del matrimonio, que se anuncie con alegría que hay
razones para el matrimonio que son mucho más importantes.
1Juan Williams, Enough (Nueva York: Three Rivers Press, 2006), 216.
178 Conclusión
El matrimonio no se trata principalmente de prosperar económicamente;
se trata principalmente de mostrar el amor que guarda el pacto entre Cristo y
su iglesia. Conocer a Cristo es más importante que ganarse la vida.
Atesorar a Cristo es más importante que tener hijos. Estar unidos a Cristo por
la fe es una fuente mayor de éxito matrimonial que el sexo perfecto y la
prosperidad de doble ingreso.
Si hacemos primarias las cosas secundarias, dejan de ser secundarias y
se vuelven idólatras. Ellos tienen su lugar. Pero no son los primeros, y no están
garantizados. La vida es precaria, e incluso si es larga para los estándares
humanos, es corta. "¿Qué es tu vida? Porque sois niebla que aparece por un
poco de tiempo y luego se desvanece” (Santiago 4:14). “No te jactes del
mañana, porque no sabes lo que traerá el día”
(Proverbios 27:1).
Así es con el matrimonio. Es un regalo momentáneo. Puede durar toda la
vida, o puede ser arrebatado en la luna de miel. De cualquier manera, es corto.
Puede tener muchos días brillantes o puede estar cubierto de nubes. Si
hacemos primarias las cosas secundarias, nos amargaremos las penas que
debemos enfrentar. Pero si nos disponemos a hacer del matrimonio
principalmente lo que Dios diseñó para que fuera, ninguna tristeza ni ninguna
calamidad se interpondrán en nuestro camino. Cada uno de ellos será, no un
obstáculo para el éxito, sino un camino para lograrlo. La belleza del amor que
guarda el pacto entre Cristo y su iglesia brilla más cuando nada más que Cristo puede sostene
Muy pronto la sombra dará paso a la Realidad. Lo parcial pasará a lo
Perfecto. El anticipo conducirá al Banquete. El camino turbulento terminará en
el Paraíso. Cien veladas a la luz de las velas llegarán a su consumación en la
cena de las bodas del Cordero. Y este matrimonio momentáneo será tragado
por la Vida. Cristo será todo y en todos. Y el propósito del matrimonio será
completo.
Con ese fin, que Dios nos dé ojos para ver lo que más importa en esta
vida. Que el Espíritu Santo, a quien envía, haga de su Hijo crucificado y
resucitado el Tesoro supremo de nuestra vida. Y que ese Tesoro satisfaga
tanto nuestras almas que se corte la raíz de todo impulso destructor del matrimonio.
Y que el mundo que observa el matrimonio sea cautivado por el amor que
guarda el pacto de Cristo.
Algunas palabras de agradecimiento
I
Esperé cuarenta años para escribir este libro. Ha habido tantos
hace hincapié en nuestro matrimonio que me sentí incapaz de escribir sobre el matrimonio a
los diez, veinte o treinta años en él. Ahora, a los cuarenta años, me doy cuenta de que nunca lo
tendremos todo bajo control, así que me pareció un buen momento para hablar.
Con las palabras de Pablo resonando en mis oídos: “El que piensa que está firme,
mire que no caiga” (1 Corintios 10:12), digo con cierta confianza ahora que creo que este
matrimonio durará hasta que uno de nosotros está muerto.
A juzgar por la escasez de viudos en nuestra iglesia, probablemente seré yo.
Así que déjame decirlo mientras todavía tengo aliento: gracias, Noël, por aguantar
cuarenta años. Gracias por hacer posible este libro. No podría haberlo escrito sin ti. Lo
que he visto en la Biblia, lo hemos forjado en el horno de la vida: cuarenta años de
matrimonio y treinta y seis años de crianza. Te amo.
Gracias, Karsten, Benjamin, Abraham, Barnabas y Talitha, por permitirnos
experimentar con ustedes en nuestro primer matrimonio.
No tenemos segundas oportunidades. Ustedes son nuestras segundas oportunidades.
Oramos para que lo hagas mejor por estar al tanto de nuestras fallas.
Gracias, Iglesia Bautista Bethlehem, por amarnos y orar por nosotros durante
veintiocho de estos cuarenta años, y por apoyar nuestro matrimonio y crianza de los hijos
durante los tiempos más difíciles y mejores (que a veces eran los mismos). No hay lugar
en el que hubiera preferido pasar nuestras vidas o criar a nuestros hijos.
Gracias a nuestros padres, Ruth y Bill Piper y George y Pamela Henry, quienes nos
dieron un lugar sólido para pararnos y cien buenos ejemplos. Hacen palidecer a los
negativos. Sobre todo, gracias por decirnos y mostrarnos el evangelio de Jesucristo. No
hay mayor legado que Cristo.
180 Algunas palabras de agradecimiento
Gracias a amigos como David y Karin Livingston y Tom y Julie Steller
que conocen nuestros defectos quizás mejor que cualquiera y nos dieron su
corazón y sus oídos en las temporadas más difíciles.
Gracias a mi asistente David Mathis, cuya planificación proactiva y
liberación de cargas me liberaron para pensar, orar y escribir cuando llegó
el momento. Gracias, David, por trabajar conmigo en el manuscrito más de
una vez y por hacer tantas buenas sugerencias.
Gracias Carol Steinbach y su equipo por los índices. De todo el equipo
de Deseando a Dios, tú nos conoces desde hace más tiempo, y todavía
estás aquí y dispuesto a ayudar. Asombroso.
Noël, si vivimos otros veinte años (hasta que yo tenga ochenta y dos y
tú ochenta), el matrimonio tendrá sesenta años. Y a juzgar por lo que veo
en la Biblia y mi memoria, habrá sido un matrimonio momentáneo. Pero ha
sido mucho más que momentáneo. Es una parábola de permanencia escrita
desde la eternidad sobre la historia más grandiosa que jamás haya existido.
La parábola es acerca de Cristo y su iglesia. Ha sido un gran honor subir
este escenario contigo. ¡Qué papeles más exaltados se nos ha dado para
desempeñar! Algún día tomaré tu mano, me pararé en este escenario y haré
una última reverencia. La parábola habrá terminado y comenzará la Realidad
eterna.
Índice de las Escrituras
Génesis 25:6 108

1–2 161, 162 31:6 130
1–3 87
1:26–28 139 Josué 9
1:27 42, 161 171
1:27–28 21
1:28 107, 141 Jueces
1:31 32 10:18 84
2 41 11:8–9 84
2:17 34 11:11 84
2:18 108, 140 11:37–38 109
2:18–25 19, 21–25
2:21 23 Rut
2:24 23, 24, 30, 38, 42, 75, 4:10 109
161
2:24–25 32–33 1 Samuel
2:25 29, 34, 44 24:21 108
37, 38
3 3:5–6 34 2 Samuel
3:7 34–35, 36 18:18 107
3:8 36 22:44 84
3:9 92
3:15 38 Esdras
3:21 36 10:6ss. 171
9:1 139–40
15:5 108 salmos
17:18–19 108 6:6 158
18:12 100 15:4 171
26:3 108 18:43 84
45:11 87 19:1 119
23:6 59
Deuteronomio 49:7–8 46
24 161 84:11 59
24:1 160 96:4 118
24:1–4 168, 170 115:3 97
182 índice de las Escrituras
127:4–5 140 18:15 69

19:3–12 167, 173–174
Proverbios 19:4–5 22
5:18–19 128 19:6 156
6:20–21 143 19:9 163
27:1 178 19:10 20
31:25 97 19:11 175
19:11–12 20
Canción de Salomon 19:12 112

1:2 128 22:23–30 106
22:30 52, 111, 128, 169 25
Isaías 25:1ss.
7:8 84 28:20 26, 168
41:10 88
53:5 109 Marca
53:5–6 52 10:3–9 168
53:10 109 10:6–9 42
54:1 110 10:8–9 23
56:1–7 105 10:9 32, 168
56:4–5 107, 109 10:1–12 173
56:5 110 10:1–13 157–164
10:13–14 140
Habacuc 10:29–30 112, 141
2:14 140 12:25 14
mateo Lucas
1:19 174 6:27 58
163 6:27–29 64
5 104 6:35–36 64
5:12 43–44 9:41 58
5:16 5:17 162 11:27–28 111
5:21–22 162–163 14:26 16
5:27–28 163 16:18 170
5:32 163 17:21 121
5:44 58, 118 18:29–30 dieciséis
6:13 90 21:36 122

6:26–28 119 22:20 25
9:15 25 24:44 22
10:16 70
10:36 16 Juan
10:42 118 1:3 29
12:34 152 1:12 46
12:39 160 3:3 110
12:48–49 111 3:29 25
13:43 15 4:18 31, 170
15:19 174 8:41 174
16:24 85 13:35 122
Índice de las Escrituras 183
Hechos 7:35 112

10:43 164 7:39 163, 173
7:40 171
romanos 10:11 121
1:20 119 10:12 179
3:10 46 10:31 44, 119
4:4–6 46 11:26 119
5:1 46 13:6 33
5:8 55, 86 13:7–8 58
5:10 86
5:19 46 2 Corintios
7:1–3 163, 169 4:6 30
8:1 46 5:17 161
8:3 45 5:21 46
8:21 15 6:11–13 150
8:28 59, 132 9:8 123
8:31 153 11:2 25
8:33 54
9:8 141 Gálatas
10:4 46 3:7 110
12:5 161 3:13 86
12:10 134 3:26 110
12:19 175 3:27 38
12:20 118 6:1 69
14:23 129
15:7 50, 123, 124 Efesios 1:4
16:13 142 54
1:6 16, 30
1 Corintios 2:14 1:12 15
4:12 29 1:21–23 84
4:15 58 4:26–27 91
110–111, 141 4:31–32 153
6:15–17 31 4:31–5:2 152
6:16– 31 4:32 153
17 7:3–5 133 78, 79, 87, 96, 101, 121 153
7:7 112, 140 5
7:8 112, 120 5:1 5:18–21 77
7:9 120 5:21–33 63, 72–80, 83–87 68
7:10 171 5:22
7:10–11 163, 172 5:22–33 168
7:12 171 5:23 67, 71
7:12–16 163, 171–173 5:23–25 119, 137–138, 149 16,
7:13 171 5:25 154 65–
7:25 171 5:25–27 70 11,
7:26 140 5:31–32 24–25, 30, 33, 42, 51 137,
7:29 dieciséis 6:1–4 139, 142–144, 147–154
7:32–33 112
184 índice de las Escrituras
6:16 133 hebreos

1:1–2 121
Filipenses 3:8–9 1:3 29–30

3:21 46 11:1 129
4:11– 38 13:4 130
13 4:13 131 13:4–5 127, 129
88 13:5 26, 130
Colosenses Jaime
1:10 47 1:19 57
1:16 29, 30 4:14 168, 178
2:13–14 45, 48
2:13–15 41 1 Pedro
2:14 45, 52 1:3–4 110
3:6 44 2:9 54
3:12 54 2:13–17 96
3:12–13 46–47, 55–58 41, 2:18–25 96
3:12–19 51 53 2:24 86
3:13 94 3:1 70
3:18 94 3:2 70
3:19 3:7 96
3:14 97
1 Tesalonicenses 3:1–6 95–103, 171
2:7 87, 111 3:4–5 37
5:15 58 3:8–12 96
4:7–11 117, 121–123 33
1 Timoteo 2:9– 4:8
10 4:1 37 4:19 98
120
4:1–3 128 1 Juan
4:1–5 119 3:16–17 122
4:3 131
4:4–5 131 Revelación
5:5 72
2 Timoteo 1:5 5:6 72
143 19:7 68
3:12 97
3:14 143
tito
2:14 68
Índice de personas
Bonhoeffer, Dietrich, 13, 15–17, 18, 28, Stam, Betty, 13–15
40, 50, 62, 71, 82, 94, 104, 116, 126, 136, Tallo, Helen Priscilla, 13
146, 156, 166 Stam, Juan, 13–15
Bromiley, Geoffrey, 76 Steinbach, Carol, 180
Steller, Julia, 180
Collins, Francisco, 29 Steller, Tom, 180
Danielak, Barry, 106 Taylor, Geraldine (Sra. Howard), 14
Dawkins, Ricardo, 29–30 Taylor, Hudson, 14
Torrey, Reuben A., 13
Graham, Ruth Bell, 9
von Wedemeyer, María, 13, 15
Enrique, Jorge, 5, 179
Enrique, Pamela, 5, 179 Williams, Juan, 177
Jewett, Paul K., 172
Lázaro, Guillermo, 134
Livingston, David, 180
Livingston, Karin, 180
Lutero, Katie, 134
Lutero, Martín, 134
Mathis, David, 180
Gaitero, Abraham, 179
Piper, Bernabé, 179
Piper, Benjamín, 179
Gaitero, Bill, 5, 52, 179
Gaitero, Juan, 65, 173
Gaitero, Karsten, 179
Piper, Navidad, 9–11, 17, 42–43, 45, 48, 59,
63, 102, 149, 179, 180
Gaitero, Rut, 5, 179
Gaitero, Talitha, 179
Índice de materias
Adopción, 141 Cristo,
Adulterio, 24, 126–127, 129, 131, 133, 157, encarnación de, 29
163–164, 167, 169–171, 173–174 matrimonio modelado según el pacto de
compromiso de con la iglesia, 24–25
Justicia alienígena, 40 persona y obra de, 54
Analogía de la oración, 68–69 Iglesia, 11, 15–16, 23–25, 30–31,
33, 42–43, 47–48, 51–52, 58, 63, 65–
Ira, 45, 57, 91, 122, 137, 142, 147–154 conquista
70, 72–80, 83–87, 89, 91, 96, 99, 102–
de la ira en padre e hijo, 147–154
103, 106, 111, 113–114, 117, 119, 127–
devora otras emociones, 150 el 129, 135, 137–138, 140, 144, 147–149,
154, 159, 161, 163–164, 168, 171, 175,
gran devorador de emociones,
178–180
152 ira legítimamente evitable, 151
Ropa, significado de, 37–38
Ansiedad, 97, 112, 166
Gracia común, 177;
Cumbre de la gloria de Dios, 16;
Pila de compost, 48, 49–60
empanadas de vaca, 59
Hermosa fe de sumisión intrépida, 95–103
Cruz de Cristo, 29, 41, 43, 45, 48, 52–54,
85, 88, 104, 144, 171
Belleza, 33–34, 59, 74, 90, 95, 98–100, 128,
Cultura,
144, 178
colapso de lo nuestro no muy lejano,
Iglesia Bautista Belén, 179
20 culturas donde la desnudez es normal, 37
Biblia, 16, 21, 24, 42, 47, 74, 85, 87,
n 2 distorsión del matrimonio,
89–90, 87, 99–100, 106, 119, 127, 140–
20 despertar del espejismo, 20–21
141, 144, 151, 171, 173, 179–180
véase también Escritura
Peligro de regañar, 69–70
bigamia, 52 Muerte, 13–16, 25, 29–30, 38, 52–53, 56, 58, 68,
Montañas Blue Ridge, 9 86, 109, 119, 152, 158, 162, 166, 168–170
Cuerpos, por qué Dios nos los dio, 118– fin decisivo y
119
eterno del matrimonio,
Las entrañas de la misericordia, 55–57 169
Esplendor divino reflejado en nuestras
celibato, 120 relaciones
Infantilidad, véase Humildad terrenales, 72 Divorcio y nuevo
Misión Interior de China, 13–14 matrimonio, 157–175 ¿alguna
Cristo como Salvador, Señor y Tesoro, 30; excepción?, 173–174 Devastación de, 158
188 Índice de materias
cláusula de excepción, 173–174 el matrimonio como muestra
cuatro preguntas apremiantes 169–175 de, 42 el matrimonio como su
tomar en serio lo sagrado, 159–160 Dios obra, 42 el matrimonio como su muestra de la
hace y gracia que guarda el
deshace el matrimonio, 168–169 buenas pacto, 41 el matrimonio como matriz única para
nuevas de mostrar la gracia
gracia en el mandato radical de Jesús, 163– de, 47 el matrimonio es para la gloria
164 amar a los divorciados, de, 24 realizó la primera unión en una sola carne,
158–159 no lícito, 162 la nueva 23 soberanía de, 68, 97, 151
obediencia radical, habló el diseño del matrimonio en
162–163 ¿volverse a casar después de la existencia, 22
muerte del cónyuge?, 169 ¿debería el la cosa más importante en el mundo,
cónyuge creyente dejar que el cónyuge incrédulo 100
se fuera?, 171–173 ¿deberían máxima expresión de su gracia, 16 lo que
los divorciados abandonar los matrimonios hace que el divorcio sea horrible en su
ojos, 25
posteriores?, 169–171 permanecer por qué nos dio cuerpos, 118–119 ira
soltero para mostrar la verdad, 168 dos caminos de, 28, 44–45, 86, 152–153, 160
cuidar de los divorciados, 157 lo que lo hace Evangelio, 26, 29–30, 37–38, 44, 47, 56–57, 65, 74,
horrible a los ojos de Dios, 25 cuando Cristo 100, 110, 112, 117, 141, 153, 157, 163–164,
se divorcia, podemos, 159 Doctrina de la justificación 167, 173–175, 179 matrimonio sobre
solo por la fe, 34, 38, 40, 43–44, mostrar en la vida real la gloria de, 26 el camino
46–48, 53 Prosperidad de doble ingreso , 121, 178 indirecto, 65
Igualitarios, 77–78, 91 Gracia, nos da poder para dejar de pecar, 64
Elección, 54 si Gran Cañón, 11
resistes la verdad de, 54 Gran objetividad de nuestra salvación, 45;
Nidos vacíos, 148 La mayor manifestación de la gloria de Dios, 30;
Vida eterna, 16, 141, 168
Jefatura 42, 44, 52, 68–69, 73–75,
Fe, 34, 38, 56–57, 101, 106, 110, 113, 119, 123, 128– 78–80, 83–86, 89, 91, 99, 102–103, 149
135, 153, 161, 178 fe y sexo en el
matrimonio 127–135 extendido a la crianza de los hijos, 149
Padres, 22, 28, 30, 41–42, 52, 88, 92, pocas cosas más rotas en nuestros días, 74
108–112, 137, 141–153, 171 asume la responsabilidad principal, no la
centrarse en, 148–149 única responsabilidad, 89
Intrepidez, 97–99 Cielo, 15, 52, 113
Lo primero es lo primero, 74–75 Diablos, 45
Tolerar y perdonar, 51–62 Santidad, 54, 60, 67–68, 150
Espíritu Santo, 20, 29–30, 47, 77, 174, 178
Dios Hospitalidad, 117, 119, 121–124, 141
regaló a la primera novia, 22 Humildad, 41, 46, 51, 55–57, 68, 96, 116
Gran hacedor del matrimonio, 24 Marido
la mayor muestra de su gloria, 30 su Esposo cristiano como cabeza, 73–92
camino es bueno para nosotros, 102– conformidad a Cristo, no a los esposos,
103 actor principal en el matrimonio, 67
23, 161 hace y deshace el matrimonio, 168–169 muriendo por la esposa, 67
fundamentos del liderazgo, 73–80 la muerte como fin decisivo y eterno, 169
esposo ninguna esposa se significado más profundo de,
arrepiente, 92 todos los esposos 102 fe y sexo en el matrimonio, 127–136
necesitan un centrándose en los efectos pragmáticos,
cambio, 69 Cristo no, 67 ¿qué significa liderar? 83–92 177 para la gloria de
Hipocresía, 36 Dios, 24 para hacer discípulos a los bebés,
138–139 perdonar y tolerar, 51–62
Encarnación, 29 Dios como el Gran Hacedor de, 24
Infertilidad, 138 Dios como actor principal, 23, 161;
Adorno interior, 98 Dios regaló a la primera novia, 22
Dios realizó la primera unión en una sola
Jesús, véase también carne, 23
Cristo conoce a su Moisés, Dios habló el diseño a la existencia, 22
160 establece el modelo para la virilidad, 74 El diseño de Dios, 21–22
Justificación La obra de Dios, 21–24
justicia ajena, 40 inclinada El escaparate de Dios de la gracia que guarda
hacia afuera, 46–47 más el pacto, 41–50
allá del perdón, 46 solo por tener hijos es la voluntad de Dios, 139–140 tener
la fe, 34, 38, 40, 43–44, 46–48, 53 hijos no es lo último, 140–141
tener cientos de hijos, 141–142 el matrimonio
Mantener la alianza decisiva en el matrimonio, 31; humano se desvanecerá, 52 visión
incomprensible de, 20 indisoluble, 126,
Liderazgo, 78, 80, 83–92, 99, 101–102, 143, 149 156, 166 mantener el pacto es
decisivo, 31 hacer del matrimonio un
Difundir el matrimonio, 108 lugar para hacer discípulos, 142–144
destinado a hacer
Virilidad discípulos de los niños
pocas cosas más rotas en nuestros días, 74 Jesús, 137–156
Jesús establece el modelo para, 74 misterio de revelado, 24–25
Matrimonio desnudo y sin vergüenza, 29–40 no
acerca de mostrar en la vida real la gloria del principalmente sobre permanecer enamorado,
evangelio, 26 y 19–28
el martirio, 13–18 como modelado según el compromiso del pacto de
regalo momentáneo, 17, 178, 180 como Cristo con la iglesia, 24–25
misterio, 11, 20, 24–25, 30, 42, 63, 73, 75–77 , permanencia de, 19
79, 83 como parábola, buscar la conformidad con Cristo en el pacto,
75–76, 116, 120, 137, 148, 63–72 roles como
180 responsabilidad, no es correcto, 80, 85 roles no
como imagen, asignados arbitrariamente, 79 naturaleza
11 como sombra, 13–14, 52, 178 secundaria del matrimonio y la familia ,
como temporal, 16, 52, 106, 111–112, 111 soltero
114 en Cristo, mejor que hijos e hijas, 105–116
hermosa fe de sumisión intrépida, 95–104 soltería, matrimonio y
hospitalidad cristiana, 117–126 este
Esposo cristiano como jefe, 73–94 momentáneo, 177–178
distorsión cultural de 20
190 Índice de materias
significado último, 138, 147, 159, 168 matriz única Proseguir la conformidad con Cristo en la alianza del
para mostrar la gracia de Dios, 47 singularidad matrimonio, 63;
de, 44 Separación redentora, 53;
diferente a cualquier Regeneración, 106, 110, 113, 117
otra relación en el mundo, 22 votos, 23, 43, Volverse a casar, ver Divorcio y volverse a casar
58, 169
despertar del espejismo Tristeza de belleza despreciada, 99;
cultural, La salvación, la gran objetividad de nuestro, 45
20–21 Santificación, 85, 113.
lo que Dios juntó, no lo separe el hombre, 157176 Escritura, 64, 84, 106–107, 113, 137, 142, 150, 161 véase
también Biblia
Masturbación, 131 Nuevo Testamento, 41, 46, 58, 69, 75–76, 110, 140
Misericordia, entrañas de, 55–57
Dinero, 92, 127, 129–130 Antiguo Testamento, 75, 84, 160
Instituto Bíblico Moody, 13 Sexo, 16, 20, 24, 31, 100, 106, 112, 119–120,
Madres, 87, 111–112, 141–144, 147–148, 127–135, 167, 171, 173–175, 178 mejor
171 sexo, cuando la
Sumisión mutua, 77–78 alegría de ella es de él y la de él es de ella, 133–
134 Satanás con
Molesto, peligro de, 69–70 sexo frecuente, 133 cada socio con el objetivo de
Desnudo y sin vergüenza, 29–38 satisfacer al otro,
nazismo, 13 134
Nuevo Testamento, 41, 46, 58, 69, 75–76, 110, 140 la fe hace uso del sexo, 133 sexo
sagrado, 134–135 si
Ningún matrimonio humano después de la muerte, 14 estoy contento en Cristo, ¿por qué tener sexo?,
Desnudez, 37 130–131 el
como misterio, 11, 20, 24–25, 30, 42, 63, pareado de Lutero, 134 n1
73, 75–77, 79, 83 escenas privadas en el drama del matrimonio, 128–
cultura donde es normal, 37 n 2 129 cicatriz
del pecado perdonado será no destruir, 131–
Bufé de campo antiguo, 17 132 lo que
Antiguo Testamento, 75, 84, 160 estamos haciendo no es sucio, 131 cuando el
algunas leyes sólo para un pueblo y tiempo sexo procede de la fe, no es
determinados, 160 pecado, 129–130
Unión de un solo espíritu, 30–31 Importancia de la ropa, 37–38
Pecado, 11, 16, 20, 30, 32–33, 45, 48, 52–53, 60, 79,
Dolor, ver Sufrimiento 104, 107, 129, 131–134, 158, 160, 171
Parábola, 75–76, 116, 120, 137, 148, 180
Paralelo entre un cuerpo y una carne, 7576 Soltería, 105–106, 111, 113–114, 117, 119–121, 123,
131, 140, 168, 172, 175 mejores bendiciones
Persona y obra de Cristo, 54; que
Análisis de la personalidad, 9 hijos e hijas, 107 pueblo del convenio y
Oración, 47, 56, 68–69, 88–90, 105, 117, 119–122, procreación,
124, 131–133, 148 analogía de, 68–69
107–108
Orgullo, 38, 43, 56–57 Paul, amante de, 172
desnudez pública, 37 sembrando semillas en, 53
recompensas únicas de, Votos matrimoniales, 23, 43, 58, 169
113 lo que la soltería muestra mejor, 113–114 Lo que representa Bonhoeffer, 16
por qué un capítulo sobre la soltería en un Lo que hace que el divorcio sea horrible a los ojos de Dios,
libro de matrimonio, 105 25
Sitcom alcantarillado, Esposas,
51 imágenes sórdidas, 42 maridos cambiantes, 68
Sembrando semillas en solteros, 53; peligro de regaños, 69–70
Sumisión, 42, 44, 52, 66, 68–69, 74–75, 77–80, 85, hermanas amorosas en Cristo 69
95–97, 99–103 para todos los Feminidad, raíces de, 96–97
cristianos, 96 sumisión Palabra de Dios, ver Evangelio
mutua, 77–78 qué es la sumisión, Preocupación, ver Ansiedad
101–102 qué la sumisión no es, 99– La ira de Dios, 28, 44–45, 86, 152–153,
101 160
Sustitución, 45
Sufrimiento, 13–14, 16, 26, 47, 58, 68, 85, 97–98,
109
tsunami, 44
Tipo único de sumisión, 98–99
Si desea explorar más a fondo la visión de Dios y la vida que se presenta
en este libro, en Deseando a Dios nos encantaría servirle.
Tenemos cientos de recursos para ayudarte a crecer en tu pasión por
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El matrimonio es de Dios Haciendo de Dios,

Jesús: El matrimonio es el Jesús Haciendo de Dios

Pablo: El matrimonio es el Mostrar de Dios

Génesis 25:6 108

127:4–5 140 18:15 69

Canción de Salomon 19:12 112

6:13 90 21:36 122

Hechos 7:35 112

6:16 133 hebreos

Filipenses 3:8–9 1:3 29–30

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