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La motivación impulsa la conducta hacia metas específicas, mientras que el compromiso implica identificarse con los objetivos de una organización a largo plazo. La motivación puede desaparecer una vez que desaparece el estímulo, mientras que el compromiso es más constante. Ambos son importantes, pero el compromiso es crucial para los resultados a largo plazo. Un buen clima organizacional y el desarrollo de competencias fomentan la motivación y el compromiso, mejorando el desempeño.
La motivación impulsa la conducta hacia metas específicas, mientras que el compromiso implica identificarse con los objetivos de una organización a largo plazo. La motivación puede desaparecer una vez que desaparece el estímulo, mientras que el compromiso es más constante. Ambos son importantes, pero el compromiso es crucial para los resultados a largo plazo. Un buen clima organizacional y el desarrollo de competencias fomentan la motivación y el compromiso, mejorando el desempeño.
La motivación impulsa la conducta hacia metas específicas, mientras que el compromiso implica identificarse con los objetivos de una organización a largo plazo. La motivación puede desaparecer una vez que desaparece el estímulo, mientras que el compromiso es más constante. Ambos son importantes, pero el compromiso es crucial para los resultados a largo plazo. Un buen clima organizacional y el desarrollo de competencias fomentan la motivación y el compromiso, mejorando el desempeño.
La motivación es un estado interno que activa, dirige y mantiene la
conducta de la persona hacia metas o fines determinados; es el impulso que mueve a la persona a realizar determinadas acciones y persistir en ellas para su culminación. ¿Qué es el compromiso? El compromiso dentro de un negocio/trabajo es una capacidad que tienen todas las personas para tener conocimiento de la importancia que tiene el cumplir con el crecimiento del negocio dentro del periodo que se encuentre trabajando. La tarea a realizar debe ser aceptada con profesionalidad, responsabilidad y lealtad, el empleado debe dar su mayor esfuerzo para obtener un producto con un alto estándar de calidad que complazca y supere la perspectiva de los usuarios.
¿Qué distingue compromiso de motivación?
Una persona comprometida con su empresa u organización desea mantener la relación profesional con la misma y se identifica con sus objetivos. Dicho estado mental, cuando se presenta, es relativamente constante en el tiempo.
Por contra, un trabajador que solamente está motivado — no comprometido
está respondiendo a un estímulo eventual. Una vez el estímulo desaparece, la motivación también. Sin embargo, mientras está motivado, el empleado quiere seguir ligado a la organización y, en muchos casos, también se identifica con las metas de ésta. En resumen, la motivación es sin lugar a duda un factor muy beneficioso en los resultados de un equipo a corto plazo. Aun así, las empresas deberían tratar de lograr un mayor nivel de compromiso como objetivo final: es el elemento decisivo en los resultados a largo plazo.
Compromiso y motivación son los grandes motores de
nuestras vidas Todos los seres humanos nacemos con la motivación de aprender, explorar, crear y desarrollar nuestras habilidades. Es así como aprendemos a comunicarnos, a caminar, a descubrir nuestro potencial para ser parte de esta sociedad y posteriormente desarrollarnos en el mundo profesional. Esta motivación por aprender es la que nos permite transformamos en seres autónomos con una alta sensación de autoeficacia. La motivación y el compromiso al ejercer una tarea, son los motores que nos permiten enfrentar desafíos y desarrollar nuevas herramientas para alcanzar las metas. Tanto la motivación como el compromiso dependen del estado emocional en el que nos encontramos. Por ende, a mayor motivación y compromiso, mejor desempeño y mayor productividad (Carol Dweck, 2019). Como dice Travis Bradberry "La experiencia es la maestra más exigente. Primero te pone a prueba y después te enseña la lección." Si no estamos en el estado emocional ideal, no vamos a aprender la lección y vamos a distanciarnos de los desafíos por miedo al fracaso. Esto es transversal a todos los contextos, desde el contexto escolar, hasta el contexto laboral. Un alumno tendrá mejor rendimiento y enfrentará con entusiasmo los desafíos que se le presenten para acceder a nuevos conocimientos si tiene alta motivación por el aprendizaje. Un colaborador desarrollará nuevas competencias y se enfrentará a desafíos laborales con motivación intrínseca si él se siente comprometido con su rol y siente que puede aportar a la empresa.
Es por esto que la emocionalidad está directamente relacionada con la
capacidad de aprender y de enfrentar desafíos, por ende está directamente relacionada con el desempeño. Todas las experiencias que hemos vivido están teñidas por nuestras emociones. Desde que somos pequeños interpretamos el mundo y sacamos lecciones de vida en base a nuestras interpretaciones emocionales. Es por esto que la corriente del aprendizaje constructivista explica que somos los protagonistas del aprendizaje.
Si bien el desempeño es multifactorial, debemos considerar que a lo largo
de nuestras vidas nos enfrentamos a diversas situaciones que son neutras. Nosotros, las calificamos como situaciones de “complejas” “divertidas” “desafiantes”, etc
Si queremos fomentar ambientes escolares o laborales que faciliten el
desarrollo de nuevas habilidades que mejoren el desempeño, debemos ser conscientes que a mayor estrés y miedo al fracaso, se generan mayores bloqueos emocionales y por ende menor es el aprendizaje. Es por esto que debemos comenzar identificando las características y las necesidades de las personas que componen la organización, junto con identificar si el ambiente es propicio para el aprendizaje. Aquí hay dos componentes fundamentales que debemos identificar: 1. Clima y cultura organizacional. 2. Competencias de los equipos de la organización.
El primero, clima y cultura organizacional, toma gran relevancia debido a
que permite identificar problemas potenciales entre colaboradores, potenciales situaciones de riesgo, resistencia al cambio, miedo al fracaso y otras vulnerabilidades del sistema a nivel social. Esto ayuda a los líderes a comprender las dinámicas relacionales, las estructuras de trabajo y por ende entrega un “termómetro emocional” de la organización.
El segundo, competencias de los equipos de la organización, es clave debido a
que cada individuo aporta al sistema organizacional desde sus habilidades blandas y competencias técnicas.
El dinamismo de la sociedad actual y de los avances tecnológicos hacen
que las competencias más requeridas por las empresas y que por ende deben estar presentes a los largo de la formación formal, son la creatividad e innovación, capacidad de aprendizaje, accountability, comunicación efectiva, empoderamiento y orientación a los resultados. Generemos ambientes de confianza basados en la emocionalidad positiva, que entreguen a las personas oportunidades de aportar al sistema, de aprender, de crear. Comprendamos que la alta productividad y el buen desempeño son el resultado de canalizar la necesidad del ser humano de aprender y aportar.