Está en la página 1de 4

¿Qué es la motivación?

La motivación es un estado interno que activa, dirige y mantiene la


conducta de la persona hacia metas o fines determinados; es el impulso que
mueve a la persona a realizar determinadas acciones y persistir en ellas para su
culminación.
¿Qué es el compromiso?
El compromiso dentro de un negocio/trabajo es una capacidad que tienen
todas las personas para tener conocimiento de la importancia que tiene el cumplir
con el crecimiento del negocio dentro del periodo que se encuentre trabajando. La
tarea a realizar debe ser aceptada con profesionalidad, responsabilidad y lealtad,
el empleado debe dar su mayor esfuerzo para obtener un producto con un alto
estándar de calidad que complazca y supere la perspectiva de los usuarios.

¿Qué distingue compromiso de motivación?


Una persona comprometida con su empresa u organización desea
mantener la relación profesional con la misma y se identifica con sus objetivos.
Dicho estado mental, cuando se presenta, es relativamente constante en el
tiempo.

Por contra, un trabajador que solamente está motivado — no comprometido


está respondiendo a un estímulo eventual. Una vez el estímulo desaparece, la
motivación también. Sin embargo, mientras está motivado, el empleado quiere
seguir ligado a la organización y, en muchos casos, también se identifica con las
metas de ésta.
En resumen, la motivación es sin lugar a duda un factor muy beneficioso en
los resultados de un equipo a corto plazo. Aun así, las empresas deberían tratar
de lograr un mayor nivel de compromiso como objetivo final: es el elemento
decisivo en los resultados a largo plazo.

Compromiso y motivación son los grandes motores de


nuestras vidas
Todos los seres humanos nacemos con la motivación de aprender,
explorar, crear y desarrollar nuestras habilidades. Es así como aprendemos a
comunicarnos, a caminar, a descubrir nuestro potencial para ser parte de esta
sociedad y posteriormente desarrollarnos en el mundo profesional.
Esta motivación por aprender es la que nos permite transformamos en seres
autónomos con una alta sensación de autoeficacia.
La motivación y el compromiso al ejercer una tarea, son los motores que
nos permiten enfrentar desafíos y desarrollar nuevas herramientas para alcanzar
las metas. Tanto la motivación como el compromiso dependen del estado
emocional en el que nos encontramos. Por ende, a mayor motivación y
compromiso, mejor desempeño y mayor productividad (Carol Dweck, 2019). Como
dice Travis Bradberry "La experiencia es la maestra más exigente. Primero te pone
a prueba y después te enseña la lección." Si no estamos en el estado emocional
ideal, no vamos a aprender la lección y vamos a distanciarnos de los desafíos por
miedo al fracaso.
Esto es transversal a todos los contextos, desde el contexto escolar, hasta
el contexto laboral. Un alumno tendrá mejor rendimiento y enfrentará con
entusiasmo los desafíos que se le presenten para acceder a nuevos
conocimientos si tiene alta motivación por el aprendizaje. Un colaborador
desarrollará nuevas competencias y se enfrentará a desafíos laborales con
motivación intrínseca si él se siente comprometido con su rol y siente que puede
aportar a la empresa.

Es por esto que la emocionalidad está directamente relacionada con la


capacidad de aprender y de enfrentar desafíos, por ende está directamente
relacionada con el desempeño.
Todas las experiencias que hemos vivido están teñidas por nuestras
emociones. Desde que somos pequeños interpretamos el mundo y sacamos
lecciones de vida en base a nuestras interpretaciones emocionales. Es por esto
que la corriente del aprendizaje constructivista explica que somos los
protagonistas del aprendizaje.

Si bien el desempeño es multifactorial, debemos considerar que a lo largo


de nuestras vidas nos enfrentamos a diversas situaciones que son neutras.
Nosotros, las calificamos como situaciones de “complejas” “divertidas”
“desafiantes”, etc

Si queremos fomentar ambientes escolares o laborales que faciliten el


desarrollo de nuevas habilidades que mejoren el desempeño, debemos ser
conscientes que a mayor estrés y miedo al fracaso, se generan mayores bloqueos
emocionales y por ende menor es el aprendizaje. Es por esto que debemos
comenzar identificando las características y las necesidades de las personas que
componen la organización, junto con identificar si el ambiente es propicio para el
aprendizaje. Aquí hay dos componentes fundamentales que debemos identificar:
1.    Clima y cultura organizacional.
2.    Competencias de los equipos de la organización.

El primero, clima y cultura organizacional, toma gran relevancia debido a


que permite identificar problemas potenciales entre colaboradores, potenciales
situaciones de riesgo, resistencia al cambio, miedo al fracaso y otras
vulnerabilidades del sistema a nivel social. Esto ayuda a los líderes a comprender
las dinámicas relacionales, las estructuras de trabajo y por ende entrega
un “termómetro emocional” de la organización.

El segundo, competencias de los equipos de la organización, es clave debido a


que cada individuo aporta al sistema organizacional desde sus habilidades
blandas y competencias técnicas.

El dinamismo de la sociedad actual y de los avances tecnológicos hacen


que las competencias más requeridas por las empresas y que por ende deben
estar presentes a los largo de la formación formal, son la creatividad e innovación,
capacidad de aprendizaje, accountability, comunicación efectiva, empoderamiento
y orientación a los resultados.
Generemos ambientes de confianza basados en la emocionalidad
positiva, que entreguen a las personas oportunidades de aportar al sistema, de
aprender, de crear. Comprendamos que la alta productividad y el buen
desempeño son el resultado de canalizar la necesidad del ser humano de
aprender y aportar.

También podría gustarte