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Resumen:
1- Antecedentes de la investigación.
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Ponencia presentada en el Evento de Gestión Empresarial y Administración Pública (GEAP
2013)
cuantitativos y/o cualitativos?, ¿Cuáles datos demostrarían su efectividad?, ¿De qué
manera justificaría el costo de la inversión?.
Los primeros hallazgos de los diagnósticos realizados permitieron determinar como las
principales insuficiencias que aun se manifiestan en la medición del impacto:
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Sobre el tema del impacto en nuestro país ha habido un amplio trabajo. Desde los
documentos preparatorios del Primer Congreso del PCC, y los constituyentes del Decreto Ley
82 en el año 1984, el Gobierno y el Estado se han interesado por este aspecto. En específico,
en las 4 versiones de la Estrategia Nacional de Preparación y Superación de Cuadros del
Estado y el Gobierno ha aparecido delineada la importancia de medir el impacto para las
organizaciones de las diferentes acciones de capacitación realizadas con la participación de los
cuadros.
En marzo de 2006 se marca un momento importante con la RS: 1786 del Secretario del
Comité Ejecutivo, referido a: “Medición del impacto de la capacitación”. En este momento se
declara una intencionalidad, exigencia porque “... todas las acciones que se realicen incluyan la
evaluación del impacto de la capacitación”. En ese mismo documento se presentó un
procedimiento, que exponía de forma general, una estructura que podía ser utilizada para
cumplir con ese objetivo.
cuestión. Por otro lado, tampoco guardan relación con los objetivos de las
organizaciones.
Pese a la precisión que existe para medir los beneficios concretos que las inversiones
en infraestructura o tecnología reportan a la empresa, no es fácil evaluar estas
inversiones cuando el ―bien‖ adquirido se relaciona con los recursos humanos. ¿Cómo
saber en cuánto se reflejaron, por ejemplo, las acciones de capacitación del año en el
correspondiente informe financiero? Y partiendo de la base de que en el mundo
globalizado la capacitación es fundamental, ¿sirve de algo esta cuantificación? Al
parecer sí, y cada vez se hace más necesaria.
Sin embargo, la mayoría de las empresas no sabe medir cuánto de lo que invierte
en capacitación retorna a la empresa como un beneficio directo, o si el programa
seleccionado se traduce en resultados exitosos. Dicho de otra forma, cómo vincular un
enfoque financiero (datos duros) con el desarrollo de su capital humano (datos
blandos).
Resulta importante resaltar que posiblemente el modelo más extendido para evaluar
impacto ha sido el establecido por Donald Kirkpatrick, (Kirkpatrick, D.L & Kirkpatrick,
J.D., 2006), en el cual el autor plantea cuatro niveles:
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En la literatura se han adoptado las siguientes fórmulas:
Este ratio también se puede expresar como la suma de dos de manera que:
El modelo de Jack Phillips, (Phillips, J.J., & Phillips, P.P., 2007), aunque parte de los
planteamientos de Kirkpatrick, adopta un enfoque más cuantitativo, el cual se centra en
desarrollar y crear una metodología que permita evaluar el impacto económico de la
formación en la empresa. Su aportación más directa ha sido desarrollar la concepción
del cálculo del ROI, es decir, una metodología financiera que mide el impacto y el
retorno de la inversión realizada en programas de formación.
Es decir, Phillips reformula este modelo manteniendo estos cuatro niveles, pero
agregando un quinto nivel de medición que denomina ROI. En este nivel (el quinto para
algunos autores) se apunta como objetivo fundamental no sólo recabar los datos que
impactan al negocio tales como volumen de ventas, productividad, rotación, etc. —
pertenecientes a la categoría del nivel 4—, sino elaborar un modelo que pueda traducir
la mayor cantidad de datos a su equivalente monetario.
Uno de los desafíos para medir es que, en la práctica, es necesario definir, por ejemplo,
si los resultados obtenidos fueron producto de la adquisición de una nueva máquina
o de la capacitación hecha para su manejo. Y se hace más complejo cuando se trata de
medir los beneficios que reporta al negocio un proceso de trabajo en equipo o
de calidad de servicio.
Un primer paso para desarrollar el cálculo del ROI en el cual todos los autores
coinciden es en la realización de una buena planeación. Esto involucra desarrollar los
objetivos apropiados y crear un plan de evaluación indicando cómo serán medidos estos
objetivos. Es recomendable especificar el tipo de información que va a ser recolectada,
el método de recolección y cuándo serán tomadas las muestras.
De esta forma es necesario que el programa esté orientado a impactar una variable
del negocio de la empresa: Si el programa, desde la definición inicial de sus
objetivos, no ha estado dirigido a impactar una variable ‗dura‘, será imposible
evaluarlo, porque no es posible v e r p o r i g u a l lo que se está haciendo con
indicadores medibles. Por lo tanto, una variable a impactar clara y cuantificable, junto a
datos base -que permitan conocer el estado de la variable antes del programa- son dos
elementos esenciales para medir el ROI.
Algunas variables pueden ser llevadas fácilmente a valor monetario, pero otras
no: ¿qué pasa, por ejemplo, con los programas de postgrado que algunas empresas
desarrollan para sus directivos?. Si el objetivo es que mejoren su desempeño, ¿cómo
pueden medir que se apliquen los conocimientos o en cuánto se traduce este aporte?,
Visto así, resulta casi imposible medir. Pero, si desde un comienzo la empresa
define que el objetivo de este programa o inversión, por ejemplo consiste en aumentar
la retención de cargos claves, el panorama se aclara, ya que para evaluar sólo se
requieren dos datos previos (niveles de rotación y costo de la rotación) y un método de
control de variables.
a. Indicadores Duros
Conclusiones
Aplicar el ROI para vincular un enfoque financiero para evaluar las inversiones en
Capital Humano se utiliza en los últimos años y trata de entender si el dinero que se
invierte en capacitación empresarial, es recuperado con nuevos conocimientos,
habilidades y actitudes aprendidas en la capacitación. Es una metodología que sirve
para medir el impacto y el retorno de la inversión en programas de capacitación y
desarrollo de recursos humanos.
El modelo de Jack Phillips adopta un enfoque más cuantitativo, el cual se centra en
desarrollar y crear una metodología que permita evaluar el impacto económico de la
formación en la empresa.
Bibliografía