A su consulta va la Sra. Catalina Peredo Camus, quien le da la siguiente
información para la redacción de una Querella: “El año 2005 contraje matrimonio con el Sr. Nicolás González González, relación de la cual nació nuestra hija Maite González Peredo de 13 años a la fecha. Con el padre de mi hija nos separamos hace aproximadamente 12 años, divorciándonos en el año 2013. El cuidado personal de nuestra hija siempre lo he tenido yo, manteniendo a la fecha el padre un régimen directo y regular y una pensión de alimentos fijadas por el 2° Juzgado de Familia de Santiago. En el contexto de las visitas de mi hija al hogar de su padre, durante los últimos años la he notado muy cambiada, asustándose cuando sabe que su padre la va a venir a buscar. Cabe señalar que el Sr. Nicolás González vive actualmente en casa de los abuelos paternos de mi hija, ubicada en calle Consistorial, comuna de Peñalolén, lugar donde también vive gran parte de su familia. Es así, como vi que mi hija se encontraba muy angustiada, llorando constantemente, por lo que tratando de contenerla me cuenta que había sido tocada en su vagina por parte del hermano menor del Sr. González, el Sr. Mauricio González González de 38 años. Me cuenta, en medio de lágrimas, que esto habría ocurrido en la cocina, luego de algunas preguntas, me señala que esto habría ocurrido en más de una oportunidad. Es así, como termina de contarme que todo partió en el año 2016 en la casa de sus abuelos paternos ya señalada, siendo la última de las veces la semana del 24 de febrero del presente año. Realice la respectiva denuncia a Carabineros, decretándose por el fiscal de turno una medida de protección en favor de mi hja consistente en rondas periódicas, sin embargo y en mi desesperación, concurrí al Juzgado de Familia puesto que este tipo vive en la casa donde mi expareja reside, para que le suspendan las visitas y así no lo vea más. Mi hija me comentó que, entre otras cosas, este tipo le tocaba la vagina, el ano y los pechos por encima y por debajo de la ropa, encontrándome destruida de momento, diciéndole que era un “cariño especial”, también hacía que ella le tocara el pene, diciéndole a mi hija que si le contaba a alguien lo que estaba ocurriendo, me mataría a mí, y que nadie le creería pues es una mentirosa”