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Procedimiento : Ordinario

Materia : Divorcio culposo


Demandante : Hilda Elena Liberona Lucero
R.U.N. : 15.419.883-0
Correo : Hilda_23_@hotmail.com
Domicilio : Lonquén Norte, Paradero 8, Parcela 9, Sitio 6.
Villa Saavedra Sánchez, Calera de Tango

Abogada patrocinante : Luisa Isabel Barraza Aguilera


R.U.N. : 13.490.856-4
Correo : Luisabarraza1@gmail.com
Domicilio : Calle Zenteno N° 234, 5° piso, Santiago

Demandado : Carlos Alberto Morales Valdebenito


R.U.N. : 13.553.877-9
Domicilio : Camino Lonquén Sur, Paradero 22, Sitio 6.
Villa La Primavera, Calera de Tango.

EN LO PRINCIPAL: Demanda en juicio ordinario de divorcio por culpa según


artículo 54 de la ley 19.947; PRIMER OTROSI: Acompaña documentos en
forma; SEGUNDO OTROSI: Forma de notificación; TERCER OTROSI: Medios
de prueba; EN EL CUARTO: Patrocinio y poder.

S. J. L. DE FAMILIA DE SAN BERNARDO

Hilda Elena Liberona Lucero, asesora de casa particular, chilena,


casada, en sociedad conyugal, cédula nacional de identidad N° 15.419.883-0,
domiciliada en Lonquén Norte, paradero 8, parcela 9, sitio 6, Villa Saavedra
Sánchez, Calera de Tango, a US., respetuosamente digo:
Que por este acto vengo en deducir demanda de divorcio por culpa,
conforme los términos del artículo 54 de la Ley de Matrimonio Civil, en contra
de mi cónyuge don Carlos Alberto Morales Valdebenito, chileno, casado,
conductor de camión, cédula nacional de identidad N° 13.553.877-9, con
domicilio en Camino Lonquén Sur, paradero 22, sitio 6, Villa La Primavera,
Calera de Tango, Provincia de Maipo, para que en definitiva SS., tenga a bien,
declarar disuelto el matrimonio por la vía de divorcio, acogiendo la causa de
término de matrimonio por haber el incurrido en las infracciones tipificadas en
los numerales 1, 2 y 5 del artículo 54 de la Ley de Matrimonio Civil, sin dar
lugar a compensación económica alguna, conforme a los términos del artículo
62 de la misma Ley. Fundo tal petición en los antecedentes de hecho y derecho
que a continuación expongo:

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ANTECEDENTES PRELIMINARES

1.- Contraje matrimonio con el demandado, don Carlos Morales


Valdebenito, con fecha 17 de Diciembre del año 1999, según consta en
certificado de matrimonio, N.° de inscripción 77 de 1999, circunscripción Calera
de Tango, Provincia de Maipo, región metropolitana, que se acompaña en un
otrosí de esta presentación, pactando en esta oportunidad el régimen
patrimonial de Sociedad Conyugal.
2.- De esta unión conyugal nació con fecha 3 de Junio del año 2000,
nuestra única hija, Consuelo Anais Morales Liberona
3.- En diciembre del año 2000, el demandado comenzó a salir de
manera frecuente, ignoro si solo o con sus amigos, y a llegar en horas de la
madrugada en ocasiones bebido y como consecuencia de los graves
problemas económicos que nos afectaban en momentos, y el deseo de querer
vivir de una manera más digna y no sentirme de allegada, comencé a pedirle si
él podía comprar una media agua o construir una, mi deseo era poder vivir de
manera independiente y no en una pieza como sucedía en la casa de sus
padres. Esto comenzó a acarrear evidentes problemas de convivencia con el
demandado, al pasar los meses me di cuenta que yo nada le podía reclamar y
menos de su conducta, el demandado rehuía las conversaciones
argumentando que para él vivir en una media agua era precario, motivo por el
cual él salía de la pieza y me dejaba hablando sola, gritándome e
increpándome que yo era “colorienta”.
4.- Junto a las discusiones antes señaladas comenzaron a ocurrir
hechos constitutivos de violencia intrafamiliar, sobre todo cuando el bebía,
situación que se mantuvo hasta el momento en que yo debí de abandonar la
casa prefabricada que se instaló en el terreno de los padres del demandado y
cuyo dinero para la compra de esta vivienda se lo pedí en calidad de préstamo
a mi madre. Cabe señalar que mi salida intempestiva de la casa se debió a que
el demandado me echó de ella, en esos momentos no tuve la valentía
suficiente de irme es así como me puse a dormir en el living y al sentirme
discriminada no solo por mi marido, sino también por mi hija, hablé con mi
mama para poder irme a la casa de ella por unos días.
5.-El demandado se aprovechó de la situación de rebeldía en la que
cayó mi hija, producto de tantas peleas y agresiones físicas como psicológicas,
ella comenzó a pololear y con esto eludía en cierta medida los problemas
familiares, es en este contexto que mi hija encontró en su padre una persona
transigente y tolerante, la cual no le ponía limites ya sea de comportamiento,
como de responsabilidades. Como ella encontró que su padre le aceptaba todo
comenzó a darle el favor a él, a diferencia conmigo que sí le ponía limites a sus
conductas como adolecente, es ahí donde mi hija comenzó a ponerse en mi
contra y a defender al demandado.

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HECHOS QUE JUSTIFICAN LA PRESENTACIÓN DE ESTA DEMANDA
Como señalé anteriormente, contraje matrimonio con el demandado el
día 17 de Diciembre del año 1999 y nos fuimos a vivir a la casa de mis suegros,
en una de las habitaciones que él nos proporcionó para ello. Con fecha 3 de
Junio del año 2000, nació Consuelo Anais Morales Liberona, nuestra única hija.
Entre el año 1999 y 2012 compartimos nuestras vidas de manera común, sin
perjuicio de que Carlos, en Diciembre del año 1999 y recién casados, había
protagonizado un hecho que originó mi primera molestia, después de cenar la
noche de ese año nuevo, me dice voy y vuelvo, volviendo ebrio a las cuatro de
la madrugada, esta fue la primera decepción que tuve ya que me encontraba
embarazada y me pareció mal que me dejara sola en una fiesta que revestía
cierta importancia como es la unión familiar ya que recién habíamos
comenzado una vida juntos. Por esta razón y para evitar un mal rato me acosté,
siendo esta situación y mi tolerancia, el inicio de muchas situaciones similares.
Ya para el año 2000 y antes de que naciera nuestra hija, empecé a
darme cuenta de sus hábitos alcohólicos, los cuales empezaron a ser
recurrentes y cada vez que yo le criticaba su actuar, Carlos me respondía que
yo nada debía de decirle. Como mencione anteriormente, él en las
oportunidades que podía solía llegar tarde, sin importarle en que situación yo
me pudiera encontrar o si me sentía sola aunque viviera en compañía de sus
padres.
En el mes de Junio del año 2000, nació nuestra hija y con ello creí que
Carlos cambiaría de actitud y se volvería un buen padre y buen marido, pero el
consumo de alcohol por parte de él se incrementó a tal medida que ya era difícil
poder mantener una conversación, eran más importantes sus salidas y llegadas
tarde y esto hacia la vida en común un infierno ya que yo lo criticaba por tanto
tomar y a cambio recibía insultos y humillaciones en presencia de nuestra hija
sin importarle nada.
Empecé a pedirle que comprara o construyera una media agua, ya que
el papá de él, le ofreció una parte del terreno para que construyera y así
pudiéramos vivir de manera independiente y no sentir tanto la carga de
allegada en una pieza, él no quería ya que se encontraba cómodo viviendo en
casa de sus padres y cada vez que le tocaba el tema, yo recibía insultos,
fueron tantas las descalificaciones con el transcurso del tiempo que yo opté por
defenderme de igual manera, contestándole para que él sintiera lo que yo
sentía al recibir tantas descalificaciones.
Yo por cuidar a mi hija no podía trabajar, lo intente en varias ocasiones,
pero cuando llegaba a la casa de mis suegros encontraba que ella no estaba
bien cuidada como lo hacía yo, empecé a trabajar cuando mi hija ya estaba
más grande, sin descuidar mi responsabilidad como mamá de cuidar, guiar,
enseñar y estar al pendiente de todo en cuanto a mi hija, trataba de que la

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violencia que me provocaba Carlos no me impidiera procurar velar por el bien
de ella.
En diciembre de 2008, para un cumpleaños del Carlos hubo una fuerte
discusión entre ambos, producto de la misma situación económica que nos
afectaba y que me tenía inmersa en una profunda depresión, por tal razón le
comunique que me iría de vacaciones con la niña ya que con él no salíamos
nunca y que solo lo hacíamos en las fiestas de septiembre, donde llevábamos a
la niña a los juegos de las fondas, pero Carlos lo hacía más que nada por la
oportunidad de pasarlo bien él y beber al mismo tiempo, por tal razón le
comunique que volveríamos en el mes de febrero del 2009 y así poder comprar
el uniforme de colegio y los útiles escolares de la niña, mi sorpresa fue grande
cuando me enteré que él una vez que yo salí con mi hija de vacaciones fue a
carabineros y colocó una constancia por abandono de hogar en mi contra, de la
cual me enteré cuando coloqué una denuncia por violencia intrafamiliar el año
2014.
En febrero de 2009, cuando volví junto a mi hija de las vacaciones, el
padre de Carlos me dijo que yo solicitara un préstamo para comprar una casa
prefabricada y para ponerla en un espacio disponible dentro de su sitio, ya que
él le había cedido una parte de su terreno a su hijo, al mismo tiempo se refirió a
la situación que yo vivía con mi marido y que esta decisión era para que yo
viviera tranquila con mi hija y que su hijo Carlos se quedaría junto a ellos en su
casa para que yo tuviera un poco de tranquilidad.
Yo accedí a esa propuesta y le solicité a mi madre un préstamo y con
eso compré una casa prefabricada y mi marido era quien le cancelaba las
cuotas a mi madre, el problema fue que Carlos empezó a portarse mal con sus
padres ya que bebía mucho aunque seguía trabajando, por esta razón lo
echaron y él se fue a vivir con nosotras a la casa que ya teníamos instalada en
el sitio, Carlos se comprometió a no beber más y comenzó a presentar una
mejor conducta, se puso más hacendoso en las labores de la casa, pero esto
duró muy poco y volvió nuevamente a ser el mismo de antes, tomador, agresivo
y falto de respeto hacia mí.
Con los años se incrementó el consumo de alcohol y yo comencé a
beber junto a él los fines de semana por casi un mes ya que me di cuenta que
con eso disminuía mi angustia y evitaba las confrontaciones con Carlos, a esa
fecha nuestra hija tenía casi dos años y entre los consejos que pedí a algunas
personas cercanas a mí, me di cuenta que no sacaría nada con beber y que a
parte del daño psicológico que me provocaba mi marido, yo estaba creando
otro más grave que era la dependencia del alcohol aunque fuera los fines de
semana, aunque deje ese hábito, comencé a deprimirme y a sentirme
amargada. Por esta razón recurrí al CESFAM de Calera de Tango, en este
lugar se me pidió que hablara con él con la finalidad que asistiera junto
conmigo para ver la posibilidad de que nos evaluaran como pareja, a raíz de

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esta petición hecha por mi parte, recibí como respuesta en varias
oportunidades: ¡tú estás loca, anda sola!.
En el año 2010, recurrí a médico particular ya que me sentía mal con
respecto a mi salud, pensando en que los anticonceptivos que me daban en el
consultorio no me hacían bien, el médico en ese momento me pidió exámenes
de rutina, los cuales una vez que estuvieron listos se los llevé, los resultados de
estos exámenes arrojaron que padecía de resistencia a la insulina. En una
oportunidad los medicamentos se me terminaron y le pedí a Carlos que por
favor me los comprara, respondiéndome ¡yo no me meto contigo y no tengo
porque comprarte los remedios, trabaja!, le respondí que si buscaría trabajo y
que de mi plata él en lo personal no vería ningún peso, ya que yo lo haría para
mi hija y para mí.
Dentro del año 2010, comencé a trabajar como asesora de casa
particular puertas afuera, con lo que ganaba costeaba las necesidades de mi
hija y las mías, como eran los útiles de colegio, de aseo personal de ambas y
algunos paseos dentro y fuera de Santiago en compañía de mi hija. Es ahí
donde comienzan los episodios de celos por parte de Carlos, me seguía para
ver con quien me podía juntar, me comenzó a asediar, con sus celos y malos
tratos, yo ya no quería nada con él, le empecé a tomar rechazo ya que llegaba
hediondo a alcohol y cigarro, como ya no hablábamos él se metía a la cama y
se dormía, debiendo de aguantar sus fuertes ronquidos a sabiendas que yo
debía de levantarme temprano para salir a mi trabajo. En época de verano
prefería dormir en el sillón ya que el olor a alcohol que emanaba era fuerte y
menos podía dormir en el dormitorio junto a él.
El 1° de marzo de 2012, decidí irme a dormir al dormitorio de mi hija sin
tener más contacto con Carlos, independiente que tratara de buscarme, sus
malos tratos, sus humillaciones, su violencia e ira, sumado a esto los celos,
hicieron que yo no quisiera nunca más nada con él.
Entre el año 2013 y 2014, yo lo demandé por violencia intrafamiliar
hechos que constan en autos de causa RIT F-850-2014, debido a los malos
tratos que él me daba, provocando con esto una baja autoestima respecto de
mi persona. Si bien es cierto que eran recurrentes las discusiones yo trataba de
que esto no me afectara en mi trabajo y de mantener una buena relación con
mi hija, tratando de evitar que ella nos viera peleando, cosa que a veces era
imposible, las discusiones eran porque a él no le alcanzaba el sueldo para
poder mantener la casa en lo que se refería al pago de los servicios básicos y
la misma alimentación, con lo cual la principal afectada era nuestra hija ya que
en ocasiones era ella quien se quedaba sin comer por culpa de Carlos, esta
escases de dinero era por la mala administración que él le daba a lo que
ganaba, ya que parte de esa plata se la tomaba, yo sabía que él tenía un
contrato en aquel tiempo por el sueldo mínimo ($225.000 aprox.), pero ganaba
cerca de los quinientos mil pesos. Cada vez que yo le decía que por favor

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ayudara a mantener la casa preocupándose de los gastos básicos que eran
esenciales para todo hogar, su respuesta era siempre la misma; ¡compra vo po
si igual trabajas, más encima eres barza ¿por qué tengo que mantenerte?, y
comenzábamos a discutir nuevamente, yo trataba de hacerle ver que él debía
de ayudar a mantener la casa en ciertos aspectos ya que yo me preocupaba de
los gastos de mi hija y los míos y lo mínimo que él podía hacer era pagar el
agua y la luz más la compra del gas que era indispensable para la cocina, ya
que era mi hija quien debía de comer en la casa porque yo almorzaba en mi
trabajo.
En una oportunidad le pedí que se fuera de la casa y me dejara vivir
tranquila con mi hija ya que él no aportaba ninguna ayuda y lo único que sabía
hacer era maltratarme psicológicamente, sacarme todo en cara y humillarme
como mujer, cuando le pedía hacer algo o cortar el pasto siempre estaba
cansado, nunca fue capaz de mantener esa casa, nunca pensó que fue un
sacrificio enorme poder comprarla. Por el contrario él me gritaba ¡esta wea es
mía (por la casa), vo estay aquí de barza y que vai a mantener vo si con lo que
ganai no te alcanza pa’na!, en una oportunidad hice un balance de los gastos y
con suerte en la casa se gastaban cerca de $300.000 mil pesos, con suerte
Carlos me pasaba $20.000 mil pesos para carne y verduras y $20.000 mil
pesos más para colación de nuestra hija, el resto si faltaba lo debía de costear
yo.
El año 2013, nuestra hija cuando terminó el octavo básico debía
preparase para su fiesta de gala, el 5 de noviembre de ese año se debía tener
todo cancelado en el colegio y comprar para mi hija un vestido y todo lo que
conlleva a esa fiesta de término de enseñanza básica, actividad que se vive
solo una vez en la vida en esa etapa escolar, ya que luego sigue la de
enseñanza media, Carlos en esa oportunidad me negó la plata, debiendo
recurrir a mi hermano para que me la prestara con el compromiso de pagársela
en cuotas con el dinero de mi sueldo.
Para costear tanto gasto y a su vez pagarle a mi hermano el dinero que
le había pedido prestado, yo trabajaba haciendo aseo en dos departamentos en
Santiago, uno de ellos ubicado en calle moneda y el otro departamento en calle
santa lucia, para ahorrar el pasaje de metro me iba a pie de un punto de trabajo
a otro y así podía llevar el pan para tomar once con mi hija, por las tardes mi
hija solía esperarme en el paradero y me mencionaba que su papá preguntaba
por mí y se ponía a decir cosas delante de ella; ¡que yo andaba puro webeando
y quien sabe con cuantos webones me metía!. En una oportunidad llegó curado
y me amenazó con un cuchillo que tomó de la cocina, en esos momentos yo le
estaba haciendo comida a mi hija, empezó a decirme que la casa era de él, que
yo era vividora y que si a él le daba la gana le prendía fuego a la casa, por
estas reacciones de Carlos yo empecé a despertar por las noches, a
levantarme con mucho miedo, revisaba las cosas de la casa y el dormitorio de

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mi hija, esto me llevó a las crisis de pánico, él comenzó a echarme de la casa y
lo único que yo respondía era que cuando mi hija sacara sus estudios me iria
con ella.
Al pasar el tiempo mi hija fue creciendo y empezó a pololear, su pololo la
visitaba en la casa y yo les aconsejaba, les decía que una pareja se debía
respeto, se debía amor y que trataran de evitar situaciones como las que yo
vivía. Creo que por esta razón mi hija empezó a tener una actitud de rebeldía
hacia a mí, comencé a notar que mi hija empezó a ser más empática con su
padre y más apática conmigo, como las discusiones eran casi todo el tiempo en
una oportunidad mi hija me dijo que porque no me iba de la casa, yo le dije que
no, que quien debía de irse era su papá, esto gatilló que mi hija me dijera
entonces me voy yo, al escuchar esto su papá, tomó la decisión de que era yo
quien debía irme y no nuestra hija, la única explicación que encuentro para esta
actitud, es que mi hija se dio cuenta que yo le ponía demasiadas reglas de
conducta y que su padre siempre fue más permisivo, ella opto por quien le dio
más libertad de acción.
En Septiembre de 2018, terminé durmiendo algunos días en el living de
mi propia casa y al sentirme abandonada hasta por mi hija, decidí salir de la
casa el día 15 de septiembre, no sin antes contarle a mi madre quien me pidió
que me fuera con ella y dejando expresa constancia de lo sucedido en la 14ª.
Comisaria de San Bernardo, donde Carabineros me acogió la constancia por
abandono de hogar. Hasta la fecha sigo trabajando como asesora pero esta
vez puertas adentro, ya que esa es la solución que encontré para poder vivir en
algún lugar, independiente que sea por efectos de mi trabajo, los fines de
semana visito a mi madre ya que no siempre puedo quedarme con ella por un
tema de espacio y de su propia comodidad, en otros fines de semana que no
trabajo, me quedo donde unas tías.
A pesar que yo evito tener algún contacto con mi marido, es él quien me
ha seguido hostigando y prueba de ello es un mensaje de correo que me envió
el día lunes 22 de abril de 2019, a las 17:24, en el cual se refiere a mí de esta
forma: ¡Hacete ver estay loca, te vai a quedar sola cuando estés vieja, ni tu
nieta te va a pescar, fome y penca como mamá!
Finalmente, no es menos importante mencionar el hecho de que Carlos
jamás colaboró material ni moralmente conmigo en nada en los últimos años de
casados y en definitiva, mi matrimonio era un espejismo, nada estaba bien
entre nosotros, y claramente mi vida junto a él siempre fue un sufrir constante
de malos tratos y humillaciones, me privó del hecho de vivir juntos y del auxilio
mutuo que se desprende del matrimonio.
Como SS., podrá apreciar de este relato, mi cónyuge, don Carlos
Alberto Morales Valdebenito, ha infringido, entre otras, una de las principales
obligaciones que emanan del matrimonio, esto es el deber de convivencia y de
fidelidad, que cada cónyuge debe al otro.

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Como consecuencia de los hechos esgrimidos, es que me veo en la
obligación de demandar a mi cónyuge de divorcio por culpa, por cuanto no
tiene sentido seguir unido a un hombre, el que nunca me respetó, me violentó
física y psicológicamente, actitud última que permanece y es claramente
demostrable por mi estado de salud, ya que debí aprender a ocultar algunas
cosas por miedo a la reacción despreciativa o desproporcionada de él:
temor a contradecirlo, acceder en ocasiones a tener sexo sin querer, en
momentos llegue a sentir tensión o miedo a equivocarme en decir o
hacer cosas, fui dejando de ser yo para convertirme en una especie de
fantasma que debía intentar encajar en un presunto modelo hecho a la
medida de los deseos de mi marido. Yo lo defino como terrorismo íntimo.
Y más aún me envía un mensaje de texto a mi celular, por medio del cual
continúa denigrándome como mujer, sin perjuicio de que aún mantiene la
actitud de hombre bebedor y conflictivo.

EL DERECHO
El artículo 102 del Código Civil, señala: “El matrimonio es un contrato
solemne por el cual un hombre y una mujer se unen actual e indisolublemente,
por toda la vida, con el fin de vivir juntos, de procrear y de auxiliarse
mutuamente”.
De esta norma, se desprende que el matrimonio implica una comunidad
de vida y de afectos que la ley protege, estableciendo los deberes y
obligaciones derivados de esta institución en relación a los cónyuges, los hijos
y los bienes.
La jurisprudencia de tribunales ha fallado reiteradamente, que la
institución del matrimonio tiene básicamente dos fines: el procrear y el vivir
juntos; produciéndose, asimismo, por el hecho de su celebración, variados
efectos, surgiendo ante todo un vínculo entre los cónyuges, que es
precisamente el conyugal, el cual no es un vínculo de parentesco ni de afinidad,
sino que es uno particular que crea entre ambos cónyuges una íntima
comunión de vida, ya sea en el sentido físico, ya en el afectivo y espiritual. Es
así como surgen derechos y obligaciones, algunas de las cuales son reciprocas
y otras miran sólo al marido o sólo a la mujer. La ley señala específicamente
dos, el de fidelidad y de asistencia.
Claramente el demandado incumplió estos deberes, primero al negarme
la ayuda económica que se requiere para mantener el hogar, segundo
dejándome a mí la responsabilidad de la mayor parte de los problemas
económicos transgrediendo con ello su deber de asistencia, tercero exigirme
por la fuerza que abandone el hogar sin importarle si tenía algún lugar donde
irme.

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A su vez el artículo 131 del Código Civil, a saber, señala: “Los cónyuges
están obligados a guardarse fe, a socorrerse y ayudarse mutuamente en todas
las circunstancias de la vida. El marido y la mujer se deben respeto y
protección recíprocos”.
De la citada norma se pueden desprenden las siguientes obligaciones
entre los cónyuges:
Deber de ayuda mutua
Fundamentado en el artículo 131 antes mencionado, la doctrina indica
que se materializa en los cuidados personales constantes que los cónyuges
deben darse durante la vigencia del matrimonio. Los autores señalan que está
determinado por el fin del bien de los cónyuges que es el que ordena una
comunidad de vida; la solidaridad conyugal aparece como uno de sus
elementos constitutivos e impone un deber de estar al lado del otro como
sostén y amparo.
Deber de respeto y protección recíproca
El artículo 131, en su segunda parte, señala que “ El marido y la mujer
se deben respeto y protección recíprocos”. Antes de la entrada en vigencia de
la Ley Nº 18.802, la norma señalaba que la mujer debía respeto a su marido y
el marido debía protección a su mujer, sin embargo, con la modificación ambos
se deben respeto y protección mutua.
Deber de vivir en un hogar común
El artículo 133 del Código Civil establece que “Ambos cónyuges tienen
el derecho y el deber de vivir en el hogar común, salvo que a alguno de ellos le
asistan razones graves para no hacerlo”. El mismo legislador se encarga de
señalar que este deber podría incumplirse, si a algún cónyuge le asisten
razones graves para ello. Sin embargo, la norma no precisa cuales serían
aquellas razones, por lo que su calificación corresponderá al juez.
Deber de cohabitación
La cohabitación alude a la convivencia sexual de la pareja. Encuentra su
fundamento en el artículo 102, en la misma definición de matrimonio que señala
como uno de los fines del mismo, la procreación. Es lo que se denomina el
“débito conyugal” y se refiere al deber que pesa sobre los cónyuges de
mantener relaciones sexuales entre sí, para materializar uno de los fines del
matrimonio como es la procreación.
Deber de auxilio y expensas para la Litis
El artículo 136 establece que “Los cónyuges serán obligados a
suministrarse los auxilios que necesiten para sus acciones o defensas
judiciales. El marido deberá, además, si está casado en sociedad conyugal,
proveer a la mujer de las expensas para la litis que ésta siga en su contra, si no
tiene los bienes a que se refieren los artículos 150, 166 y 167, o ellos fueren
insuficientes”. De la norma transcrita, primero se extrae el deber de auxilio para

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la litis que pesa sobre ambos cónyuges, ya sea que obren en calidad de
demandante o de demandado. El segundo deber pesa exclusivamente sobre el
marido casado bajo sociedad conyugal, y consiste en que él está obligado a
proveer a su mujer de expensas cuando haya ejercido una demanda en su
contra. La excepción está dada cuando la mujer tiene patrimonios especiales
suficientes para asumir los gastos. En consecuencia, la infracción a la
obligación de guardarse fe en su acepción amplia, por su propia concepción
legal, ya cumple con la exigencia de gravedad que exige el artículo 54 número
1, de la ley de matrimonio civil, para solicitar la declaración del divorcio.
La presente demanda de divorcio se funda en los numerales 1, 2 y 5 del
artículo 54 de la Ley 19.947, que regula el divorcio sanción, a saber: “El
divorcio podrá ser demandado por uno de los cónyuges, por falta imputable al
otro, siempre que constituya una violación grave de los deberes y obligaciones
que les impone el matrimonio, o de los deberes y obligaciones para con los
hijos, que torne intolerable la vida en común.
Se incurre en dicha causal, entre otros casos, cuando ocurre cualquiera de los
siguientes hechos:
1° Atentado contra la vida o malos tratamientos graves contra la integridad
física y psíquica del cónyuge o de alguno de los hijos;
2° Transgresión grave y reiterada de los deberes de convivencia, socorro y
fidelidad propios del matrimonio. El abandono continuo y reiterado del hogar
común, es una forma trasgresión grave de los deberes del matrimonio;
5° Alcoholismo o drogadicción que constituya un impedimento grave para la
convivencia armoniosa entre los cónyuges o entre estos y los hijos………….”
Como es sabido, para que proceda esta acción es necesario acreditar la
existencia de una falta imputable al cónyuge demandado, y que esta falta
constituya una violación grave de los deberes y obligaciones que impone el
matrimonio a los cónyuges, tornando intolerable la vida en común, como
concurre en la especie.
Que, de un análisis de los hechos relatados, y como se acreditará en la
etapa procesal correspondiente, la conducta desplegada por el demandado es
constitutiva de falta, que constituye una violación grave del deber de respeto y
protección que se deben los cónyuges entre sí, tornándose, en consecuencia,
intolerable la vida en común.
La convivencia con el demandado, se ha caracterizado por ser
disfuncional, con hechos de violencia intrafamiliar en contra de mi persona, esto
a consecuencia de problemas de alcoholismo que lo afectan y por su marcada
despreocupación, existiendo por parte del demandado culpa o negligencia por
la falta de cuidados cómo en el Derecho de la Responsabilidad Civil, la cual se
determina comparando la conducta del sujeto que causa el daño, con el
recaudo ordinario o esperable en un caso determinado, es decir cotejando la

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conducta reprochada con un estándar normativo, a la que la ley denomina “El
Buen Padre de Familia”.
Cabe destacar a SS., que don Carlos Morales Valdebenito, con su
conducta ha trasgredido la obligación de socorro, asistencia, y respeto que me
debía, situación que para una persona normal hace completa y absolutamente
intolerable la vida en común, motivo por el cual no quiero seguir unida a él por
vínculo matrimonial.
Por su parte, el artículo 62, inciso segundo de la ley 19.947, señala “Si
se decretare el divorcio en virtud del artículo 54, el juez podrá denegar la
compensación económica que habría correspondido al cónyuge que dio lugar a
la causal, o disminuir prudencialmente su monto”

POR TANTO,
En mérito de lo expuesto, citas legales y lo dispuesto en los artículos 254
y siguientes del Código de Procedimiento Civil y artículos 53, 54, 56, 57, 59 y
siguientes de la ley 19.947, y en especial los artículos 87, siguientes y primero
transitorio de la citada ley, y demás normas que correspondan,

RUEGO A S.S.,
1.- Tener por interpuesta demanda de divorcio por culpa en contra de
don Carlos Alberto Morales Valdebenito, ya individualizado, y en definitiva se
declare: Que el matrimonio antes individualizado ha terminado por sentencia de
divorcio por culpa.
2.- Que la sentencia que declare el divorcio se subinscriba al margen de
la respectiva inscripción matrimonial.
3.- Que se declare el divorcio sin derecho a compensación económica
alguna.

PRIMER OTROSI: Ruego a US. tener presente que vengo en acompañar los
siguientes documentos, con citación:
1.- Certificado de matrimonio
2.- Certificado de nacimiento de hija mayor de edad
3.- Certificado de residencia de la demandante
4.- Constancia de Carabineros por abandono de hogar
SEGUNDO OTROSI: Ruego a US., se sirva notificar las resoluciones dictadas
en la presente causa al correo electrónico luisabarraza1@gmail.com
TERCER OTROSI: Ruego a SS., tener presente que me valdré de todos los
medios de prueba que me franquea la ley, para acreditar los hechos que se
consignan en la presente demanda, sin perjuicio de la declaración en
comparecencia de doña Cristina Leyton Gutiérrez y de doña Ilse Lucero Padilla

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CUARTO OTROSI: Ruego a US., tener presente que designo abogado y
confiero poder a doña Luisa Isabel Barraza Aguilera con domicilio en Santiago,
Calle Zenteno N° 234, piso 5°, Santiago centro.

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