Está en la página 1de 8

RIÑONES Y GLÁNDULAS SUPRARRENALES

Autores: Giménez Sebastián; Deoseffe Fernanda

Anatomía
Las glándulas suprarrenales son órganos pares de localización retroperitoneal. Se localizan por
encima del polo superior de cada riñón. Constan de una rama medial y otra lateral, que se
extienden posteriormente desde una cresta central. En TC y RM, presentan morfología de V o Y
invertidas. La corteza y la médula no pueden distinguirse mediante TC o RM.
En adultos, tanto la TC como la RM, son los principales métodos de imágenes para evaluar las
glándulas suprarrenales, ya que resulta sumamente dificultoso visualizarlas en ecografía cuando
son normales. En ocasiones, puede reconocerse una masa suprarrenal en el estudio ecográfico.

Los riñones son dos órganos retroperitoneales. Contienen una corteza renal, una médula y un
seno, conformado este último por grasa, estructuras vasculares y uroteliales.
Cada riñón consta de múltiples unidades funcionales denominadas lóbulos. Cada lóbulo está
constituido por un cáliz, una pirámide medular, tejido cortical y vasos sanguíneos.
Las pirámides son estructuras hipoecoicas respecto a la corteza, de forma cónica.
La corteza es ligeramente más ecogénica que las pirámides. La ecogenicidad cortical normal del
riñón debe ser igual o ligeramente menor que el hígado y significativamente menor que el bazo.
El seno renal es ecogénico respecto a la corteza y pirámides renales.
En TC, las densidades de la médula y la corteza renal son muy similares en el estudio sin contraste
endovenoso. El seno renal se diferencia del parénquima por su densidad grasa, que alterna con los
cálices, pelvis renal y vasos sanguíneos.
Durante la fase arterial (30 segundos), la corteza realza más que la médula renal, denominándose
fase córtico-medular.
En la fase nefrográfica (90 a 120 segundos) el realce de la corteza y la médula se equilibra,
tronándose un refuerzo homogéneo del parénquima renal. Es la fase de mayor sensibilidad para el
diagnóstico de masas renales.
Pasados los 3 minutos desde la inyección del contraste, se inicia la fase excretora, observándose el
contraste en cálices, pelvis renales y en ambos uréteres.
Hiperplasia suprarrenal
Aumento bilateral de tamaño de las glándulas suprarrenales, sin modificar su morfología normal.
En general los bordes suelen ser lisos, pero en ocasiones puede observarse cierta modularidad de
los contornos.

Adenoma suprarrenal
Los adenomas son las lesiones suprarrenales más comunes y a menudo se encuentran
incidentalmente durante las imágenes abdominales por otras razones (incidentalomas).
Deben distinguirse de las metástasis suprarrenales u otras neoplasias suprarrenales.
La mayoría de los adenomas suprarrenales son no funcionates (95%), en cuyo caso son
asintomáticos.
Los estados patológicos más comunes causados por adenomas funcionantes, son el síndrome de
Cushing (debido a la producción excesiva de cortisol) y el síndrome de Conn (debido a la
producción excesiva de aldosterona).
La TC y RM juegan un papel importante en la evaluación de las lesiones suprarrenales incidentales,
la mayoría de las cuales son adenomas suprarrenales. La correlación con imágenes previas es útil,
ya que una lesión que no ha modificado su tamaño en algunos años, es poco probable que sea
maligna.
Los adenomas suprarrenales se pueden dividir en aquellos con una apariencia típica o atípica.
Los adenomas típicos miden menos de 3 cm, son homogéneos y de baja densidad (menos de 10
UH) sin contraste, esto último debido a la presencia de lípidos intracitoplasmáticos.
Las características atípicas incluyen un tamaño mayor a 4 cm, presencia de hemorragia,
calcificaciones, necrosis y densidad mayor a 10 UH (adenomas pobres en lípidos). Es importante
poder diferenciar un adenoma atípico de una metástasis o de otras lesiones adrenales malignas.
En casos de adenomas atípicos, se puede recurrir a la RM con secuencias en fase/fuera de fase,
que permite identificar pequeñas cantidades de grasa en los adenomas pobres en lípidos. Se
observa una caída de la señal de los adenomas en secuencia fuera de fase, en comparación a la
secuencia en fase, debido a la presencia de grasa intralesional, con lo cuál podemos confirmar el
diagnóstico.
Otra opción es realizar el cálculo de “wash out” o lavado de la lesión. Se realizan mediciones de la
densidad de la lesión en la serie sin contraste, durante una fase portal a los 70 segundos y una fase
tardía a los 10 minutos. A partir de esos valores, se calcula el porcentaje de “wash out” con una
fórmula. La disminución de la densidad mayor a un 60% en la fase tardía, es diagnóstico de
adenoma. Esto se debe a que los adenomas presentan una estructura vascular densa, no
permitiendo extravasación del contraste en el intersticio. La renovación del flujo sanguíneo
contribuye a la dispersión del contraste, que se traduce por disminución de la densidad en la fase
tardía. Por el contrario, los nódulos malignos suelen tener una disipación menor del contraste, ya
que poseen angiogénesis anárquica, permitiendo extravasación intersticial del producto de
contraste, que hacen que las lesiones tengan mayor densidad en fase tardía.

Feocromocitoma
Es una neoplasia de la médula suprarrenal que contiene células cromáfines, que secretan
catecolaminas. Hasta un 10% se originan fuera de la glándula suprarrenal y se denominan
paragangliomas, porque surgen del sistema paraganglionar.
Un 10 % pueden ser malignos y cerca del 5% pueden ser bilaterales.
La mayoría suelen ser esporádicos, pero hasta en un 10% pueden asociarse a neurofibromatosis,
síndrome de Von Hippel Lindau y síndromes de neoplasia endócrina múltiple.
Suelen ser tumores de más de 3 cm, hipervasculares y suelen presentar necrosis central. Las
calcificaciones suelen ser poco frecuentes.

Lesiones quísticas renales


Los quistes renales simples constituyen la lesión más frecuente. En ecografía se ven como lesiones
anecoicas, con refuerzo acústico posterior y una pared de delgado espesor o imperceptible. En TC,
son lesiones hipodensas, de 0 a 20 UH, contorno liso y pared imperceptible, sin realce con el
contraste EV.
El sistema de clasificación de Bosniak de las masas quísticas renales, las divide en cinco categorías
basadas en las características de imagen en la TC con contraste. Es útil para predecir el riesgo de
malignidad y sugerir seguimiento o tratamiento
Hasta un 15% de los tumores malignos son quísticos, pudiendo solaparse con quistes benignos
complejos.
Los quistes Bosniak I, corresponden a las lesiones quísticas simples mencionadas con anterioridad.
Los quistes Bosniak II son lesiones con finos septos, menores a 1 mm, que pueden tener
calcificaciones finas. También incluye a los quistes hiperdensos menores a 3 cm. Estos últimos,
tienen un contenido hemorrágico, que les otorga una elevada densidad espontánea.
Las lesiones Bosniak IIF, son una categoría intermedia entre II y III. Pueden presentar múltiples
septos finos, suave refuerzo de la pared y de los septos. En ocasiones calcificaciones gruesas o
nodulares. Incluye también a los quistes hiperdensos mayores de 3 cm. El riesgo de malignidad es
de aproximadamente un 5%
Las lesiones Bosniak III, son quistes complejos con engrosamientos lisos e irregulares de la pared o
de los septos. Muestran realce con el contraste endovenoso. Un 40 a 60 % son malignos, por lo
cual se las considera masas indeterminadas y precisan de cirugía.
Las lesiones Bosniak IV, tienen probabilidad de malignidad de un 95 a 100%. Además del
componente quístico, presentan bordes irregulares, engrosamientos murales nodulares, tabiques
gruesos y vascularizados, asi como también calcificaciones gruesas.
Carcinoma de células renales
El carcinoma de células renales (CCR) es la octava neoplasia maligna más frecuente en el adulto y
la neoplasia renal maligna más frecuente. Puede ser esporádicos o con menor frecuencia,
asociarse a síndromes como Von Hippel Lindau. El carcinoma de células claras es el subtipo más
frecuente (65-70%).
El CCR de células claras muestra un marcado realce en la fase corticomedular tanto en la TCMD
como en la RM. Puede contener cambios quísticos en un 15% de los casos y calcificaciones en un
porcentaje similar. La multicentricidad y bilateralidad es poco frecuente (menor del 5%),
mayoritariamente en los casos esporádicos. Pueden acompañarse de adenopatías, metástasis a
distancia e invasión vascular.
El CCR papilar es hipovascular y homogéneo, con un grado de realce corticomedular notablemente
menor que el de células claras. Si el tumor es grande también puede mostrar degeneración
quística, necrosis, calcificaciones, etc.
El CCR cromófobo suele tener un realce homogéneo de intensidad moderada y puede presentar
una cicatriz central, hallazgo clásicamente asociado al oncocitoma.

Carcinoma de células transicionales


Segunda neoplasia más habitual en adultos.
Son más frecuentes en la vejiga y con menor frecuencia afectan al uréter o pelvis renal.
Se presentan como masas hipovasculares o engrosamientos parietales, que pueden afectar a los
cálices, pelvis renal o al uréter. Pueden producir hidronefrosis obstructiva o invadir el parénquima
renal por contigüidad.
Oncocitoma
Tumor sólido benigno, que muestra realce y presenta cicatriz central. Con los métodos de
imágenes, son indistinguibles de un CCR de células claras con necrosis central.
A diferencia de los CCR, no presentan adenopatías ni tampoco invasión vascular.

Angiomiolipoma
Tumor renal benigno que contiene grasa, estructuras vasculares (a veces aneurismas) y músculo
liso. Pueden ser esporádiocos o asociarse a esclerosis tuberosa.
En ecografía se ven como lesiones hiperecogénicas por su elevado contenido de grasa. Su
ecogenicidad, no permite distinguirlo de un CCR. El diagnóstico fidedigno de angiomiolipoma se
realiza al demostrar grasa macroscópica en la TC o RM.
Pueden complicarse con hemorragias retroperitoneales (Sme de Wünderlich).

Pielonefritis
Los principales signos de pielonefritis aguda son aumento de tamaño del riñón, áreas hipodensas
de morfología triangular o con efecto de masa. Podemos observar también un aspecto estriado,
con bandas lineales hipodensas en la fase nefrográfica (nefrograma estriado). Otros signos son la
densificación grasa perirrenal y aumento del espesor de las paredes de la pelvis renal, de los
cálices y del uréter.

Litiasis renal
La TC es el método de diagnóstico por imágenes con mayor sensibilidad (superior al 97%), para la
detección de litiasis renales. Se visualizan como estructuras de alta densidad, en el sistema
excretor renal. La fase sin contraste endovenoso, es la más sensible para su detección.
En ecografía, se visualizan como estructuras ecogénicas, con sombra acústica posterior.
La radiografía directa de abdomen presenta menor sensibilidad para la detección de cálculos
renales, siendo de un 44 a un 77%.

Bibliografía:

Radiología del Carcinoma Renal; F. Bazan; El Sevier; https://www.elsevier.es/es-revista-radiologia-


119-articulo-radiologia-del-carcinoma-renal-S0033833813001835
Body TC con correlación RM; Lee: sagal; MARBAN; 2007
Radiopaedia; Adrenal Adenoma; https://radiopaedia.org/articles/adrenal-adenoma?lang=us
Radiopaedia; Bosniak Classification; https://radiopaedia.org/articles/bosniak-classification-
system-of-renal-cystic-masses?lang=us

También podría gustarte