Está en la página 1de 2

Normalmente, cuando hablamos del financiamiento de una empresa, pensamos en que la

empresa llega a pedir algún apoyo monetario a terceros, préstamos a bancos, etc. Pero el
autofinanciamiento es uno de los tipos de financiamiento más interesantes porque funciona sin
tomar préstamos o pedir aumentos del capital a los socios, o sea, todo es meramente interno, es
decir es la capacidad de no tener que pedir préstamos ya que se utiliza un porcentaje de los
beneficios generados por la compañía reinvertidos dentro de la misma.

La autofinanciación incluye todo tipo de financiamiento que proporciona a la empresa un


patrimonio adicional. El capital puede ingresar a la empresa a través de sus propios fondos y
puede usarse para inversiones, por ejemplo. Las formas más populares de autofinanciamiento
incluyen la emisión de acciones y la retención de las ganancias obtenidas.

El autofinanciamiento es un mecanismo económico y legal que te permite, a partir del pago de


una cuota, acceder a un determinado bien mediante un procedimiento previamente establecido.
Consiste en conformar un grupo que, de manera mensual, semanal o quincenal, suma una cuota
de capital y así, forman un fondo común.
Este es administrado por un tercero, en su mayoría una persona moral, utilizando un fideicomiso,
un fideicomiso es un contrato legal por medio del cual una persona da a otra el permiso de poseer
el título de propiedad o activos a favor de un tercero, que, en este caso, es la empresa.
Los integrantes del autofinanciamiento tienen la obligación de contribuir periódicamente
al fondo común o fideicomiso. Esto se realiza según lo estipulado en el contrato de
adhesión. Solo es posible librarse de las obligaciones del contrato a través de un traspaso o
cancelación.

Liberar el contrato implica un gasto, ya que para garantizar las aportaciones


restantes, la empresa contrata a nombre del cliente un seguro de vida e
incapacidad permanente, por lo que al revocarlo, el cliente sufrirá una
penalización.

Como ya vimos, cuando la dirección de la empresa decide retener algunos


beneficios disfruta de una mayor autonomía debido a que, en primer lugar, no necesitará
de tramites molestos para solicitar algún crédito y logrará ahorrar costos que surgen de los
intereses del capital brindado por terceros, y, por lo tanto, puede que en un futuro no existan
nuevos accionistas o acreedores que exijan participar en la gestión de la empresa.
Aunque también la autofinanciación excesiva, hace que se acumulen montos
importantes con los cuales los accionistas no pueden hacer uso de los beneficios de la
empresa, ya que, si bien, el sacrificio debe ser compensado con mayores beneficios en el
futuro, también es cierto que muchos accionistas querrán que se distribuyan las utilidades
para satisfacciones personales particulares.
La clave radica en el equilibrio entre el autofinanciamiento y la distribución de
utilidades, atendiendo a las necesidades de crecimiento de la compañía, como así también
el desarrollo patrimonial de los accionistas de la empresa.
En la conformación del autofinanciamiento el monto se obtiene al dividir el precio del bien
entre el número de integrantes. Esta cantidad se debe dar a conocer a los participantes
antes de integrarse de forma definitiva a este sistema. A la mensualidad se le debe sumar
el costo de un seguro de vida, una cuota por administración más, seguro de daños y el
factor de actualización del costo del bien.

También podría gustarte