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I.

EL PROCEDIMENTALISMO

Para Conocer cómo es que se pasó del procedimentalismo al proceso es


necesario partir desde el inicio de todo, es decir conocer cómo es que se dio el
inicio del procedimentalismo y que fue el factor detonante para hacer que este
llegara a su fin.

Si bien es cierto el procedimentalismo viene siendo una tendencia metodológica o


método empleado por aquellos investigadores en este campo, al que
denominamos procedimentalista, dicho método se centra en el estudio de los
procedimientos tanto en su cronología y la secuencia de las acciones procesales
de principio a fin.

Según lo descrito por Alonzo Furelos Juan (2014) “Se puede afirmar que el
procidentalismo apareció en España a finales del siglo XVIII, y el primer autor
mencionado fue Jesús Acevo Rico, cuyo nombre aparece en el primer volumen de
su obra, de ahí el noble 'Conde de La Cañada'. De igual manera nos dice que en
Europa, el surgimiento del procedimentalismo precedió y resultó de la codificación
de los cuerpos procesales. Pueden señalarse como países anfitriones donde
aparece la codificación por primera vez a Prusia a fines del S. XVIII y a Francia a
comienzos del S. XIX merced al influjo napoleónico”. Tengo entendido que el
momento de su primera aparición en España es 2/3 del siglo XIX, tras la muerte
de Fernando VII.

La codificación exige la consagración del principio de legalidad hasta el punto de


que el contenido de la ley es la abundancia de dicho principio, y lo que no está en
la ley no existe en el mundo y no se puede considerar que exista
independientemente. tu interpretación En nuestro caso, la ley procesal en
Corregidora viola una práctica antigua y diferente.

De igual manera es difícil precisar y fechar el momento final del


procedimentalismo. Pero es posible afirmar que la aceptación de la doctrina
procesal en España se viene produciendo desde 1920 y supone la decadencia y
desaparición de esta corriente doctrinal. En particular, se señala como fecha
importante el año 1930, cuando Francisco Beseña fue nombrado Rector de
Derecho Procesal en Madrid (convocado a concurso de méritos en 1929). Este fue
el broche de oro a este movimiento educativo y ha continuado desde ese día. Para
1936 ya estaba muy desprestigiado y tras la guerra civil ya no significa nada, al
menos en el mundo universitario de nuestra asignatura.

Según la teoría de Alonzo J. (2014) el procedimentalismo contara con 3 etapas, su


etapa inicial, su segunda etapa que es el apogeo de la doctrina y por último la
etapa de su declive.

 PRIMERA ETAPA: Desde la muerte de Fernando VII en 1833 hasta 1855


cuando entró en vigor el primer Código de enjuiciamiento Civil. Contiene la
siguiente información: a pesar de los precedentes establecidos por José
Febrero y sobre todo el Conde de la Cañada no fueron suficientes para la
creación de los factores concurrentes y concatenados decisivos. Si bien es
cierto que la codificación apareció por 1830 no se encontró obra alguna que
hablara de la misma. Y por último Entre 1840 y 1855 los escritores ya
conocían ese método, porque después de 1840 existían borradores
privados de códigos de procedimiento civil y penal codificados.
 SEGUNDA ETAPA: 1855-1881 y sólo para el proceso civil. Los comentarios
a la LEC de 1855 de Hernández de la Rúa y Manresa Navarro aparecen de
esa fecha 1855-58. Son extensos en comparación con los comentarios de
las anteriores Partidas y Compilaciones de los siglos XVI-XVIII, pero breves
en comparación con los actuales. Aparecen los Manuales de la disciplina
dedicados a la LEC 1855 en mayor número que en épocas anteriores.
Destacan los de Ortiz de Zúñiga con su Práctica Forense de su 4ª edición
(1855); Gómez de la Serna con sus Procedimientos judiciales de la 2ª
(1856) y sus Razones de la Ley de Enjuiciamiento Civil (1857); Nougués y
Secall (1856); Juan María Rodríguez (4ª Edición 1856) y Caravantes con el
Tratado histórico crítico razonado de los procedimientos judiciales publicado
en 1856-58.
 TERCERA ETAPA: De 1881 a 1936 en el proceso civil y de apogeo en el
penal. La aportación doctrinaria al litigio civil es de escasa calidad. Los
comentarios de Manresa y Reus sobre la LEC de 1881 se limitan a seguir el
sistema de las anteriores, actualizando la LEC de 1855 a la actual de 1881
y destacando la novedad introducida por esta última. Los mejores autores y
manuales incluyen los de Fábrega y Cortés (Procedimientos judiciales y
práctica forense) y Aguilera de Paz y Rives Martí (Ley judicial española
1920-23), por lo que los manuales apenas destacan.
II. REFERENCIAS

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