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L a l e y O l i mpi a y la im portan cia de

es p a cio s v i r t ual es libres de violen cia s e xua l


Por Tania González

Todas las prácticas y conductas que llevamos a cabo en línea, mediante el uso de aparatos de creación,
difusión y transmisión de datos, pueden considerarse como el ejercicio de un derecho o, según sea el caso,
como un acto que cause un daño. Es justamente en el daño a la privacidad e intimidad sexual en donde se
inscribe la violencia digital.
Para prevenir dicha violencia, varios países tienen leyes que atienden a esta problemática. En México, por
ejemplo, se encuentra la ley Olimpia. ¿Sabes por qué se llama así?
La Ley Olimpia es el resultado de un activismo feminista, ahora te contamos por qué. Olimpia Coral es una
joven estudiante originaria del estado de Puebla en México. Cuando Olimpia tenía 18 años, su novio le
propuso hacer un video de contenido íntimo. El video se viralizó de forma masiva, tanto en la prensa local
como en redes sociales. A raíz de esto, Olimpia fue víctima de toda clase de extorsiones, chantajes, burlas y
humillaciones.
Gracias al apoyo de su madre y de otras mujeres, ella se dio cuenta de que no era culpable por la
viralización del video, sino que había sido víctima de una agresión derivada de la difusión de ese contenido
sin su consentimiento.
Olimpia, al darse cuenta de que no había una ley que pudiera proteger su caso y el de otras víctimas, se dio
a la tarea de proponer ante el congreso local de Puebla una iniciativa para reformar el código de delitos.
Actualmente, la difusión de contenido íntimo sin consentimiento es un delito en 28 estados de la república
mexicana y a nivel federal.
Al llegar a este punto del relato es posible que te estés preguntando: ¿hacer sexting es malo? ¿Compartir
material íntimo de contenido erótico-sexual con tu pareja es incorrecto o está prohibido? ¿Enviar una
nude es en sí mismo una violencia?
¡NO! Compartir una nude, pasar el pack (carpeta con archivos de contenido íntimo) —es decir, la
producción y difusión de contenido— no está mal. De hecho, se trata de actos de libertad que podemos
llevar a cabo como un ejercicio de nuestros derechos sexuales. Así como tenemos derecho a relacionarnos
sexo-afectivamente con cualquier persona, a recibir educación sexual y a tener servicios de salud, también
tenemos derecho a manifestar nuestra sexualidad de la forma que queramos.
La cuestión no es, en sí misma, la producción del contenido o su difusión, siempre que esté de por medio el
consentimiento. ¿Y qué es esto?
El consentimiento es la aceptación explícita de una persona, tanto para crear el contenido como para
compartirlo. Para que exista el consentimiento es necesario que entre las partes involucradas no se rompan
los acuerdos de privacidad y se respete la intimidad de las y los participantes.
¿Cómo saber si tenemos el consentimiento de una persona para hacer sexting?
• Si no tienes un ‘sí’ explícito de la persona —ya sea de aquella a la que le enviarás el contenido, o de
aquella con quien se crea contenido íntimo en conjunto—, entonces no hay consentimiento.
• Si tu pareja ya había dicho que sí y al empezar a grabar o tomar las fotos cambia de opinión, entonces
no hay consentimiento.
• Si ya se sacaron las fotos y tu pareja se arrepiente, entonces no hay consentimiento.
• Si se acabó la relación de noviazgo, entonces no hay consentimiento.
En estos casos, lo correcto es borrar todas las fotos, videos, texto, y demás contenido que se haya
recibido durante la relación.

Consejos
Nadie está exenta o exento de vivir violencia digital. Aquí van algunos consejos para que no te pase:
• Toma las fotos de tal manera que no sea posible identificarte. Para ello, puedes tratar de ocultar tu
rostro, y que no aparezcan marcas, cicatrices o tatuajes.
• Comparte el contenido por aplicaciones de mensajería segura con chats ocultos, como Telegram o
Signal.
• Edita las fotos con el nombre de la persona a quien se las enviarás, o con una marca de agua. • De esta
manera, en caso de que se filtre el contenido, podrás identificar quién lo hizo.
• No guardes las fotos en ningún dispositivo, nube o plataforma. Es mejor que todos tus archivos de
contenido íntimo se queden en memorias externas o que sean eliminados después de una práctica
sexual.
No hay que dejar de insistir en que los daños y las consecuencias de la violencia digital existen y son reales.
El reconocimiento de dicha violencia por parte del ámbito social y jurídico también abre la oportunidad de
considerar al entorno digital como un espacio de derechos, concretamente de los derechos sexuales.
¿Cómo cambiaría la concepción de nuestros cuerpos, de nuestra autonomía y de nuestra sexualidad
sabiendo que podemos ejercer el sexting sin culpa?
La historia de Olimpia puede ser la historia de cualquiera de nosotras, por lo que tener conocimiento de esta
nueva modalidad de violencia nos puede servir para construir espacios digitales libres de violencia de
género.
Por tanto, habría que defender que la privacidad, la intimidad, la información y la comunicación deben ser
derechos de pleno respeto.

Fuentes:
Procuraduría Federal del Consumidor. (2021, 26 de abril). “La “Ley Olimpia” y el combate a la violencia digital”. Gobierno
de México. https://www.gob.mx/profeco/es/articulos/la-ley-olimpia-y-el-combate-a-la-violencia-digital?idiom=es

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