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La danza de los viejitos es tradicional de Jarácuaro, Michoacán.

Esta danza es propia del pueblo Purépecha, nación indígena que dominó gran
parte del territorio mexicano en la época prehispánica, se le relaciona con un ritual
en honor de Huehuetéotl, el “Dios del fuego” o “Dios viejo”.
Se interpretaba para pedir buenas cosechas, para hacer llegar la lluvia en tiempos
de sequía o también para pedir salud para los enfermos.
En ella participan cuatro hombres con el traje tradicional de la danza de los
viejitos, el cual se compone de pantalones y camisa de manta blanca, prendas que
vistieron tradicionalmente los campesinos michoacanos.
Cubierta por un colorido jorongo, con bordados que varían según la región, por lo
general, es de grecas o de rombos que simbolizan las estrellas.
También calzan huaraches con suela de madera que ayuda acentuar mejor el
zapateado durante la danza. El sonido del golpeteo simboliza la lluvia abundante
que debe regar los campos y la energía con la que se realiza la Danza de los
Viejitos, la fortaleza de los purépechas.
Los danzantes llevan la cara cubierta con máscaras hechas de madera o pasta de
caña que inicialmente representaban a “Taré”, deidad solar purépecha, y
posteriormente a los españoles.
Para simular la cabellera de los viejitos se utiliza fibra de zacate.
El atuendo se complementa con un sombrero adornado de listones multicolores, la
forma circular del sombrero simboliza al sol y los listones a sus rayos. Los colores
tradicionales de las cintas son blanco, amarillo, azul y rojo, representando las
tonalidades de las variedades de maíz que abundan en Michoacán.
Y un bastón llamado mulita, que simboliza la tarecua que es un instrumento
utilizado para horadar la tierra y depositar las semillas en la milpa.

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