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Las pérdidas y sus duelos

Loss and mourning

I. Cabodevilla

RESUMEN
El ser humano necesita de los vínculos para crecer
y desarrollarse. Cuando algunos de esos vínculos se ABSTRACT
rompen, surge un periodo de gran intensidad emocio- The human being needs ties to grow and develop.
nal al que llamamos duelo. When some of these ties are broken a period of great
Si la pérdida es radical y definitiva, como en el intensity arises that we call mourning.
caso de la muerte, todas las dimensiones de la persona If the loss is radical and definitive, as in the case of
se ven afectadas (dimensión física, emocional, cogniti- death, all of the person’s dimensions are affected (the
va, conductual, social y espiritual) de tal manera que la physical, emotional, cognitive, behavioural, social and
persona se puede llegar a sentir incapaz de superarlo spiritual dimensions), to such an extent that the
y/o desarrollar un duelo patológico que requerirá la person can feel unable to overcome this and/or
intervención profesional para su recuperación. develop a pathological mourning that requires
Son muchos los factores que intervienen en el tipo professional intervention for recovery.
de duelo, como circunstancias de la muerte, relación Many factors intervene in the type of mourning,
con el fallecido, personalidad y antecedentes del such as circumstances of the death, relation to the
deudo y, el contexto sociofamiliar. deceased, personality, previous experience and the
Para el completo restablecimiento de una pérdida, socio-family context.
el deudo atravesará una serie de etapas o fases y debe- For there to be complete recovery following a loss,
rá realizar cuatro tareas fundamentales: 1. Aceptar la the person affected passes through a series of stages
realidad de la pérdida. 2. Expresar las emociones y el or phases and must carry out four basic tasks: 1.
dolor. 3. Adaptarse a un medio en el que el ser querido Accept the reality of the loss. 2. Express emotions and
está ausente. 4. Recolocar emocionalmente al fallecido pain. 3. Adapt to a setting from which the loved one is
y continuar viviendo. absent. 4. Emotionally resituate the deceased and
Palabras clave. Pérdidas. Duelo. Tipos. Interven- continue living.
ción. Key words. Loss. Mourning. Types. Intervention.

An. Sist. Sanit. Navar. 2007; 30 (Supl. 3): 163-176.

Unidad de Cuidados Paliativos. Hospital San Correspondencia:


Juan de Dios. Pamplona. Iosu Cabodevilla Eraso
C/ Ansoleaga 16, 3º
31001 Pamplona

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I. Cabodevilla

“Aprender a vivir es aprender a des- El dolor por la pérdida, por las pérdi-
prenderse”. das, es parte de nuestra condición huma-
na, de nuestra naturaleza, deuda de nues-
SOGYAL RIMPOCHÉ.
tra estirpe atada al tiempo y a lo fugaz.
El libro tibetano de la vida
y de la muerte. Considerar la muerte de una persona
querida como un tipo de pérdida, más que
verla como algo único y totalmente dife-
rente, nos va a permitir integrarla en un
INTRODUCCIÓN modelo más amplio de las reacciones
El ciclo vital de la especie humana está humanas.
marcado por una infancia prolongada que Podemos, pues, considerar que el
condiciona el desarrollo de una conducta duelo es producido por cualquier tipo de
compleja, en la que queda de manifiesto pérdida, y no sólo es aplicable a la muerte
que el ser humano es un animal sociable de una persona. Por lo tanto el proceso de
por necesidad, y no por elección. duelo se realiza siempre que tiene lugar
Siendo tan importantes para la persona una pérdida significativa, siempre que se
las relaciones sociales, cuando esos lazos pierde algo que tiene valor, real o simbóli-
afectivos se rompen por fallecimiento del co, consciente o no para quien lo pierde3.
ser querido a la que está vinculado, lo que
El médico paliativista Gómez Sancho4
se produce es un estado afectivo de gran
corrobora esta idea y señala: «la pérdida
intensidad emocional al que llamamos
no está forzosamente ligada a la muerte
duelo.
que, sin embargo, constituye el paradigma
La elaboración de las pérdidas es posi- del duelo. La muerte imprime al duelo un
blemente un tema central en la existencia carácter particular en razón de su radicali-
humana. dad, de su irreversibilidad, de su universa-
lidad y de su implacabilidad. Una separa-
A lo largo de la vida, desde el naci- ción no mortal deja siempre abierta la
miento como primera dolorosa separa- esperanza del reencuentro».
ción, bajo la influencia de nuestra cultura,
del bagaje genético, de nuestro medio Pangrazzi5 enumera una gran cantidad
social, influidos por nuestra historia per- de tipos de pérdidas que he condensado
sonal llena de datos biográficos, viajamos en cinco bloques:
a lo largo del ciclo de nuestra existencia,
1. Pérdida de la vida. Es un tipo de pér-
en un continuo discurrir de vínculos y de
dida total, ya sea de otra persona o
pérdidas1.
de la propia vida en casos de enfer-
Efectivamente, desde el propio naci- medades terminales en el que la per-
miento, como la primera dolorosa separa- sona se enfrenta a su final.
ción, la vida de cada uno de nosotros, de
2. Pérdidas de aspectos de sí mismo.
nosotras, es un continuo de pérdidas y
Son pérdidas que tienen que ver con
separaciones, hasta la última y probable-
la salud. Aquí pueden aparecer tanto
mente más temida, que es la de la propia
pérdidas físicas, referidas a partes
muerte y la de nuestros seres queridos.
de nuestro cuerpo, incluidas las
Todas las pequeñas o grandes separa- capacidades sensoriales, cognitivas,
ciones que vamos viviendo, no solamente motoras, como psicológicas, por
nos recuerdan la provisionalidad de todo ejemplo la autoestima, o valores,
vínculo, sino que nos van preparando para ideales, ilusiones, etc.
el gran y definitivo adiós.
3. Pérdidas de objetos externos. Aquí
Cada pérdida acarreará un duelo, y la aparecen pérdidas que no tienen
intensidad del duelo no dependerá de la que ver directamente con la persona
naturaleza del objeto perdido, sino del propiamente dicha, y se trata de pér-
valor que se le atribuye, es decir, de la didas materiales. Incluimos en este
inversión afectiva invertida en la pérdida2. tipo de pérdidas al trabajo, la situa-

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LAS PÉRDIDAS Y SUS DUELOS

ción económica, pertenencias y alguien con valor significativo8. Por lo


objetos. tanto podemos afirmar que el duelo es un
4. Pérdidas emocionales. Como pue- proceso normal, una experiencia humana
den ser rupturas con la pareja o por la que pasa toda persona que sufre la
amistades. pérdida de un ser querido. Así es que no se
trata de ningún suceso patológico. Incluso
5. Pérdidas ligadas con el desarrollo. hay quien sostiene que el duelo por la pér-
Nos referimos a pérdidas relaciona- dida de un ser querido es un indicador de
das al propio ciclo vital normal, amor hacia la persona fallecida. No hay
como puede ser el paso por las dis- amor sin duelo por la pérdida.
tintas etapas o edades, infancia, ado-
lescencia, juventud, menopausia, La forma en que comprendemos el pro-
vejez, etc. ceso de duelo está relacionada con la
forma en que manejamos la muerte en el
El proceso de duelo se realiza siempre medio cultural en el que nos movemos y
que tiene lugar una pérdida. ha ido evolucionando según las distintas
épocas por las que ha atravesado la huma-
¿QUÉ ES EL DUELO? nidad.
Duelo es un término que, en nuestra A lo largo de los siglos, el proceso de
cultura, suele referirse al conjunto de pro- “buena” o “mala muerte” ha variado.
cesos psicológicos y psicosociales que
En la Edad Media, “la buena muerte”
siguen a la pérdida de una persona con la
era la que ocurría de forma lenta y anun-
que el sujeto en duelo, el deudo estaba psi-
ciada y se hacía de forma asistida. Por el
cosocialmente vinculado6. El duelo, del
contrario, la inadecuada era la que llegaba
latín dolus (dolor) es la respuesta emotiva
de forma repentina.
a la pérdida de alguien o de algo.
En los siglos XIV al XVIII, el dolor y la
Duelo para la Real Academia de Lengua
agonía con sufrimiento adquieren un nota-
tiene varios significados:
ble valor religioso y se consideraba una
1. Dolor, lástima, aflicción o sentimiento. muerte adecuada9. En la actualidad cada
2. Demostraciones que se hacen para vez más el duelo, como la muerte, tienden
manifestar el sentimiento que se a ser “echados” del mundo público y tie-
tiene por la muerte de alguien. nen que refugiarse más y más en lo priva-
3. Reunión de parientes, amigos o invi- do10. En efecto, la actitud social ante la pér-
tados que asisten a la casa mortuo- dida afectiva ha seguido y está siguiendo
ria, a la conducción del cadáver al en nuestro entorno social un camino para-
cementerio o a los funerales. lelo a la actitud social ante la muerte.
4. Hay otro sentido de duelo, al menos La muerte ha dejado de considerarse
en castellano, que hace referencia a una parte de la vida, su final, convirtiéndo-
desafío, combate entre dos, que se en algo molesto de lo que ya no se habla
algunos autores han querido relacio- ni tan siquiera con quien la está vivencian-
narlo con la elaboración del duelo y do cercana.
el desafío que supone la organiza- La actitud social ante los duelos, en
ción de la personalidad del deudo. nuestro medio, es de presión hacia su ocul-
El experto e investigador J. Bowlby7 tación y aislamiento.
define el duelo como “todos aquellos pro- La alteración del morir humano es, qui-
cesos psicológicos, conscientes e incons- zás, una de las novedades más llamativas
cientes, que la pérdida de una persona de finales del siglo pasado y como conse-
amada pone en marcha, cualquiera que cuencia de ella, es preciso abordar qué sig-
sea el resultado”. nifica morir dignamente en una sociedad
En efecto, el duelo es esa experiencia tecnológica.
de dolor, lástima, aflicción o resentimiento En épocas anteriores era habitual que
que se manifiesta de diferentes maneras, la muerte fuera mucho más pública de lo
con ocasión de la pérdida de algo o de que es ahora. La gente solía morir en sus

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casas, entre la familia, amigos y vecinos, el degenerar en enfermedades mentales e


enfermo se preparaba consciente y lúcida- incluso físicas que irán desmoronando
mente. Hoy, sin embargo, ha cambiado la nuestro equilibrio vital.
forma de morir, se prefiere en general una El sufrimiento admite cierto movimien-
muerte rápida, instantánea, sin darse to del sufriente, puede enfrentarse a él,
cuenta uno que se muere. La muerte que darle vueltas, incluso intentar entender su
se desea es la que no turba, la que no pone significado, sus conexiones. Nadie nos
en compromiso a los supervivientes. puede quitar el sufrimiento, pero la lucidez
En la mayoría de las culturas la expre- y capacidad de mirarlo cara a cara es ya el
sión de dolor individual tiene un sitio en el inicio de un camino para superarlo.
marco del ritual del duelo público, sin Poder expresar, decir el propio sufri-
embargo en nuestro medio social actual miento es un paso hacia su superación.
aparece relativamente controlada y poco Sabida es la función terapéutica de la pala-
expresiva. Apenas se viven ya aquellas bra, de la articulación de lo que a uno le
explosiones y gestos apasionados de pasa ante alguien que escucha.
dolor, rabia y desesperación propio de
Es cierto que la cultura actual ignora,
hace algunas décadas. Por hondo que sea
oculta o evade la muerte. Se la considera y
el dolor de los deudos no está bien visto
se la trata como un tabú. Además muchas
manifestarlo de una manera pública y en la
veces, tal vez demasiadas, la soledad, el
práctica no se hace. Cada día más, los
miedo, el abandono y la impotencia com-
familiares prefieren realizar los funerales
ponen el último acto de la vida.
y/o entierro en la más estricta intimidad.
Todo esto está sucediendo a pesar de
Como señala F. Torralba11, en todo ser
un movimiento que vuelve a interesarse
humano convive el abismo de la fragilidad
por la muerte y el duelo.
y vulnerabilidad. Afirmar que el ser huma-
no es vulnerable significa decir que es frá-
gil, que es finito, que está sujeto a la enfer- ALGUNOS MODELOS PARA
medad y al dolor, al envejecimiento y a la COMPRENDER EL DUELO
muerte. La tesis de que el ser humano es Han sido muchos los pensadores que
vulnerable, constituye una evidencia fácti- han intentado explicar el fenómeno del
ca, no precisamente de carácter intelec- duelo.
tual, sino existencial. La enfermedad cons- Ya los trabajos de Freud12 en su obra
tituye una de las manifestaciones más “Duelo y melancolía “(1917) define los
plásticas de la vulnerabilidad humana. objetivos de la elaboración del duelo en: 1.
El ser humano es vulnerable y ello afec- La retirada de la libido invertida en el obje-
ta a todas y cada una de las dimensiones o to. 2. Su sana reinversión en otro objeto.
facetas. La vulnerabilidad está arraigada a En definitiva13 Freud creó un modelo de
su ser, a su hacer y a su decir. Decir que es duelo muy directamente inspirado por la
vulnerable, significa afirmar que no es depresión, la melancolía, y en el cual las
eterno, que no es omnipotente, que puede relaciones con los demás, con los “obje-
acabar en cualquier momento. Significa tos”, son el elemento fundamental de la
afirmar que lo que hace puede ser indebi- pérdida que se experimenta con el duelo,
do, que lo que dice con sus palabras o sus es decir, cuando se pierde afectivamente
silencios pueden ser equívocos. algo o a alguien significativo, se pierde una
Es el sufrimiento el que nos revela y parte del yo, del mundo interno, de la
nos pone en contacto con nuestra vulnera- estructura personal.
bilidad. Dentro de los modelos psicoanalíticos,
El sufrimiento causado por la pérdida Melaine Klein14 insistió en que cada duelo
constituye, en muchos casos, una expe- reaviva la ambivalencia residual, nunca
riencia penetrante hasta el núcleo de nues- completamente elaborada, con respecto a
tro ser, como muy pocas otras cosas pue- nuestro objeto primigenio. El duelo, para
den hacerlo. Si no aprendemos a asimilar Melaine Klein, supone alteraciones más
los sufrimientos de las pérdidas pueden profundas de nuestra relación con nues-

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LAS PÉRDIDAS Y SUS DUELOS

tros recuerdos, con nuestras representa- mo protector, da a las personas tiem-


ciones mentales conscientes e inconscien- po y oportunidad de abordar la infor-
tes que nos vinculan con la madre, el mación recibida, es una especie de
padre, la familia originales. evitación de la realidad.
Otro modelo es el de la teoría del vín- 2. Fase de anhelo y búsqueda. Marcada
culo de Bowlby15. Esta teoría describe el por la urgencia de encontrar, reco-
desarrollo psicoemocional sano en el ser brar y reunirse con la persona difun-
humano. La persona desarrolla de forma ta, en la medida en que se va toman-
instintiva vínculos (apegos). El manteni- do conciencia de la pérdida, se va
miento de un vínculo se experimenta como produciendo la asimilación de la
fuente de seguridad y dicha16. nueva situación. La persona puede
La meta de la conducta de apego es man- aparecer inquieta e irritable. Esa
tener un vínculo afectivo. Cuando tales vín- agresividad a veces se puede volver
culos se ven amenazados o rotos, se susci- hacia uno mismo en forma de auto-
tan intensas reacciones emocionales. rreproches, pérdida de la seguridad
y autoestima.
Parkes17 ha sido otro estudioso del
tema con su teoría de constructos perso- 3. Fase de desorganización y desespera-
nales, sugiriendo que la experiencia de ción. En este periodo que atraviesa el
duelo da lugar a grandes cambios en el deudo son marcados los sentimien-
espacio vital del individuo. La persona tos depresivos y la falta de ilusión
establece vínculos afectivos con los ele- por la vida. El deudo va tomando
mentos de su espacio vital y los vivencia conciencia de que el ser querido no
como propios. En el duelo, el individuo volverá. Se experimenta una tristeza
debe renunciar a los constructos acerca profunda, que puede ir acompañada
del mundo que incluía al fallecido y a él de accesos de llanto incontrolado. La
mismo en relación al fallecido, y por lo persona se siente vacía y con una
tanto, ha de desarrollar un nuevo esquema gran soledad. Se experimenta apatía,
de constructor acerca del mundo acorde a tristeza y desinterés.
sus nuevas circunstancias vitales. 4. Fase de reorganización. Se van adap-
Tradicionalmente se ha entendido el tando nuevos patrones de vida sin el
duelo como un proceso que sigue unas fallecido, y se van poniendo en fun-
fases, que van desde el inicio a la resolu- cionamiento todos los recursos de
ción del mismo. la persona. El deudo comienza a
establecer nuevos vínculos.
Diversos autores (Bolwy, Parkes, Engel;
Sanders)18 han definido distintas fases o El conocer las manifestaciones y las
etapas que con algunos matices se pueden fases del duelo tienen una utilidad prácti-
apreciar elementos comunes. Estas fases ca, si entendemos que las fases son un
son un proceso y no secuencias o etapas esquema orientativo y no rígido, que nos
fijas, de tal manera que no reproduce un puede guiar a la hora de saber en qué
corte claro entre una y otra fase, y existen situación se encuentra la persona en su
fluctuaciones entre ellas. proceso de duelo.
A continuación vamos a describirlas El psiquismo, por su propia dinámica
brevemente: interna se cura a si mismo, como un rasgu-
ño en nuestra piel, pero esto ocurre sólo si
1. Fase de aturdimiento o etapa de nos enfrentamos al dolor en vez de negarlo.
shock. Es como un sentimiento de
incredulidad; hay un gran descon-
cierto. La persona puede funcionar
VIVENCIAS DE LA PERSONA EN
como si nada hubiera sucedido. DUELO
Otros, en cambio, se paralizan y per- En general en todos los duelos existi-
manecen inmóviles e inaccesibles. En rán muchas características comunes,
esta fase se experimenta sobre todo puesto que parten de una información
pena y dolor. El shock es un mecanis- básica heredada y en íntima relación con

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nuestra supervivencia. Sin embargo, la dades. Los más habituales son: sentimien-
experiencia, el aprendizaje, la personali- tos de tristeza, enfado, rabia, culpa, miedo,
dad, y otra serie de factores externos, ansiedad, soledad, desamparo e impoten-
como pueden ser otros vínculos, moldea- cia, añoranza y anhelo, cansancio existen-
ran de forma individual la respuesta de cial, desesperanza, abatimiento, alivio y
duelo en cada individuo. liberación, sensación de abandono, amar-
Las emociones son parte del legado gura y sentimiento de venganza.
genético de nuestra especie, que permane- Voy a profundizar un poco más en algu-
cen en nuestras células. Y aunque somos no de estos sentimientos. Así, respecto a la
un todo interdependiente, podemos distin- tristeza, destacaremos que si antes de
guir distintas dimensiones de nuestro ser morir la relación con el ser querido se ha
que se verán afectadas de diferente mane- sanado y se ha podido expresar el afecto,
ra ante la experiencia de duelo. el manejo de la tristeza será menos com-
Todas estas manifestaciones que a con- plejo. Si no se ha podido expresar, todavía
tinuación vamos a señalar de manera estamos a tiempo de aliviar la pena
sucinta deben ser matizadas por el hecho mediante técnicas de visualización etc.
de que la expresión de duelo no es univer- Generalmente las penas compartidas en
sal, ni uniforme, ni homogénea, y posee un grupo de personas en duelo con situa-
diferentes matices, expresiones, ritos y ciones parecidas es un alivio. El remedio
comprensiones desde variables sociocul- más eficaz para la tristeza es el consuelo,
turales. que fundamentalmente habrá que buscar-
lo en el interior de uno mismo, de una
En efecto, nunca hay que olvidar que misma, sin menospreciar el que se recibe
las manifestaciones de duelo no son uni- del exterior por otros seres queridos.
versales, generalizables, sino que vienen
mediadas por la cultura en las que sucede. Si el origen de la tristeza está más bien
en que no dio tiempo a despedirse o a
De las manifestaciones externas del manifestarle a la persona difunta todo lo
duelo, señala Tizón19, no puede deducirse que significaba para el deudo, se le puede
la intensidad del dolor privado. sugerir a este que escriba una carta de
Veamos las vivencias más comunes en despedida. Una carta sincera, escrita
nuestro medio20: desde el corazón.
Dimensión física. Se refiere a las El sentimiento de culpa suele aparecer
molestias físicas que pueden aparecer a la con cierta frecuencia. Si la causa de la
persona en duelo. Sequedad de boca, culpa puede subsanarse en alguna medida
dolor o sensación de “vacío” en el estóma- mediante actos físicos o materiales, es
go, alteraciones del hábito intestinal, opre- buena idea estimular al deudo para que los
sión en el pecho, opresión en la garganta, realice.
hipersensibilidad a los ruidos, disnea, pal-
Quizás algún tipo de ritual en el que
pitaciones, falta de energía, tensión mus-
solicitamos el perdón del ser querido
cular, inquietud, alteraciones del sueño,
pueda aliviar. Relacionado con esta estra-
pérdida del apetito, pérdida de peso, mare-
tegia, si la persona es creyente, pedir per-
os. Algunas investigaciones han demostra-
dón mediante alguna oración, sabiendo
do que las situaciones de estrés están ínti-
que la persona difunta nos puede escuchar
mamente relacionadas con la
desde otra dimensión, puede dar buen
inmunodepresión y, por tanto, el organis-
resultado.
mo humano es más vulnerable a enfermar.
Y obviamente la muerte de un ser querido Nunca sobra en el trabajo de duelo, si
es una de las experiencias más estresan- aparece la culpabilidad, el intentar objeti-
tes. vizar los comportamientos, ya que en
Dimensión emocional. Aquí señalamos muchas ocasiones son más fruto de nues-
los sentimientos que el deudo percibe en tras autoexigencias que de la realidad.
su interior. Los estados de ánimo pueden Cuando el sentimiento predominante
variar y manifestarse con distintas intensi- es la rabia, deberemos entender que se

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LAS PÉRDIDAS Y SUS DUELOS

trata de un mecanismo de compensación • Contexto sociofamiliar. Ausencia de


del dolor sentido. La mejor herramienta es red social de apoyo, problemas eco-
canalizar y expresar la rabia. La actividad nómicos, hijos pequeños que cuidar.
física con gran esfuerzo suele ser un buen Si bien es cierto que no todo proceso
remedio para calmar esa rabia que nos de duelo requiere de una intervención pro-
oprime, así como el romper papeles, o gol- fesional y que la gran mayoría de las per-
pear un cojín o quizás el gritar en un lugar sonas pueden adaptarse a la vida de nuevo
seguro. a pesar de la pérdida, numerosos estudios
Dimensión cognitiva. Se refiere a lo han relacionado las muertes cercanas con
mental. Dificultad para concentrarse, con- alteraciones de la salud de quienes la
fusión, embotamiento mental, falta de inte- sufren.
rés por las cosas, ideas repetitivas, gene- En un estudio reciente sobre la inci-
ralmente relacionadas con el difunto, dencia de duelos de riesgo en familiares de
sensaciones de presencia, olvidos frecuen- primer grado (cónyuge o conviviente,
tes. padres-madres, hijos-hijas) en una unidad
Dimensión conductual. Se refiere a de cuidados paliativos22 se constató que le
cambios que se perciben en la forma de 24% de los familiares estudiados era sus-
comportarse con respecto al patrón pre- ceptible de un duelo de riesgo.
vio. Aislamiento social, hiperactividad o Creo muy interesante de cara al trabajo
inactividad, conductas de búsqueda, llan- clínico con personas en duelo, tener en
to, aumento del consumo de tabaco, alco- cuenta algunas de las conclusiones a las
hol, psicofármacos u otras drogas. que llegan autores que han investigado
Dimensión social. Resentimiento hacia sobre el duelo23 y que ponen en cuestiona-
los demás, aislamiento social. miento la concepción clásica desde el
ámbito clínico e investigador. En estos
Dimensión espiritual. Se replantean estudios nos recuerdan que:
las propias creencias y la idea de trascen-
dencia. Se formulan preguntas sobre el • Un gran número de personas presen-
sentido de la muerte y de la vida. ta reacciones de tristeza de muy
diversa intensidad, y que las reaccio-
nes más profundas no deberían reci-
FACTORES PREDICTORES DE bir el diagnóstico de “depresión”.
DUELO DE RIESGO
• Un número no desestimable de per-
Son circunstancias que harán más difí- sonas necesita más tiempo para
cil la elaboración del duelo21: recuperarse del que nuestra cultura
• Circunstancias alrededor de la muer- define como normal. Por consiguien-
te. Muerte repentina o inesperada. te el afrontamiento de la pérdida de
Pérdida ambigua. Muertes traumáti- un ser querido parece requerir un
cas de la muerte (suicidio, asesinato, lapso temporal más variado y, en
etc.). Pérdidas múltiples. Muerte de consecuencia, más flexible del que
un niño, de un joven. ha venido estipulándose.
• Algunas personas necesitan hablar y
• Relación con la persona fallecida.
expresar sus sentimientos sobre la
Relación de ambivalencia. Relación
pérdida en mayor medida y durante
simbiótica. Relación de gran depen-
más tiempo que otras. La regla social
dencia.
de que es inapropiado manifestar sen-
• Personalidad, antecedentes y carac- timientos negativos fuera del periodo
terísticas del deudo. Pérdidas pre- acotado por la cultura, priva a estas
vias no resueltas, deudo niño o ado- personas de satisfacer su necesidad;
lescente, antecedentes de depresión si además, tratan de ocultar su males-
y otros trastornos psicológicos, falta tar para no verse rechazadas o para
de habilidades sociales, baja autoes- no sentirse incomprendidas por las
tima. demás personas y no lo logran, pue-

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den llegar a pensar que no son nor- Aquí vamos a describir algunas formas
males o incluso que están desarro- de duelo más comunes.
llando una enfermedad mental. Duelo anticipatorio. Es un tipo de
• Un cierto número de personas nunca duelo en el que el deudo ya ha empezado
asume la pérdida con serenidad, aun- la elaboración del dolor de la pérdida sin
que haya transcurrido mucho tiempo que esta haya ocurrido todavía. Es una
desde la muerte de su ser querido, y forma de anticipar la pérdida que irreme-
compatibiliza sus sentimientos sobre diablemente ocurrirá en un corto periodo
la pérdida con una vida normal. Esto de tiempo. Este tipo de duelo es relativa-
se observa con más frecuencia en los mente frecuente cuando el ser querido se
casos de muerte repentina, acciden- encuentra en una situación de terminali-
tal o violenta, en los cuales se susci- dad, aunque no haya fallecido. Es una
tan con mayor facilidad sentimientos forma de adaptación a lo que va a llegar.
de injusticia, y es una reacción que Duelo crónico. El deudo se queda
no hay que asociar necesariamente a como pegado en el dolor, pudiéndolo
una patología. arrastrar durante años, unido muchas
• El afrontamiento de la pérdida de un veces a un fuerte sentimiento de desespe-
ser querido presenta un carácter ración. La persona es incapaz de rehacer
complejo que, en absoluto puede su vida, se muestra absorbida por cons-
verse reducido a la consecución de tantes recuerdos y toda su vida gira en
un desligamiento afectivo y mental torno a la persona fallecida, considerando
con respecto a la persona desapare- como una ofensa hacia el difunto restable-
cida. Es un hecho constatado que cer cierta normalidad.
muchas personas, aunque no nie- Duelo congelado o retardado. Se le
guen la muerte de la persona falleci- conoce también como duelo inhibido o
da, continúan hablando con ella pospuesto. Se presenta en personas que,
durante mucho tiempo, incluso en en las fases iniciales del duelo no dan sig-
ocasiones a lo largo de toda la vida, nos de afectación o dolor por el falleci-
sin que ello indique necesariamente miento de su ser querido. Se instaura en el
la existencia de una patología psíqui- deudo una especie de prolongación del
ca ni la detención de la recuperación. embotamiento afectivo, con la dificultad
Por el contrario, en la mayoría de para la expresión de emociones. En el
estos casos, tales manifestaciones de duelo congelado, a los deudos les cuesta
su vínculo con esa persona parecen reaccionar a la pérdida.
reconfortarlas y alentarlas a seguir Duelo enmascarado. La persona expe-
viviendo. rimenta síntomas (somatizaciones) y con-
ducta que le causan dificultades y sufri-
FORMAS DIFERENTES DE DUELO miento, pero no las relaciona con la
pérdida del ser querido.
La presencia o no de duelo patológico
se va a caracterizar, fundamentalmente, En este tipo de duelo, el deudo acude
por la intensidad y la duración de la reac- frecuentemente a los médicos aquejados
ción emocional. Por lo tanto, sí es posible de diferentes disfunciones orgánicas, pero
señalar que hay un duelo “normal” y otro calla el hecho de su pérdida reciente, ya
“patológico”, de acuerdo con la intensidad que no lo relaciona con ello.
del mismo y su duración. Duelo exagerado. También llamado
Parece que las personas que en su eufórico. Este tipo de duelo puede adquirir
niñez más temprana no han sido estimula- tres formas diferentes.
das y ayudadas a ser personas individua- • Caracterizado por una intensa reac-
les, con su identidad separada, posterior- ción de duelo. En este caso habrá
mente tienen dificultades para que estar atentos a las manifestacio-
desprenderse, tienden a aferrarse, y por nes culturales para no confundirlo
eso les resulta tan difícil elaborar el duelo. con ellas.

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LAS PÉRDIDAS Y SUS DUELOS

• Negando la realidad de la muerte y pueden y deben considerarse como nor-


manteniendo, por lo tanto, la sensa- males y adaptatívas, tal y como hemos
ción de que la persona muerta conti- visto en apartados anteriores.
nua viva. No debemos olvidar que la mayoría de
• Reconociendo que la persona sí falle- las personas son capaces de afrontar y rea-
ció, pero con la certeza exagerada de lizar adecuadamente el duelo sin ayuda.
que esto ocurrió para beneficio del Las decisiones diagnósticas y de interven-
deudo. ción han de ser prudentes para evitar la
Duelo ambiguo. La pérdida ambigua es interferencia en un proceso humano nor-
la que más ansiedad provoca ya que per- mal.
manece sin aclarar24. Existen dos tipos de Para poder considerar un duelo como
pérdida ambigua. En el primero, los deu- posible patológico, deberíamos tener en
dos perciben a determinada persona como cuenta los siguientes criterios26:
ausente físicamente pero presente psicoló- • Falta de respuesta o respuesta débil
gicamente, puesto que no es seguro si está durante las semanas que siguen a la
viva o muerta, ya que no se ha localizado pérdida. Prolongación del embota-
el cuerpo. Esta forma de duelo ambiguo miento afectivo.
aparece muy frecuentemente en catástro-
fes y desparecidos por distinta índole. • Tras las primeras semanas persisten
emociones muy intensas de rabia,
En el segundo tipo de pérdida ambigua, resentimiento, tristeza o culpa.
el deudo percibe a la persona como pre-
sente físicamente pero ausente psicológi- • El deudo no puede hablar durante la
camente. Muy común en personas con entrevista del fallecido sin experi-
demencias muy avanzadas o que han sufri- mentar un intenso dolor.
do daño cerebral y se encuentran en esta- • La persona que ha sufrido la pérdida
do vegetativo persistente. no quiere desprenderse de ninguna
Duelo normal. Quizás deberíamos pertenencia material que pertenecía
haber comenzado esta clasificación por al difunto, o, por el contrario, se des-
este tipo de duelo, que es el más frecuente, hace precipitadamente de todos los
y que se caracteriza por diferentes viven- objetos (evitación fóbica).
cias en todas las dimensiones de la perso- • Cuando algún acontecimiento relati-
na y que ya hemos señalado en otro apar- vamente poco importante desenca-
tado, pero que bien podríamos resumir dena una intensa reacción emocio-
siguiendo las consideraciones de Kaplan25 nal.
sobre características del duelo normal: • El deudo no hace la menor referencia
• Aturdimiento y perplejidad ante la a la pérdida, evitando cualquier cir-
pérdida. cunstancia que pudiera recordarle.
• Dolor y malestar. • El doliente ha desarrollado síntomas
• Sensación de debilidad. físicos como los que experimentaba
el fallecido antes de la muerte, inclu-
• Pérdida de apetito, peso, sueño. so imita a éste en gestos, conductas,
• Dificultad para concentrarse. etc.
• Culpa, rabia. • El deudo realiza cambios radicales
• Momentos de negación. en su estilo de vida después de la
muerte de su ser querido.
• Ilusiones y alucinaciones con respec-
to al fallecido. • Miedo desmesurado a la enfermedad
y a la muerte, hipocondría, consultas
• Identificación con el fallecido. frecuentes al médico.
• Impulsos destructivos y autodestruc-
INTERVENCIÓN EN DUELO tivos con abuso del tabaco, alcohol.
La pérdida de alguien significativo pro- En su grado extremo puede llevar a
duce una amplia gama de reacciones que realizar intentos de suicidio.

An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3 171


I. Cabodevilla

• Si tras el primer año desde que falle- ren esfuerzo y podemos hablar de que la
ció el ser querido, no hay ningún persona realiza “el trabajo de duelo”.
signo de recuperación.
• Cuando a los 2 ó 3 años de la pérdida ACEPTAR LA REALIDAD DE LA
no hay una clara evolución satisfac- PÉRDIDA
toria. La primera tarea del duelo es afrontar
• Si la persona presenta una larga his- plenamente la realidad de que la persona
toria de depresión subclínica, marca- está muerta, que se ha marchado y no vol-
da por la culpa persistente y baja verá. Parte de la aceptación de la realidad
autoestima. es asumir que el reencuentro es imposible,
La estrategia fundamental para el mane- al menos en esta vida tal y como la conce-
jo del duelo es darse tiempo y permiso para bimos.
abordar de forma consciente el proceso y La realización de esta tarea es impres-
restablecerse. Es cierto que el tiempo en si cindible para seguir adelante.
mismo no nos alivia27 pero necesitamos
Lo opuesto de aceptar la realidad de la
tiempo para realizar una serie de tareas que
pérdida es no creer lo que nos está ocu-
nos llevarán a la superación de la pérdida.
rriendo mediante algún tipo de negación.
Será lo que hagamos en ese tiempo lo que
nos brindará una solución real. El paso de Negar la realidad de la pérdida puede
los días y años, como dice Santiago Rojas28 variar en el grado, desde una ligera distor-
sin un proceso restaurador, sólo traslada el sión a un engaño total.
dolor de la superficie a la profundidad, pero Otra manera habitual de protegerse de
la persona sigue atrapada en la amargura de la realidad es negar el significado de la pér-
su pena de lo que fue y ya no volverá a ser. dida. De esta manera, la pérdida se puede
Con el tiempo debemos encaminarnos a ver como menos significativa de lo que
aceptar la pérdida para reconocer que el ser realmente es.
querido ha muerto, debemos utilizar el tiem- La negación proporciona un alivio tran-
po para expresar de forma honesta y autén- sitorio de la dura realidad psicológica de
tica los sentimientos que acompañan la pér- una pérdida potencial. Pero la negación es
dida. un problema en si mismo, cuando, en sus
El tiempo, además debe emplearse para formas extremas, impide una transforma-
aprender a vivir sin esa persona. Ese tiempo ción que permita seguir adelante con la
estará bien invertido si se recupera el inte- vida.
rés por la vida, se reconstruye el sentido de Llegar a aceptar la realidad de la pérdi-
esta y se logra volver a gozar de la existen- da lleva tiempo porque implica no sólo una
cia. aceptación racional sino también emocio-
Para recuperarse hay que permitirse nal. La persona en duelo puede ser intelec-
bucear en una misma, en uno mismo y des- tualmente consciente de la pérdida mucho
cubrir los sentimientos que habitan en nues- antes de que las emociones le permitan
tro interior, sin censurar, sin negar, pero aceptar plenamente la información como
tampoco recreándonos en ellos y engan- verdadera.
chándonos, sino dejándolos ir29. La negación también adquiere la forma
Es cierto que habrá momentos difíciles y de no sentir el dolor, bloquear los senti-
emociones intensas que amenacen con rom- mientos que están presentes. A veces se
pernos. Habrá que atravesar esos desiertos refuerza esta actitud evitando pensamien-
con la esperanza de un mañana mejor30. tos dolorosos. Idealizar al difunto, evitar
Siguiendo el esquema propuesto por las cosas que le recuerdan a él o a ella y
Worden31, después de sufrir una pérdida hay usar alcohol, drogas o psicofármacos son
ciertas tareas que se deben realizar para res- otras maneras en que la gente refuerza la
tablecer el equilibrio y para completar el negación.
proceso de duelo. Puesto que el duelo es un Algunas personas hacen difícil la reali-
proceso y no un estado, estas tareas requie- zación de la tarea I negando que la muerte

172 An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3


LAS PÉRDIDAS Y SUS DUELOS

sea irreversible. La tendencia, para la alguien a quien se ha estado profundamen-


mayor parte de nosotros, señala Pauline te vinculado sin experimentar cierto nivel
Boss32 es mantener una relación, y no de dolor.
renunciar a ella. Una vez que hemos crea- La negación de esta segunda tarea, es
do el vínculo, nos resistimos a dejarlo, por no sentir, bloquear los sentimientos y
lo que cuando alguien a quién amamos negar el dolor que está presente. A veces
desaparece, la negación se vuelve una res- se paraliza esta tarea evitando pensamien-
puesta comprensible. tos dolorosos.
A pesar de que la negación puede a El objetivo de esta tarea es conseguir
veces ser saludable, cuando ayuda a que la que la persona no arrastre el dolor de la
familia mantenga el optimismo, puede pérdida a lo largo de su vida.
resultar perjudicial cuando anula a las per-
sonas o las deja impotentes. Pueden las Es imprescindible para la superación
personas en proceso de negación negar del duelo, que la persona exprese tal como
que hayan perdido algo o que lo tengan vive y siente sus emociones, sin censuras,
amenazado, y se comportan como si nada por horribles que le parezcan los senti-
hubiera cambiado. Por distintas razones, mientos, el deudo debe dejarles espacio y
las personas que niegan que algo está mal se deben expresar para liberarse de ellos.
no están preparadas para escuchar la ver- Las emociones pueden estar acompa-
dad. Se defienden optando, de forma ñadas por sensaciones corporales. Tam-
inconsciente, para mantener la situación: bién pueden aparecer trastornos de la ali-
“las cosas están como han estado siempre, mentación y alteraciones perceptivas
nada va a cambiar”. como ilusiones o alucinaciones.
La negación desadaptativa y perniciosa En conclusión, la expresión de las emo-
se puede trabajar pidiendo a la persona ciones, ante alguien que escucha, se con-
que nos cuente con todo detalle, todo lo vierte en una tarea necesaria para la ela-
sucedido el día de la muerte. boración del duelo.
Así mismo suele dar buenos resultados
insistir en pedir al deudo que repita frases ADAPTARSE A UN MEDIO EN EL
que represente la realidad. Por ejemplo QUE EL FALLECIDO ESTÁ AUSENTE
“mi hijo ha muerto”, “mi marido ya no está En general el deudo no es consciente
conmigo”. de todos los roles que desempeñaba la
Siempre, en todas las circunstancias y persona fallecida hasta algún tiempo des-
especialmente ante una negación es funda- pués de su muerte.
mental el buen contacto emocional. El deudo tiene que desarrollar nuevas
Para favorecer la consecución de esta habilidades y asumir roles que antes
tarea es importante acercarse a todas las desempeñaba la persona fallecida.
evidencias que nos lleven a constatar que En esta tarea aprendemos a vivir solos,
nuestro ser querido ha muerto, como solas, a tomar decisiones sin el otro, sin la
hablar de la pérdida, contar las circuns- otra; a desempeñar tareas que antes hacía
tancias de la muerte de manera objetiva, con el difunto, la difunta, o que compartía
visitar el cementerio o lugar donde se han con el o ella. A pesar del dolor, la vida
depositado las cenizas. sigue a su propio ritmo y en ocasiones con
Esta tarea es más complicada de reali- exigencias importantes. El duelo nos obli-
zar en muertes repentinas e inesperadas, o ga a solucionar los problemas que surgen
en la muerte de los niños y niñas. de la carencia del ser querido.
En este momento debemos reforzar el
TRABAJAR LAS EMOCIONES Y EL desprenderse del ser querido sin renun-
DOLOR DE LA PÉRDIDA ciar a su recuerdo, que nos facilite vivir sin
No todo el mundo experimenta el dolor la otra persona.
con la misma intensidad ni lo siente de la Detener la tarea III es no adaptarse a la
misma manera, pero es imposible perder a pérdida.

An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3 173


I. Cabodevilla

RECOLOCAR EMOCIONALMENTE AL Otro signo del duelo resuelto es cuando


FALLECIDO Y CONTINUAR conseguimos estar inmersos en el ciclo de
VIVIENDO la existencia, abiertos al fluir de la vida en
una apertura a los demás, conscientes de
Probablemente nunca se pierden los que ello conlleva vulnerabilidad, y hasta la
recuerdos de una relación significativa. disposición a ser heridos. Dicho de otra
Nunca podemos eliminar a aquellas perso- manera, cuando la persona recupera el inte-
nas que han estado cerca de nosotros, o de rés por la vida, cuando se siente más espe-
nosotras, de nuestra propia historia. ranzada, cuando experimenta gratificación
La disponibilidad del deudo para empe- de nuevo y se adapta a nuevos roles. Cuan-
zar nuevas relaciones depende no de olvi- do la persona puede volver a invertir sus
dar al fallecido, sino de encontrarle un lugar emociones en la vida y en los vivos.
apropiado en su vida psicológica, un lugar
importante, pero que deja un espacio para CONSIDERACIONES FINALES
los demás.
“No llores porque las cosas hayan
La vida está llena de nuevas posibilida- terminado, sonríe porque han exis-
des. Se puede de nuevo disfrutar, se puede tido”
pensar en ser feliz y establecer nuevas rela-
ciones. C.E. Bordakian.
La cuarta tarea se entorpece mantenien-
Los duelos, por muy dolorosos y com-
do el apego del pasado en vez de continuar
plicados que resulten, pueden ser oportuni-
formando otros nuevos. Algunas personas
dades excepcionales para nuestro creci-
encuentran la pérdida tan dolorosa que se
miento personal y realización, siempre y
hacen la promesa de no volver a querer
cuando seamos capaces de afrontarlos y de
nunca más.
integrar la correspondiente pérdida. La per-
Es un proceso con altibajos porque, en sona sana es aquella que no intenta escapar
ocasiones, en fechas señaladas, en aniver- del dolor, sino que sabiendo que ocurrirá
sarios, se dispara de nuevo el dolor, la intenta saberlo manejar.
impotencia, la tristeza que creíamos supe- El duelo, señala Bermejo34, quizá recla-
rada. me nuestra verdad más grande y hermosa:
Para que esta cuarta tarea se pueda el valor del amor. Y nuestra verdad más trá-
completar habrá que haber realizado con gica: la soledad radical que nos caracteriza.
éxito las tres anteriores. La muerte de un ser querido nos confronta
El final del duelo ocurrirá cuando encon- irremediablemente ante el misterio de la
tremos motivos para vivir, y podamos vol- vida. Nos impone silencio; y el silencio
ver a vincularnos con aquello que la vida vacío; y el vacío, reflexión inevitable.
nos ofrece, sin olvidar, ni dejar de amar a El psiquiatra existencialista Yalom35 nos
quien estuvimos unidos, unidas y nos dejó. recuerda que el duelo es tan devastador y
Resolver un duelo es sentirse mejor, y aterrador porque confronta a la persona
para ello, como señalan John W. James y con los cuatro conflictos básicos de la exis-
Russel Friedman33 requerirá la atención del tencia: la muerte, la libertad, la soledad y la
doliente, intención de cambiar, fuerza de falta de significado.
voluntad y valor. Efectivamente, una de las circunstan-
Consideraremos que un duelo está cias terribles, de las más terribles, es la de
resuelto cuando la persona es capaz de la muerte de un ser querido, que en algunas
pensar en el o la fallecida sin dolor, lo que ocasiones se podrá tornar tan opresiva e
significa que consigue disfrutar de los insoportable, que la persona queda ahoga-
recuerdos, sin que estos traigan dolor, da en la inmensa amargura de su pena36.
resentimiento o culpabilidad. Sin descartar Elaborar las pérdidas no ha de ser una
que pueda sentirse triste de vez en cuando, resignación pasiva o una sumisión sino una
pero las acepta y además consigue hablar actitud flexible y equilibrada, que le permi-
de esas emociones con libertad. ta a la persona salvar sus propios valores y

174 An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3


LAS PÉRDIDAS Y SUS DUELOS

realizarse en la medida compatible a sus 4. GÓMEZ SANCHO M. Medicina Paliativa, Aran


circunstancias, y sin descompensarse. ediciones, Madrid 1998.
5. PANGRAZZI A. La pérdida de un ser querido.
Efectivamente no es el olvido la clave Un viaje dentro de la vida. Paulinas, Madrid
para vivir sanamente el duelo, no. El olvido 1993.
mediante la represión nunca es liberador,
6. TIZÓN JL. Pérdida, pena, duelo. Paidós, Bar-
parece que nos aleja de lo que nos hace
celona 2004.
sufrir, pero no lo consigue del todo, por-
que el recuerdo permanece enterrado en 7. BOWLBY J. La pérdida afectiva. Paidos, Barce-
lona 1993.
nosotros y sigue influyendo en cada ins-
tante de nuestra vida. Las emociones repri- 8. BERMEJO JC. Estoy en duelo. PPC, Madrid,
midas actúan generando tensión perma- 2005.
nente, y como resultado de la tensión 9. ROJAS S. El manejo del duelo. Granica, Barce-
crónica puede surgir un síntoma físico, un lona 2005.
doloroso e improductivo recordatorio de 10. TIZÓN JL. Pérdida, pena, duelo. Paidós, Bar-
que estoy ignorando alguna emoción celona 2004.
importante. En efecto, cuando no soy 11. TORRALBA F. Futilidad y vulnerabilidad, en La
consciente de mis emociones, ni reconoz- medicina paliativa, una necesidad sociosani-
co los procesos por los que estoy atrave- taria. Hospital San Juan de Dios. Santurce.
sando (alienación), es el síntoma o la 1999, 283-298.
enfermedad el único medio de expresión 12. FREUD S. Duelo y melancolía.
que le queda a nuestro organismo. 13. TIZÓN JL. Pérdida, pena, duelo. Paidós, Bar-
Pensar en el dolor sin negarlo, sin dulci- celona, 2004.
ficarlo, pero también sin reducirlo a una 14. MELAINE KLEIN. Obras completas, Paidós, Bar-
experiencia oscura y sin salida, esa es la celona, 1978.
clave. 15. BOWLBY J. La pérdida afectiva. Paidos. Barce-
lona 1993.
El duelo se elabora sanamente según se
va aprendiendo a recordar e integrar lo 16. AGRAFOJO E, MANRIQUE DE LARA B. El duelo.
Modelos teóricos. Reacciones normales y
mejor de la relación con la persona falleci- patológicas de duelo. En López E. Die, M.
da, y se va pudiendo invertir la energía en Aspectos psicológicos en cuidados paliati-
nuevos afectos, y el ser querido queda habi- vos, Ades ediciones, Madrid 2000. 475-490.
tando para siempre en algún lugar del cora-
17. CABODEVILLA I. Las reacciones de duelo, en
zón en el que domina más la alegría porque Die, M., Psicooncología, Ades ediciones.
sucedió, que la pena porque terminó. Madrid 2003.
No podemos amar sin dolernos. El duelo 18. BOWLBY J. La pérdida afectiva, Paidós, Barce-
es un indicador de amor. Si hemos amado lona, 1993.
intensamente, no se puede morir sin dejar a 19. TIZÓN J.L. Pérdida, pena, duelo. Paidós, Bar-
alguien dolido. celona, 2004.
Para sufrir la pérdida se ha tenido que 20. LIZARRAGA S, AYARRA M, CABODEVILLA I. Aten-
gozar del contacto, es la dialéctica de la ción a la familia del paciente al final de la
vida. Rev. Formación Médica Continuada en
vida. El dolor al igual que el amor, tiene sus Atención Primaria 2005; 12, 692-701.
tiempos, sus ritmos, sus periodos.
21. CABODEVILLA I. Las reacciones de duelo, en
Die, M. Psicooncología, Ades ediciones,
BIBLIOGRAFÍA Madrid 2003, 647-657.
1. CABODEVILLA I. Las reacciones de duelo, en 22. GARRALDA M.S. y otros Incidencia de duelos
maría Die Trill, Psicooncología, Ades edicio- de riesgo en familiares de primer grado en
nes. Madrid 2003. una unidad de cuidados paliativos. VI Con-
greso Nacional de la Sociedad Española de
2. CABODEVILLA I. Vivir y morir conscientemen- Cuidados Paliativos, San Sebastián, junio
te, Desclée de Brouwer. Bilbao 1999. 2006.
3. BARATAS M.D. El duelo: una perspectiva gene- 23. AVIA Y VÁZQUEZ 1999; OCHOA DE ALDA I. 2002)
ral, en Rev. Cuadernos de Terapia Familiar (Avia D y Vázquez C. Optimismo inteligente.
nº 51, Madrid 2002. Alianza Editorial, Madrid, 1999). (Ochoa de

An. Sist. Sanit. Navar. 2007 Vol. 30, Suplemento 3 175


I. Cabodevilla

Alda, I. Nuevas narrativas para afrontar la 30. LELOUP JY, BOFF L. Terapeutas del desierto:
muerte de un ser querido en Rev. Cuadernos Sal Terrae, Santander, 1999.
de Terapia familiar. II Época año XVI, nº: 51,
31. WORDEN W. El tratamiento de duelo: asesora-
2002. 123-131.
miento psicológico y terapia. Paidos, Barce-
24. BOSS P. La pérdida ambigua, Gedisa, Barce- lona, 1997.
lona, 2001.
32. BOSS P. La pérdida ambigua, Gedisa, Barce-
25. KAPLAN H.I. Sinopsis de psiquiatria, Médica- lona, 2001.
Panamerica, Madrid, 1996.
33. JAMES JW, FRIEDMAN R. Manual para superar
26. CABODEVILLA I. Las reacciones de duelo, en
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Die Trill, M. Psicooncología, Ades ediciones,
zo. Madrid, 2001.
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27. JAMES JW, FRIEDMAN R, LANDON L. Cuando los 34. BERMEJO JC. Estoy en duelo. PPC, Madrid,
niños sufren. Los libros del comienzo. 2005.
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28. ROJAS S. El manejo del duelo. Granica, Barce- Barcelona 1984.
lona, 2005. 36. PARELLADA D. Prólogo en Grollman E.A. Vivir
29. BRAZIER D. El Buda que siente y padece. cuando un ser querido ha muerto. Ediciones
Declée de Brouwer, Bilbao, 2000. 29, Barcelona 1986.

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