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CIUDADES GLOBALES

JUAN PÉREZ VENTURA · 21 DIC, 2012 · 

La organización de la economía mundial tiene lugar en forma de una red global de


nodos estratégicos, conectados entre sí y formando un sistema planetario en el que los
flujos económicos y de información recorren miles de kilómetros en cuestión de
segundos. Estos nodos estratégicos son las ciudades globales, grandes metrópolis de
importancia mundial, y en las que tienen lugar los negocios, las transacciones
económicas, las decisiones políticas… etc.
El concepto ciudad global lo introdujo la socióloga y economista neerlandesa Saskia
Sassen en 1991 con la publicación de su libro The global city (Princeton University
Press). En esta obra se presenta a las ciudades globales como aquéllas que tienen un
efecto directo en los asuntos mundiales, a través no sólo de los aspectos
socioeconómicos, sino también de la política o la cultura. Son ciudades cuya influencia
es global. En el libro de Sassen se considera que París, Nueva York, Tokio y Londres son
las ciudades que mejor representan las características de una ciudad global.
Lo que se tiene en cuenta para determinar a una ciudad global son otros factores que
no tienen porqué estar relacionados con el número de habitantes, como por ejemplo:
cantidad de sedes de grandes empresas, nivel de las universidades, cantidad y calidad
de las conexiones con otras ciudades, acceso y conectividad con los mercados,
cualificación de la mano de obra, porcentaje del PIB de la ciudad que procede de los
servicios y servicios avanzados… etc.
Pérdida de poder de los Estados frente a las ciudades globales
Con la proliferación y desarrollo de las ciudades globales y otros espacios como
las zonas económicas especiales se está dando un proceso de pérdida de poder de los
estados y los países. Estos nuevos espacios centrales, impulsados por la globalización,
son los que realmente importan para la economía mundial y la toma de decisiones, así
como para la producción industrial y el desarrollo de tecnologías. Es decir, los países
como entidad política han perdido su poder frente a nuevos actores mundiales
(ciudades globales, empresas multinacionales, organizaciones internacionales…). La
ciudad de Nueva York tiene más poder y más relevancia a nivel global por sí sola que
países enteros como Paraguay, Sudán o Uzbekistán.
Según Saskia Sassen, las redes transfronterizas que unen a las ciudades globales
engendran nuevas políticas regionales mundializadas, de forma que la política a nivel
mundial está concentrada, determinada y definida en estos nuevos “ejes de poder”,
que son las ciudades globales y los flujos que las unen.
Sassen pone algunos ejemplos, como el eje Estambul-Ankara, que podría tener más
importancia a nivel global que la propia Turquía, o la tríada Sao Paulo-Rio de Janeiro-
Brasilia, que constituyen un importante espacio de flujos financieros, económicos y
políticos.
La creciente importancia de las ciudades globales ha conducido a un momento actual,
en el que es más importante la relación entre Singapur y Hong-Kong que la que puedan
tener dos países como Italia y Austria, por ejemplo. De la misma forma, son más
importantes para el orden económico mundial los flujos financieros entre Berlín y
Frankfurt que los que pueda haber entre Alemania con cualquier otro país.
Saskia Sassen lo dice así de tajantemente: “Lo que ha quedado claro en las últimas
décadas con el crecimiento de las ciudades globales es que nuestro futuro geopolítico
no va a estar determinado por el dúo EEUU-China, sino por veinte o más redes urbanas
estratégicas alrededor del mundo.” Esta realidad que nos va a tocar vivir es tan
novedosa como interesante, ya que la gobernanza mundial pasará de manos de los
Estados a las ciudades globales, las cuales, debido a esta transferencia de poder,
crecerán y se desarrollarán mucho más, hasta límites aun desconocidos.
Las preguntas que nos quedan son, ¿podrán las ciudades acaparar todo ese poder
político y económico que arrebatarán a los países? ¿Cómo se gestionará la llegada de
millones de personas a las ciudades? ¿Podrán las ciudades de los países en desarrollo
incrementar y mejorar sus infraestructuras y prestar servicios básicos a sus millonarias
poblaciones? ¿se olvidarán los aspectos sociales para centrarse únicamente en los
económicos? ¿serán las ciudades lugares para vivir o lugares para hacer negocios?
Las ciudades son entidades muy interesantes de estudiar, y pueden llegar a ser
grandes centros de poder. Pero pensar demasiado en economía, política, cifras y datos
puede hacernos olvidar una cosa: la ciudad es un conjunto de personas.
¿Cómo son las ciudades globales?
Afectadas por la globalización, las ciudades se han integrado en un sistema de flujos
que abarca todo el planeta. La posición jerárquica de las ciudades en esta red mundial
depende de la actividad económica dominante en cada urbe. De esta manera, las
ciudades industriales han perdido importancia frente a las que desarrollan actividades
de investigación e innovación tecnológica o concentran servicios avanzados.
Las ciudades globales ocupan el escalón más elevado de la jerarquía urbana. Son
grandes urbes
La importancia de estas ciudades viene de que en ellas están presentes instituciones,
organizaciones, empresas y profesionales de alto rango, que deciden y gestionan cómo
se organiza la economía mundial. Las ciudades globales se caracterizan por una alta
concentración de sedes centrales de empresas multinacionales, de instituciones
internacionales y por la existencia de servicios muy especializados (en banca, finanzas,
seguros, servicios avanzados…).

¿Cuáles son las ciudades globales?


Lo que distingue a las ciudades globales no es tanto su tamaño demográfico o su
estatus de capital nacional, sino su poder económico. No todas las ciudades globales
tienen que ser megaciudades, aunque en la mayor parte de los casos sí que coincide
una gran población con un mayor poder económico y una mayor influencia a nivel
global. Zurich, con apenas un millón de habitantes, es una ciudad global de mayor
influencia y estatus internacional que Karachi (13 millones), Lagos (10 millones) o
Calcuta (14 millones).
Lo que la consultora AT Kearney tiene en cuenta para elaborar el ránking de ciudades
globales (el Global City Index) son 25 variables enmarcadas dentro de cinco grupos:
Actividades de negocios. Este parámetro se mide mediante el número de sedes de
grandes multinacionales, la localización de servicios avanzados, el valor de los
mercados de capital de la ciudad, el número de conferencias internacionales que
tienen lugar al año y el flujo de mercancías a través de los puertos y aeropuertos.
PONDERACIÓN: 30%
Capital humano. En este caso se atiende a la calidad de las universidades, a la
capacidad de la ciudad de atraer profesionales, al número de escuelas internacionales,
porcentaje de estudiantes extranjeros, número de residentes con estudios
universitarios… etc. PONDERACIÓN: 30%
Intercambio de información. Se examina cómo circulan las noticias y la información
dentro y fuera de la ciudad. De esta manera se mide la accesibilidad a los principales
canales de noticias y la presencia de internet. También se mide el número de agencias
de información internacionales que están presentes en la ciudad. ATKearney utiliza
además unos indicadores del nivel de censura informativa y de suscriptores a la banda
ancha. PONDERACIÓN: 15%
Experiencia cultural. Para este indicador se atiende al número de museos y centros
culturales que posee la ciudad, además de los eventos culturales que tienen lugar al
año. El número de visitantes extranjeros que recibe la ciudad y las relaciones con otras
ciudades (ciudades hermanas) también se tienen en cuenta. PONDERACIÓN: 15%
Compromiso político. Se mide cómo una ciudad influye en el diálogo político global,
atendiendo al número de embajadas y consulados, así como las instituciones locales
con proyección internacional que hay en la ciudad. PONDERACIÓN: 10%
Mediante la medida de estos cinco indicadores, los analistas de ATKearney elaboran
cada año el Global City Index, una lista con las ciudades “más globales” del mundo. A la
hora de determinar cuál es más influyente o importante, se tienen más en cuenta las
actividades de negocios (Business activity) que el compromiso político (Political
engagement), una muestra más de cómo, en el mundo actual, la economía tiene más
importancia que la política.
Para ser una ciudad global es indispensable acoger a las sedes de las mayores
empresas del mundo. En una ciudad de alto rango han de localizarse empresas de alto
rango. Aunque pueden ser de cualquier sector, la mayoría de las multinacionales que
encontramos en los flamantes rascacielos de las ciudades globales son empresas de
servicios, del sector financiero y bancario, así como inmobiliarias, aseguradoras o
consultorías. También se encuentran las sedes de multinacionales del petróleo o del
sector del automóvil, pero las que mejor representan el nuevo modelo económico del
desarrollo son las multinacionales del sector servicios (en especial la de los servicios
avanzados).
Junto a las actividades de negocios, el otro indicador que mejor determina la influencia
global de una ciudad (según ATKearney), es el capital humano. La calidad de las
universidades, la presencia de estudiantes universitarios extranjeros o el número de
escuelas internacionales caracterizan a las grandes ciudades globales. No es casualidad
que las principales universidades del mundo estén, precisamente, en ciudades de alto
rango (ver: QS World University Rankings).
Volviendo a hacer hincapié en el concepto de rango, está claro que en estas ciudades
globales, que están en lo más alto de la jerarquía urbana, han de encontrarse las
mejores universidades del mundo. Y no sólo las universidades, sino también los
mejores centros comerciales, las mejores óperas, los mejores palacios de congresos…
etc.

En el TOP 10 de las ciudades globales, las potencias tradicionales siguen liderando el


ránking. De las diez ciudades más influyentes e importantes del mundo, siete son
ciudades europeas y norteamericanas. La creciente influencia de los países emergentes
en la economía mundial se contempla mejor observando los cambios en la lista
completa. La mitad de las ciudades globales señaladas por la consultora ATKearney son
ciudades asiáticas, que hace unos años no tenían importancia a nivel mundial o eran
incluso desconocidas para la mayoría de la gente, como Guangzhou(China)
o Bangalore (India).
Las grandes ciudades asiáticas se están desarrollando y modernizando a ritmos muy
superiores a las europeas.
No será tan famosa como Barcelona, pero Guangzhou está escalando rápidamente los
puestos del ranking de ciudades con más influencia en el mundo. Hace dos décadas
apenas era un puerto histórico del Mar de la China Meridional y hoy en día es una
ciudad dinámica y moderna, con zonas especiales para potenciar la economía del
conocimiento y la investigación, como la Ciudad de la Ciencia o la Zona para el
Desarrollo Tecnológico y Económico.
Una de las características de las ciudades globales es, precisamente, la gran dedicación
A medida que más personas sigan migrando del campo a las ciudades, más influencia
mundial pasará de Occidente a Oriente. Un rebalanceo de los polos de poder del que
ya hemos hablado en otros apartados.

El corazón de la ciudad global: el business district


Los llamados “artefactos de la globalización” (De Mattos, 1999) son aquéllos
elementos del paisaje urbano que dotan a una ciudad de un estatus alto. Una ciudad
global requiere infraestructuras avanzadas y de alto rango. Centros empresariales,
edificios emblemáticos de grandes empresas, espacios para exposiciones y congresos
internacionales, centros comerciales como malls, hoteles de lujo, grandes aeropuertos,
espacios residenciales protegidos (condominios cerrados), apartamentos de lujo,
rascacielos… Todos estos componentes hacen que una ciudad adquiera un estatus de
alto nivel, por ello todas las ciudades globales recogen este tipo de elementos para
configurar su paisaje urbano.
De entre todos estos “artefactos de la globalización” de los que hablaba De Mattos, el
que mejor simboliza la integración de las ciudades en el espacio de los flujos
económicos globales es sin duda alguna el central business district (CBD), el centro de
negocios. Como hemos señalado, es indispensable acoger a las sedes centrales de las
grandes multinacionales para ser considerada una ciudad global, y no hay mejor lugar
para colocar una sede de una gran empresa que en un moderno rascacielos.
Los CBD se diferencian del resto de la ciudad a primera vista. Basta con echar un
vistazo al skyline de una ciudad para diferenciar el centro de negocios. Es sencillo
localizarlo en el caso de París, si uno sube a lo alto de la Torre Eiffel. Lo primero que le
sorprenderá será el relieve de los rascacielos de La Défense. También es destacado el
complejo del MIBC (Moscow International Business Center), en la capital rusa.
El business district no sólo concentra oficinas, sino que incluye igualmente malls
(centros comerciales) de lujo, instalaciones de ocio relacionadas con el deporte
(piscinas, pistas de tenis…) o incluso salas de espectáculos y de cine, así como cada vez
más hoteles y palacios de congresos y de exposiciones.
Aunque el poder económico de la metrópoli global no se limita únicamente al centro
financiero, reposa igualmente en los polos suburbanos y en ocasiones también
periurbanos. La estructura espacial de la metrópoli es policéntrica y se caracteriza por
tener una extensión sin ninguna noción de los límites, debido en particular a la
dependencia del automóvil.
La dispersión urbana se produce en detrimento de los espacios naturales y de las
tierras agrícolas, un hecho criticado por los perjuicios y la contaminación que supone.
El escaparate de las ciudades globales: los rascacielos
Una característica común de las ciudades globales es la presencia de edificios altos. La
mayoría de estas ciudades son grandes metrópolis con varios millones de habitantes.
Una forma de aprovechar el espacio y de hacer más eficiente el trabajo de las personas
es agrupar a éstas en altos rascacielos.
Si bien es cierto que el objetivo inicial y predominante de los rascacielos es albergar
funciones empresariales (oficinas, sedes de empresas…), también encontramos
algunos rascacielos residenciales, como el Q1 Towerde la ciudad australiana de Gold
Coast o la Eureka Tower de Melbourne. El rascacielos residencial más alto del mundo,
sin embargo, se encuentra en Dubai: es el edificio Princess Tower, de 414 metros de
altura.
También encontramos rascacielos cuya principal función es la hostelería. En este
sentido debemos destacar el faraónico proyecto de las Torres Abraj al Bait, en la
ciudad de La Meca (Arabia Saudita), finalizado en el año 2012. Algunas fuentes lo
consideran el edificio más grande del mundo por volumen de tamaño. Este enorme
complejo financiado con el dinero del petróleo se ha convertido en el mejor
escaparate de la ciudad de La Meca, así como en el nuevo icono de Arabia.
Pero, como decíamos, la mayoría de los rascacielos han sido construidos para albergar
funciones empresariales. La razón por la que las empresas tienden a agruparse en
estos edificios es que la concentración de personas y servicios en un área reducida
permite una mayor eficiencia económica.
Es por eso por lo que los rascacielos suelen relacionarse directamente con los CBD. Lo
más normal en las ciudades globales actuales es encontrar un centro financiero y de
negocios compuesto principalmente por altos y modernos rascacielos. Pueden servir
de ejemplo el barrio de La Défense en París, Canary Wharf en Londres o Central
Area en Singapur.
En ocasiones los rascacielos traspasan los límites del CBD y se distribuyen por la ciudad
formando nuevos centros de negocios, que pueden acabar uniéndose en un gran área,
siendo imposible diferenciar los límites de los barrios de negocios, como ocurre en la
zona sur de la isla de Manhattan, en Nueva York.
En el ránking de los 20 rascacielos más altos del mundo encontramos que 16 de ellos
se encuentran en el continente asiático. De estos 16, más de la mitad están en
ciudades chinas (9). Destaca también la zona del Golfo Pérsico, donde el beneficio de la
exportación petrolera ha disparado las ansias de los jeques árabes por demostrar al
mundo su poder económico. En países como Arabia Saudita, Kuwait, Qatar o los
Emiratos Árabes ha comenzado una locura por los rascacielos modernos. El más
famoso de todos, el Burj Khalifa, es el edificio más alto construido por el hombre.
La ciudad con más rascacielos es Hong-Kong, uno de los principales centros financieros
y de negocios del Este de Asia y del mundo. Otras ciudades que rascan el cielo son
Shanghai, Bangkok, Shenzhen, Cantón, Dubai, Guangzhou o Kuala-Lumpur. Queda
confirmado: a mayor número de rascacielos, mayor poder económico y mayor
importancia a nivel global.
Problemas derivados de las ciudades globales
Las ciudades globales no sólo son maravillas de arquitectura moderna y desarrollo
económico sin frenos, también están acompañadas de aspectos negativos y
problemas.
En palabras de Saskia Sassen, “ha habido una agudización de la desigualdad en la
concentración de recursos estratégicos en cada una de dichas ciudades en
comparación con la de otras del mismo país”. Es decir,
La dispersión urbana se produce en detrimento de los espacios naturales y de las
tierras agrícolas, un hecho criticado por los perjuicios y la contaminación que supone.
Asegurar la comunicación entre los diferentes polos del territorio metropolitano
planeta cada vez más problemas en la medida en que hay que asegurar una coherencia
entre las inversiones para las redes técnicas (tranvía, metro ligero y autobús) y las
decisiones de urbanismo y de ordenación. 
La expresión “gobernanza metropolitana” muestra claramente los límites de la acción
pública, aunque, paradójicamente, la rivalidad entre las metrópolis exige una
estrategia metropolitana inscrita en el espacio político que, de momento, todavía se
encuentra fragmentado entre las municipalidades que componen su territorio.
Esta situación supone un importante desafío para los Estados, que se preocupan por
mantener la competitividad de sus metrópolis, a la vez que deben tener en cuenta la
situación de los más desfavorecidos.

Modernidad y pobreza en las nuevas ciudades globales


En la captura de pantalla de la derecha podemos observar un moderno edificio que
podría situarse en alguna ciudad como Londres, Nueva York, Los Ángeles o Tokio. Es el
proyecto de un rascacielos en el cual cada apartamento tiene una pequeña piscina en
el balcón. Una idea moderna y que la mayoría relacionaríamos con el mundo
desarrollado.
Lo interesante de este moderno rascacielos es que va ser construido en Bombay
(Mumbai), la ciudad más grande de la India, uno de los países emergentes por
excelencia y que más rápido están creciendo económicamente en los últimos años.
Este crecimiento económico se evidencia, entre otras cosas, en el fomento de
proyectos e infraestructuras modernas y que muestren el potencial y el progreso del
país.
Esto no sólo ocurre en la India, sino que es una característica propia de las grandes
ciudades de los países emergentes. En los últimos años hemos visto cómo se
construían grandes rascacielos, aeropuertos, centros de negocios, etc, en ciudades
como Shanghai, Kuala-Lumpur o Manila.
Utilizando el caso de Bombay como paradigma de las grandes ciudades de los países
emergentes, podemos hacernos una idea de las dos realidades que se viven en estas
ciudades hipertrofiadas.
Las posibilidades de desarrollo económico de Bombay se centran en el sector servicios,
especialmente en la industria informática. Muchas empresas locales trabajan al
servicio de clientes occidentales en el sector de la obtención y proceso de datos.
Además de esto, otro sector importante es la industria del automóvil, que suministra a
los grandes fabricantes mundiales, y estimula la demanda de la clase media india.
Bombay cuenta también con oportunidades para desarrollarse como centro de
investigación y desarrollo, y de afianzar su papel como núcleo comercial y de negocios.
Debido a los precios inmobiliarios relativamente bajos, la zona norte de Bombay se ha
convertido en una área atractiva para las nuevas empresas.
Además, como vimos en el artículo Un mundo billonario, Bombay es una de las
ciudades con más multimillonarios del mundo. Actualmente son 24 las personas
multimillonarias que viven en Bombay.
Estos son los rasgos positivos que podemos destacar del desarrollo económico de esta
gran ciudad. La llegada de capital extranjero en forma de inversiones, la creación de
empresas subsidiarias de multinacionales occidentales, el auge de las industrias
informática y automovilística, el desarrollo de un centro de negocios y financiero
global, el hecho de potenciar la investigación y el desarrollo, el aumento (en términos
generales) de la riqueza…
Pero estos avances, en un país superpoblado, constituyen un arma de doble filo. Al
mismo tiempo que hacen crecer la ciudad en los ránkings de importancia global, están
convirtiendo a Bombay en el principal destino no sólo de capitales extranjeros, sino de
población local.
Cada día llegan a la ciudad cientos de inmigrantes procedentes de las zonas rurales
del estado de Maharashtra, que intentan escapar de la miseria de sus aldeas. De esta
manera Bombay no ha dejado de crecer en población hasta llegar a ser una de las
urbes más grandes del planeta. Además, la mayoría de los inmigrantes están poco
cualificados, no encuentran trabajo y se alojan en las calles o en los barrios de chabolas
(los mayores de toda Asia). Hasta un tercio de la población de Bombay vive en
condiciones depobreza extrema.

Junto a los rascacielos y a los distritos de negocios, donde las grandes multinacionales
occidentales tienen a empresas subsidiarias realizando tareas informáticas y de
procesamiento de datos (las llamadas back offices), en la ciudad conviven otras zonas
marginadas del desarrollo y atrapadas en la pobreza extrema.
Actualmente Bombay tiene 20,8 millones de habitantes (2012). Más del 60% de la
población vive por debajo de la línea de la pobreza, en barrios con pésimas
condiciones de habitabilidad y saneamiento, y sin posibilidades de acceso a ningún tipo
de servicio.
Hay oportunidades de trabajo, pero no para todos. La discriminación impuesta por el
sistema de castas y el nivel adquisitivo hace que los recién llegados se queden fuera
del mercado laboral de la ciudad.
Según el periodista Jaume Sanllorente, los niños de Bombay tienen tres opciones:
trabajar en una recolecta y separación de basura en los grandes vertederos, mendigar
por las calles o prostituirse. Detrás de todas estas formas de explotación siempre están
las mafias, que negocian o raptan a los niños para comerciar con ellos.NOTICIA: Jaume
Sanllorente presenta su último libro sobre Bombay
Así pues, se da la siguiente situación: Bombay es la capital financiera de uno de los
países más prósperos del planeta. Tiene distritos financieros, rascacielos, sedes de
importantes multinacionales… incluso, como ya hemos dicho, algunos de los vecino de
Bombay son multimillonarios, como el empresario Mukesh Ambani, una de las
personas más ricas del mundo, cuya fortuna personal asciende a 23.000 millones de
dólares.
Toda esta prosperidad tiene lugar en lo que se conoce como South Mumbai. Al mismo
tiempo, pocos kilómetros al norte, el tipo de barrios y de edificios son completamente
diferentes. Aparecen los slums(estudiados en el artículo Las ciudades), barrios
marginales en los que la población vive en chabolas, en situaciones de pobreza y
pobreza extrema.
Es una situación insostenible. Lo que ocurre en las grandes ciudades de los países
emergentes es el mejor ejemplo de desigualdad social que se puede encontrar hoy en
día en el mundo. Ciudades en continuo progreso económico que mantienen a su
población en la pobreza.
LA FRASE: ”En Bombay está presente la pobreza urbana, que es mucho más dura que
la pobreza rural” Jaume Sanllorente
Aunque es denunciable y ha de ser solucionado, lo cierto es que no es extraño que
exista este problema de desigualdades y pobreza en una ciudad como Bombay, capital
del estado de Maharashtra, el segundo estado más poblado de la India con más de 110
millones de habitantes, una cifra muy superior a la de cualquier país europeo. Es muy
complicado hacer frente a los problemas cuando se trata de organizar una zona
superpoblada.
El estado de Maharashtra supone alrededor del 15% del PIB  de la India. Es un estado
próspero y rico, pero aun así no es suficiente (al parecer) para solventar
económicamente los problemas sociales que tiene. Si fuera un país independiente,
Maharashtra sería la décima nación más poblada del mundo, por delante incluso de
México. Además todo indica que en los próximos años la India seguirá aumentando su
población, hasta superar a China. Con este panorama, es complicado solucionar
cualquier problema que afecte a la población.

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