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Rococo

El rococó es un movimiento artístico nacido en Francia, que se desarrolla de forma progresiva


entre los años 1730 y 1760, aproximadamente.

Se caracteriza por el gusto por los colores luminosos, suaves y claros. Predominan las formas
inspiradas en la naturaleza, la mitología, la representación de los cuerpos desnudos, el arte
oriental y especialmente los temas galantes y amorosos. Es un arte básicamente mundano,
sin influencias religiosas, que trata temas de la vida diaria y las relaciones humanas, un estilo
que busca reflejar lo que es agradable, refinado, exótico y sensual.

Durante el reinado de Luis XV, la vida de la corte se desarrolla en el palacio de Versalles,


extendiendo el cambio artístico del palacio real y permitiendo su difusión a toda la alta
sociedad francesa. La delicadeza y la alegría de los motivos rococó han sido vistos a menudo
como una reacción a los excesos del régimen de Luis XIV.

El rey Luis XIV –“El Estado soy yo”– se despertaba con público. Unas cien


personas tenían el honor de ser invitadas a su acicalamiento
matutino. Pelucas desaforadas, toneladas de encajes y, por supuesto, sus
famosísimos zapatos de tacón. Versalles era un teatro y el Rey Sol ejercía de
director de escena y de actor principal. Marcaba qué era apropiado vestir y
cómo comportarse, y, a través de la Académie Royale, qué se debía pintar y
esculpir.

El absolutismo, como toda opción política, tenía una estética asociada. El


Barroco exaltado era la más apropiada para elevar al monarca al estatus de
astro brillante e inalcanzable. En 1717, dos años después de la muerte de
Luis XIV, Jean Antoine Watteau presentaba una obra para ser aceptado en la
Académie. La pieza gustó, pero había un problema: no se adaptaba a
ninguno de los géneros que las normas consideraban aceptables. La
solución fue crear uno nuevo.

Luis XV había heredado la corona de su


bisabuelo el Rey Sol, pero carecía de la habilidad
y obsesión por el control de este.
 Luis XV había heredado la corona absolutista de su bisabuelo el Rey Sol,
pero carecía de la habilidad y obsesión por el control de este. Corrían los
primeros decenios del siglo XVIII, el Siglo de las Luces. Los franceses, o,
mejor dicho, los franceses ricos, estaban hartos de la opresión
ultracatólica de la centuria anterior. Ahora tocaba vivir, divertirse.

Versalles y sus alrededores albergaban una caterva de nobles sin otra


ocupación –Luis XIV les había desposeído de todo poder– que cotillear,
corretear por los prados y entregarse a pícaros juegos que antaño se habrían
considerado propios de campesinos. Lo vulgar se convertía en chic, lo
pastoril se reinterpretaba en versión de lujo.

Seguía siendo puro teatro, como lo fue el Barroco, pero mientras que este
era intenso drama al servicio de los monarcas absolutistas y la Iglesia, el
nuevo estilo conformaba un refinado entretenimientoapto para la corte.
El s.XVIII supone un momento de cambio profundo causado por la crisis del Antiguo
Régimen y la aparición de la Ilustración, corriente intelectual basada en la razón, la
vuelta a lo clásico y la crítica política y social a los postulados del Antiguo Régimen,
defiende la libertad del individuo, la igualdad de los hombres.

Luis XV de Francia entre los años 1715 y 1774

Heredado el trono de su bisabuelo Luis XIV a la edad de cinco años, habiendo fallecido


anteriormente su padre y su abuelo, pasó sus primeros años de reinado en relativa
tranquilidad, rodeado de preceptores que le proveyeron una gran cultura, mientras que el
poder efectivo fue entregado a varios regentes. Al alcanzar la mayoría de edad le confió el
gobierno al cardenal Fleury, su antiguo preceptor. Su indiferencia política y las derrotas
militares, hicieron que la popularidad del monarca descendiese bruscamente, siendo
recordado principalmente por su contribución a la cultura y a las artes

Fue un régimen político característico de la etapa de transición entre la


Edad Media  y la Edad Moderna en Europa occidental. Específicamente tiene
lugar entre los siglos XVI al XVIII.

Su característica más destacada es la concentración de todo el poder


político en las manos de un monarca.  El rey gobierna sin más restricciones
que su propia voluntad, la cual por lo tanto tiene el valor de una norma
jurídica. No se concibe la existencia de los poderes entendidos como
inherentes a cualquier régimen republicano o democrático, o sea, el
ejecutivo, el legislativo y el judicial.
El paradigma de rey absolutista fue Luis XIV, aquel que supo sintetizar los
principios de este régimen en una fórmula memorable: “L’État, c’est moi”
(El Estado soy yo).

En primer lugar, como representante de Dios, debía ser dueño absoluto,


disponer libremente de los bienes, de la persona y de la vida misma de sus
súbditos, los cuales tenían el deber de obedecer ‘sin discernimiento’. En
segundo lugar, tenía la obligación de cumplir concienzudamente su oficio de
Rey (la frase es de él). Debía, en fin, trabajar y atender en todo al bien del
estado.

Dos eran los medios argumentativos tendientes a legitimar el ejercicio


absoluto del poder por parte de los monarcas. Uno podríamos denominarlo
religioso y el otro, filosófico.

El primero es el que le da origen a la llamada teoría del derecho divino,  que


afirma que los reyes gobiernan por ser los representantes de Dios en la
Tierra y por lo tanto sin restricciones y debiendo sólo rendir cuenta por sus
actos ante él.

Temporada 2 cap 10 min 5:30

En este fragmento de la serie Versailles, podemos ver cómo Luis XIV, el Rey Sol, hace uso de
su poder "divino" de la monarquía absoluta afirmando que si es Rey de Francia, lo es por
elección del propio Dios, por lo que sólo tiene que rendir cuentas a éste.

Luis XIV fue el primogénito y sucesor de Luis XIII y de Ana de Austria (hija del rey Felipe III de
España). Incrementó el poder e influencia francesa en Europa, combatiendo en tres grandes
guerras: la Guerra franco-neerlandesa, la Guerra de los Nueve Años y la Guerra de Sucesión
Española. La protección a las artes que ejerció el soberano Luis XIV fue otra faceta de su
acción política.

El nuevo y fastuoso Palacio de Versalles, obra de Luis Le Vau, Charles Le Brun y André Le


Nôtre, fue la culminación de esa política. Al trasladar allí la corte (1682), se alejó de la
insalubridad y las intrigas de París, y pudo controlar mejor a la nobleza. Versalles fue el
escenario perfecto para el despliegue de destacados reyes de la historia francesa. Siendo
su reinado el más duradero en la historia, consiguió crear un régimen absolutista y
centralizado, hasta el punto que su reinado es considerado el prototipo de la monarquía
absoluta en Europa. La frase L'État, c'est moi («El Estado soy yo») se le atribuye
frecuentemente

El siglo XVII nace con cambios políticos (los estados modernos),


religiosos (la contrarreforma), tecnoló gicos (el telescopio), econó micos
(crisis) y sociales (la burguesía). Con esa atmó sfera surge un estilo
anti-clásico, menos racional y má s apasionado, una reacció n contra lo
anterior como suele -y debe- pasar a lo largo de la historia del arte.

El arte se volvió  dinámico, teatral, efectista.

El arte barroco en sus más amplias manifestaciones artísticas es un fenómeno


complejo de índole social, político y religioso.

 la tendencia del barroco es a la exageración y la ostentación.

El siglo XVII fue una época de guerra y violencia como en pocas fases de la historia europea. La
vida se veía frecuentemente atormentada en dolor y muerte. Por eso también era más necesaria
que nunca la exaltación de la vida agitada e intensa para el hombre barroco.

En ese contexto, se experimentaba el empuje de amar las pasiones de la vida así como el
movimiento y el color, como si de una magna representación teatral se tratase. De hecho, se ha
indicado con acierto que en las artes plásticas, el barroco intenta reproducir la agitación y
vistosidad de la representación teatral.

Al igual que una representación dramática se apoya en un decorado vistoso y efímero, la


arquitectura barroca se subordina a la decoración, que ha de ser espectacular.

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