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escribí fue para ti y esta también, seguramente estuvieras mirando esta carta preguntándote
porqué te escribo si podría acercarme a hablarte en persona justo ahora, pero esta es una
ocasión distinta.
Siempre te encantó esta estación, y tu siempre me recordarás a ella, tus ojos eran igual a
las hojas naranjas que estabas mirando ese día en la plaza tus manos estaban posados en
tu libro y las hojas te miraban a ti y tu perfecto ser de luz y oscuridad y después de mucho
tiempo comprendí porque te gusta tanto esta estación, porque tú eres como el otoño, a
veces hace tanto frío que necesitas tus hojas naranjas para vivir, me gusta pensar que esas
hojas era yo, porque de verdad me necesitabas cariño, pero nunca me di cuenta que yo te
necesitaba más, tú eras mis hojas mi amor.
Ayer mire por primera vez mi ventana desde que te fuiste y vi hacia la plaza donde estaba
nuestro lugar, ¿sabías que tú fuiste la primera y la última persona que le mostré el lugar de
la hipofrenia? Mi lugar, ya no es nuestro, y cada vez que veo las hojas te recuerdo a ti,
siempre tenías algo que decir y no sabes cuanto deseo que pudieras decir algo en este
momento.
¿Sabes lo que más me duele? Que nunca pude decirte que si, el si que tanto esperaste,
después supe que ese día ibas a proponerme matrimonio y por supuesto te iba a decir que
si, fuiste y serás el amor de mi vida, estábamos tan rotos y ahora solo quedo yo, más que
rota que viva, estoy partida mi amor, me duele hasta pensar en ti, y odio mi vida porque sin
ti no sé si podré vivir, y te odio porque dejaste un vacío enorme que no se si podré llenar,
dijiste que estarías ahí para mi si yo no te dejaba ir, te amo tanto y me arrepiento
demasiado de jamás decírtelo porque te lo merecías, merecias a una persona que te dijera
que te amaba más que a sí misma y esa fui yo, pero te amo, mi amor es tan real como las
palabras que escribí en el túnel, y se que tu amor es tan real como el anillo que llevo en el
dedo, ese que tu me compraste para unir nuestra vida para siempre, y aunque no hay un
papel donde firmamos nuestro compromiso, me comprometo a amarte hasta la eternidad, a
jamás olvidarte, a recordarte cada segundo de mi vida, a nunca decirte adiós, porque
aunque moriste hasta en mi última respiro de vida estarás vivo.