Análisis filosófico de los
partidos políticos en México
Fabiola Flores González*
Resumen
El tema principal de este trabajo son
los partidos políticos. Es abordado
desde tres perspectivas: ontológica,
axiológica y teleológica; es decir, se
responde a tres preguntas esencia-
les: ¿qué son los partidos políticos?,
¿qué valores les son inmanentes? y
¿cuál es su finalidad? Además, para
el análisis de cada interrogante son
usadas las herramientas teóricas de
tres corrientes del derecho: iusnatu-
ralista, positivista y sociológica.
A lo largo del trabajo, es patentizada
la crisis institucional de los partidos
políticos por el actual olvido de sus
causas primigenias —con la con-
secuencia de funcionar alejados de
los problemas sociales que les ata-
ñen— y se rescatan los conceptos de
la filosofía del derecho que les dan
sentido según su ser, sus valores y
su práctica.
* Maestrante en Derecho Constitucional por la Universidad Nacional Autónoma de México, actualmente servidora electoral adscrita a la
Dirección de Partidos Políticos del Instituto Electoral del Estado de México.
Los juicios y afirmaciones expresados en este artículo son responsabilidad de la autora, y el Instituto Electoral del Estado de México
no los comparte necesariamente.
Palabras clave: partidos políticos,
crisis, filosofía del derecho, iusnatu-
ralismo, positivismo y sociologismo.
Abstract
The principal topic of this work is
the political parties. It is approached
from three perspectives: ontological,
axiological and teleological; it is to
say, is answered to three essen-
tial questions: what are the political
parties?, what values are they im-
manent?, which is his purpose? In
addition, for the analysis of each
question there are used the theore-
tical tools of three currents of the
right: iusnaturalism, positivism and
sociological theory.
Along the work, the institutional cri-
sis of the political parties is shown
by the current oblivion of his original
reasons —with the consequence of
125
working removed from the social
problems that they concern— and
there are rescued the concepts of
the philosophy of the right that give
them sense according to his being,
his values and his practice.
Key words: political parties, crisis,
philosophy of the right, iusnatura-
lism, positivism and sociologism.
Introducción
El primer partido político que existió
en México fue el Partido Liberal, for-
mado por los hermanos Flores Ma-
gón en 1900; posteriormente, entre
otros, el más representativo fue el
Partido Antirreeleccionista, formado
por Francisco I. Madero en 1909, el
cual buscaba la libertad del sufragio
en un régimen autoritario.
Tal como puede vislumbrarse, los
partidos políticos emergen por una
exigencia a los derechos político-
electorales de los ciudadanos en el
México revolucionario.
Es evidente que los partidos políti-
cos han sufrido una transformación,
no sólo en sí mismos, sino en la
forma en que son reconocidos por
el marco jurídico y en su papel en la
sociedad moderna.
126
En mérito de lo anterior, es esencial
estudiar qué son los partidos políti-
cos en el México moderno.
Los partidos políticos en México,
instituciones que han jugado un pa-
pel importantísimo en la vida demo-
crática, por desgracia, atraviesan
por una fuerte problemática, que se
patentiza a través del abstencionis-
mo, la falta de credibilidad hacia los
mismos, entre otros. Este conflicto
entre partidos políticos y sociedad,
es profundo e irreversible.
La presente investigación parte de
la hipótesis consistente en que los
partidos políticos están en crisis, en
virtud de que no están conscientes
de lo que son, lo que valen y los fi-
nes para los cuáles fueron creados,
por lo tanto se pretende realizar un
análisis filosófico desde las tres co-
rrientes del derecho, la iusnaturalis-
ta, positivista y sociológica, a efecto
de dar respuesta a las interrogantes
expuestas, es decir, la premisa prin-
cipal es que la filosofía aporta a los
partidos políticos las directrices que
deben tomar para combatir la crisis
que sufren.
Los métodos que se usan en la inves-
tigación de mérito son el inductivo,
partiendo del concepto particular
de partido político, hasta abarcarlo
en cada una de las corrientes filosó-
ficas descritas.
Para determinar el concepto de partido
político desde el punto de vista positi-
vista, se utilizó también el método ana-
lítico, reflexionando sobre cada uno de
los elementos de la definición legal.
También se recurre al método em-
pírico, en virtud de que se revisaron
diversas encuestas mediante las cua-
les se puntualiza si los ciudadanos
creen en los partidos políticos y el
sistema democrático que viven en
los Estados Unidos Mexicanos.
El método deductivo se usa también
tomando diversos conceptos genera-
les, aplicándolos en lo particular al
caso de los partidos políticos.
Se usa el método sistemático al revi-
sar el máximo ordenamiento jurídico y
analizar en todas sus partes la regula-
ción relativa a los partidos políticos.
En el primer capítulo, se analiza
ontológicamente a los partidos polí-
ticos, esto se hace bajo la pregunta
¿qué son?, determinándose el con-
cepto particular y, posteriormente,
en la corriente iusnaturalista, positi-
vista y sociológica.
En el capítulo segundo se estudia
axiológicamente a los partidos po-
líticos, es decir, se pregunta ¿qué
valen en México?, abordando el
asunto dentro de las tres corrientes
aludidas, y cuáles son los valores
bajo los que hay que evaluar a di-
chos entes públicos.
En el capítulo tercero, se argumen-
ta teleológicamente, o en otras
palabras, se trata de responder a
la cuestión ¿qué fin tienen los par-
tidos políticos? La finalidad de las
instituciones políticas es más de
lo que se considera como general,
como la participación en la vida
democrática del país, lo cual se
indicará en este rubro.
Ontología de los partidos
políticos en México
Concepto de partido político
Se han conceptuado de diversas
maneras a los partidos políticos,
desde un conjunto de ciudadanos
que desean acceder al poder públi-
co, hasta definirlos en torno a los
fines de los mismos.
El Diccionario de la Real Academia
Española, no define partido político
como tal, sino, sólo como partido,
siendo así “partido, da., (Del part.
de partir). … 5. m. Conjunto o agre-
gado de personas que siguen y de-
127
fienden una misma opinión o causa”
(Diccionario de la Real Academia
Española/ DRAE).
Esta definición es general, por lo tanto
seguiremos en el análisis de la misma
desde tres corrientes filosóficas, la ius-
naturalista, positivista y sociológica.
A. Concepto iusnaturalista
El iusnaturalismo, en el siglo XX,
parte de la premisa consistente en
sostener “principios absolutos e in-
mutables (de Derecho natural), cuyo
respeto es necesario para que el
Derecho positivo exista o pueda con-
siderarse Derecho válido” (Atienza,
2004: 295), además de ser producto
de la razón humana o bien prove-
niente de un ser divino.
En el presente y partiendo de la con-
cepción anterior, para que se forme
un partido político, previamente de-
be existir el reconocimiento del de-
recho de libertad de los individuos
que tienen la calidad de ciudadanos
mexicanos, para asociarse y consti-
tuir a dicha persona jurídico colecti-
va, este derecho nace de la esencia
social del hombre. El reconocimien-
to aludido, se hace en términos
de los artículos 9 y 35 fracción III
constitucional, el primero garantiza
el derecho de asociación y, el segun-
do le añade el fin político a dicha
128
agrupación. Cabe decir que el de-
recho de asociación es un derecho
inherente al hombre, reconocido por
el Estado.
Entonces, los partidos políticos son
un grupo de ciudadanos quienes
ejercen el derecho de libertad de
asociarse con fines políticos
Desde el punto de vista iusnatura-
lista, el derecho de asociación es
absoluto e inmutable, y el respeto al
mismo es esencial para que el dere-
cho positivo se considere válido, tal
como acontece.
En ese sentido, se afirma que: “los
partidos políticos son organizacio-
nes de ciudadanos reunidos en torno
de una ideología común y que tienen
la voluntad de acceder al ejercicio
del poder político en un Estado o, al
menos influir en él, encontrándose
diseminados territorialmente y es-
tructurados de forma permanente
y estable.” (Enciclopedia Jurídica
Mexicana/EJM, 2004: 117). Esta de-
finición en la primera parte es iusna-
turalista, toda vez que el elemento
principal es la reunión de ciudada-
nos y las razones de la misma.
Lo anterior, sin pasar por alto que
es necesario el reconocimiento de la
autoridad electoral, que les otorga
dicho carácter.
B. Concepto positivista
La corriente positivista consiste en
declarar que el Derecho escrito o
plasmado en una ley debe ser obe-
decido, y que lo válido es la letra
escrita en la norma jurídica.
En ese sentido, la definición legal de
partido político la encontramos en el
artículo 41 fracción I constitucional,
el cual alude: “Los partidos políticos
son entidades de interés público”.
En diversas legislaciones no se ha
conceptualizado lo que es un partido
político, no obstante en la mexicana
sí se ha hecho, aunque no se ha
profundizado sobre el alcance de la
definición. Por lo tanto, trataremos
de describir dicha idea.
Se analizará en cada una de sus
partes el concepto positivista de
partido político, es decir: entidad,
interés y público.
El Diccionario de la Real Academia
Española, establece que “entidad”,
proviene del latín entĭtas, –tātis), y
que significa “Colectividad conside-
rada como unidad. Especialmente,
cualquier corporación, compañía,
institución, etc., tomada como per-
sona jurídica.”
Por su parte “interés”, proviene
del latín interesse, importar, y de-
nota “Provecho, utilidad, ganancia”
(DRAE). En el caso de los partidos
políticos la acepción es la de uti-
lidad, los otros dos sentidos son
contrarios a los fines de los mismos,
lo cual se abundará en el capítulo
tercero del presente proyecto.
Y por último, público, ca, del latín.
Publĭcus, siendo “4. adj. Pertene-
ciente o relativo a todo el pueblo.
5. m. Común del pueblo o ciudad”
(DRAE).
De donde se concluye que la defini-
ción legal de entidades de interés
público, se refiere a una colecti-
vidad considerada como persona
jurídica, la cual denota una utilidad
relativa al pueblo o en beneficio de
la sociedad.
Esto significa por un lado que la
existencia de dichas instituciones
obedece a una utilidad pública, es
decir, con una finalidad social y, por
otro, que reciben financiamiento del
gobierno, tal como alude el artículo
42 fracción II constitucional.
Se asevera que “un partido político es
un grupo de ciudadanos organizados
permanentemente que se asocian en
129
torno a una ideología, intereses y un
programa de acción con el propósito
de alcanzar o mantener el poder po-
lítico para realizarlos” (Diccionario
Electoral/DE, 1999: 512).
Al respecto Cárdenas Gracia, aduce
que por un lado se ha conceptuado a
los partidos políticos como órganos
de Estado, y por otro lado como aso-
ciaciones privadas, a lo que alude el
autor que “lo más acertado consiste
en ubicarse en un espacio intermedio
entre lo público y lo privado, desta-
cando obviamente, como preponde-
rante, su origen en la sociedad civil y
pertenencia a ella” (2001: 36).
No se comparte, desde el punto de
vista positivista, la premisa de Cár-
denas Gracia, en virtud de que si
la legislación otorga el carácter de
públicos a los partidos políticos, no
debe desvirtuarse este rango.
C. Concepto sociológico
El sociologismo surge del realismo,
siendo éste la corriente del pensa-
miento en la cual “trataron de conec-
tar al derecho con la realidad social;
para propugnar que las normas se
interpretaran teniendo en cuenta los
intereses y necesidades sociales”
(Atienza, 2004: 279).
130
En cuanto a lo qué es un partido
político, desde el punto de vista so-
ciológico o realista, consiste en de-
terminar la relación con los intereses
y necesidades sociales.
La dilucidación más completa en di-
cho sentido es la de Orozco Gómez,
quien reza: “Un partido político es la
agrupación política permanente que
tiene por objeto promover una plata-
forma electoral entre la ciudadanía,
para alcanzar, ejercer y conservar el
poder político, con base en cuatro
líneas de acción” (1999: 68).
Las líneas de acción a las que se re-
fiere el académico de mérito son:
• Promover la participación
ciudadana.
• Gestar demandas.
• Articular inquietudes.
• Instrumento de cambio.
Estas líneas ya estipulan específica-
mente que los partidos políticos no
sólo son un conjunto de ciudadanos
que buscan acceder al poder públi-
co, ni sólo son entidades de interés
público, sino que además tienen
otros propósitos, el que se considera
más importante es el relativo a ges-
tar demandas sociales.
Los partidos políticos deben con-
ceptuarse como satisfactores de las
demandas colectivas.
D. Concepto final
En conclusión y tomando como base
las tres corrientes en estudio, los
partidos políticos son el conjunto de
ciudadanos que ejercen el derecho
de asociación, reuniéndose con fines
políticos, los cuales constituyen una
entidad de interés público, entendido
este interés en beneficio de la socie-
dad; con la finalidad de promover
la participación ciudadana, la más
importante gestar y consumar las de-
mandas sociales, articular inquietu-
des y ser un instrumento de cambio.
Axiología de los partidos políticos
La axiología es la ciencia de los valo-
res, “una de las tareas de una teoría
del valor es la evaluación reflexiva de
objetos de valor” (Gómez, 2006: 24).
Ahora, el objetivo es determinar qué
valor tienen o respetan los partidos
políticos, es decir, deben evaluarse,
desde las corrientes filosóficas del
iusnaturalismo, positivismo y socio-
logismo, así como indicar los valores
inherentes a cada una de ellas. Para
cumplir con el rubro mencionado se
han determinado algunos valores que
son atinentes a los partidos políticos y
si los mismos observan en su actuar
tales principios.
I. Iusnaturalismo
A. Respeto al derecho político-electo-
ral de la libertad de asociación
“La libertad de asociación es un de-
recho que nace de la esencia social
del hombre y que, a lo largo de la
historia, ha ido asumiendo múltiples
expresiones, algunas espontáneas
y otras institucionalizadas” (Mauro,
2000: 81). Dentro de la asociación
institucionalizada, se encuentran los
partidos políticos.
Al evaluar a los partidos políticos en
este sentido, cabe decir que existe un
respeto hacia al derecho de libertad
de asociación por parte de los mis-
mos, al establecerse en la mayoría
de los estatutos de éstos, que la
afiliación a dichos entes es libre, pa-
cífica y voluntaria, por exigencia de la
propia legislación electoral que vigila
el actuar. De igual manera, las auto-
ridades electorales respetan dicho
derecho, tan es así que a nivel federal
existen ocho partidos políticos nacio-
nales con registro, así como diversas
agrupaciones políticas nacionales,
éstas candidatas a constituirse como
partidos, cumpliendo con ciertos re-
quisitos legales.
131
B. Lealtad al elector
Diego Valadés afirma que “la dis-
ciplina del partido ha tendido a
superponerse a la lealtad debida al
elector” (2005: 61).
Los partidos políticos en México no
han cumplimentado tal valor, en vir-
tud de que en las campañas realizan
una multiplicidad de promesas, una
vez que acceden al cargo público
gracias al voto de los electores, los
militantes de dichos partidos no
cumplen sus ofertas.
Al respecto Vilajosana (1999) esta-
blece que los factores políticos que
motivan el abstencionismo son el
propio monopolio de los partidos
políticos, el desinterés de los mis-
mos en los asuntos concretos de la
sociedad, y lo más importante, “la
falta de credibilidad de las fuerzas
políticas ante el incumplimiento de
las promesas electorales”.
En este rubro los partidos políticos
con dicha actitud han perdido gran
cantidad de adeptos.
C. Igualdad
Picado Sotela afirma que: “El princi-
pio de igualdad ofrece las perspecti-
vas de permitir al hombre el acceso
132
a los rangos superiores de la vida
social, en obsequio de la igualdad de
oportunidades” (2003: 84).
Si la afirmación anterior la transpor-
tamos al ámbito de los partidos po-
líticos, se puede establecer que los
mismos deben ser quienes garanti-
cen internamente el derecho a ser
votado tanto para un cargo directivo
dentro del propio instituto político,
como para ser candidato del ente
de interés público en condiciones
de igualdad, esto se estableció en
razón del juicio para la protección
de los derechos civiles y políticos,
derivado de los estatutos antide-
mocráticos del Partido Verde Eco-
logista de México en 2003, ante el
Tribunal Electoral del Poder Judicial
de la Federación, estableciéndose
jurisprudencia por dicho tribunal,
determinando que los estatutos de
los partidos políticos debían asegu-
rar: “la existencia de procedimientos
de elección donde se garanticen
la igualdad en el derecho a elegir
dirigentes y candidatos, así como
la posibilidad de ser elegidos como
tales” (Tribunal del Poder Judicial de
la Federación/TEPJF).
Lo anterior nos lleva a concluir que
antes de sentarse jurisprudencia, lo
cual ocurrió hasta el año 2004 (una
vez que hubo tres resoluciones en el
mismo sentido), no existía el respeto
a la igualdad para los ciudadanos
dentro de los propios partidos, y
tampoco puede decirse que los res-
tantes contemplen estatutos con el
respeto a dicho derecho, ya que si
bien al PVEM, se le exigió cambiar
el documento básico, no se han es-
tudiado los demás estatutos de las
fuerzas políticas en dicho rubro.
Derivado principalmente de los cri-
terios emitidos por el Tribunal Elec-
toral del Poder Judicial de la Fede-
ración, los partidos políticos poco
a poco han encauzando sus activi-
dades hacia un mayor garantismo
para sus militantes; sin embargo aún
faltan acciones por realizar en este
sentido.
D. Justicia
La justicia es un valor jurídico funda-
mental, aun cuando se ha determina-
do que no está bien definido, se ha
descrito que es “dar a cada quien lo
suyo”, otra acepción es que “la jus-
ticia es la única de las virtudes que
directamente se refiere al bien ajeno y
que afecta a los otros” (Platas, 2003:
164), este valor debe desarrollarse en
todos los ámbitos en que el hombre
se desenvuelve, verbigracia, “la elimi-
nación de las discriminaciones electo-
rales en cuanto al voto encontró base
firme en un principio de justicia para
personas naturales” (Picado, 2003:
85), los partidos políticos no pueden
ser la excepción a observar tal virtud.
Esto lo realizan una vez que acceden
al cargo público, si bien administrar
justicia corresponde en estricto sen-
tido al poder judicial, es obligación
de dichos entes, desde que crean
las normas en el poder legislativo,
a través de los representantes de
elección popular, dictar leyes con
espíritu de justicia y en beneficio de
la colectividad, porque los miem-
bros de este órgano colegiado se
encuentran divididos en fracciones
parlamentarias que tienen una ideo-
logía común, la cual debiera ser el
bien para los gobernados.
Lo anterior en la práctica no acontece,
toda vez que en reiteradas ocasiones
se han dictado normas que son en
detrimento, por ejemplo, en materia
de expropiación, cuando se eliminó
la palabra previa, y no se paga con
oportunidad a quienes se les priva de
su patrimonio, lo cual evidencia que
los partidos políticos no respetaron
la justicia desde el ámbito de la com-
petencia a su cargo, la llamada Ley
Televisa es otro caso que cierra el pa-
so completamente a la existencia de
otras televisoras, busca el bien propio
y no de la colectividad.
133
II. Positivismo
Diego Valadés afirma, que “el con-
junto de valores morales que los
partidos aplican (en sus relaciones
entre sí, con las autoridades y con
la ciudadanía) confirman el carácter
de instituciones de interés público”
(2005: 73).
En mérito de lo expuesto, para de-
terminar los valores desde el punto
de vista positivista se determinan
los valores que establece el orden
jurídico mexicano.
A. Democracia
La propia Constitución otorga a los
partidos políticos la calidad de pro-
motores democráticos, en el artículo
41 fracción I constitucional, esto es,
entes que deben vigilar que el valor
de la democracia se observe en la
sociedad mexicana.
La democracia para efectos del pre-
sente trabajo se vislumbra como un
ideal institucional, un proceso social
que busca la participación de los
ciudadanos en la vida política de un
pueblo, entendida esta participación
no sólo mediante el sufragio, sino
de manera permanente, en otras
palabras comulgamos con la idea
que establece que “la democracia es
134
un concepto que tiene que ver con lo
político y lo social, no está reducida
al Estado, no es simplemente un
método en lo político, es, o debiera
ser, una forma de hacer política, una
forma de organizar el conflicto con
una determinada sociedad” (Marván,
1999: 261).
Es decir, para que los partidos po-
líticos participen en la democracia
deben organizar y resolver los con-
flictos sociales.
En la medida en que un ciudadano
se sienta representado por un par-
tido político, aprobará el sistema de
partidos y el régimen democrático-
electoral del país.
En consecuencia, los partidos políti-
cos harán un sistema democrático,
cada vez que funjan como interme-
diarios entre la sociedad y el Estado,
y ésa es la mayor responsabilidad.
Los ciudadanos mexicanos no se sien-
ten representados por los partidos
políticos, y no sienten que el pueblo
predomine en el Gobierno, prueba de
ello es el grado de abstencionismo en
el proceso electoral presidencial de
2006, donde por cada 1,500 electo-
res que se esperaban en una casilla,
aproximadamente 700 decidieron no
ejercer el sufragio (Elecciones Presi-
denciales/EP, 2006: 80). El dato ci-
tado representa el 46.6%, porcentaje
alarmante si se toma en cuenta el cos-
to de cada voto, y que casi la mitad de
los ciudadanos del país no opinaron
sobre el presidente electo, además de
ser un problema de legitimidad, esto
puede interpretarse desde la manifes-
tación de una oposición al sistema de
partidos, o bien un desinterés de la
sociedad en asuntos políticos.
No obstante, si relacionamos el abs-
tencionismo con la incredulidad ha-
cia los partidos políticos nos da una
razón sólida de dicho abstencio-
nismo, como se demuestra con la
Encuesta Nacional 2005, presentada
por el Instituto Mexicano de la Juven-
tud, los jóvenes entre 12 y 29 años
de edad, aplicada en ocho estados
del país, desconfían de las institucio-
nes, así como de los partidos políti-
cos, “en una escala de 1 a 10, donde
10 es mucha confianza, obtuvo una
calificación de … partidos políticos
6.1” (Torres, 2006: 44).
Las razones que dieron quienes con-
testaron esta encuesta son que los
políticos no son honestos. De igual
forma manifestaron que la democra-
cia es un formato electoral y no un
sistema real de gobierno.
De igual forma en una encuesta se
arrojaron los siguientes datos (Estra-
da, 2006: 154):

¿Con cuál partido simpatiza usted más? (%)

Partido %

PAN 23

PRI 32

PRD 8

OTRO 1

Ninguno 32

No sabe 1

No contestó 2

Total 100 N=4 560

Fuente: Secretaría de Gobernación (2003), Segunda Encuesta Nacional de Cultura Política y Prácti-
cas Ciudadanas, Ciudad de México, Poder Ejecutivo Federal.

135
De acuerdo con las cifras anteriores,
es equivalente el porcentaje de indi-
ferencia hacia los partidos políticos
que el grado de simpatía que repre-
senta la fuerza política con mayor
número de adeptos.
Dicho cantidad es inquietante, si
tomamos en cuenta el significado
que encierra y es que los partidos
políticos no coadyuvan a sostener el
valor democracia y los ciudadanos
no sienten que realmente exista el
sistema democrático en el país.
B. Transparencia
La transparencia se define como
“el derecho general para obtener y
hacer pública la información finan-
ciera en materia electoral”. Ahora
bien, “los partidos políticos también
son entidades de interés público
que deben reflejar con claridad lo
relativo a la obtención. Manejo y
destino de los recursos públicos y
privados que reciben tanto para el
desarrollo de sus actividades ordi-
narias y de campaña. Por cuanto
a este tema, se debe privilegiar el
principio de transparencia” (Juárez
y Rosas, 2006: 99).
La Constitución en el artículo 42
fracción II establece que la ley debe
señalar las reglas a que se sujeta-
136
rá el financiamiento otorgado a los
partidos políticos, esto autoriza a la
autoridad electoral a fiscalizar los
recursos tanto públicos como priva-
dos de los partidos políticos, las di-
rectrices en este sentido las enuncia
el Código Federal de Instituciones y
Procedimientos Electorales.
La legislación anterior indica un pla-
zo para que los partidos políticos
presenten los informes de gastos
ordinarios y de campaña, a efecto
de indicar en qué se utilizó el finan-
ciamiento público y el privado, sin
embargo esto se realiza hasta el
año siguiente de cada ejercicio, es
decir, el del proceso electoral 2006
por el que se eligió Presidente de la
República, no ha sido aprobado ni
publicado en la página del Instituto
Federal Electoral.
No obstante, en dicho proceso fede-
ral electoral 2006, era evidente el
uso de comerciales en televisión, en
mayor cantidad de ciertos partidos
que de otros, los cuales tienen un
costo monetario altísimo, sin em-
bargo, en términos de legislación
en la materia, la autoridad electoral
no está facultada para obligar a las
empresas televisoras a informar el
costo de dichos anuncios, por ser
información confidencial, y si el par-
tido político presenta una factura en
la cual se asienta un costo unitario
bajísimo, la autoridad no puede con-
tradecir dicha aseveración.
Éste es un problema tanto de legis-
lación como de los partidos políti-
cos, que deben informar en forma
pública los gastos que realizan, esto
coadyuvaría a que los ciudadanos
aumentaran la credibilidad hacia los
mismos.
III. Sociologismo
A. Pluralismo político
“Una corriente sociológica subraya
el pluralismo de la sociedad moder-
na, porque en ésta se estructuran
organizaciones y grupos, tanto eco-
nómicos como sociales, de gran in-
fluencia en las determinaciones del
Estado” (Picado, 2003: 84).
Derivado de este pluralismo deviene
el pluralismo político, a decir de Ote-
ro Parga, “en cuanto al pluralismo
político se refiere, parece adecuado
afirmar que éste se constata, en gran
medida, a través de los partidos”
(Otero, 2001: 133), conceptuándolo
como una realidad formada entre
el poder del pueblo y los poderes
constituidos que necesitan al propio
pueblo para formarse. Es decir, el
pluralismo político existe a través del
voto de los ciudadanos al elegir a los
órganos de gobierno dentro de una
diversidad de opciones.
Podemos decir que en México existe
dicho pluralismo, puesto que los ciu-
dadanos poseen el derecho de voto
para elegir entre las ocho opciones,
siendo los partidos políticos copartí-
cipes de tal suceso, además, tienen
la opción de elegir de acuerdo con
intereses diversos, y con la ideología
de cada fuerza política.
En conclusión, para que los partidos
políticos puedan recuperar la credibili-
dad en México deben respetar y obser-
var los valores siguientes: libertad de
asociación, lealtad al elector, igualdad,
justicia (iusanaturalismo); democracia
y transparencia (positivismo); y plura-
lismo político (sociologismo).
Teleología de los partidos políticos
“La teleología es la parte de la
filosofía natural que explica
los fines de las cosas”
Perla Gómez, 2006
En el presente capítulo se analizará
cuáles son los fines de los partidos
políticos, vistos desde las tres co-
rrientes filosóficas en mención.
137
I. Fines de los partidos políticos vistos
desde el iusnaturalismo
La finalidad de los partidos políti-
cos, desde el punto de vista iusna-
turalista, es el respeto a los valores
siguientes y a los cuales se ha hecho
referencia en el capítulo anterior:
• Lealtad al elector
• Igualdad interna en el partido
político
• Justicia
Los partidos políticos tienen los fines
antes citados, primero porque, son
los medios por los cuales los ciuda-
danos acceden al poder (igualdad),
segundo, en razón de que una vez
electos representan a los ciudadanos
(justicia), y tercero en virtud de que
teleológicamente están obligados a
responder a las promesas de campa-
ña (lealtad al elector).
Lo anterior, independientemente de
que en la praxis no se cumplan sa-
tisfactoriamente.
II. Fines de los partidos políticos vistos
desde el positivismo
Conforme a la Constitución federal
en el artículo 41 fracción I, párrafo
138
segundo, los partidos políticos tie-
nen los siguientes fines:
• Promover la participación del
pueblo en la vida democrática.
• Contribuir a la integración de la
representación nacional.
• Hacer posible el acceso de los
ciudadanos al ejercicio del poder
público.
El máximo ordenamiento legal en
el país, al describir a los partidos
políticos como entidades de interés
público, sin duda lleva implícita la
idea de que necesariamente deben
buscar el bien común, el de los
ciudadanos, aun cuando en estricto
sentido no lo describa como fin.
III. Fines de los partidos políticos vistos
desde el sociologismo
Se dice que “los partidos son ins-
trumentos sociales para institucio-
nalizar la lucha política” (Valadés,
2005: 62).
Castellanos Hernández (1999: 58)
establece que los fines o funcio-
nes de los partidos políticos, se
identifican en dos tipos: sociales e
institucionales.
 Funciones sociales Funciones institucionales

Socialización política Reclutamiento y selección de élite

Movilización de la opinión pública La organización de las elecciones

Representación de intereses Formación y composición de los

principales órganos del Estado
Legitimación del sistema político

Para este académico el rol más im-
portante de los partidos políticos es el
de la estructuración del voto, puesto
que estos entes deben ser el elemento
principal de orientación de las opinio-
nes electorales de los ciudadanos.
En este sentido, estudiaremos las
funciones sociales de los partidos
políticos.
La movilización de la opinión pública,
es decir, la de buscar el voto por los
partidos políticos, eminentemente
conlleva a cuestionarse las razones
que determinan el mismo y que son
tomadas en cuenta por los electores,
tales como la preferencia personal
por un candidato o personalidad po-
lítica, la relevancia en un problema
específico abordado por un partido,
o hasta el hecho de que el sufragio
sea generacional, es decir, una fami-
lia que simpatiza con determinado
partido y lo transmite de generación
en generación, entre otras.
Otra función es la de la integra-
ción-movilización-participación, esto
significa afianzar la integración del
partido internamente para posterior-
mente llevar a cabo movilizaciones
de grupos, a efecto de elevar la par-
ticipación política en la sociedad.
La función de añadir o incorporar
en sus intereses las demandas que
surgen de la sociedad y que las
traduzcan en forma de políticas y
programas, es la que se considera
más importante, “sería tarea de los
partidos tomar en consideración y
transformar en políticas generales
agregadas dichas demandas” (Bar-
tolini, 1996: 250).
En este sentido, los problemas que
observa Bartolini es que esta acti-
vidad no la consuman los partidos
políticos, por lo tanto al surgir más
problemáticas y grupos sociales que
no pueden o no quieren incorporar a
sus postulados y actividades, hacen
un inconveniente grave para los pro-
pios partidos, ya que aumenta las
divisiones sociales, en sus palabras
“si se analizan en sí mismos estos
fenómenos parecen plantear retos

139
que quiebran la capacidad de los
partidos políticos de poder continuar
desempeñando su papel histórico de
representación y expresión política”
(Bartolini, 1996: 250).
Como se ha sostenido, la función
relevante de los partidos políticos
consiste en atender las demandas
sociales, traduciéndolas en progra-
mas y políticas públicas.
La última función de legitimar el sis-
tema político se realiza cuando la so-
ciedad se siente realmente represen-
tada por quienes ocupan los cargos
de elección popular, esto sólo se logra
cuando los partidos políticos tienen
como prioridad realizar programas
en beneficio de los que representan.
Conclusiones
Los partidos políticos desde el punto
de vista iusnaturalista son un con-
junto de ciudadanos que ejercen el
derecho de asociación; desde la vi-
sión positivista son una colectividad
considerada como persona jurídica,
la cual denota una utilidad relativa al
pueblo o en beneficio de la sociedad;
vislumbrándose en la sociología a los
mismos como principales gestores
de demandas sociales.
140
En conclusión, y tomando como ba-
se las tres corrientes en estudio, los
partidos políticos son el conjunto de
ciudadanos que ejercen el derecho
de asociación, reuniéndose con fines
políticos, los cuales constituyen una
entidad de interés público, entendi-
do este interés en beneficio de la so-
ciedad; con la finalidad de promover
la participación ciudadana, además
de gestar y consumar las demandas
sociales, articular inquietudes y ser
un instrumento de cambio.
En cuanto a la axiología de los
partidos políticos, desde la postura
iusnaturalista, una vez que se evaluó
a dichos entes, en cuanto al respeto
a los valores de esta corriente, se
demostró que el valor de libertad de
asociación, sí es observado; no así
los consistentes en lealtad al elector,
igualdad y justicia.
Dentro de la corriente positivista,
los partidos políticos no coadyuvan
al respeto del valor democracia y
transparencia previstos en la Cons-
titución.
En la corriente sociológica, los parti-
dos políticos valen en torno al plura-
lismo político, es decir, los mismos
son opciones para los ciudadanos a
elegir dentro del sistema electoral.
Para que los partidos políticos pue-
dan recuperar la credibilidad en
México deben respetar y obser-
var los valores siguientes: libertad
de asociación, lealtad al elector,
igualdad, justicia (iusnaturalismo);
democracia y transparencia (posi-
tivismo); y pluralismo político (so-
ciologismo).
Además, los fines de los partidos
políticos son: cumplir promesas a
los electores, respetar la igualdad
dentro del partido, hacer justicia
en el cargo público (iusnaturalista);
promover la participación del pueblo
en la vida democrática, contribuir a
la integración de la representación
nacional y hacer posible el acceso
de los ciudadanos al ejercicio del
poder público (positivismo); y la so-
cialización política, movilización de
la opinión pública, representación
de intereses y legitimar al sistema
político (sociologismo).
Si los partidos políticos actúan so-
bre lo planteado en la investigación
podrían salir de la crisis en la que se
encuentran inmersos, éstos pueden
llegar a ser lo que ellos determinen
siguiendo lo marcado por la filosofía.
141
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