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UNIDAD 02: “Descubrimos las virtudes de la Virgen María y en ella el llamado a entregarnos a Dios y

ponernos al servicio de los demás”


Docente: Garcia Peña Jossy Liz
SESIÓN 03: 4° Año de secundaria

EL SANTO ROSARIO
COMPETENCIAS CAPACIDADES INDICADORES
Construye su identidad como
Cultiva y valora las Interpreta los distintos elementos
persona humana, amada por
manifestaciones que conforman el fenómeno
Dios, digna, libre y
religiosas de su entorno religioso en su estructura y su
trascendente, comprendiendo
argumentando su fe de expresión histórica, como base
la doctrina de su propia
manera comprensible y de comprensión de las distintas
religión, abierto al diálogo
respetuosa. religiones.
con las que le son cercanas.
EVIDENCIA Rezar el santo Rosario en y registrarlo a través de un video

CANTAMOS
María tú que me llenas de
Dios te salve María, (María,
amor
María)
Eres la luz que me lleva al
Virgen pura en el parto
Señor
(María, María)
En mi canción te traigo
En tus manos ponemos
poemas que nacen de mí
Nuestra fe y esperanza
En las mañanas cuando sale
Madrecita querida no te
el sol
apartes de mí.
Veo tu rostro cerca del Señor
- Bis -
En la estampita que cuelga
en el cuadro de mi habitación

ESCUCHAMOS LA PALABRA DE DIOS


Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre, y ella,
llena del Espíritu Santo, con voz fuerte exclamó: "Bendita tú entre las
mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¿Quién soy yo para que me visite la
madre de mi Señor?
Lucas 1, 41- 43.

CONOCEMOS LA REALIDAD
HISTORIA DEL ROSARIO
El pueblo cristiano siempre ha sentido la necesidad de la mediación de María, Omnipotencia suplicante, canal de
la gracia: se multiplican así a lo largo de los siglos las devociones marianas, tanto litúrgicas como populares.
Sin embargo, entre las devociones a María, con el paso de los años, una se destaca claramente: el Santo Rosario,
el ejercicio piadoso por excelencia en honor de la Santísima Virgen María, Madre de Dios. Entre las devociones a
María, con el paso de los años, una se destaca claramente: el Santo Rosario
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
En la antigüedad, los romanos y los griegos solían coronar con rosas a las estatuas que representaban a sus
dioses como símbolo del ofrecimiento de sus corazones. La palabra rosario significa "corona de rosas".
Siguiendo esta tradición, las mujeres cristianas que eran llevadas al martirio por los romanos, marchaban por el
Coliseo vestidas con sus ropas más vistosas y con sus cabezas adornadas de coronas de rosas, como símbolo de
alegría y de la entrega de sus corazones al ir al encuentro de Dios. Por la noche, los cristianos recogían sus
coronas y por cada rosa, recitaban una oración o un salmo por el eterno descanso del alma de las mártires.
ORIGEN Y DESARROLLO
En la Edad Media, se saluda a la Virgen María con el título de rosa, símbolo de la alegría. El bienaventurado
Hermann le dirá: «Alégrate, Tú, la misma belleza. / Yo te digo: Rosa, Rosa», y en un manuscrito francés medieval
se lee: «cuando la bella rosa María comienza a florecer, el invierno de nuestras tribulaciones se desvanece y el
verano de la eterna alegría comienza a brillar». Se adornan las imágenes de la Virgen con una «corona de rosas»
y se canta a María como «jardín de rosas» (en latín medieval rosarium); así se explica la etimología del nombre
que ha llegado a nuestros días.
La práctica de rezar el rosario comenzó desde los primeros siglos de la Iglesia cuando los laicos quisieron imitar a
los monjes, quienes oraban los 150 Salmos cada día. Los laicos, que en su mayoría no sabían leer, sustituían los
salmos por 150 Ave Marías; y para contar iban haciendo nudos en un lazo.
En el siglo XIII, Domingo de Guzmán, un santo sacerdote que luchaba para convertir a los que se habían apartado
de la Iglesia por la herejía de los albigenses -quienes enseñaban que Jesús no es Dios, negaban los sacramentos
y la verdad de que María es la Madre de Dios-, trabajó por años en medio de estos desventurados. Con su
predicación, oraciones y sacrificios logró convertir a unos pocos, pero las conversiones se desvanecían
rápidamente.
La Virgen acudió en ayuda de Santo Domingo. Se le apareció en el año 1208; en su mano sostenía un rosario y le
enseñó a recitarlo. Le encargó predicar esta devoción por todo el mundo y le dijo, además, que lo utilizara como
arma poderosa en contra de los enemigos de la Fe, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y
obtendrían abundantes gracias. Domingo salió de allí lleno de celo, con el rosario en la mano. Efectivamente, lo
predicó, y con gran éxito porque muchos albingenses volvieron a la fe católica.
El rosario se mantuvo como la oración predilecta durante casi dos siglos. Cuando la devoción empezó a disminuir,
la Virgen se apareció al beato Alano de la Rupe y le dijo que reviviera dicha devoción. La Virgen le dijo también
que se necesitarían volúmenes inmensos para registrar todos los milagros logrados por medio del rosario y reiteró
las promesas dadas a santo Domingo referentes al rosario.

PROMESAS DE NUESTRA SEÑORA, REINA DEL ROSARIO


1. Quien rece constantemente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.
2. Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.
3. El Rosario es el escudo contra el infierno, destruye el vicio, libra de los pecados y abate las herejías.
4. El Rosario hace germinar las virtudes para que las almas consigan la misericordia divina. Sustituye en el
corazón de los hombres el amor del mundo con el amor de Dios y los eleva a desear las cosas celestiales
y eternas.
5. El alma que se me encomiende por el Rosario no perecerá.
6. El que con devoción rece mi Rosario, considerando sus sagrados misterios, no se verá oprimido por la
desgracia, ni morirá de muerte desgraciada, se convertirá si es pecador, perseverará en gracia si es justo
y, en todo caso será admitido a la vida eterna.
7. Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin los Sacramentos.
8. Todos los que rezan mi Rosario tendrán en vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia y serán
participes de los méritos bienaventurados.
9. Libraré bien pronto del Purgatorio a las almas devotas a mi Rosario.
10. Los hijos de mi Rosario gozarán en el cielo de una gloria singular.

11. Todo cuanto se pida por medio del Rosario se alcanzará prontamente.
12. Socorreré en sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.
13. He solicitado a mi Hijo la gracia de que todos los cofrades y devotos tengan en vida y en muerte como
hermanos a todos los bienaventurados de la corte celestial.
14. Los que rezan Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.
15. La devoción al Santo rosario es una señal manifiesta de predestinación de gloria.

LOS MISTERIOS DEL ROSARIO


Los misterios del Rosario son como un "Evangelio abreviado" que fácilmente podemos retener en la memoria.
Recorren la vida de Cristo que recordamos "con consideración", meditamos o contemplamos con los sentimientos
del Corazón de María. Son los misterios gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos.
MISTERIOS GOZOSOS
Los misterios gozosos se refieren a la infancia de Jesús. Su contemplación nos introduce en el interior del corazón
de la Virgen María. Llamada ser Madre de Dios, es privilegiada y excepcionalmente redimida y llena de gracia. Se
entrega sin condiciones. Hace donación total de todo su ser. Es Madre y Virgen por obra del Espíritu Santo.
Desbordando el misterio de Dios hecho hombre, sale al encuentro de su parienta Isabel como peregrina de la
caridad.
Llegada la plenitud de los tiempos, María da a luz por obra del Espíritu Santo. Comienza la presencia histórica del
Redentor, suprema expresión del amor del Padre para que todos los hombres se salven (Cf. Jo.3, 16). Fiel a la
Ley, acude al templo de Jerusalén donde recibe el anuncio del precio de dolor que ha de pagar como Madre y
Corredentora. En silencio reverencial acoge la respuesta del Hijo que permanece tres días en el templo porque ha
de dedicarse a las cosas del Padre.
MISTERIOS LUMINOSOS
Los misterios luminosos nos introducen en la vida pública de Jesús. Con María, contemplamos espiritualmente el
bautismo de Jesús, los cielos abiertos. Oímos la voz del Padre y vemos al Espíritu Santo sobre Jesucristo. Se
inaugura el Nuevo Testamento. Cristo es confirmado en su misión por el Padre.
Con María participamos en la boda de Caná. La Madre intercede ante el Hijo y Cristo realiza su primer milagro.
María nos interpela: Haced lo que Él os diga. Es una invitación a abrir el corazón a la predicación de Cristo que
nos habla del Reino y nos invita a la conversión. María nos pide que nos dejemos inundar por la luz de la
Transfiguración, gracia de Dios en nuestras almas, y nos atrae irresistiblemente a la Eucaristía Sacrificio,
Comunión y Tabernáculo.
MISTERIOS DOLOROSOS
La Virgen María nos ayuda a penetrar el sentido de la Pasión y Muerte de Cristo en los misterios dolorosos.
Acompañamos a Cristo en la oración del huerto que nos enseña la necesidad que tenemos de tiempos
suficientemente largos de oración que darán sentido a nuestra vida y misión como bautizados. Contemplamos la
agonía de Getsemaní en comunión con la humillación extrema de Jesús. Lo reconocemos como Rey universal en
la paradoja de la coronación de espinas. Permanecemos junto a la Cruz con María: Ella nos acoge como hijos y
nosotros la acogemos como Madre. Permanecemos adorando a Cristo muerto por nosotros en silenció,
acompañando a su Madre.
MISTERIOS GLORIOSOS
La contemplación de los misterios gloriosos en el secreto del corazón de la Virgen nos convierte en testigos de la
gran alegría: Cristo ha resucitado, triunfador sobre el pecado y la muerte, sube a los cielos y allí nos prepara un
lugar (Cf. Jn14, 2), nos envía su Espíritu para que nos santifique y conduzca la Iglesia a la plenitud, glorifica a su
Madre que, en cuerpo y alma, nos precede en el cielo como miembro destacado de la Iglesia y es coronada como
Reina.
Los misterios gloriosos del Rosario nos estimulan a ser sembradores de esperanza y alegría, dando testimonio de
la Resurrección de Cristo imitando a María Magdalena. Caminamos mirando al cielo donde está Cristo nuestra
Cabeza, animados por la fuerza del Espíritu Santo. La Virgen del Rosario, asunta al cielo en cuerpo y alma,
intercede por nosotros que somos sus hijos.

ACTIVIDAD:
1. Elabora un OVI de toda la lectura.
2. Organiza el rezo del Santo Rosario en familia o en reunión de tus compañeros de clase. Regístralo a
través de un video y preséntaselo a tu docente.

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