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Cómo afrontar la obsolescencia de los


semiconductores
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Cómo afrontar la obsolescencia de los semiconductores

2022-10-13 3 min read

Los semiconductores han ocupado los titulares nacionales en los últimos dos años. La pandemia de la
COVID-19 y su efecto dominó en las cadenas de suministro mundiales han provocado una escasez que ha
afectado a multitud de sectores. Al mismo tiempo, las frecuentes fusiones y adquisiciones de fabricantes
de semiconductores han agravado uno de los mayores problemas del sector: la obsolescencia.

La escasez de semiconductores está afectando a la capacidad de los consumidores para comprar no solo la
tecnología móvil e informática más reciente, sino también automóviles, electrodomésticos e incluso luces LED.
Sin embargo, a pesar de su importancia en la producción de artículos cotidianos, la obsolescencia sigue siendo
un problema cada vez mayor para los semiconductores.

El ritmo creciente de la obsolescencia

En 1970, se esperaba que el ciclo de vida útil típico de un semiconductor fuera de unos 30 años. En 2014, esa
cifra disminuyó a diez años, lo que supone una reducción del 60 % en menos de 50 años. Esto no supone un
gran problema para la electrónica de consumo, ya que se lanzan nuevos smartphones y ordenadores portátiles
cada seis meses aproximadamente.

Sin embargo, un ciclo de vida más corto de los componentes puede plantear un grave problema para la
maquinaria industrial que se espera utilizar durante décadas. En particular, los sectores altamente regulados,
como el de automoción, aeroespacial, defensa y fabricación de productos sanitarios, se ven muy afectados por la
rápida obsolescencia de los semiconductores. En estos sectores, el uso de un componente diferente al
especificado en el diseño original puede dar lugar a procedimientos de prueba y verificación exhaustivos y
prolongados.

Pero ¿por qué los semiconductores se vuelven obsoletos con mayor rapidez? En parte, esto se debe al ritmo
natural del progreso tecnológico, que lleva a los fabricantes de semiconductores a eliminar gradualmente los
modelos más antiguos para dar paso a alternativas más eficientes y rentables. Además, los modelos más
antiguos suelen estar integrados en dispositivos heredados, que pueden depreciarse tanto que el soporte
continuo del fabricante de equipos originales (OEM) no resulta conveniente.

Sin embargo, desde el inicio de la pandemia de la COVID-19, ha habido otro fenómeno que ha contribuido a la
rápida obsolescencia de los semiconductores: una tanda considerable de fusiones y adquisiciones de
proveedores. Por ejemplo, en 2021, la empresa china Nexperia adquirió NWF, la mayor fábrica de chips del
Reino Unido. Ese mismo año, Renesas adquirió Dialog Semiconductor, casi al mismo tiempo que ADI adquirió
Maxim Integrated.
En estos casos, la empresa compradora puede decidir optimizar la cartera de productos de la empresa adquirida,
eliminando gradualmente los semiconductores menos demandados para priorizar la fabricación de modelos más
nuevos. Esta tendencia aumenta aún más la volatilidad de la ya de por sí frágil cadena de suministro de
semiconductores.

¿Cómo se puede afrontar el problema?

Cuando un producto llega al final de su vida útil, los OEM emiten un aviso de última compra, que suele dar a
los fabricantes entre seis y doce meses para comprar y almacenar componentes antes de que se descataloguen.
Sin embargo, la última compra no suele garantizar que todos los fabricantes que utilizan ese dispositivo puedan
realizar y recibir un pedido a tiempo. Entonces, ¿qué se puede hacer?

En primer lugar, mantenerse al día de los cambios, fusiones y adquisiciones del sector puede ayudar a los
fabricantes a predecir qué componentes es más probable que se descataloguen. Para ayudar en este aspecto, EU
Automation anuncia periódicamente, tanto en un boletín informativo como en las redes sociales, el momento en
que los componentes más populares llegan al final de su vida útil.

También es imprescindible que los fabricantes sean conscientes del riesgo de obsolescencia de los
semiconductores que están integrados en equipos indispensables, y que realicen un seguimiento de la fase de
vida útil y el estado de salud de dicha maquinaria con un programa de mantenimiento predictivo adecuado. Esto
les permitirá detectar posibles fallos antes de que causen daños irreparables y pedir piezas de repuesto difíciles
de encontrar antes que nadie. Un proveedor fiable y especializado en piezas de repuesto obsoletas también
puede ser una solución excelente, ya que puede ayudar a los fabricantes a abastecerse de repuestos de calidad
procedentes de una red global de socios cualificados.

Estas estrategias no impedirán que los semiconductores se queden obsoletos, pero pueden ayudar a compensar
las repercusiones negativas de la obsolescencia en los resultados de las empresas.

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