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PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES

SEGUNDO PARCIAL: MODELOS DE DESARROLLO DE ASIA DEL ESTE

Abril del 2023

PRESENTADO POR:

Luis Angel Quezada Aguirre


Daniel José Venegas Pedraza

DOCENTE:

Angelica Johanna Alba Cuéllar


El estado de Japón y su papel en la economía desde la revolución Mieji hasta la
actualidad.

Japón, como varios países de Asia del Este, representa un caso de estudio interesante
debido a su rápido desarrollo económico. Japón emprendió durante la segunda mitad del
siglo XX procesos económicos, políticos y sociales que llevaron al país a un desarrollo
vertiginoso, pasando de ser un país destruido a causa de la segunda guerra mundial, a ser
una de las principales economías a nivel mundial, líder internacional en términos de
innovación y tecnología, e inclusive llegar a jalonar los procesos de desarrollo de los países
de la región, todo lo anterior en un corto periodo de tiempo. En este orden de ideas,
indagando sobre los factores de éxito que llevaron al país Nipón a su rápido crecimiento
económico, cabe preguntarse, ¿cuál fue el papel del Estado en el proceso de desarrollo
emprendido por Japón desde la era Meiji hasta la actualidad? Siendo así, se mostrará a lo
largo del texto la participación activa del Estado dentro del desarrollo económico del país,
donde se mostrarán varias de las principales herramientas empleadas por el mismo en
dicho proceso.

La discusión sobre el papel del Estado en el desarrollo económico de los países es de vieja
data. Las diferentes escuelas y teorías económicas pasan por la relación Estado - mercado,
sus puntos de encuentro y diferenciación, y los alcances de cada uno; la concepción de
dichas relaciones y las interacciones entre los mismos también responde a modelos
ideológicos que dan uno u otro papel a las partes dentro del proceso de desarrollo. Dentro
de este debate, es de relevancia resaltar la teoría del Estado desarrollista que, contrario al
razonamiento de la teoría económica neoclásica - la cual establece la no intervención del
Estado y la poca regulación en la economía -, se da un papel fundamental al Estado dentro
del desarrollo económico, el cual guía las fuerzas de mercado a través de diversos
instrumentos, interviniendo en la economía a través de la protección del mercado interno y
priorización de ciertos sectores a través de incentivos, la política industrial, el incentivo a la
ciencia y tecnología, la creación de instituciones con miras a la planeación y cumplimiento
de objetivos estratégicos de desarrollo, etc. (Figueroa & Bonilla, 2018). Dicha teoría cobra
relevancia a la hora de entender el proceso de desarrollo de los países del sudeste asíatico,
que alcanzaron niveles de crecimiento económico vertiginosos en un periodo corto de
tiempo, proceso en el cual el Estado cobra gran relevancia como factor explicativo del éxito
de dichos países.

El proceso de desarrollo económico de Japón se da lugar a lo largo de la segunda mitad del


siglo XX. Sin embargo, se presentan antecedentes previos que marcaron un hito importante
en materia de desarrollo, como lo fue el periodo de la Restauración Meiji, donde el objetivo
principal del nuevo gobierno era la modernización del país y la apertura social y económica
a occidente, llevándose a cabo esfuerzos en materia de educación, creación de
universidades, institutos y la instauración de la educación obligatoria, transferencia de
tecnologías traídas desde occidente, el primer boom empresariales a finales de 1880, con la
oleada de creación de empresas privadas, la inversión pública en infraestructura como los
ferrocarriles, la red telefónica nacional, carreteras, acuerdo, etc. (Correa, 2016).
Posteriormente, la segunda guerra mundial marca otro punto de quiebre, ya que después de
la misma, el país quedó destrozado, la infraestructura destruida, la economía pasaba por
grandes inflaciones, hambruna, y ocupación de las fuerzas occidentales; es en este periodo
que Japón empieza su proceso de rápida industrialización y desarrollo económico que se
extendería a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.

Uno de los puntos fundamentales del papel del Estado en el desarrollo de Japón es la
creación de diversas instituciones que respondan a las necesidades del país, se encargaran
de la planeación estratégica y persecución de objetivos de desarrollo. Siendo así, bajo el
periodo de reconstrucción, se creó en 1946 la Junta de Estabilización económica, el
Ministerio de industria nacional y comercio (MITI) en 1949, el cual sería la principal
institución encargada de la política industrial del país, el banco de exportación e importación
de Japón en 1950, el Banco de desarrollo de Japón en 1951, entre otras (Cai, 2011). Contar
con bases institucionales sólidas y acordes a los objetivos de desarrollo planteados por el
país permitió tener la capacidad política, financiera, y organizacional suficiente para llevar a
cabo el proceso de desarrollo con éxito, y de manera más específica, permitir al Estado
guíar de manera eficiente las fuerzas de mercado.

Otro factor a considerar es el diseño, seguimiento y ejecución de la política industrial por


parte del Estado. A través de sus instituciones, el Estado guía las fuerzas de mercado,
incentivando el desarrollo de sectores específicos contemplados dentro de la política. En el
caso de Japón, el MITI llevó el mando en el desarrollo de la política industrial, a través del
diseño de políticas orientadas a la transformación de la estructura industrial mediante el
fomento y protección de industrias en desarrollo, que en el caso de la década de los 50s
consistió en alcanzar la competitividad en sectores cómo la industria siderúrgica,
carbonífera, naval, eléctrica, de fibras sintéticas, y fertilizante químico, industrias
petroquímica, de herramientas y partes de máquina, y electrónicos. (Nishijima, 2019). La
política industrial en Japón pasó por el uso de diferentes herramientas, que permiten
canalizar las fuerzas de mercado y guiar el desarrollo por la senda deseada: incentivos
políticos, exenciones fiscales, financiación preferencial, política objetivo por sectores
económicos, protecciones arancelarias, promoción de la exportación, subvenciones, entre
otras. (Cai, 2011).

Por otro lado, el uso de diferentes mecanismos de intervención permite la adaptabilidad a


las diferentes necesidades de cada etapa de desarrollo. Además de la subvención,
protección e incentivo a industrias clave en el desarrollo económico del país, la política
industrial también pasa por el uso de herramientas, planes y políticas que permitan
adaptarse a las condiciones del contexto nacional e internacional. Por ejemplo, lo anterior
se refleja en el caso de las contramedidas tomadas en 1978 por los ministerios de comercio
internacional e industria (MITI), trabajo y transporte para las “industrias estructuralmente
deprimidas”, destinada a industrias estancadas en su proceso de crecimiento y
competitividad, lo cual permitió el posterior paso de la economía del país de industrias
intensivas a industrias de alta tecnología (Cai, 2011), permitiendo adaptarse a las
necesidades cambiantes tanto de su economía interna, como de los requerimientos para
una mayor competitividad en el comercio internacional bajo las características y
capacidades específicas del país.

La década de los 80 representó un cambio para la política económica del país, ya que se
implementaron políticas que liberalizaron el mercado y lo internacionalizaron, estableciendo
una cooperación más amplia entre el estado y las empresas, desregularizado el mercado,
reducción de impuestos y aumento del gasto público, a la vez que aumentó de manera
significativa su inversion en tecnologia e innovacion para poder producir productos más
complejos y ser más competitivos en el mercado internacional (Flath, 2022).

Respecto a la cooperación que se dio entre el estado y el sector empresarial,se le conoció


como "keiretsu", que se refiere a una red de empresas interconectadas que trabajan juntas
para alcanzar objetivos económicos comunes. Durante la década de los 80, el gobierno
japonés fortaleció aún más esta cooperación a través de políticas específicas para fomentar
la colaboración entre el gobierno y las empresas. Por ejemplo, se establecieron políticas
para fomentar la inversión en tecnología, la transferencia de conocimientos entre las
empresas y la creación de nuevas industrias a través de asociaciones público-privadas
(Flath, 2022).

Respecto a lo que tiene que ver con la liberalización de la economía,se llevó a cabo a través
de una serie de políticas específicas. En primer lugar, se redujeron las barreras comerciales
para permitir la entrada de productos extranjeros al mercado japonés. Además, se redujeron
las regulaciones que obstaculizaban el crecimiento empresarial, lo que permitió a las
empresas japonesas operar de manera más eficiente y competitiva. También se
implementaron políticas fiscales y monetarias para estimular el crecimiento económico,
como reducir los impuestos y aumentar el gasto público para estimular la demanda interna.
Todo esto permitió que las empresas japonesas compitieran en un mercado global y
estimuló la innovación y la eficiencia, lo que ayudó a impulsar el crecimiento económico del
país en la década de los 80 (Flath, 2022).

La liberalización de la economía japonesa fue importante porque permitió a las empresas


japonesas competir en un mercado global y ampliar su base de clientes. Además, la
competencia extranjera estimuló la innovación y la eficiencia, lo que ayudó a impulsar el
crecimiento económico del país. Como resultado de estas políticas, Japón experimentó un
fuerte crecimiento económico en la década de los 80, conocido como el "Milagro Japonés".

Aparte, la inversión en tecnología en la década de los 80 permitió a Japón diversificar su


producción y cambiar sus principales productos. La industria electrónica japonesa
experimentó un gran crecimiento y se convirtió en uno de los pilares de la economía del
país, liderando la producción de productos como televisores, grabadoras de video,
reproductores de CD y sistemas de audio de alta calidad. Además, la industria automotriz
adoptó nuevas tecnologías como la robótica y la automatización para mejorar la eficiencia
de la producción y la calidad de los vehículos, lo que permitió a Japón ganar una gran
aceptación en los mercados mundiales y convertirse en uno de los principales exportadores
de automóviles en la década de los 80 (Flath, 2022).

Fue tanto así que, durante los años 80, se creía que Japón superaría a los Estados Unidos
como la principal potencia económica del mundo. Japón demostró un gran éxito en la
producción de bienes de alta calidad, como productos electrónicos y automóviles, y su
capacidad para implementar nuevas tecnologías en la producción de productos y en la
gestión empresarial fue impresionante. Además, su sistema educativo y la ética de trabajo
extremadamente rigurosa de sus empleados fueron factores clave en su éxito (Flath, 2022).

Ya durante la década de los 90, la situación cambió drásticamente. Japón venía de una
época de bonanza económica y estaba acostumbrado al alto crecimiento, esto fue así hasta
1991, año en el que estalló la burbuja inmobiliaria que generó una crisis económica en
Japón.

La burbuja inmobiliaria de Japón fue un período de especulación inmobiliaria que tuvo lugar
en la década de los 80. Durante este tiempo, los precios de las propiedades en Japón se
dispararon a niveles sin precedentes, alcanzando sus mayores niveles en áreas urbanas
como Tokio. Los precios excesivos fueron impulsados por el crecimiento económico del país
y la política de bajos tipos de interés del Banco de Japón, que permitió un fácil acceso al
crédito y fomentó la especulación en bienes raíces. El gobierno japonés desempeñó un
papel importante en la burbuja inmobiliaria al promover el desarrollo urbano y la inversión en
bienes raíces, y al limitar el desarrollo de viviendas de alquiler social para alentar la
propiedad de la vivienda (Kusakawa, 1994).

La crisis económica de Japón en los años 90 fue generada por una combinación de
factores, incluyendo la explosión de la burbuja inmobiliaria de los años 80, el excesivo
endeudamiento de las empresas y el sistema bancario japonés y la desaceleración de la
economía mundial. Durante la crisis, el gobierno japonés implementó una serie de medidas
para estimular la economía y reformar el sistema financiero. Estos incluyeron una política
monetaria laxa para reducir las tasas de interés, medidas para reformar y recapitalizar los
bancos japoneses y la implementación de programas de gasto público para estimular la
demanda interna (Kusakawa, 1994). El gobierno también trabajó en la reducción de la
burocracia y la liberalización de sectores económicos clave. Sin embargo, estas políticas no
pudieron evitar la prolongada recesión y estancamiento económico que caracterizaron la
década de los 90 en Japón.

Después de la crisis de los años 90, la economía japonesa ha experimentado un período de


estancamiento y lenta recuperación. El gobierno ha tomado medidas para revitalizar la
economía, incluyendo políticas monetarias y fiscales expansivas, reformas estructurales y la
promoción de la innovación y el crecimiento de la productividad. A partir de la década de
2010, el gobierno ha implementado una política conocida como "Abenomics", en honor al
entonces primer ministro Shinzo Abe, que incluye una combinación de políticas monetarias,
fiscales y estructurales para estimular la economía y combatir la deflación. Desde entonces,
Japón ha experimentado un crecimiento moderado y ha logrado mantener su posición como
una de las principales economías del mundo, aunque aún enfrenta desafíos como el
envejecimiento de la población y la creciente competencia de otros países en la región de
Asia-Pacífico (Asien, 2017).

En conclusión, el rápido desarrollo económico de Japón durante la segunda mitad del siglo
XX fue el resultado de un enfoque desarrollista del Estado, que enfatizó la importancia de la
intervención estatal en la economía a través de diversas herramientas y políticas, tales
como la creación de instituciones y políticas industriales, la promoción de la ciencia y
tecnología, la protección del mercado interno y la priorización de ciertos sectores. El papel
del Estado fue fundamental en la planeación y ejecución del proceso de desarrollo
económico, y la creación de bases institucionales sólidas fue clave para llevar a cabo el
proceso con éxito. En este sentido, el caso de Japón muestra cómo la intervención del
Estado en la economía puede ser una herramienta efectiva para alcanzar el desarrollo
económico a largo plazo.
REFERENCIAS

Cai, K. G. (2011).The political economy of East Asia: Regional and national dimensions.
Basingstoke: Palgrave Macmillan.Cap. 5. “The South Korean Political Economy
Since 1945”.

Correa, F. (2017) Desarrollo económico de Japón: de la génesis al llamado milagro


económico. En: Revista de la Facultad de Ciencias Económica: Investigación y
Reflexión. rev.fac.cienc.
econ, XXV (1). DOI: http://dx.doi.org/10.18359/rfce.2654

Figueroa Figueroa, A. M., & Bonilla Morán, G. I. (2018). El impacto del Estado
desarrollista en el este asiático. Revista Relaciones Internacionales, (I).

Nishijima, S. (2009). Desarrollo económico y política industrial de Japón: implicaciones para


países en desarrollo. RIBE Discussion Paper Series No 246. Recuperado de:
https://www.rieb.kobe-u.ac.jp/academic/ra/dp/English/dp246.pdf

Kusukawa, T. (1994). The Japanese economy: The bubble of the 80's and the recession of
the 90's. Japan and the World Economy, 6(4), 389-393.

Asien, E. R. (2017). El Desarrollo Económico De Japón En El Siglo Xxi. Observatorio


Iberoamericano de la Economía y la Sociedad del Japón, (30).

Flath, D. (2022). The Japanese Economy. Oxford University Press.

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