La continuidad de la atención se ve desde dos ámbitos.

Por un lado, el paciente experimenta las acciones de salud como coherentes y conectadas entre si
en el tiempo.

Por otro lado, los sistemas de salud perciben coherencia clínica, funcional y profesional, lo cual
facilita la atención y mejora los resultados. Implica resguardar el cuidado de la salud más allá de
los centros hospitalarios, extendiendo la atención al domicilio.

El modelo permite la estratificación de la población según niveles de riesgo, evitando que la

población sana se enferme, que las personas enfermas se mantengan controladas y no desarrollen
complicaciones, y que las personas con multimorbilidad sean atendidas de forma coordinada
mediante planes de cuidados consensuales, integrales y continuos.

Los cambios en los estilos de vida, la longevidad, los avances médicos, la pobreza, la falta de
educación, la insalubridad del medio, el acceso desigual a los alimentos saludables, entre otros,
contribuyen a la cronificación de las patologías. Esto se asocia a un aumento de la
morbimortalidad de las enfermedades crónicas no transmisibles.