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1 Resumen elaborado por Francisco Arellanes

NOCIONES DE ACÚSTICA
1.1 Las ondas sonoras
Los sonidos se generan por el movimiento de un cuerpo (fuente de sonido, v. gr. cuerdas de
guitarra, diapasón, jarrón al suelo). Dicho movimiento causa una perturbación de las
partículas de aire (o agua), que idealmente deberían estar en reposo, y esa alteración es el
sonido. Hay sonidos que el oído humano percibe y sonidos que no: 1-20 hz. infrasonidos;
más de 20 000 ultrasonidos. Los sonidos lingüísticos se ubican entre 50 y 8 000 hz. El
sonido (perturbación) se propaga a mayor velocidad en el agua (1500 m/seg) que en el aire
(384 m/seg).
Ejemplo de diapasón: la masa de aire está dividida en partículas (v. F 1, p. 12), las
cuales, con el movimiento del diapasón se desplazan desde su punto original de reposo
hasta un momento de máximo alejamiento de la fuente de sonido (y haciendo que otras
ondas comiencen a desplazarse), luego regresan a su punto de origen y lo trascienden en
dirección contraria. El acercamiento de las partículas da lugar a un estado de compresión,
mientras que el alejamiento da lugar a un estado de rarefacción. Esos estados de
compresión y rarefacción (perturbación) se van transmitiendo desde la fuente de sonido
hasta llegar hasta nuestros oídos.
La onda sonora es la propagación de una perturbación a través de un medio físico
como el aire o el agua en forma de una series sucesiva de compresiones y rarefacciones
alternas. Se puede representar con un diagrama (v. F 2, p. 13). Se trata de una onda simple
o sinusoide, o bien onda periódica simple. Tal tipo de onda no corresponde a la de los
sonidos lingüísticos, los cuales poseen ondas complejas.
En la onda simple se pueden observar algunas propiedades. A la fase de compresión
le sigue una fase de rarefacción. La suma de estos momentos completa un ciclo (vibración
completa; vibración: movimiento periódico). En la figura 1.3 la onda A completa un
ciclo en 0.01 segundos (una centésima de segundo), tiempo en que B completa dos ciclos.
El periodo (o longitud) de una onda es el tiempo que tarda en completar un ciclo. El
número de ciclos completos por segundo (medida arbitraria), es decir, la frecuencia de una
onda se mide en hertz o c.p.s. La longitud y la frecuencia guardan entre sí una relación
inversamente proporcional.
Las ondas con frecuencias bajas (infrasonidos) no las percibe el oído humano. Las
demasiado altas (por encima de 20 000, ultrasonidos) tampoco.
Otra propiedad es la amplitud de onda. En 1.3 A tiene mayor amplitud que B. La
amplitud depende de la distancia que recorren las partículas desde su punto de reposo (el
máximo desplazamiento o elongación de un cuerpo en vibración respecto a su punto de
reposo).
Ambas ondas son periódicas (corresponden a movimientos vibratorios), es decir, el
mismo perfil del ciclo se repite a intervalos de tiempos regulares. Todas las ondas
sinusoides son periódicas, pero también hay ondas periódicas complejas. Sin embargo,
algunas ondas complejas pueden ser irregulares (aperiódicas; v. F 4, p. 16).
En términos estrictos, cualquier sonido tiene una onda aperiódica porque las
variaciones de presión no se pueden repetir exactamente de forma indefinida. Conforme el
sonido se va amortiguando, la amplitud disminuye y los ciclos por lo tanto o son ya
idénticos. Estos matices no se consideran y las ondas se suelen dividir en periódicas y
aperiódicas.
Una onda compleja periódica (como muchos sonidos lingüísticos) se compone de
dos o más ondas simples. La complejidad aumenta de acuerdo con el número de sinusoides
o armónicos. Los cuerpos elásticos vibran simultáneamente como un todo, pero también
cada una de sus partes vibra a diferencia de los cuerpos rígidos (cuerda de guitarra vs.
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diapasón). En una onda compleja, la onda simple de más baja frecuencia constituye su
frecuencia fundamental o F0. Las otras ondas se suelen llamar armónicos y su frecuencia es
siempre un múltiplo de la frecuencia fundamental la cual, coincide con la frecuencia de la
onda compleja. La frecuencia fundamental es el máximo común divisor de las restantes
frecuencias (correspondientes a los armónicos). Un matemático Francés, Joseph Fourier,
postuló un teorema que permite descomponer una onda compleja periódica en sus
componentes simples (transformada de Fourier). La síntesis de Fourier permite la
reconstrucción de una onda compleja a partir de sus componentes.
Una onda compleja se puede representar también como en la figura 1.6 en la cual el
eje de las ordenadas registra la amplitud (medida en decibeles) y el eje de las abscisas la
frecuencia (a mayor amplitud menor frecuencia). A este tipo de diagrama se le llama
espectro.
Las ondas aperiódicas son siempre complejas. Poseen siempre componentes de
todas las frecuencias y de amplitud variable. También pueden analizarse en forma de
espectro, pero éste sólo constará de una sola línea continua que con un movimiento
ascendente o descendente indicará la amplitud de la vibración en cada frecuencia (v. F 1.7,
pp. 19-20).
1.2 Propiedades de los sonidos
Se puede calificar a los sonidos en sonidos armónicos (con onda periódica) y ruidos (con
onda aperiódica). “lo bonito” o “agradable para el oído” es subjetivo. Vocal vs. fricativa.
Tonía
La tonía es la impresión auditiva que produce la fr4ecuencia de una onda sonora (la tonía
aumenta conforme aumenta la frecuencia). La tonía depende en sonidos armónicos de la
frecuencia fundamental, mientras que en los ruidos proviene del conjunto de frecuencias
componentes predominante. Los objetos pesados y grandes vibran más despacio (menos
frecuencia) y el sonido correspondiente es más grave. Para modificar la frecuencia de un
sonido se puede aumentar o disminuir la tensión de la fuente; alterar la masa o las
dimensiones (longitud) de la fuente. (ejemplos de cuerdas).
En los sonidos de frecuencias bajas (inferiores a 1 000 hz.) un cambio de 2 o 3 hz.
es importante y fácilmente perceptible, en las frecuencias altas, la modificación en
frecuencia debe ser mayor para que se interprete como una alteración de la tonía. Ejemplo:
un cambio de 400 hz. a 600 hz. se percibe como un cambio tonal mucho más drástico que el
que hay de 4 400 hz. a 4 6000 hz. La unidad de medida de la tonía es el mel. A un sonido
con una frecuencia de 1.000 hz. le corresponde una tonía de 1.000 meles.
Intensidad (o Sonía)
La intensidad depende de la amplitud de la onda, correlacionada con el movimiento de la
fuente. Si se aplica una mayor fuerza a la fuente, la elongación será mayor y la amplitud de
onda aumentará. La determinación de la amplitud de onda en las sinusoides sencilla. En la
sondas complejas periódicas hay que calcular el valor medio de la amplitud mediante un
procedimiento matemático que no voy a detallar.
El watio es una unidad absoluta en la que puede calcularse la intensidad. Una
unidad relativa de para medir la intensidad es el decibel (dB): si se dice que la intensidad de
un sonido es de x decibeles, se quiere decir que ese sonido posee una intensidad mayor en
cierta proporción determinada a la de otro sonido.
Diferencias entre Tonía e Intensidad
Para entender correctamente la diferencia entre frecuencia y amplitud y sus
propiedades derivadas (tonía e intensidad) conviene aclarar que un cambio en la amplitud
no implica un cambio en la frecuencia: si hacemos sonar un diapasón con mayor o menor
fuerza variará la amplitud, pero la frecuencia será la misma, pues depende de las
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propiedades físicas del cuerpo. Si se quiere cambiar la frecuencia sería necesario modificar
las dimensiones del cuerpo (alargándolo o acortándolo).
Timbre
La misma nota musical con idéntico tono e intensidad no sonará igual en una guitarra que
en un laúd; es decir, variará en el timbre. El timbre depende de la configuración particular
del espectro de la onda compleja: dos sonidos tiene timbre distinto si el número y la
amplitud relativa de los armónicos de sus ondas son distintos. Con el timbre se relaciona el
concepto de resonancia.
Resonancia
Los cuerpos vibran generalmente de dos modos: (a) al ser desplazados de su punto de
reposo por un impulso externo y a partir de ese momento continuar vibrando libremente a
su frecuencia natural (de acuerdo con sus características físicas); o (b) a partir de la
vibración de otro cuerpo por “contagio”. Las oscilaciones del diapasón, por ejemplo, se
transmiten a la mesa con apoyar la base sobre ella. Las vibraciones de las cuerdas provocan
perturbaciones en la masa de aire contenida en la caja del instrumento. A (b) se le llama
resonancia. El cuerpo o volumen que se ve afectado se denomina resonador.
Para que se produzca resonancia es preciso que la frecuencia natural del resonador
se asemeje a la de la fuente del sonido (a). Un diapasón puede hacer resonar a otro (de la
misma frecuencia) si se sincronizan las perturbaciones de ambas (ejemplo de la hamaca:
empujar en el momento adecuado aumenta la intensidad-amplitud; de otro modo, no). Si
hay sincronización las amplitudes de ambos movimientos se suman y el sonido resultante
se refuerza. OJO: los diapasones producen ondas sinusoidales.
La frecuencia natural de vibración de un cuerpo se considera su frecuencia de
resonancia.
Los sonidos que estimulan un resonador y lo ponen en movimiento se denominan
entrada, las vibraciones del resonador en respuesta a la entrada se denominan salida.

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