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Resumen:
España, durante los años sesenta y setenta del siglo pasado, mantuvo abierta la opción de
fabricar armas nucleares, lo que le habría permitido disponer de una fuerza de disuasión
nuclear, pero desistió en el último momento. El contexto histórico y las circunstancias
geopolíticas fueron determinantes.
Para citar como referencia: Campos Robles, Miguel (2021), «España y las armas nucleares»,
Global Strategy Report, No 31/2021.
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Introducción
El programa nuclear español, cuyo objetivo fundamental era desarrollar el aspecto civil de
la energía nuclear, también tuvo un menos conocido aspecto militar. Desde un punto de
vista técnico y económico, son varios los estudios que han tratado la historia de la energía
nuclear con fines pacíficos en España, sin embargo, resulta poco conocido el intento de
acceder al armamento nuclear, intento que se ha mantenido en una nebulosa de
desconocimiento y especulación.
¿Está quebrando la disuasión nuclear? | Estrategia podcast 43
https://global-strategy.org/disuasion-nuclear-estrategia-podcast-43/ ¿Está quebrando la disuasión
nuclear? | Estrategia podcast 43 2022-09-19 18:10:00 Global Strategy Blog post Podcast Política de
Defensa Estrategia podcast Fuerzas nucleares ¡Bienvenidos a Estrategia, el podcast de Global Strategy!
En esta conversación, Guillermo Pulido (@will_pulido), acompañado por Javier Jordán (@JavierJordanE),
reponde por extenso a la siguiente pregunta: ¿se está erosionando la disuasión … Sigue leyendo
El proyecto para hacerse con un arma nuclear recibió el nombre de Proyecto Islero[ii]. El
proyecto, que atravesó diversas fases, unas más activas que otras, se mantuvo vivo hasta
que España firmó las salvaguardias nucleares de la Organización Internacional de la Energía
Atómica (OIEA) en 1981.
El contexto geopolítico
En aquellos años, otro factor importante para la política internacional de España, y que
continúa siéndolo en el presente, era la situación en el Norte de África. En el conflicto del
Sahara Occidental (1973-1975), España no pudo utilizar el armamento de procedencia
norteamericana, como ya previamente había ocurrido en la guerra de Ifni (1957-58),
conflicto, este último, que tuvo lugar tras la independencia de Marruecos de Francia y
España en 1956. En estos enfrentamientos con Marruecos, Estados Unidos dejó claro que no
se implicaría en el área, ya que también mantenía una relación de cooperación con el país
vecino, por lo que el Gobierno español sólo podría esperar de la gran potencia una acción de
mediación en el mejor de los casos.
Además, otros conflictos internacionales como la guerra del Yom Kipur en Oriente Medio
(1973), la tensión entre Grecia y Turquía por la cuestión de Chipre (1974) y el movimiento
revolucionario en Portugal (1974) aumentaron la inestabilidad en el Mediterráneo, lo que
hizo que el despliegue de fuerzas norteamericanas en España ganara aún más importancia
estratégica.
El Proyecto Islero
En 1951, fue creada la Junta de Energía Nuclear (JEN) dependiente de la presidencia del
Gobierno[iii], con la función primordial de dirigir las investigaciones para la aplicación de la
energía nuclear a los fines nacionales. Las instalaciones se ubicaron en la Ciudad
Universitaria de Madrid. Cuatro años más tarde, España, acogiéndose al programa «Átomos
para la Paz», firmó con Estados Unidos el primer acuerdo de cooperación para el uso
pacífico de la energía nuclear, por el que este país facilitó la ayuda necesaria para la
construcción del primer reactor experimental, suministró el uranio enriquecido para su
funcionamiento y colaboró en la formación del personal. En 1967, fue construido el también
reactor experimental Coral-1 del tipo denominado rápido[iv], apropiado para la producción
de plutonio. La creciente importancia de los estudios e investigaciones nucleares en los
campos de la producción de energía eléctrica y la generación de radioisótopos, de
aplicación en medicina, la industria y la agricultura, llevó a la creación del Centro Nacional
de Energía Nuclear en 1958.
España: geopolítica y gran estrategia | Estrategia podcast 16
https://global-strategy.org/espana-geopolitica-y-gran-estrategia-estrategia-podcast-16/ España:
geopolítica y gran estrategia | Estrategia podcast 16 2022-01-25 04:56:00 Global Strategy Blog post
Análisis y Estrategia Podcast Política de Defensa España Estrategia Estrategia podcast Geopolítica
¡Bienvenidos a Estrategia, el podcast de Global Strategy! En este episodio Javier Jordán
(@JavierJordanE), acompañado por Alberto Bueno (@AlbertoBueno_), se pregunta si España es un
jugador geoestratégico … Sigue leyendo
El siguiente acuerdo con los Estados Unidos en materia nuclear proporcionó los créditos
necesarios para la construcción de las primeras centrales nucleares construidas en España:
la central de Zorita[v] (Guadalajara) y la de Garoña[vi] (Burgos), ambas construidas con
tecnología americana. Por otro lado, Francia, en competencia con los Estados Unidos, dio
facilidades para construir una central con tecnología francesa en España, así, en 1964,
mientras se construían las dos centrales anteriores, el Gobierno aprobó la construcción de la
central de Vandellós I[vii] (Tarragona) de propiedad hispano-francesa. Esta central, que
entró en funcionamiento en 1972, al contrario de sus predecesoras fue concebida como una
planta de doble uso civil y militar (Velarde, 2016). Pues, al usar la central uranio natural
como combustible se evitaba el proceso de enriquecimiento del uranio fuera de España, y el
combustible consumido sería reprocesado en una planta francesa. Además, Vandellós
quedaba fuera de la supervisión de Estados Unidos y de la OIEA, a diferencia del resto de
centrales y otras instalaciones. El plutonio militar para las fuerzas nucleares francesas
provenía de varias centrales nucleares construidas con la misma tecnología que Vandellós I.
Hoy, conocemos, por varias fuentes, que en 1963 el capitán general Agustín Muñoz Grandes,
entonces vicepresidente del Gobierno, ordenó a la JEN, dirigida por el almirante ingeniero
José María Otero Navascués, que realizara un estudio, con la debida discreción, sobre la
viabilidad de fabricar un arma atómica. El estudio fue encomendado al miembro de la JEN
más adecuado por su personalidad, capacidad y preparación técnica, el comandante
ingeniero del Ejército del Aire Guillermo Velarde[ix].
Los objetivos del proyecto eran aumentar el prestigio y el desarrollo tecnológico de España
y disponer de una capacidad de disuasión nuclear propia, lo que hubiera permitido una
posición de mayor independencia e influencia internacional. El momento histórico en que
se tomó la decisión de iniciar el proyecto, hace pensar que también fue considerada la
amenaza a los territorios españoles del Norte de África, pues sólo unos años antes había
tenido lugar la olvidada guerra de Ifni[x], enclave español en el protectorado francés de
Marruecos que llegó a tener la categoría de provincia.
Los ingenieros que trabajaban en el Proyecto Islero pronto se encontraron con dificultades
técnicas. Las bombas basadas en la fisión del uranio fueron inicialmente descartadas, pues
el método de difusión gaseosa mediante centrifugadoras, utilizado para el enriquecimiento
del uranio a gran escala, era extremadamente complejo. El procedimiento suponía una gran
dificultad técnica en la fabricación de las membranas de las centrifugadoras, un enorme
consumo de energía eléctrica y, sobre todo, la dificultad para justificar y encubrir una
instalación para llevar a cabo esta actividad. Un artefacto nuclear basado en el plutonio
como material fisible era más viable, pues su obtención podría hacerse de forma más
discreta. También, se requería una planta de reprocesado del combustible consumido en un
reactor como el de Vandellós I.
El 17 de enero de 1966, en el espacio aéreo español, a más de 10000 metros de altura sobre
la localidad de Palomares (Almería), tuvo lugar el accidente más grave ocurrido en España
relacionado con el armamento nuclear. Ese día, un bombardero B-52 de la Fuerza Aérea de
los Estados Unidos, portando cuatro bombas nucleares de 1,5 megatones, colisionó con un
avión cisterna KC-135 procedente de la base de Morón durante una operación rutinaria de
reabastecimiento de combustible en vuelo. El B-52 regresaba de una misión en la frontera
turco-soviética, como parte de los vuelos disuasorios que realizaba la aviación estratégica
norteamericana en aquellos años.
Los dos aviones colisionaron en el aire y cayeron a tierra. El accidente provocó la muerte de
siete de los once tripulantes de las dos naves. De las cuatro bombas termonucleares[xi] que
se desprendieron automáticamente del B-52, dos quedaron intactas, una de ellas cayó en el
mar, pero las otras dos se dañaron al impactar en el suelo, la detonación del explosivo
convencional, cuya función es iniciar la reacción en cadena del material nuclear, provocó la
destrucción de las bombas y la formación de una nube de partículas radioactivas que se
depositó sobre una superficie de más de 200 hectáreas que quedaron contaminadas. La
explosión nuclear no se produjo gracias a los sistemas de seguridad que disponían las
bombas para evitar explosiones accidentales.
Tras el accidente, el general Franco citó a Guillermo Velarde para que le informara del
accidente y del estado del Proyecto Islero, en la entrevista Franco dijo: «He considerado las
ventajas que tendría para España poder disponer de un pequeño arsenal de armas
nucleares, pero estoy convencido de que, antes o después, sería prácticamente imposible
mantenerlo en secreto. España no podría soportar otras sanciones económicas, razón por la
que he decidido posponer el desarrollo de este proyecto» (Velarde, 2016). Por otra parte,
España estaba sujeta a las salvaguardias nucleares[xiv] de los Estados Unidos y de la OIEA
por los acuerdos con los norteamericanos, que obligaban al uso exclusivamente pacífico de
la energía nuclear.
Sin embargo, el entonces vicepresidente del Gobierno Carrero Blanco (1967-1973) mantenía
la voluntad de impulsar el proyecto, de modo que el teniente general Manuel Díez-Alegría,
tras asumir la jefatura del Alto Estado Mayor a comienzos de los setenta, pidió a Velarde que
continuara con las investigaciones.
Los avances de la energía nuclear en nuestro país despertaron inquietud entre las
autoridades y científicos norteamericanos al considerar que España disponía de la
capacidad y los recursos para fabricar un arma nuclear. «La Agencia Central de Inteligencia
(CIA), según un informe desclasificado, conoció la existencia de un estudio del Centro
Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN) de 1971 en el que se planteaba la
fabricación de armamento atómico» (Castro, 2015). Según el profesor e historiador Muñoz
Bolaños el estudio elaborado por Velarde y otros militares españoles recogía que «España
podía poner en marcha con éxito la opción nuclear militar. Se daba especial importancia a la
central de Vandellós como fuente para la obtención del plutonio militar y se indicaba la
posibilidad de realizar la primera prueba nuclear en el desierto del Sahara Español» (Muñoz,
2014). Otro informe de la CIA elaborado en octubre de 1974, pero conocido en febrero de
1977, afirmaba que un grupo de seis países, entre ellos España, podría disponer de su
propio armamento atómico en siete o diez años. En el apartado del informe dedicado a
España se hace mención a sus reservas naturales de uranio, a su ambicioso programa de
fabricación de centrales nucleares, a la intención de construir una planta de reprocesado del
combustible nuclear y a su negativa a firmar el NPT[xv].
De hecho, el presidente del Gobierno Arias Navarro (1973-1976) decidió continuar adelante
con el Proyecto Islero, en ese sentido, su ministro de Asuntos Exteriores José María de
Areilza reconoció que «España estaba en condiciones de fabricar armas nucleares en siete u
ocho años si nos pusiéramos a ello. No queremos ser los últimos en la lista»[xvi]. De ahí que
las presiones de Estados Unidos para que España firmara el NPT continuaran durante la
presidencia de James Carter (1977-1981), especialmente al conocerse el proyecto de
construcción de un Centro de Investigación Nuclear (CIN) en la provincia de Soria, donde se
llevaría a cabo la investigación y desarrollo de tecnologías para el reprocesamiento del
combustible nuclear y la obtención del plutonio. El proyecto de construcción de este centro
quedó finalmente suspendido en 1981, sin que se llegaran a iniciar las actividades previstas.
En 1976, ya bajo el primer gobierno de la monarquía del rey Juan Carlos I, el acuerdo con los
Estados Unidos se renovó como Tratado de Amistad y Cooperación, un tratado bilateral
propiamente dicho, sancionado por las Cortes españolas y el Congreso de Estados Unidos. A
partir de ese momento, a diferencia de lo que venía sucediendo, Estados Unidos no podría
almacenar armas nucleares ni sus componentes nucleares en territorio español, la retirada
de los submarinos nucleares de la base naval de Rota se produciría, de forma escalonada, a
partir del 1 de enero de 1979 y estaría finalizada el 1 de julio de ese año[xvii]. En 1982, se
firmó el Convenio de Amistad, Defensa y Cooperación en el que se cambiaban los términos
del anterior tratado, en lo sucesivo un despliegue de armamento nuclear en España
necesitaría la aprobación del Gobierno español.
Aún, durante los gobiernos del presidente Adolfo Suarez (1976-1981) no se terminó de cerrar
el Proyecto Islero, ya que Suarez, partidario de una política de neutralidad, consideraba
contraproducente meter a España en la dinámica bipolar, propia de la Guerra Fría.
Hoy en día, la posición de España sobre las armas nucleares es claramente favorable al
desarme y a la no proliferación. España está comprometida a no desarrollar armas
nucleares y en contra de la realización de ensayos nucleares.
Como lo corrobora que España haya firmado: el Tratado de Prohibición Parcial de Ensayos
Nucleares (1963), el Tratado de Prohibición de armas nucleares en el Espacio Exterior (1968),
el Tratado de la Antártida (1982), el Tratado sobre Prohibición de Emplazar Armas Nucleares
y otras Armas de Destrucción Masiva en los Fondos Marinos (1987), el Tratado de No
Proliferación (1987) y el Tratado para la Prohibición Completa de Ensayos Nucleares (1996).
Referencias
Carpintero, Natividad, 2017, “Proyecto Islero. Cuando España pudo tener una fuerza de
disuasión nuclear”, Revista Ejército Núm. 911 marzo 2017, pág. 36.
Castro, Luis, 2015 “La bomba atómica española. La energía nuclear en la transición.”,
pág.111.https://www.academia.edu/38605214/La_bomba_at%C3%B3mica_espa%C3%B1ola._La_energ%C3%ADa_nuclear_e
Muñoz Bolaños, Roberto, 2014, “El Proyecto Islero. La bomba atómica española”.
https://www.researchgate.net/publication/287210502_El_Proyecto_Islero_La_bomba_atomica_espanola
Velarde, Guillermo, 2016, “Proyecto Islero. Cuando España pudo desarrollar armas
nucleares”, Editorial Guadalmazán.
[iv] Los reactores rápidos emplean combustible en el que la proporción de material fisible
ha sido considerablemente incrementada por la adición de Pt-239 o una superior
proporción de U-235.
[v] Tipo de reactor PWR (Pressuraized Water Reactor). Refrigerante y moderador: agua a
presión. Combustible: óxido de uranio enriquecido.
[vi] Tipo de reactor BWR (Boiling Water Reactor). Refrigerante y moderador: agua ligera.
Combustible: óxido de uranio enriquecido.
[vii] Tipo de reactor GCR (Gas Cooled Reactor). Moderador: grafito. Refrigerante: anhídrido
de carbono. Combustible: uranio natural.
[ix] Guillermo Velarde Pinacho fue la fuerza impulsora del proyecto Islero, general de
división del Ejército del Aire, ingeniero, científico, autor de numerosos trabajos de
investigación, catedrático de Física Nuclear en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros
Industriales de Madrid desde 1973. Miembro de la Junta de Energía Nuclear desde 1956,
donde permaneció hasta 1981 como director de Tecnología. Realizó estudios universitarios
en Estados Unidos en la Pennsylvania State University y en el Laboratorio Nacional Argonne
en Chicago. Autor del libro Proyecto Islero. Cuando España pudo tener una fuerza de
disuasión nuclear, escrito con gran rigor y en el que se recoge una valiosa información.
Guillermo Velarde falleció en 2018 en Madrid.
[x] https://ejercito.defensa.gob.es/ca/Galerias/multimedia/revista-
ejercito/2018/932/accesible/Revista_Ejercito_Accesible.pdf
[xi] Las bombas termonucleares, o bombas de hidrógeno, se basan en la fusión nuclear. En
estas bombas nucleares, el proceso de fusión requiere ser iniciado por una reacción de
fisión (etapa primaria) que comprime el material combustible (tritio, deuterio o deuterio de
litio) provocando la reacción de fusión (etapa secundaria). Las bombas atómicas de fisión
pueden liberar una energía en el orden de cientos de kilotones, mientras que las bombas de
hidrógeno, más potentes, pueden hacerlo en el orden de megatones.
[xii] El diseño Teller-Ulam es el método empleado para provocar la reacción de fusión en las
bombas termonucleares, su nombre proviene de sus descubridores: el húngaro-americano
Edward Teller y del matemático polaco-americano Stanislaw Ulam que completó el diseño
en 1951.
[xiv] Las salvaguardias nucleares son las medidas de supervisión sobre la industria de un
país, que permiten comprobar que su uso de la tecnología nuclear se orienta sólo a fines
pacíficos y no a un desarrollo militar para obtener armas nucleares.
[xv] Special National Intelligence Estimate. Prospects for Further Proliferation of Nuclear
Weapons. p. 37. https://digitalarchive.wilsoncenter.org/document/113914
[xvi] https://www.elmundo.es/cronica/2001/CR295/CR295-12.html
Editado por: Global Strategy. Lugar de edición: Granada (España). ISSN 2695-8937
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