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Universidad de San Carlos de Guatemala

Escuela Superior de Arte


Licenciatura en Música
Instrumentación I
Vinicio Quezada

Historia de la Guitarra Clásica

Sergio Andrés Orozco Miranda


Carné: 201804714

Guatemala, 19 de febrero del 2021


Índice

Historia de La Guitarra Clásica 3


El Origen de la Guitarra 3
El papel de los Juglares y Trovadores 4
Los Antecesores de la Guitarra 5
El Laúd 5
La Guitarra Morisca 5
La Guitarra Latina 5
La Vihuela de Mano 6
El Nacimiento de la Guitarra Española 6
La Guitarra de Cinco Órdenes 7
El Rasgueado 7
La Guitarra Barroca 7
El Siglo XVIII, Época de Transición 9
Cambios en la Fisionomía de la Guitarra 9
El Nacimiento de la Guitarra Clásica 10
Siglo XIX, Edad de Oro 10
Antonio de Torres Jurado 10
Siglo XX, La Consagración de la Guitarra Española 11
Ilustraciones 13
Historia de la Guitarra Clásica

La guitarra es un instrumento perteneciente a la familia de instrumentos de cuerda,


específicamente los de cuerda tañida, y tanto su estilo como su técnica dependen del
contexto y el lugar en el que se ejecute, pues es un instrumento sumamente versátil capaz
de encontrar su lugar desde una gran sala de conciertos, hasta en una fiesta. Por ello, a lo
largo de la historia, ha sido una labor complicada definir su historia, desde el punto de vista
en el que es una amalgama de culturas y hechos históricos que la moldearon y definieron
hasta ser el instrumento que es hoy en día, pues ha pasado por numerosas
transformaciones tanto en su estructura como en los materiales de fabricación.

El origen de la guitarra
Es realmente incierto poder definir el origen de la guitarra, ya que no existe la
documentación necesaria para afirmar de forma verídica el lugar donde surgió el primer
instrumento de este tipo. Es posible, sin embargo, analizar las formas que precedieron a la
guitarra, así como las culturas, y civilizaciones que jugaron un papel importante en su
nacimiento y evolución.
Existen dos líneas teóricas que proponen una hipótesis acerca de su origen. La primera de
dichas teorías indica que la forma más primitiva del instrumento fue lo que hoy conocemos
como cítara, instrumento muy habitual en los pueblos de Oriente Medio, importada por los
griegos y asimilada por los romanos bajo este nombre. Al principio la cítara presentaba
características mucho más similares a la lira que a la guitarra, sin embargo, con el paso del
tiempo, fue surgiendo un modelo de cítara con mástil, posiblemente a modo de imitación
del laúd griego conocido como pandura, el cual junto a las violas se expandirían por todo el
territorio del imperio romano, llegando a la antigua Hispania, en donde ambos
instrumentos derivarían en otros muy parecidos entre sí, como lo es la fídula, la vihuela y la
cítola, instrumentos tocados con arco en su mayoría pero que evolucionarían a las formas
más cercanas a la guitarra, como lo fue la guitarra latina y la vihuela de mano, instrumentos
que ya eran ejecutados con lo que hoy conoceríamos como púa pero que en su forma de
origen se conoce como plectro, para después ser ejecutados con los dedos.
La segunda línea teórica indica que la guitarra pudo haber tenido su origen en el tonbur y
el laúd, instrumentos árabes parecidos en forma, pero diferenciados en su estructura, los
cuales fueron introducidos en España cunado los árabes invadieron la Península Ibérica en
el siglo VIII, resultando de la evolución del tonbur en los reinos hispano musulmanes la
llamada guitarra morisca, considerada el precedente más cercano a la guitarra española.
De cualquier forma, no sería posible definir un origen exacto, pues se toma en cuenta que
el territorio de la Península Ibérica fue duramente disputado por reinos cristianos y
musulmanes, resultando en una larga y obligada convivencia que promovió el intercambio
y mezcolanza de culturas musicales, generando instrumentos como consecuencia de dicho
contacto e influencia de las culturas hispano-cristianas e hispano-musulmanas. Esto se
puede ver claramente en instrumentos como la vihuela que claramente tenía un origen
latino en las violas italianas, fue agrandado su tamaño y comenzó a ser punteada por plectro
en imitación de los instrumentos árabes, de igual forma, la guitarra latina asumiría su
nombre de las qitaras árabes.
El papel de los juglares y trovadores
Durante la Edad Media se vivió una época de mestizaje cultural en España, en donde unos
músicos medievales conocidos como juglares y trovadores serían sumamente importantes
para el desarrollo de la música instrumental y, en consecuencia, el desarrollo de la guitarra.
Estos personajes recorrían pueblos y caminos entreteniendo con juegos y malabarismos,
contando las gestas de los grandes caballeros y las batallas y pasiones entre morros y
cristianos, esto a través de diversos instrumentos que acompañaban sus números y
narraciones. Entre dichos instrumentos se podían ver los de cuerda frotada como la cítola,
la fídula y el rabé, de igual forma que los instrumentos que eran ejecutados con plectro o
con los dedos, como la cedra, giga, rota o salterio. De esta forma fueron adquiriendo
popularidad y abriendo terreno entre distintas poblaciones de todo tipo de orígenes,
llegando a ser requeridos por reyes y nobles para animar los festejos de sus Cortes y
castillos. Entonces los reinos hispánicos medievales hicieron la tradición trovadoresca, las
composiciones de amor cortesano, muy influenciadas por las serenatas y canciones árabes,
así como las obras de temática religiosa.
Los juglares, trovadores, músicos cristianos, judíos y musulmanes recorrerían la península
haciendo continuos viajes y actividades que contribuirán de manera fundamental a la
difusión de las formas musicales y poéticas de los diferentes reinos que convivían en la
España medieval, pasando por sus inicios recorriendo villas y pueblos, hasta asentarse
finalmente en capillas de castillos y palacios, en donde se verán en la labor completa de
ejercer como músicos a servicio de nobles y reyes, oficio bajo el nombre de ministriles, en
donde estarían obligados a centrarse en la interpretación y refinación de las técnicas y dotes
artísticas, comenzando a utilizar instrumentos principalmente de cuerda con mástil
punteados por plectro tal como la vihuela de péñola, el laúd, la guitarra morisca o la guitarra
latina. Dentro de este marco los músicos alcanzarían un mayor desarrollo en cuanto a
técnica instrumental, ya que siendo músicos cortesanos tendrían que cumplir con dos
cometidos: interpretar música refinada, culta e íntima en conciertos de cámara o capilla, y
por otro lado, amenizar fiestas y celebraciones con música alegre y festiva.
Los antecesores de la guitarra:
Durante los primeros siglos de la época medieval los músicos hispanos usaron numerosos
instrumentos de cuerda para acompañar sus canciones y poemas, de esta forma con la
proliferación de los juglares y trovadores y su éxito como músicos cortesanos, saldrían a
relucir 4 instrumentos de similares características: La vihuela de mano, el laúd, la guitarra
morisca y la guitarra latina, todos con mástil, órdenes dobles de cuerdas, caja de resonancia
y eran ejecutados con plectro, lo que los hacían instrumentos más versátiles en cuanto a la
interpretación musical, los cuales serán los instrumentos de cuerda predominantes en los
escenarios cortesanos, esto hasta que en el siglo XV surgiera la importancia de la música
vocal polifónica, motivando a que se abandonara el uso de la púa por los dedos, provocando
que los músicos cortesanos prefieran las posibilidades del laúd y la vihuela, dejando a la
guitarra morisca y latina a un ámbito más popular.
▪ El laúd:
Introducido a España por los árabes, fue el instrumento por excelencia de la cultura
hispano-musulmana, era un instrumento de cuerpo abombado y mango corto, con
la cabeza del mástil torcida hacia un lado, y contaba con cinco cuerdas de metal que
se punteaban con plectro, con el paso del tiempo el mestizaje cultural introduciría
los órdenes dobles de cuerda que irían aumentando con el paso del tiempo. En
España se producirían grandes prejuicios en contra de todo lo que tuviera origen
musulmán, por lo que se tiene la teoría de que haya sido la razón por la que el laúd
se quedara atrás en preferencia ante la vihuela, sin embargo, esto no pasó así al
extenderse por Europa, pues en muchos países fue, a partir del Renacimiento, el
instrumento preferido por la aristocracia para la música de cámara, surgiendo
compositores de enorme prestigio como Francesco da Milano, Adrien Le Roy, Albert
de Rippa o John Dowland, y dos siglos después, los alemanes S.L.Weiss y J.S.Bach

▪ La guitarra morisca:
El segundo de los instrumentos de cuerda de origen árabe, la guitarra morisca no
corrió con tanta suerte en el cambio medieval al renacimiento, fue utilizado en gran
manera, en un segundo plano ante el laúd, por los músicos cortesanos en las cortes
y palacios árabes, sin embargo, su limitada cantidad de 3 cuerdas lo encasillaría a
tocarse únicamente para acompañar canciones por medio de rasgueos, por lo que
esto combinado con su origen musulmán, se dice que lo condenarían a desaparecer
en el siglo XV.

▪ La guitarra latina:
De una apariencia cercana a la guitarra morisca y a la vihuela, y de una influencia
musulmana clara, la guitarra morisca logró mantener su presencia en las cortes hasta
finales del siglo XV, contaba con tres pares dobles de cuerdas y una simple. A partir de
que los instrumentos musulmanes fueron desapareciendo, no necesitó de un apellido
para diferenciarse de la guitarra morisca, por lo que se le conocía por el nombre de
“Guitarra”, en ocasiones se le llamaba como guitarra de cuatro órdenes. Con el tiempo
fue redondeando su forma y adquiriendo la apariencia cercana a la guitarra moderna
con fondo plano, aunque todavía con contaba con un tamaño pequeño, sólo 5 o 6
trastes que se delimitaban con cuerdas atadas al mástil, el agujero o boca de la caja de
resonancia cubierta con una roseta de marquetería y las escotaduras o cintura poco
pronunciadas. En Italia y Francia sería ampliamente utilizada en los bailes de los
palacios, mientras que en España sería desplazada de las cortes hasta finales del siglo
XV por la vihuela de mano.

▪ La vihuela de mano:
En un principio la vihuela era un instrumento pequeño parecido al violín, siendo
interpretado con arco, pero por los avances en la técnica instrumental su tamaño
fue aumentando al pasar a ser usada por los músicos españoles, quienes la
interpretarían primero con plectro (vihuela de peñarola) para pasar a ser tocada con
los dedos (vihuela de mano). Hasta el siglo XV la vihuela habría adquirido una forma
muy parecida a la guitarra, con la diferencia de que poseía un total de seis órdenes
de cuerdas, lo que le daría mayores posibilidades musicales y por lo tanto le
permitiría convertirse en el instrumento preferido para la música polifónica de
cámara y de capilla, desplazando al laúd como figura musical hasta entonces en los
reinos españoles.
Durante gran parte del siglo XVI en España, Portugal, el sur de Italia (en manos por
entonces de la Corona española) e incluso en los palacios de los primeros virreyes
españoles en América, el protagonismo de la vihuela será absoluto en la música
cortesana, mientras en el resto de Europa el laúd se imponía en los salones
aristócratas como instrumento solista.

El nacimiento de la guitarra española


En un principio en España, la guitarra de cuatro órdenes sería relegada a un uso meramente
popular, sin embargo, en países como Francia, Italia o Inglaterra la guitarra sería adoptada
y utilizada por los músicos cortesanos desde el principio del siglo XVI, siempre detrás del
protagonismo del laúd, siendo los laudistas franceses, que también tocaban la guitarra, los
que publicarían las primeras obras con tablaturas en exclusiva para guitarra de cuatro
órdenes, siendo sin embargo, las primeras composiciones para guitarra que aparecieron en
una publicación musical de cuatro órdenes las seis piezas que se incluían en la obra del
vihuelista español Alonso Mudarra, tres libros de música para vihuela, editada en 1546.
La guitarra de cinco órdenes:
En el siglo XVII se añadiría un quinto orden de cuerdas a la guitarra, siendo este el hecho
fundamental para que la guitarra progresara artísticamente y se convirtiera en un
instrumento con presencia en los círculos musicales más selectos y con esto el éxito que se
convertiría al ser, desde finales de siglo, instrumento acompañante de danzas de moda en
cortes y palacios de la aristocracia. Es difícil determinar el origen y aparición de la guitarra
de cinco órdenes teniendo en cuenta su convivencia con la guitarra de cuatro órdenes
durante gran parte del siglo XVI en España, de igual forma, fue la guitarra de cinco órdenes
la que se difundió en España extendiendo su uso por todo el continente.
El rasgueado
A partir del surgimiento de las formas modernas de la guitarra en el siglo XV, el instrumento
era utilizado en España por el pueblo llano para acompañar canciones y bailes con acordes
rasgueados mientras la vihuela era utilizada en los reinos y cortes. Sin embargo, fue en el
siglo XVI cuando la guitarra de cinco órdenes se comenzó a imponer en el país, atrayendo
desde la moda del rasgueado español la atención de la aristocracia europea teniendo un
gran éxito en países como Francia, Italia o Inglaterra desde principios del siglo XVII. A partir
de entonces es donde el instrumento será conocido en Europa como “Guitarra Española”
por la difusión del nuevo instrumento de cinco órdenes y su estilo rasgueado importado de
España, desapareciendo por completo del panorama a la guitarra de cuatro órdenes. La
nueva guitarra española sería entonces un poco más grande que su antecesor, seguía
utilizando cuerdas como trastes, tenía clavijero macizo, rosetón en la boca y estaba afinada
como la guitarra actual (LA, RE, SOL, SI, MI) exceptuando la cuerda grave “MI” que sería
añadida a finales del siglo XVIII. Se suele tener como referencia histórica, por su
trascendencia musical, la publicación en 1596 del primer tratado sobre el instrumento:
“Guitarra española de cinco órdenes”, escrito por el médico y músico catalán Joan Carles i
Amat (1572-1642).

La guitarra barroca
Aprovechando los recursos técnicos desarrollados por el laúd y la vihuela, y con la llegada
del período barroco a principios del siglo XVII acompañado del auge del acompañamiento
de danzas y canciones cortesanas, la guitarra española se convertirá en el instrumento
habitual en los círculos musicales de toda Europa, teniendo avances reales en su técnica. Su
popularidad en la época impulsó al instrumento a despertar el interés por su estudio y
aprendizaje, explorando nuevas posibilidades artísticas a pesar de que la moda del
rasgueado era un recurso técnicamente limitado que provocó el rechazo de la élite musical.
Los guitarristas barrocos italianos y españoles seguirán utilizando la tablatura del
Renacimiento para las composiciones en sus publicaciones, y se empezó a generalizar el
sistema conocido como Alfabeto para indicar los acordes necesarios para el estilo
rasgueado, aunque también se incluirán en las partituras diversos signos musicales para las
composiciones con punteado (ligados, apoyaturas, vibrato).
En un principio la guitarra estaría aún fuertemente vinculada a las danzas cortesanas y a su
uso rítmico, sin embargo, los conocimientos heredados de la vihuela y el laúd, ayudarían a
que poco a poco se favoreciera a que aparecieran obras de mayor complejidad musical,
especialmente el uso del punteado.
Gaspar Sanz fue un guitarrista español formado en Italia, muy importante para el desarrollo
del instrumento, ya que su obra “Instrucción de Música sobre Guitarra Española” sería la
obra de mayor repercusión del período barroco, conteniendo una gran variedad de danzas
populares muy didácticas para su interpretación, siendo el primer paso para la
consideración de la guitarra en ambientes cultos, pues incluiría varias obras de exigente
ejecución que requerían un punteado de gran calidad. A finales de siglo el guitarrista
mallorquín Francisco Guerau publicaría un Poema Armónico compuesto de varias cifras por
el temple de la guitarra española que incluía pasacalles y diferencias sobra danzas, además
de interesantes consejos sobre la técnica de la guitarra y la notación musical, demostrando
que el punteado se había impuesto finalmente entre los grandes guitarristas a finales del
siglo XVII y que el progreso musical de la guitarra había alcanzado ya un considerable
desarrollo. La última gran obra del período barroco fue el Resumen de acompañar la parte
con la guitarra, del Guitarrista Santiago de Murcia, publicada ya en el siglo XVIII en la ciudad
de flamenca de Amberes.
En la época la mayor actividad guitarrística en el siglo XVII tuvo lugar en otros países como
Francia y sobre todo Italia, que se había convertido en el centro musical europeo desde el
Renacimiento, dado que el instrumento fue utilizado por músicos cortesanos desde
principio del siglo XVI y los más grandes guitarristas españoles se formaron en Italia.
A pesar de la creciente difusión del instrumento en los ambientes aristocráticos europeos
del siglo XVII, los músicos académicos de la época la consideraban como un mero
acompañante de danzas cortesanas sin categoría para la música de cámara o capilla, y la
creciente influencia de la música italiana en España provocaría que los músicos prefirieran
el uso de instrumentos como el clave, el violín o la viola, mientras despreciaba el uso de la
guitarra denominándola “instrumento de barberos”, pues en la época era habitual que los
barberos tuvieran guitarras en sus locales para que los clientes se entretuvieran mientras
aguardaban su turno o para que los propios barberos las tocaran mientras esperaban la
llegada de clientes. Sin embargo, entre el pueblo llano la guitarra será cada vez más habitual
por su timbre dulce y armónico, de asequible aprendizaje y ejecución, así como un excelente
acompañante para todo tipo de canciones populares, y de esta forma, su práctica se
extenderá entre todos los aficionados a la música sin formación académica, practicándose
desde entonces en cada rincón de ciudades, pueblos y caminos del país, ya sea en tabernas,
cuarteles, barcos, monasterios o casas particulares.
El Siglo XVIII, siglo de transición
Durante la mayor parte del siglo no se producirían mayores novedades artísticas para la
guitarra, fue un período en el que el instrumento tendría que adaptarse a un nuevo
contexto artístico, dejando atrás la función como acompañante de danzas y canciones,
desarrollando cualidades técnicas que le permitieran poder integrarse como instrumento
de concierto en la música clásica, una de estas mejoras fue mejorar la limpieza y claridad
en el sonido.
Cambios en la fisionomía de la guitarra
En el siglo XVII la creciente afición a la guitarra entre los pueblos europeos favorecería a que
se estableciera una industria artesana de construcción de guitarras a cargo de los luthiers
que fabricaban violas, por ello muchas guitarras construidas en el centro de Europa tenían
la cabeza del mástil en forma de onda como la familia de los violines, por ello, durante la
constante experimentación de los constructores de guitarras en el siglo XVIII el instrumento
iría adquiriendo muchas de las características que constituyen al instrumento actual,
desarrollando su capacidad musical. Se añadió un sexto orden de cuerdas a la guitarra,
también sustituyendo los órdenes dobles por cuerdas simples, logrando satisfacer las
aspiraciones musicales de la época, comenzando a popularizarse entre los intérpretes de la
época, y que las cuerdas simples favorecían a un mejor puntuado y a un sonido más limpio,
además de facilitar la afinación, mientras la sexta cuerda grave añadida permitiría más
posibilidades armónicas y de bajos.
Se comenzarían a estabilizar el uso de los bordones en las cuerdas graves, consistiendo en
cuerdas fabricadas con un hilo de seda entorchado en metal, sustituyendo las antiguas
cuerdas de tripa. Se incorporó a la guitarra el nuevo clavijero mecánico de metal con clavijas
de hueso o marfil, sustituyendo la cabeza plana con tornillos de madera. Otro avance
importante fue la implementación de diapasón con trastes fijos de metal, los trastes
entonces llegarían hasta la boca de la guitarra y no como antes que, al ser cuerdas atadas
al mástil, se terminaban donde comienza el cuerpo de la guitarra. En favor de una mejor
sonoridad también se aumentó el tamaño de la forma de la guitarra y se estrechó la cintura
del cuerpo, tomando la clásica figura de ocho, eliminando también los típicos elementos
decorativos característicos del período barroco, creándose dese entonces guitarras con la
boca descubierta, eliminando el rosetón y otros elementos ostentosos, adquiriendo una
forma más estilizada y sobria. Se incorporaron también las varillas de refuerzo que se
adosaban en la parte interior de la caja del instrumento, permitiendo una mayor proyección
del sonido.
El nacimiento de la guitarra clásica
La guitarra adquiriría unas condiciones técnicas más propicias para la ejecución
instrumental y de facultades artísticas mayores a finales del siglo XVIII, captando la atención
de los círculos musicales académicos. Siguió cumpliendo un rol de acompañamiento en las
nuevas danzas y canciones de moda, sin embargo, los músicos comenzarían a adquirir un
papel más ambicioso para la guitarra, defendiéndolo como instrumento de concierto,
incluso al nivel del violín o del piano, de esta forma, se logró abandonar el antiguo sistema
de tablatura barroca en favor del uso de la notación musical moderna con pentagrama,
integrando a la guitarra a la música de concierto junto a otros instrumentos como el violín,
el piano, la viola, el chelo, la flauta, etc. En dúos, tríos, cuartetos, quintetos y otros tipos de
ensambles musicales. Todos estos avances lograrían que el laúd como instrumento
preferido hasta entonces, fuera desplazado por los compositores para recurrir a la guitarra.

Siglo XIX, la edad de oro


La guitarra al fin conseguiría su aceptación generalizada en los círculos musicales más
selectos de Europa, como instrumento de concierto durante la primera mitad del siglo XIX,
esto en mayor medida gracias a la actividad de numerosos intérpretes que surgieron a lo
largo de numerosos países europeos, especialmente de Italia, de donde surgiría el
guitarrista más prestigioso de la época pre romántica: Mauro Giuliani. Además de otros
músicos destacados como Mateo Carcassi, Luigi Legnani, Giulio Regondi, y Zanni Ferranti,
además de la notable afición al instrumento que tenía el virtuoso violinista Niccolo Paganini
quien compuso un número considerable de obras para guitarra. Mientras en España
surgieron dos guitarristas que destacaron sobre todos los demás en la primera mitad del
siglo: Fernando Sor y Dionisio Aguado.
A pesar de los notables avances en la construcción de la guitarra y de la valiosa labor de los
instrumentistas remarcados de la época, la guitarra aún necesitaba perfeccionamiento
técnico en su construcción, sobre todo en el sentido de mejorar e incrementar el tono y
volumen del sonido, mejoras que necesitaría con urgencia pero que encontraría durante la
segunda mitad del siglo XIX, superando gran parte de los obstáculos musicales que tenía y
obteniendo la forma y cualidades de la guitarra actual en construcción, diseño y materiales.

Antonio de Torres Jurado


Considerado el fabricante de guitarras más importante de la historia por establecer los
cánones básicos de la guitarra de concierto actual en construcción y diseño. La aportación
más decisiva que realizó fue el mejoramiento del sistema de refuerzo con varillas de madera
puestas en forma de abanico que se adosaban en la parte interior de la tapa armónica,
teniendo la capacidad de utilizar en sus guitarras una tapa armónica más ligera y flexible,
de forma que pudiera mejorar el sonido ya que, según indican los investigadores, serviría
para incrementar la calidad, volumen y profundidad del sonido de la guitarra.
Algunos otros cambios fundamentales que hizo Antonio de Torres a la guitarra fueron el
aumento de la caja de resonancia y anchura del mástil, mejoró las prestaciones del puente,
estableció la longitud adecuada del trastero y el tiro de las cuerdas, diseñó las líneas sobrias
y estilizadas del instrumento y utilizó en la fabricación de sus instrumentos maderas y
barnices de primera calidad, logrando así que la guitarra obtuviera una imagen impecable y
un sonido potente, profundo y aterciopelado que hasta entonces no se había alcanzado y
que despertó la admiración de los grandes guitarristas de la época.

Siglo XX, la consagración de la Guitarra Española


A finales del siglo XIX la música culta española logró superar su crisis de identidad derivados
de influencia extranjera, renaciendo con rasgos personales marcados y creatividad
desbordante. El encuentro con sus raíces y el nacionalismo romántico le permitiría ser
inspiración de nuevos compositores españoles como Isaac Albéniz o Enrique Granados, los
cuales se sumergieron en la música de su tierra al fin sin prejuicios. El período de
florecimiento de la música popular española tuvo lugar en el último tercio del siglo XIX,
coincidiendo con el renacimiento de la guitarra de concierto, si bien los compositores
académicos se mantenían al margen de la música popular para guitarra con el fin de
conservar y cuidar los avances técnicos y la consideración musical académica para el
instrumento, los avances realizados por Antonio de Torres Jurado ayudarían a que la
guitarra adquiriera toda la capacidad musical necesaria para afrontar la escena artística del
momento y consagrarse como instrumento de concierto.
Francisco Tárrega sería el personaje que se encargó de rescatar y ampliar las cualidades
artísticas de la guitarra, considerado el padre de la guitarra clásica contemporánea, quien
se dio cuenta que para demostrar las capacidades del instrumento debía enriquecer el
repertorio existente, el cual era algo limitado, logrando componer piezas de extraordinaria
belleza y complejidad, como es el caso de su Capricho Árabe o Recuerdos de la Alhambra,
además de adaptar al instrumento obras de compositores como Bach, Mozart, Haydn,
Álbeniz, etc. Sus estudios en la guitarra le llevaron también al perfeccionamiento de los más
mínimos detalles en la técnica del instrumento, estableciendo la postura ideal del
instrumentista, la forma de sujetar la guitarra, cómo se debían colocar las manos, y cómo
se debían pulsar las cuerdas para un sonido más limpio y puro.
Andrés Segovia fue el guitarrista más conocido del siglo XXI el cual, siguiendo la línea de
Tárrega, demostró a través de su técnica que la guitarra poseía las cualidades tímbricas y
polifónicas que le permitían ser “una orquesta en miniatura”. A diferencia de Tárrega que
su actitud era más tímida e introvertida, Andrés no se quedaba satisfecho con tocar ante
públicos reducidos, pues quería que su música fuera admirada por un público más
numeroso y diverso, en grandes teatros y escenarios del mundo. Además de transcribir
obras de compositores sinfónicos como Mendelssohn, Albéniz, o Granados, y de obras para
laúd como las de Bach, Narváez, Purcell, o Rameau, etc. Andrés Segovia consiguió convencer
a grandes compositores europeos y americanos de la época para que pudieran dedicar su
talento a escribir obras para la guitarra. De esta forma logró que compositores como
Manuel de Falla, Joaquín Turina, Federico Moreno-Torroba, Joaquín Rodrigo, compositores
italianos como Mario Castelnuovo-Tedesco o latinoamericanos como Manuel Ponce o
Heitor Villalobos compusieran numerosas obras sinfónicas y solísticas para la guitarra, las
cuales consagraron definitivamente la categoría musical del instrumento.
Bajo la labor musical y didáctica de Segovia, nacerían además nuevos intérpretes en la
segunda mitad del siglo XX, los cuales contribuirán a mantener la difusión y popularidad de
la guitarra clásica en los cinco continentes. Entre ellos puede mencionarse a Alirio Díaz,
Julian Bream, Narciso Yepes, John Williams, Pepe Romero, Regino Sainz de la Maza, etc. Es
importante también la mención del guitarrista y compositor paraguayo Agustín Barrios
Mangoré, considerado como el mejor compositor para la guitarra clásica en la primera
mitad del siglo XX, componiendo más de 300 obras para guitarra, combinando la textura de
las composiciones barrocas y clásicas con la música popular latinoamericana.
Entre los grandes guitarristas de la época moderna es necesario también mencionar las
composiciones innovadoras de Leo Brouwer, las cuales han influido a guitarristas no sólo
clásicos sino también de jazz o de música latina.
Ilustraciones

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