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El origen de la guitarra
Es realmente incierto poder definir el origen de la guitarra, ya que no existe la
documentación necesaria para afirmar de forma verídica el lugar donde surgió el primer
instrumento de este tipo. Es posible, sin embargo, analizar las formas que precedieron a la
guitarra, así como las culturas, y civilizaciones que jugaron un papel importante en su
nacimiento y evolución.
Existen dos líneas teóricas que proponen una hipótesis acerca de su origen. La primera de
dichas teorías indica que la forma más primitiva del instrumento fue lo que hoy conocemos
como cítara, instrumento muy habitual en los pueblos de Oriente Medio, importada por los
griegos y asimilada por los romanos bajo este nombre. Al principio la cítara presentaba
características mucho más similares a la lira que a la guitarra, sin embargo, con el paso del
tiempo, fue surgiendo un modelo de cítara con mástil, posiblemente a modo de imitación
del laúd griego conocido como pandura, el cual junto a las violas se expandirían por todo el
territorio del imperio romano, llegando a la antigua Hispania, en donde ambos
instrumentos derivarían en otros muy parecidos entre sí, como lo es la fídula, la vihuela y la
cítola, instrumentos tocados con arco en su mayoría pero que evolucionarían a las formas
más cercanas a la guitarra, como lo fue la guitarra latina y la vihuela de mano, instrumentos
que ya eran ejecutados con lo que hoy conoceríamos como púa pero que en su forma de
origen se conoce como plectro, para después ser ejecutados con los dedos.
La segunda línea teórica indica que la guitarra pudo haber tenido su origen en el tonbur y
el laúd, instrumentos árabes parecidos en forma, pero diferenciados en su estructura, los
cuales fueron introducidos en España cunado los árabes invadieron la Península Ibérica en
el siglo VIII, resultando de la evolución del tonbur en los reinos hispano musulmanes la
llamada guitarra morisca, considerada el precedente más cercano a la guitarra española.
De cualquier forma, no sería posible definir un origen exacto, pues se toma en cuenta que
el territorio de la Península Ibérica fue duramente disputado por reinos cristianos y
musulmanes, resultando en una larga y obligada convivencia que promovió el intercambio
y mezcolanza de culturas musicales, generando instrumentos como consecuencia de dicho
contacto e influencia de las culturas hispano-cristianas e hispano-musulmanas. Esto se
puede ver claramente en instrumentos como la vihuela que claramente tenía un origen
latino en las violas italianas, fue agrandado su tamaño y comenzó a ser punteada por plectro
en imitación de los instrumentos árabes, de igual forma, la guitarra latina asumiría su
nombre de las qitaras árabes.
El papel de los juglares y trovadores
Durante la Edad Media se vivió una época de mestizaje cultural en España, en donde unos
músicos medievales conocidos como juglares y trovadores serían sumamente importantes
para el desarrollo de la música instrumental y, en consecuencia, el desarrollo de la guitarra.
Estos personajes recorrían pueblos y caminos entreteniendo con juegos y malabarismos,
contando las gestas de los grandes caballeros y las batallas y pasiones entre morros y
cristianos, esto a través de diversos instrumentos que acompañaban sus números y
narraciones. Entre dichos instrumentos se podían ver los de cuerda frotada como la cítola,
la fídula y el rabé, de igual forma que los instrumentos que eran ejecutados con plectro o
con los dedos, como la cedra, giga, rota o salterio. De esta forma fueron adquiriendo
popularidad y abriendo terreno entre distintas poblaciones de todo tipo de orígenes,
llegando a ser requeridos por reyes y nobles para animar los festejos de sus Cortes y
castillos. Entonces los reinos hispánicos medievales hicieron la tradición trovadoresca, las
composiciones de amor cortesano, muy influenciadas por las serenatas y canciones árabes,
así como las obras de temática religiosa.
Los juglares, trovadores, músicos cristianos, judíos y musulmanes recorrerían la península
haciendo continuos viajes y actividades que contribuirán de manera fundamental a la
difusión de las formas musicales y poéticas de los diferentes reinos que convivían en la
España medieval, pasando por sus inicios recorriendo villas y pueblos, hasta asentarse
finalmente en capillas de castillos y palacios, en donde se verán en la labor completa de
ejercer como músicos a servicio de nobles y reyes, oficio bajo el nombre de ministriles, en
donde estarían obligados a centrarse en la interpretación y refinación de las técnicas y dotes
artísticas, comenzando a utilizar instrumentos principalmente de cuerda con mástil
punteados por plectro tal como la vihuela de péñola, el laúd, la guitarra morisca o la guitarra
latina. Dentro de este marco los músicos alcanzarían un mayor desarrollo en cuanto a
técnica instrumental, ya que siendo músicos cortesanos tendrían que cumplir con dos
cometidos: interpretar música refinada, culta e íntima en conciertos de cámara o capilla, y
por otro lado, amenizar fiestas y celebraciones con música alegre y festiva.
Los antecesores de la guitarra:
Durante los primeros siglos de la época medieval los músicos hispanos usaron numerosos
instrumentos de cuerda para acompañar sus canciones y poemas, de esta forma con la
proliferación de los juglares y trovadores y su éxito como músicos cortesanos, saldrían a
relucir 4 instrumentos de similares características: La vihuela de mano, el laúd, la guitarra
morisca y la guitarra latina, todos con mástil, órdenes dobles de cuerdas, caja de resonancia
y eran ejecutados con plectro, lo que los hacían instrumentos más versátiles en cuanto a la
interpretación musical, los cuales serán los instrumentos de cuerda predominantes en los
escenarios cortesanos, esto hasta que en el siglo XV surgiera la importancia de la música
vocal polifónica, motivando a que se abandonara el uso de la púa por los dedos, provocando
que los músicos cortesanos prefieran las posibilidades del laúd y la vihuela, dejando a la
guitarra morisca y latina a un ámbito más popular.
▪ El laúd:
Introducido a España por los árabes, fue el instrumento por excelencia de la cultura
hispano-musulmana, era un instrumento de cuerpo abombado y mango corto, con
la cabeza del mástil torcida hacia un lado, y contaba con cinco cuerdas de metal que
se punteaban con plectro, con el paso del tiempo el mestizaje cultural introduciría
los órdenes dobles de cuerda que irían aumentando con el paso del tiempo. En
España se producirían grandes prejuicios en contra de todo lo que tuviera origen
musulmán, por lo que se tiene la teoría de que haya sido la razón por la que el laúd
se quedara atrás en preferencia ante la vihuela, sin embargo, esto no pasó así al
extenderse por Europa, pues en muchos países fue, a partir del Renacimiento, el
instrumento preferido por la aristocracia para la música de cámara, surgiendo
compositores de enorme prestigio como Francesco da Milano, Adrien Le Roy, Albert
de Rippa o John Dowland, y dos siglos después, los alemanes S.L.Weiss y J.S.Bach
▪ La guitarra morisca:
El segundo de los instrumentos de cuerda de origen árabe, la guitarra morisca no
corrió con tanta suerte en el cambio medieval al renacimiento, fue utilizado en gran
manera, en un segundo plano ante el laúd, por los músicos cortesanos en las cortes
y palacios árabes, sin embargo, su limitada cantidad de 3 cuerdas lo encasillaría a
tocarse únicamente para acompañar canciones por medio de rasgueos, por lo que
esto combinado con su origen musulmán, se dice que lo condenarían a desaparecer
en el siglo XV.
▪ La guitarra latina:
De una apariencia cercana a la guitarra morisca y a la vihuela, y de una influencia
musulmana clara, la guitarra morisca logró mantener su presencia en las cortes hasta
finales del siglo XV, contaba con tres pares dobles de cuerdas y una simple. A partir de
que los instrumentos musulmanes fueron desapareciendo, no necesitó de un apellido
para diferenciarse de la guitarra morisca, por lo que se le conocía por el nombre de
“Guitarra”, en ocasiones se le llamaba como guitarra de cuatro órdenes. Con el tiempo
fue redondeando su forma y adquiriendo la apariencia cercana a la guitarra moderna
con fondo plano, aunque todavía con contaba con un tamaño pequeño, sólo 5 o 6
trastes que se delimitaban con cuerdas atadas al mástil, el agujero o boca de la caja de
resonancia cubierta con una roseta de marquetería y las escotaduras o cintura poco
pronunciadas. En Italia y Francia sería ampliamente utilizada en los bailes de los
palacios, mientras que en España sería desplazada de las cortes hasta finales del siglo
XV por la vihuela de mano.
▪ La vihuela de mano:
En un principio la vihuela era un instrumento pequeño parecido al violín, siendo
interpretado con arco, pero por los avances en la técnica instrumental su tamaño
fue aumentando al pasar a ser usada por los músicos españoles, quienes la
interpretarían primero con plectro (vihuela de peñarola) para pasar a ser tocada con
los dedos (vihuela de mano). Hasta el siglo XV la vihuela habría adquirido una forma
muy parecida a la guitarra, con la diferencia de que poseía un total de seis órdenes
de cuerdas, lo que le daría mayores posibilidades musicales y por lo tanto le
permitiría convertirse en el instrumento preferido para la música polifónica de
cámara y de capilla, desplazando al laúd como figura musical hasta entonces en los
reinos españoles.
Durante gran parte del siglo XVI en España, Portugal, el sur de Italia (en manos por
entonces de la Corona española) e incluso en los palacios de los primeros virreyes
españoles en América, el protagonismo de la vihuela será absoluto en la música
cortesana, mientras en el resto de Europa el laúd se imponía en los salones
aristócratas como instrumento solista.
La guitarra barroca
Aprovechando los recursos técnicos desarrollados por el laúd y la vihuela, y con la llegada
del período barroco a principios del siglo XVII acompañado del auge del acompañamiento
de danzas y canciones cortesanas, la guitarra española se convertirá en el instrumento
habitual en los círculos musicales de toda Europa, teniendo avances reales en su técnica. Su
popularidad en la época impulsó al instrumento a despertar el interés por su estudio y
aprendizaje, explorando nuevas posibilidades artísticas a pesar de que la moda del
rasgueado era un recurso técnicamente limitado que provocó el rechazo de la élite musical.
Los guitarristas barrocos italianos y españoles seguirán utilizando la tablatura del
Renacimiento para las composiciones en sus publicaciones, y se empezó a generalizar el
sistema conocido como Alfabeto para indicar los acordes necesarios para el estilo
rasgueado, aunque también se incluirán en las partituras diversos signos musicales para las
composiciones con punteado (ligados, apoyaturas, vibrato).
En un principio la guitarra estaría aún fuertemente vinculada a las danzas cortesanas y a su
uso rítmico, sin embargo, los conocimientos heredados de la vihuela y el laúd, ayudarían a
que poco a poco se favoreciera a que aparecieran obras de mayor complejidad musical,
especialmente el uso del punteado.
Gaspar Sanz fue un guitarrista español formado en Italia, muy importante para el desarrollo
del instrumento, ya que su obra “Instrucción de Música sobre Guitarra Española” sería la
obra de mayor repercusión del período barroco, conteniendo una gran variedad de danzas
populares muy didácticas para su interpretación, siendo el primer paso para la
consideración de la guitarra en ambientes cultos, pues incluiría varias obras de exigente
ejecución que requerían un punteado de gran calidad. A finales de siglo el guitarrista
mallorquín Francisco Guerau publicaría un Poema Armónico compuesto de varias cifras por
el temple de la guitarra española que incluía pasacalles y diferencias sobra danzas, además
de interesantes consejos sobre la técnica de la guitarra y la notación musical, demostrando
que el punteado se había impuesto finalmente entre los grandes guitarristas a finales del
siglo XVII y que el progreso musical de la guitarra había alcanzado ya un considerable
desarrollo. La última gran obra del período barroco fue el Resumen de acompañar la parte
con la guitarra, del Guitarrista Santiago de Murcia, publicada ya en el siglo XVIII en la ciudad
de flamenca de Amberes.
En la época la mayor actividad guitarrística en el siglo XVII tuvo lugar en otros países como
Francia y sobre todo Italia, que se había convertido en el centro musical europeo desde el
Renacimiento, dado que el instrumento fue utilizado por músicos cortesanos desde
principio del siglo XVI y los más grandes guitarristas españoles se formaron en Italia.
A pesar de la creciente difusión del instrumento en los ambientes aristocráticos europeos
del siglo XVII, los músicos académicos de la época la consideraban como un mero
acompañante de danzas cortesanas sin categoría para la música de cámara o capilla, y la
creciente influencia de la música italiana en España provocaría que los músicos prefirieran
el uso de instrumentos como el clave, el violín o la viola, mientras despreciaba el uso de la
guitarra denominándola “instrumento de barberos”, pues en la época era habitual que los
barberos tuvieran guitarras en sus locales para que los clientes se entretuvieran mientras
aguardaban su turno o para que los propios barberos las tocaran mientras esperaban la
llegada de clientes. Sin embargo, entre el pueblo llano la guitarra será cada vez más habitual
por su timbre dulce y armónico, de asequible aprendizaje y ejecución, así como un excelente
acompañante para todo tipo de canciones populares, y de esta forma, su práctica se
extenderá entre todos los aficionados a la música sin formación académica, practicándose
desde entonces en cada rincón de ciudades, pueblos y caminos del país, ya sea en tabernas,
cuarteles, barcos, monasterios o casas particulares.
El Siglo XVIII, siglo de transición
Durante la mayor parte del siglo no se producirían mayores novedades artísticas para la
guitarra, fue un período en el que el instrumento tendría que adaptarse a un nuevo
contexto artístico, dejando atrás la función como acompañante de danzas y canciones,
desarrollando cualidades técnicas que le permitieran poder integrarse como instrumento
de concierto en la música clásica, una de estas mejoras fue mejorar la limpieza y claridad
en el sonido.
Cambios en la fisionomía de la guitarra
En el siglo XVII la creciente afición a la guitarra entre los pueblos europeos favorecería a que
se estableciera una industria artesana de construcción de guitarras a cargo de los luthiers
que fabricaban violas, por ello muchas guitarras construidas en el centro de Europa tenían
la cabeza del mástil en forma de onda como la familia de los violines, por ello, durante la
constante experimentación de los constructores de guitarras en el siglo XVIII el instrumento
iría adquiriendo muchas de las características que constituyen al instrumento actual,
desarrollando su capacidad musical. Se añadió un sexto orden de cuerdas a la guitarra,
también sustituyendo los órdenes dobles por cuerdas simples, logrando satisfacer las
aspiraciones musicales de la época, comenzando a popularizarse entre los intérpretes de la
época, y que las cuerdas simples favorecían a un mejor puntuado y a un sonido más limpio,
además de facilitar la afinación, mientras la sexta cuerda grave añadida permitiría más
posibilidades armónicas y de bajos.
Se comenzarían a estabilizar el uso de los bordones en las cuerdas graves, consistiendo en
cuerdas fabricadas con un hilo de seda entorchado en metal, sustituyendo las antiguas
cuerdas de tripa. Se incorporó a la guitarra el nuevo clavijero mecánico de metal con clavijas
de hueso o marfil, sustituyendo la cabeza plana con tornillos de madera. Otro avance
importante fue la implementación de diapasón con trastes fijos de metal, los trastes
entonces llegarían hasta la boca de la guitarra y no como antes que, al ser cuerdas atadas
al mástil, se terminaban donde comienza el cuerpo de la guitarra. En favor de una mejor
sonoridad también se aumentó el tamaño de la forma de la guitarra y se estrechó la cintura
del cuerpo, tomando la clásica figura de ocho, eliminando también los típicos elementos
decorativos característicos del período barroco, creándose dese entonces guitarras con la
boca descubierta, eliminando el rosetón y otros elementos ostentosos, adquiriendo una
forma más estilizada y sobria. Se incorporaron también las varillas de refuerzo que se
adosaban en la parte interior de la caja del instrumento, permitiendo una mayor proyección
del sonido.
El nacimiento de la guitarra clásica
La guitarra adquiriría unas condiciones técnicas más propicias para la ejecución
instrumental y de facultades artísticas mayores a finales del siglo XVIII, captando la atención
de los círculos musicales académicos. Siguió cumpliendo un rol de acompañamiento en las
nuevas danzas y canciones de moda, sin embargo, los músicos comenzarían a adquirir un
papel más ambicioso para la guitarra, defendiéndolo como instrumento de concierto,
incluso al nivel del violín o del piano, de esta forma, se logró abandonar el antiguo sistema
de tablatura barroca en favor del uso de la notación musical moderna con pentagrama,
integrando a la guitarra a la música de concierto junto a otros instrumentos como el violín,
el piano, la viola, el chelo, la flauta, etc. En dúos, tríos, cuartetos, quintetos y otros tipos de
ensambles musicales. Todos estos avances lograrían que el laúd como instrumento
preferido hasta entonces, fuera desplazado por los compositores para recurrir a la guitarra.