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DESARROLLAR EL CONTROL
INHIBITORIO ATRAVÉS DEL
CUENTO
ELABORÓ: CLAUDIA ARRAZOLA RODRIGUEZ
PRIMERA SESIÓN
CUENTO: ¡EL BÚHO!
OBJETIVO DE LA SESIÓN: UTILIZAR LA IMAGINACIÓN COMO UNA HERRAMIENTA VIVENCIAL QUE LES
PERMITA A LOS ALUMNOS DESARROLLAR LA AUTOREFLEXIÓN Y LA AUTOCRITICA, INDISPENSABLES
PARA CONSOLIDAR EL AUTOCONTROL
ACTIVIDADES RECURSOS
- Lectura impresa
● Se narrará el cuento del “búho” del cuento
● Se pedirá a los alumnos que den una retroalimentación del cuento - Hojas con dibujo
● Armado del búho a partir de un modelo con técnicas específicas: calcar o copiar, alusivo al búho.
recortar, ensamblar, iluminar, doblar y pegar. - Resistol, tijeras y
● Por último ¡Manos a la obra! colores
El Búho Gafitas
Asomaba la cabecita, desde su casita en el tronco del árbol., un búho con una carita muy divertida.
Trabajaba durante la noche dando las horas como si fuera un reloj para que los animalitos del bosque supieran
que hora era en cada momento.
Su gran ilusión era salir de su casa durante el día, pero sus ojitos no veían bien y tenía que conformarse con salir
de noche y abrir sus grandes ojazos que brillaban en la oscuridad.
Siempre me dicen que soy afortunado por tener esos ojos tan grandotes, decía: el búho.
Pero no saben, añadía, que aunque son tan llamativos, no veo las cosas tan claras y lindas como la gente la ve.
Salía durante la mañana pero a pocos metros se caía, y siempre decía:
¡Otro tropezón, otro tropezón, pero no me importa, sólo quiero ver el sol!
Muy preocupado llamó a su amiga la ardilla Felisa, que vivía en un árbol cerca del suyo.
¡Felisa, Felisa, ven un momentito por favor!
¡Tengo un problema y como tu tienes fama de lista, tal vez puedas echarme una mano!
¿Qué te ocurre búho?, preguntó la ardilla Felisa.
Tengo que salir de día, quiero ver los animalitos que juegan durante la mañana y ver el lindo color del cielo
cuando se pone el sol.
Quiero ver corretear a los conejos, y pegar brincos a los saltamontes y también como dan saltitos los pequeños
pajarillos de mi árbol.
¡Tengo la solución, dijo la ardilla!-
¡Iremos al conejo oculista y te pondrá unas gafas especiales para ver durante el día!
El búho estaba muy guapo con sus nuevas gafas, y así se cumplió su sueño, paseaba y paseaba y tanto salía
durante el día, que al llegar la noche se quedaba dormido y sus amigos le decían:
¡Búho, no te duermas, que tienes que dar las horas!.
Después de muchos días se dio cuenta de que debía utilizar su tiempo mejor y decidió dormir algunas horas
durante el día, así cumplía su deseo y por las noches no se dormía durante su trabajo.
TALLER: CUENTOS DEL ZOOLÓGICO DE PAPEL
SEGUNDA SESIÓN
CUENTO: ¡EL PEZ GLOBO!
OBJETIVO DE LA SESIÓN: UTILIZAR LA IMAGINACIÓN COMO UNA HERRAMIENTA VIVENCIAL QUE LES
PERMITA A LOS ALUMNOS DESARROLLAR LA AUTOREFLEXIÓN Y LA AUTOCRITICA, INDISPENSABLES
PARA CONSOLIDAR EL AUTOCONTROL.
ACTIVIDADES RECURSOS
- Lectura impresa
● Se narrará el cuento “El pez globo” del cuento
● Se pedirá a los alumnos que den una retroalimentación del cuento - Hojas con dibujo
● Armado del pez globo a partir de un modelo con técnicas específicas: calcar o alusivo al pez.
copiar, recortar, ensamblar, iluminar, doblar y pegar. - Resistol, tijeras y
● Por último ¡Manos a la obra! colores
LUCIO, EL PEZ GLOBO
Había una vez un pez llamado Lucio. Lucio era un pez globo, y estos peces son muy curiosos y cuando alguien se
acerca a molestarles se hinchan como un globo y además están lleno de pinchos.
Muchas veces Lucio se hincha cuando ve que vienen a comérselo tiburones o peces más grandes.
Pero un día vio que venía hacia él, una hermosa tiburona de la que inmediatamente se enamoró, ya que era el pez
más bonito que había visto.
Al principio, instintivamente, Lucio se hinchaba cada vez que veía a la tiburona para protegerse de que se lo
comiera.
Pero empezaron a hablar y cogieron confianza, y ahora Lucio no se hinchaba cada vez que venía la tiburona.
Pasaron unos días y todo iba muy bien entre ellos, Lucio estaba muy ilusionado porque pensaba que él le gustaba
a ella, así que poco a poco se fue relajando más con ella.
Hasta que un día, cuando Lucio estaba dormido junto a ella, la tiburona se lo zampó. Y Lucio, ya en el estómago de la
tiburona, pensó: “Aunque la tiburona parezca amable será siempre un tiburón, y su instinto aparecerá tarde o
temprano”
TALLER: CUENTOS DEL ZOOLÓGICO DE PAPEL
TERCERA SESIÓN
CUENTO: UNA SERPIENTE MUY SOBERBIA
OBJETIVO DE LA SESIÓN: UTILIZAR LA IMAGINACIÓN COMO UNA HERRAMIENTA VIVENCIAL QUE LES
PERMITA A LOS ALUMNOS DESARROLLAR LA AUTOREFLEXIÓN Y LA AUTOCRITICA, INDISPENSABLES
PARA CONSOLIDAR EL AUTOCONTROL
ACTIVIDADES RECURSOS
- Lectura impresa
● Se narrará el cuento “Una serpiente muy soberbia” del cuento
● Se pedirá a los alumnos que den una retroalimentación del cuento - Hojas con dibujo
● Armado de la serpiente a partir de un modelo con técnicas específicas: calcar o alusivo a la
copiar, recortar, ensamblar, iluminar, doblar y pegar. serpiente.
● Por último ¡Manos a la obra! - Resistol, tijeras y
colores
ACTIVIDADES
EL ELEFANTE FOTÓGRAFO
Había una vez un elefante que quería ser fotógrafo. Sus amigos se reían cada vez que le oían decir aquello:
- Qué tontería - decían unos- ¡no hay cámaras de fotos para elefantes!
- Qué pérdida de tiempo -decían los otros- si aquí no hay nada que fotografiar...
Pero el elefante seguía con su ilusión, y poco a poco fue reuniendo trastos y aparatos con los que fabricar una gran cámara de
fotos. Tuvo que hacerlo prácticamente todo: desde un botón que se pulsara con la trompa, hasta un objetivo del tamaño del
ojo de un elefante, y finalmente un montón de hierros para poder colgarse la cámara sobre la cabeza.
Así que una vez acabada, pudo hacer sus primeras fotos, pero su cámara para elefantes era tan grandota y extraña que parecería
una gran y ridícula máscara, y muchos se reían tanto al verle aparecer, que el elefante comenzó a pensar en abandonar su
sueño.. Para más desgracia, parecían tener razón los que decían que no había nada que fotografiar en aquel lugar...
Pero no fue así. Resultó que la pinta del elefante con su cámara era tan divertida, que nadie podía dejar de reír al verle, y
usando un montón de buen humor, el elefante consiguió divertidísimas e increíbles fotos de todos los animales, siempre alegres
y contentos, ¡incluso del malhumorado rino!; de esta forma se convirtió en el fotógrafo oficial de la sabana, y de todas partes
acudían los animales para sacarse una sonriente foto para el pasaporte al zoológico.
TALLER: CUENTOS DEL ZOOLÓGICO DE PAPEL
SEXTA SESIÓN
CUENTO: MANUEL EL GATO POLICIA
OBJETIVO DE LA SESIÓN: UTILIZAR LA IMAGINACIÓN COMO UNA HERRAMIENTA VIVENCIAL QUE LES
PERMITA A LOS ALUMNOS DESARROLLAR LA AUTOREFLEXIÓN Y LA AUTOCRITICA, INDISPENSABLES
PARA CONSOLIDAR EL AUTOCONTROL
ACTIVIDADES
Manuel, era el policía del barrio y su trabajo consistía en avisar a todos los demás gatos, en caso de que hubiese perros
cerca y estuviesen en peligro.
Hoy, era el día en el que tenían que reunirse todos los gatos, para decidir quien sería el nuevo gato policía, ya que Manuel,
no podía correr tan rápido como hace unos años y se estaba haciendo mayor…
El gato Isidoro, estaba dando un discurso, convenciendo a todos los asistentes, de que sin lugar a dudas el mejor gato que
podía tener una responsabilidad como esa, era él. Alegaba que comía muy bien y que eso le permitía estar fuerte y sano,
y así ser muy veloz.
Isidoro pensaba que sería el nuevo policía, pues nadie más se presentó, pero de repente, una linda gatita apareció en lo alto
de un cubo de basura. “hola amigos, yo también quiero se candidata para policía, pues soy muy ágil y veloz”.
El gato sorprendido dijo:“¡pero si tu eres una gatita, y este trabajo es para los gatos, porque para ser policía hay que ser
muy valiente, fuerte y veloz!”
Entonces, se escucharon ronroneos y susurros entre los demás gatos que estaban escuchando a los candidatos. Manuel, el
policía, al escuchar a los dos gatos, se dispuso a hablar: “queridos amigos y amigas, ante todo, transmitiros que no es importante
ser hembra o macho para ocupar el puesto de policía, sino que lo realmente importante, es que sea válido para
desarrollar las funciones de vigilancia y de aportar seguridad, al resto de gatos que viven en estas calles”.
Al final, todos los gatos reflexionaron sobre lo que les había dicho Manuel y debatieron durante un rato sobre quién sería el
nuevo gato policía… ¿quién piensas que fue el sustituto de Manuel?
FIN
TALLER: CUENTOS DEL ZOOLÓGICO DE PAPEL
SEPTIMA SESIÓN
CUENTO: EL CONEJO Y EL COYOTE
OBJETIVO DE LA SESIÓN: UTILIZAR LA IMAGINACIÓN COMO UNA HERRAMIENTA VIVENCIAL QUE LES
PERMITA A LOS ALUMNOS DESARROLLAR LA AUTOREFLEXIÓN Y LA AUTOCRITICA, INDISPENSABLES
PARA CONSOLIDAR EL AUTOCONTROL
TALLER: CUENTOS DEL ZOOLÓGICO DE PAPEL
ACTIVIDADES
En una noche de luna llena, entró el conejo en un huerto de chiles. Le dio tanto gusto que hasta brincó entre ellos y escogió
los más grandes para comer.
Cuando amaneció, el dueño del huerto fue a ver sus chiles. Se sorprendió de verlos regados en el suelo. Entre las plantas
reconoció las huellas del conejo. Con cera de abeja hizo un muñeco para ponerle una trampa al conejo.
Plantó el muñeco en medio del huerto y se fue. Al anochecer, el conejo regresó. Se acercó para saludar, pidiendo después unos
chiles. Como vio que el muñeco no le hacía caso, le pegó con las manos y éstas quedaron pegadas a la cera; le pegó con los
pies y también sus pies quedaron pegados.
Temprano, al día siguiente, el dueño fue a ver si estaba el conejo. Lo encontró pegado al muñeco de cera; lo metió en una red
y se lo llevó a su casa; al llegar, colgó la red y puso a calentar agua para cocinarlo.
Desde donde estaba, el conejo vio acercarse al coyote. “¿Qué hace ahí?”, le preguntó el coyote. El Conejo contestó: “Esta gente
quiere que me case con su hija, pero yo estoy muy joven; ¿por qué no te quedas en mi lugar? Mira, ya está el agua para el
chocolate”.
Cuando el campesino desató la red vio al coyote ahí dentro. “Ahora tú me las vas a pagar”, le dijo. Y lo metió en el agua
hirviendo. El coyote salió corriendo y, lleno de coraje, se fue a buscar al conejo.
Furioso, el coyote siguió las huellas del conejo y lo encontró en un árbol de jícara. “Ahora sí te voy a comer”, le dijo.
El conejo sabía que el coyote no podía distinguir entre la jícara y el zapote. “Por qué me vas a comer, si aquí tengo zapotes
dulces para ti”, dijo el conejo. “Tírame uno”, contestó el coyote, sin saber que le daban jícara.
Al coyote se le atoró la jícara y cayó desmayado. Poco después se levantó y fue a buscar al conejo. Lo encontró a la orilla de
un cerro, descansando junto a una gran piedra. Al verlo, el conejo saltó y apoyó las manos en la piedra, mientras decía: “No
me comas, no ves que si no detengo esta piedra caerá y se acabará el mundo. Lo que tienes que hacer es ayudarme. Detén la
piedra en lo que voy por gente para que nos ayude”.
“Te voy a comer aquí mismo”, dijo el coyote. “Si me comes, ¿quién cuidará a los niños de esta escuela?” contestó el conejo
señalando un panal de avispas. “¿No te gustaría hacer lo que hago? Si ves que alguien se asoma, le pegas”. El coyote se recostó
en una rama, creyendo lo que le decía el conejo.
El coyote le pegó al panal con la vara y las avispas salieron tras él. Perseguido por ellas, se fue a meter a un aguaje.
Oscurecía, cuando el coyote encontró al conejo en la orilla de una laguna; ya se lo iba a comer, cuando el conejo dijo: “Por qué
me vas a comer, hermano, si te estaba esperando para que comiéramos ese queso que ves allí”. Le señaló la Luna que se
reflejaba en el agua.
“Pero, eso sí, tenemos que tomar su suero para poder comérnoslo”, dijo el conejo. Y lo llevó a la laguna para que tomara agua.
“No puedo tomar más”, dijo después de un rato el coyote. “Toma otro poco y así podrás comer el queso”, dijo el conejo. Cuando
al coyote ya le salía agua por los ojos y orejas, el conejo se fue corriendo y aquél se puso furioso.
El conejo sabía de una escalera que podía conducirlo a la Luna. Empezó a subir.
En cuanto llegó a la luna, vio al viejo coyote que lo buscaba en el cielo. Por eso dicen que el coyote mira mucho hacia el cielo.
Y aquí termina el cuento que me contó mi abuelo.
TALLER: CUENTOS DEL ZOOLÓGICO DE PAPEL
OCTAVA SESIÓN
CUENTO: JAMINA, LA JIRAFA CURIOSA
OBJETIVO DE LA SESIÓN: UTILIZAR LA IMAGINACIÓN COMO UNA HERRAMIENTA VIVENCIAL QUE LES
PERMITA A LOS ALUMNOS DESARROLLAR LA AUTOREFLEXIÓN Y LA AUTOCRITICA, INDISPENSABLES
PARA CONSOLIDAR EL AUTOCONTROL
ACTIVIDADES
En la selva de Chin Pum, todo era paz y alegría hasta que llegó Jamina. Jamina era una jirafa altísima, con el cuello largo y
flexible como un bambú, que apareció un día cualquiera para acabar por enfadar a todos, pues era el animal más curioso e
indiscreto que nadie había conocido, y gracias a su altura no había guarida o nido de animales que escapase a sus miradas.
Todo lo miraba y todo lo contaba, irritando a cuantos allí vivían, hasta que consiguió poner a todos de acuerdo para darle una
lección.
Por aquella época el gran Manuato, el mono más importante, decidió trasladarse a unas antiguas ruinas, y arregló todo aquello
para que fuese la casa más acogedora. Jamina no pudo contener su curiosidad, y disimuladamente una noche se acercó a la
ventana. Por ella pudo ver al mono el tiempo justo para ver cómo salía de la habitación, así que le siguió hasta otra pequeña
estancia, pero tampoco llegaba a ver bien, y tuvo que seguirle con la cabeza por uno de los pasillos, y luego otra habitación, y
luego otra.... Hasta que Jamina no pudo seguirle más ¡Manuato había dado tantas vueltas, que la jirafa tenía ahora un enorme
enredo en su largo cuello!
Entonces todo el resto de animales, conocedores del engaño, aparecieron para hacer ver a la arrepentida jirafa lo irritante de
su comportamiento. Y ante la vergüenza que ella misma sintió, decidió que a partir de entonces dedicaría su largo cuello a cosas
más útiles que tratar de avergonzar a los demás.
TALLER: CUENTOS DEL ZOOLÓGICO DE PAPEL
NOVENA SESIÓN
CUENTO: EL CAMELLO Y EL CHACAL
OBJETIVO DE LA SESIÓN: UTILIZAR LA IMAGINACIÓN COMO UNA HERRAMIENTA VIVENCIAL QUE LES
PERMITA A LOS ALUMNOS DESARROLLAR LA AUTOREFLEXIÓN Y LA AUTOCRITICA, INDISPENSABLES
PARA CONSOLIDAR EL AUTOCONTROL
ACTIVIDADES
EL CAMELLO Y EL CHACAL
Había una vez un camello y un chacal que vivían juntos a las orillas de un río de la India. Una hermosa mañana le dijo el chacal
al camello:
- Hermano camello, hay un gran campo de caña de azúcar al otro lado del río. Llévame sobre tus espaldas y te enseñaré dónde
está. Podrás comer toda la caña de azúcar que quieras y yo buscaré algunos cangrejos y pescado en la orilla del río.
Esta proposición le agradó muchísimo al camello, así que cruzó el río llevando al chacal sobre las espaldas, porque el chacal no
podía nadar. El río estaba crecido.
El camello encontró el cañaveral y el chacal encontró los cangrejos, pero el chacal era más pequeño y comía más de prisa que
el camello, así que se llenó muy pronto y terminó en seguida.
- Vámonos, camello, que ya yo he comido bastante, - le dijo a su compañero con impaciencia.
- Pero yo todavía no estoy harto,- contestó el camello y continuó comiendo.
El chacal se puso a pensar cómo hacer al camello regresar a casa. Por fin dio con la manera de lograr su propósito.
Empezó a ladrar y a gritar y a hacer tanto ruido que los hombres de la aldea salieron corriendo para ver lo que pasaba. El chacal
salió corriendo y se escondió a la salida del cañaveral. Cuando los hombres encontraron al camello comiéndose la caña de
azúcar empezaron a pegarle de palos y a tirarle piedras, y por fin le echaron fuera.
- Será mejor que nos vayamos a casa, hermano camello, - dijo el chacal muy complacido.
- Si, súbete a mis espaldas, - dijo el camello.
El chacal saltó sobre las espaldas del camello y empezaron a cruzar el río. Cuando estaban casi en medio del río el camello le
preguntó al chacal:
- Dime, hermano chacal, ¿por qué empezaste a gritar tanto, metiendo tanto ruido?
- No sé, - le contestó el chacal. – Quizás porque a mí me gusta siempre cantar un poco después de comer.
El camello continuó andando. Cuando llegaron a la mitad del río se paró y exclamó:
- Hermano chacal, voy a dar unas volteretas en el agua.
- Ay, no, no lo hagas, - gritó el chacal-. ¿Por qué quieres dar volteretas ahora?
- No sé, querido hermano. Quizás a mí me gusta siempre dar volteretas después de comer.
Y diciendo esto dio una vuelta. El chacal se cayó en el agua y el camello siguió tranquilamente su camino.
TALLER: CUENTOS DEL ZOOLÓGICO DE PAPEL
DECIMA SESIÓN
CUENTO: LA LIBÉLULA Y LA TORTUGA
OBJETIVO DE LA SESIÓN: UTILIZAR LA IMAGINACIÓN COMO UNA HERRAMIENTA VIVENCIAL QUE LES
PERMITA A LOS ALUMNOS DESARROLLAR LA AUTOREFLEXIÓN Y LA AUTOCRITICA, INDISPENSABLES
PARA CONSOLIDAR EL AUTOCONTROL
ACTIVIDADES
La libélula y la tortuga
Una libélula recién nacida que flotaba con sus alas sobre el agua transparente del riachuelo, vio, inmóvil, sobre
una piedra, a una tortuga que tomaba un baño de sol.
Espantada, ante esa cosa tan extraña, se posó sobre una flor de alelhí para ver mejor.
-Pensé que usted estaba muerta, de tan inmóvil. Dijo en tono de disculpa.
-Tú tienes mucho que aprender. Dijo la tortuga con voz magistral.
-¿Agitada, yo? -No me había dado cuenta. La verdad, mi mayor placer es flotar, leve y dejarme llevar por la
brisa, sin ningún esfuerzo. Replicó la libélula.
-En ti todo es despilfarro, dijo la tortuga: -alas vibrando, un ir y venir constante, volar sin cesar. Pero todo esto
hace mal. Lo más económico es la inmovilidad de cuerpo, de los sentimientos, del pensamiento. La vida es
como la vela. Cuanto más tiempo está apagada, más tiempo dura…!
-Una vela apagada ¿no es una vela que está muerta en vida?
-Mi filosofía es simple: nunca estar de pie cuando puedes estar sentada; nunca estar sentada cuando se puede
estar acostada. Como medida de seguridad, me quedo siempre acostada…
La libélula se quedó asustada al saber que alguien pudiese vivir así e iba a preguntar si la vida valía la pena. -
¿Mejor no sería morir?
También los papalotes. Para volar tienen que ser hechos con varitas muy finitas y con papel de china para
luego terminar enredados en alguna rama de árbol. ¿Por casualidad tu viste ya a alguna tortuga desaparecer
en el aire o enredada en alguna rama de árbol?
Están siempre fuera de los enredos por no ponerse a volar. Son pesadas. Quedan siempre en el suelo. La altura
es siempre peligrosa. Pero nosotras somos prudentes. Volar es una cosa arriesgada, que exige ligereza y
fragilidad. Eso les fascina a los niños. Pero no a los adultos, que desean la seguridad!
Los adultos son graves, y grave es lo que respeta la ley de gravedad, que va siempre para abajo. Los adultos,
cuando quieren elogiar a alguien, dicen que es una persona de peso. ¿Lo contrario de esto? ¡Liviano…! Una
persona liviana es alguien que no se debe tomar en serio. Yo soy el modelo de los adultos. Y es por eso que a
medida que van viviendo, se van poniendo cada vez más parecidos a mi…!
La libélula iba a decir que se leve es cosa muy gustosa, que da siempre una voluntad enorme de reír. Pero se
calló, por miedo de ser acusada de liviana. Ella se había dado cuenta que la tortuga no lograba reír.
-Es necesario estar siempre a la defensa, continuo la tortuga. -Ve tu cuerpo, fino como un palito. El pico de
cualquier pájaro puede cortarlo por la mitad…!
En ese momento una calandria que estaba trepada en una rama, viendo a la libélula tan distraída, dio un salto
en su dirección con claras intenciones de devorarla. Si las libélulas no fueran leves y expertas, hubiera acabado
como comida de pajarito. Pero ella se desvió cual flecha y la calandria se quedó con la cara de boba.
-¿Te das cuenta?, dice la tortuga. A ninguna calandria se le ocurriría atacarme. Tu deberías encontrar un hueco
de algún árbol para esconderte. Los adultos lo hacen así. Y viven en los más diferentes tipos de huecos, que
van desde casas hasta empleos públicos. Mi caparazón es fuerte. Ni un martillo consigue romperlo. Tu eres
blanda. Yo soy dura. Blandas son las niñas, los poetas, los artistas, los soñadores. Duros son los banqueros, los
policías, las personas de convicciones sólidas, poseedoras de la verdad. Todas las libélulas deben volverse
tortugas. Por eso existe la educación. Cuando los niños dejan de ser libélulas para volverse tortugas, los
adultos dicen que ya son maduros. ¡Pero es un error de ortografía!
Cosa madura es una cosa blanda, próxima a pudrirse y acabarse. Lo que quieren realmente decir es que se
hicieron armaduras. Las armaduras resisten los siglos. Como yo: impenetrables, constantes, siempre las
mismas. Yo seré mañana lo que soy hoy. Por eso pueden confiar en mi. Soy totalmente previsible. En cuanto a
ti, no sé dónde estarás, llevada por el viento. Nadie dice que Dios es viento o nube. Todos saben que él es roca,
cosa como yo. Claro que las armaduras crean ciertos problemas. Se ponen difíciles de jugar, no es fácil abrazar.
Es difícil dormir. ¡Pero este es el precio de la sobrevivencia!
En ese instante algo inesperado sucedió. Un mísero mosquito que volaba por ahí, entró distraídamente en al
nariz de la tortuga. Hasta las armaduras tienen huecos. Y ella sintió un cosquilleo enorme. Aspiró. Ella no
estaba acostumbrada a las perturbaciones de tal orden. Se sacudió toda, se desequilibró y se calló de la piedra
donde estaba. De piernas para arriba, sobre su casco redondo. Si fuese una libélula, ella se hubiera enderezado
con un soplo. Pero era demasiado pesada. Se quedó presa. La armadura se transformó en amarradera. Sucede
siempre así. Y ella quedó ahí, indefensa.
Fue cuando un pescador pasó por ahí, se la llevó para su casa y la hizo una sopa deliciosa.
En cuanto a la libélula, voló al compás del viento, feliz de que fuese así tan leve…
TALLER: CUENTOS DEL ZOOLÓGICO DE PAPEL
ONCEAVA SESIÓN
CUENTO: LA GALLINA COCORINA
OBJETIVO DE LA SESIÓN: UTILIZAR LA IMAGINACIÓN COMO UNA HERRAMIENTA VIVENCIAL QUE LES
PERMITA A LOS ALUMNOS DESARROLLAR LA AUTOREFLEXIÓN Y LA AUTOCRITICA, INDISPENSABLES
PARA CONSOLIDAR EL AUTOCONTROL
ACTIVIDADES
LA GALLINA COCORINA
Había una vez una gallina roja llamada Marcelina, que vivía en una granja rodeada de muchos animales. Era una granja muy
grande, en medio del campo.
En el establo vivían las vacas y los caballos; los cerdos tenían su propia chiquera. Había hasta un estanque con patos y un corral
con muchas gallinas. Había en la granja también una familia de granjeros que cuidaba de todos los animales. Un día la gallinita
roja, escarbando en la tierra de la granja, encontró un grano de trigo.
Pensó que si lo sembraba crecería y después podría hacer pan para ella y todos sus amigos.
-¿Quién me ayudará a sembrar el trigo?, les preguntó.
- Yo no, dijo el pato.
- Yo no, dijo el gato.
- Yo no, dijo el perro.
- Muy bien, pues lo sembraré yo, dijo la gallinita.
Y así, Marcelina sembró sola su grano de trigo con mucho cuidado. Abrió un agujerito en la tierra y lo tapó. Pasó algún tiempo
y al cabo el trigo creció y maduró, convirtiéndose en una bonita planta.
-¿Quién me ayudará a segar el trigo?, preguntó la gallinita roja.
- Yo no, dijo el pato.
- Yo no, dijo el gato.
- Yo no, dijo el perro.
- Muy bien, si no me queréis ayudar, lo segaré yo, exclamó Marcelina.
Y la gallina, con mucho esfuerzo, segó ella sola el trigo. Tuvo que cortar con su piquito uno a uno todos los tallos. Cuando
acabó, habló muy cansada a sus compañeros:
-¿Quién me ayudará a trillar el trigo?
- Yo no, dijo el pato.
- Yo no, dijo el gato.
- Yo no, dijo el perro.
- Muy bien, lo trillaré yo.
Estaba muy enfadada con los otros animales, así que se puso ella sola a trillarlo. Lo trituró con paciencia hasta que consiguió
separar el grano de la paja. Cuando acabó, volvió a preguntar:
-¿Quién me ayudará a llevar el trigo al molino para convertirlo en harina?
- Yo no, dijo el pato.
- Yo no, dijo el gato.
- Yo no, dijo el perro.
- Muy bien, lo llevaré y lo amasaré yo, contestó Marcelina.
Y con la harina hizo una hermosa y jugosa barra de pan. Cuando la tuvo terminada, muy tranquilamente preguntó:
- Y ahora, ¿quién comerá la barra de pan? volvió a preguntar la gallinita roja.
-¡Yo, yo! dijo el pato.
-¡Yo, yo! dijo el gato.
-¡Yo, yo! dijo el perro.
-¡Pues NO os la comeréis ninguno de vosotros! contestó Marcelina. Me la comeré yo, con todos mis hijos.
Y así lo hizo. Llamó a sus pollitos y la compartió con ellos.