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APUNTES DE ESCUELA DE MILÁN

Mara Selvini Palazzoli se acoge a las ideas del grupo de Bateson, a la teoría general de Sistemas
(Bertalanffy 1968) y a otros autores como Searles o Wynne y en Milán, en el año 1967, abre el
“Centro para el estudio de la familia”, junto a Luigi Boscolo, Guiliana Prata y Gianfranco Cecchin.

 Este cuarteto formará la denominada “Escuela de Milán” (EM).

El trabajo del grupo se inserta en sus inicios en la línea de las terapias estratégicas para emerger
más tarde, una década después, como uno de los principales ejemplos de terapia sistémica,
fundada sobre los principios de la cibernética batesoniana, desembarcando en el constructivismo,
el construccionismo social, el posmodernismo y la narrativa.

La EM ha influido enormemente en la terapia familiar, aportando desarrollos que son pilares para
el trabajo sistémico, dentro de los que podríamos destacar: la importancia de la derivación, el
rigor investigativo, la hipotetización circular, las insidias en terapia, la visión ecológica y las
técnicas de intervención.

1- Período estratégico-sistémico

El libro “Paradoja y Contraparadoja” (Selvini-Palazzoli y cols., 1975) expone los resultados de un


programa terapéutico desarrollado en el Centro para el estudio de la familia (1972 – 1975) con
quince familias con organización esquizofrénica.

uno de los objetivos de la terapia era eliminar las configuraciones rígidas de comportamientos
disfuncionales, dejando espacio al posible surgimiento de otras más funcionales y flexibles

Tal objetivo era alcanzado a través de diferentes técnicas dentro de las que destacaban la
connotación positiva de todos los comportamientos -sintomáticos o no- por medio de una
reformulación paradójica y los rituales familiares. Ambas son ejemplificadas a través de casos
clínicos.

La connotación positiva

La connotación positiva es básica como principio terapéutico. Se creó por la necesidad de no


contradecirse en la prescripción del síntoma, ya que no se puede indicar lo que antes se hubiera
criticado y su función principal es la de facilitar al terapeuta el acceso al modelo sistémico,
sabiendo que lo que se connota positivamente es la tendencia homeostática del síntoma.

Ésta tiene funciones importantes como:

 Acceder al sistema mediante la confirmación de la tendencia homeostática.


o Así se define la relación sin peligro de recibir una descalificación.
o Se introduce, paradójicamente, la capacidad de transformación.
 Ser una marca de contexto, en cuanto lo define como terapéutico.
 Incluir a todos los miembros de la familia en el mismo plano.
La prescripción del síntoma

El grupo de Bateson, al experimentar con el doble vínculo terapéutico, se planteó que habría que
usar con la familia esquizofrénica el mismo tipo de comunicación paradójica que ésta mostraba. El
equipo de Milán adoptó la misma postura. Trabajaron sobre la idea del doble vínculo terapéutico
que ellos denominaron “contraparadoja” y la usaron como piedra angular para una metodología
de cambio intrincado, elegante y lógico.

La escuela estratégica ha llevado a un alto nivel la técnica de prescribir el síntoma, la diferencia es


que la escuela de Milán no solamente prescribe la conducta o serie de conductas problemáticas,
sino la configuración más amplia de las relaciones que rodean el problema. Para comprenderlo
hay que examinar su concepto de connotación positiva, íntimamente ligado al desarrollo de la
hipótesis sistémica y a sus intervenciones.

Los rituales

Los rituales se refieren a una acción o serie de acciones, combinadas generalmente con fórmulas o
expresiones verbales, en las que tienen que participar todos los miembros de la familia. Al equipo
de Milán se le debe la creación del ritual de los “días pares y días impares”: Al finalizar la sesión de
pareja se les prescribe que uno de ellos, los martes, jueves y sábados será el encargado de resolver
y decidir el solo todo sobre los hijos, el otro miembro de la pareja hará como si no estuviese. Al
revés sucederá los lunes, miércoles y viernes donde el que se ocupará será el otro miembro de la
pareja. Los domingos volvería a ser un comportamiento espontáneo. Cada uno debe hacer
constar, según él, cuándo se ha infringido la prescripción cuando él/ella se comportaban como si
no estuvieran allí. Después de prescribir esto se les despide sin ningún otro comentario, ni dar
consejos ya que serán completamente libres en sus decisiones.

La prescripción trabaja a diferentes niveles:

 el primero consiste en cambiar los ritos del juego ya que bloquea su forma de relación,
 el segundo nivel nos ayuda a explorar la competitividad entre los padres y cómo nos
expresan a los terapeutas “yo soy el mejor”.
 En el tercer nivel se decide si la familia sigue, o no, la prescripción.

Esta prescripción de ritual es positiva en familias que no son extremadamente rígidas ni


disfuncionales.

Otro ritual propio al equipo de Milán: “simular de nuevo el entierro” aplicado a un caso de familia
con una hija anoréxica a la que no se le hizo partícipe de un secreto familiar (fallecimiento de un
hermano), considerando los terapeutas que éste era la causa de los síntomas anoréxicos de ésta y
tema central del problema de la familia.
2- Período sistémico

Alrededor de 1975, la publicación de las obras de Bateson en el volumen “Steps to an ecology of


mind” (Bateson, 1972), abrió al grupo nuevos horizontes. El modo de pensar y de trabajar cambió
drásticamente. El intento consistía en transferir la epistemología cibernética de Bateson a la
práctica clínica, el pensar en modo sistémico para actuar en modo sistémico.

Respecto a las posiciones del Mental Research Institute, los escritos originales de Bateson se
acercaban a un pensamiento sistémico puro y complejo. La distinción entre mapa y territorio, las
categorías lógicas del aprendizaje, el concepto de mente como sistema y sistema como mente, la
noción de epistemología cibernética y la introducción de la semántica asumieron una posición
central. La aplicación de estas ideas en el campo clínico llevó a un desarrollo de un nuevo método
de recolección y elaboración de la información y de las intervenciones sobre los sistemas
humanos.

Fueron enunciados tres principios para la conducción de las sesiones: “Hipotetización,


circularidad y neutralidad”, que se transformaron en la marca distintiva del modelo (Selvini
Palazzoli y cols., 1980b).

A- La hipótesis

Por hipotetización entendemos “la capacidad que tiene el terapeuta de formular una hipótesis,
fundada sobre las informaciones de que dispone. Con ésta el terapeuta establece el punto de
partida de su propia investigación, que es efectuada en actos metódicos para establecer su
validez. Según los autores, “…en el momento en que la hipótesis (H) resulte equivocada el
terapeuta deberá formular rápidamente otra, que le viene sugerida por las informaciones
recogidas durante el trabajo para verificar la hipótesis precedente”.

Funciones

Una hipótesis cumple dos funciones importantes para la Escuela de Milán:

- La de organización: no solamente ofrece un andamiaje, sino que da al terapeuta un hilo


conductor para seguir dirigiendo la entrevista. La hipótesis no es verdadera ni falsa, sino
solamente más o menos útil. También puede que resulte equivocada al verificarla, pero es,
de todas formas, portadora de informaciones en cuanto que permite excluir un cierto
número de variables que habían parecido posibles.
- La de garantizar la actividad del terapeuta (que consiste en rastrear las pautas
relacionales). Si el terapeuta se comportase de modo pasivo, sería la familia quien, según
su propia hipótesis lineal, podría imponer su propio procedimiento, en cambio la H del
terapeuta introduce un input inesperado.

Característica

Toda hipótesis deberá ser sistémica, esto es, que deberá incluir a todos los miembros de la familia
y ofrecernos una suposición concerniente al funcionamiento relacional global.
B- circularidad

Por circularidad entendemos “la capacidad del terapeuta de dirigir su investigación basándose en
las retroacciones de la familia a las informaciones que él ha solicitado en términos de relación y,
por lo tanto, en términos de diferencia y de cambio.” Esto implica un especial modo de dirigir la
sesión.

En principio, cada miembro de la familia será invitado a decir cómo ve la relación entre otros dos
con el objetivo de indagar de qué modo una relación diádica es vista por un tercero: es mucho más
productivo, en cuanto forma de superar las resistencias, preguntar a un hijo: “cuéntanos cómo ves
la relación entre tu madre y tu hermana”, que preguntar directamente a la madre sobre la relación
con su hija.

 Hace saltar entre los interesados una chispa retroactiva circular que ilumina
poderosamente las relaciones triádicas. De hecho, invitar formalmente a un miembro de
la familia a metacomunicar sobre la relación de otros dos, en su presencia, no solamente
infringe una regla omnipresente en las familias disfuncionales, sino también, según el
primer axioma de la pragmática de la comunicación humana, es imposible que no
provoque las respectivas retroacciones. Con otras palabras, en una situación de
interacción, los diversos participantes no podrán evitar comunicarse por mucho que se
esfuercen
 Hace que la gente se detenga y piense, más que reaccionar de una forma estereotipada.
Además, quienes no hablan también escuchan atentamente.
 Previene escaladas y luchas, no solamente entre los miembros de la familia sino entre el
terapeuta y éstos.
 Desencadena más del mismo tipo de pensamiento sobre “diferencias” que es
esencialmente circular.

El equipo de Milán señala que en familias de transacción esquizofrénica las personas muy
raramente definen una relación o se dan cuenta de una diferencia y que el solo hecho de utilizar
esta técnica puede tener un efecto poderoso sobre estas familias

C- neutralidad

El terapeuta deberá poner sumo cuidado para captar y neutralizar, cuanto antes, cualquier
tentativa de coalición, seducción o relación privilegiada que un miembro o subgrupo de la familia
intente hacia el sistema terapéutico ya que éstos deben colocarse y mantenerse en un nivel
diverso (metanivel) del de la familia. Por tanto, el equipo mantendrá una actitud impasible (pero
respetuosa) durante la entrevista, en contraste con la sociabilidad adoptada por muchas otras
escuelas y terapeutas.
En su forma más simple, el equipo de Milán describe la neutralidad como “la habilidad para
escapar a las alianzas con los miembros de la familia, para evitar juicios morales y para resistir
todas las trampas y atascos lineales”. Esto no descarta el uso de la ironía o el humor.

La neutralidad confiere al terapeuta sistémico el poder de ser eficaz. Pero los ingredientes son
muchos: la actitud tranquila y no reactiva, el preguntar circularmente (colocando siempre al
terapeuta en un metanivel) los ingenios que permiten al terapeuta no ser tragado por la succión
familiar (el espejo, el equipo, los mensajes, las palabras, las acciones inesperadas e inexplicadas de
los terapeutas), la preocupación por los problemas del terreno, el contexto como algo prioritario, y
finalmente, la actitud implacable hacia la resistencia.

La Importancia de la derivación

“El problema de la persona remitente” (Selvini y otros, 1980) define cuándo un derivante
constituye un sospechoso y porqué. También trata de demostrar cómo la terapia familiar no
puede tener éxito a menos que se formalice la atención en la información que da el derivante.

Los terapeutas deben cambiar este peligro en una poderosa arma terapéutica: no acordar tratar a
la familia por el requerimiento de alguien “superior”

Las insidias de la terapia familiar

Las insidias son los movimientos que la EM entiende de la familia hacia el no cambio e incluyen:

a- Las llamadas telefónicas en general.


b- El paciente designado está en terapia individual: terapias individual y familiar,
pertenecen a dos niveles lógicos diferentes.
c- El ofrecimiento de revelaciones secretas: Aceptarlas sería un error, ya que equivale a
aceptar una coalición secreta con el que ofrece esta revelación.
d- Los medicamentos: Tenemos el imperativo categórico de no entrar en competición con
ese tratamiento. Manifestamos por los medicamentos el mismo respeto que por el
síntoma y nuestra respuesta es la siguiente: “puesto que por el momento nada debe
cambiar es oportuno que todo, incluso los medicamentos, continúe normalmente”.
e- La maniobra del miembro ausente en las primeras sesiones de consulta: rechazar a una
familia que se presenta a las primeras sesiones de consulta “mutilada” de uno o de más de
sus miembros. En tales casos el terapeuta se presenta a la familia, no se sienta, les
pregunta amablemente por qué tal persona no ha venido y les dice que como les había
avisado por teléfono no puede hacer la entrevista. Añade que le llamen cuando estén
dispuestos a participar todos y se les dará otra cita. Luego despide a la familia, sin cobrarle
la sesión.
El setting de la EM

- La llamada telefónica: El primer contacto de la familia y el centro se da a través de la


llamada telefónica. Ésta debe ser en días y horas concertadas. A la persona que la realiza
se le pedirá información sobre la familia y el motivo por el que piden ayuda. Al finalizar la
conversación el terapeuta explicará el modo de trabajar del Centro y el coste de la sesión.
- El trabajo en equipo: El equipo está compuesto de dos o más miembros. Uno de ellos
trabaja como terapeuta (T) y el otro con función de supervisor (S) detrás de un espejo
unidireccional. Cada sesión se compone de dos partes diferentes.
o La entrevista es la primera y se dedica a recoger información.
o La segunda, la conclusión de la sesión, consiste en que durante el intervalo que se
da al finalizar la primera parte, el equipo (T + S) discute y elabora una conclusión.
- El contrato: La única intervención familiar seguida por el Centro es la terapia breve, según
un contrato estándar. Todo el tratamiento consta de un máximo de diez sesiones
distanciadas una de otra, por lo menos, de cuatro semanas. La terapia se inicia solo
después de la primera o segunda sesión; si se acepta que existe indicación de un trabajo
familiar, estos dos entran dentro de ese máximo de diez. La disponibilidad de todos los
miembros de la familia es un requisito indispensable y no se citará a la familia si algún
miembro sigue o está en tratamiento psicoterapéutico. Además, todas las sesiones son
registradas en vídeo, para estudiarse posteriormente. Estas reglas son explícitas e
incuestionables. El terapeuta las explicará en la primera conversación telefónica y las
repetirá al inicio de la primera sesión. Si la familia pide excepciones el equipo se
disculpará, no pudiendo contentarles.
- Las reglas de la directividad: son implícitas ya que no vienen enunciadas por el terapeuta
o El terapeuta tiene el derecho exclusivo de decidir de qué se habla, es decir, de
elegir los temas de conversación.
o El terapeuta tiene el derecho exclusivo de decidir quién debe hablar, es decir, de
decidir a quién y cuándo se le da la palabra.
o El terapeuta tiene el derecho exclusivo de quitar la palabra, también a quien le dio
dicha palabra anteriormente. Este acto del terapeuta lo llamaremos “Censura”.
o El terapeuta tiene el derecho exclusivo de suspender y cerrar la conversación. La
entrevista no tiene, de hecho, una duración prefijada.
o El terapeuta tiene el derecho exclusivo de preguntar, de resumir lo que otros
dicen y de reencuadrar y de enlazar los comentarios, argumentos y preguntas.
El terapeuta tiene el derecho de decidir temas y turnos para tomar la palabra, pero
puede no hacerlo, dejando que sean los miembros de la familia quienes lo elijan
libremente. El terapeuta puede aceptar o rechazar dichas propuestas.

3- Tercer período: La primera separación

En 1979 el grupo se separa por primera vez: Selvini-Palazzoli y Prata abandonaron el Centro para
continuar su propia investigación sobre las familias y Boscolo y Cecchin se dedicaron,
principalmente, a la formación.

a. Selvini y Prata: sobre una cibernética de primer orden las autoras se orientaron a
“descubrir” posibles organizaciones familiares específicas (“juegos”), relativas a
determinados síndromes (como la anorexia y la psicosis). En 1983, Mara Selvini-Palazzoli,
Stefano Cirillo, Matteo Selvini y Anna María Sorrentino formaron un equipo para investigar
sobre las tipologías familiares, cuyos resultados fueron publicados en “Los juegos
psicóticos en la familia” (1988), donde se trata la prescripción invariable y el juego
instigatorio entre otros contenidos.
o La prescripción invariable
o Juego instigatorio y síntoma psicótico
b. Boscolo y Cecchin: prosiguieron en su propia investigación, que siguió un camino distinto,
influenciados notablemente por un cambio de contexto. En 1977 ambos terapeutas
iniciaron un curso de formación en terapia familiar sistémica. En 1980 fundan y co-dirigen
el “Centro Milanés de Terapia para la familia”, con un énfasis especial en la actividad
formativa (especialmente a trabajadores de servicios públicos sanitarios y sociales). Las
familias eran vistas por uno o dos terapeutas, frecuentemente alumnos en formación,
mientras que detrás del espejo observaban los demás alumnos, junto a dos docentes

4- Segunda separación

En la segunda separación los dos grupos se convierten en cuatro tendencias individuales donde las
diferencias aumentan. Comentaremos algunas de sus aportaciones más significativas.

- Selvini Palazzoli: Después de la clausura de la fase de la prescripción invariable, junto a un


nuevo grupo, la autora inicia otra etapa que se caracteriza por proyectos basados en la
integración del trabajo terapéutico con individuos, relaciones diádicas y consultas con la
familia entera. Abandona estrategias terapéuticas de tipo prescriptivas, estructural-
estratégicas y se orienta a un contexto de menor directividad y mayor escucha a los
miembros singulares de la familia. Esta forma de trabajar da como resultado el artículo
“Secretos familiares. Cuando el paciente no sabe”. La idea de este documento es que el
secreto es una importante clave para acceder a los procesos de distorsión de la realidad.
El estudio sobre los secretos fue derivando, también, a un cambio en el modo de citar a la
familia. Ya no era imprescindible que acudieran todos los miembros, había que sopesarlo
en base al problema, la familia, la motivación de cada uno de los participantes, etc.
Los tratamientos volvieron a ser largos y se acepta la complejidad del conocimiento, la
flexibilidad-reflexibilidad y no la rapidez.

- Giuliana Prata: conjuntamente a un nuevo grupo, publicó “El niño que seguía la barca:
intervenciones sistémicas sobre los juegos familiares” en donde recoge casos clínicos (con
sesiones transcriptas) y las intervenciones realizadas.
- Gianfranco Cecchin: evoluciona desde la cibernética de primer orden al construccionismo
social (con todos los cambios que ello implica) aunque los conceptos que más lo
identifican y diferencian son el de “curiosidad” e “irreverencia”.
El autor explica que el terapeuta comparte la responsabilidad por el contexto que emerge
en la terapia y que debe asumir sus convicciones, poniendo en claro que éstas no son una
verdad.
El terapeuta irreverente no entra a una relación terapéutica vacío de ideas, experiencias o
construcciones privilegiadas. Al igual que los consultantes, entra a un proceso terapéutico
con sus propias versiones de la realidad.
El desafío en la terapia es la negociación y co-construcción de maneras de ser viables y
sostenibles que encajen con la familia, con el terapeuta y con modos de ser culturalmente
consensuados.
El tipo de posición propuesto en este trabajo permite al terapeuta alcanzar un estado que
se caracteriza por un cierto grado de irreverencia hacia sus propias verdades, más allá del
esfuerzo que haya puesto en conquistarlas o alcanzarlas.
Como construccionista, Cecchin sugiere que todos sean terapeutas irreverentes. Éste trata
de seguir múltiples guías, pero nunca acata un modelo o una teoría particular. El terapeuta
irreverente es un ejemplo de la sensibilidad posmoderna en la cual el contexto relacional
es reconocido como proveedor de las construcciones y posibilidades terapéuticas que no
pueden ser predeterminadas en virtud de la validez de un modelo o su superioridad
teórica.
El terapeuta asume la responsabilidad por sus acciones y opiniones; la irreverencia en la
tarea le permite atreverse a usar sus prejuicios de modo que pueda tomar una nueva
posición para reelaborar, o redescubrir, su lugar en la relación terapéutica.
- Boscolo: se orienta en cómo conectan los clientes eventos y significados de su pasado para
explicar en modo determinístico su presente, vinculando el futuro.
Estas reflexiones son recopiladas en su libro “Los tiempos del tiempo” (Boscolo y
Bertrando, 1993) donde muestra cómo los sistemas humanos que producen síntomas y
sufrimientos tienden a enjaularse en historias deterministas. Asimismo, se orientará al
trabajo individual y, junto al autor arriba mencionado, publicarán “Terapia sistémica
individual” donde se describe la primera adaptación del modelo sistémico al trabajo con
individuos.

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