Está en la página 1de 3

5 relatos de terror

 Golpes en la noche
Una familia, compuesta por dos pequeños y sus padres, viajaban por
carretera hacia [....] cuando el coche se les averió. Los padres salieron a
buscar ayuda y, para que los niños no se aburrieran, les dejaron con la
radio encendida. Cayó la noche y los padres seguían sin volver cuando
escucharon una inquietante noticia en la radio: un asesino muy peligroso se
había escapado de un centro penitenciario cercano a [....] y pedían que se
extremaran las precauciones.

Las horas pasaban y los padres de los niños no regresaban. De pronto,


empezaron a escuchar golpes sobre sus cabezas. “Poc, poc, poc”. Los golpes,
que parecían provenir de algo que golpeaba la parte de arriba del coche, eran
cada vez más rápidos y más fuertes. “POC, POC, POC”. Los niños, aterrados, no
pudieron resistir más: abrieron la puerta y huyeron a toda prisa.

Solo el mayor de los niños se atrevió a girar la cabeza para mirar qué provocaba
los golpes. No debería haberlo hecho: sobre el coche había un hombre de gran
tamaño, que golpeaba la parte superior del vehículo con algo que tenía en las
manos: eran las cabezas de sus padres.

 Yoduloso
Hace unos años, en un campamento, hubo un grupo de jóvenes que, durante
una excusión, se perdió. Tras varias horas perdidas, encontraron a un hombre
solitario: llevaba un hacha a la espalda y no les daba buena espina pero,
desesperados, le preguntaron cómo se llegaba al pueblo. A pesar de la
primera impresión, el hombre resultó ser supergradable: les dijo que se
llamaba Yoduloso y les acompañó hasta el pueblo, donde se despidió. Antes,
se hizo una foto junto a los jóvenes.

El grupo de jóvenes contó en el pueblo que el hombre que los había llevado
hasta allí se llamaba Yoduloso, pero los vecinos de la localidad dijeron que
aquello era imposible. El único Yoduloso que había habido en el pueblo
falleció hace más de 100 años, y murió de una forma horrible: un grupo de
niños jugaba a la pelota y se le escapó, y Yoduloso fue a por ella. Llevaba un
hacha en la mano y tuvo la mala suerte de tropezar y cortarse su propia
pierna. Murió desangrado.

Los jóvenes escucharon incrédulos y pensaron que, incluso a pesar de las


coincidencias del nombre y de que aquel señor también llevaba un hacha, era
imposible que se trata de la misma persona. Sin embargo, cuando revelaron
aquella foto que se habían hecho al llegar al pueblo, se percataron de algo que
les hizo cambiar de parecer: Yoduloso había desaparecido de la fotografía.

 Manitou
Hace muchísimos años venía a los campamentos un joven llamado Manitou.
Debido a su mal comportamiento, fue expulsado del campamento, y decidió
vengarse. Durante toda la eternidad: aunque esto ocurrió hace muchísimo
tiempo, Manitou sigue visitando los campamentos. Podemos saber que está
cerca porque antes de su llegada puede escucharse un sonido similar al de un
tambor.

En ocasiones, al despertar, algunos niños se han dado cuenta de que les


habían dibujado en la frente, o por el cuerpo, una letra M en color roja. Está
pintada con sangre.

 El loco bajo la cama


Esta es la historia de una joven de [....], llamémosla Sara. De pequeña, Sara
tenía miedo a la oscuridad, hasta que adoptó a un perro que le hacía
compañía. Durante años, Sara dormía tranquila porque sabía que bajo la cama
estaba su perro, y si tenía miedo solo tenía que extender la mano: entonces, el
perro empezaba a lamerla hasta que se quedaba dormida.

Así pasaron los años y Sara se hizo adulta. Una noche, en la radio, escuchó
que cerca de [....] estaba en busca y captura un asesino muy peligroso. Sara,
acompañada de su perro, no tenía miedo: se metió en la cama, extendió la
mano hacia el borde y el perro, como todas las noches, empezó a lamerla.

Durmió del tirón y, al despertar, le sorprendió que el perro no se hubiera


cansado de lamerle la mano en toda la noche. O eso creía: al abrir los ojos,
encontró al perro muerto sobre el suelo de la habitación. Bajo la cama, un
hombre seguía lamiéndole la mano.
 El desafío del cementerio
Varias adolescentes habían ido a pasar la noche en casa de una amiga,
aprovechando que sus padres estaban de viaje. Cuando apagaron las luces se
pusieron a hablar de un viejo al que acababan de enterrar en un cementerio
cercano. Se decía que lo habían enterrado vivo y que se le podía escuchar
arañando el ataúd, intentando salir.

Una de las chicas se burló de aquella idea, así que las otras la desafiaron a
que se levantara y fuera a visitar la tumba. Como prueba de que había ido,
tenía que clavar una estaca de madera sobre la tierra de la tumba. La chica se
fue y sus amigas apagaron la luz otra vez y esperaron a que volviera.

Pero pasó una hora, y otra más, sin que tuvieran noticias de su amiga. Se
quedaron en la cama despiertas, cada vez más aterradas. Llegó la mañana y la
chica no había aparecido. Aquel mismo día, los padres de la chica regresaron
a casa y, junto al resto de padres, acudieron al cementerio. Encontraron a la
chica tirada sobre la tumba… Muerta. Al agacharse para clavar la estaca en el
suelo, había pillado también el bajo de su falda. Cuando intentó levantarse y
no pudo, creyó que el viejo muerto la había agarrado. Murió del susto en el
acto.

También podría gustarte