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Las horas pasaban y los padres de los niños no regresaban. De pronto, empezaron a
escuchar golpes sobre sus cabezas. “Poc, poc, poc”. Los golpes, que parecían provenir
de algo que golpeaba la parte de arriba del coche, eran cada vez más rápidos y más
fuertes. “POC, POC, POC”. Los niños, aterrados, no pudieron resistir más: abrieron la
puerta y huyeron a toda prisa.
Solo el mayor de los niños se atrevió a girar la cabeza para mirar qué provocaba los
golpes. No debería haberlo hecho: sobre el coche había un hombre de gran tamaño,
que golpeaba la parte superior del vehículo con algo que tenía en las manos: eran las
cabezas de sus padres.
1.2 Yoduloso.
1.2.2 El grupo de jóvenes contó en el pueblo que el hombre que los había
llevado hasta allí se llamaba Yoduloso, pero los vecinos de la localidad dijeron que
aquello era imposible. El único Yoduloso que había habido en el pueblo falleció hace
más de 100 años, y murió de una forma horrible: un grupo de niños jugaba a la pelota
y se le escapó, y Yoduloso fue a por ella. Llevaba un hacha en la mano y tuvo la mala
suerte de tropezar y cortarse su propia pierna. Murió desangrado.
Los jóvenes escucharon incrédulos y pensaron que, incluso a pesar de las coincidencias
del nombre y de que aquel señor también llevaba un hacha, era imposible que se trata
de la misma persona. Sin embargo, cuando revelaron aquella foto que se habían hecho
al llegar al pueblo, se percataron de algo que les hizo cambiar de parecer: Yoduloso
había desaparecido de la fotografía.
1.3 Manitou.
En ocasiones, al despertar, algunos niños se han dado cuenta de que les habían
dibujado en la frente, o por el cuerpo, una letra M en color roja. Está pintada con
sangre.
[De Tened miedo… Mucho miedo. El libro de las leyendas urbanas de terror, de Jan
Harold Brunvand].