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VICERRECTORADO ACADÉMICO
FACULTAD DE HUMANIDADES
Los trastornos mentales pueden ser ocasionales o de larga duración, pueden afectar
su capacidad de relacionarse con los demás y funcionar cada día. Los problemas
mentales son comunes, gran parte de las personas en el mundo son diagnosticadas
con alguna afección sin embargo, hay tratamientos disponibles para su mantenimiento,
para mitigar o eliminar síntomas que generen malestar en los individuos. Las personas
con trastornos de salud mental pueden mejorar y muchas de ellas se recuperan por
completo.
Con base en esa información proporcionada por 6 mil 300 hombres y 5 mil 940 mujeres,
Kinsey concluyó que la heterosexualidad pura es extremadamente rara o casi inexistente, y
esto sólo debe tomarse como un concepto abstracto que permitiría construir una escala con
dos extremos. Lo mismo sucedía con la homosexualidad pura, aunque esta idea no era tan
inaceptable por razones obvias. Esto significó que las identidades masculina y femenina se
construyeron en el marco de una ficción y que muchos comportamientos considerados
“desviados” eran, de hecho, normales.
Descripción de la Escala
0. Exclusivamente heterosexual
La escala de Kinsey en ese momento ofrecía una perspectiva diferente sobre lo que es la
mente humana, especialmente en lo que se refiere a la sexualidad. Tradicionalmente, la
división sexual del trabajo y los roles de género han fomentado una visión muy dicotómica de lo
que significa ser hombre y mujer, y esta línea de investigación desafió esta clasificación tan
cerrada. Por ello, a lo largo de los años, los estudios de género han utilizado la influencia de
esta escala para indicar cómo la heteronormatividad, que sitúa la heterosexualidad en el centro
de lo que se considera normal, es una construcción social demasiado simplista e injustificada,
que sirve para ejercer presión social sobre las minorías, situado fuera de esta orientación
sexual normalizada.
Kinsey no hizo una escala de siete grados porque creyera que la cantidad de pasos reflejaba
cómo funcionaba la sexualidad, sino porque pensó que era una buena manera de medir algo
que en realidad es fluido y no tiene discontinuidades. Es por ello que su obra ha tenido un
impacto significativo en la filosofía occidental, cambiando la forma en que entendemos las
orientaciones sexuales y teniendo un impacto positivo en los movimientos por la igualdad y la
lucha contra la discriminación de las personas homosexuales. Sin embargo, el debate sobre la
naturaleza de las orientaciones sexuales y si pueden entenderse como un continuo o como
categorías estancadas aún prevalece. En realidad, este debate no ha sido puramente científico,
pues las implicaciones sociales y políticas de la escala de Kinsey sobre la sexualidad la
convierten en una herramienta ideológica.
Los conservadores lo ven como una amenaza a los valores familiares nucleares
tradicionales y una herramienta de la ideología de género (aunque en realidad se puede
defender sin apegarse a este patrón de pensamiento) y los colectivos LGTBI lo ven como un
buen marco conceptual desde el que puedes estudiar la sexualidad de una manera menos
rígida de lo habitual. Ahora bien cambiando el enfoque del estudio de la homosexualidad
Además, esta escala de orientaciones sexuales minimiza la idea de pura homosexualidad y
heterosexualidad, reduciéndolas a entelequia, reduce la presión social para caer en estas dos
categorías. En cualquier caso, la escala de Kinsey ayudó a sentar un precedente; el fenómeno
a estudiar ya no es la homosexualidad, considerada como una anomalía o un alejamiento de lo
que se consideraba “lo natural”.
Ahora lo que se está estudiando es cómo interactúan la homosexualidad y la
heterosexualidad, la relación entre ambas. Antes sólo se investigaba “una rareza”, pero hoy
tratamos de entender el continuo con dos polos.
Explorar diferentes maneras y expresiones de género es una parte normal del desarrollo
durante la infancia. Los niños pequeños suelen interpretar a personajes favoritos de un género
diferente, o disfrutan jugando a disfrazarse. La mayoría eventualmente termina asumiendo la
identidad de su género asignado. Para algunos niños y adolescentes, el género sigue siendo
fluido. A menudo, estos se identifican como no binarios o de género no conforme. Algunos
adolescentes no conformes con su género, cuando son pequeños, no se asocian con la
expresión de género masculina o femenina en cosas como ropa, juguetes, actividades y
preferencias de amistad. Se mantienen neutrales, y en algunos casos nunca desarrollan una
identidad marcada como femenina o masculina.
Disforia de género
Cuando no pueden ser aceptados con el género al que sienten que pertenecen, o cuando
son acosados o victimizados, corren un alto riesgo de desarrollar depresión y ansiedad, así
como incurrir en autolesiones y tendencias suicidas. Su estado de ánimo puede ser muy bajo,
señala la Dra. Woodward, y esa suele ser la razón por la que las familias llevan a sus hijos con
un profesional. “Algunos saben que los problemas se derivan del género o la sexualidad, y
otros no tienen idea”, dice. Un estudio de adolescentes transgénero (página en inglés) encontró
que más del 50 por ciento de los hombres transgénero y casi el 30 por ciento de las mujeres
transgénero informaron un intento de suicidio.
E incluso cuando las familias los apoyan, puede ser una transición muy difícil tanto para el
adolescente como para los padres. Si su hijo de género no conforme está mostrando señales
significativas de angustia y está teniendo dificultades en la escuela, con los amigos o en otras
áreas de funcionamiento, puede ser muy importante obtener ayuda de un profesional de la
salud mental que tenga experiencia con adolescentes transgénero y de género no conforme.
DIFERENCIAS
El trastorno dismorfico corporal es una afección que hace que la gente crea que hay partes
de su cuerpo que son muy feas. La gente con este trastorno se pasa horas focalizada en lo que
cree que está mal de su aspecto físico. Muchas veces al día, hacen cosas para fijarse en su
aspecto físico, corregirlo o arreglarlo, cubrirlo o hacer preguntas a los demás sobre él. Se
obsesionan con defectos o imperfecciones que carecen de importancia o que pasan
desapercibidos para los demás.
Terapia cognitivo-conductual.
Medicación
Los medicamentos que ayudan a que la serotonina funcione bien se usan para tratar el
trastorno dismórfico corporal, a veces se conocen como medicamentos ISRS (inhibición
selectiva de la recaptación de serotonina). Los medicamentos ISRS pueden ayudar a la gente a
obsesionarse menos con su aspecto físico y a sentirse menos angustiada, con menos angustia,
pueden avanzar más en la terapia cognitivo-conductual, la mayoría de las veces, los
medicamentos y la terapia cognitivo-conductual se usan conjuntamente para tratar el trastorno
dismórfico corporal.
Psicoeducación
Como el mindfulness o la realidad virtual, por ejemplo, para realizar relajación o exposición a
entornos que pueden resultar, inicialmente, muy ansiógenos y que, a medida que avanza la
terapia, van resultando menos ansiógenos.
Tratamiento farmacológico
Los fármacos de elección suelen ser los antidepresivos y, especialmente, ya que suelen
mejorar los síntomas nucleares del TDC los antidepresivos tricíclicos como la clomipramina
como de segunda elección ante su mayor posibilidad de efectos secundarios.
Todavía hay mucho que aprender sobre las causas exactas del trastorno dismórfico
corporal. Pero los expertos creen que los siguientes factores pueden desempeñar un papel en
su desarrollo:
Los genes. Este trastorno puede ser hereditario en cierta medida. Se tiende a dar por
familias.
La serotonina. La serotonina es una sustancia química normal y necesaria que se
encuentra en el cerebro. La escasez de serotonina ayuda a explicar por qué ocurre
este trastorno.
Diferencias cerebrales. Los estudios han demostrado que algunas áreas del cerebro
son diferentes y funcionan de una forma diferente en las personas con trastorno
dismórfico corporal.
El trastorno dismórfico corporal no está provocado por algo que haya hecho el paciente o
que hayan hecho sus padres. Se trata de un problema de salud mental que requiere
tratamiento. El trastorno dismórfico corporal no es culpa de nadie.
Las ideas y las preocupaciones que forman parte de un trastorno dismórfico corporal ocupan
gran parte del tiempo del paciente y consumen su energía. Con este trastorno, la persona
nunca está satisfecha con su aspecto físico, a pesar de lo que le digan los demás. Debido al
trastorno dismórfico corporal, suelen evitan salir con sus amigos, ir a su centro de estudios,
trabajar o hacer actividades normales de la vida cotidiana. Esto puede hacer que se sientan
solas, tristes y deprimidas. Algunas buscan tratamientos u operaciones que no necesitan, con
la esperanza de "corregir sus defectos". Pero estos tratamientos no alivian ni mejoran el
trastorno dismórfico corporal. Puede ser muy duro darse cuenta de que el problema que tienen
no reside en el aspecto que tienen. Es la forma falsa de verse a sí mismas donde reside su
problema.
Ejemplos:
1. Inés, 14 años, llega a consulta por presentar apatía, disforia, ansiedad y un malestar
clínicamente significativo en las áreas personal, académica, familiar y social. De
hecho, Inés ya ha dejado de realizar muchas de sus actividades agradables y
cotidianas y cada vez se muestra más alejada de todo y de todos, cambiando,
incluso, su forma de vestir. A pesar de la preocupación inicial de sus padres acerca
de la posibilidad que Inés estuviera iniciando una anorexia, lo cierto es que presenta
otro cuadro; trastorno dismórfico corporal.
2. Julián es un chico de 17 años, quien presenta angustia, ansiedad y apatía
clínicamente significativo debido a su apariencia corporal, se percibe como una
persona sin atractivo físico inferior al resto de sus compañeros por lo que inicia
rutinas de ejercicio extremas que en ocasiones le generan lesiones, ya no frecuenta
a realizar actividades con sus amistades ya que esta enfocado en sus rutinas de
ejercicio, sus amigos se encuentran preocupados ya que Julián es un chico sano con
apariencia ajustada a su edad y de hecho es uno de los mas atractivo entre sus
amigos, sin embargo este se percibe de un modo distinto que desencadena ansiedad
y depresión en ocasiones debido a su extenso esfuerzo y que refiere no estar a gusto
con los resultados.
Estudio de casos:
Caso I
Juan, un chico de 14 años de edad, acude a consulta con su madre, con una apariencia y
peso acorde a su edad, fue referido por Educadores, Tiene un hermano de (5ª), convive con
padre (44ª) y madre (34ª). Cursa 2do de bachillerato y la madre reporta que, por primera vez se
ha retirado de clases, y que está muy preocupada por el comportamiento de su hijo: tiene
peleas con compañeros de la misma institución. Desobedece las normas dentro del aula, como
levantarse en plena clase, hablar mucho. Dificultades para esperar en una fila a la hora de
comer o entrar a los salones, discute con los profesores y se niega a realizar actividades.
Desde hace 8 meses Juan tiene peleas con sus compañeros de clase; en los 2 últimos
meses se han hecho más frecuentes y es más agresivo.
Desafío a las normas y órdenes de los profesores desde hace más de 6 meses
En el entorno familiar, desde hace 6 meses, se niega diariamente a cumplir con sus
obligaciones de la casa, es desafiante, y ha amenazado físicamente a su hermano, sin
que se hayan producido agresiones.
No da la impresión de consumo de sustancias tóxicas.
De acuerdo a los datos suministrados por el caso se puede inferir que el sujeto de estudio
cumple con criterios característicos de F91.8 Trastorno disocial (312.8)
Caso II
Patricia M. una Joven de 17 años de edad, acude a la consulta «obligada» con sus
padres porque ha sufrido una importante pérdida de peso en los últimos seis meses. Además,
según verbatum de los padres tiene estados de ánimo cambiantes: y una alteración en el
estado de ánimo: la notan más triste, irascible y aislada.
Antecedentes familiares:
Madre (43 a) presenta hipotiroidismo, hace dieta estricta desde hace 3 años, En 2020
precisó ayuda psicológica tras la muerte de su madre. El padre (56 a) presenta sobrepeso.
Descripción de la conducta:
Patricia empezó a verse gorda desde hace unos 9 meses (peso 66 kilogramos, estatura
1,62 cms). Actualmente peso: 42 kgrms. Desde niña ha sido caprichosa en la comida: no come
cuando no le gusta la comida: sopas, ensaladas, y come en demasía cuando le gusta: pasta,
torta. Es emocional, cuando está preocupada no come porque “le duele la barriga” cuando esta
triste deja de comer, cuando está ansiosa come varias veces fuera de comidas, come de
manera muy desordenada e impulsiva. Decidió comenzar una dieta de 1200 cal, pero le
costaba mucho cumplirla; cuando conseguía restringir el consumo, se daba «atracones» de
carbohidratos y perdía el control. Hace unos 6 meses, decidió hacer una dieta a base de
proteínas y llegó a pesar 49 kg, pero no ha podido parar, tiene miedo a engordar otra vez.
Durante la entrevista con la paciente a solas, ésta explicaba que, además de la pérdida
de peso, estaba muy agobiada mentalmente pensando en la alimentación y en su propio
cuerpo. Sabe las calorías de todo lo que come.
Importante distorsión de la imagen corporal. En los últimos meses estaba más triste,
apática, aislada socialmente e irascible, sobre todo en casa, lo único que le proporcionaba
bienestar eran los estudios, a los que dedicaba todo su tiempo: es muy rígida, y autoexigente.
Mantiene una buena relación con la familia, aunque últimamente tiene más conflictos con
su madre porque está más pendiente de ella durante las comidas. La adolescente insiste en
que sus padres son exagerados, porque ella “lo único que hace es cuidarse para no ponerse
gorda”
De acuerdo a los datos suministrados por el caso se puede inferir en base a los síntomas y
comportamientos expuestos la sujeto de estudio cumple con criterios característicos de F45.2
Trastorno dismorfico corporal (300.7).
El examen mental es base para identificar el funcionamiento del sujeto, partiendo de los
datos obtenidos tanto del examen mental como de la entrevista y los test, se puede inferir el
nivel de afección de la paciente, posteriormente se refiere con un especialista para que le
realice una evaluación médica y por consecuente al tener una prescripción se trabaja con la
corriente cognitivo conductual para mitigar los comportamientos y conductas que generan daño
en la paciente.
III Parte. Presentación del caso
Thomas ha sido un chico que desde pequeño ha gozado de buena salud sin embargo en la
niñez asistió a consulta psicológica en pocas oportunidades en compañía de su madre ya que
presentaba cada vez que salía un conducta desproporcionada que generaba gran
preocupación en los padres, este al ser llevado al colegio o a fiestas infantiles presentaba
sudoración, temblores, mareos, malestar estomacal, enrojecimiento, llanto, elevación en la
frecuencia cardiaca, razones por las cuales sus padres prefirieron no forzarlo y dejar que
progresivamente se fuese aislando de los ámbitos sociales. Con gran dificultad ha llevado sus
estudios, sus calificaciones en evaluaciones presenciales son deficientes a comparación de
aquellas que debe hacer a distancia.
Antecedentes familiares
Su madre Carlota Sanabria de 40 años de edad, es una mujer saludable sin antecedentes
clínicas, presenta conductas estables, en tiempo pasado trabajo en la visita médica donde
conoció a su actual esposo el padre de Thomas quien es Alberto Rodríguez de 42 años de
edad, se conocen estando en un centro de salud ella llevaba una línea de medicamentos para
el dolor neurótico y el lleva actualmente la línea del dolor con medicamento para enfermedades
como la soriasis, Alberto es un hombre adulto que en su infancia fue diagnosticado con
ansiedad lo trato durante un tiempo prolongado y actualmente su ritmo de trabajo se ajusta a su
estilo de vida.
Hipótesis diagnóstica
De acuerdo a los datos suministrados por el caso se puede inferir en base a los síntomas y
comportamientos expuestos el sujeto de estudio cumple con criterios característicos de F40.1
Fobia social (300.23)
Conclusión