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60 Beatriz Bragoni

Que difícilmente la política provincial pueda ser entendida como pro- Resistencias a la formación del Estado nacional e
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ducto de un puñado de parientes y amigos que monopolizaban los cargos identidad partidaria en la provincia de La Rioja:
públicos lo revela cada eslabón de la cadena de rebeliones armadas que,
entre 1863 y 1874, dinamizaron el espacio político local e interprovincial. los nuevos significados del federalismo en
Si algo las distingue, es la, diversidad de móviles y contextos específicos; si la década de 1860
algo las unifica, es el decisivo protagonismo de las milicias y/o guardias
Ariel de la Fuente
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nacionales en la relación obediencia y/o rebeldía. El caso examinado ha


exhibido ese dilema bajo diferentes prismas. Por un lado, la experiencia
mendocina puso en evidencia la manera en que milicias y elecciones cons-
tituían un lazo indisoluble producto del orden posrevolucionario, y sujeto
a la necesidad de incluir en el sistema político a grupos e individuos movi-
lizados por las guerras. Por otro lado, el enrolamiento y el reclutamiento
miliciano o cívico provincial posterior a Caseros permitieron ""despejar'
algunas sospechas sobre la fisonomía o naturaleza de estos cuerpos arma^ Durante el proceso de formación del Estado nacional, período que,
dos organizados con el fin de crear sentimientos de pertenencia a la auto- como bien ha señalado Tulio Halperín Donghi, llevó durante demasiado
ridad nacional que acompañaban además la práctica electoral. No obstan- tiempo el "rótulo engañosamente sereno de organización nacional", La
te, la imagen que emerge de esa integración política ingresa matices de Rioja vivió los años más violentos de su historia. Entre 1862 y 1868 esta
interés sobre la vulnerable posición de las guardias nacionales o milicias provincia fue, muy probablemente, la más conflictiva de las del interior
provinciales en relación con la supuesta acción vertebradora del ejército mediterráneo. En esos años tuvieron lugar seis rebeliones federales que
de línea como vehículo estable para la coacción. En tal sentido, el registro desplegaron una violencia fuera de lo común: tres grandes montoneras
de las rebeliones acaecidas en Mendoza exhibió las formas zigzagueantes encabezadas por el general Ángel Vicente Peñaloza (entre 1862 y 1863)
que asumió la progresiva conducción de cadenas de autoridad de la esfera y por Felipe Várela (1866-1867), cuyos objetivos eran de escala nacional, y
provincial a la nacional, sobre todo cuando se advierte la persistente (y no otros tres levantamientos (en 1865, 1866 y 1868) liderados por jefes de
casual) integración de guardias nacionales en las filas de los ejércitos de menor notoriedad, que buscaron cambiar al gobernador por la fuerza o
línea: en otras palabras, la doble jurisdicción de las milicias y/o guardias negociar con el poder provincial. Las rebeliones eran, en buena medida,
nacionales hacía de estos hombres y cuerpos armados, actores vulnerables una respuesta a la ocupación militar y la consiguiente represión que el
(y relativamente autónomos) al accionar de jefaturas militares leales o Estado en formación llevó a cabo en la región, las cuales mostraron una
contrarias a las autoridades provinciales o nacionales. En el tercer punto brutalidad excepcional y cobraron numerosas víctimas, sobre todo en las
quizá anide el dilema del relativo protagonismo de los poderes locales en zonas rurales de la provincia.
la conquista de la unidad política: en este sentido, si la relativa estabili-
Muchos y muy variados factores, imposibles de estudiar en este capítu-
dad política conquistada después de 1874 mostró con nitidez la eficacia de
lo, influyeron en la escala y la forma que la violencia política tomó en la
la represión militar dirigida por el gobierno nacional, ésta resulto también
provincia de La Rioja en la década de 1860.' Aquí prefiero, entonces, con-
ser tributaria de mecanismos, instituciones y prácticas instrumentadas
centrarme en el estudio de algunas de las formas en que los habitantes de
por el poder local a través de un ejercicio político empírico orientado muy
La Rioja, principalmente los de las áreas rurales, experimentaron la nue-
especialmente al rediseño institucional en la campaña, a través de la
va presencia del Estado nacional en la provincia después de Pavón y las
reforma municipal, y al disciplinamiento de las élites.
resistencias que ella generó, lo cual también alimentó la violencia política.
Con todo, la experiencia mendocina que arranca con Pavón despeja
Pero la nueva presencia del Estado nacional también influyó y modificó
tópicos importantes de la confianza depositada por las élites locales en las
las expresiones locales de las identidades partidarias en conflicto. Varios
promesas del liberalismo alentado con mayor vigor desde 1861 y, aunque
ese entusiasmo de primavera agonizó tempranamente, resulta poco proba- 1. Para un tratamiento más detallado de las cuestiones estudiadas en este capítulo y otras
ble entender su adecuación local como mero producto importado y ajeno a relacionadas, véase A., de la Fuente, Los hijos de Facundo: caudillos y montoneras en la pro-
las tradiciones políticas provincianas inauguradas en la primera mitad del vincia de La Rioja durante el proceso de formación del Estado nacional argentino (1853-
siglo XIX. 1870), Buenos Aires, Prometeo Libros, 2007.

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fenómenos habían moldeado las concepciones populares locales del federa- subsistencia de los habitantes de la campaña.5 En 1862 el coronel Ambro-
lismo y el unitarismo. Algunos de ellos, como las conflictivas relaciones sio Sandes observó que, si la guerra continuaba, muchas familias en Los
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agrarias y la diferenciación étnica en la provincia, tenían sus orígenes en la Llanos morirían de hambre.6 No era una coincidencia que los gauchos cul-
época colonial/Otros, como lá postura de los partidos con respectó a la reli- paran de esta consecuencia de la guerra a los porteños y, en algunas ins-
gión, se habían iniciado en la década de 1820 e involucraron tanto el terre- tancias, incluso al mismo Sandes. Una canción, titulada precisamente
no de conflicto local como nacional. Similarmente, la experiencia de la for- "Venía el coronel Sandes", se lamentaba:
mación del Estado nacional a nivel local que, además, también reflejaba un
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proceso de escala internacional vino a agregar nuevos significados a las Venía el coronel Sandes
identidades partidarias en la cultura política de los gauchos. Más específi- al frente de los porteños
camente, la formación del Estado-nación significó para los pobladores rura-
les guerra y represión, el reclutamiento para una guerra internacional con- Con la venida de los porteños
tra Paraguay y la tributación. El federalismo tomó en cuenta estos nuevos los Llanos qué pensarían?
Qué Rioja tan desgraciada!
procesos e incorporó las preocupaciones de los gauchos en sus discursos y
ay, amada patria mía!
movilizaciones de resistencia. En este sentido, la experiencia de los gauchos
se convirtió en parte de la lucha política nacional entre unitarios y federa- Al paso que va la guerra
les y, en última instancia, la identidad federal adquirió nuevos significados. la provincia se ha'i perder.
No quedará qué ensillar
ni tampoco qué comer.7
Guerra y represión
La existencia de muchas familias gauchas también estaba amenazada
La ocupación militar del interior por parte de las tropas del gobierno porque la guerra con frecuencia significaba la muerte de los hombres que
nacional después de la batalla de Pavón y la resistencia que enfrentaron trabajaban, lo que dejaba huérfanos a los familiares que dependían de
hasta 1868 acarrearon no sólo una de las peores guerras, sino también ellos. Después de la primera rebelión, el Chacho informó que muchas
una de las represiones más duras sufridas por las provincias en el siglo familias habían quedado "reducidas también a la más completa olfandad
XIX. Para algunos federales, la represión lanzada por el gobierno nacional por haber peresido en la guerra aquellas personas que pudieran proporcio-
en la década de 1860 era sólo comparable con la desatada por Rosas en la narles la subsistencia".8
década de 1840.2 En realidad, esta evaluación parecía compartida por un Muchos de estos gauchos murieron en combate, pero muchos otros fue-
oficial unitario cuando condenaba a sus camaradas debido al "carácter sal- ron víctimas de las numerosas ejecuciones -a veces de rutina- que llevaban
vaje" de sus operaciones militares.3 a cabo los unitarios. En febrero de 1862, un unitario de San Luis comu-
La represión que el Estado en formación aplicó para controlar política- nicó a Sarmiento que el "saludable ejemplo del castigo" era necesario para
mente el interior y doblegar la resistencia masiva de sus pobladores tomó "moralizar a las masas" de la provincia. Con este objetivo en mente, habían
diversas formas. En algunos casos, para obligar a que los hombres se rin- tenido lugar "ejecuciones a bala" en el departamento de Renca y creía que
dieran, los unitarios implementaron detenciones de mujeres y niños en
gran escala.4 En otros, confiscaron el ganado o las cosechas de los rebeldes
y quemaron sus casas, corrales y campos sembrados, lo que amenazó la 5. Ignacio Rivas a Wenceslao Paunero, Los Llanos, 8 de mayo de 1862, archivo del general
Wenceslao Paunero (Museo Mitre), 7-6-16-1253 (en adelante AP); Navarro Ocampo, Actor, 78-
79; M. Reyes, Bosquejo histórico de la provincia de La Rioja, 1543-1867, Buenos Aires, H.
Cattáneo, 1913, p. 185.
2. Felipe Várela a Justo José de Urquiza, Copiapó, 23 de enero de 1864, en F. Chávez, Vida 6. Ambrosio Sandes Wenceslao Paunero, represa de Tello, 22 de mayo de 1862, AP, 7-1-3-
del Chacho, Buenos Aires, Theoría, 1967, p. 186; R. Gil Navarro Ocampo, Actor, testigo y már- 230.
tir, Córdoba, Lerner, 1984, pp. 126-127. 7. O. Fernández Laa tour de Botas, Cantares históricos de la tradición argentina, Buenos
3. Hilario Lagos a Roberto Barquint, Rioja, 26 de octubre de 1867, archivo de la familia Aires, Instituto Nacional de Investigaciones Folklóricas, 1960, p. 230, recogida en La
Lagos, papeles del coronel Hilario Lagos (hijo) (en adelante AFL-PCHL). Chimenea, La Rioja; informante: Cristiano Brizuela, sesenta años, 1921.
4. José B. Aguilar a Ignacio Rivas, Ilisca, 24 de febrero de 1862, Archivo General de la 8. Ángel Vicente Peñaloza a Wenceslao Paunero, Guaja, 31 de julio de 1862, AP, 7-7-22-1978.
Nación, X-2-2-2 (en adelante AGN).
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eran de "imperiosa necesidad otras" también en la capital.9 En abril de ese gauchos, porque siempre hay que tratarlos de un modo diferente, y usted
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mismo año, el coronel Ignacio Rivas informó al general Wenceslao Paunero sabe que estas provincias están cubiertas de ellos".14
que había tomado como prisioneros a diez seguidores del caudillo federal La resistencia contra el nuevo Estado incluía desde participar en actos
Fructuoso Ontiveros. Aunque cuatro de ellos habían logrado huir, los otros de violencia colectiva -como las rebeliones federales- hasta eludir a las
seis fueron ejecutados "por resultar de las indagaciones que se les hizo autoridades. El caso de los hermanos Gaitán de Famatina, que combinaron
andar siguiendo por su gusto al facineroso Ontiveros".10 Las ejecuciones no ambas estrategias, es un ejemplo. Cuando fueron capturados en 1867, des-
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terminaron allí. Sólo un mes más tarde, después de más arrestos, Rivas vol- pués de unirse a la rebelión encabezada por Felipe Várela, uno de ellos dijo:
vió a comunicar a Paunero que "todos [los prisioneros] han sido pasados por
las armas, es el medio único de moralizar esta gentuza perversa".11 Siempre han vivido a monte desde hace tres o cuatro años y que
La intensidad y la escala de la represión fue no sólo una consecuencia no se presentaban a la autoridad porque creían que el comandante
lógica de la guerra, sino también producto de percepciones específicas Linares los había de mandar fucilar, por cuanto habían servido antes
sobre el federalismo y los gauchos por parte del Estado en formación. El [1863, durante la segunda rebelión del Chacho] a Pedro Carrizo (jefe
general Paunero, jefe del ejército en el interior, pensaba que los gauchos federal) como soldados.15
"desde 1810 se han distinguido como nuestro cáncer social", una evalua-
ción de su papel en la historia de la nación que implícitamente aceptaba Los gauchos también se resistían a la represión cantando canciones
su exterminación física como una de las formas de erradicar la así llama- cuyas letras nos permiten reconstruir algunas de las formas en que vivían
da "enfermedad".12 Además, fue la criminalización de los federales, que los esta coyuntura excepcional. Sostenía una de ellas:
excluyó de la arena política y le quitó legitimidad a su resistencia, lo que
también generaba este tipo de represión. Cuando comenzó la segunda Dicen que a Iseas lo han muerto
rebelión del Chacho en marzo de 1863, el presidente Mitre instruyó a Sar- en ese lugar del pino...
miento, jefe de la guerra en el interior, de la siguiente manera: Gracias a Dios y a la Virgen
que lo han muerto al asesino
No quiero dar a ninguna operación sobre La Rioja el carácter de
guerra civil. Ya llevan un pobre preso,
Mi idea se resume en dos palabras: quiero hacer en La Rioja una por testimonios que sea,
guerra de policía. La Rioja es una cueva de ladrones... ya lo manda a fusilar
Declarando ladrones a los montoneros, sin hacerles el honor de el pícaro manco Iseas.
considerarlos como partidarios políticos, ni elevar sus depredaciones
a reacción.13 Ya saltan los adulones
y, por tenerlo contento,
Esta concepción no se limitaba a los líderes del nuevo Estado sino que hacen matar a otro pobre
penetraba hasta el nivel de los oficiales que concretamente llevaban a por andarle con el cuento.16
cabo la represión contra los federales. El coronel Sandes -quien, como
hemos visto, era acusado en una canción popular de la represión en los La canción celebra el rumor de que José Iseas, un oficial unitario, había
Llanos- informó a Rivas que, en sus operaciones militares, trataría a "las sido muerto. Lo presenta como un "asesino", lo que parece un juicio bastan-
personas honorables y trabajadoras con gran moderación, pero no a los te acertado de la conducta de Iseas cuando se lee la correspondencia de algu-
nos oficiales unitarios y de él mismo. En mayo de 1862, durante la primera
rebelión del Chacho, Rivas le dijo a Paunero que había dado a Iseas la orden
9. Buenaventura Sarmiento a Domingo F. Sarmiento, San Luis, 3 de febrero de 1862, archi-
vo Domingo F. Sarmiento (Museo Sarmiento), 7907, armario i, en adelante AS.
10. Ignacio Rivas a Wenceslao Paunero, Las Liebres, 22 de abril de 1862, AP, 7-6-16-1253.
14. Ambrosio Sandes a Ignacio Rivas, Villanueva, 2 de octubre de 1862, AGN, X-2-2-2.
11. Ignacio Rivas a Wenceslao Paunero, Los Llanos, 4 de mayo de 1862, AP, 7-6-16-1254.
15. "Contra Toribio, Ramón y Blas Gaitán (hermanos), Carmen Álvarez y Eliceo Zalazar por
12. Wenceslao Paunero a C. Bousquet, Río Cuarto, 16 de febrero de 1867, archivo inédito del
partícipes en la última rebelión en esta provincia", 1867, Archivo de la Justicia Federal (La
general Bartolomé Mitre (Museo Mitre), 7275, en adelante AIM.
Rioja), penal, legajo 2, 3, en adelante AJF (LR).
13. Bartolomé Mitre a Domingo F. Sarmiento, Buenos Aires, 29 de marzo de 1863, AS, 1820,
16. O. Fernández Latour de Botas, Cantares..., p. 240. Se recogieron dos versiones de esta
carpeta 14; subrayado en el original.
canción, una en San Luis (informante: Luis Quiroga, cuarenta y cinco años, 1921) y otra en
Colonia Rusa, Mendoza; informante: Ramona B. de Lucero, sesenta y cuatro años, 1921.
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de "castigar ejemplarmente a todo montonero que tome y sé que la cum- ca. En 1867, cuando el oficial unitario atravesaba Los Llanos en su viaje
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ple".17 Y un año después, durante la segunda rebelión del Chacho, fue el pro- de San Juan a La Rioja, notó que una de las poblaciones por donde pasó:
pio Iseas quien notificó a Paunero que, después de derrotar a la montonera
en Renca, había "fusilado a varios porque era inútil indultarlos".18 Más parece habitada por ánimas que por gentes [...] no hai sino
La canción también se refería a una de las características del castigo, mujeres feísimas o uno que otro viejo o muchacho desvalido que ins-
según los federales: su arbitrariedad. Los prisioneros eran fusilados "por piran lástima, por su desnudez y la angustia que reflejan sus sem-
blantes. Los demás habitantes andan errantes, los unos con los mon-
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testimonios que sea", o porque el oficial unitario oyó una acusación mali-
ciosa, algún "cuento". Esta arbitrariedad creaba la sensación de inseguri- toneros y la mayor parte ha muerto en la guerra civil de seis años a
esta parte. Estas infelices gentes [...] traen desde distancias enor-
dad entre los gauchos y tendría un impacto duradero en sus percepciones
mes, los huesos de los hijos, de los padres y de los hermanos (para
de la Justicia, el Estado y sus funcionarios. Esta Sensación de inseguridad enterrarlos en el cementerio del pueblo).20
jurídica se convirtió en uno de los temas del discurso federal en la década
de 1860. Una estrofa de una canción titulada "Viva el general Várela", Este trauma también se articulaba de manera elocuente en una canción:
compuesta durante la rebelión de 1867, proclamaba:
Qué mudanza en estos años!
Esta patria que ha reinado
Todo está lleno de males!
no nos era conveniente
Qué guerras tan abundantes!
al que más bien se ha portado
Se habrán perdido caudales!
lo han marchado al contingente.
Nada vale ser prudente
Ahora ya no hay bandidos
ni amistoso en la ocasión,
ya todos son azulejos,
al pobre con más razón,
porque ni razones tiene. y también los adulones
Hoy Várela nos conviene se quieren ir al pescuezo.
por ser un jefe de honor.19
En las plazas y en los campos
La décima, que parece un resumen de la experiencia de los gauchos en verán la sangre corriendo
de los federales muertos,
la década de 1860, rechazaba al gobierno unitario ("esta patria que ha rei-
los vivos andan huyendo.
nado / no nos era conveniente") porque los llevaba a la guerra (véase más
adelante) y, no menos importante, porque "el pobre... ni razones tiene", es En quién pongo la esperanza?
decir, los gauchos no tenían derechos. En cambio, Felipe Várela y el gobier-
no del Partido Federal les "conviene", debido a la protección que en su En nuestro general Saá
experiencia les habían ofrecido. quien nos dará la quietud.21
Como ya se mencionó, la década de 1860 fue una coyuntura excepcio-
nal. La guerra y la represión del gobierno devastaron algunas provincias La derrota de la Confederación y la llegada de los unitarios al poder
del interior y diezmaron su población. Las anotaciones en el diario de trajeron como consecuencia la destrucción, la violencia y el ostracismo.
Hilario Lagos nos permiten echar un vistazo a esa experiencia traumáti- Ahora, el unitarismo era la única identidad política legítima ("Ahora ya no
hay bandidos22 ya todos son azulejos"), y para los federales sólo quedaba

17. Ignacio Rivas a Wenceslao Paunero, Los Llanos, 4 de mayo de 1862, AP, 7-6-16-1254.
18. José Iseas a Wenceslao Paunero, Dolores, 3 de junio de 1863, AP, 7-3-7-658. 20. Entrada de diario, 10 de julio de 1867, AFL-PCHL.
19. O. Fernández Latour de Botas, Cantares..., pp. 264-65. Recogida en Huaco, Belén, 21. O. Fernández Latour de Botas, Cantares..., 263. Recogida en Mercedes, San Luis, infor-
Catamarca, informante: Segundo Acosta, setenta y cinco años, 1921. El compilador encontró mante: Eusebia de González, ochenta y cuatro años, 1921.
otras tres versiones fragmentarias de la misma canción en Lorohuasi (informante: Julián 22. La criminalización de los federales recomendada por Bartolomé Mitre se volvió parte de
Faciano, setenta años, 1921), Plaza San Pedro (segundo envío) y Huasco (primer envío), la jerga política usada en el interior andino: las autoridades unitarias y sus partidarios apli-
todas en Catamarca. caron rutinariamente el epíteto "bandido" a los federales, convirtiendo las dos palabras en
sinónimos. Por su parte, los federales se apropiaron del término "bandido" y lo usaron en tono
68 Ariel de la Fuente Resistencias a la formación del Estado nacional e identidad partidaria en La Rioja 69

la muerte o la persecución. Frente a circunstancias tan adversas, la can- ña ya estaban viviendo en 1865. Muchos hombres, cuyo trabajo mantenía
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ción invocaba a otro caudillo federal, Juan Saá, de quien se esperaba que al hogar, habían muerto en la guerra de 1862 y 1863. Así, el reclutamien-
trajera "quietud", es decir, paz y seguridad. to era vivido como un nuevo ataque masivo a la economía doméstica de los
gauchos, lo que también explica la resistencia que encontró.
Además, la conscripción se hacía con un alto nivel de violencia. Las auto-
Reclutamiento ridades militares detenían a los gauchos, los desnudaban, los esposaban o
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les ataban las manos detrás de la espalda y los hacía andar desnudos a pun-
En mayo de 1865, el gobierno argentino entró en una alianza con Bra- tos distantes donde se reunían los contingentes en cada provincia. Luego los
sil y Uruguay, y declaró la guerra a Paraguay La guerra, que duró hasta gauchos marchaban de nuevo cientos de leguas hasta la ciudad de Rosario,
1870, afectaría principalmente a los gauchos que fueron reclutados a la desde donde eran enviados al frente. Hacían toda la marcha como prisione-
fuerza para formar los contingentes de la Guardia Nacional enviados al ros, vigilados por escoltas armados con instrucciones de ejecutar a quienes
frente paraguayo. Durante esos años, la conscripción encontraría una fuer- se resistían. Cuando los gauchos lograban escapar, las órdenes eran atra-
te oposición en las provincias. En realidad, no era la primera vez que los "paríos ""muertos o vivos, a aquellos que se resistieran".25 En realidad, el
gauchos del interior se resistieron a este tipo de operaciones.23 Pero este reclutamiento parecía la continuación de la guerra entre partidos y la repre-
reclutamiento para la guerra contra Paraguay tenía características nuevas sión por los mismos" medios (u otros muy similares).
que, junto a la coyuntura excepcional en que ocurrió, lo transformó en un Los gauchos respondieron con varias formas de resistencia. La más
conflicto social y político de dimensiones nacionales sin precedentes. directa era huir a los montes. Este tipo de evasión era bastante común y
Muchos de los funcionarios del gobierno y de los oficiales militares a afectaba incluso las haciendas de los líderes unitarios.26 También se uní-
cargo del reclutamiento -como el gobernador Julio Campos, el coronel an en pequeños grupos y vagaban por el campo, recurriendo al robo para
Ricardo Vera y el comandante José María Linares- eran unitarios bien sobrevivir.27 En otros casos, aquellos ya reclutados incitaban al levanta-
conocidos que apenas un par de años antes habían luchado contra los mon- miento dentro de sus contingentes: cuando las rebeliones no tenían éxito,
toneros federales y los habían reprimido, lo que difícilmente diera a la los instigadores pagaban con su vida.28"
conscripción alguna legitimidad. Los líderes federales, conscientes de la magnitud del fenómeno y del
El reclutamiento, además, se llevó a cabo en una escala sin preceden- hecho de que el reclutamiento apuntaba especialmente a sus seguidores -y
tes. La primera guerra moderna internacional en la que el Estado nacio- que, por lo tanto, era también usado para minar su base política-, hicieron
nal se involucraba exigía una cantidad de hombres que no podían proveer del reclutamiento parte del discurso del federalismo. La apropiación federal
provincias escasamente pobladas y diezmadas por la guerra, como La Rio- de este tema asumió diversas formas, entre ellas, echar a rodar rumores.
ja. Según las instrucciones del gobierno nacional, las autoridades de La Los unitarios de San Luis consideraban difícil gobernar y mantener el orden
s Rioja tenían que poner a disposición de la Guardia Nacional mil cien en la provincia debido a 'los trabajos infames que nuestros enemigos hacen,
miembros. Incluso algunos oficiales unitarios, comparando el cupo de llegando al estremo de decir y hacer la propaganda valiéndose de la chusma
conscripción con la población total de la provincia, consideraban que era de ambos sexos para hacerle decir a los gauchos y a los soldados que pronto
una cifra demasiado alta.24 El reclutamiento de un contingente tan gran- engrosarán las filas del ejercito del Paraguay que no sé presenten, que Dn.
de acentuaba aun más las dificultades que muchas familias de la campa- Juan Saá y demás entro de tres meses estarán aquí. Estas infamias dan su
resultado en la campaña y aún en las orillas de la ciudad".29
contestatario para definirse a sí mismos, estableciendo así una guerra de significados que bus-
caba neutralizar la criminalización a la que eran sometidos.
23. Incluso en tiempos de paz, como en 1855, cuando la Confederación trató de movilizar a
25. Véase el testimonio de Manuel Ibarra, setenta años, 1921, en Olga Fernández Latour...,
la Guardia Nacional para enviarla a la ciudad capital de Paraná como parte de un nuevo
Cantares, p. 253, y Exequias Bringas a Nicolás Barros, 1 de julio de 1865, Archivo Histórico
ejército nacional, los gauchos se resistieron escondiéndose; véase Joaquín González a Tristán
de La Rioja, Correspondencia de Nicolás Barros, carpeta 12, 8-9 (en adelante AHLR-CNB).
Dávila, Nonogasta, 13 de noviembre de 1855, Archivo Familia Zamora, Correspondencia de
26. Restituta Izaguirre de Dávila a Tristán Dávila, Campanas, 5 de noviembre de 1865, AFZ-
Tristán Dávila, en adelante AFZ-CTD.
CTD.
24. M. Reyes, Bosquejo histórico..., p. 226. Según el Primer Censo Nacional de 1869, había 27. Wenceslao Paunero a Bartolomé Mitre, San Juan, 27 de julio de 1867, AIM, 7300.
unos 8.849 hombres (entre dieciséis y cincuenta años), aptos para el reclutamiento de una 28. Marcelino Reyes, Bosquejo histórico..., p. 232.
población total de 48.746 habitantes. 29. Dalmiro Hernández a Wenceslao Paunero, San Luis, 17 de julio de 1867, AIM, 7300.
70 Ariel de la Fuente Resistencias a la formación del Estado nacional e identidad partidaria en La Rioja 71

Aquí, los rumores federales articulaban la resistencia dentro de las populares que, sin embargo, preferían usar un lenguaje religioso para defi-
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relaciones tradicionales de liderazgo y protección entre caudillos y segui- nirla. Unos versos cantados para celebrar la rebelión de Zalazar decían:
dores. Pero una articulación similar también se daría en contextos más
modernos, como las competencias electorales. En la provincia de Córdoba, De donde salió Zalazar
los gauchos y los sectores populares urbanos formaban la parte principal como angelito'e los cielos;
de las fuerzas de choque electoral y, por eso, tenían un papel importante a quitar el contingente
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en las elecciones de gobernador. Así, "para asegurar la candidatura de que traen para los infiernos.34
Luque, los Rusos [federales] habían hecho entender a todos los paisanos y
a los compadritos de la ciudad de que este no mandaría al Matadero del Además, los líderes de la montonera movilizaban a los gauchos apelan-
Paraguay, ni un solo hombre".30 do a sus percepciones del mismo Estado que los reclutaba. El gobierno
Los gauchos también se oponían al reclutamiento participando enjictos nacional, que ordenaba la conscripción, era, para los gauchos, porteño y
de violencia colectiva -como las montoneras lideradas por Aurelio Zalazar en unitario. La administración de Campos en La Rioja era vista, con justa
1865 y Felipe Várela en 1867- que vinculaban su movilización en favor del razón, como una ocupación porteña en cooperación con el gobierno nacio-
Partido Federal con el problema de la conscripción. Al informar sobre la nal, lo que, dada la experiencia de los gauchos con los unitarios en 1862 y
rebelión de Zalazar, el teniente coronel Julio Campos, gobernador unitario 1863, hacía que la conscripción fuera inherentemente ilegítima.
de La Rioja y oficial de rango responsable de reclutar los contingentes, decía: Más aún, afirmaba el gobernador, los rebeldes querían vengar la muer-
te del Chacho, y Pascual Jara, un peón de Los Llanos, informaba que en
Los autores de tan escandalosa rebolución creyeron que el dis- la montonera "todos vivaban al general Peñaloza [el Chacho] y al coronel
gusto que naturalmente produce en las masas la movilización de [Felipe] Várela, y daban mueras al gobierno, y en especial al comandante
fuerzas, les ofrecía una gran ventaja en la opinión de los gauchos, a [Ricardo] Vera".35 De este modo, el recuerdo del caudillo muerto se incor-
quienes pensaron arrastrar haciéndoles comprender que este gobier- poró al discurso federal, mientras-qué* uñó de sus lugartenientes (en ese
no los ofrecía sin reservas a los porteños. Esta circunstancia, unida
momento en el exilio en Chile) era reconocido como líder. Además, las ame-
al nombre del general Urquiza, que explotaron, y del Chacho, cuya
muerte pretendían vengar; y más que todo el descontento que produ- nazas contra el comandante Vera estaban lejos de ser meras y ocasionales
jo la marcha del contingente, dio eco a la revolución.31 andanadas verbales. En noviembre de 1863 Vera capturó a Chacho y lo
entregó al comandante Pablo Irrazábal, quien asesinó al caudillo. Así, los
Según Campos, la intención de la montonera también era deponerlo e gauchos identificaban a Vera como uno de los unitarios responsables de la
instalar como gobernador de la provincia a don Manuel Vicente Bustos, un muerte del Peñaloza y, desde entonces, lo convirtieron en el blanco de sus
federal visto favorablemente por el gobierno nacional y cuya administración persecuciones más encarnizadas.36 Igualmente significativo, Vera había
eventualmente podría tolerar.32 Según el gobernador, entonces, las motiva- sido uno dejos;.comandantes ¿ cargo de reclutar a los gauchos.37
ciones de los rebeldes (lo que Campos llamaba "la opinión de los gauchos") En su explicación, Campos también aludía al uso del nombre del gene-
al unirse a la montonera de 1865 habían sido diversas, pues la resistencia ral Urquiza para movilizar a los gauchos. Esta invocación era típica de las
al contingente se incorporaba a otros aspectos del discurso federal. rebeliones federales en el interior en la década de 1860, cuando el nombre
Es instructivo ver cómo articulaban esto los gauchos. El general Paune- del caudillo de Entre Ríos servía para legitimar los levantamientos. En
ro decía que "la idea de ir al Paraguay es un fantasma que tiene aterrada a otras palabras, los líderes de la rebelión sabían que los gauchos riojanos
estas jentes",33 lo que parece capturar parte de la experiencia de las clases reconocían su pertenencia a un grupo político o comunidad -el Partido

30. José M. de la Fuente a Bartolomé Mitre, Córdoba, 2 de noviembre de 1866, AIM, 6173; 34. O. Fernández Latour de Botas, Cantares..., pp. 80. Recogido en Corral de Isaac, La Rioja;
subrayado en el original. informante: Juan Ibáñez, setenta y cuatro años, 1921.
31. Julio Campos a Bartolomé, Rioja, 1 de septiembre de 1865, AIM, 6584; subrayado en el 35. Citado por P. De Paoli y M. Mercado, Proceso a los montoneros..., p. 80.
original. 36. Ramón Gil Navarro Ocampo a Justo José de Urquiza, Córdoba, 11 de febrero de 1867, en
32. Julio Campos a Tristán Dávila, La Rioja, 16 de julio de 1865, citado por R De Paoli y M. Archivo de María del Carmen Ferreyra de Sánchez Bretón, Correspondencia de Ramón Gil
Mercado, Proceso a los montoneros y guerra del Paraguay, Buenos Aires, Eudeba, 1974, pp. Navarro Ocampo (en adelante AFSB-CRGNO); y Ramón Gil Navarro Ocampo a Justo José de
64-65. Urquiza, Córdoba, 14 de febrero de 1867, en AFSB-CRGNO.
33. Wenceslao Paunero a Bartolomé Mitre, San Juan, 27 de julio de 1867, AIM, 7300. 37. M. Reyes, Bosquejo histórico..., p. 226.
72 Ariel de la Fuente Resistencias a la formación del Estado nacional e identidad partidaria en La Rioja 73

Federal- que iba más allá de la lealtad a los caudillos regionales y las La rebelión de Zalazar fue una expresión de la oposición de los gauchos
montoneras que lideraban. Entonces, el uso del nombre de Urquiza en la a la transformación que la construcción del Estado impuso a los habitan-
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rebelión de Zalazar indica también que tanto los líderes de la montonera tes de la campaña: represión, conscripción y tributación eran "las desgra-
como los gauchos inscribían sus acciones dentro de un terreno político que cias" que sentaron las bases para la violencia colectiva de los montoneros.
trascendía el nivel provincial y era de alcance nacional. La resistencia al reclutamiento forzado volvería a aparecer como un
Sin embargo, en una provincia de no más de cincuenta mil habitantes tema en el discurso federal de la rebelión liderada por Felipe Várela en
y con un aparato estatal mínimo, el poder político y la autoridad se perci- 1867. Como hemos visto, una canción compuesta durante la rebelión
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bían en términos inmediatos y personalistas. El gobernador Campos, por- denunciaba al gobierno unitario ("esta patria que ha reinado / no nos era
teño y oficial de las tropas nacionales, había participado en la represión de conveniente") por varias razones, entre ellas, el hecho de que para los gau-
las rebeliones del Chacho y había supervisado personalmente el recluta- chos sólo reservaba la obligación de ir a la guerra ("al que más bien se ha
miento de los contingentes, lo que lo hacía blanco del resentimiento de los portado / lo han marchado al contingente"). Este aspecto del gobierno uni-
gauchos. No es sorprendente, entonces, que éstos realizaran un intento de tario también inspiró la violencia de los gauchos que se unieron a la mon-
sacarlo del poder. tonerá en esa ocasión. Durante la rebelión, varios gauchos de los departa-
Como Campos afirmó antes, las motivaciones de los gauchos para rebe- mentos de Vinchina y Guandacol capturaron a don Camilo Castellanos, un
larse habían sido diversas. El gobernador no era el único que pensaba así. conocido hacendado de Vinchina quien, en 1865, como oficial subordinado
En 1865, el doctor Abel Bazán, senador nacional por La Rioja, también al comandante unitario Linares, había ayudado a reclutar gauchos.39 De
intentó una explicación que enfatizaba la complejidad del proceso de for- acuerdo con la práctica de la montonera, fue juzgado por un "consejo de
mación del Estado y los múltiples niveles en que los habitantes de la pro- guerra" y sentenciado a muerte. Castellanos trató de escapar cuando era
vincia experimentaban el fenómeno. Después de reconocer "el carácter llevado a la ejecución en su propio caballo, pero el montonero Carlos Farías,
guerrero e indomable del gaucho riojano", señalaba las tristes condiciones un labrador analfabeto, lo volteó de un sablazo diciéndole: "¡Así se lleva
en que había quedado, después de las montoneras del Chacho, esa desgra- contingente!". Inmediatamente, otro montonero, un nativo del pueblo cer-
ciada provincia, cuyos habitantes, principalmente los de la campaña, vie- cano de Jagué, se desmontó y degolló a Castellanos.40 Farías alardearía
ron incendiadas sus casas, taladas sus mieses, destruidos sus ganados y más tarde de "haber muerto a un salvaje".41 Agustín Molina, otro monto-
finalmente empapado su suelo de sangre con las bárbaras ejecuciones de nero que era un labrador analfabeto de Guandacol y que había sido testi-
(aquellos que se llaman) sus libertadores: go de la muerte de Castellanos, admitió que "ellos peleaban por el partido
Federal" y dijo "que la razón que tuvieron para asesinarlo [a Castellanos]
No se extrañe, pues, que el Sr. Campos que formaba en las filas fue, según le oyó decir [a un compañero], creerlo espía del teniente coronel
de estos y que ha salido de ellas para gobernar la provincia, mien- Linares, pues era oficial de las tropas de dicho coronel, y al jagüelista que
tras era ocupada militarmente, haya condenado sobre su cabeza toda lo mató [le oyó decir que la razón era], el de haber sido éste [Castellanos]
la indignación y el odio de la campaña, que vé en él al representan- quién llevó el contingente para el ejército de Paraguay".42
te de ese enojoso pasado.
Si a todo esto se agrega que el gobernador Campos, en la necesidad
de formar el tesoro provincial, ha recurrido al sistema de contribucio-
Tributación
nes, muy justo y legítimo, pero aplicado rigurosamente y sin conside-
ración a la pobreza de los riojanos, que no estaban habituados, por otra De acuerdo con el senador Abel Bazán, la recaudación de impuestos
parte, a pagarla en épocas anteriores; y si a más, se tiene presente la implementada por el gobierno influyó también en la decisión de los gau-
circunstancia de ver estos que una porción de sus compañeros, amigos, chos de unirse a las filas de la rebelión de Zalazar. A pesar de la observa-
padres y hermanos eran arrebatados de su hogar y conducidos desnu-
dos, impagos y maniatados, a servir a una guerra cuya importancia y
necesidad no comprendían, se hallará fácilmente [...] la explicación 39. M. Reyes, Bosquejo histórico..., pp. 227-228.
clara y sencilla de esa espontánea conmoción que se realizó en los 40. "Causa criminal contra Agustín Molina, por rebelión", 1872, AJF (LR), penal, legajo 5, 7, 8.
Llanos, para poner en libertad a los contingentes, y de esa tendencia 41. ídem, 6.
que se manifestó luego, de derrocar al gobierno de la provincia, a quién
42. "Causa criminal contra Agustín Molina...", 6, 18-20. Más allá de la lógica resistencia de los
se miraba como el autor de esas desgracias.38
gauchos a su participación forzada en la guerra, existe la posibilidad de que las clases bajas
del interior percibieran a Paraguay como un aliado político tradicional del federalismo, aun-
38. "Causa criminal seguida contra los Reos presentes Don Manuel Vicente Bustos (et al.)", que la evidencia está lejos de ser concluyente.
1865, AJF (LR), penal, legajo 1, 113-114.
74 Ariel de la Fuente Resistencias a la formación del Estado nacional e identidad partidaria en La Rioja 75

ción de Bazán, la evidencia sugiere que estas medidas no afectaron a los ladrón, que ya no había impuestos".45 Para la gente del campo, los
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gauchos del mismo modo que la represión y el reclutamiento, lo que no impuestos eran un fraude.
quiere decir que la tributación no generara oposición. En este caso, la Esta percepción se originaba en dos fenómenos. Primero, como el sena-
resistencia fue producto, como señalaba el senador, de la coyuntura parti- dor Abel Bazán enfatizaba, los impuestos no eran tradicionalmente parte
cular por la que atravesaba la provincia: la decisión de recaudar impues- de la experiencia de la mayoría de los riojanos. En 1856, un visitante de
tos cuando La Rioja estaba devastada después de siete años de guerra. la provincia había notado la pobreza de las arcas del Estado y estaba sor-
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Además, antes casi no se habían sancionado impuestos, lo que explica la prendido por la inexistencia de impuestos municipales en la capital. En
escasa legitimidad que inspiraban. Un episodio de Los Llanos sirve para opinión de este observador, "la pobreza del país" era responsable de la fal-
ilustrar la naturaleza del conflicto. ta de dinero público sólo en parte: "Los habitantes de la provincia están
En marzo de 1865, tres meses antes de la montonera de Zalazar, el mal predispuestos con respecto a nuevos impuestos".46 Segundo, en la gen-
fiscal provincial inició un caso en el que se acusaba de sedición a don Fer- te del campo la noción de los impuestos como fraude tenía raíces concre-
mín Bazán, un comandante militar del departamento de Costa Baja. tas. El dinero recaudado por los distritos departamentales era enviado a
Sobre la base del testimonio del comandante principal del departamen- la capital provincial, donde la mayor parte de los escasos recursos fiscales
to, don Andrés Galo Herrera, el fiscal informó que Bazán había hecho se destinaba a pagar los sueldos y los gastos de una administración pro-
que los subalternos de la milicia a su cargo firmaran una "protesta". El vincial raquítica. La mayoría de los empleados de la administración, los
documento estaba dirigido al gobierno nacional y reclamaba la renuncia receptores de esos salarios, eran habitantes de la ciudad.
del gobernador provincial. Según el fiscal, Bazán prometió a sus hom- Además, las palabras del fiscal y de Corso hablan de otros factores que
bres que "si por este método no derrocaban [al gobierno provincial] lo contribuían a esta percepción. Bazán, afirmaba el fiscal, llamaba al gober-
harían por las armas". Supuestamente Bazán también había "calumnia- nador "tirano intolerable". En el lenguaje de esos tiempos, esto se refería
do de la forma más fea la conducta del gobierno, haciéndolo parecer ante a la represión y la violencia con las que el gobierno había tomado -y man-
las masas y oficiales de su escuadrón como Ladrón de los fondos públi- tenía todavía- el control militar de la provincia. De acuerdo con Corso,
cos, como un tirano insoportable, y a nadie se le oculta, sr. Juez, que Bazán también había acusado al gobierno de querer "llenar las bolsas
todas estas inventivas solo son para predisponerlas e insurreccionarlas para abandonar la provincia", lo que indicaba que el gobierno de Campos
después".43 era visto como un elemento foráneo; más precisamente, un gobierno por-
Felipe Corso, un pequeño propietario de Los Llanos, agregaba que teño. Dada la experiencia délos riojanos con los representantes porteños
Bazán les dijo "que el gobierno los estaba sacrificando y sólo esperaba lle- del gobierno nacional, no es de sorprender que la recaudación de impues-
nar las bolsas para abandonar la provincia".44 Bazán negó los cargos, atri- tos careciera de legitimidad.
buyéndolos a la difamación de don Andrés Galo Herrera, su enemigo per- Como vimos antes, el comandante Bazán negó los cargos contra él dicien-
sonal. Hechos posteriores, sin embargo, le darían mérito a la acusación. do, entre otras cosas, que eran calumnias de don Galo Herrera, el coman-
Pero volvamos a las palabras del fiscal y de Corso. Por un lado, dan la dante principal del departamento. Sin embargo, como observaba el fiscal,
impresión de que los impuestos eran considerados ilegítimos y que se uno de los objetivos de la exhortación de Bazán era "predisponer" a sus hom-
entendía que su único objetivo era enriquecer a los funcionarios del bres a una eventual insurrección. La insurrección anticipada tendría lugar
gobierno. Otra evidencia confirma que éste era un punto de vista común tres meses después, en la rebelión encabezada por Aurelio Zalazar, y, como
en las áreas rurales y uno que podía movilizar a la gente de Los Llanos. ya se mencionó, los impuestos parecieron ser uno de los motivos de los gau-
En 1874, los militantes avellanedistas de La Rioja organizaron una mon- chos para unirse al levantamiento.
tonera en Los Llanos con el objetivo de deponer al gobernador, que era Estas tensiones permanecieron aun después de noviembre de 1865,
un aliado de Adolfo Alsina. Con la esperanza de ganar el apoyo de un cuando la montonera de Zalazar fue derrotada. Un año después, el 7 de
criador local, uno de los líderes de la montonera le dijo, en el tono que
Bazán había usado nueve años antes, "que sacarían el gobierno por 45. "Sumario instruido por el juez de paz de Belgrano y por orden del Señor Gobernador en
campaña sobre los sucesos que se desarrollan desde el 29 de enero pasado, perturbando con
la sedición y las montoneras el orden público de la provincia" (1874), Revista de la Junta de
43. "Causa criminal contra Fermín Bazán por sedición en los Llanos", 1865, Archivo de la Historia y Letras de la Provincia de La Rioja, año 2, N9 3, 1943, pp. 100-101.
Justicia Provincial, La Rioja (en adelante AJP (LR)), B-#595, 1; subrayado en el original. 46. "Datos estadísticos de la provincia de La Rioja, y su Capital", El Nacional Argentino,
44. ídem, 3. Paraná, 23 de agosto de 1856.
76 Ariel de la fuente Resistencias a la formación del Estado nacional e identidad partidaria en La Rioja 77

noviembre de 1866, el periódico oficial informaba sobre un nuevo conflicto Los Llanos en 1865, y miembros de esas montoneras habían tratado de
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en Los Llanos. De acuerdo con el diario, Tránsito Tello, un ex comandan- asesinarlo.52 Además, Herrera había sido uno de los principales coman-
te de la milicia del departamento de Costa Baja, "estaba incitando a las dantes unitarios en la lucha contra la montonera de Zalazar: después de
masas", explicándoles que, cuando el juez departamental Galo Herrera someterla, tomó como prisioneros a muchos gauchos y los incorporó por la
"decretaba una multa, lo hacía sin autoridad legal".47 Diecinueve días des- fuerza a los contingentes que marchaban a la guerra contra Paraguay.
pués, La Regeneración afirmaba que la rebelión se había desatado en Los Además de su cargo de recaudador de impuestos, Herrera podía agregar a
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Llanos y que la primera víctima había sido el comandante principal y juez la lista, entonces, el de reclutador y represor de gauchos federales.53
departamental don Andrés Galo Herrera. Una banda de gauchos lo atacó Según las evidencias de los juicios criminales, los gauchos que asesina-
en su casa y, en presencia de su esposa, lo degolló y luego lo decapitó.48 ron a Herrera tenían historias políticas tan firmes como la de su víctima.
"¿De dónde surgió el asesinato del comandante Herrera?", preguntaba el Tello y Bazán dieron la orden de matar a Herrera a Indalecio Nieto, un
titular del diario oficial, mientras intentaba una explicación. Aquellos res- labrador y arriero analfabeto de la Costa Baja, quien encabezó la banda
ponsables, sostenía el periódico, eran los comandantes de la milicia Fermín que degolló al comandante principal. Nieto era un líder federal de rango
Bazán y Tránsito Tello. Ambos eran "los enemigos más encarnizados" de intermedio entre aquellos que movilizaron montoneras en la década de
Herrera. Las raíces del resentimiento de Bazán estaban en que Herrera lo 1860. En su juicio criminal admitió que, en 1865, un año antes del asesi-
removió como jefe de las tropas, mientras que el desacuerdo con Tello nato de Herrera, "había estado presente [en el levantamiento de Zalazar]
comenzó cuando "Herrera ordenó a Tello pagar la multa prescripta por la ley y también estuvo presente en el ataque a un contingente en La Edionda".54
por vender una res sin el sello adecuada [impuesto a las ventas]".49 La nece- También atestiguó que había participado en varias rebeliones con Santos
sidad de "formar el tesoro provincial", que había señalado el senador Abel Guayama y había colaborado con Sebastián Elizondo en la rebelión que
Bazán, había inspirado la violencia contra los recaudadores de impuestos. depuso al gobernador unitario Nicolás Barros en 1868. Del mismo modo,
Pero, ¿la muerte de Herrera era parte del conflicto entre unitarios y fede- Rosa Quintero, un labrador de Los Llanos que participó en el asesinato de
rales? Con excepción de la presencia del comandante Bazán, que introdujo Herrera, declaró que "siempre había andado con Indalecio Nieto", del mis-
motivos personales desprovistos de consideraciones políticas, la evidencia mo modo como había seguido a Guayama y a Elizondo.55
parece indicar que el asesinato de Herrera formó parte de la lucha entre Entonces, la violencia contra Herrera fue producto de algo más que su
estos partidos políticos. Bazán era un unitario y sólo meses después de la papel de recaudador de impuestos y reclutador; tenía también sus oríge-
muerte de Herrera Felipe Várela ordenaría que lo degollaran.50 Su rencor
nes en las afiliaciones políticas de la víctima y sus enemigos. Los compa-
personal y su oposición al gobierno de Campos y la política fiscal lo llevaron
ñeros políticos de Herrera, que incluyeron su nombre en una lista de víc-
a participar del asesinato de Herrera.
timas de la montonera federal publicada en el diario oficial en 1867, tam-
A diferencia de Bazán, los otros protagonistas del conflicto (Tello,
bién interpretaron su muerte en clave partidaria.56
Herrera y los gauchos que lo asesinaron) tenían historias de actividad
La memoria popular conservó el asesinato de Herrera como un episodio
política que exhibían una clara continuidad. El comandante Tránsito Tello
simbólico de la resistencia de Los Llanos a los impuestos y sus recaudadores.
era hijo de un gobernador rosista y él mismo había peleado junto con el
Chacho en las rebeliones de 1862 y 1863.51 Por su parte, Herrera ya había En la década de 1890, un cantor popular de Tama, un pueblo en Los Llanos,
sido el blanco de pequeñas montoneras federales que deambulaban por compuso una copla en la que denunciaba al entonces recaudador de impues-
tos Segundo Valdés. En un lenguaje similar al usado por el comandante
Bazán tres décadas antes, recordaba que otro recaudador de impuestos
47. "Abuso de un comandante de la Costa Baja", La Regeneración, La Rioja, 27 de noviembre
había sido asesinado "por su tiranía" y amenazaba a Valdés con el mismo fin:
de 1866.
48. "El fuego de la rebelión arde entre nosotros ya", La Regeneración, La Rioja, 16 de diciem-
52. "Causa criminal sin carátula", 1865, Ajp (LR), B-sin número, 6, 7, 8.
bre de 1866, y "¡Bárbaros!", La Regeneración (La Rioja), 21 de diciembre de 1866.
53. "El fuego de la rebelión arde entre nosotros ya", La Regeneración, La Rioja, 16 de diciem-
49. "¿De dónde surgió el asesinato del comandante Herrera?", La Regeneración, La Rioja, 30
bre de 1866.
de diciembre de 1866.
54. "Causa criminal contra Indalecio Nieto", 1872, AJP (LR), N-sin número, 2-5.
50. "Las víctimas de la montonera del 67", La Regeneración, La Rioja, 18 de agosto de 1867;
M. Reyes, Bosquejo histórico..., p. 254. 55. "Causa criminal contra Eugenio Sosa y Rosa Quintero", 1872, AJP (LR), Q-#5, 7-8.
51. M. Reyes, Bosquejo histórico..., p. 197; "Abuso de un comandante de la Costa Baja", La 56. "Las víctimas de la Montonera del 67", La Regeneración, La Rioja, 18 de julio de 1867.
Regeneración, La Rioja, 27 de noviembre de 1866. Marcelino Reyes, un ex unitario, también consideraba a Herrera una víctima unitaria de los
federales; véase su Bosquejo histórico..., p. 262.
78 Ariel de la Fuente

Va Don Segundo Valdés


La frontera sur de Buenos Aires y la consolidación
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dejando la polvareda.
Que no le vaya a pasar
lo mismo que a Galo Herrera.57
del Estado liberal, 1852-1880
Eduardo Míguez
Conclusiones
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El estudio de la experiencia de los gauchos riojanos en la década de


1860 muestra que, contrariamente a lo propuesto hasta ahora,58 el proce-
so de formación del Estado generó mucha resistencia, la que tendría con-
secuencias muy significativas.58 La resistencia de los gauchos influyó deci-
sivamente en el ritmo y la forma que tomó el proceso. El tiempo y el dine-
ro gastados, el esfuerzo militar realizado y las alianzas estratégicas
establecidas por el gobierno nacional con diferentes regiones y grupos polí-
ticos para imponer su voluntad política y poder militar en el territorio Quizá la metáfora más reiterada acerca de las amplias extensiones de
nacional no pueden entenderse sin tomar en cuenta la movilización de las las llanuras pampeanas sea su comparación con un mar. También, se ha
clases bajas en favor del federalismo y sus líderes. Además, la superviven- hecho frecuente entre los historiadores apelar a la hobbesiana metáfora
cia del sistema federal de gobierno, a pesar del fuerte proceso de centrali- del Leviatán, la ballena bíblica, para señalar la fuerte presencia del Esta-
zación (entre 1862 y 1880), no puede explicarse plenamente sin considerar do en las inmensidades pampeanas. ¿Acaso un piélago dominado por una
la capacidad exhibida por las provincias para resistir ese proceso, una poderosa fuerza que mantenía a los hombres en su lugar? En realidad,
resistencia posibilitada, una vez más, por la identificación de las clases tanto la teoría como la investigación empírica más reciente apuntan en el
bajas rurales con la causa federal. sentido exactamente inverso. Pocos pondrían en duda que las amplias lla-
Asimismo, y como también hemos visto en este capítulo, la experiencia nuras pampeanas deben caracterizarse en el período como una región de
de la formación del Estado y las resistencias que generó entre los gauchos frontera, y uno de los rasgos típicos de las sociedades de frontera es preci-
no ocurrieron en un vacío político y cultural. Por el contrario, este conflic- samente la poca capacidad del Estado para establecer allí su presencia a
to vino a agregar nuevos significados a las concepciones populares de las través de estructuras institucionales. Los historiadores que han mirado el
identidades partidarias, los cuales, a los ojos de los gauchos, aumentaron mundo agrario de esa frontera nos confirman lo que la teoría propone: aun
aun más la diferenciación entre unitarismo y federalismo; identidades
en la autocrática época rosista, la posibilidad del Estado de interferir con
partidarias que, precisamente, fueron fundamentales para orientar el
Ta sociedad de frontera era bastante limitada, y debía negociarse constan-
comportamiento político de los sectores populares rurales y volcarlos a la
temente con el imaginario social de sus integrantes y con estructuras de
resistencia. Si tenemos en cuenta la importancia de las identidades parti-
darias durante el proceso de formación del Estado, al menos en los conflic- poder local. Si pensadores como Juan Bautista Alberdi y Domingo Fausti-
tos que tuvieron lugar en el campo riojano, vemos que la caracterización no Sarmiento especularon con la posibilidad de heredar un Estado, 1 el
de las luchas políticas del período como "facciosa", es decir entre dos gru- Leviatán rosista, a partir del cual construir un nuevo orden sociopolítico,
pos políticos social e ideológicamente indiferenciados, debe ser revisada.59 fue porque no percibieron cuan débiles eran en realidad los pies de ese
gigante.2 A partir de 1852 debieron emprender la tarea de construir ese
orden al mismo tiempo que construían el Estado nacional. Pero esa tarea
estaría llena de contradicciones.

57. J.A. Carrizo, Cancionero popular de La Rioja, 3 vols., Buenos Aires, Baiocco, 1942, vol. 1,
176-77. 1. Véase T. Halperín Donghi, Introducción, Proyecto y construcción de una nación (1846-
1880), Buenos Aires, Sudamericana, 1995.
58. Véase O. Oszlak, La formación del Estado argentino, Buenos Aires, De Belgrano, 1985.
2. Véase J. Gelman, "Un gigante con pies de barro. Rosas y los pobladores de la campaña",
59. Véase T. Halperín Donghi, Proyecto y construcción de una nación: Argentina (1846-1880), en N. Goldman y R. Salvatore, Caudillos rioplatenses. Nuevas miradas a un viejo problema,
Buenos Aires, Ariel, 1995. Buenos Aires, Eudeba, 1998, pp. 223-240.

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