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EVALUACIÓN DE LA ACTIVIDAD FÍSICA

Los conceptos actividad física y evaluación, se tienen como una especie de


cajón de sastre a los que se suelen referir desde numerosos ámbitos, para
designar conceptos ambiguos, en ocasiones dispares, y en demasiados casos
como justificación de políticas o planificaciones de dudosa efectividad.

Ambos conceptos, por otra parte, son relativamente modernos en nuestro


ámbito y tienen su origen en la confusión conceptual sobre las actividades y
los ejercicios físicos, por una parte, y en la necesidad de legitimar, tanto
educativa como políticamente, un ámbito emergente, y poco amigo de
controles de cualquier tipo, como es el mundo del deporte y de las
actividades físicas.

Frente a los conceptos educación física ó deporte, cuya pertenencia a lo


educativo ó cultural está fijada desde finales del siglo XIX, el concepto
Actividad Física es un concepto casi contemporáneo. En su dimensión
original, es hijo de los movimientos socio-críticos aparecidos frente al
deporte en la segunda mitad de la pasada centuria, y especialmente vinculado
a la cultura y la sociedad del bienestar, de la que ha llegado ser uno de los
iconos más claros y positivos.

Sin embargo, en una dimensión contemporánea, el concepto Actividad


Física, se nos presenta como la punta de lanza del proceso de desde
partidización que, cada día más, se instala en las sociedades occidentales;
precisamente de la mano de la cultura y de la sociedad del bienestar que
cuestionan la validez del deporte meritocrático como abanderado de esa
misma cultura y como índice de progreso, declarando injustificadas las
cuantiosas inversiones económicas que, hasta la caída del muro de Berlín,
esas mismas sociedades invirtieron y todavía, en algunos casos residuales
invierten en la alta competición, declarándose, desde este punto de vista
socio-crítico, obsoletas las políticas deportivas meritocráticas, que hicieron
fortuna durante la guerra fría, y que hoy día son social y políticamente
injustificables
Concepto de Actividad Física.

Hemos comenzado señalando como la idea de actividad física es un concepto


resbaladizo y polisémico; por tanto, es preciso analizarlo desde los puntos de
vista fundamentales y con mayor implicación dentro del contexto salud y
educación que son los que, en el siglo XXI, apellidan y definen a la actividad
física.

Desde un punto de vista médico o fisiológico, la actividad física se define


como cualquier movimiento corporal producido por los músculos
esqueléticos que provocan un gasto energético. El ejercicio físico, por su
parte, será definido como movimiento corporal planeado, estructurado, y
repetitivo, realizado para mejorar o mantener uno o más componentes de la
aptitud física; en tanto que, el concepto aptitud física, se entiende como una
serie de atributos que las personas tienen o adquieren y que se relacionan con
la capacidad para realizar una actividad física.
Una cuestión importante, a determinar, es cuál es el papel que cada uno de
los conceptos, juega en la construcción de la idea actividad física para la
calidad de vida durante toda la vida; obviamente la base de todo el
planteamiento es la educación física entendida como educación fundamental
dentro del concepto de educación integral, en el que las necesidades que
plantea la incorporación a la cultura del movimiento demandan un nuevo
tratamiento del deporte como contenido de educación, así como una nueva
visión curricular del mismo.

Esta nueva visión del concepto, se sitúa en el marco de lo que ya se denomina


Cultura del Movimiento, en la que la Actividad Física es su signo más
destacado y que nos deberá conducir a un nuevo paradigma sobre la
educación física.
Concepto de evaluación.
Nuevamente nos encontramos ante un término polisémico y versátil que
suele acomodarse a cualquier discurso tanto para establecer premisas o
intenciones de futuro, como para justificar acciones del pasado o para
plantear intenciones de todo tipo.

En principio el término evaluar, desde un punto de vista cotidiano puede ser


tomados desde una doble perspectiva, por una parte hacer referencia a
estimar y calcular como por otra, referirse a una intención de apreciación o
valoración de una cosa, hecho o circunstancia.

Desde nuestra propia dimensión, ligada a los procesos educativos tanto


curriculares como extracurriculares, la implicaciones polivalentes del
término hacen referencia a procesos por medio de los cuales alguna o varias
características de sujeto de educación, individualmente ó en grupo
considerados, así como los procesos de educación o entrenamiento a los que
son sometidos, en relación con un ambiente educativo o extraescolar, los
objetivos, los materiales, los profesores y entrenadores, los programas, etc,
son evaluados mediante el análisis y la valoración de sus características y
condiciones, en función de parámetros de referencia previamente
establecidos y válidos, para emitir un juicio que sea relevante para la
educación ó los procesos de entrenamiento a que se refieran.

En definitiva, la evaluación, en términos generales y como nosotros la


consideramos, es en realidad un acto de valoración. En nuestro caso, es
forzoso referir este acto valorativo a una serie de parámetros o circunstancias
cuyas relaciones implícitas son evidentes:

• Sistema educativo y/o deportivos, en su caso.


• Las instituciones de educación o las vinculadas a cualquier nivel a los
procesos de socialización para la cultura del movimiento
• Los proyectos educativos o de desenvolvimiento social-deportivos
planteados
• Los materiales y facilidades aportados por los agentes de educación.
• La formación de los responsables de ejecutar y dirigir los procesos.
• Las metodologías y las estrategias didácticas.
• Los procesos de enseñanza aprendizaje.

Establecidos estos aspectos, hemos de preguntarnos por la utilidad del acto


valorativo, que supone el proceso de evaluación, y plantearnos tres
cuestiones esenciales:

1. Cuáles serían las funciones de la evaluación ó ¿para qué evaluar?


2. Cuáles han de ser los instrumentos de evaluación ó ¿cómo evaluar?
3. ¿Qué tipos, procesos ó instrumentos de evaluación son los más
adecuados en cada caso.

¿Para qué evaluar? Los expertos en evaluación han atribuido


tradicionalmente a la evaluación un carácter de selección social. Aun
cuando las intenciones de nuestro mundo señalan el valor de lo socio-
motriz como una característica determinante de las actividades físicas, no
es menos cierto que los procesos de evaluación física se orientan en
demasiados casos a procesos selectivos de carácter excluyente; en esto
estaríamos con Foucault[6] cuando señala:

El examen combina las técnicas de la jerarquía que vigila y las de la


sanción que normaliza. Es una mirada normalizadora, una vigilancia que
permite calificar, clasificar y castigar. Establece sobre los individuos una
visibilidad a través de la cual se los diferencia y se los sanciona.

se pueden identificar las siguientes funciones para la evaluación de las


actividades físicas:

1. Certificación: Supone un balance respecto a objetivos terminales, los


macro-objetivos que integran un número relativamente significativo
de objetivos intermedios (micro-objetivos). Lo relevante en términos
de certificación se refiere particularmente a la integración. Por otra
parte, la certificación es una decisión dicotómica en tanto ésta se
otorga o no.
2. Clasificación en el interior de una población: Esta función se refiere
a la realización de un balance de objetivos de perfeccionamiento (los
que el maestro fija para aprovechar al máximo las capacidades de cada
alumno)
3. Balance de objetivos intermedios: Esto supone promediar resultados
intermedios para obtener una valoración global, la cual debe
pronunciarse respecto al éxito o el fracaso de todo el proceso.
4. Diagnóstico: El objetivo es poder describir una situación para tomar
decisiones de ajuste.
5. Clasificación: El objetivo es establecer niveles para tomar decisiones
respecto a la organización de la población en subgrupos. Estos
subgrupos pueden responder a criterios de selección homogénea o
heterogénea según el caso.
6. Selección: Supone un criterio de nivel mínimo requerido, y representa
el típico sistema del “examen de ingreso”.
7. Predicción: Fundamentada en investigaciones previas postula la
estabilidad de las condiciones en las que se ha realizado la observación
valorativa,
8. Jerarquización: Supone el orden en que deben abordarse diferentes
objetivos pedagógicos.

Características y requisitos de la evaluación.- Una evaluación o un proceso


evaluador, no puede convertirse en un amontonamiento de datos surgidos de
la intuición del impulso ó necesidad política o social de justificación de
determinadas políticas. Por ello se hace necesario establecer criterios de
validez, practicidad y utilidad que justifique a la evaluación misma; estos
serían:

• Validez: Nos estaríamos refiriendo a la precisión y la identidad válida


de la medición, esto es, ¿estamos midiendo lo que deseamos medir sin
ocultas intenciones? Es crucial en este caso la afijación y validación
de la muestra con la que realizamos la medición; al evaluar ya no se
discute si el instrumento de medición es o no válido, sino a la garantía
de validez y certeza de los resultados que se van a obtener, en función
de su utilidad posterior.

• Confiabilidad: Tiene que ver con el grado de exactitud y fiabilidad


con el que se miden cada uno de los rasgos; el grado de confiabilidad
debe ser estable y objetiva, sin depender, en ningún caso, de la
identidad del evaluador.

• Practicidad: Hace referencia a la viabilidad de la obtención de


resultados, a su administración científica y al análisis de los
resultados.

• Utilidad: Obviamente señalaríamos, en este caso, la utilidad de la


evaluación para la orientación de docentes y/o entrenadores, las
instituciones y los agentes sociales implicados en las actividades
físicas.

Tipos de instrumentos de evaluación.

Los diferentes instrumentos de evaluación existentes se clasifican de forma


natural, en función de que estén dirigidos u orientados hacia los procesos o
hacia los productos; así pues, tendremos:
1. Orientados hacia los procesos: los portafolios, las entrevistas, las
observaciones documentadas, los registros de aprendizajes diarios, la
autoevaluación, los informes de entrevistas sobre proyectos,
productos y muestras de resultados prácticos de los aprendizajes, las
expresiones o manifestaciones verbalizadas por los alumnos o
deportistas, etc.
2. Orientados hacia los productos: pruebas de valoración escritas o
ensayos, proyectos, carpetas de trabajo o cuadernos de opciones
autónomas, muestras y demostraciones prácticas, registros de
resultados, resultados de la aplicación de test de valoración
estandarizados del tipo Multiple

3. La evaluación de las Actividades Físicas desde los


paradigmas de enseñanza.
Hoy, nadie duda ya que la calidad de la actividad física depende de los
procesos de educación, de los servicios y, sobre todo, depende en un alto
porcentaje de la capacidad de intervención didáctica de los profesores y
entrenadores, independientemente de los medios materiales y dotaciones con
los que cuenten.

Este cambio de mentalidad que, en los últimos tiempos, ha ganado un


considerable terreno, afecta de lleno al profesorado y a los agentes
educativos al servicio de la Cultura del Movimiento, cuyo mayor o menor
grado de implantación, está referido a la cantidad y calidad de la actividad
física como hecho social de práctica libre y voluntaria y al mayor o menor
grado de salud pública, relacionado con la cantidad de ejercicio que las
poblaciones adultas realizan de forma habitual. Esta nueva situación, afecta
de lleno a las políticas sobre salud pública y servicios a la ciudadanía, a los
modelos de sociedad, a los currículos, a las intenciones educativas de la
sociedad, y, obviamente a los responsables de dar respuesta a esas
inquietudes sociales. Así una definición de estos profesionales podría ser la
enunciada por Carreiro da Costa cuando dice que hemos de considerar a los
responsables de las actividades físicas,

…………..como un profesional reflexivo, portador de conocimientos


científicos, pedagógicos y didácticos profundos, con capacidad para
realizar las tareas inherentes a la función docente con autonomía y
responsabilidad y actuando de una forma crítica según un esquema explícito
de valores éticos y morales, es algo que necesita ser afirmado y consolidado
a diario.
El desarrollo de la nuestras prácticas profesionales, tiene por objeto el
entendimiento de los procesos de enseñanza aprendizaje que se producen en
el marco escolar y en las actividades deportivas extraescolares y el
establecimiento de los recursos didácticos y la formulación de soluciones a
los problemas que plantea, así como la creación del marco social en el que
se desenvuelven todos los procesos. Desde este punto y en un sentido de
consideración para la evaluación de los procesos, serán objeto de especial
atención:

1. El marco relacional profesor/entrenador-alumno/deportista en el


proceso de enseñanza-aprendizaje.
2. La evolución de los alumnos/deportistas colectivamente considerados
y la dinámica de acción generada por la aplicación de la práctica
docente ó el entrenamiento.
3. Los efectos de la enseñanza y de la dinámica de acción de su grupo
sobre cada alumno ó deportista individualmente considerado.
4. La influencia del contexto socio-cultural en el que vive el alumno y se
desenvuelven los deportistas.
5. Los planteamientos educativos generales y referenciales de la
institución en la que el proceso educativo y/o de entrenamiento se
desarrolla.

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