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El documento trata sobre la evaluación de la actividad física. Define la actividad física como cualquier movimiento corporal producido por los músculos que provoca un gasto energético, mientras que el ejercicio físico se refiere a movimientos planeados y estructurados para mejorar la aptitud física. También discute las funciones de la evaluación como la certificación, clasificación, diagnóstico y selección. Finalmente, destaca la importancia de que la evaluación sea válida, confiable y práctica.
El documento trata sobre la evaluación de la actividad física. Define la actividad física como cualquier movimiento corporal producido por los músculos que provoca un gasto energético, mientras que el ejercicio físico se refiere a movimientos planeados y estructurados para mejorar la aptitud física. También discute las funciones de la evaluación como la certificación, clasificación, diagnóstico y selección. Finalmente, destaca la importancia de que la evaluación sea válida, confiable y práctica.
El documento trata sobre la evaluación de la actividad física. Define la actividad física como cualquier movimiento corporal producido por los músculos que provoca un gasto energético, mientras que el ejercicio físico se refiere a movimientos planeados y estructurados para mejorar la aptitud física. También discute las funciones de la evaluación como la certificación, clasificación, diagnóstico y selección. Finalmente, destaca la importancia de que la evaluación sea válida, confiable y práctica.
Los conceptos actividad física y evaluación, se tienen como una especie de
cajón de sastre a los que se suelen referir desde numerosos ámbitos, para designar conceptos ambiguos, en ocasiones dispares, y en demasiados casos como justificación de políticas o planificaciones de dudosa efectividad.
Ambos conceptos, por otra parte, son relativamente modernos en nuestro
ámbito y tienen su origen en la confusión conceptual sobre las actividades y los ejercicios físicos, por una parte, y en la necesidad de legitimar, tanto educativa como políticamente, un ámbito emergente, y poco amigo de controles de cualquier tipo, como es el mundo del deporte y de las actividades físicas.
Frente a los conceptos educación física ó deporte, cuya pertenencia a lo
educativo ó cultural está fijada desde finales del siglo XIX, el concepto Actividad Física es un concepto casi contemporáneo. En su dimensión original, es hijo de los movimientos socio-críticos aparecidos frente al deporte en la segunda mitad de la pasada centuria, y especialmente vinculado a la cultura y la sociedad del bienestar, de la que ha llegado ser uno de los iconos más claros y positivos.
Sin embargo, en una dimensión contemporánea, el concepto Actividad
Física, se nos presenta como la punta de lanza del proceso de desde partidización que, cada día más, se instala en las sociedades occidentales; precisamente de la mano de la cultura y de la sociedad del bienestar que cuestionan la validez del deporte meritocrático como abanderado de esa misma cultura y como índice de progreso, declarando injustificadas las cuantiosas inversiones económicas que, hasta la caída del muro de Berlín, esas mismas sociedades invirtieron y todavía, en algunos casos residuales invierten en la alta competición, declarándose, desde este punto de vista socio-crítico, obsoletas las políticas deportivas meritocráticas, que hicieron fortuna durante la guerra fría, y que hoy día son social y políticamente injustificables Concepto de Actividad Física.
Hemos comenzado señalando como la idea de actividad física es un concepto
resbaladizo y polisémico; por tanto, es preciso analizarlo desde los puntos de vista fundamentales y con mayor implicación dentro del contexto salud y educación que son los que, en el siglo XXI, apellidan y definen a la actividad física.
Desde un punto de vista médico o fisiológico, la actividad física se define
como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que provocan un gasto energético. El ejercicio físico, por su parte, será definido como movimiento corporal planeado, estructurado, y repetitivo, realizado para mejorar o mantener uno o más componentes de la aptitud física; en tanto que, el concepto aptitud física, se entiende como una serie de atributos que las personas tienen o adquieren y que se relacionan con la capacidad para realizar una actividad física. Una cuestión importante, a determinar, es cuál es el papel que cada uno de los conceptos, juega en la construcción de la idea actividad física para la calidad de vida durante toda la vida; obviamente la base de todo el planteamiento es la educación física entendida como educación fundamental dentro del concepto de educación integral, en el que las necesidades que plantea la incorporación a la cultura del movimiento demandan un nuevo tratamiento del deporte como contenido de educación, así como una nueva visión curricular del mismo.
Esta nueva visión del concepto, se sitúa en el marco de lo que ya se denomina
Cultura del Movimiento, en la que la Actividad Física es su signo más destacado y que nos deberá conducir a un nuevo paradigma sobre la educación física. Concepto de evaluación. Nuevamente nos encontramos ante un término polisémico y versátil que suele acomodarse a cualquier discurso tanto para establecer premisas o intenciones de futuro, como para justificar acciones del pasado o para plantear intenciones de todo tipo.
En principio el término evaluar, desde un punto de vista cotidiano puede ser
tomados desde una doble perspectiva, por una parte hacer referencia a estimar y calcular como por otra, referirse a una intención de apreciación o valoración de una cosa, hecho o circunstancia.
Desde nuestra propia dimensión, ligada a los procesos educativos tanto
curriculares como extracurriculares, la implicaciones polivalentes del término hacen referencia a procesos por medio de los cuales alguna o varias características de sujeto de educación, individualmente ó en grupo considerados, así como los procesos de educación o entrenamiento a los que son sometidos, en relación con un ambiente educativo o extraescolar, los objetivos, los materiales, los profesores y entrenadores, los programas, etc, son evaluados mediante el análisis y la valoración de sus características y condiciones, en función de parámetros de referencia previamente establecidos y válidos, para emitir un juicio que sea relevante para la educación ó los procesos de entrenamiento a que se refieran.
En definitiva, la evaluación, en términos generales y como nosotros la
consideramos, es en realidad un acto de valoración. En nuestro caso, es forzoso referir este acto valorativo a una serie de parámetros o circunstancias cuyas relaciones implícitas son evidentes:
• Sistema educativo y/o deportivos, en su caso.
• Las instituciones de educación o las vinculadas a cualquier nivel a los procesos de socialización para la cultura del movimiento • Los proyectos educativos o de desenvolvimiento social-deportivos planteados • Los materiales y facilidades aportados por los agentes de educación. • La formación de los responsables de ejecutar y dirigir los procesos. • Las metodologías y las estrategias didácticas. • Los procesos de enseñanza aprendizaje.
Establecidos estos aspectos, hemos de preguntarnos por la utilidad del acto
valorativo, que supone el proceso de evaluación, y plantearnos tres cuestiones esenciales:
1. Cuáles serían las funciones de la evaluación ó ¿para qué evaluar?
2. Cuáles han de ser los instrumentos de evaluación ó ¿cómo evaluar? 3. ¿Qué tipos, procesos ó instrumentos de evaluación son los más adecuados en cada caso.
¿Para qué evaluar? Los expertos en evaluación han atribuido
tradicionalmente a la evaluación un carácter de selección social. Aun cuando las intenciones de nuestro mundo señalan el valor de lo socio- motriz como una característica determinante de las actividades físicas, no es menos cierto que los procesos de evaluación física se orientan en demasiados casos a procesos selectivos de carácter excluyente; en esto estaríamos con Foucault[6] cuando señala:
El examen combina las técnicas de la jerarquía que vigila y las de la
sanción que normaliza. Es una mirada normalizadora, una vigilancia que permite calificar, clasificar y castigar. Establece sobre los individuos una visibilidad a través de la cual se los diferencia y se los sanciona.
se pueden identificar las siguientes funciones para la evaluación de las
actividades físicas:
1. Certificación: Supone un balance respecto a objetivos terminales, los
macro-objetivos que integran un número relativamente significativo de objetivos intermedios (micro-objetivos). Lo relevante en términos de certificación se refiere particularmente a la integración. Por otra parte, la certificación es una decisión dicotómica en tanto ésta se otorga o no. 2. Clasificación en el interior de una población: Esta función se refiere a la realización de un balance de objetivos de perfeccionamiento (los que el maestro fija para aprovechar al máximo las capacidades de cada alumno) 3. Balance de objetivos intermedios: Esto supone promediar resultados intermedios para obtener una valoración global, la cual debe pronunciarse respecto al éxito o el fracaso de todo el proceso. 4. Diagnóstico: El objetivo es poder describir una situación para tomar decisiones de ajuste. 5. Clasificación: El objetivo es establecer niveles para tomar decisiones respecto a la organización de la población en subgrupos. Estos subgrupos pueden responder a criterios de selección homogénea o heterogénea según el caso. 6. Selección: Supone un criterio de nivel mínimo requerido, y representa el típico sistema del “examen de ingreso”. 7. Predicción: Fundamentada en investigaciones previas postula la estabilidad de las condiciones en las que se ha realizado la observación valorativa, 8. Jerarquización: Supone el orden en que deben abordarse diferentes objetivos pedagógicos.
Características y requisitos de la evaluación.- Una evaluación o un proceso
evaluador, no puede convertirse en un amontonamiento de datos surgidos de la intuición del impulso ó necesidad política o social de justificación de determinadas políticas. Por ello se hace necesario establecer criterios de validez, practicidad y utilidad que justifique a la evaluación misma; estos serían:
• Validez: Nos estaríamos refiriendo a la precisión y la identidad válida
de la medición, esto es, ¿estamos midiendo lo que deseamos medir sin ocultas intenciones? Es crucial en este caso la afijación y validación de la muestra con la que realizamos la medición; al evaluar ya no se discute si el instrumento de medición es o no válido, sino a la garantía de validez y certeza de los resultados que se van a obtener, en función de su utilidad posterior.
• Confiabilidad: Tiene que ver con el grado de exactitud y fiabilidad
con el que se miden cada uno de los rasgos; el grado de confiabilidad debe ser estable y objetiva, sin depender, en ningún caso, de la identidad del evaluador.
• Practicidad: Hace referencia a la viabilidad de la obtención de
resultados, a su administración científica y al análisis de los resultados.
• Utilidad: Obviamente señalaríamos, en este caso, la utilidad de la
evaluación para la orientación de docentes y/o entrenadores, las instituciones y los agentes sociales implicados en las actividades físicas.
Tipos de instrumentos de evaluación.
Los diferentes instrumentos de evaluación existentes se clasifican de forma
natural, en función de que estén dirigidos u orientados hacia los procesos o hacia los productos; así pues, tendremos: 1. Orientados hacia los procesos: los portafolios, las entrevistas, las observaciones documentadas, los registros de aprendizajes diarios, la autoevaluación, los informes de entrevistas sobre proyectos, productos y muestras de resultados prácticos de los aprendizajes, las expresiones o manifestaciones verbalizadas por los alumnos o deportistas, etc. 2. Orientados hacia los productos: pruebas de valoración escritas o ensayos, proyectos, carpetas de trabajo o cuadernos de opciones autónomas, muestras y demostraciones prácticas, registros de resultados, resultados de la aplicación de test de valoración estandarizados del tipo Multiple
3. La evaluación de las Actividades Físicas desde los
paradigmas de enseñanza. Hoy, nadie duda ya que la calidad de la actividad física depende de los procesos de educación, de los servicios y, sobre todo, depende en un alto porcentaje de la capacidad de intervención didáctica de los profesores y entrenadores, independientemente de los medios materiales y dotaciones con los que cuenten.
Este cambio de mentalidad que, en los últimos tiempos, ha ganado un
considerable terreno, afecta de lleno al profesorado y a los agentes educativos al servicio de la Cultura del Movimiento, cuyo mayor o menor grado de implantación, está referido a la cantidad y calidad de la actividad física como hecho social de práctica libre y voluntaria y al mayor o menor grado de salud pública, relacionado con la cantidad de ejercicio que las poblaciones adultas realizan de forma habitual. Esta nueva situación, afecta de lleno a las políticas sobre salud pública y servicios a la ciudadanía, a los modelos de sociedad, a los currículos, a las intenciones educativas de la sociedad, y, obviamente a los responsables de dar respuesta a esas inquietudes sociales. Así una definición de estos profesionales podría ser la enunciada por Carreiro da Costa cuando dice que hemos de considerar a los responsables de las actividades físicas,
…………..como un profesional reflexivo, portador de conocimientos
científicos, pedagógicos y didácticos profundos, con capacidad para realizar las tareas inherentes a la función docente con autonomía y responsabilidad y actuando de una forma crítica según un esquema explícito de valores éticos y morales, es algo que necesita ser afirmado y consolidado a diario. El desarrollo de la nuestras prácticas profesionales, tiene por objeto el entendimiento de los procesos de enseñanza aprendizaje que se producen en el marco escolar y en las actividades deportivas extraescolares y el establecimiento de los recursos didácticos y la formulación de soluciones a los problemas que plantea, así como la creación del marco social en el que se desenvuelven todos los procesos. Desde este punto y en un sentido de consideración para la evaluación de los procesos, serán objeto de especial atención:
1. El marco relacional profesor/entrenador-alumno/deportista en el
proceso de enseñanza-aprendizaje. 2. La evolución de los alumnos/deportistas colectivamente considerados y la dinámica de acción generada por la aplicación de la práctica docente ó el entrenamiento. 3. Los efectos de la enseñanza y de la dinámica de acción de su grupo sobre cada alumno ó deportista individualmente considerado. 4. La influencia del contexto socio-cultural en el que vive el alumno y se desenvuelven los deportistas. 5. Los planteamientos educativos generales y referenciales de la institución en la que el proceso educativo y/o de entrenamiento se desarrolla.
Consideraciones y Propuestas para El Diseño de Un Sistema de Evaluación Del Desempeño Docente en El Marco de Una Redefinición de La Carrera Magisterial