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Concepto, características y procedimientos de la evaluación

Hoy en día, la evaluación de programas es un campo científico bastante desarrollado a pesar de su corto
recorrido, que ha propiciado otras extensiones como: evaluación institucional, evaluación profesoral,
evaluación de impacto, evaluación del desempeño.

Partiendo del análisis que hacen Worthen y Sanders en 1987 se originan 3 presupuestos teóricos de esta
diversidad : la conceptualización de evaluación, las necesidades a las que se desea dar respuesta y las
alternativas metodológicas adoptadas en el estudio.

Los referidos presupuestos teóricos son el punto de partida de lo que se denomina modelo de
evaluación, el cual constituye un sistema en el que sus elementos se relacionan entre sí y su interacción
condiciona nuevas cualidades.

Varios autores han realizado diversas clasificaciones en función del contenido y el efecto de la
evaluación y otros hacen una propuesta más global y genérica utilizando como criterio básico la
conjunción de distintos aspectos teóricos y metodológicos.

La literatura especializada recoge además, las conceptualizaciones a que han arribado algunos autores,
que permitirán una visión más generalizadora del concepto evaluación:

• Ralph W. Tyler, considerado el padre de la evaluación científica, fue el que acuñó el término de
evaluación educacional. (Esta consideración ha sido justificada por Stufflebeam en 1987). Tyler
fue el primero en describir y aplicar un método para la evaluación, algo que nadie antes había
hecho.La evaluación tyleriana ha sido tan penetrante como influyente en el mundo educativo
del siglo XX. Algunos años más tarde, en 1950, con sus concepciones se resumió que la
evaluación es el proceso que tiene por objetivo, determinar en qué medida se han logrado unos
objetivos previamente establecidos, lo cual supone un juicio de valor sobre la información
recogida, que se emite al contrastar esta información con los criterios constituidos por los
objetivos.
• Se define como el proceso de obtención de información, para formular juicios, que a su vez se
utilizarán para la toma de decisiones.
• Se considera por otros autores como una parte importante del proceso metodológico de la
animación sociocultural. Para ellos, la evaluación significa, recoger y analizar sistemáticamente
una información, que permita determinar el valor o mérito de lo que se hace.

Existen también, diferentes concepciones teóricas sobre el tema, que abordan de una forma u otra los
aspectos siguientes: para qué evaluar, qué evaluar, cómo evaluar, quién evalúa. Cada uno de estos
elementos se concatenan entre sí en la dinámica de la práctica laboral, su división es extrateórica, por
cuanto constituyen un sistema y cada uno de sus eslabones depende del otro.

Atendiendo a los propósitos de la evaluación, es decir, para responder a la pregunta ¿ para qué
evaluar?, debe tomarse en consideración que la evaluación implica desarrollo en espiral, presupone el
análisis dialéctico de lo que le precede al sujeto o proceso a evaluar, las cualidades que lo distinguen,
así como reelaborar lo positivo, lo mejor, para perfeccionarlo y dar lugar a una cualidad nueva,
superior.

El ejecutivo debe saber que la evaluación es un proceso que se inicia desde que la persona comienza a
laborar en su centro: consultorio del médico de familia, área de salud, servicio hospitalario, facultad de
ciencias médicas, en el caso del sector de referencia, ahora bien, debe considerarse que la evaluación es
un proceso de retroalimentación en el cual el evaluador y el evaluado entran en constante interrelación,
es un proceso de adecuación hacia el progreso real del aprendizaje, ha de ser formativa y ofrecer al
evaluador, los indicadores de evaluación de los sucesivos niveles de aprendizaje, con la consiguiente
posibilidad de aplicar estrategias correctivas para las insuficiencias advertidas (negación de lo viejo por
lo nuevo). Es un diagnóstico, es continua, global, integradora e integrada en el propio proceso de
enseñanza. Esto supone un compromiso y una revisión permanente de la práctica educativa.
Recuérdese que Marx y Engels plantearon "... En ningún campo puede producirse un desarrollo que no
niegue sus formas anteriores de existencia..." 1

El evaluador debe iniciar el proceso con el dominio de los objetivos que persigue, es decir conocer su
finalidad, que según algunos autores es el control que se hace en los momentos finales de cualquiera de
las instancias organizativas del proceso de que se trate, y que sirve para determinar el grado en que se
aprendió, en que se cumplieron los objetivos. Cada ejecutivo deberá combinar los propósitos de la
instancia con los fines generales de la sociedad.

Si bien el ejecutivo debe conocer la finalidad de la evaluación, es necesario también que tenga presente
otro eslabón del sistema: el contenido de la evaluación, es decir ¿ qué se evalúa?, entiéndase por ello,
los indicadores que se van a medir. Estos estándares varían en relación con el universo y las
características particulares de cada institución (relación de lo universal, lo particular y lo singular). En
su mayoría responden a regulaciones establecidas por el Estado.

Atendiendo al aspecto de ¿cómo evaluar? Que se refiere a los instrumentos y técnicas de evaluación, es
importante reconocer la importancia que posee el proceso de la valoración como punto de partida.
Diversos sistemas de evaluación internacionales utilizan diferentes técnicas e instrumentos que se
adaptan a sus condiciones específicas: recogida y análisis de datos, estadística de resultados o su
interpretación cuantitativa, registros y guías de observación, técnica de muestreo, técnica de dinámica
de grupo, entrevista con observador, encuestas abiertas, escala de valoración, pruebas de desempeño,
entre otras. Como puede apreciarse se establecen vínculos entre instrumentos y técnicas que aportan
cualidades cuantitativas y cualitativas y viceversa, la maestría del ejecutivo estriba en combinarlos
armónicamente y obtener resultados cualitativamente superiores.

La evaluación además, no puede esquematizarse en el tiempo, según R. Pupo "... si el hombre siente la
necesidad y toma conciencia de ella es porque la valora y establece patrones valorativos, es decir,
evalúa la realidad en función de sus necesidades y en la actividad práctica transformadora elabora fines
para su satisfacción..." 2 por tanto, en un colectivo laboral, estudiantil, o el que se trate, los hombres
establecerán sus valoraciones según la percepción que tengan individualmente de esa realidad en la que
se desarrollan y la medida en que satisfaga sus necesidades, sus fines e intereses.

Para J.R. Fabelo "... La valoración constituye aquel proceso de la conciencia humana, en el cual se
unen, por un lado, una determinada información acerca de los objetos y fenómenos de la realidad
objetiva, y por el otro, cierta información también acerca del estado de las necesidades del sujeto
valorante..." 3

La valoración es el punto de partida de todo proceso evaluativo, es el reflejo subjetivo de la realidad


objetiva, el hombre en la realidad cotidiana la realiza permanentemente. Por tanto no existe un patrón
único de valoración porque no existe un patrón único de necesidades, de su satisfacción, de intereses,
fines y emociones sobre esa realidad. Ello no significa que exista entropía a la hora de evaluar, se ha
dicho anteriormente que el contenido de la evaluación, lo que se evalúa, varía en dependencia de los
fines de las instituciones; de lo que se trata es de adecuar a cada persona esos indicadores, teniendo en
cuenta que todos los hombres no son iguales, no alcanzan los propósitos de la misma forma, se
diferencian y eso es lo que le da el sello distintivo a la evaluación, que no debe caer en el plano
esquemático, su esencia dialéctica está precisamente en la valoración que parte de un análisis
personológico, individualizado y concreto.

El ejecutivo de dirección no puede soslayar la trayectoria acumulada por el individuo durante toda su
vida, los valores asumidos, conocimientos, aportes a la sociedad, la cuota de experiencia que lega a las
generaciones venideras, su capacidad para apropiarse del legado de las generaciones precedentes y
desarrollarlo en función de objetivos sociales.

No es posible desvincular el proceso cognoscitivo del proceso evaluativo. La evaluación constituye el


resumen de la vinculación de la teoría con la práctica, ya que mediante ella se comprueba el
cumplimiento de los objetivos planteados y se plasman las nuevas directrices de trabajo futuro, sobre la
base del análisis desarrollado.

Con relación al aspecto de ¿cuándo evaluar? Es de considerar que la evaluación es un proceso continuo
que no debe circunscribirse a determinados momentos. A favor de su sistematicidad hablan los 2 rasgos
que la distinguen: caracterizadora y desarrolladora. La periodicidad de la evaluación depende del
contexto, los propósitos y la individualidad del evaluado. Cada sujeto, teniendo en cuenta sus
conocimientos, habilidades, capacidades, actitudes y valores, será objeto de correcciones, alertas o
diagnósticos en correspondencia con sus necesidades individuales, no obstante, existen evaluaciones
progresivas o periódicas que se caracterizan porque son cortas y relativamente informales, pero ayudan
a identificar problemas o barreras que obstaculizan el desempeño efectivo. También se utilizan las del
tipo formal o anual en las que el desempeño se revisa después de la terminación de un proyecto
importante.

R.S. Salas Perea señala: "La excelencia académica constituye uno de los elementos de mayor
importancia y controversia en la educación superior contemporánea; pues su determinación se
encuentra estrechamente vinculada a los procesos de la evaluación curricular y la acreditación
académica de las universidades (...) La calidad académica no es una abstracción, sino un referente
social e institucional y sus resultados tienen que ser analizados, no sólo en términos cognoscitivos y
conductuales, sino también sobre el análisis de cómo dan respuestas las universidades, a las
necesidades planteadas por el encargo social. Este proceso no es posible llevarlo a cabo sin un análisis
valorativo." 4

La educación médica es un proceso de formación cultural, moral y ética que se interrelaciona e imbrica
con la ideología, la ciencia, el arte y las tecnologías médicas de la sociedad en que se desarrolla. Y es
de ahí que, el criterio de calidad educacional se define en este contexto, en términos de pertinencia
social, calidad curricular y buen desempeño profesional, en estrecha relación con el sistema de valores
imperantes.

Antes de abordar la evaluación curricular es importante definir qué se entiende por currículo, conjunto
estrechamente interrelacionado de principios, conceptos y propósitos, que parten de las exigencias del
encargo social y se concretan en un plan y programa de estudio organizado y desarrollado sobre la base
de una estrategia docente, que abarca el pregrado y el posgrado y cuyos resultados se analizan mediante
un sistema de evaluación de la competencia y el desempeño profesional, que lo retroalimenta
permanentemente.

El currículo es un proyecto que norma, organiza y conduce explícitamente, un proceso concreto y


determinado de enseñanza-aprendizaje que es desarrollado por una institución educacional. Cada
currículo es el resultado de:
• Definir los principios, los propósitos y los objetivos educacionales.
• Analizar el contexto, el educando y los recursos humanos, materiales y financieros requeridos.
• Especificar las normas, métodos, procedimientos y medios que se emplearán.
• Establecer un sistema de control y certificación académica.

Evaluación curricular

Una actividad social que no puede ser simplificada a un enfoque tecnicista y conductual es la
evaluación curricular, pues su base determinante es socioeconómica y su análisis no puede reducirse a
una simple suma de un conjunto de mediciones. Debe construirse como un proyecto de investigación-
acción y establecer desde su formulación inicial, sus propósitos y límites. En realidad, no es posible
evaluarlo todo, en todo momento, ni en detalle; como en toda evaluación es necesario seleccionar la
muestra de su contenido, precisar los métodos, procedimientos y técnicas a emplear, así como los
criterios para su calificación. Se reitera así, una vez más, la importancia de la valoración en este
proceso.

La comprensión del currículo como proceso y producto, permitirá precisar las relaciones en los
diferentes niveles y orientar las vías de investigación a partir del dominio de la teoría educativa que se
sustente.

F. Díaz Barriga señala que "... La evaluación curricular es una dimensión que forma parte de todos los
momentos del diseño y desarrollo curricular analizados anteriormente ya que en todo proceso de
dirección, el control es una tarea esencial."5

Lo anterior supone considerar la evaluación curricular como un proceso amplio, que incluye la
evaluación del aprendizaje de los educandos y todo lo que tiene que ver con el aparato académico y
administrativo, infraestructura que soporta al currículo.

La evaluación es por lo tanto al mismo tiempo que un proceso, un resultado. Un resultado mediante el
cual puede saberse hasta qué punto (con determinados indicadores) lo diseñado se cumple o no.

Se evalúa lo que está concebido, diseñado, ejecutado incluido el proceso de evaluación curricular en sí
mismo; de ahí que la evaluación curricular se inicie en la etapa de preparación del curso escolar, donde
se modela o planifica la estrategia sobre la base de los problemas que se han detectado o se prevé que
pudieran existir.

En el diseño de la evaluación curricular, los principales elementos a tener en cuenta son:

• ¿Para qué? Objetivos más generales de la evaluación y derivar de ellos paulatinamente los
objetivos parciales (claros, precisos, alcanzables y evaluables).
• ¿Qué? Todo el curriculum o un aspecto particular de este.
• ¿Quién? Según lo que se vaya a evaluar y el nivel organizativo en que se realizará se
determinan los participantes y se atienden los criterios o sugerencias de los alumnos.
• ¿Cómo? Métodos a utilizar en dependencia de lo que se evalúa.
• ¿Con qué? Medios, recursos, presupuesto.
• ¿Cuándo? Secuenciación u organización del proceso de evaluación.

La evaluación curricular debe reunir 4 condiciones fundamentales: ser útil, ser factible, ser ética y ser
justa y exacta.
Las evaluaciones curriculares se agrupan en 4 categorías:

• Resultados del aprendizaje.


• Trabajo del profesor (análisis de su maestría pedagógica y no sólo de su dominio profesional).
• Comportamiento pedagógico del proceso.
• Desempeño profesional.

La evaluación curricular abarca 3 grandes fases o etapas consistentes en: la evaluación interna, la
evaluación externa y la resultante general.

En dependencia de lo que se evalúa, la evaluación curricular debe realizarse en distintos momentos y


con funciones diveras, pero con los mismos criterios generales:

• La evaluación curricular inicial o diagnóstico que corresponde a la etapa preactiva del proceso y
tiene como principal propósito determinar si las condiciones para ejecutar el currículo están
dadas o deben ser creadas.
• La evaluación curricular formativa o continuada que corresponde a la etapa activa del proceso
de enseñanza-aprendizaje. Esta fase tiene una importante función reguladora, ya que estudia
aspectos curriculares que no están funcionando bien y propone alternativas de solución para su
mejoramiento.
• La evaluación curricular sumativa que se realiza en la etapa posactiva del proceso de
enseñanza-aprendizaje y permite la toma de decisiones respecto al currículo, cancelarlo,
mejorarlo o rediseñarlo. De ahí que se convierta en evaluación inicial o en parte de ésta, cuando
sirve para plantearse la adecuación curricular.

Es importante tener en cuenta la necesidad de evaluar la propia estrategia de evaluación, por lo que se
han de diseñar y probar los instrumentos y técnicas que se usarán, procurando que sean objetivos,
válidos y confiables.

Conclusiones

Finalmente puede afirmarse que las expectativas de los ejecutivos, la creciente competencia en el
ámbito nacional e internacional y la creciente diversidad de la fuerza de trabajo constituyen desafíos
para el administrador que evalúa los recursos humanos de una institución, porque es necesario un
equilibrio entre las necesidades sociales, los objetivos del organismo y las necesidades de los
empleados. Las evaluaciones son necesarias, establecen metas presentes y permiten la proyección de
acciones futuras, establecen la relación dialéctica entre el pasado, el presente y el futuro.

La evaluación curricular, en cuanto al análisis de su diseño, proceso y producto resultante, requiere un


periodo de tiempo que comprenda el tiempo de duración de la carrera más 1 ó 2 años de ejercicio
profesional del egresado en los servicios de salud. Por dicha razón no puede esperarse a desarrollar este
proceso completo para iniciar el perfeccionamiento curricular.

Es necesario, establecer en el proyecto de evaluación curricular, propósitos parciales, por etapas, con el
fin de ir garantizado la retroalimentación necesaria, que posibilite enfrentar el perfeccionamiento
constante y sistemático de los currículos, así como asegurar su correcta direccionalidad técnica hacia el
logro de los objetivos generales propuestos.

La evaluación sistemática y sistémica del currículo constituye un proyecto de investigación-acción de


desarrollo educacional que deben efectuar las universidades, lo que asegura una mayor exigencia en la
calidad del profesional que se forma y alcanzar una mayor excelencia académica; todo lo
cual necesariamente repercutirá en un incremento en la calidad de los servicios de salud y en la
satisfacción de la población.

Revista Cubana de Educación Médica Superior

Rev Cubana Educ Med Super v.18 n.4 Ciudad de La Habana oct.-dic. 2004

Escuela Nacional de Salud Pública

La evaluación como actividad orientada a la transformación de


los procesos formativos
Dra.C América M. Pérez Sánchez1 y Lic. Leticia María Bustamante Alfonso2

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