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Nómadas (Col)

ISSN: 0121-7550
nomadas@ucentral.edu.co
Universidad Central
Colombia

Tovar González, Leonardo


EDUCACIÓN INTERCULTURAL Y DEMOCRACIA: ¿MÁS ALLÁ DEL MULTICULTURALISMO?
Nómadas (Col), núm. 15, octubre, 2001, pp. 122-129
Universidad Central
Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105117927011

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EDUCACIÓN
INTERCULTURAL Y
DEMOCRACIA:
¿MÁS ALLÁ DEL
MULTICULTURALISMO?
Leonardo Tovar González *

Frente a los cuestionamientos dirigidos contra el In response to debates directed against normative
multiculturalismo normativo y la educación intercultural, este multiculturalism and intercultural education, this article
artículo propone una educación para la democracia que inte- proposes an education for democracy that integrates formation
gre la formación en los derechos ciudadanos, la concientización in citizen rights, building of conscience of social inequalities,
sobre las desigualdades sociales y el reconocimiento de las di- and the recognition of cultural differences.
ferencias culturales.

*
Facultad de Filosofía, Universidad Santo Tomás de Bogotá. Colectivo PENSAMÉRICA. E-
mail: htovar@gaitana.interred.net.co

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E n tanto fenómeno social, se
puede afirmar que el multicul-
américa, o el despojo sistemático a
los pobladores nativos en América
do a raíz de los eventos del 11 de sep-
tiembre de 2001.
turalismo es una condición inheren- Latina, impuestas por los sectores so-
te a los seres humanos. En efecto, sea ciales más poderosos a los más débi- El multiculturalismo, tomado
como resultado de procesos de larga les. En diversos grados, las reacciones ahora en una acepción normativa,
duración como los originados en el de los grupos discriminados han os- designa un amplio espectro de tesis
denominado descubrimiento de cilado entre la reivindicación de los políticas, jurídicas y filosóficas desti-
América, como fruto de movimien- derechos denegados (Martin Luther nadas a promover el respeto por las
tos migratorios en distintas épocas King), la conquista del gobierno por diferencias culturales en el marco de
como los sucedidos en Estados Uni- los grupos antes relegados (Nelson la democracia liberal. Para los auto-
dos, o como consecuencia de los Mandela) o las luchas pronacio- res de inspiración comunitarista
recientes desplazamientos pobla- nalistas de liberación (Yasser Arafat). como Taylor y Walzer, se trata de su-
cionales motivados por la pobreza y Los extremos se tocan cuando los an- perar la ceguera cultural del libera-
la violencia, virtualmente lismo e introducir en su
no existen hoy sociedades seno el reconocimiento de
donde no se entrecrucen su- derechos diferenciales
jetos y representaciones hacia las distintas comuni-
procedentes de diferentes dades culturales. Los mul-
culturas. Desde luego, cada ticulturalistas liberales a la
modalidad da lugar a pro- manera de Kymlicka, en
blemáticas diferentes, tales cambio, estiman que se
como la situación de las deben ampliar las liberta-
etnias ancentrales, la con- des ciudadanas democrá-
vivencia bajo el mismo ticas para incluir las
marco jurídico de ciudada- garantías de afirmación
nos pertenecientes a distin- cultural de los integrantes
tos grupos culturales, o las de las minorías. Con inde-
políticas de inmigración, pendencia de que sus dis-
pero en los tres casos basta cursos sobre la democracia
observar los hechos para varíen, en ambas vertien-
aceptar el multicultura- tes se estima que ésta
lismo en esta acepción provee el marco de legiti-
descriptiva. midad donde se debe ins-
cribir cualquier política
Otra cosa es la valora- multicultural.
ción que se tenga frente al
fenómeno multicultural. En Bajo diferentes mode-
un extremo del espectro, se Circuncisión. Guerra de Argelia, 1958. Jerome Ducrott los acordes con las respec-
ubican las ideologías que tivas concepciones de
predican la superioridad de una raza tiguos perseguidos se alzan con el multiculturalismo que se sostengan,
y buscan el sometimiento o la ani- poder y segregan a otras comunida- la educación intercultural aparece,
quilación de las demás etnias, al esti- des (v. gr. fundamentalismos sionistas junto con las reformas jurídicas y po-
lo del nazismo y su pregonada “solución e islámicos). Por fin, la consideración líticas, como una de las mediaciones
final” sobre los judíos. A lo largo de de las diferencias culturales como el básicas para obtener la comprensión
la historia, lo más habitual han sido factor clave de la política mundial cultural entre los distintos grupos so-
las diversas formas de discriminación después de la caída del campo socia- ciales. En términos generales, los
tales como el apartheid en Suráfrica, lista, ha llevado a suscribir lo que objetivos de este movimiento peda-
o la negación de los derechos civiles Samuel Huntington ha denominado gógico apuntan a promover la esti-
a los afrodescendientes en Norte- “el choque de las civilizaciones”, azuza- ma de sus raíces culturales entre los

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miembros de las comunidades perse- mocracia trascienda los parámetros mente y responde a las relaciones de
guidas, fomentar la tolerancia y el liberales e integre compleja y dominación histórica instauradas
respeto hacia la diversidad por parte pluralistamente las diferencias cultu- por Occidente en el proceso de ex-
de los sectores dominantes y, en ge- rales (3). En términos filosóficos, sos- pansión capitalista. Los segundos
neral, auspiciar un clima de pluralis- tendremos que sólo un modelo denuncian los peligros de la natura-
mo cultural en la sociedad. En su diferenciado de racionalidad funda- lización de las diferencias culturales,
aplicación educativa, de nuevo la mentado discursivamente, puede pro- prohijando así el desconocimiento de
multiculturalidad normativa presu- piciar una educación genuinamente los derechos humanos fundamenta-
pone el acatamiento de los valores crítica que cuestione a la vez la dis- les con la disculpa de que se está de-
éticos y políticos democráticos, de criminación cultural, la desigualdad fendiendo la singularidad cultural. En
modo que la educación intercultural social y la dominación política. este último caso, el tratamiento de
se debe ver como una realización de los regímenes musulmanes hacia las
la educación para la democracia. mujeres, sirve, entre otros, de contra-
Más allá del argumento para cuestionar la subor-
En este artículo, repasaremos al- multiculturalismo dinación de los valores democráticos
gunas de las objeciones que se han a la afirmación de las identidades
formulado contra esta noción de Para algunos de sus críticos, los culturales. A los anti-multicul-
multiculturalismo (1) y contra la edu- multiculturalismos normativos pe- turalistas antiliberales, les basta con
cación intercultural al servicio de can por exceso; para otros pecan por mostrar que la política exterior de los
aquella (2). Sin embargo, en lugar de defecto. Los primeros cuestionan la Estados Unidos pretextando proteger
renunciar al soporte normativo del naturalización de la democracia li- la democracia, promueve una diver-
proyecto multicultural, proponemos beral, pues se olvida que la misma sidad al cabo funcional a los intere-
su radicalización, de modo que la de- también está condicionada cultural- ses del mercado.

Tailandia. Stephan Riedel

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Unos y otros cuestionan el plan- Los caminos de la
teamiento culturalista del problema educación
político. En contra de las políticas de intercultural
identidad auspiciadas por los
contextualismos posmodernistas y En general, la literatura en torno
comunitaristas, los críticos marxistas a la educación intercultural ha surgi-
reafirman, desde la economía políti- do entre los estudiosos de la pedago-
ca, que las diferencias de clase deter- gía con independencia de los trabajos
minan en última instancia la de filósofos y especialistas en políti-
discriminación étnica y de género. A ca acerca del multiculturalismo. Sin
nombre del predominio de la demo- embargo, es posible establecer los
cracia política, los anti-multicul- nexos conceptuales entre los dos en-
turalistas universalistas estiman que foques y observar las limitaciones de
el imperio de los derechos humanos los diferentes proyectos educativos
incluye el respeto a la diferencia, en destinados a promover el respeto por
cuanto ésta es aceptable éticamente. la diversidad cultural en el seno de la
Para las dos ideologías, el cultu- sociedad.
ralismo distrae de las verdaderas ac-
ciones que se deben acometer, La tipología más esquemática,
respectivamente: la lucha de clases a nos permite distinguir tres clases de
partir de la crítica del modo de pro- educación intercultural. La primera
ducción en la actual fase del capita- responde a un modelo asimilacio-
lismo globalizado y las reformas “Damas de honor”. Jeanine El´ gazi nista, en el cual se conciben accio-
institucionales destinadas a consoli- nes pedagógicas especiales dirigidas
dar las garantías democráticas. económicos, en el segundo como rea- a compensar las carencias de las mi-
lización de los derechos políticos. norías culturales en el dominio de
Nótese que en el fondo ambas los códigos de la cultura social co-
objeciones descansan en modelos Lejos de cualquier suerte de mún. Aunque parte de la buena in-
normativos, a saber: la economía po- relativismo culturalista, las tres po- tención de mejorar las capacidades
lítica marxista y la teoría liberal de siciones en competencia exhiben de los sectores discriminados para
la democracia. La primera contraria criterios universalistas y cuestionan competir en los ámbitos académico
al multiculturalismo porque ve en los particularismos de las doctrinas y laboral y participar en la vida pú-
éste una ideología que disuelve en la adversarias. Para los críticos del li- blica, las objeciones contra esta con-
apelación cultural las inequidades beralismo, se busca situar las particu- cepción no se hacen esperar, ya que
sociales; la segunda temerosa de que laridades políticas y culturales en el tiende a infravalorar las raíces cul-
el reconocimiento de las diferencias contexto de las relaciones económi- turales de los estudiantes. Al decir
le reste a las leyes la neutralidad cas. Para los partidarios de los prin- de sus críticos, esta corriente corres-
valorativa propia del Estado moder- cipios liberales, estos sirven de ponde a una ideología liberal pre-
no. A la réplica de que unos y otros marco deontológico donde se pue- ocupada por los estragos de la
desconocen la importancia de los fac- den alcanzar los objetivos históricos diversidad cultural para la unidad del
tores culturales en el ordenamiento de la igualdad social y expresar las sistema social y económico.
político, la respuesta consiste en que particularidades culturales. En la
la instauración histórica de condicio- versión normativa que estamos con- Para superar estas deficiencias,
nes de justicia social o por otro lado, siderando, los multiculturalistas pre- surge el modelo afirmativista, que
el despliegue de la razón pública a tenden que la pertenencia cultural abarca todas las tendencias en edu-
través de la participación ciudadana, constituye una condición humana cación intercultural preocupadas por
aseguran la vigencia de los derechos común que exige adecuar las insti- fomentar la pertenencia cultural de
culturales, en el primer caso como tuciones políticas y económicas par- los estudiantes y asegurar el recono-
extensión de los derechos sociales y ticulares. cimiento de la pluralidad cultural por

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parte de toda la comunidad. Según diferencias culturales y/o de género, ción. En las políticas globalizadoras,
las necesidades sociales en juego, al- ignoran que las inequidades por ejemplo, ¿las manifestaciones de
gunas veces en unas variantes se fo- socioeconómicas derivadas de las re- la identidad de los pueblos no que-
menta, en los educandos de las laciones de producción capitalistas, dan reducidas a un bien de consumo
minorías, la estimación por su cultu- condicionan en última instancia las de las audiencias mass-mediáticas?
ra de origen, motivando así un senti- demás expresiones de la injusticia
miento de orgullo que redundará en entre los seres humanos. La princi- A cambio, los investigadores
el respeto que les demues- afines al anti-multicul-
tren los demás grupos cultu- turalismo antiliberal ofre-
rales. Otras veces, se diseñan cen como alternativa un
estrategias pedagógicas diri- modelo crítico de educa-
gidas a fomentar el recono- ción intercultural que
cimiento recíproco de recupera el puesto funda-
sujetos procedentes de dife- mental de la economía
rentes comunidades cultura- política en el análisis de
les. En otras ocasiones, se la sociedad y supedita los
opta por excluir el problema cambios en la esfera cul-
de las relaciones entre mi- tural a modificaciones en
norías y mayorías culturales las relaciones de produc-
y la interculturalidad se con- ción. Con plena concien-
vierte en un contenido cia de sus restricciones
transversal del currículo que dentro de la agenda capi-
sensibiliza a todos los estu- talista, las prácticas edu-
diantes en las dimensiones cativas contestarias se
culturales del saber y de la dedican a concientizar a
vida social. Mediante cual- los sujetos de la aliena-
quiera de esas rutas y sus po- ción que padecen y ante
sibles combinaciones, se la imposibilidad fáctica
tratan las aplicaciones edu- de un cambio revolucio-
cativas del multiculturalismo nario habida cuenta de la
normativo, que son suscep- actual repartición del po-
tibles por tanto de sufrir las der en la escena mundial,
críticas que se han formula- incentivan en ellos actos
do contra este último. de resistencia frente a las
situaciones más graves de
En efecto, los investiga- discriminación cultural y
dores en educación afines al de desigualdad social. No
anti-multiculturalismo “Unión de expendedores...”, México, c. 1935. Casasola se vuelve por los fueros
antiliberal, ven en las expre- del reduccionismo econo-
siones del modelo afirmativista, ca- pal limitación radica en la sobre-es- micista, pues se admite la especifici-
rencias pedagógicas, teóricas y, sobre timación de la vía pedagógica para dad de las segregaciones étnicas y
todo, políticas. Por un lado, olvida corregir los problemas sociales, pues sexistas, pero se insiste en que es la
que los códigos culturales, antes que a falta de transformaciones políticas lucha de clases motivada por razones
objeto de enseñanza en la escuela, son y económicas de carácter estructural, económicas, el terreno de las reivin-
aprendidos en el seno de la sociedad, la reivindicación educativa de la di- dicaciones políticas incluidas las
y en consecuencia poco y nada pue- versidad cultural termina por confir- políticas de la identidad. En las ex-
de servir la educación para superar los mar el papel de la escuela como presiones más refinadas, este modelo
etnocentrismos. Así mismo, los en- aparato ideológico encargado de re- va de la mano de un multicultura-
foques educativos centrados en las producir las relaciones de domina- lismo complejo donde los derechos

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de igualdad social y los derechos de rial, institucional y simbólica. Como democracia radical dinamizada
diferencia cultural se resemantizan hemos apuntado en el primer ítem, deliberativamente. Sin que esto im-
mutuamente. el peligro de un multiculturalismo plique la politización de todas las
romántico radica en olvidar que sin esferas de la vida social, será la parti-
exigencias de redistribución econó- cipación efectiva de todos los sujetos
Educación mica, las reivindicaciones de raza y en la orientación de los diferentes
intercultural y de género derivan en mera ideología. campos de interrelación, la que per-
democracia radical Y el recurso relativo a la pertenencia mita que libertades públicas, derechos
cultural para justificar todo compor- sociales e identidades colectivas se
Ante las objeciones planteadas, tamiento colectivo, desconoce que la informen mutuamente. La necesaria
la alternativa no consiste en optar en- expresión de las diferencias pasa hoy diferenciación estará avalada por la
tre las políticas de la libertad, las po- por el fomento de relaciones sociales distinción entre los contextos
líticas de la equidad y las políticas de democráticas. discursivos y por el despliegue de los
la identidad, sino en construir la de- diferentes códigos culturales en jue-
mocracia como el escenario históri- Desde luego, no inscribimos nues- go. Las reglas que posibilitan dicho
co donde deben articularse el respeto tra propuesta en un modelo meramen- juego y permiten el desplazamiento
de los derechos ciudadanos, la justa te liberal, sino en la praxis de una entre los niveles, provienen de las
distribución de los bienes sociales y condiciones discursivas de la delibe-
el reconocimiento de la diversidad ración pública, potenciada histórica-
cultural. Como advirtió Marx, la mente por la interacción política,
postulación de libertades abs- material y simbólica entre los
tractas sin asegurar las con- ciudadanos-agentes sociales-ac-
diciones materiales de tores culturales.
existencia, redunda en la
anulación de esas mismas En realidad, no se trata de yux-
garantías que se pretende taponer ámbitos separados,
defender. Recíprocamente, el fraca- sino de potenciar en cada di-
so de los regímenes socialistas com- mensión los discursos de las
probó que Berlin y otros críticos otras dos. Con Boaventura de
tenían razón cuando proclamaban Sousa Santos, los derechos hu-
que la falta de libertades terminaría manos universales se perfilarán
ahogando las conquistas sociales. diferenciadamente en cada contex-
Frente a los liberales, Taylor y los to cultural. Con Nancy Fraser, los
demás voceros del multiculturalismo reclamos de la identidad se con-
normativo han mostrado que la re- vertirán en exigencias de la equidad.
creación de la propia cultura consti- Con Habermas, las luchas combina-
tuye un derecho fundamental y que das por la justicia y el reconocimien-
no existirá un genuino pluralismo to, se efectuarán a través del diálogo
político mientras se auspicien rela- público entre sujetos de derechos.
ciones interculturales discrimi- Un enfoque conceptual de inspira-
natorias. ción dialéctica como el modelo
relacional de la diferencia postulado
En comunión con las tendencias por Iris Young, permitirá pensar en
más autocríticas en el seno del su dinámica histórica este proceso,
marxismo, debe señalarse que la eco- impidiendo cualquier tipo de
nomía política se preserva de esencialismo doctrinario. Sin embar-
reduccionismos economicistas cuan- go, para evitar también el riesgo in-
do integra al patrimonio social los verso de un relativismo disgregador,
Vendedora de periódicos. Londres,
factores culturales en su gama mate- c. 1895. Paul Martin
postulamos como Apel la necesidad

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Missouri, Estados Unidos, 1938. Russell Lee

de una fundamentación última cir- originados en otros contextos vitales. transformación de las situaciones
cunscrita, no más pero tampoco me- La tensión entre pertenencia y aper- contrarias a los valores respaldados,
nos, a las condiciones dialógicas tura se resolverá en el momento edu- comenzando por las propias de las
trascendentales de la comunicación cativo del encuentro, en el cual instituciones educativas.
humana. Al fin de cuentas, sólo la interactuarán las diferentes preten-
racionalidad transformada discursi- siones de sentido morales, sociales y Por supuesto, pretender que las
vamente puede articular en nuestra simbólicas. Como condición de par- conversaciones en la escuela van a
época la instancia crítica de la razón tida para el tránsito fluido de un mo- lograr por sí solas cambios en el mun-
práctica y las proyecciones históricas mento a otro, operará el aprendizaje do, comportaría una candidez de la
de la acción social. del diálogo argumentativo. peor especie. La educación se en-
A manera de ilustración, deli- cuentra atravesada por factores de
Más que servir de terreno de apli- neemos el esquema de una posible poder, desigualdades sociales y segre-
cación, la educación debe maximizar experiencia educativa en valores. gaciones culturales que no pueden
su papel de mediador comunicativo Lejos de comenzarse por una con- ignorarse so pena de rendirse ante sus
entre las tres instancias anteriormen- cepción axiológica pre-establecida efectos ideológicos. Pero más a-críti-
te anotadas. En un momento inicial, susceptible de enseñarse con una u co todavía sería negarse a emprender
se encargará de fomentar el sentido otra estrategia didáctica, se someten acciones educativas que promuevan
de pertenencia de los sujetos socia- a deliberación las valoraciones nor- el respeto por los derechos humanos,
les, sin que el rescate de la memoria mativas, sociales o culturales en dis- la equidad social y el reconocimien-
cultural y la concientización de cla- puta. Los contenidos, sobre los to de las diferencias.
se, se vuelvan factores de enclaustra- cuales se concuerde o se disienta,
miento cultural o de resentimiento resultarán del proceso dialógico en Como muestran en su artículo
social. Dialécticamente, se pasará así cada caso, pero siempre se respeta- Marco Fidel Vargas y Alberto Rin-
al momento de la apertura, median- rán las condiciones constitutivas de cón para el caso del Magdalena Me-
te el cual los educandos enriquece- la argumentación. Y las conclusio- dio y ratifica William Fernando
rán su identidad con los códigos nes así obtenidas, se proyectarán en Torres en su análisis sobre las dificul-
cognoscitivos, estéticos y normativos el enjuiciamiento y consecuente tades de inserción de los desplazados

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en el Huila, la experiencia colombia- JAMESON, Fredric y ZIZEK, Slavoj, Estu-
Bibliografía dios culturales: reflexiones sobre el
na enseña que cualquier programa multiculturalismo, Buenos Aires, Paidós,
educativo genuinamente crítico debe 1998, 188 p.
Entre la variada literatura sobre el tema, los
inscribirse dentro de un proyecto lectores pueden consultar las siguientes KYMLICKA, Will, Ciudadanía multi-
amplio de transformación política, fuentes: cultural Una teoría liberal de los dere-
social y cultural. En el horizonte chos de las minorías, Barcelona, Paidós,
ARDITI, Benjamín (editor) El reverso de la 1996, 303 p.
discursivo de la deliberación, un diferencia Caracas: Nueva Sociedad,
multiculturalismo aleccionado por la 2000, 224 p. MC LAREN, Peter, Pedagogía, identidad y
COLOM, Francisco, Razones de identidad,
poder Rosario, Argentina, Homo
economía política, revelará que la Sapiens, 1999, 208 p.
educación intercultural tiene como Madrid, Anthropos, 1998, 315 p.
MOUFFE, Chantal, El retorno de lo político
arjé la concientización de la injusti- CORTES, Francisco y MONSALVE, Alfon-
Barcelona, Paidós, 1999, 209 p.
so, Multiculturalismo. Los derechos de las
cia y como telos la formación para la minorías culturales, Medellín, Universi- MUÑOZ SEDANO, Antonio, Educación
democracia. dad de Antioquia, 1999, 293 p. intercultural. Teoría y práctica Madrid,
Editorial Escuela Española, 1997. 261 p.
FERGUSON, Marjorie y GOLDING, Peter
(editores), Economía política y estudios cul- SILVEIRA, Héctor (editor), Identidades co-
turales, Barcelona, Bosch, 1998, 405 p. munitarias y democracia, Madrid, Trotta,
Citas 2000, 299 p.
FRASER, Nancy, Iusticia interrupta. Reflexio-
nes críticas desde la posición postsocialista, SOUSA SANTOS, Boaventura de, La
1 No sobra advertir que en este texto Bogotá, Facultad de Derecho de la Uni- globalización del derecho Bogotá, Univer-
no seguimos al pie de la letra los ar- versidad de los Andes, Siglo del Hom- sidad Nacional, 1998.
bre Editores, 1997, 314 p.; esp. “Redistri-
gumentos de los voceros de cada ten-
bución y reconocimiento”, pp. 15- 54. TAYLOR, Charles, El multiculturalismo y “la
dencia, sino que optamos por ofrecer política del reconocimiento”, México,
una reconstrucción conceptual del GARCIA, Javier y GRANADOS, Antolín Fondo de Cultura Económica, 1993,
problema (editores), Lecturas para educación inter- 157 p; esp. pp. 43- 107.
cultural, Madrid, Trotta, 1999, 231 p.
2 Para una ampliación de este marco con- WALZER, M., Esferas de la justicia, México,
ceptual, véase nuestro artículo “Multi- HABERMAS, Jürgen, La inclusión del otro, Fondo de Cultura Económica, 1993,
culturalismo y educación intercultural” Barcelona, Paidós, 1999, 259 p. 333 p.
en Itinerario Educativo, No. 32, Bogotá,
Universidad de San Buenaventura, ju- HUNTINGTON, Samuel, El choque de ci- ZAPATA BARRERO, Ricard (editor), Ciu-
lio-diciembre de 1998, pp. 69-91. vilizaciones y la reconfiguración del or- dadanía e interculturalidad, Número
den mundial, Barcelona, Paidós, 1997, monográfico de la revista Anthropos ,
3 Desde luego, aquí no sugerimos que es- 422 p. 2001, (191), Madrid 143 p.
tos autores compartan la perspectiva
conceptual sustentada en este texto.

Vendedores de periódicos. México, c. 1920. Casasola

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