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Galileo fue acusado de herejía y blasfemia por apoyar la teoría heliocéntrica de Copérnico. Aunque Galileo argumentó que las escrituras y la naturaleza podrían complementarse para estudiar el universo, se retractó de sus creencias ante las acusaciones aunque en realidad no cambió de opinión. Fue sentenciado dos veces y juró no difundir más su teoría. Este evento muestra el conflicto permanente entre la ciencia, que busca verdades probables, y la iglesia, que se a
Galileo fue acusado de herejía y blasfemia por apoyar la teoría heliocéntrica de Copérnico. Aunque Galileo argumentó que las escrituras y la naturaleza podrían complementarse para estudiar el universo, se retractó de sus creencias ante las acusaciones aunque en realidad no cambió de opinión. Fue sentenciado dos veces y juró no difundir más su teoría. Este evento muestra el conflicto permanente entre la ciencia, que busca verdades probables, y la iglesia, que se a
Galileo fue acusado de herejía y blasfemia por apoyar la teoría heliocéntrica de Copérnico. Aunque Galileo argumentó que las escrituras y la naturaleza podrían complementarse para estudiar el universo, se retractó de sus creencias ante las acusaciones aunque en realidad no cambió de opinión. Fue sentenciado dos veces y juró no difundir más su teoría. Este evento muestra el conflicto permanente entre la ciencia, que busca verdades probables, y la iglesia, que se a
Gardinetti Mauro Giordanino Giuliana Irigoyen Ignacio Peloso Camila. Materia: Introduccion a la Ingeniería Química
Galileo, al aferrarse a la Teoría del Heliocentrismo de Copérnico, hizo que el
Santo Oficio pudiera acusarlo de hereje y blasfemo; a lo que Galileo se defendió alegando que las Sagradas Escrituras y la naturaleza, pudieran ser complemento para el estudio de la conformación del universo. Ante las acusaciones se desdijo, aunque no era lo que pensaba, ganándose nuevos “enemigos” que antes lo apoyaban. Doblemente sentenciado, Galileo jura no difundir su Teoría. Esto es claro ejemplo de como la ciencia y la Iglesia están en conflicto permanente; ya que la ciencia busca verdades fundamentales que puedan probarse, mientras que la Iglesia se aferra a las Sagradas Escrituras.