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Deontología

Psicología
Forense

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Deontologia
La Deontología es la Este término proviene del griego: to deon (lo conveniente, lo debido) y
ciencia o el estudio de logía (conocimiento, estudio). Por lo tanto, es el estudio o la ciencia de los
los deberes y las deberes y las obligaciones (Stingo, 2006). El objeto de estudio de la
obligaciones. Deontología son los fundamentos del deber y las normas morales, y de ella
se desprenden los códigos deontológicos que regulan diferentes
profesiones.

Moral y ética
Los términos moral y ética, en algunos ambitos, pueden considerarse
sinónimos, pero si recurrimos a la definición y la aplicabilidad de los dos
conceptos, podemos llegar a discriminarlos. Para la Real Academia
Española (RAE), la moral es: “la ciencia o saber sobre la bondad o maldad
de los actos humanos, no solo de carácter teorico, sino tambien practico,
que se orienta a dirigir las conductas al bien”(RAE, 2014) mientras que la
ética, por otro lado, es “la parte
de la filosofía que trata del bien y del fundamento de sus valores” (RAE,
2014, https://goo.gl/AQcTa7). Es decir que la moral es un concepto más
práctico, y la ética, más reflexivo y filosófico.

La Deontología, en estrecho contacto con ambas, se aplica


fundamentalmente al ámbito de la moral, ya que somete a aquellas
conductas de los individuos, en este caso, profesionales, que no se hallan
tipificadas en leyes de fondo aplicables a toda la población. La aplicación de
la moral a la actividad profesional se ve plasmada en los llamados Códigos
deontológicos, en los que se explicitan los comportamientos que se le
exigen y los que se le reprochan a un profesional con título habilitante. Con
fines prácticos, es bueno aclarar que una conducta reprochable desde un
código deontológico, que pudiera tener una sanción, no necesariamente
tiene que ser ilegal.

Práctica profesional

Si bien la práctica psicológica asistencial y la forense presentan diferencias


radicales, el ejercicio responsable de ambas se encuentra bajo los mismos
principios bioéticos. Aquellos que deben guiar nuestra práctica profesional,
según Chamorro, son el principio de beneficiencia, de no maleficiencia, de
autonomia y de justicia.
 El principio de beneficencia: expresa el deber básico de hacer el bien
a las personas. Es un principio que proviene de la ética médica y que
se ha extendido a la ética psicológica. Puede ser entendido como la
obligación de procurar el bien a las personas con las que tenemos

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responsabilidad. En el caso del psicólogo, este principio indica que,
mediante sus conocimientos, tiene el deber de tratar de ayudar a
las personas que piden sus servicios.
 El principio de no maleficencia: se entiende como la obligación de
no lesionar la integridad del ser humano. Ha sido y es actualmente
un principio básico de la ética médica. Para un psicólogo puede ser
prioritario que su intervención no comporte ningún mal a la
persona a la cual presta sus servicios. No siempre podemos
garantizar una mejora de la persona, pero se tiene que considerar
que no dañarla es un deber mínimo, imprescindible y básico.
 El principio de autonomía: indica que la persona tiene derecho a
gobernarse y dirigirse a sí misma y las decisiones tomadas de
acuerdo con este principio tienen que ser respetadas, siempre que
no comprometan perjuicios para los otros. Por lo tanto, las
personas tienen el derecho de establecer sus principios y valores y
también el de desarrollar su proyecto vital.
 El principio de justicia: implica que debemos respetar a todo ser
humano y procurar la igualdad de oportunidades, que se traduce en
la necesidad de evitar todo tipo de discriminación, ya sea por edad,
sexo, religión, nacionalidad o clase social. El principio de justicia nos
indica que todos los ciudadanos son respetables y tienen derecho a
la igualdad de oportunidades. (Chamarro, 2007).

“En los últimos 25 años, el respeto por la autonomía de todo paciente bajo
atención profesional, ha desplazado al leit motiv “beneficencia” como principio
rector de la ética biomédica en el quehacer iátrico” (Silva, HD, 2011, p.215).

Código de Ética del Colegio de Psicólogos de la Provincia de


Córdoba1

En consecuencia con lo explicitado anteriormente, debemos conocer,


como profesionales de la salud, que nuestra práctica se halla sujeta,
normativizada y limitada no solo por leyes de fondo a nivel nacional, sino
también por el Código de ética perteneciente al contexto en el que
ejercemos (cabe aclarar que la ley se presume conocida y no se puede
alegar su ignorancia). A nivel de la práctica forense, el perito psicólogo
debe adherir a los principios éticos del Código deontológico de su profesión
por encima de las necesidades de las partes, los abogados o el tribunal.
Cuando existe un conflicto entre estos principios éticos y las otras

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Código de Ética del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Córdoba. (2016). [Aprobado por
Asamblea Extraordinaria del Colegio de Psicólogos de Córdoba]. Recuperado de
https://goo.gl/dEf46c

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necesidades, como normalmente ocurre, el evaluador tratará de explicar el
conflicto a las partes y los abogados, y encontrar la forma de continuar la
evaluación que minimice o suprima el conflicto.

Mala praxis

De la praxis profesional habitual, en cualquiera de sus etapas (diagnóstico,


tratamientos, peritajes, etc.), puede surgir un daño involuntario en la salud
de la persona que puede ser transitorio o permanente, y por el cual el
profesional tendría que responder en lo civil y lo penal. Las causas más
comunes de mala praxis son:
 Impericia: actuar en la labor profesional psicológica sin poseer los
conocimientos suficientes para llevar a cabo la actividad
correctamente en beneficio del paciente o tener dichos
conocimientos, pero carecer del suficiente entrenamiento o habilidad
para aplicarlo bien y, como consecuencia de ello, provocar un daño.
 Negligencia: la actuación del psicólogo es descuidada u omite tomar
los cuidados que el caso requiere, y esto ocasiona perjuicio o daño.
 Imprudencia: esta forma hace referencia a la actuación de manera
temeraria, por ejemplo, sobreinterpretar técnicas o no tener en
cuenta los efectos que las palabras pueden producir en el paciente.
 Inobservancia de los deberes a cargo: es otra forma de culpa en la
que el profesional no cumple con los deberes y los reglamentos a su
cargo, y esto puede generar un daño en el paciente. Podría darse
este tipo de mala praxis en el caso de que un profesional no cuente o
no registre sus intervenciones en una historia clínica. (Del Popolo,
1996).

En resumen, una forma de juzgar el actuar profesional y evaluar su


corrección o su incorrección estará dada por el cuidado, la diligencia, el
conocimiento y el entrenamiento que el profesional demuestre en su
actividad tanto clínica-asistencial como forense.

Consideraciones

El informe realizado por un psicólogo clínico está sujeto al secreto


profesional y debe revelarse solo ante situaciones excepcionales; en
cambio, en el caso del informe pericial Echeburua Muñoz y Loinaz aseguran
que:

... el dictamen pericial está al servicio de la demanda judicial


y, desde este punto de vista, supone una quiebra del
principio de confidencialidad. Es decir, el perito psicólogo no

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está sujeto al secreto profesional, pero sólo en relación con
los operadores jurídicos que demandan su intervención y
sólo en las informaciones obtenidas relacionadas con el
objeto de la pericia. Esta peculiaridad de la relación
psicólogo-sujeto evaluado en el ámbito forense necesita ser
explicada a los peritados y requiere el consentimiento
informado de éstos antes del comienzo de la evaluación
(2011, p. 153)

A lo largo de este módulo, pudimos ver cómo la Deontología se nutre o


constituye de los principios éticos y la moral, y da lugar, así, a la confección
de Códigos deontológicos que regulan la actividad de los profesionales. Por
lo tanto, como profesionales en ejercicio, no solo debemos conocer y
responder a las leyes que regulan el ejercicio de nuestra profesión, sino
también a los Códigos deontológicos elaborados por la asociaciones de
profesionales a la que pertenecemos de acuerdo con nuestro título
habilitante. Es decir, estamos sujetos a dos tipos de obligaciones. Si bien el
ámbito clínico no está exento de dilemas éticos para los profesionales, es
en el ámbito judicial, tal vez, en el que estos son más evidentes debido, en
ocasiones, a presiones de las partes involucradas. En la práctica cotidiana, a
veces, contamos con informes demasiado breves, inespecíficos, parciales o
poco objetivos.

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Referencias bibliográficas
Chamarro, A. (2007). Ética del psicólogo. Barcelona: UOC.

Código de Ética del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Córdoba.


(2016). [Aprobado por Asamblea Extraordinaria del Colegio de Psicólogos
de Córdoba]. Recuperado de
https://drive.google.com/file/d/0Bx2jrymF9lORMmxlRUYtYjFrdmMyM1lQY
zNTdjhTM1pROXRZ/view

Del Popolo J. H. (1996). Psicología Judicial.Mendoza: Ediciones Jurídicas


Cuyo.

Echeburúa, E., Muñoz, J. M., y Loinaz, I. (2011). La evaluación psicológica


forense frente a la evaluación clínica: propuestas y retos de
futuro. International Journal of Clinical and Health Psychology, 11(1), 141-
159.

Real Academia Española. (2014). Ética. En Autor, Diccionario de la Real


Academia Española. Recuperado de http://dle.rae.es/?id=H3y8Ijj|H3yay0R

Real Academia Española. (2014). Moral. En Autor, Diccionario de la Real


Academia Española. Recuperado de:
http://dle.rae.es/?id=Pm2wZfs|Pm4ASgI

Silva, HD. (2011). Una aproximación a los conceptos de autonomía e


integridad en la praxis médica. Vertex. Revista Argentina de Psiquiatría,
XXII (97), 215-219.

Stingo, R. N. (2006). Diccionario de Psiquiatría y Psicología Forense. Buenos


Aires: Polemos.

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