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2.

1 Imaginario

A partir de este punto, se buscará definir el concepto de imaginario de acuerdo a las distintas
descripciones que hay de éste, destacando por sobre todo, aquellas características que lo conectan más
con el tema a estudiar.

2.1.1 Definiciones

Se entiende por imaginario como algo que está netamente ligado con la imaginación y con la
capacidad de creer o visualizar a través de la mente. Sin embargo, para la sociología y la psicología va
más allá del concepto de crear escenarios irreales mediante la creatividad.

Jacques Lacan, teniendo de base a la teoría psicoanalítica, aterriza la idea de imaginario en una
conferencia titulada “Lo simbólico, lo imaginario y lo real.” Él señala que, el imaginario surge desde la
concepción de imágenes visuales o no visuales (sonoras, sensoriales, etc.) provenientes de distintas
fuentes que pueden ser propias o de otras manifestaciones, las cuales sirven como medio para luego,
crear un espacio psíquico (Lacan, 1953). Este espacio corresponde a la estructura mental de un individuo
en donde se alberga toda la información que percibe y procesa del mundo que lo rodea.

De este modo, el imaginario se conoce como el área en el que tiene lugar el proceso cognitivo
del pensamiento mediante imágenes, que no se limita únicamente a lo visual, sino que estas las abarca
en un sentido semiótico más amplio.

Por otro lado, Castoriadis desde su conocimiento filosófico y postura política, plantea un
análisis donde amplía el término desde el individuo a la sociedad. El autor determina el concepto como
“imaginario social” y lo define como una creación imaginaria colectiva, donde las “instituciones” crean
“significaciones” para estructurar el orden social, validar el comportamiento, brindar un sentido
identitario y otorgar un sentido de vida.

El origen del imaginario de cada sociedad no se evidencia de manera concreta, se va


construyendo a la largo del tiempo según las necesidades de la sociedad y está condicionado (mas no
originado) por el lugar físico en el que nace. No obstante, el imaginario no es el mismo en pasado,
presente y futuro, ya que la sociedad se mantiene en una paulatina mutabilidad producida por sí misma
(Castoriadis, 1997). Es así, que el imaginario podría interpretarse como un conjunto de
“significaciones” que se crea, instituye y renueva a sí mismo.

Para esto, el imaginario se vale de la historia y cultura de las sociedades, esto se evidencia
cuando explica que: “Lo que nos obliga a tomar en cuenta lo social histórico es el hecho de que
constituye la condición esencial de la existencia del pensamiento y la reflexión” (Castoriadis, 1997,
p.3.). Si bien Castoriadis no nombra explícitamente a la memoria cultural, hace énfasis en la importancia
de los acontecimientos históricos por los que ha pasado una sociedad y la percepción de ésta.
Independientemente de los cambios de la sociedad y de que si el hecho ya aconteció hace un largo
tiempo, éste sigue vertiendo efecto incluso si quienes lo experimentaron ya no están. Esto se logra
afirmar en el párrafo anterior donde menciona que: “Cada manifestación del pensamiento es un
momento en un encadenamiento histórico” (Castoriadis, 1997, p.3).

Sin embargo, esta cita se puede entender de las dos formas en que se comprende el pensamiento:
la primera como la acción de juzgar críticamente algo, alguien o un hecho, para determinar cómo se
debe proceder de la manera más correcta según el orden social; la segunda, como el proceso que realiza
la persona individual en busca de respuestas a complejas dudas existenciales. En ausencia de respuestas,
el colectivo crea de manera inconsciente algo que le brinde sentido a su existencia: las instituciones, las
cuales darán origen a las significaciones que, finalmente resolverán las interrogativas de la sociedad.
En palabras de Castoriadis (1997): ‘‘Las instituciones y las significaciones imaginarias sociales de cada
sociedad son creaciones libres e inmotivadas del colectivo anónimo concernido” (p.5).

Daniel. H. Cabrera ayuda a entender las “significaciones” de Castoriadis sobre el imaginario


social como pensamientos, opiniones, visión de mundo y normas sociales, las cuales todo individuo que
forma parte de la sociedad está de acuerdo, respeta y cumple. “...las significaciones sociales que
constituyen la identidad colectiva son “significados aceptados e incuestionables” por una sociedad, más
aún, son la “matriz” de estos significados” (Cabrera, 2004, p.3).

De las significaciones, Cabrera sintetiza y enumera tres funciones fundamentales que poseen
en el imaginario social: 1) instituyendo y creando; 2) manteniendo y justificando; 3) cuestionando y
criticando un orden social.

1) “Las significaciones imaginarias sociales instituyen y crean un orden social a la vez que son
instituidas y creadas por este mismo orden” (Cabrera, 2004, p.3). Es decir, estas originan y son
originadas en función de la constante fluctuación del imaginario. Y mientras sea necesario, estas
significaciones se mantendrán instauradas (no necesariamente estáticas, pueden sufrir cambios)
hasta que sean paulatinamente sustituidas o desechadas.

2) Se consideran como “legitimación entendida como explicación, fuente de sentido y


plausibilidad subjetiva” (Cabrera, 2004, p.3). Son el fundamento de las conductas sociales y el
respaldo del pensamiento colectivo.

3) La sociedad va conformando nuevos criterios los cuales afectan las conductas, por ende,
modifican el orden social. Las significaciones ejercen la tarea de dictar a juicio de la misma
sociedad, que orden social se mantiene, se descarta o los cambios que estos experimentan
(Cabrera, 2004).
2.1.2 Tipos de imaginarios

2.1.2.1 Imaginario Cultural

Desde la arista antropológica, Clifford Geertz (1973) menciona que: “Las formas de la sociedad
son la sustancia de la cultura” (p.38). Es decir, la formación de esta se concibe al reunir diversas
creencias, valores y comportamientos, siendo tales características las que revelan la amplia riqueza de
una sociedad. Así, se comprende que el ser humano ha ido construyendo una realidad en común, que se
determina a lo largo del tiempo mediante la interacción social y el diálogo con otro, lo que
posteriormente desencadenará en consensos que se heredan generacionalmente.

De esta forma Stuart Hall (1995, como se citó en Caloca, 2015) describe lo cultural como:
“Aquel flujo de significados que establece un puente entre el mundo material y el otro simbólico, donde
ocurre el lenguaje, el pensamiento y la comunicación.” (p.6).

En efecto, gracias al lenguaje se pueden construir discursos que luego serán interpretados por
el pensamiento, para finalmente comunicar y compartir las ideas con el resto de los individuos. Estos
tres procesos resultan fundamentales, se crearán códigos culturales dentro de una comunidad
determinada, los cuales se transmitirán y permitirán el conocimiento de sus características.

Es por esto que, la noción de un imaginario cultural es crucial para comprender la influencia en
la construcción y desarrollo de la identidad de un individuo, por lo que resulta relevante el estudio de
la cultura que está arraigada a un territorio; la que se revela a través de sus propios rituales, tradiciones,
mitos, ceremonias, entre otros.

Son estas dimensiones las que permiten identificar el significado de sus discursos y
representaciones simbólicas, siendo éstas creadas por individuos que comparten un mismo espacio y
que desde ese lugar se le ha otorgado sentido y aceptación a una realidad bajo común acuerdo.

Por ende, son los mismos individuos quienes son participes para el desarrollo de una cultura,
ya que se relacionan con su entorno y transmiten una visión de mundo a partir de sus experiencias
humanas que posteriormente se convertirá en un elemento relevante para diferenciar las características
de una sociedad en particular.

2.1.2.2 Imaginario Colectivo

Estos aspectos sociales y culturales una vez compartidos y aceptados dentro de un grupo de
individuos, lo que permitirá la formación de un imaginario colectivo, de esta forma se reconocerá la
construcción de una realidad imaginaria de un territorio, dicho de otro modo, el origen y desarrollo de
una identidad colectiva.

Según las palabras de Daniel Cabrera (2004) se manifiesta la identidad colectiva como “Una
representación de sí mismos como sujetos definibles y definidos que constituye el núcleo de lo que para
una sociedad será aceptable e imaginable” (p.3). Por lo tanto, estas construcciones no son cuestionables,
así que se fijan los parámetros que definen a los habitantes y su comunidad y que, al mismo tiempo,
consagra un sentido de pertenencia con el territorio.

No obstante, es primordial mencionar que, debido a los cambios naturales que enfrenta una
sociedad ya sea a causa del tiempo, por su historicidad o evolución, la identidad colectiva también se
modifica, lo que otorga un cambio y dinamismo en las formas de vida. Es esto lo que generará nuevos
consensos colectivos y que a la vez resulta relevante para el entendimiento sobre las transformaciones
de las sociedades.

Finalmente, lo real y lo simbólico son dos conceptos principales para entender la formación de
un imaginario colectivo, ya que ambos interactúan entre sí. Como ha sido mencionado anteriormente,
las representaciones simbólicas son acuerdos tangibles de significados para la construcción de una
realidad y la percepción de ésta. Es así como se genera y lo que permite conocer como la identidad de
un territorio se manifiesta.

Bibliografía

Cabrera, D. (2004). Imaginario social, comunicación e identidad colectiva. Recuperado el, 28, 1-15.

Caloca, E. (2015). Significados, identidades y estudios culturales: Una introducción al pensamiento de


Stuart Hall. México.

Castoriadis, C. (1997). El imaginario social instituyente. Zona erógena, 35 (2012), 1-9.

Geertz, C. (2000). La interpretación de las culturas (Vol. 1). Barcelona, Gedisa.

Lacan, J. (1953). Lo simbólico, lo imaginario y lo real. De los nombres del padre, 11-64.

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