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EL PR O BLEM A R AC IAL Y LA LU C HA D E LA PO BLAC IÓ N NEG R A

E N ES T AD O S U NID O S D E L AS D É C AD A S D E 19 5 0 Y 1 9 60

La desigualdad racial no comenzó en el siglo XX ni era un hecho nuevo de la segunda posguerra,


sino que estuvo presente, con mayor o menor intensidad, a lo largo de toda la historia de Estados Unidos.
Pero esa desigualdad fue evidente después de terminar la Segunda Guerra Mundial, por un conjunto de
razones que se explicarán a continuación. La lucha contra esa desigualdad sí tiene su auge en este
momento.

La situación de la población negra en EEUU recorrió diferentes etapas desde la época colonial
hasta el presente siglo. Desde los orígenes de esta nación hasta la guerra de Secesión (1861-1865), la
condición jurídica de los negros fue de esclavitud: no eran libres (no podían irse del lugar en que su dueño
los hacía vivir y debían pedirle a él permiso para cosas elementales), no podían tener propiedades, y
trabajaban a cambio de casa y comida, sin ganar un salario. Además, se les asignaban tareas muy duras,
especialmente en las grandes plantaciones de tabaco, algodón y caña de azúcar de los estados del sur.
Cabe aclarar que, si bien la población negra fue en un inicio africana, con el paso del tiempo, al nacer en
Estados Unidos, fueron estadounidenses. Por lo tanto, es incorrecto referirse a ellos como «los africanos»,
y debemos llamarlos en todo caso «afroamericanos».

La guerra de Secesión, aunque les reconoció su libertad por las enmiendas 14 y 15 de la


Constitución, no pudo resolver una integración digna a la sociedad ni la aceptación por parte de muchos
blancos de su condición de hombres libres. La situación de la población negra era diferente en los distintos
estados, de acuerdo a la autonomía que señalaba la Constitución federal. En los estados del sur, como los
antiguos dueños de esclavos no podían negar el derecho a la libertad concedido por la Constitución, no
los trataban como esclavos, pero se empezó a practicar el concepto de segregación o «iguales pero
separados». Esta segregación que comenzó a fines del siglo XIX terminó recién en la década del 50 y 60,
gracias a la lucha de los afroamericanos.

1) Situación de la población negra en los cincuenta


Los problemas raciales recrudecieron a partir de la segunda mitad de los cincuenta. Este fue un
período de gran bienestar general para EEUU, basado en el auge del consumo, la diversificación de la
producción, el pleno empleo con buenos sueldos y la ampliación de la clase media. Pero pese a ese
crecimiento económico, la prosperidad estuvo mal repartida: los beneficios no llegaban a las minorías
raciales que coincidían con los sectores más pobres.

De los 162 millones de norteamericanos de 1955, no menos de 20 millones eran negros (la mayoría
vivían en los estados del sur). Nueve de cada diez negros pertenecían a la clase obrera, mientras el resto
constituía una minoría ilustrada o aburguesada, pero que sufría la misma situación de rechazo social y
político.

Ser negro implicaba, en la mayoría de los casos, una situación de desigualdad frente a los blancos.
Los siguientes datos permiten comprender una dimensión de ello:
- más del 40% se empleaba en la agricultura o como obreros no calificados; otros trabajaban en
el sector servicios, de camareros o recolectores de basura en las grandes ciudades. Su presencia era
mínima en el sector de los trabajadores de «cuello blanco»;

- el trabajador negro percibía promedialmente el 50% menos que el blanco;

- la mitad de las familias pobres de Estados Unidos eran negras;

- la expectativa de vida era de 64 años para blancos y 53 años para negros.

La desigualdad no sólo se registraba en el plano económico, sino también en el socio-político: no


tenían derechos civiles y estaban sometidos a la segregación o principio de «iguales pero separados». Lo
que en principio fue una situación de discriminación de hecho (que se daba en la práctica) pronto fue
legalizada. A fines del siglo XIX y a raíz de la agudización de los conflictos raciales, la Suprema Corte de
Justicia reconoció el principio de «iguales pero separados». Este concepto implicaba separar físicamente
a negros y blancos en todas sus actividades cotidianas, tanto en barrios como en el uso de espacios libres,
plazas, parques, comercios, iglesias, transporte y educación. En teoría, todos podían realizar libremente y
en igualdad de condiciones las mismas actividades o recibir los mismos servicios, aunque al hacerlo
separados, en la práctica eso estaba muy lejos de la realidad. Una negra familia promedio vivía en barrios
para negros, sus hijos iban a escuelas para negros, sólo podían pasear por parques para negros, comprar
en comercios para negros, ir a iglesias para negros y viajar parados en ómnibus mixtos aunque hubiera
asientos vacíos.

En este punto, es muy importante resaltar la siguiente idea: el problema racial no se reducía a una
situación de discriminación de un sector de la población hacia otro sector, era mucho más grave. La
segregación era una situación avalada por las autoridades del país porque los jueces de la Suprema Corte
habilitaron que la segregación funcionara como una ley. Por lo tanto, el Estado, que tiene la función de
proteger los derechos de todos sus ciudadanos por igual, estaba quitándoselos a una parte de ellos. Había
leyes para negros y para blancos, los juicios y castigos eran diferentes según el acusado fuera negro o
blanco, y el trato policial era muy distinto según fuera hacia negros o blancos.

Esta situación económica y civil pareció que iba a cambiar a mitad del siglo XX: durante la Segunda
Guerra Mundial, la población negra se había incorporado a las tareas nacionales en igualdad de esfuerzo
laboral o militar, que los blancos. La participación igualitaria como trabajadores o como soldados,
prometía una mejor situación con la llegada de la victoria. Pero esta destacada participación les permitió
avanzar poco en el reconocimiento de sus derechos civiles.

Por ejemplo, durante el gobierno de Truman se declararon inconstitucionales los contratos de


alquiler o venta que contuvieran cláusulas perjudiciales para los negros, se combatió la segregación en
los coches restaurantes de los ferrocarriles y se inició la tarea de eliminar la segregación en los puestos
públicos, llegando incluso algunos negros a desempeñar funciones políticas en la Casa Blanca. Recién en
1954 una ley general anuló la segregación en las escuelas permitiendo a negros y blancos asistir juntos a
los centros educativos. Pero que estos cambios estuvieran escritos en leyes, no quería decir que en la
práctica se cumplieran.

En la posguerra y poco a poco, la población afroamericana tomó conciencia de la significación


real de la segregación, de que no había cambiado pese a las promesas y que no cambiaría por la voluntad
de los blancos. Distintos movimientos negros se propusieron combatir la situación y luchar por sus
derechos. También surgieron grupos de blancos que eran antirracistas, y hubo un contexto internacional
favorable, porque en Asia y África había muchos países hasta el momento sometidos a los europeos (o
sea, a los blancos) que estaban en pleno proceso de descolonización. Los afroamericanos tomaron nota
y se sintieron apoyados por esa otra liberación.

2) Los primeros signos de oposición


Los negros se organizaron dentro de instituciones que les eran propias y que se constituían en sus
centros de reunión y expresión. Unas de las primeras instituciones fueron las iglesias negras, donde
practicaban, además del culto, diversas actividades cotidianas que podían ser sociales, políticas o
culturales en las que podían desempeñar un papel importante que la sociedad blanca les negaba.

Las escuelas desempeñaron un papel fundamental: el de permitirles emanciparse por medio de la


educación y poder acceder a una mejor profesión y remuneración. Sin embargo, la calidad de la
enseñanza en escuelas para negros era inferior a la proporcionada al resto de los ciudadanos porque se
les asignaban menos recursos para su funcionamiento.

La prensa constituyó un medio de expresión por excelencia cuyo desarrollo fue paralelo al de la
educación elemental. En sus páginas se ponía énfasis en la brutalidad policial, en el nombramiento de
comisiones investigadoras de los problemas raciales, en las candidaturas negras a las elecciones locales,
desempeñando un importantísimo papel en el despertar de la conciencia de los negros.

3) La revolución negra
Los primeros movimientos negros estadounidenses se clasifican en dos grandes grupos: los
legalistas o «gradualistas» y los movimientos separatistas. Sin embargo, hay que aclarar que los
movimientos fueron muchos, que a veces tenían ideas en común y a veces no, y que las mismas personas
podían militar en más de uno. No fueron movimientos de ideas rígidas, sino que cambiaban según las
condiciones del momento.

a- Movimientos legalistas o «gradualistas»


La entidad de alcance nacional más antigua en la lucha contra la segregación racial fue la NAACP
(Asociación Nacional para el Mejoramiento de la Gente de Color). La componían blancos liberales, negros
pertenecientes a las capas privilegiadas y todas las personas dispuestas a luchar contra las injusticias
sociales. A este grupo se sumó, años más tarde, en 1957, la SCLC (Conferencia del Sur de Líderes
Cristianos). En ambos movimientos participó el pastor protestante Martin Luther King, quien se convirtió
en el líder más conocido del movimiento.

Estos dos y otros movimientos legalistas menores, proponían como objetivo principal que se
respetaran los derechos civiles de la población negra, así como se respetaban los derechos civiles de los
blancos. Los legalistas querían que los negros se integraran a la vida del país como cualquier otro
ciudadano norteamericano, querían eliminar la segregación aún vigente. Esto se refleja en el discurso que
dio Martin Luther King al finalizar una multitudinaria marcha, el 28 de agosto de 1963:

«Ahora es el momento de hacer de la justicia una realidad para todos los hijos de Dios.
Ahora es el momento de sacar a nuestro país de las arenas movedizas de la injusticia racial
hacia la roca sólida de la hermandad.
Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que, a pesar del momento, yo aún tengo un
sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño americano.
Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y
los hijos de los antiguos dueños de esclavos se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.
Sueño que un día, incluso el Estado de Misisipi, un Estado que se sofoca con el calor
de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia.
Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por
el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad».

Los movimientos legalistas se sostenían en la fe evangélica y se inspiraban en la filosofía de Gandhi,


por lo tanto, impulsaban métodos pacíficos de resistencia al racismo y a las leyes segregacionistas. El
empleo de la no violencia llevaba a que sus ámbitos de acción fueran el legal, el legislativo y el educativo.

Algunos de esos métodos pacíficos de protesta fueron los sit-ins (sentadas) y el boicot contra las
empresas que maltrataban a los negros. Hay muchos ejemplos de ellos, algunos son recordados hasta el
día de hoy. En Carolina del Norte, cuatro estudiantes negros entraron en un restaurante reservado para
blancos y pidieron ser servidos. Ante la negativa, abrieron sus libros y permanecieron sentados, lo que
obligó al dueño a cerrar el local. Esta actitud del propietario llevó a que en los días siguientes grupos de
manifestantes se sentaran pacíficamente y en silencio frente al comercio, denunciando el hecho y
protestando contra la discriminación.

Pero el caso más famoso y de mayor repercusión fue el protagonizado por Rosa Parks en la ciudad
de Montgomery, quien al no dejar el asiento a un pasajero blanco fue apresada y luego obligada a pagar
una fuerte multa. El hecho desencadenó un boicot de 368 días contra la línea de autobuses locales, que
provocó graves perjuicios económicos a la empresa, ya que obtenía más del 70% de sus ganancias de
boletos que pagaba la población negra. A consecuencia de la trascendencia de este hecho la Suprema
Corte de Justicia ilegalizó el segregacionismo en los espacios y servicios públicos el 13 de noviembre de
1956.

b- Los movimientos separatistas


Por otro lado, algunos grupos de lucha por los derechos civiles criticaban la lentitud con que se
aprobaban medidas antisegregacionistas y veían que carecían de eficacia en muchas zonas del país.
Además, denunciaban los ataques de los racistas blancos que se habían reorganizado en el Ku Klux Klan
y actuaban violentamente cuando los negros trataban de hacer valer sus derechos. Esos ataques fueron
cada vez más violentos y generalizados: en 1963 cuatro niñas negras murieron en un ataque de este grupo
ultrarracista.
Por esto la impaciencia de algunos sectores de la población negra se acrecentó y surgieron
movimientos con objetivos y métodos diferentes a los pacifistas que buscaban asegurar los derechos
civiles. Entre sus máximos líderes se encontraban Malcolm X y Stockely Carmichael.

Para Malcom X, el problema negro en Estados Unidos no podía reducirse a la violencia o los actos
provocados por el Ku Klux Klan, sino que abarcaba todos los aspectos de su vida: desocupación,
desigualdad de oportunidades, de empleo, de educación y vivienda, sin olvidar los padecimientos del
trato diario por la segregación. Los negros, para él, eran considerados ciudadanos de segunda categoría
y para salir de esa condición debían alimentar una nueva «conciencia negra». De esto deducía la necesidad
de la separación legal entre negros y blancos, creando Estados negros autónomos y con gobierno propio.
Dijo:
«Esta es una revolución verdadera. La revolución siempre está basada en la tierra.
No consiste en mendigar el derecho a beber un café en el mismo sitio que los blancos.
(…) La revolución es la efusión de sangre (…) No consiste en suplicar, ante un sistema o
sociedad corrompidos, que nos acepte en su seno».

Carmichael fue asociado con el concepto de Poder Negro (Black Power), que defendía el orgullo
racial o valores de «la negritud» sobre la cultura de los blancos, y reivindicaba un nacionalismo negro que
no aceptaba la integración al mundo blanco y pretendía formar gobiernos separados con instituciones
políticas y sistemas económicos separados (sostenían que el capitalismo se sostenía gracias al racismo).
Por lo tanto, tenían objetivos opuestos a los de los legalistas de Martin Luther King. También se
diferenciaban en los métodos ya que proponían la violencia como arma contra el racismo. Pese a esto,
algunos militantes de este grupo integraban al mismo tiempo o habían integrado antes los movimientos
legalistas.

En 1966 se fundó el Partido Panteras Negras para la autodefensa, el grupo se proponía la


supervivencia de los negros (sobre todo de los pobres de los barrios urbanos) frente a la violencia de los
blancos, hasta que llegara el momento de la verdadera revolución. Pedían pleno empleo, vivienda digna,
compensaciones para los descendientes de esclavos, no ser obligados a formar parte del ejército para no
defender así a un gobierno racista (el contexto es el de la Guerra de Vietnam), fin de la represión policial
a los negros, liberación de los presos políticos, jurados donde la mitad fueran negros y la mitad blancos,
y el derecho a la rebelión contra el gobierno que no garantizaba sus derechos (como decía la declaración
de derechos de 1776, que dio inicio a Estados Unidos como país).

Las panteras negras ganaron apoyo entre la población al postular (en su «Mandato ejecutivo n°1
de 1967) que dada «la política de represión, genocidio y terror de la estructura de poder racista de los
Estados Unidos», los negros, en tanto comunidad oprimida «decidida a ganar su libertad por cualquier
medio que sea necesario», tenían el derecho constitucional de portar armas con fines defensivos. Esto
condujo a la conformación de patrullas de vigilancia para monitorear el accionar policial en los barrios
negros. Estas patrullas portaban armas, grabadoras, cámaras de video, libros de derecho y se dedicaban
a recorrer los guetos para observar y controlar el accionar de la policía.

A modo de reflexión final, estamos vivenciando que la lucha racial de mediados del siglo XX aún
no ha terminado.

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