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El Cristiano y La Masturbación
El Cristiano y La Masturbación
EN EL SOLTERO
EN EL CASADO
Si existen situaciones que impiden el coito y la espera se hace insostenible, mejor que
la masturbación solitaria es hablar francamente en pareja y, «antes que andarse
quemando», desarrollar el estímulo mutuo en lo que sería una «masturbación en
pareja». La tradición católica ha influido de tal forma que torna como «sucio» todo lo
relacionado a la búsqueda del placer sexual en sí mismo, aun dentro del matrimonio.
En esa corriente teológica solo se acepta como válida la práctica que busca la
procreación. Pero por la Palabra de Dios hemos entendido que no es tan limitada la
forma en que Dios concibió la actividad sexual de sus hijos. Si el matrimonio logra
enfrentar en conjunto los problemas de este tipo, estarán solucionando juntos algo
muy difícil, ayudando al cónyuge a no escapar hacia lo «prohibido y secreto». Muchos
cónyuges se preguntan cómo hará su pareja con los deseos en estos tiempos de
«veda». Otros se dan cuenta de que el otro se masturba y, por no avergonzarlo, no lo
descubren, no buscan el diálogo. Esto favorece el doloroso aislamiento dentro del
matrimonio y facilita el menosprecio de uno hacia el otro.