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MONICIONES V DOMINGO DE PASCUA

“ALEGRAOS CRISTO HA RESUCITADO”

MONICIÓN DE ENTRADA
Buenos días queridos hermanos. Les damos una cordial bienvenida para
celebrar la santa misa de este lunes de la Octava de Pascua, que es la única
ocasión en el año en que todos los días de una semana se celebran con
categoría de solemnidades.
Durante esta octava, escuchamos en el evangelio las apariciones de Jesús
Resucitado, y, como primera lectura, comenzamos a leer el libro de los
Hechos, a partir de la catequesis de Pedro sobre Cristo Resucitado el día de
Pentecostés.
Con la alegría de saber que Cristo venció la muerte y camina con nosotros,
comencemos esta santa misa con el canto de entrada. De pie y cantemos
jubilosos.
Nos podemos sentar
MONICIÓN PARA CADA UNA DE LAS LECTURAS
Monición a la primera lectura (Hechos de los apóstoles 2, 14. 22-23)
Al iniciar la Octava de Pascua como primera lectura comenzamos a leer el
libro de los Hechos, a partir de la catequesis de Pedro sobre Cristo
Resucitado el día de Pentecostés
Escuchemos esta primera predicación de Pedro, que es una catequesis clara
y contundente sobre la persona de Jesús, dirigida precisamente a los
habitantes de Jerusalén, los que habían estado más directamente implicados
en su muerte. Escuchemos
Monición a la segunda lectura (Efesios 5, 8-14)
La lectura de San Pablo, en una de las últimas páginas de su carta a los
cristianos de Éfeso, nos prepara para escuchar el evangelio con la clave de
la luz. Nos hace la descripción de qué es un creyente y qué consecuencias
tiene para su vida creer en Cristo Jesús, Luz del mundo. Escuchemos
Monición al Evangelio (Mateo 28, 8-15)
Comenzamos a escuchar los relatos de las apariciones de Jesús en esta
Octava de Pascua. El evangelio de hoy contiene dos episodios relacionados
MONICIONES V DOMINGO DE PASCUA
“ALEGRAOS CRISTO HA RESUCITADO”
con la resurrección del Señor, contados por san Mateo. Cantemos el aleluya
para luego escuchar esta Buena Noticia, poniéndonos de pie
Nos podemos sentar

Presentación de las ofrendas


Con mucha alegría llevemos al altar el Pan y el Vino, fruto de nuestro
esfuerzo, y que se convertirán en el Cuerpo y Sangre de Cristo.

Comunión
Aceptando la invitación de Dios, vayamos jubilosos ahora a compartir la
Mesa del Señor Jesús. Hacemos una fila por el centro quienes se
encuentran debidamente preparados.
Nos ponemos de rodillas y cantamos el Alma de Cristo

Final
Nos despedimos, hermanos, para encontrarnos el próximo domingo
nuevamente en la casa de Dios. Sabemos que Cristo es el Camino, la
Verdad y la Vida. Vayamos a seguir sus pasos y a mostrarles ese Camino a
quienes van extraviados por el mundo.

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