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SÁBADO SANTO
SOLEMNE VIGILIA PASCUAL DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

MONICIÓN INICIAL:
Queridos hermanos y hermanas, celebramos en esta Noche Solemne el
acontecimiento central de nuestra fe cristiana católica, es el momento
más importante de toda la Semana Santa: la Solemne Vigilia Pascual.
Ya entrada la noche nos reunimos para celebrar la Resurrección del
Señor, su glorioso paso de la muerte a la vida. Durante toda la
Cuaresma nos estuvimos preparando con la oración y la penitencia para
participar en esta Noche Santa de la Pascua del Señor. Hoy es una
fiesta de alegría para todos nosotros, fiesta de vida nueva. Cuatro
partes muy importantes conforman la celebración de esta noche, que es
la principal de todas las celebraciones del año:
 La Liturgia de la Luz, con la bendición del fuego nuevo y la proclamación del Pregón
Pascual,
 La Liturgia de la Palabra, en la cual meditaremos en las promesas del Señor y en las
maravillas que desde el comienzo de los tiempos realizó con su Pueblo,
 La Liturgia del Bautismo, con la bendición del agua y la renovación de nuestras promesas
bautismales, y
 Finalmente la Liturgia de la Eucaristía, en la que participaremos del Banquete de la
Resurrección.

Sigue el saludo del Presidente y la exhortación como aparece en el Misal.


Antes de la bendición del fuego se hace esta monición:
En este momento están apagadas todas las luces del Templo, para simbolizar las tinieblas
del pecado que Cristo rompe con la Luz admirable de su Resurrección. Todos los fieles
llevamos velas en nuestras manos, asemejándonos a los servidores que aguardan el regreso
de su Señor, para que cuando venga nos encuentre vigilantes y nos haga sentar a su Mesa.
Ahora el Presidente bendice el fuego nuevo y prepara el Cirio Pascual, que es símbolo de
Cristo Jesús Resucitado.

Sigue la bendición del fuego. Terminada la oración el animador explica:


En este momento el Sacerdote graba en el Cirio Pascual una Cruz, escribe la primera y
última letras del alfabeto griego, porque Cristo Jesús es el principio y el fin de toda la
Creación, graba también las cifras de este año 2018 porque Cristo Vivo y Resucitado salva a
toda la humanidad de todos los tiempos; además incrusta en el Cirio cinco granos de
incienso, que representan las llagas de la Pasión de Cristo.

Terminada la preparación del Cirio Pascual, según se acaba de indicar, el animador


explica: Ahora el Sacerdote enciende el Cirio Pascual con el fuego nuevo que se ha
bendecido para significar que Cristo Jesús resucitó para siempre y nos comunica su Luz y su
Vida.

Si se usa el incensario, se colocan en él algunos carbones; se inicia la procesión con


el Cirio Pascual hasta llegar al Altar.

Cristo Jesús es la Luz del mundo, sólo Él puede iluminar nuestra marcha en el camino de la
vida. A cada una de las aclamaciones “Luz de Cristo” nos uniremos respondiendo (o
cantando) “Demos gracias a Dios”. Sólo las personas que estén más cercanas
encenderán sus velas en la llama del Cirio Pascual y comunicarán a los demás la Luz de
Cristo Jesús Resucitado.

El Presidente dice: “La luz de Cristo, que resucita glorioso disipe las tinieblas del corazón y
del espíritu”.
Y se inicia la procesión.

Al llegar el Ministro con el Cirio Pascual al Altar se encienden las luces del Templo.
Aún no se encienden las velas del Altar. Inmediatamente el animador interviene:
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Hermanos: Cristo Jesús ha vencido las tinieblas del mundo con el resplandor de su Gloria. A
continuación se proclamará el Pregón Pascual; himno que nos explica el porqué de la alegría
en esta Noche Santa, mientras se canta todos permaneceremos en pie y con nuestras luces
encendidas. La Iglesia Universal, al verse iluminada por el resplandor de Cristo Resucitado
estalla en un himno de alegría y acción de gracias, pregonando las maravillas que Dios ha
realizado. Escuchemos atenta y devotamente.

Posibles aclamaciones para el Pregón:


TE DEN GRACIAS TODOS LOS PUEBLOS…
DEMOS GRACIAS AL SEÑOR, DEMOS GRACIAS…
GLORIA, HONOR A TI, SEÑOR JESÚS.

Terminado el Pregón Pascual todos apagan sus velas y el Presidente invita al pueblo a
escuchar la Palabra de Dios (es una monición presidencial, verla en el Misal).

Después de la última lectura del Antiguo Testamento, con su Salmo


responsorial y oración, el animador explica:
Hermanos y hermanas: como expresión de nuestro profundo gozo por
las Resurrección del Señor, hoy volvemos a cantar el himno “Gloria a
Dios en el Cielo” con el cual alabamos a Dios Nuestro Padre en
Jesucristo y con el poder del Espíritu Santo, mientras tanto se tocarán
las campanas en señal de alegría y se encenderán los cirios del Altar.
Cantemos todos con fuerte voz: GLORIA A DIOS EN EL CIELO…

Se entona el Himno “Gloria a Dios en el Cielo”, mientras se tocan


las campanas y se encienden los cirios del Altar.

Sigue la Oración colecta.


Epístola a los Romanos.
Salmo aleluyático (lo entona el Presidente, toda la Asamblea se pone en pie).
Evangelio.
Homilía.

LITURGIA DEL BAUTISMO (ver Misal)


Hermanos y hermanas: hemos terminado la Liturgia de la Palabra, iniciamos ahora la tercera
parte esta Solemne Celebración, es la Liturgia Bautismal; por el Misterio Pascual de la
Muerte y Resurrección del Señor, hemos sido sepultados con Él en el Bautismo para renacer
a la vida nueva de la gracia. Como verdaderos creyentes, renovemos hoy nuestra fe y
nuestros compromisos bautismales (Si hay bautismos se agrega: y acompañemos a estos
hermanos que hoy serán incorporados a la Iglesia por la recepción de este Sacramento
admirable; acérquense quienes van a ser bautizados).

El Presidente y los Ministros se dirigen a la fuente bautismal si ésta se encuentra a la


vista de los fieles, de lo contrario se prepara en el Presbiterio una fuente con agua.
Monición del Presidente (ver Misal).

Antes del canto de las Letanías:


Ahora todos vamos a unirnos al canto solemne de las letanías, signo de comunión con la
Iglesia Triunfante, pedimos la intercesión de todos los Santos a favor nuestro (y de quienes
van a ser bautizados). Permanezcamos todos en pie.

Terminadas las letanías se hace la bendición del agua bautismal


Ahora el Sacerdote bendecirá el agua bautismal, de la cual renacerán los nuevos hijos de
Dios (bautizados en esta noche), y con la que seremos rociados en recuerdo de nuestro
propio Bautismo.

Bendición del agua (si hay bautismos se hace todo como en el ritual). Después de la
bendición del agua se introduce el Cirio Pascual en la fuente y la Asamblea aclama:
UN SOLO SEÑOR, UNA SOLA FE...
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Seguidamente el Sacerdote invita a los fieles a renunciar a Satanás y a profesar su fe


(monición presidencial). Luego el animador interviene:
Ahora todos vamos a encender nuestros cirios, como signo de que nuestra fe en Cristo Jesús
Resucitado está viva y ardiente. A cada una de las renuncias responderemos en primera
persona: “sí renuncio”, y a la profesión de fe responderemos “sí creo”.

Terminada la renovación de los compromisos bautismales:


Después de profesar nuestra fe, a continuación seremos rociados con el agua en recuerdo
de nuestro Bautismo; permaneciendo todos en pie cantemos con voz fuerte.
Se entona un canto alusivo al Bautismo.

Terminada la aspersión, el Presidente vuelve a la sede y modera la Oración de los


fieles (no se dice el Credo).

LITURGIA DE LA EUCARISTÍA: (sigue todo como en la forma habitual)


Hermanos y hermanas: hemos llegado ahora al centro y culmen de esta celebración y de
todo el año litúrgico: la Eucaristía Pascual; Cristo Jesús se ofrece a Dios Padre junto con su
Iglesia y con toda la creación en un continuo y perfecto sacrificio de alabanza. Celebremos
con profunda alegría, como verdaderos hermanos, este memorial vivo y actual de la Pascua
eterna de Cristo, Señor de nuestras vidas.

COMUNIÓN:
Jesucristo Resucitado vive entre nosotros y nos ofrece el Pan de Vida y el Cáliz de Salvación
para que tengamos Vida en abundancia. Ahora que vamos a tomar parte en la Cena
Pascual, comulgando con su Cuerpo y su Sangre, recordemos el compromiso de fe que nos
exige el Sacramento de la Eucaristía: vivir como Cristo, haciendo de nuestra vida un continuo
testimonio de su Resurrección gloriosa.

SALIDA:
Queridos hermanos y hermanas: hemos llegado a la cumbre de nuestra Semana Santa y en
ella hemos experimentado que Dios no es Señor de muertos sino de vivos. Por eso,
rebosantes de alegría por el triunfo de Cristo Jesús, Nuestro Salvador, vayamos a proclamar
por todas partes la Buena Noticia de la Resurrección.

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