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Carrera de Derecho
Eficacia del Artículo 1358 del Código Civil modificado por el Decreto
Integrantes
Arce López, Arturo Aníbal (U17210956)
Docentes
Chávez Parillo, Jesús Roger (Docente metodólogo)
Arequipa, Perú
Ciclo
Marzo 2021
ÍNDICE GENEREAL
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1. Problema de investigación
Como Estado que ratificó la Convención de los derechos de las personas con
discapacidad, el Perú promulgó el Decreto Legislativo N° 1384 que regula y
reconoce la capacidad jurídica de las personas con discapacidad en igualdad de
condiciones, esta norma modificó, entre otros, el artículo 1358 del Código Civil.
Anteriormente, este artículo hacía referencia a los incapaces no privados de
discernimiento y a los contratos relacionados con las necesidades ordinarias de
su vida diaria, permitiéndoles realizar tales contratos pese a su capacidad. Hoy
en día, con la modificatoria dada por el Decreto Legislativo N° 1384, no se
estaría reconociendo la posibilidad de que los mayores de 16 y menores de 18
años pudieran celebrar contratos para satisfacer necesidades ordinarias como
son, realizar la compra de algún producto, un intercambio monetario por un
servicio de transporte, entre otros; estarían así impedidos de poder ejercer
dichas atribuciones, quedando sin protección legal alguna que los respalde.
Surge entonces, la necesidad de evaluar la actual regulación del artículo 1358
mencionado, pues estaría vulnerando los Derechos de los Niños y
Adolescentes, así como los tratados ya ratificados por el Perú, pudiendo además
arribar en conflicto para su interpretación con lo establecido en otros artículos
del Código Civil. Por tanto, surge la interrogante: ¿Por qué el Artículo 1358
modificado por el Decreto Legislativo N° 1384 resulta ineficaz al regular los
contratos para satisfacer necesidades ordinarias realizados por menores entre
16 y 18 años?
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2. Objetivo general y específicos
Analizar las razones por las que el Artículo 1358 del Código Civil modificado
por el Decreto Legislativo N° 1384 es ineficaz para regular los contratos para
satisfacer necesidades ordinarias realizados por menores entre 16 y 18
años.
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artículo original sobre derechos del niño dentro del marco legal argentino,
menciona que dicha contradicción al compromiso asumido por el país, pudo
reconocerse y enmendar posteriormente, adquiriendo el sistema argentino un
modelo de “apoyo” para la toma de decisiones, estableciendo sobre todo
supuestos de incapacidad más específicos como la imposibilidad absoluta de
expresión de voluntad por cualquier medio o modo; modelos como el sistema de
apoyos han demostrado eficacia a consideración de diferentes autores y ha
permitido una “transformación” normativa sobre la capacidad jurídica de las
personas con discapacidad, para concretizar su autonomía. Esta premisa
supone un mejor lineamiento respecto de la capacidad y la unión de sus
preceptos a la Convención.
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de derecho” y “capacidad de hecho o de obrar”; tal como señala Valdés (2015)
en su artículo original titulado “Gradación de la capacidad restringida en el
derecho civil cubano”.
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Pese a detalles advertidos por algunos doctrinarios dentro de estos primeros
cambios analizados; en general han permitido que el país se acople mejor a las
directrices de las Naciones Unidas, fomentando el respeto de los derechos
humanos dentro de nuestra legislación, reforzando pilares tales como la igualdad
frente a la ley, la dignidad y la autonomía, como expresa Varsi & Torres (2019)
en su artículo original en donde realizan un análisis del nuevo régimen de
capacidad en nuestro país.
Sin embargo, así como existen “aciertos”, existen también controversias como el
que se presenta al analizar el nuevo texto del artículo 1358 del Código Civil
vigente. Cárdenas & Della Rossa (2018) en su investigación nos permiten colegir
que las evaluaciones más recientes realizadas por investigadores nacionales
nos presentan la idea de “retroceso” al interpretar la regulación.
Así mismo, otros concluyen que la modificatoria del artículo 1358 restringe la
“facultad de ejercicio” de los menores de 18 años. Como señala Ávalos (2017)
en su artículo original titulado “La capacidad jurídica de los mal llamados
"incapaces absolutos" a la luz de la Convención.
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4. Marco Teórico
Es preciso hacer una revisión del texto original del artículo 1358 del código
civil para poder comprender el motivo del debate existente respecto su
modificatoria y actual vigencia que conlleva cambios cortos pero
fundamentales a entender de nuestra comprensión. El texto anterior
representaba un resguardo jurídico de situaciones perfectamente cotidianas,
por lo tanto, necesarias y razonables para el desenvolvimiento de quienes
son considerados como incapaces, pero que cuenten con manifiesto
discernimiento.
Los elementos que el texto original recogía eran: Un agente incapaz, en este
punto era necesario distinguir entre aquellos que ostentan una restricción
más amplia en la capacidad de ejercicio de los que no, es decir, quienes eran
incapaces absolutos y quienes incapaces relativos, para tal fin erase de
revisar las disposiciones vigentes de ese entonces del Código Civil. Y, en
segundo lugar; la existencia de discernimiento; aunque ha de señalarse que
el texto usaba una formula negativa en su redacción, exigía no estar privados
del mismo, pese a ello es lógico entender que nos encontrábamos ante la
figura de una persona con discernimiento.
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Actualmente la norma señala expresamente los numerales correspondientes
a los incapaces relativos facultados a celebrar contratos para satisfacer
necesidades ordinarias, de esta manera nuestra legislación delimita a todas
las personas capaces de realizarlo, sin dejar margen en apariencia a otra
consideración.
4.2. El Contrato
Es preciso señalar que los contratos son la categoría más relevante de los
actos jurídicos debido a que se celebran con el fin de satisfacer intereses de
los particulares; intereses que se desprenden de la realidad en la que las
partes pretenden insertar uno o varios efectos jurídicos que solo podrán ser
cumplidos si la ley los autoriza. En consecuencia, solo si estos actos son
aceptados por la norma ejercerán sus efectos (Cunaique, 2019).
Es por ello, que el contrato es considerado como aquella ley privada entre las
personas, las cuales acoplan a su vida los acuerdos que fueron asumidos por
ellos mismos, adhiriendo en el proceso la voluntad general de la sociedad
que respalda dicho acto, esta es su sometimiento a las leyes. Es por lo que
el contrato es fuente de obligaciones.
Así, la figura jurídica del contrato será definido como un consenso entre las
partes que lo celebren, que tendrá como fin el poder crear relaciones jurídicas
con contenido patrimonial, regular o modificar las mismas, e incluso extinguir
aquellas que resulten innecesarias o ya no beneficiosas. Este acuerdo
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requiere, por lo tanto, la declaración de la manifestación de la voluntad de los
intervinientes.
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necesidades de las personas que recurran a este medio de acuerdo de
voluntades.
Para que los actos jurídicos o contratos tengan completa legalidad debe
cumplir con elementos de validez, en otras palabras, se puede entender
que un acto jurídico será válido cuando los cinco requisitos de validez se
encuentren establecidos; pues es necesario contar con la manifestación
de voluntad, la forma, la licitud, la capacidad y la formalidad que la ley
establezca para su correcta eficacia (Gonzáles, 2017).
A. La Manifestación de voluntad
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persona se permite así misma exteriorizar un compromiso con su propia
psiquis y plasmar efectos que son reconocibles por los demás.
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C. La Capacidad del agente
D. Objeto posible
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revertirlo de seguridad. La formalidad el acto está sujeta a lo que la norma
estime.
Es así, que las causales de nulidad contractual van a ser aquellas en las
que presenten vicios incorregibles en el momento de llevar a cabo el
contrato.
Así mismo podemos señalar que existe nulidad relativa, cuando el acto
presenta los requisitos esenciales para su conformación pero presenta un
vicio que no lo perfecciona, y existe nulidad absoluta cuando el acto no
ostenta al menos uno de los elementos esenciales, o contravengan las
buenas costumbres u orden público, o simplemente son contrarios a la ley
(Cunaique, 2019).
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En consecuencia, cabe advertir que las causales de nulidad deben ser
reconocidas taxativamente dentro de nuestra codificación civil.
4.3. La Capacidad
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individuos, para el entender doctrinario, tanto las personas naturales como
las personas jurídicas ostentan capacidad de goce de sus derechos
correspondientes en la normativa que los regula (Morales, 2006).
Esta aptitud es restringida según manda la ley, y por tanto el obrar bajo
esta clase de capacidad no está permitido para todos en la misma medida.
Ya que implica que la persona con esta facultad haga las cosas por sí
solo, es decir realice actos que le interesan al derecho por su propia mano
y voluntad, es lógico suponer que pueda encontrarse limitada, ya que no
todas las personas ostentan para ley las mismas características, ya que
existen elementos básicos a considerar para que una persona tenga tanta
libertad para realizar actos válidos y sobre todo para que el Derecho
mismo le otorgue la confianza de realizarlos.
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4.3.3. Incapacidad Legal de Ejercicio
El Código Civil Peruano reconoce dos modalidades, las cuales han sigo
actualizadas conforme el Decreto Legislativo N° 1384.
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casi todos los días, generando efectos que afectan en las relaciones entre los
sujetos que realizan estas acciones.
4.5. Discernimiento
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la acción que se pretende realizar y sus consecuencias directas e indirectas
que este originará, al menos en sentido general; por lo tanto si un acto jurídico
lo realiza un infante, un loco o alguien que accidentalmente no puede razonar,
se considera que se realiza sin distinción suficiente o simplemente sin
distinción alguna, y es que en este caso la ley les otorga representantes
legales acordes a su condición, con el fin de solventar sus carencias
cognitivas en pro de obtener la eficacia de sus actos Y es por lo mismo que
en el campo del crimen, la falta de discernimiento hace que las personas sean
inocentes (Rimascca, 2017).
La eficacia de algo recae en que este cumpla con la finalidad para la cual fue
creada o solicitada, y que en consecuencia genere los efectos previstos o
deseados. Bajo esta línea de ideas, una norma será eficaz cuando cumplan
los estándares para ser ejercidas en determinado ámbito de aplicación, es
decir, cumplir con el fin que se les encomendó al ser publicadas y
promulgadas. Esto conforme a los criterios de jerarquización de normas y
respetando la territorialidad de la aplicación de estas. (Monroy, 1996).
De las condiciones para que una norma sea considerada eficaz, está en
primer lugar la regulación de una conducta de manera anticipada o que la
prohíbe o faculte según la rama del Derecho en cuestión, y en segundo lugar
que se asegure su correcta aplicación sin contravenir normas de igual o
superior rango, que vulnere alguna fuente del Derecho; de esta manera
adquiriría su eficacia al adherirse oportunamente al entorno social que la
engendró.
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dirigida, y de su cumplimiento o vulneración puede comprenderse que tan
efectiva es, y por tanto, si es eficaz (Torres, 2016).
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5. Hipótesis
Dado que la capacidad es concebida como la aptitud de toda persona para ser
titular de relaciones y poder autodeterminarse en razón a su autonomía y
dignidad; si se aplica la modificatoria del artículo 1358 entonces no habría una
regulación eficaz respecto a los contratos para satisfacer necesidades ordinarias
celebrados por menores entre 16 y 18 años al inducir a una posible confusión
interpretativa con los artículos 140, 219 y 44 del Código Civil, carecer de eficacia
práctica, y contravenir la finalidad de la Convención sobre los Derechos de las
personas con Discapacidad, la Convención sobre los Derechos del Niño y
Adolescente y nuestra Constitución.
6. Metodología
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6.2. Métodos de Investigación
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6.4. Técnicas e Instrumentos
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7. Discusión y Resultados
7.1. Resultados
7.1.1. Identificación de los requisitos de validez del acto jurídico
respecto de los lineamientos del artículo 1358 del Código Civil.
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Es así, que entendiendo los contratos para satisfacer necesidades ordinarias
como actos jurídicos (Castro, 2014), es preciso abordar la forma de los
mismos; al respecto, se entiende que este requisito va a englobar las
obligaciones o requisitos que serán necesarias para que todo acto jurídico
sea válido; dichas obligaciones están enfocadas al soporte de la forma por
la cual se constituye el acto, y que respecto a los actos o contratos
cotidianos, estos pueden ser de forma verbal o conductual (Vial, 2006). Cabe
acuñar además, que los actos para satisfacer necesidades básicas, al tener
carácter de cotidianos, suponen también ser posibles de realizarse tanto
física como jurídicamente, siendo el trasfondo de la controversia, quienes
pueden realizarlos y quiénes no.
Al respecto, según los lineamientos del artículo, este refiere que serán
válidos los actos de aquellos que ostenten capacidad restringida bajo los
numerales previstos en los incisos en los numerales 4 al 8 del artículo 44°
del Código Civil (pródigos, malos gestores, ebrios habituales, toxicómanos y
los que sufren pena de interdicción civil), sin considerar a los menores entre
16 y 18 años, por lo que, se supone que para ellos resulta inválido el acto
realizado (Chipana, 2019);sobrentendiéndose además que hace extensiva
su validez a quienes presentan capacidad de ejercicio pleno (Ávalos, 2017).
Así, podemos afirmar que, los contratos previstos por el artículo 1358 del
código civil efectuados por menores de edad corresponderían a no ser
válidos, pues estos carecen de un elemento esencial asignado por ley, como
es la capacidad de obrar con autonomía, es decir no existe plena capacidad
de ejercicio. Y sin este vital elemento los actos jurídicos que se realicen por
los mayores de 16 y menores de 18 años, no se validan.
Bajo este último supuesto, siendo que si no existe causal expresa de nulidad,
cabe evaluar la nulidad no textual (Espinoza, 2018), es decir, aquella que se
alcanza al contravenir una norma imperativa de orden publica o las buenas
costumbres. Al respecto, el artículo 1358 al desprenderse que una ley;
constituye una norma imperativa, sin embargo; al estar forjado con la
finalidad de regular los contratos entre particulares (De la puente & Lavalle,
2007), no constituye norma de orden público, por lo que los contratos para
satisfacer necesidades ordinarias efectuados por menor entre 16 y 18 años,
no recaen en este supuesto. Cabe señalarse que toda norma de orden
público constituye también una norma imperativa, sin embargo, como señala
(Espinoza, 2018), no toda norma imperativa es de orden público. Finalmente
podemos señalar que, por el carácter cotidiano y la amplia aceptación social
de estos contratos, no devendría en actos contrarios a las buenas
costumbres. Es así, que no sería oportuno imponer la nulidad no textual
prevista en el artículo V del Título Preliminar del Código Civil, supuesto que
a opinión de Campos (2019) no se cumple, y por tanto no puede afirmarse
que exista nulidad de estos actos cotidianos.
Por todo lo señalado, entendemos que los actos para satisfacer necesidades
ordinarias efectuadas por menores entre 16 y 18 años, no resultarían válidos
al no cumplirse con los presupuestos que contemplan la validez, en
específico, el referente a la capacidad del agente, sin embargo, la derogación
de la incapacidad absoluta como causal de nulidad, solo corrompe y genera
opiniones contrapuestas en la forma de interpretar la validez o no de estos
actos, ya que al ser derogada mencionada causal, se entraría a evaluar
supuestos de nulidad no textual, que tampoco correspondería afirmar.
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7.1.2. Análisis de la eficacia del artículo 1358 del Código Civil en
la realidad nacional.
Siguiente esta línea argumentativa Torres (2018), nos menciona que para
que una norma cumpla la finalidad por la que fue creada, es necesario que
los ciudadanos a los que se dirige la cumplan y que adicionalmente se ajuste
a la realidad social basándose en las necesidades que tenga la sociedad; es
de esta manera que, al momento de que una norma es promulgada, pero que
a su vez no es aceptada por la población, aquella norma no contara con
eficacia fáctica en la sociedad, y en consecuencia tampoco una eficacia
jurídica. Así, al evaluar si la norma en cuestión es eficaz o no, bajo la óptica
de la socióloga; se debe responder al carácter protector y social que la norma
jurídica ostenta a fin de que alcance su propósito, es decir, debe estar
destinada a responder a las exigencias de la sociedad cambiante a la cual
pretende abarcar. Claramente si una norma está obligada a responder a la
sociedad que la acoge, esto supone debe respaldar los actos de sus
miembros, al menos aquellos que cuentan con amplio consenso (Cieza &
Olavarria, 2018); situación que no puede desprenderse de la redacción del
artículo 1358.
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Cuadro 2: Supuestos de Eficacia bajo el enfoque sociológico y jurídico del
artículo 1358
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les quita derechos ya ganamos antes de la promulgación del decreto
legislativo 1384 (Varsi Rospigliosi, 2019).
En virtud de ello, advertimos que el artículo 1358 del Código Civil no cuenta
con eficacia jurídica en nuestra realidad debido a que esta contraviene
derechos ganados por la Convención de los niños y adolescentes, entre otras
normas de rango constitucional (Cunaique, 2019); y de igual manera, carece
de eficacia fáctica, ya que pretende regular actos que se dan en la en la
cotidianidad de los mayores de dieciséis y menores de dieciocho años de
edad, puesto que a pesar de la promulgación del decreto legislativo 1384,
este sector de la población, sigue celebrando de manera regular aquellos
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actos jurídicos considerados simples para la satisfacción de las necesidades
ordinarias que los individuos dentro de este grupo de edad puedan tener.
7.1.3. Análisis de las razones por las que el Artículo 1358 del
Código Civil modificado por el Decreto Legislativo N° 1384 es
ineficaz para regular los contratos para satisfacer necesidades
ordinarias realizados por menores entre 16 y 18 años.
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población en general; quienes asocian que estas menores son lo
suficientemente capaces y por tanto están suficientemente habilitados de
realizar actos que no revisten complejidad mayor, es decir, se recurre a un
concepto practico de capacidad, que para la cotidianeidad de los contratos
ordinarios, resulta aquella que responde al grado de discernimiento de una
persona, la cual se alcanza en base a actos y el raciocinio manifiesto de una
persona, claramente visible al interactuar con ella. Es por tanto que, hasta los
niños realizan estos actos con normalidad, y que si bien no hay un consenso
respecto de la edad mínima, si existe aceptación popular de que en su
mayoría representan escenarios que no corresponden ni siquiera de crítica o
esfuerzo mayor, ya que como se ha mencionado solo es un acto común y
ordinario más.
Pensamiento Crítico
Destrezas intelectuales Subdestrezas intelectuales
Interpretación Descodificación de significados
Categorización
Clarificación de los significados
Análisis Examinar ideas
Identificación de argumentos
Análisis argumentativo
DISCERNIMIENTO
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Justificación de procedimientos
Evaluación Valoración de los enunciados
Valoración de los argumentos
Auto-regulación Auto-examinarse
Auto-corregirse
Fuente: Elaboración Propia en base a Gonzales (2006).
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Es decir, que los mayores de dieciséis y menores de dieciocho años no tienen
la condición jurídica que los habilite para realizar simples actos jurídicos, que
se consideran como actividades cotidianas.
Puede decirse entonces que el artículo 1358 del Código Civil, modificado por
el Decreto Legislativo N° 1384, deviene en ineficaz, siendo que no ejerce los
efectos para los cuales fue concebida, y en consecuencia, la regulación que
ofrece respecto de los actos relacionados a necesidades ordinarias en la
población de entre 16 y 18 años es insuficiente al no corresponder a nuestra
realidad social y jurídica.
7.2. Discusión
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considerados como capaces según establezca la ley (Campos, 2019). Así
bajo este supuesto, cabe la posibilidad que se sustente la posición de validez,
al momento de evaluar algún caso que suponga de juicio, por tanto,
significaría una herramienta que el juzgador pueda usar en virtud de su
facultad de administrar justicia, y así inclinar la balanza en pro de la validez
de estos actos (Cunaique, 2019). Sin embargo, no deja de ser una posición
que necesita mayor sustento, ya que basa su postura en estirar supuestos, y
que ha nuestra opinión, resulta una alternativa no muy fiable, o al menos es
preferible o coherente una opinión contraría.
Al prestar atención al texto anterior del artículo 1358° del Código Civil,
concordamos al advertir que tenía como finalidad facultar a los menores de
entre 16 y 18 años para negociar, habilidad que es desconocida hoy en día
por nuestra legislación (Varsi Rospigliosi, 2019). Siguiendo esta línea
argumentativa, nos damos cuenta de que en la actualidad el artículo priva del
poder de contratación por parte de los individuos, estableciendo que ellos no
tienen capacidad para poder realizarlos por sí solos (Cieza & Olavarria,
2018). Es por ello, que concordamos que se requiere entonces superar la
incapacidad, que básicamente comprende una restricción mayoritariamente
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legal (Lizardo, 2014) y que a nuestro criterio, debilita y resta credibilidad al
Derecho como tal.
Del Resultado 2: Análisis la eficacia del artículo 1358 del Código Civil en
la realidad nacional.
Para entender por qué los menores entre 16 y 18 años realizan contratos
para satisfacer necesidades ordinarias, y que por tanto, incumplen las
disposiciones de la norma civil; basta con observar nuestra realidad nacional,
la cual permite entender la cotidianeidad de estos actos. Al respecto Bobbio
(2000), nos explica que toda norma presenta tres criterios de valoración
independientes entre sí que le permite incorporarse a un ordenamiento
jurídico; estos criterios son: si la norma deviene en justa o injusta, si es válida
o inválida, y finalmente, si es eficaz o ineficaz, acotando que la eficacia es
determinar si una norma es cumplida o no por las personas a quienes se
dirigen o los destinatarios de la norma jurídica.
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efectividad jurídica y fáctica. Debido que la regulación deja en vacío jurídico
a los contratos realizados todos los días por menores entre 16 y 18 años. La
normativa establecida no concuerda con nuestra realidad, debido a que en la
realidad es común la celebración de actos jurídicos simples realizados por los
menores de edad con el fin de satisfacer sus necesidades ordinarias. La
construcción del contenido del artículo N° 1358 del Código Civil, en la
normativa anterior, no se adoptaba la idea de romper el sentido de la teoría
de nulidad por causal de agente incapaz, pues no se sobreponía el un fin
superior. Con esta premisa, hasta setiembre de 2018, los menores con no
privados de discernimiento podían celebrar contratos como la compraventa,
prestación de servicios, permuta, comodato y la donación.
De igual manera, Torres (2016) nos menciona que el fin de la norma es poder
regular situaciones jurídicas establecidas y cuando no se cumple ese fin es
considerada como ineficaz; considerando nuestra realidad, donde nuestra
sociedad considera cotidiana la celebración de contratos por menores entre
16 y 18, la modificatoria del artículo en cuestión resulta absurda e ineficaz.
En nuestra sociedad se han originado millones de nulidades de actos
jurídicos que fueron realizados por los menores entre 16 y 18 años, que ellos
al tener el pleno discernimiento, lo aplican en la realización de contratos para
la satisfacción de sus necesidades ordinarias.
Se puede decir que la ley debe estar al alcance del público y que todos los
sistemas legales deben regularse con la mayor precisión posible. Por ello, es
necesario incorporar los lineamientos de la Convención Internacional sobre
los Derechos de las Personas con Discapacidad y comenzar de nuevo con la
investigación, análisis y recomendaciones de sistemas efectivos que sean
particularmente utilizables y que no generen interpretaciones coercitivas,
huecos, huecos o desamparos para estas personas. (Vidal, 2001).
Por otro lado, para analizar la eficacia de una norma corresponde analizar la
evolución de esta. De esta manera autores como Varsi Rospigliosi (2019) y
Campos (2019) concuerdan con nuestra posición que la modificatoria es un
paso atrás para la normativa que regula a los niños y adolescentes; pues se
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les quita derechos ya ganados antes de la promulgación del decreto
legislativo 1384. Así mismo, comprendemos que la modificatoria del
mencionado artículo del código civil no solo tendrá controversia con la
convención de los niños y adolescentes que el Perú firmo años antes; ya que
en la convención establece puntos donde cierto grupo de individuos van a
tener la autonomía de poder celebrar contrataciones para poder satisfacer
necesidades ordinarias que necesite para su desarrollo, sino además las
normas internas relacionadas a ella. Sin duda, hubo métodos nefastos de
legislación, y no interpretamos de manera correcta cómo funcionan las
discapacidades relativas (o la hoy nominada capacidad de ejercicio
restringida de manera relativa) y con qué propósito fueron creadas. Las
normas vigentes especificadas en el artículo 1358 del Código Civil rara vez
se utilizan, y las normas originales antes de la modificatoria son, en esencia,
necesarias para poner en pleno las acciones que deben ser legales,
reconocer y defender.
Del Resultado 3 (Objetivo General): Análisis de las razones por las que
el Artículo 1358 del Código Civil modificado por el Decreto Legislativo
N° 1384 es ineficaz para regular los contratos para satisfacer
necesidades ordinarias realizados por menores entre 16 y 18 años.
Conforme las opiniones de Varsi & Torres (2019), Varsi Rospigliosi (2019),
Espinoza (2018), Chipana (2019) y Cunaique (2019), la modificación del
artículo 1358 corresponde a una pobre seguridad jurídica de estos actos,
posición con la que concordamos, siendo que como hemos expuesto,
constituye una potencial razón del deficiente respaldo social, y por
consecuencia, deviene en ineficaz.
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tanto sociológica como jurídica, ya sea por una adecuada diferenciación y
encuadre con la inefectividad, la no invocación de ineficacia ante tribunales,
la que bajo esta postura le otorgaría el carácter de ineficaz al acto solo a
través de un pronunciamiento judicial; aun así, autores como Plácido (2019),
Iglesias (2019) y Campos (2019) respaldan nuestra postura; ello nos permite
corroborar que no permite observar expresa ni tácitamente criterios de
validez y nulidad,, configurándose en una razón más que justifique la
ineficacia del artículo 1358 del Código Civil.
Podemos mencionar además autores como que afirman que los actos
simplemente no pueden imputarse al usuario ejecutor ya que la falta de
discernimiento hace que el acto delictivo o no, sea simplemente obviado
(Rimascca, 2017) y que si la norma, no atribuye tal capacidad a los agentes,
no podría evaluarse la existencia del acto.
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especialistas en la materia, a nuestro criterio, no exime al jurista o legislador
de aplicar estas en pro de la población.
8. Conclusiones y Recomendaciones
8.1. Conclusiones
PRIMERA: Se identificó que, según los lineamientos del artículo 1358, serán
válidos los actos de aquellos que ostenten capacidad restringida bajo los
numerales previstos en los numerales 4 al 8 del artículo 44° del Código Civil,
sin considerar a los menores entre 16 y 18 años, por lo que, para ellos resulta
inválido el acto realizado; sobrentendiéndose además que hace extensiva su
validez a quienes presentan capacidad de ejercicio pleno. Sin embargo, es
pertinente evaluar la nulidad de los actos para satisfacer necesidades
ordinarias realizados por menores entre 16 y 18 años, la cual tampoco puede
afirmarse, al no existir causal expresa y mucho menos la aplicación de la
nulidad no textual.
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SEGUNDA: Del análisis de la eficacia jurídica y social, podemos afirmar que
el artículo 1358 no cumple con la finalidad para la cual fue creada y, por
consiguiente, no produce sus efectos, siendo que la normativa establecida
no concuerda con nuestra realidad, debido a que en esta última, es común
la celebración de actos o contratos para satisfacer necesidades básicas
efectuados por menores de edad.
8.2. Recomendaciones
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TERCERA: Se recomienda al Poder Legislativo la pronta revisión del actual
Artículo 1358 del Código Civil el cual debe brindar la facultad para que los
menores entre 16 y 18 años puedan celebrar con autonomía actos que sean
considerados como necesidades ordinarias y que dichos actos ostenten un
respaldo jurídico, tomando en cuenta el desarrollado discernimiento que este
sector de la población tiene para la toma de decisiones ordinarias, con el fin
de proteger adecuadamente a este sector de la sociedad que día a día se
ven desprotegidos ante una normativa ineficaz.
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