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La cadena de valor del turismo, un abordaje teórico-conceptual en algunos

países de Iberoamérica y el Caribe

Article  in  Gestion y Politica Publica · December 2018

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Silvestre Flores Gamboa Martín León Santiesteban

Universidad Autónoma de Occidente Universidad Autónoma de Occidente
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Juan Pablo Mariño Jiménez

University of Tolima
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 SUMARIO

6-9 Notas del Editor

Jorge Gastélum-Escalante.

10 - 28 Representaciones Sociales del Capital Cultural en las Especialidades Médicas

Donovan Casas Patiño

29 - 35 Conocimiento en prevención de riesgos en trabajadores

de una empresa electrónica
Benito Zamorano González, Fabiola Peña Cárdenas, Yolanda Velázquez Narváez,
Víctor Parra Sierra y Gloria Imelda Hernández Rodríguez

36 - 52 La cadena de valor del turismo, un abordaje teórico-conceptual en algunos

países de Iberoamérica y el Caribe
Juan Pablo Mariño Jiménez, Silvestre Flores Gamboa, Martín León Santiesteban
y Giselle Viviana Pinochet.

53 - 68 De la innovación social a la innovación emergente:

El caso de la microempresa familiar O.
Oscar Lozano Carrillo y Juan Cayetano Niebla Zatarain

69 - 72 La escuela de Atenas. Una mirada hermenéutica

Jesús Manuel Rodelo Pérez

73 - 76 Guía de estilo para autores

 LA CADENA DE VALOR DEL TURISMO, UN ABORDAJE
TEÓRICO-CONCEPTUAL EN ALGUNOS PAÍSES
DE IBEROAMÉRICA Y EL CARIBE
The value chain of tourism, a theoretical-conceptual approach
in some countries of Ibero-America and the Caribbean
RESUMEN
El presente artículo aborda las Cadenas Globales
de Valor (CGV) como mecanismos de producción
industrial implementados por un importante número
de compañías multinacionales que se han apalancado
en las ventajas comparativas de centros productivos
apostados en Asia, Iberoamérica y el Caribe, quienes,
con base en sus bajos costos de mano de obra, así como
facilidades naturales y demográficas, representan para los
Ciencia desde el Occidente | Vol. 5 | Núm. 1 | Diciembre de 2018
industriales condiciones idóneas para el mejoramiento
de la rentabilidad de sus corporativos. En este contexto
se estableció como objetivo la conceptualización teórica
y la dialéctica contemporánea de las CGV, cuyo análisis
parte de las ventajas que el modelo de producción global
ofrece, y se concentra la reflexión sobre las cadenas de
valor aplicadas al sector de los servicios, y en particular
al turismo, actividad caracterizada por la dificultad que
brinda a la hora de pretender establecer los eslabones
que constituyen su cadena. Al final se revisan los modelos
implementados por varios países iberoamericanos y del
Caribe, que definen su cadena de valor turística a partir
de la cuenta satélite del turismo, siendo la guía más
aproximada a la hora de reunir los diferentes sectores
e industrias que nutren la actividad exportadora más
atractiva de la actualidad, pero no menos compleja al
momento de pretender ser enmarcada.
Palabras clave: Cadenas Globales de Valor, cadenas
de valor aplicadas, turismo.
36 La cadena de valor del turismo, un abordaje teórico-conceptual
en algunos países de Iberoamérica y el Caribe
Juan Pablo Mariño Jiménez
Silvestre Flores Gamboa
Martín León Santiesteban
Giselle Viviana Pinochet
ABSTRACT
This article addresses the Global Value Chains (GVCs) as
industrial production mechanisms implemented by a large
number of multinational companies that have leveraged
the comparative advantages of productive centers located
in Asia, Ibero-American and the Caribbean, who, based on
its low labor costs, as well as natural and demographic
easiness, represent for industrials, the ideal conditions for
the improvement of the profitability of their corporates.
In this context, the theoretical conceptualization and the
contemporary dialectic of the GVCs was established as an
objective, whose analysis starts from the advantages that
the global production model offers, and concentrates the
reflection on the value chains applied to the service sector,
and in particular tourism, an activity characterized by the
difficulty it offers when trying to establish the links that
make up its chain. At the end, the models implemented
by several Ibero-American and Caribbean countries are
reviewed, which define their tourism value chain from the
tourism satellite account, being the most approximate
guide when it comes to bringing together the different
sectors and industries that nourish the activity exporter
more attractive today, but no less complex when trying to
be framed.
Keywords: Global Value Chains, applied value chains,
tourism.
INTRODUCCIÓN
Hablar de Cadenas Globales de Valor (CGV) implica
abordar un concepto que se nutre de múltiples
elementos intervinientes, los cuales hacen de su análisis
un proceso complejo cuya génesis, según Gereffi,
Humphrey, Kaplinsky & Sturgeon (2001), se establece
como consecuencia de la globalización, fenómeno que
para el Fondo Monetario Internacional (2008) representa
la interdependencia económica creciente de los países
del mundo, provocada por el aumento de las actividades
comerciales transfronterizas de bienes y servicios, los
flujos internacionales de capital y la difusión acelerada y
generalizada de la tecnología.
Dicha apertura de las fronteras económicas ha influido
de manera positiva en el desarrollo económico de los países
(Gracia, 2006), demostrando que el mejoramiento de la
competitividad y el crecimiento económico son resultado
de esfuerzos conjuntos entre el sector empresarial y los
gobiernos al interior de cada economía. De acuerdo con
Jiménez & Hernández (2002): «[…] la teoría plantea que
los mercados abiertos y la revolución tecnológica en los
transportes y las comunicaciones deberían disminuir la
importancia de la localización de las empresas y acentuar
las economías de escala» (pág. 25).
Por esta razón, Gereffi (2014) encuentra en la
globalización el inicio de una era de competencia
internacional enmarcada por estrategias que persiguen
optimar recursos y reducir los costos de producción,
donde la relocalización de las actividades industriales,
fuera de los confines de los corporativos, es una
característica que conduce a la fragmentación de los
procesos y al perfeccionamiento del concepto de CGV.
El resultado de dicha fragmentación en la dinámica
fabril, origina de manera automática un proceso intenso
de «tercerización» (outsourcing) de las manufacturas,
intensificando la conformación de redes empresariales
integradas mediante cadenas logísticas de suministro
(Jiménez & Hernández, 2002). En razón de lo anterior, se
determina como objetivo en el presente artículo abordar
la conceptualización teórica y la dialéctica contemporánea
de las CGV en algunos países de Iberoamérica y el Caribe.
Evolución de las cadenas globales de valor
Haciendo un recuento histórico sobre el proceso de
evolución de las CGV a partir de la globalización, Gereffi
(2014) describe cómo en la década de los años 60 del
siglo pasado la búsqueda de menores costos llevó a las
empresas a desplazar sus actividades fuera de sus fronteras,
aprovechando la política de sustitución de importaciones
implementada en los países en vías de desarrollo.
La cadena de valor del turismo, un abordaje teórico-conceptual
Refiriéndose a la literatura sobre la nueva división
internacional del trabajo, al citar a Fröbel et al. (1981),
Gereffi asegura que el repunte de las exportaciones de
manufacturas de los países del «tercer mundo» responde
a la creación de plataformas de exportación de mano de
obra intensiva creadas por empresas multinacionales en
sectores de bajos salarios, siendo el caso de la producción
compartida entre Estados Unidos y México, así como las
zonas de procesamiento de exportaciones de Alemania
para la confección, en Europa Central y Oriental.
Gereffi (2014) sostiene que el ritmo de producción
fuera de los países de origen de las empresas productoras,
pronto aceleró de manera drástica y tomó formas
organizativas en las que la estrategia seguida por
minoristas y empresas líderes de los Estados Unidos,
durante las décadas de los años 70 y 80, fue la búsqueda de
proveedores externos, dando paso al cambio de cadenas
de productos impulsadas por el productor, a cadenas de
productos impulsadas por el comprador y el valor que
encuentra en ellos. A ese respecto, Acosta (2006) plantea
que el término valor es equivalente a la suma de dinero
que un consumidor está dispuesto a pagar por lo que una
empresa puede ofrecerle, situación que también condujo
a la expansión geográfica de las mismas.
Al dicernir sobre el concepto de Cadenas de Valor (CV),
Atehortua, Bustamante, & Valencia (2008), mencionan que
fue Porter quien planteó el concepto de CV al descomponer
el quehacer de las organizaciones en una serie de
funciones o procesos independientes pero vinculados, que
les permiten generar dicho valor para sus clientes. Sobre
Ciencia desde el Occidente | Vol. 5 | Núm. 1 | Diciembre de 2018
el particular, Quintero & Sánchez (2006) aseguran que el
concepto de CV fue difundido por Porter (1985) en su obra
La ventaja competitiva y en otros estudios sectoriales de
la industria que consideran la introducción del análisis del
costo estratégico, la comparación de la forma en la que los
costos por unidad de una compañía se pueden comparar
con los costos por unidad de los principales competidores
y la identificación de actividades que dan origen a una
ventaja o desventaja de costo.
De aquí que Mintzberg, Quinn & Voyer (1997)
concuerdan con que las actividades de valor se dividen en
actividades primarias y actividades de apoyo, donde las
primarias agregan valor en forma directa al producto final,
y las de apoyo refuerzan la capacidad de las primarias para
lograr tal fin (ver Ilustración 1):
en algunos países de Iberoamérica y el Caribe 37

Ilustración 1: La cadena de valor
INFRAESTRUCTURA DE LA EMPRESA
Actividades GESTIÓN DE RECURSOS HUMANOS
de soporte DESARROLLO DE TECNOLOGÍA
ABASTECIMIENTO
Recursos Operaciones Recursos Mercadeo & Servico
logísticos logísticos
internos externos
Actividades primarias
Fuente: Mariño (2015).
Por otra parte, Atehortua et al. (2008), Quintero
& Sánchez (2006) y Mintzberg et al. (1997), coinciden
en explicar que la finalidad de la CV es determinar
las ventajas competitivas desarrolladas a partir de la
consolidación de clusters. A este respecto, vale la pena
resaltar que Porter (1990), planteó el término cluster para
referirse a un modelo de agrupaciones empresariales que
desempeñan actividades complementarias dentro de
la CV, caracterizadas por ubicarse en un mismo espacio
geográfico y pertenecer a un mismo sector económico,
donde su eficiencia representa una oportunidad para
el mejoramiento de la competitividad de las naciones.
Porter (1985), señala que a través de la
implementación de clusters, las empresas de una nación
Ciencia desde el Occidente | Vol. 5 | Núm. 1 | Diciembre de 2018
deben dejar de competir basadas en ventajas comparativas
para pasar a competir estableciendo ventajas competitivas
que surjan a partir de productos y procesos únicos
resultado de la agregación de valor. Sobre el particular,
Morales & Pech (2000), aseguran que, para triunfar, es
necesario que existan clusters industriales que se refuercen
mutuamente. Al respecto Blyde asegura que la agregación
de valor hace parte de la cadena de producción, la cual
define como un grupo de unidades económicas que
desarrollan procesos tangibles e intangibles que agregan
valor a los bienes o servicios generados, «[…] desde su
concepción, pasando por diferentes etapas de producción,
hasta la entrega final a los consumidores» (2014, pág.
1). En el mismo sentido, Lundy, Gottret, Cifuentes &
Ostertag (2004) manifiestan que una cadena productiva
tradicional es una colección de actores articulados formal
o informalmente para producir un producto y trasladarlo
desde la producción hasta el consumo, abarcando
desde el acceso a los insumos hasta el consumo.
38 La cadena de valor del turismo, un abordaje teórico-conceptual
en algunos países de Iberoamérica y el Caribe
Dentro de dicho ámbito, para Gereffi et al.
(2001) la integración funcional entre las actividades
dispersas internacionalmente que constituyen un
sector productivo, conlleva a que la CV cobre mayor
relevancia pues implica cambiar el enfoque, migrando
desde una producción local hacia una producción
M
AR
GE
global compuesta por toda la gama de actividades que
N
la componen: desde el diseño hasta la comercialización
del bien o servicio, cuestionando la gobernabilidad en
ventas cuanto a cómo se organizan y gestionan dichas cadenas.
N
GE
Concordando con lo expuesto, Kaplinsky & Morris
AR
M
(2001) aseguran que la CV representa la totalidad de
eslabones necesarios para que un producto o servicio
se pueda considerar terminado, tratándose de las
diferentes fases intermedias que marcan un proceso
cuyo desarrollo va desde la entrada de los insumos,
su transformación y culminación como producto o
servicio terminado en condiciones de entrega a los
consumidores. No obstante, el Banco Interamericano
de Desarrollo (BID) (2014), advierte que el concepto CV
no siempre alude a un proceso de producción lineal,
puesto que puede tener diferentes configuraciones,
como cuando adopta la forma de una araña, en la que
distintos componentes originarios de diversos lugares del
globo, llegan a un sitio central para su ensamblaje final.
En cuanto a la multiplicidad de interpretaciones
presentes en la literatura especializada, frente al concepto
de CGV Gereffi (2015) asevera que han emergido una
gran variedad de nociones que pretenden describir la
compleja red de relaciones que construyen la economía
mundial, por lo que es necesario reconocer cada énfasis
en procura de un adecuado análisis de la cadena
económica global. En primera instancia, habla de las
Cadenas de Suministro (CS) como una denominación
genérica usada para referirse a una estructura de valor
añadido compuesta por actividades de entrada-salida, a
partir de materias primas que terminan con un producto
terminado. Así también, citando a Borrus, Ernst & Haggard
(2000), plantea el concepto de redes de producción
internacional, definido como entramados de producción
compuestos por las corporaciones transnacionales
que actúan como «buques insignia» en la red mundial.
Gereffi (2015) menciona además las Cadenas de
Producción Global (CPG), que enfatizan al interior de la
estructura de gobierno de las CS (en especial la distinción
entre productores y consumidores), y el papel de las
diversas empresas líderes, tanto en la producción mundial
como en la creación de redes de abastecimiento. Así
mismo, al invocar a Raikes, Jensen & Ponte (2000), alude el
enfoque francés, basado en un conjunto de investigaciones
poco estructuradas que utilizan al filière (canal o red de
actividades), como un método de estudio del sector
agrícola y productos de exportación como caucho,
algodón, café y cacao. Al final, Gereffi et al. (2001) aseguran
que el énfasis de las CGV se posa en el valor relativo de las
actividades económicas requeridas para llevar un bien o
servicio desde su concepción, a través de las diferentes
fases de producción (mixtura de transformación física
y la entrada de varios servicios de producción), entrega
al consumidor y disposición final después de su uso.
Con base en los anteriores postulados, se
advierte una dualidad entre los conceptos de CPG y
CV, razón por la que López, Murillo & Ochoa (2008),
buscando establecer criterios diferenciadores, afirman
que la CV se distingue de la CPG porque en la primera se
identifica la integración entre actores y la búsqueda de
objetivos comunes de mercado y beneficio mutuo para
sus protagonistas, posición que concuerda con Porter
(1985), que bosqueja la implementación de los clusters.
En cuanto a la relevancia de las CGV en el contexto
económico, Baldwin (2011) aduce que, cuando las naciones
hacen parte de una CV, esta les brinda oportunidades para
industrializarse a un ritmo más rápido que otrora, gracias
a que el rol de los gobiernos, gremios y multinacionales
se plantea de manera distinta, puesto que el proceso de
industrialización se hace menos burocrático, más fluido y
prolijo. Por esta razón, para Gereffi (2015), el concepto de
CV ha ganado popularidad convirtiéndose en el nombre
genérico otorgado al proceso de creación y captura
de valor a través de actividades, productos y servicios
finales alcanzados dentro de la cadena. Sin embargo, las
dimensiones de la cadena y la ubicación de sus eslabones
hacen la diferencia a la hora de evaluar la eficiencia de la
misma, por lo que Krugman (1994) concluye que es más
complejo construir una CV local que ser parte de una global.
Por su parte, Quintero & Sánchez (2006), desde la
óptica de las empresas señalan que las CV proporcionan
un modelo de aplicación general que permite representar,
de manera sistemática, las actividades de cualquier
organización, sea aislada o que forme parte de un holding,
basándose en los conceptos de costo, valor y margen. Así
mismo, Francés (2001) considera que las CV proporcionan
un esquema coherente para diagnosticar la posición
de las empresas respecto de sus competidores, el cual
facilita desarrollar ventajas competitivas sostenibles, que
aseguren el establecimiento de barreras de entrada y con
ellas el desarrollo de una posición competitiva en el sector.
En otro orden de ideas, al hablar sobre el desarrollo
La cadena de valor del turismo, un abordaje teórico-conceptual
de las CGV, Gereffi (2014), refiriendo a Gereffi (1994, 1996),
manifiesta que geográficamente las CGV se expandieron
bajo acuerdo de una producción regional con énfasis
creciente en Asia Oriental, debido a la rápida expansión de
las capacidades industriales y facilidades de exportación
desarrolladas por algunas economías industrializadas
dispuestas en dichos territorios, situación que, igual que en
algunos países de Iberoamérica, permitió a las empresas
transnacionales acelerar sus esfuerzos para implementar
actividades de producción a bajo costo en todo el mundo.
Según este autor, la dinamización se produjo
gracias al cambio en la estrategia de dichas compañías,
quienes abandonan el aprovechamiento de la política
de sustitución de importaciones, concentrándose en el
modelo de exportaciones orientadas a la industrialización,
lo cual demandó una evolución desde la posición de
productor a la de comprador, impulsando las cadenas
de productos básicos en las industrias mundiales. Así
mismo, Gereffi (2014) señala cómo desde principios de
la década de los años 2000, los conceptos de CGV y Red
Mundial de Producción (RMP) ganaron popularidad
como formas de analizar la expansión internacional y la
fragmentación geográfica contemporánea de cadenas
de abastecimiento, no sin indicar que existen numerosas
revisiones de las características distintivas de la CPG,
de la CGV y de la RMP, como enfoques disponibles para
el análisis de las Cadenas de Suministro Global (CSG).
Sobre el particular, la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Banco
de Desarrollo de América Latina (CAF) y la Comisión
Ciencia desde el Occidente | Vol. 5 | Núm. 1 | Diciembre de 2018
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) (2016),
manifiestan que las redes de producción mundial se
constituyen mediante flujos de comercio y de investigación
y desarrollo en torno a tres núcleos que, dentro de la
configuración global de CGV, se identifican como la fábrica
Europa (con centro en Alemania), la fábrica América del
Norte (con centro en Estados Unidos) y la fábrica Asia
(con centro en China). Derivado de dichos flujos, López &
Kosakoff (2008) identifican en el surgimiento de las CGV
nuevas oportunidades y retos para los países gracias a sus
variados efectos, los que al no ser siempre homogéneos
pueden contribuir a la diversificación de las exportaciones
generando empleos, adquiriendo capacidades
tecnológicas en consonancia con las mejores prácticas
internacionales y fortaleciendo la competitividad,
en particular de las economías más atrasadas.
Sin embargo, Durán & Zaclicever (2013) analizan cómo
la participación de los países de Iberoamérica en las
CGV es heterogénea, pues en las cadenas relacionadas
en algunos países de Iberoamérica y el Caribe 39
 con la industria manufacturera, el protagonismo de los
países del área suele limitarse a las maquiladoras que se
localizan en la región, las cuales están articuladas con la
fábrica América del Norte, como en el caso de México
y los países centroamericanos, destacando el avance
de Costa Rica, seguida por los países del Caribe y en
menor medida por Sudamérica, donde Brasil destaca
como productor de bienes intermedios. Para el caso
del Caribe, los autores referidos reflexionan que está
poco insertado en las cadenas globales y tiene escasa
participación en las redes productivas regionales,
pues a pesar de su cercanía con Estados Unidos, pocas
islas están integradas a las cadenas industriales de
ese país, con excepción de República Dominicana.
Aseguran que esta débil integración se debe
sobre todo a niveles salariales relativamente altos y
a tasas de productividad comparativamente bajas,
situación que, sumada con la imposibilidad de producir
a gran escala debido a la limitación territorial de los
países insulares, se agrava ante las limitadas conexiones
marítimas y aéreas que suponen un obstáculo para
los encadenamientos. Para Durán & Zaclicever (2013),
dicha dificultad para gestar redes determina que las
actividades predominantes en el Caribe sean el turismo
y la prestación de servicios remotos que, aunque
representativos, tienen vínculos poco desarrollados con
el resto de las economías de la subregión para la compra
de insumos, los cuales en su gran mayoría se importan.
No obstante, destacan que, entre los países del
Caribe, República Dominicana mantiene vínculos que
podrían desembocar en un comercio intraindustrial con
Ciencia desde el Occidente | Vol. 5 | Núm. 1 | Diciembre de 2018
el Mercado Común Centroamericano, cuyos miembros
están adheridos al tratado de libre comercio suscrito
entre dicha nación, Centroamérica y Estados Unidos. Por
su parte, Cuba y los países de la Comunidad del Caribe
(CARICOM), presentan relaciones comerciales sobre todo
interindustriales con el resto de la región, con excepciones
de comercio intraindustrial viable, lo que indica escasos
vínculos con CV regionales, aunque el principal factor que
restringe la integración productiva de estos países es que
la CARICOM todavía no opera como un mercado común y
persisten impedimentos para que llegue a hacerlo (Durán
& Zaclicever, 2013). Y es que, aunque existen fundamentos
políticos nacionales e internacionales frente a los cambios
en las cadenas de suministro mundial que han tenido
lugar en los últimos cuatro decenios, el sistema económico
global en términos generales se compone de complejas
y dinámicas redes económicas interempresariales,
y por relaciones intra-empresariales (Gereffi, 2014).
40 La cadena de valor del turismo, un abordaje teórico-conceptual
en algunos países de Iberoamérica y el Caribe
En términos generales, la CARICOM adolece
de las condiciones establecidas por el Instituto de
Investigación de Recursos Biológicos Alexander Von
Humbolt (2007), que asegura que las CV persiguen la
distribución justa de los beneficios, en una postura que
coincide con Lundy et al. (2004), quienes señalan que
las CV refieren una red de colaboración estratégica entre
varias organizaciones participantes, cuya alianza permite
mejorar su participación de mercado en el largo plazo,
asegurando beneficio mutuo para los participantes. En
este sentido, Müller (1995) plantea que en el entorno
internacional las redes de colaboración se conforman a
partir de sistemas productivos, esquemas institucionales y
organizaciones sociales, donde las empresas constituyen
el elemento primordial que se vincula con el sistema
educativo, la infraestructura tecnológica, las relaciones
obrero-patronales, el aparato institucional público, la
estructura del sector privado y el sistema financiero, entre
otros actores. En consecuencia, en el mundo actual los
productos no sólo compiten, sino que en ellos se evidencia
el alcance de los sistemas productivos, tecnológicos
y educacionales de cada nación (Rosales, 1990).
Müller (1995) agrega que, del listado de factores claves
de éxito para el Caribe, surge una agenda de políticas
nacional-regionales para promover los encadenamientos
productivos, aprovechando sus activos en términos de
potencial turístico, servicios culturales, destinos para
la deslocalización de actividades y bienes de nicho
que, en términos generales, permitan hacer de estos
países naciones competitivas, aunque con un claro
componente relacionado con sus ventajas comparativas
(Durán Lima & Zaclicever, 2013). Al respecto, Sánchez &
Fajardo (2004), Riddle (1986) y Gray (1989), advierten que
aunque el concepto de competitividad se ha utilizado
principalmente en la investigación del sector industrial,
Porter (1990), Newall (1991), Crouch (2007) y Krugman
(1994), entre otros, reconocen que la competitividad de los
servicios es tan importante o más que la competitividad
industrial, aunque ha sido poco investigada.
Así mismo, Porter, Sala, & Schwab (2007) y Tello,
Cerda & Pardo (2012), coinciden al señalar que el sector
secundario de la economía de las naciones ha tenido que
acogerse al concepto de competitividad para enmarcar
sus lineamientos, establecer parámetros de evaluación y
definir políticas y estrategias de mejoramiento, pues por
tradición había sido el sector industrial el considerado
como el mejor medio para reconocer economías sanas,
usando indicadores de crecimiento económico y niveles
de productividad (Reinert, 1995; Porter, 1990 y Krugman,
1994). Sin embargo, este paradigma ha evolucionado,
permitiendo volver los ojos hacia el sector servicios, que
emerge al momento de determinar la competitividad
de una nación, en un hecho que Rubalcaba & Gago
(1999, pág. 4), consideran al asegurar: «[…] mientras
los servicios supongan entre el 60 y el 70% de las
economías avanzadas, una parte al menos comparable
de su competitividad se deberá al modo en que estas
actividades de servicios sean, ellas mismas, competitivas».
Por esta razón, Gereffi (2014) afirma que, para las décadas
de los años 1990 y 2000, las industrias y actividades
desarrolladas por las cadenas de suministro mundiales
crecieron de manera exponencial, abarcando no sólo los
productos terminados sino también sus componentes
y subconjuntos, incluyendo no sólo las industrias
manufactureras, sino también las generadoras de
energía, producción de alimentos y en general todo
tipo de servicios, desde centros de atención telefónica
y contabilidad para procedimientos médicos, hasta la
investigación y desarrollo como parte de las actividades de
las empresas transnacionales más importantes del mundo.
Concordando con esto, Ventura (2011) reconoce
que las CGV juegan un papel relevante para las economías
mundiales tanto en la industria como en los servicios
y su expansión internacional; no obstante, recalca la
importancia del estudio y caracterización de la CV de la
actividad turística, dadas sus oportunidades y la dinámica
específica que la enmarca. Al respecto, Altés (2006) y
Gómez (2011), aseguran que el turismo ha despertado
un interés particular por parte de los gobiernos de los
países en vías de desarrollo, debido a su capacidad
de generar divisas, favoreciendo no solo la inversión
privada sino también aportando para el desarrollo
de las empresas locales como fuentes de empleo.
Sobre el particular, Ventura (2011) manifiesta
que las CV son un mecanismo que vincula los principales
actores del comercio internacional estableciendo sus
eslabones a lo largo de múltiples espacios geográficos y
económicos, razón por la cual el turismo representa una
dimensión sobre la que dicho concepto tiene aplicación
directa, a pesar de ser una modalidad de comercio en
la cual el consumidor cruza la frontera en el lugar del
producto, pues como señala Muñoz (2003), el consumo
turístico se realiza in situ, es decir, donde se localiza
la oferta turística y no donde reside el consumidor,
como en el caso de las exportaciones tradicionales.
Ventura (2011) advierte que el turismo no es un
producto pero sí un complejo conjunto de servicios
que se complementan con algunos bienes necesarios
La cadena de valor del turismo, un abordaje teórico-conceptual
para la prestación de los mismos, cuya característica
principal es la simultaneidad en la producción y el
consumo geográficamente localizado en un espacio
único y delimitado, conocido como destino turístico. Por
esta razón, para Sánchez & Fajardo (2004), la práctica
del turismo es excluyente, pues al elegir un destino,
el turista descarta el resto de destinos turísticos del
mundo, generando entre ellos una competencia tal
como en el caso de las empresas privadas (Yepes, 2002).
Por otra parte, Soler, Pons & Salamanca (2001) manifiestan
que el sector turístico es uno de los más heterogéneos en
cuanto a los actores implicados. Al respecto, Martini (2012)
plantea que el turístico no es un sector único identificable,
sino que en él se incluyen múltiples industrias de la
economía local, por lo que, en un sentido literal, nunca se
ha podido identificar una industria turística como tal. En
este orden, Meis (1998) manifiesta que el turismo es un
sector industrial sintético formado por una combinación
de partes de la producción, empleo e inversión, entre otras,
de varias industrias convencionales, cuya combinación
está determinada por la medida en que su producción
total tiene que ver con la demanda de los turistas.
En consecuencia, este autor asegura que
entre los problemas que afronta cualquier gobierno
u organismo rector relacionado con el turismo, se
encuentran el desarrollo de una visión común y fiable
que represente la industria turística de un país, y la
determinación de un mecanismo que permita establecer
cuál es el aporte económico del turismo. Por esta razón,
en 1994 Canadá presentó una nueva herramienta
analítica denominada Cuenta Satélite del Turismo
Ciencia desde el Occidente | Vol. 5 | Núm. 1 | Diciembre de 2018
(CST), con la cual se logra distinguir la producción
total de las industrias que suministran directamente
bienes y servicios a los visitantes y la producción total
de la industria que sufraga indirectamente al turismo,
mediante la venta de bienes y servicios a los primeros.
De acuerdo con la CEPAL (2014), una cuenta
satélite es una noción desarrollada por la Organización
de las Naciones Unidas (ONU) para medir las dimensiones
de los sectores económicos que no se definen como
industrias en las cuentas nacionales, siendo el caso
del turismo por ser una amalgama de sectores tales
como el transporte, el alojamiento, los servicios de
alimentación y bebidas, las actividades recreativas y
el entretenimiento y las agencias de viajes entre otros.
en algunos países de Iberoamérica y el Caribe 41
 La actividad turística y las cadenas de valor del turismo.
De acuerdo con la OCDE, la actividad turística
podría ser considerada como «[…] una de las industrias más
grandes y de más rápido crecimiento del mundo» (OCDE,
2008, pág. 57). Sobre el particular, Jafari (2005) asegura
que el turismo se consolida como una fuerza económica
global y una gigantesca industria mundial, cuyo gasto
excede el producto nacional de todos los países del orbe a
excepción de Estados Unidos y Japón, siendo un fenómeno
que, por la contundencia de sus cifras, es considerado
por las Naciones Unidas (UN) y la CEPAL (2010), como la
mayor industria del mundo y una de las más dinámicas.
De acuerdo con la Organización Mundial del Turismo
(OMT, 2015), dicha actividad es la clave para el desarrollo,
la prosperidad y el bienestar, razón por la cual, un número
creciente de países en todo el mundo se han abierto e
invertido en el turismo, tornándolo una actividad clave
para el progreso socioeconómico, mediante la creación de
empresas y puestos de trabajo, la generación de ingresos de
exportación y la ejecución de infraestructuras. Manifiesta
la OMT que, durante las seis últimas décadas, el turismo ha
experimentado una continua expansión y diversificación,
convirtiéndose en uno de los sectores económicos de mayor
crecimiento del mundo, por lo que a destinos favoritos
tradicionales de Europa y América del Norte se han ido
sumando muchos otros particularmente en Iberoamérica.
Cifras de la OMT reflejan que a pesar de
las contingencias de orden económico, político
o climatológico, el turismo ha experimentado un
crecimiento prácticamente ininterrumpido, dado que
Ciencia desde el Occidente | Vol. 5 | Núm. 1 | Diciembre de 2018
en el mundo las llegadas de turistas internacionales han
pasado de 25 millones en 1950, a 278 millones en 1980;
527 millones en 1995 y 1.133 millones en 2014, por lo
que los ingresos por concepto del turismo internacional
obtenidos por los destinos de todo el mundo han pasado
de 2.000 millones de US dólares en 1950, a 104.000
millones en 1995 y 1.425.000 millones en 2014 (OMT, 2015).
Por su parte el Foro Económico Mundial (FEM,
2015) resalta el crecimiento del sector de los viajes y
turismo a lo largo de los últimos años, enfatizando que la
llegada de turistas internacionales a los diferentes destinos
del mundo generó una derrama económica récord de
1.14 millones de dólares en 2014 (51 millones más que en
2013), producto de más de un millar de millones de turistas
internacionales que viajaron dicho año, apoyando la
creación de puestos de trabajo, la generación de ingresos
e impulsando el desarrollo de los destinos (OMT, 2016).
42 La cadena de valor del turismo, un abordaje teórico-conceptual
en algunos países de Iberoamérica y el Caribe
Frente a las perspectivas a largo plazo, la OMT
(2011) asegura que las llegadas de turistas internacionales
en el mundo crecerán un 3.3% cada año entre 2010 y 2030,
hasta alcanzar los 1.800 millones. Así mismo, entre 2010 y
2030 se prevé que el ritmo de crecimiento de llegadas a
destinos emergentes aumente en un 4.4% al año, siendo
el doble de llegadas a destinos turísticos de economías
avanzadas, los cuales crecerán a una tasa del 2.2% al año
(OMT, 205). Coincidiendo con las cifras referidas, el FEM
(2015) asegura que en los países en vías de desarrollo,
el turismo tiene el potencial de impulsar el comercio
exterior, ampliar el acceso a los mercados internacionales,
aumentar las inversiones extranjeras, estimular el espíritu
empresarial en una industria con bajas barreras de entrada
y potencializar un desarrollo económico más amplio
dados los fuertes vínculos del sector con otros sectores.
Respecto del aumento en la participación de
mercado de los países en desarrollo por concepto de
emisión de turistas, las estadísticas ilustran cómo pasaron
de representar el 30% en 1980 al 45% en 2014, evidenciando
un crecimiento del 15%, por lo que se prevé que a 2030
alcance el 57%, lo que equivaldrá a más de mil millones
de llegadas de turistas internacionales provenientes de
economías emergentes (OMT, 2015). Sobre el particular,
el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (CMVT, 2015)
considera que en la actualidad los visitantes procedentes
de estos mercados representan el 46% de la participación
de las llegadas internacionales, que para el año 2000 ya
habían alcanzado un 38%, lo que demuestra el crecimiento
de las oportunidades para viajar desde dichas naciones.
Finalmente, el CMVT (2015) estima que el
sector de los viajes y turismo representa el 10% del
Producto Interno Bruto (PIB) mundial, con un total de US
$ 7.6 trillones de dólares y el 5,4% de las exportaciones
mundiales, siendo un motor de crecimiento y creación de
empleo responsable a 2014, de 277 millones de puestos
de trabajo directos e indirectos, lo que significa que la
industria representa uno de cada 11 empleos en el planeta,
siendo un número que incluso para el año 2022 podría
elevarse a uno de cada 10 puestos de trabajo (FEM, 2015).
Frente a la Cadena de Valor del Turismo (CVT), Altés
(2006) analiza a partir de la prestación de servicios por
parte de empresas del sector privado quienes actúan
como eslabones tanto en el mercado emisor como en
el receptor, elemento que se describe en la Tabla 1.
Tabla 1: Eslabones que componen las
CV en mercados emisores y receptores
 Destinos emisores
1. Agencias de viaje minoristas que venden
servicios turísticos al consumidor final a
través de oficinas abiertas al público o por
Internet.
2. Sistemas de distribución (Global
Distribution Systems o GDS) que apoyan
las aerolíneas y las agencias de viajes
para realizar reservaciones.
3. Operadores turísticos o agencias
mayoristas que despliegan paquetes de
viajes y los comercializan a través de
agencias minoristas, aunque también lo
pueden hacen directamente.
4. Servicios de transporte internacional ―in-
cluyendo los operadores de vuelos charter 7. Comercio de recuerdos, artesanías o duty-
y las líneas de bajo costo― y sus provee-
dores (catering, handling, entre otros).
Fuente: Elaboración propia con base en Altés (2006).
Destaca el mencionado autor cómo los países
que son mercados emisores como Alemania, Reino Unido
o Estados unidos, o aquellos que como España tienen
larga tradición en la actividad turística mundial, son,
en buena parte de los casos, sede de las casas matrices
de reconocidas compañías que conforman los grandes
holdings del turismo. Algunas cifras demuestran cómo
Estados Unidos es sede de nueve de las 15 cadenas
hoteleras más importantes en el mundo, mientras
las otras seis están divididas entre Francia (2), Reino
Unido (2), Alemania (1) y España (1) (Ventura, 2011).
Sobre el particular, Altés (2006) asevera que al
contar con presencia internacional dichos grupos dominan
el turismo de masas y de negocios, pues integran los
principales eslabones de la cadena compuesta por los tour
operadores que negocian grandes volúmenes de reservas
con las empresas operadoras de los destinos; agencias de
viajes y turismo comúnmente llamadas minoristas, que
se caracterizan por la gran cobertura de mercado que, en
algunos casos, les permiten vender de manera exclusiva
La cadena de valor del turismo, un abordaje teórico-conceptual
Destinos receptores
1. Empresas nacionales de transporte
internacional.
2. Operadores que representan a los operadores
turísticos extranjeros o comercializan sus
servicios directamente a visitantes del exterior.
3. Alojamientos de diferentes tamaños.
4. Diversos servicios de comidas y bebidas.
5. Transporte local.
6. Operadores de actividades deportivas y de
ocio.
free. Otros sectores relevantes para algunos
mercados son los servicios de venta y alquiler
de viviendas vacacionales, organización de
actividades culturales y de espectáculos, o
servicios como los guías de turismo.
paquetes armados por los mayoristas; compañías de
Ciencia desde el Occidente | Vol. 5 | Núm. 1 | Diciembre de 2018
vuelos charter y participación en empresas hoteleras y
resorts, bien sea como accionistas o por medio de contratos
de gestión y comercialización. Como consecuencia,
expone que los lazos de propiedad entre esas empresas
suelen ser una maraña y cambian constantemente
debido a procesos de fusión y adquisición. Así mismo,
refiere que otras grandes empresas en turismo son las
cadenas de hoteles de ciudad y negocios, las compañías
de cruceros o los grupos que promueven los parques
temáticos y su oferta asociada. Por último, considerados
los eslabones incluidos dentro de las cadenas en los
mercados emisor y receptor, el autor destaca que, desde
el punto de vista del consumidor, la CVT incluye eslabones
que dependen del sector público y que forman parte
de la planificación y gestión de los destinos turísticos,
así como aspectos intangibles y el disfrute de bienes
públicos por los que el turista no paga directamente.
Coincidiendo con lo anterior, Ventura (2011)
afirma que la CVT comprende todos los bienes y servicios
en algunos países de Iberoamérica y el Caribe 43
 que entran en el suministro de productos turísticos a
los viajeros, así como de los servicios que les ayudan a
planear y ejecutar sus viajes, abarcando un conglomerado
de sectores independientes y relacionados, como la
hotelería, la gastronomía, la construcción y el comercio,
así como diferentes actividades dispuestas mediante
empresas operadoras tanto en los países en que residen
los viajeros (mercados emisores), como en los países que
los reciben (mercados receptores). A este respecto, como
se ilustra en la Figura 2, Ventura (2011) plantea cómo la
cadena empieza con los establecimientos que facilitan la
decisión de viajar para el turista, asesorándolo, incidiendo
sobre la competencia entre los destinos turísticos, por
lo que los canales de comercialización y distribución
globales se convierten en eslabones fundamentales para
la creación y consolidación de los destinos turísticos.

Ilustración 2: Cadena de valor del turismo

Ciencia desde el Occidente | Vol. 5 | Núm. 1 | Diciembre de 2018

Fuente: Ventura (2011)

44 La cadena de valor del turismo, un abordaje teórico-conceptual

en algunos países de Iberoamérica y el Caribe
 En segunda instancia, bajo la idea de Ventura
se refieren las empresas mayoristas identificándolas
como aquellas que manejan grandes volúmenes de
reservas con los operadores locales, evidenciando un
poder negociador caracterizado dentro del modelo
de las cinco fuerzas del mercado planteado por Porter
(1985), que es expuesto con sus componentes y
características en la Ilustración 3, para comprender
así el rol que juega los participantes en mención.
En tercer lugar describe las agencias minoristas
como aquellas caracterizadas por tener una gran
cobertura de mercado, que en algunos casos les permite
vender los viajes de los tour operadores de manera
exclusiva. En último lugar, con base en los aportes de
Altés (2006), a los dos tipos de agentes descritos adiciona
las compañías de vuelos charter, grandes cadenas
de hoteles, compañías de cruceros y los grupos que
promueven los parques temáticos y su oferta asociada.
Por su parte, Botero, Zuluaga & Camacho (2010)
agrupan los sectores del turismo en tres eslabones, a
saber: a) proveedores de insumos, donde clasifican los
servicios que se asocian a la cadena de proveedores;
b) transformadores, refiriéndose a las empresas que
consolidan experiencias a partir de la conjugación de
servicios, bienes tangibles y diversas actividades, como
hoteles, centros vacacionales y de recreación, servicios
auxiliares para espectáculos y entretenimiento entre otros;
y c) comercializadores, considerando a las agencias de
La cadena de valor del turismo, un abordaje teórico-conceptual
viajes, servicios de guías y asistencia a turistas entre otros.
Sin embargo, al analizar los eslabones de la CVT, Soler et
al. (2001) parten de un enfoque denominado Sistema de
Valor de los Servicios Turísticos (SVST), en el que han sido
aceptados los proveedores, tour operadores, agencias de
viajes, viajeros y agencias receptoras. Dicha concentración
sobre los Prestadores de Servicios Turísticos (PST), se
entiende al considerar lo propuesto por Araluce (2001) y
Van den Bosch & De Man (2013), quienes aseguran que
la cadena de valor de una empresa está inmersa en un
escenario mayor, al que Porter (1985) identifica como «[…]
sistema de valor». Sobre el particular el autor manifiesta:
La cadena de valor está inmersa en una larga
sucesión de actividades que yo denomino sistema de valor.
Los proveedores tienen cadenas de valor que se enlazan
hacia adelante, otorgando valor a los pedidos realizados
dentro del encadenamiento del sector. Los proveedores no
solo entregan los insumos, sino también pueden influir en
el desempeño de las empresas de muchas otras maneras.
En adición, muchos productos circulan a través de las
cadenas de valor de los canales durante su recorrido hasta el
comprador. Estos canales, a su vez, desarrollan actividades
adicionales que afectan al comprador e influencian
las propias actividades de la empresa (1985, pág. 34).
Por esta razón, para hablar sobre la CVT es
conveniente considerar la distinción que hace Porter (1985),
pues más que hablar de la cadena, la industria o el sector
turístico, convendría aludir el sistema de valor de la actividad
turística dado su abordaje global y su enfoque sistémico.
Ciencia desde el Occidente | Vol. 5 | Núm. 1 | Diciembre de 2018
En el contexto iberoamericano, Altés (2006) y Gómez
(2011) aseguran que el turismo en Iberoamérica y la zona
del Caribe adquirió gran relevancia a partir de los años
setenta del siglo pasado, en particular debido al desarrollo
del turismo de sol y playa, en el que países como México
y República Dominicana invertieron en la construcción
de centros turísticos cerca de la costa, como en el caso
de Cancún y Puerto Plata, dirigidos en su mayoría a atraer
turistas internacionales. Coincidiendo con lo anterior, la
Secretaría de Turismo de México (2000) refiere cómo a
partir de los años 50 del siglo pasado muchos de los países
referidos volvieron los ojos hacia la promoción turística
como mecanismo para atraer divisas e inversiones, en
particular desde que la deuda externa y el cambio en las
condiciones del comercio se sintieron como parte del
fenómeno de la globalización y de la competitividad,
siendo una realidad que el World Travel & Tourism Council
(2015), corrobora al señalar que el impacto de la actividad
en algunos países de Iberoamérica y el Caribe 45
 turística en el desarrollo económico y social de un país,
determina apertura para los negocios, el comercio, la
inversión de capital y la creación de empleo, el aumento
del espíritu empresarial, de la demanda de mano de obra
y la protección de los valores y del patrimonio cultural.
En cuanto al nivel de avance de la CVT en el
escenario iberoamericano y del Caribe, Ventura (2011)
señala que para el caso brasileño el PIB turístico se nutre
de la derrama económica resultante de los productos y
actividades características del turismo, como de aquellas
otras relacionadas con dicha actividad de manera indirecta.
Asegura el autor que las actividades características del
turismo son aquellas que dejarían de existir en cantidad
significativa, en ausencia de los viajeros a consecuencia
del bajo nivel de consumo. Por tal razón, países como
Brasil han decidido adoptar los grupos de actividades
características del turismo establecidos por la OMT, con la
intención de lograr comparabilidad internacional a partir
de la Clasificación Central de Productos dispuesta por la
ONU. En este sentido, el Instituto Brasileño de Geografía
y Estadísticas (IBGE, 2010), en un compendio de 170
productos específicos del turismo, ha estructurado un
escenario de siete actividades principales compuesta
por 19 subactividades y 96 productos, sobre los cuales se
establece la CVT dentro del escenario carioca (ver Tabla 2).

Tabla 2: Cadena de valor en Brasil

1. Servicios de alojamiento
1.1 Hoteles y otros servicios de alojamiento
1.2 Servicios de segundas residencias por cuenta propia o gratuitas
2. Servicios de aprovisionamiento de alimentos y bebidas
3. Servicios de transporte de pasajeros
3.1 Servicios de transporte por vías férreas
3.2 Servicios de transporte por carretera
3.3 Servicios de transporte marítimo I
3.4 Servicios de transporte marítimo II
3.5 Servicios auxiliares de transporte de pasajeros
3.6 Alquiler de medios de transporte de pasajeros
Servicios de mantenimiento y reparación de medios y equipos de trasporte de pa-
3.7
Ciencia desde el Occidente | Vol. 5 | Núm. 1 | Diciembre de 2018

sajeros
4. Servicios de agencias de viajes, operadoras y guías de turismo
4.1 Servicios de agencias de viajes
4.2 Servicios de operadoras
4.3 Servicios de información turística y de guías de turismo
5. Servicios culturales
5.1 Representaciones artísticas
5.2 Museos y otros servicios culturales
6. Servicios recreativos y otros servicios de entretenimiento
6.1 Deportes y servicios recreativos deportivos
6.2 Otros servicios relacionados de ocio
7. Servicios turísticos diversos
7.1 Servicios financieros y de seguros
7.2 Otros servicios de alquiler de bienes
7.3 Otros servicios turísticos

Fuente: elaboración propia con base en IBGE (2010).

46 La cadena de valor del turismo, un abordaje teórico-conceptual

en algunos países de Iberoamérica y el Caribe
 En cuanto a la CVT en México, Ventura (1994)
asegura que esta nación se acoge el criterio de la CST para
determinar las diferentes dinámicas que confluyen en dicha
actividad dentro de su territorio. Según el autor, la CST de
México la prepara el Instituto Nacional de Estadística y
Geografía de dicho país (INEGI), que adopta las directrices
impartidas por la ONU, como en el caso brasileño. El autor
expone que, para el caso mexicano, la actividad turística
la constituyen unidades económicas compuestas por
establecimientos homogéneos o empresas relacionadas
con el turismo, con la diferencia que, en la CST de
México, la presentación de los datos es más desagregada
que en la de Brasil, y considera bienes característicos
además de los servicios. Así mismo ofrece datos más
detallados acerca del turismo emisor, receptivo e interno.
De acuerdo con INEGI (2015), la composición del PIB del
turismo mexicano está dada por los ingresos provenientes
de los servicios de alquiler y negocios, transporte de
pasajeros, los bienes y artesanías, los restaurantes,
bares y centros nocturnos, el comercio, servicios de
alojamiento, las segundas residencias, los servicios de
esparcimiento, las agencias de viaje, tour operadores
y tiempos compartidos, junto con servicios conexos
que permiten apreciar los actores participantes dentro
de la CVT bajo la óptica de las autoridades mexicanas.
En el caso de la República Dominicana, Villareal &
Van der Horst (2008) refieren que las autoridades turísticas
de la isla revisaron varias alternativas para el desarrollo
competitivo y sustentable del turismo, optando por el
modelo de producción basado en la implementación de
clusters planteado por Porter (1990), el cual se integra con
la CVT de tal manera de ofrecer productos con mayor valor
agregado destinados a nichos de mercado con alto poder
adquisitivo, a través de un paradigma de competencia
cooperativa que vincula a todos los agentes relacionados
con el turismo. Señalan los autores que los clusters turísticos
se ubican en puntos estratégicos de la isla y se conforman
por hoteles, empresas, municipios, grupos de defensa del
ambiente y Organizaciones No Gubernamentales (ONG)
que pretenden incrementar el valor de marca del destino,
con miras a lograr un mayor número de turistas y así
generar mayor ingreso para sus habitantes. Sin embargo,
reconocen que el turismo enclave fomenta una distribución
no equitativa de los recursos, poniendo en riesgo el
desarrollo sustentable de la actividad turística en ese país
y, en general, de la mayoría de los países en desarrollo.
En cuanto a los clusters y su adopción como
mecanismo para el desarrollo de las CV, como casos
de éxito en países iberoamericanos es pertinente
La cadena de valor del turismo, un abordaje teórico-conceptual
mencionar que Bonito, un municipio situado en el estado
brasileño de Mato Grosso do Sul, catalogado como la
capital del ecoturismo, encuentra el mayor potencial
de su cadena productiva en torno a las actividades
turísticas que desarrolla. Según Cunha & Aricó (2001),
dichas actividades se configuran como un cluster en
potencia, en virtud de que en ellas confluyen factores
competitivos de nivel meta, macro, micro y meso.
Frente a la postura cubana, Monreal (2001)
menciona que un cluster exportador refiere una agrupación
de actividades que a su vez son interdependientes,
complementándose entre sí, resultando al final uno o
varios productos o servicios de exportación. Entre estos
servicios el autor enfatiza en el turismo, indicando que la
estructura de un cluster exportador se compone de tres
grados de actividades, como se presenta en la Ilustración
4, que son: a) el núcleo del cluster compuesto por diversos
procesos generadores directos de productos y servicios
para exportar, donde no necesariamente debe estar el
producto o servicio en su parte final, pudiéndose exportar
etapas de un servicio o partes que componen un producto;
b) las actividades de suministro también conocidas como
industrias de eslabonamiento (y de aquí salen todas
aquellas actividades de apoyo al núcleo del cluster); y c)
las actividades de infraestructura necesarias para que
el cluster funcione de manera adecuada en la medida
en que garantizan las condiciones mínimas requeridas
para hacer que la actividad exportadora sea posible.
Ilustración 4: Cluster de turismo en Cuba
Ciencia desde el Occidente | Vol. 5 | Núm. 1 | Diciembre de 2018
Fuente: Monreal (2001)
en algunos países de Iberoamérica y el Caribe
47
 Entre tanto Alonso (2010) asegura que en Uruguay
la CVT está compuesta por cuatro eslabones, a saber: 1)
comunicadores e informadores sobre el destino en los
mercados emisores, 2) comercializadores de los servicios
que componen la oferta del turismo, 3) productores de los
servicios y bienes en el lugar de destino, y 4) gestores de
post venta y fidelización en los mercados emisores. Sobre
los primeros, el autor asegura que todos quienes ejercen
actividades deben asegurarse de que el destino, en este
caso Uruguay, se ubique de forma tal que los potenciales
turistas quieran tomar una decisión sin pensarlos dos veces.
Así mismo, para aquellos que hacen parte del segundo
eslabón, cita a quienes realizan la venta de paquetes con
destino turístico, como son las agencias de viajes, los sitios
online, aerolíneas y los hoteles, entre otros. En tercera
instancia, frente a la producción de bienes y servicios
consumidos por los visitantes en el lugar de destino,
explica que todos ellos son proporcionados directamente
por el gobierno nacional, departamental o local. Por
último, frente a la gestión post venta, hace hincapié en la
importancia de realizar una nueva venta al turista que recién
arriba de regreso a su lugar de residencia, aprovechando
la reciente experiencia que facilita la recompra.
En síntesis, de acuerdo con la revisión del enfoque
de aplicación del concepto de cadenas de valor del
turismo en algunos países de Iberoamérica, Bigné,
Font & Andreu (2000) reconocen ciertos actores
coincidentes que emergen como elementos generales
en la aplicación del modelo plasmado en la Ilustración 5.
Ilustración 5:
Ciencia desde el Occidente | Vol. 5 | Núm. 1 | Diciembre de 2018
Actores generales en la cadena de valor del turismo
Fuente: Bigné, Font, & Andreu (2000).
48 La cadena de valor del turismo, un abordaje teórico-conceptual
en algunos países de Iberoamérica y el Caribe
CONCLUSION
Las CGV son resultado de un patrón de producción
basado en la deslocalización productiva, conectada con
mercados finales dinámicos, que pueden ser nacionales,
regionales o globales, por lo que su característica
fundamental radica en la división de los distintos
eslabones de las mismas, en diversas empresas o plantas,
situadas en distintos espacios geográficos.
Para la economía industrial contemporánea, el
concepto CGV representa la atomización internacional
de la producción, y evidencia la participación de
múltiples actores de diversas economías como eslabones
integrados a un modelo de organización industrial,
comercial y financiero.
En razón de lo anterior, el objetivo de crear una CV es
alcanzar una redistribución más equitativa de los ingresos
y beneficios, mejorando las condiciones de acceso al
mercado y ofreciendo un mayor poder de negociación a
los actores con menos recursos, que al final redunden en
el mejoramiento de la calidad de vida de una población. Es
por ello que cualquier iniciativa de cadena debe partir del
mercado, analizando las posibilidades comerciales que
existen para pequeños productores y microempresarios,
abandonando la premisa de que los encadenamientos
productivos abordan de manera exclusiva
las actividades manufactureras.
Por lo tanto, la pertinencia en el análisis de las CV
como táctica de desarrollo para las empresas y naciones
enfocadas en actividades económicas cimentadas en los
intangibles, representa una oportunidad que redunda
en el mejoramiento de su competitividad. Este es el
caso del turismo, cuya CV lo tipifica como una actividad
económica que necesita del conocimiento e identificación
de todos los actores que la integran, pues sus actuales
condiciones, tipificadas por la OMT y el FEM, evidencian
que no basta manejar un criterio económico y de comercio
internacional, si se desconocen las implicaciones y alcances
que en lo ambiental, económico y social, lleva consigo el
concepto de sostenibilidad como piedra angular para la
actividad turística.
Por otra parte, cuando se aborda el concepto de
competitividad del turismo, por lo general se acoge un
sentimiento de simple competencia entre los oferentes
de destinos turísticos cuyo enfoque persigue difundir
una oferta competitiva, atrayendo mercados definidos
por una capacidad económica capaz de responder
de manera masiva.
Es por ello que desde el sector privado al sector
público, incluyendo asociaciones, cooperativas,
universidades, instituciones, agencias internacionales y
sociedad civil, todos aquellos actores que participan de
forma directa e indirecta en la actividad turística deben
estar representados en el modelo de las CGV, en especial
cuando algunas vertientes de dichos cadenas constituyen
el eje medular dentro del andamiaje económico y social
de las naciones como sectores de clase mundial.
Po último, las cuentas satélites constituyen el
mecanismo más idóneo para tipificar los diferentes
actores que constituyen las CV, por lo que modelos como
el brasileño, mexicano, dominicano, cubano y uruguayo,
entre otros, apalancados en los clusters tienen completa
aplicación en países como Colombia, que apenas inicia el
reconocimiento y tipificación de la cadena de valor de su
actividad turística.

Ciencia desde el Occidente | Vol. 5 | Núm. 1 | Diciembre de 2018

La cadena de valor del turismo, un abordaje teórico-conceptual

en algunos países de Iberoamérica y el Caribe 49
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