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LA INVASION AL PERU

¿LA AVENTURA?:
Muchos han llamado a Francisco Pizarro Gonzáles un aventurero, han deslizado ideas sobre su valerosidad personal
en la consecución de sus ideas, aquél que visiona el norte y no teme, ni escatima nada en la consecución y realización
de sus planes. Más allá del elogio, no debe desconocerse todo el clima de conquista y búsqueda de nuevos horizontes
de tierras e indios que tamizaron la biografía de los ‘‘conquistadores’’.

UNA EMPRESA PRIVADA:


La expedición invasora al Tahuantinsuyo en sus inicios no fue nada más que una correría individual y privada. Hombres
que convertían sus ‘‘entradas’’ en empresas militares desconocidas por el Estado español. Cuando ya se confirmaba
todas aquellas noticias de los territorios soñados, se buscaba la participación estatal. Esta participación justificaba
jurídicamente al avasallamiento de lo ajeno y desconocido.

DÍAS E IDEAS: PREPARACIÓN DE LA EXPEDICIÓN AL TAHUANTINSUYO:


A Panamá empezaron a llegar noticias del Perú, presentándola como una tierra donde abundaba el oro. Varios estudios,
sin embargo, creen que se produjo un equívoco, al atribuir al Imperio Incaico las riquezas de una región aurífera de la
costa colombiana. Francisco Pizarro, seducido por estos rumores, se propuso explorar la región. Pizarro, quien había
nacido en Trujillo de Extremadura probablemente en 1475, era hijo bastardo del hidalgo Gonzalo Pizarro y de doña
Francisca González, seguramente de posición desahogada, aunque su niñez fue dura.
No parecen tener fundamento las versiones que lo presentan como un menesteroso cuidador de cerdos. Buscando
mejor fortuna viajó a Sevilla y posteriormente a Italia en donde se encontró luchando para este país contra los franceses.
Para el año de 1502 lo encontraremos en tierras americanas, teniendo como primera residencia a ‘‘La Española’’.
Cuando contaba casi con cincuenta años, edad relativamente avanzada para su época, se encontraba en Panamá,
donde había sido alcalde y gozaba de notable influencia. Con sus “amigos” Diego de Almagro y Hernando de Luque
(quien era párroco y preceptor de la escuela de Panamá, además, era testaferro de Gaspar de Espinoza, importante
banquero y uno de los más conocidos gestores de las expediciones conquistadoras) solicitó permiso para su empresa
al gobernador Pedrarias, quien se lo concedió a cambio de una participación en los beneficios que se pudiera obtener.
Correspondía entonces a Pizarro ser jefe de la empresa; a Almagro, el provisionador de armas y hombres; y el clérigo
Luque, el procurador económico. Podríamos decir que existía un cuarto socio, aunque no participó directamente en la
conquista; fue el gobernador de Panamá, quien otorgaba las autorizaciones para las expediciones.

EL PRIMER VIAJE:
Se realizó el 14 de noviembre de 1524, en el navío llamado ‘‘Santiago’’, con una tripulación que comprendía 112
hombres. Partiendo de Panamá lograron llegar hasta la región de los manglares en Colombia. A causa de las malas
condiciones del clima invernal y la falta de provisiones, murieron 32 tripulantes.
Casi exhaustos, se detuvieron en un puerto, que luego sería conocido como ‘‘Puerto del Hambre’’. Pizarro decidió
quedarse allí, mientras el navío, con algunos hombres, retornaba por alimentos a la Isla de las Perlas, que está cerca
de Panamá. En dicho puerto, sobrevivieron comiendo mariscos y palmitos; en ese trance perecieron más de 20 hombres.
El navío regresó con víveres después de 47 días Pizarro siguió al Sur y llegó a otro puerto. Los nativos, al ver a
‘‘Santiago’’, dejaron su poblado, refugiándose en la selva. Los españoles se internaron en el poblado y tomaron
provisiones, llamando al sitio el Fortín del Cacique de las Piedras. Al día siguiente fueron atacados sorpresivamente por
los naturales. Pizarro, al verse vencido, ordenó rápidamente la evacuación, rumbo a Panamá, llegando hasta el puerto
Chochama, que era un lugar situado a poca distancia del oeste de Panamá. Entre tanto, con la carabela ‘‘San Cristobal’’
y 70 hombres, Diego de Almagro había ido a socorrerlo, cruzándose en altamar ambos conquistadores. Siguiendo sus
huellas arribó hasta el Fortín del Cacique de las Piedras. Los belicosos nativos le salieron al encuentro y también
Almagro fue derrotado. En la lucha, Almagro perdió un ojo. Como represalia, hizo quemar el puerto, llamándose desde
ese momento ‘‘Puerto Quemado’’.
La expedición de Almagro se dirigió por mar hasta la desembocadura de un gran río al que llamaron San Juan.
Posiblemente esto ocurría el 24 de junio, pero no hallaron ningún rastro de Pizarro. De vuelta a Panamá, por fin
encontraron a Pizarro en Chochama, ahí Almagro recibe la orden de ir a Panamá a organizar la nueva expedición.
"Santiago", nombre de la embarcación navegada por Pizarro durante el primer viaje.

EL SEGUNDO:
Viaje Almagro salió de Panamá con dos carabelas y 110 hombres. Se unió a Pizarro en Chochama. Después de varias
penurias llegaron a la desembocadura del río San Juan y Pizarro decidió quedarse allí. Mandó un navío pequeño hacia
el Sur, al mando del piloto Bartolomé Ruiz, para que explorara. Otro navío dirigido por Almagro fue enviado de nuevo a
Panamá en búsqueda de hombres y provisiones.
El primer navío retornó luego de 70 días. Bartolomé Ruiz informó que había llegado a la zona denominada Manabí
(costa norte del Ecuador); confirmaría así la noticia de la existencia de su Imperio al encontrar una balsa de tumbesinos
en la bahía de San Mateo. Entre los nativos se encontraba Felipillo, quien con el correr del tiempo se haría famoso como
intérprete. Al regresar Almagro en la segunda embarcación y con provisiones, comenzaron el viaje hacia el Sur, llegando
a los poblados de Santiago, Atacames, y por último, la Isla del Gallo (costa sur de Colombia).
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Pizarro se quedaría en dicha isla mientras que Almagro partía de nuevo a Panamá para informar al gobernador Pedrarias
sobre los acontecimientos. Grande fue la sorpresa de Almagro al encontrar a Pedro de los Ríos como nuevo gobernador,
al cual ofreció todos los obsequios traídos de la expedición. La esposa del nuevo gobernador, doña Catalina de
Saavedra encontró entre los obsequios un ovillo de algodón y dentro un papel con la siguiente copia:

‘‘Pues Señor Gobernador:


miradlo bien por entero, allá va el recogedor y acá queda el carnicero’’.
La historia atribuye dicha copla a un soldado de apellido Sarabia, el cual se encontraba en la isla con Pizarro. Frente a
esta situación Pedro de los Ríos envía hacia la Isla del Gallo dos navíos al mando de Juan Tafur para el rescate de los
hombres. Es conocido por todos nosotros la actitud tomada por Pizarro y trece de sus hombres, los cuales prefirieron
quedarse con la esperanza de seguir adelante en el descubrimiento de un gran Imperio. A este hecho la historia lo
conoce como ‘‘Los trece del Gallo’’.
Bartolomé Ruiz volvió con Juan Tafur hacia Panamá con la misión de traer hombres y provisiones. Después de 5 meses
Ruiz regresa en búsqueda de Pizarro, quien ya se encontraba en la isla Gorgona. Ese mismo día Pizarro ordenó que la
carabela saliera en rumbo hacia el Sur. Llegaron a Puerto Viejo, luego Tumbes. Pizarro envió a Pedro de Candia, el
griego, para que se internara en la zona, seguidamente fue informado de la existencia de un gran pueblo y la noticia de
la existencia de un gran Imperio hacia el Sur. Prosiguieron su viaje llegando a Paita, la isla de Los lobos, la playa de
Chan - Chan y la desembocadura del río Santa, retornando luego a Panamá.

LA ISLA DEL GALLO: ¿AZAR EN LA HISTORIA?


Desnutridos, casi desnudos, sin vituallas ni armas, sin una idea precisa de los territorios de la costa del Mar del Sur, sin
navíos, huérfanos de apoyo oficial, los que superaron los misterios del Puerto del Hambre y la Gorgona, quedaron
abandonados en la Isla del Gallo, pero con un indeclinable propósito de seguir adelante a riesgo de sus vidas. El destino
heroico de estos hombres era el que se había trazado Pizarro y ésta su hora suprema y definitiva. ‘‘¡Amigos y
compañeros! -exclamó. En este lado están los trabajos, el hambre, la desnudez, las lluvias y las tormentas, el desamparo
y la muerte; en aquel, la holgura y el placer: allí está el Perú con sus riquezas; aquí, Panamá y sus miserias. Escoja
cada cual lo que más propio estime de un valiente castellano, que por mi parte voime al Sur’’. Los trece que ingresaron
en la inmortalidad de la historia fueron: Bartolomé Ruiz , Cristóbal de Peralta, Pedro de Candia, Domingo Soria Luce,
Nicolás de Ribera, Francisco de Cuéllar, Alonso de Molina, Pedro Alcón, García de Jerez, Antón Carrión, Alonso Briceño,
Martín de Paz y Juan de la Torre.

CONTRATO ENTRE FRANCISCO PIZARRO Y EL ESTADO ESPAÑOL: LA CAPITULACIÓN DE TOLEDO


(1529):
Al volver a Panamá con la noticia del descubrimiento del Tahuantinsuyo, Pizarro tropezó con las dificultades que le puso
y la casi oposición del gobernador, Pedro de los Ríos, que quería impedir una nueva expedición, por lo que los tres
socios decidieron negociar la conquista con la Corona. Pizarro fue designado, por sus socios, procurador; es decir,
apoderado en el lenguaje de la época, y viajó a España con ese carácter, en octubre de 1528, acompañado del griego
Pedro de Candia, llevando oro, plata, piedras preciosas, llamas y tejidos del Perú. En Sevilla, Pizarro fue apresado por
antiguas deudas con el bachiller Enciso, todavía de la época de su estancia en el Darién. Logró salir libre gracias a la
influencia de su pariente, Hernán Cortés, conquistador de México, y éste lo ayudó para que fuera recibido en la Corte.
Allí se entrevistó en Toledo con el propio rey Carlos V, a quien expuso sus planes y pretensiones y negoció con el
Consejo de Indias: La capitulación de Toledo. Esta capitulación, privilegió a Pizarro y postergó a Almagro y a Luque y
fue el origen de las desaveniencias entre los tres socios. La Corona, por su parte, tendría derecho al quinto real, el 20%
de riquezas que obtendrían los españoles, con el despojo de los indios.

EL TERCER VIAJE Y LA MUERTE DEL INCA:


El encuentro de los balseros tallanes por parte de Bartolomé Ruiz fue el momento culminante de las habladurías,
leyendas y mitos creados alrededor del Tahuantinsuyo. Será ese momento la certeza tan buscada por los pizarristas
para la culminación de ‘‘La Empresa del Levante’’, planeada y elaborada en Panamá. La historia nuestra será diferente
antes y después de aquel momento. La superstición dará paso a la ambición de la realidad. No sólo curtirá el carácter
llamado "aventurero" de los europeos sino, también, fraccionará la débil relación entre los socios. La Capitulación de
Toledo no sólo es la injerencia del Estado español en la empresa pizarrista. Es, también, la puerta de entrada a las
futuras guerras civiles de los conquistadores. El resentimiento de Almagro ante los títulos logrados por Pizarro (unido a
la presencia de los hermanos de éste) sólo será atrasado temporalmente por la ‘‘claridad’’ de la empresa. La ‘‘hueste
perulera’’ mostrará muchas de las veces su disconformidad con el trato de Diego de Almagro, alcanzando su reclamo a
Francisco Pizarro (que como sucederá en el segundo viaje provocará ‘‘la Porfía de Atacames’’). Esto incidirá en la
conducción de la empresa. Almagro tendrá, asimismo, en desmedro suyo la enfermedad que lo acompaña desde su
internamiento en América Central: el mal de bubas. Postrado en una cama en Panamá se verá relegado del momento
del ‘‘encuentro’’ de Cajamarca. No será parte de este inicial momento. Llegará cuando ya Pizarro afirmó su personalidad
ante sus soldados y el Inca.

TERCER VIAJE:
De vuelta en Panamá, Pizarro inició su tercer viaje el 20 de enero de 1531. Para ello contaba con tres navíos, 180
hombres, 37 caballos y perros. Después de navegar junto a las costas colombianas, los conquistadores llegaron hasta
la isla Puná en donde fueron recibidos cordialmente por el cacique Túmbala. Los españoles leyeron el requerimiento,
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acto seguido comenzaron con los abusos y robos, lo cual ocasionó la lucha con los nativos en donde murieron 700
punaeños y 4 españoles.
A los 3 meses de haber llegado a Puná, los españoles siguieron su viaje hacia Tumbes, la cual era una provincia que
se encontraba dividida entre los seguidores de Huáscar y Atahualpa (Guerra Civil en el Tahuantinsuyo). El jefe
tumbesino le lamaba Chirimasa, él y los seguidores de Huáscar dieron la bienvenida y su apoyo, pues los creían dioses
(Viracochas) que venían a castigar al usurpador Atahualpa, quien había destruido su ciudad. Era el mes de abril de 1532
cuando los españoles se establecieron en Tumbes. El 1 de mayo de 1532 partieron de Tumbes, atravesando Poechos
con la ayuda de los caciques tallanes. Los españoles fundarán la primera ciudad española el 15 de julio de 1532, en el
valle de Tangarará, con el nombre de San Miguel, ciudad que fue después removida hacia las orillas del río Piura,
llamándose definitivamente San Miguel de Piura.

ARMAS DE LOS CONQUISTADORES Y LAS DE LOS INDÍGENAS:


Los indígenas disponían asimismo de hachas de guerra, lanzas, picas, porras, bastones, partesanas, hondas, dardos,
montantes, etc. Mientras que en los conquistadores se encuentran armas blancas y de fuego, como el arcabuz, el
trabuco, la lanza y el espaldar metálico, principales objetos militares utilizados por los soldados hispanos en la conquista
del Tahuantinsuyo.

EL DESENCUENTRO DE CAJAMARCA:
Teniendo noticias Pizarro, que el Inca Atahualpa se encontraba en Cajamarca emprendió el viaje a dicha ciudad el 24
de septiembre de 1532 desde San Miguel de Piura. Llegando a Cajamarca el 15 de noviembre, Pizarro no ingresó a la
ciudad, quedándose en las alturas de Shicuana, al noroeste del valle. Al saber que el Inca se encontraba en los baños
de Cunoc (Baños del Inca), envió una comisión al mando de Hernando de Soto para invitar al Inca a una entrevista. El
Inca dio permiso a los españoles de ubicarse dentro de la ciudad y aseguró su asistencia al día siguiente para
entrevistarse. Tanto Atahualpa y Pizarro buscaban un plan para derrotar, al contrario.
Pasado el mediodía del 16 de noviembre de 1532, Atahualpa hacía su ingreso a la plaza de Armas de la ciudad, seguido
de un gran cortejo. Apareciendo el padre Vicente de Valverde, leyó el requerimiento ante Atahualpa, luego hizo alcanzar
el Evangelio al soberano, el cual sin tener un conocimiento del documento se deshizo de él. Dada la señal por Valverde
las huestes españolas comenzaron la matanza, pues el ejército del Inca se encontraba en los cerros al mando del
general Rumi Ñahui, como lo había propuesto el propio Inca Atahualpa, quien terminó siendo capturado por Pizarro.
Preso, el Inca ofreció colmar un cuarto con objetos de plata en cambio de su libertad; los españoles aceptaron y dieron
su palabra de dejarlo en libertad. Los tesoros, efectivamente, durante un año, comenzaron a llegar a Cajamarca. Dos
expediciones sobresalieron en la recolección de tesoros, la que se encaminó hacia Jauja y el Cusco y la segunda dirigida
por Hernando Pizarro, que atravesó toda la costa hasta llegar a Pachacámac. El 13 de mayo de 1533 se empezó a
fundir el tesoro de Atahualpa y para el 18 de junio del mismo año, se comenzaba a ‘‘repartir el tesoro entre los
conquistadores. Pero de nada le valieron a Atahualpa estos pagos. Para legalizar su ejecución fue acusado de haber
ordenado la muerte de su hermano Huáscar, habiendo dado la orden desde su propia prisión; de practicar la idolatría y
la poligamia; y de haberse sublevado contra los españoles. Fue condenado a morir en la hoguera, pero la pena fue
modificada luego de haberse bautizado en manos de Valverde. Tomando el nombre de Francisco fue sometido entonces
a la pena del garrote (atado a un palo y muerto por asfixia) el 26 de julio de 1533. Durante sus funerales, hermanas y
mujeres del difunto se suicidaron ahorcándose con sus propias trenzas para seguir en su ‘‘segunda vida’’. En setiembre
de 1533, Pizarro se encaminaba de Cajamarca hacia el Cusco.’’

EL INEXPLICABLE FINAL:
Resulta difícil comprender por qué un Estado como el Inca (aún cuando se encontraba en plena guerra civil entre
Huáscar y Atahualpa) en todo su esplendor económico, social y cultural fue derrotado por un grupo insignificante de
conquistadores españoles.

¿Qué hizo posible la victoria de 168 hombres sobre uno


de los Imperios más poderosos que jamás hayan
existido?

El historiador sanmarquino Waldemar Espinoza Soriano, ha elaborado hasta cinco teorías que intentan explicar las
causas de la derrota del Imperio Inca:
✓ La lucha entre las divinidades andinas e hispanas, en la cual el apóstol Santiago resultó vencedor.
✓ La superioridad tecnológica de los españoles.
✓ El absolutismo exagerado del Estado inca y el resentimiento que generó su expansionismo en los señoríos locales.
✓ La división de las panacas reales del Cusco, que conformaban dos bandos: uno que apoyaba a Huáscar y el otro a
Atahualpa.
✓ Las contradicciones políticas entre la etnia dominante inca (cusqueña) y las regiones intervenidas, conquistadas y
subyugadas por la fuerza.

HUÁSCAR Y ATAHUALPA: GUERRA CIVIL INCA, IMPERIO DIVIDIDO:


Cuando los conquistadores españoles llegaron al Perú, el país estaba inmerso en una sangrienta guerra civil. Atahualpa
acababa de capturar a Huáscar. Ejércitos de ambos bandos combatían aún en la región del Cusco. La reacción de los
indios frente a los conquistadores dependió de su adhesión a una u otra de las facciones en disputa. Los primeros actos
de Pizarro, al parecer, favorecieron a los partidiarios de Huáscar. Para ellos el español era un salvador providencial. En
su concepción, los Wiracochas, hijos del ‘‘dios civilizador’’, habían surgido súbitamente para castigar a Atahualpa y
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restablecer el legítimo orden. El cronista indio Titu Cusi Yupanqui describe aquellas características extrañas que
señalaban a los españoles como entes divinos: la barba rubia o castaña, la ropa que les cubría todo el cuerpo, los
caballos cuyos pies eran de plata, el lenguaje mágico que les permitía comunicarse entre sí por medio de pequeños
trozos de telas blancas (la escritura), y el dominio del rayo (las armas de fuego).

RAZONES DEL CONFLICTO:


Según la historiadora María Rostworowski, en el último viaje de Huayna Cápac al Norte, estalló una insurrección entre
los curacazgos norteños. Huayna Cápac regresó al Cusco, hizo una junta de guerra y alistó un gran ejército para marchar
a Quito. Entre su séquito estaban sus hijos Ninan Coyuchi y Atahualpa. La permanencia del Inca duró más de diez años.
Ahí se dedicó a efectuar conquistas. Mientras tanto, en Quito estalló una epidemia de viruela y sarampión que diezmó
a la población.
Las noticias en el Cusco eran alarmantes. Los dos gobernantes señalados por el Inca para gobernar sus Estados habían
muerto.
Atacado por el mal, Huayna Cápac nombró como su sucesor a Ninan Coyuchi quien también murió del mal. Los cronistas
señalaban que la muerte del Inca se mantuvo en secreto. Pero Raura Ocllo, madre de Huáscar, partió al Cusco para
darle la noticia a su hijo y prepararlo para su elección.
A la llegada del cortejo fúnebre a la capital, los nobles encargados del viaje fueron increpados por Huáscar por no haber
traído a Atahualpa. Acusados de favorecer al hermano fueron asesinados. Los hechos se agravarían hasta configurar
una guerra civil inca.

LA GUERRA ENTRE HUÁSCAR Y ATAHUALPA:


La historiadora María Rostworowski en su artículo ‘‘El enfrentamiento entre Huáscar y Atahualpa’’ analiza detenidamente
las causas de este conflicto. Ella resalta la importancia de conocer nuestra historia entendiendo y revalorado la
idiosincrasia andina.
En su opinión, para comprender la controversia entre Huáscar y Atahualpa es necesario conocer las historias referentes
a sus madres. La mayoría de los cronistas coinciden en señalar a Raura Ocllo (que pertenecía a la panaca Cápac Ayllu
de Túpac Yupanqui) como la madre de Huáscar. Las controversias surgen con la madre de Atahualpa y su lugar de
nacimiento. Para Cieza de León, según los orejones del Cusco, Atahualpa había nacido en el Cusco (era mayor que
Huáscar) y su madre, Tupa Calla, pertenecía al linaje de Hurin Cusco. Sarmiento de Gamboa menciona que la madre
de Atahualpa se llamó Tocto Coca y pertenecía al linaje de Pachacútec. Ambos cronistas coinciden en que Atahualpa
nació en el Cusco.
Esquivel y Navia narran los episodios finales del gobierno de Huayna Cápac y el origen norteño. Garcilaso de la Vega
es el principal informante de su origen norteño. Garcilaso pertenecía, por su madre, al linaje de Túpac Yupanqui, y por
lo tanto a la misma panaca de Huáscar, por lo cual era su acérrimo partidario. Su odio a la persona y a la panaca de
Atahualpa le hizo cambiar el curso de la historia sin tomar en consideración que el derecho del Inca al poder se basaba
en su habilidad. Como no pudo explicar la situación entre los hijos de Huayna Cápac según las costumbres tradicionales
del Viejo Mundo y la importancia de la filiación materna, Garcilaso prefirió distorsionar su relato con la idea de acomodar
la historia a los patrones europeos. Es decir, atribuyó a Huayna Cápac la división del Tahuantinsuyo al dejar el curacazgo
de Quito bajo el control de Atahualpa y los demás estados a Huáscar.

‘‘Este Atahualpa era indio bien dispuesto y de buena presencia;


de buenas carnes, no grueso demasiado; hermoso de rostro, los
ojos encarnizados. No he visto en todo este Perú indio semejante
a este Atahualpa, ni de su ferocidad ni autoridad’’ (Pedro Pizarro)

DESAFIO

Actividades para realizar en tu cuaderno


1. Consultando con la hoja de información, establece las semejanzas y las diferencia entre las armas
(defensivas y ofensivas) de los conquistadores y las de los indígenas.
2. ¿Cómo influyo la diferencia de armamento en la conquista del Perú?
3. ¿Cuáles fueron los principales obstáculos a los que tuvo que enfrentarse Pizarro para poder conquistar
el Perú?
4. ¿Por qué el imperio incaico, de aproximadamente 9´000,000 de habitantes, pudo ser conquistado por
un puñado de españoles?
5. ¿Cómo imaginas el Perú sino hubiese sido conquistado por los españoles?
6. ¿Estás a favor o en contra de la invasión de los españoles sobre el imperio inca? Explique.
7. ¿Por qué crees que es importante estudiar y conocer el tema de la invasión al Tahuantinsuyo?
Fundamente su respuesta.
8. Elabora un organizador visual sobre la invasión al Perú, y luego socializarlo en la pizarra.

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