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Institucionalización educativa en la región en las primeras décadas del SXX

Extraído del Libro Laura Méndez,dir, ( 2011) Historias en Movimiento.Cuerpo,


educación y tiempo libre en la Norpatagonia 1884-1945. Prohistoria ediciones.
Rosario.

El contexto como texto

Tras las campañas militares (1879-1885) emprendidas contra las poblaciones indígenas del
sur, el Estado nacional argentino se propuso organizar administrativamente los nuevos
territorios, fundar pueblos y radicar nueva población, abrir caminos, fomentar las
comunicaciones y arbitrar las medidas y acciones necesarias para incorporarlos a la
dinámica y los intereses del Estado-nación. La Ley de Territorios de 1884, bajo la figura de
“Territorios Nacionales”, los incorporó a la nación, pero sin reconocerles los derechos que
les correspondían a las provincias.
Los habitantes territorianos no podían participar de los procesos eleccionarios –salvo
en las elecciones municipales cuando el número de habitantes así lo permitía- y no tenían
representación en el Congreso de la Nación. Al reservarse el Poder Ejecutivo Nacional el
nombramiento de los empleados, la fijación de impuestos y la administración de las rentas,
poco quedaba de autoridad efectiva a los gobernadores aunque, con el transcurrir del siglo
XX, estos se convirtieron muchas veces en los voceros de los reclamos territorianos, en
general asociados a todo aquello que se concibiera como necesario para garantizar
“progreso” y mejores condiciones de vida.
El territorio de Río Negro tuvo que enfrentarse, desde su origen, con un conjunto de
problemas de difícil resolución: el acceso a la propiedad de la tierra, el destino de los
pueblos originarios, la administración de la justicia (un único juzgado funcionó en Viedma
hasta la década de 1930), la participación política y la falta de instituciones como escuelas,
hospitales y fuerzas públicas, signaron los primeros años. La población fue
concentrándose en tres centros urbanos -San Carlos de Bariloche, el Alto Valle y Viedma-
alejados y mal comunicados entre sí. La conexión directa del Valle Medio y del Alto Valle
con Bahía Blanca y Buenos Aires, creada por el trazado del Ferrocarril del Sud, acentuó el
estancamiento y el aislamiento del Valle Inferior, agravado por la falta de realización del
ramal ferroviario de Viedma a Choele Choel. Esta dispersión y crecimiento desigual explica
los históricos planteos sobre el tema de la capitalidad, la ubicación de la justicia letrada y
las rivalidades económicas interregionales.
El aniquilamiento de gran parte de las poblaciones originarias y el repoblamiento de
fines del siglo XIX y principios del XX, sumada a la ecléctica política de tierras ejercida por
el Estado, explica en buena medida la variedad y la desigualdad imperante en el mosaico
social en la conformación de las regiones rionegrinas.

Tras las campañas militares, los indígenas sometidos que permanecieron en el


territorio fueron incorporados a la nueva sociedad en calidad de trabajadores rurales en las
estancias, como trabajadoras domésticas en los nuevos pueblos o como “fiscaleros”, es
decir ocupantes precarios de las tierras marginales ahora fiscales. Agentes del Estado
nacional se ocuparon de la erradicación compulsiva de indígenas y chilenos pobres que
habitaban –muchos de ellos desde decenas de años- los campos fiscales: fue práctica
usual que los inspectores de policía arrebataban sus animales y muchas veces introducían
hacienda ajena en sus propiedades para acusarlos de robo.
La oferta de nuevas tierras y la legislación argentina de la primera década del siglo
XX atrajeron a una pequeña porción del enorme flujo inmigratorio que por entonces
desembarcaba en Buenos Aires. La venta de tierras públicas fue organizada por el Estado
nacional mediante una serie de leyes y decretos que, junto a la especulación, contribuyeron
a la acumulación de las mejores tierras en unas pocas manos.

Durante décadas, la población siguió siendo escasa, móvil y dispersa, aunque Río
Negro fue el territorio más poblado de la Patagonia y el que evidenció en el período que
nos interesa, un mayor crecimiento poblacional: 41.242 habitantes en 1914 y 132.726 en
1943. 1 Predominaron los hombres por sobre las mujeres, la población rural por sobre la
urbana, los analfabetos por sobre los alfabetizados. Para 1914, el 57% de la población no
había ido nunca a la escuela, porcentaje que se redujo al 25,1% en 1943. El mayor número
de analfabetos se evidencia entre la población de más de 50 años: el porcentaje asciende
al 66% de la población de esa franja etaria. La población joven –entre 0 y 21 años-
constituía en 1943 el 53, 67%.
El número de extranjeros era muy numeroso, entre las colectividades se tejieron
redes de solidaridad y estrategias para seguir manteniendo vivas las pautas culturales de
sus países de origen asociaciones mutualistas, gremios y escuelas particulares proliferaron
en el territorio. La gran cantidad de pobladores de origen chileno favoreció en la franja
oeste territoriana a la continuidad de una relación socio-económica y cultural anterior a la
ocupación militar. Un dato a tener en cuenta para significar la magnitud de estos vínculos,
es el que en este período el sur chileno estaba densamente poblado. Las provincias de
Chiloé y Valdivia contaban con alrededor de 200.000 habitantes cada una, mientras que las
de Llanquihue y Osorno superaban los 100.000 cada una. Cifras por demás contrastantes,
si se tiene en cuenta que para esa fecha Bariloche constituía el centro más poblado de la
zona andina, con 5200 habitantes. Su ciudad vecina tras la cordillera de los Andes, Osorno,
tenía por entonces 25.075 y Puerto Montt 21.360.
Los grupos de poder estaban fundamentalmente compuestos por los dueños de los
Almacenes de Ramos Generales, los estancieros latifundistas y ganaderos, los empleados
públicos jerarquizados (jueces de paz, directores de cárceles y escuelas, el jefe de correos
y telégrafos), los párrocos y misioneros, los militares y algunos profesionales, que
buscaban el control de los circuitos comerciales, la concentración de la propiedad y/ uso de
la tierra, para lo que en muchas ocasiones se asociaron formando grandes compañías, de
las que participaron capitales extranjeros.
Las Municipalidades y las Comisiones de Fomento que se organizaron en pueblos y
ciudades sufrieron desde su origen la carencia de fondos propios, enfrentamientos internos,
acefalías e irregularidades en los procesos electorales, que posicionaron a los
gobernadores como árbitros y figuras de fuerte control. En muchos casos, la dotación de
servicios surgió de iniciativas privadas. Si los capitales privados alcanzaban éxito, esto era
por el volumen de la inversión que eran capaces de asumir y por las facilidades
extraordinarias brindadas por el Estado, como en el caso del Ferrocarril del Sud. La línea
privada Bahía Blanca-Zapala se puso prontamente en funcionamiento, la estatal que unía
la capital territoriana Viedma con San Carlos de Bariloche tuvo que esperar hasta la década
del ’30 para transformarse en una realidad, pese a los continuos reclamos de los
pobladores de la línea sur y la zona andina. Los caminos que surcaban el territorio fueron
escasos y de construcción tardía. Recién, tras la creación de la Dirección de Parques
1
Datos extraídos del tercer y cuarto censo general respectivamente.
Nacionales en 1934, la pavimentación comenzó a concretarse en la región del Nahuel
Huapi.

La ganadería fue la actividad más extendida durante todo el período territoriano. La


actividad agrícola se concentró en el Alto Valle de río Negro y Neuquén, donde se
realizaron obras de infraestructura para dotar de agua a las tierras y, desde principios del
siglo, comenzó un proceso de parcelización que se transformó con el tiempo en un área de
chacras pequeñas y medianas.

El oeste rionegrino y la meseta adyacente organizaron sus circuitos económicos con el


mercado chileno como proveedores de productos ganaderos. En el caso de El Bolsón y su
comarca, el eje de la economía local se centró en el autoabastecimiento y la venta de
algunos excedentes de ganado, cereales y frutos.
Las instituciones educativas en el territorio surgieron gracias al accionar del gobierno
central en algunos casos, la del ejército, como en el caso de Choele Choel y Roca, y la
gestión de los “vecinos caracterizados”, que ante la falta de respuestas del Estado
buscaron satisfacer la demanda escolar. La Congregación Salesiana (Salesianos e Hijas
de María Auxiliadora), inició su tarea evangelizadora en 1880 y monopolizó la educación
católica con la fundación de escuelas, internados y oratorios festivos.

La presencia salesiana, que en la etapa territoriana se había adelantado muchas


veces a la demanda educativa, fue combatida a nivel discursivo por los defensores de la
educación laica. No obstante ello, fue apoyada por el Estado nacional en los períodos de
marcado predominio nacionalista y si bien vigilada, contó –al igual que las escuelas
particulares- con la autonomía suficiente como para dejar una profunda huella en las
regiones en las que funcionaron los establecimientos.

Red de instituciones escolares y analfabetismo

Entre los dispositivos de control y moldeamiento social empleados por el Estado, la


escuela cumplió un rol de privilegio. Ésta se vio impregnada por una discursiva que
interpelaba a lo extranjero y se convirtió en la promotora de políticas tendientes a construir
una argentinidad sana, tanto física como moralmente; instituyendo formas de pensar y
hábitos en relación a las prácticas corporales, pautando el uso de espacios y tiempos, la
alimentación, la vestimenta, la vivienda, la enfermedad y su prevención y la ejercitación
física. Las escuelas cumplían una función clasificadora con respecto a que era un cuerpo
sano y apto, diferenciando hombres de mujeres y a su vez, reduciendo lo individual y
social a un solo “organismo” para el desarrollo de la patria.

Brindar “prosperidad a la Nación” y “mejorar el medio social en que conviven”,


parecían ser las funciones patrióticas que tenían tanto los docentes como los niños que
concurrían a los establecimientos educativos públicos. Sin embargo, el derecho a la
escuela pública tal cual estaba expresado en la ley 1420 no tuvo efectivo cumplimiento en
la región de manera que: “la red escolar oficial comenzó a tejerse entonces mediante la
acción del gobierno central, la del ejército y la autogestión de los vecinos que se vieron
obligados a actuar en el proceso de satisfacción de necesidades educativas”
(Teobaldo,1993: 346-347).
La presencia del Estado en la región no pudo garantizara a través de la escuela la
construcción de una Nación como la entiende Meyer, “Grupo humano, generalmente
bastante amplio, caracterizado por la conciencia de su unidad y la voluntad de vivir en
común” (Meyer, 2007:19) ya que, a pesar del constante reclamo de los vecinos, la creación
de escuelas y su puesta en funcionamiento fue un proceso tardío, escaso y discontinuo
durante las primeras décadas del siglo XX lo que impidió albergar una población escolar
infantil en condiciones de pobreza y marginalidad.

En el año 1926 la inspección de escuelas del Territorio emite una circular en la


que se preocupa específicamente de la educación física, la misma estaba firmada por el
Inspector de Seccional Leopoldo Rodríguez y dirigida a “todos los médicos y personas
capacitadas para opinar en la cuestión”2, se hace pública en los medios gráficos, a través
de un cuestionario con el objeto de brindar información acerca de las condiciones
fisiológicas de los niños en edad escolar de los Territorios, las implicancias de las mismas
en el trabajo intelectual, pidiéndose la opinión sobre cuál sería la forma en que debiera la
escuela atender a esas necesidades. Una de las cuatro preguntas del cuestionario se
refería a la educación física: “3-Conviene y es oportuno que la familia, autoridades y
vecinos dediquen más atención a ese complemento de la educación física?”. Las
respuestas, que en su mayoría pertenecían a miembros notables de la sociedad, no sólo
confirmaban el valor de la educación física, sino también seguían demandando al Estado
legislación conveniente, poniendo en discusión el papel efímero de los comedores y
sociedades de beneficencia cuestionando su falta de coordinación y promoviendo la visita
a los hogares, como sostenía el doctor Ernesto Accame: “Al hogar es donde debemos
dirigir nuestros esfuerzos sin hogar, la escuela no sirve.”3

Inspectores, médicos, directores y docentes de la región, orientaron sus prácticas y


discursos propiciando intervenciones educativas y sanitarias desde argumentos eugenésicos e
higienistas, que dejaron huellas en los discursos y prácticas corporales de la población y de
esta forma, en la constitución de su identidad. Las preocupaciones educativas en la región
anteriores a 1930, se concentraban en lograr la concurrencia masiva de los niños a las
escuelas. La sociedad civil, por su parte, realizaba un llamado ferviente al Estado para que se
hiciera cargo de la instrucción obligatoria

La prensa regional consideraba la precariedad y escasez de los edificios


escolares, y sus consecuencias para la salud de alumnos y docentes, como así también;
que la población luego de proveer los edificios para que funcionen las escuelas, dejaba
de colaborar en el mantenimiento de los mismos, abandonando al maestro y a los niños.
El periódico La Nueva Era, en su edición del día 23 de junio de 1928, publica: “Hemos
visto en nuestras giras periodísticas por el interior del territorio, que la mayoría de las
casas de enseñanza de aquellos lejanos y apartados lugares, son en extremo deficientes,
casi en estado ruinoso, mal ventiladas, antihigiénicas y demasiado desabrigadas en el
invierno, y hemos visto al maestro rural y al alumno lugareño soportar con heroica
resignación la intemperancia de las crudas estaciones y los vientos fuertes del oeste tan
abundantes y molestos”.

2
Semanario Río Negro artículo sobre el cuestionario Escolar del 5 de Agosto de 1926

3
Semanario Río Negro edición del 19 de Agosto de 1926
Es a partir del golpe de Estado de 1930 que se refuerza el mandato
argentinizador en la educación primaria y pública. Este proceso constituyó una avanzada
del Estado en la nacionalización de las fronteras y de sus habitantes, en su mayoría
extranjeros e indígenas. Las instituciones escolares se impregnaron de una discursiva que
interpelaba a lo extranjero y se convirtió en la promotora de políticas tendientes a construir
una argentinidad sana, tanto física como moralmente.

El Semanario Río Negro, en abril del año 1930, refería a la visita del Presidente del
Consejo Nacional de Educación, Doctor Antonio Rodríguez Jáuregui, quien junto a una
comitiva, vía el Ferrocarril del Sud, había arribado a la región y, en este marco, había
resuelto crear 81 establecimientos de educación para clases primarias y enseñanza de
adultos de ambos sexos en Río Negro y Chubut. Específicamente, para la zona interior
del territorio que incluía la región cordillerana se nombraban 17 parajes, con poblaciones
que oscilaban entre 25 y 45 niños4.

A pesar esta fuerte apuesta a la creación de escuelas en la región por parte del Estado
a inicios de los años 40, miembros del Consejo Nacional de Educación, luego de su gira de
inspección por los territorios del sur, continuaban aludiendo a la falta de escuelas como la
razón más importante por la cual los niños carecían de los beneficios de la instrucción. 5
Las escuelas “ranchos”, eran vistas como una prolongación de la miseria que asolaba los
hogares de los niños; junto a la falta de hospitales e instalación de agua corriente; y a la
pobreza extrema en que vivían algunas gentes, lo que propiciaba el desarrollo y contagio

Hacia el año 1941 se publicaba como resultado del último Censo Escolar que en el territorio
de Río Negro existían “8061 niños analfabetos en edad escolar. La suma total de la
población escolar es de 20753, distribuidos en la siguiente forma.7.188 en zonas urbanas y
13.565 en las rurales. De ellos concurren habitualmente a la escuela, 13 mil 276, fueron o
dejaron de concurrir temporal o definitivamente 1319 y no concurrieron nunca 6158.” 6 Así
mismo se hacía referencia a las estadísticas militares que informaban que de cada tres
ciudadanos adultos –sólo varones- uno era analfabeto, ostentando así el territorio el índice
más alto de analfabetismo del país. Al explicar las causas del ausentismo y deserción
escolar en la región se aludía; a la extensión vasta del territorio; la densidad poblacional 7
4
Semanario Río Negro edición del 24 de Abril de 1930. Pág. 3. Artículo “Se crearán nuevas
escuelas en Río Negro y Chubut (…).,“El Cuy población 25 niños; Blancura 40 niños; Carrilauquen
población 25 niños, Paso Flores 45 niños; Corralito 30 niños; El Paso ( Los Molle) 35 niños;
Ahogado Arriba 30 niños; El Foyel 25 niños; El Portezuelo 25 niños; Ftalincao 25 niños; Fitamiche
25 niños; Paso Caraco 35 niños, Río Chico, escuela para aborígenes 25 niños; Chacay Huarruca
25 niños; Chequeniyen 45 niños; Lago Mascardi (Nahuel Huapi) 25 niños”.

5
Semanario Río Negro edición del 17 de Abril de 1941. Artículo “El problema escolar en los territorios del
Sur”

6
Semanario Río Negro edición del 19 de Junio de 1941. Artículo “8000 niños analfabetos hay en nuestro
territorio”

7
El Semanario Rio Negro, en su edición del día 19 de junio de 1941, en Artículo “8000 niños analfabetos hay
en nuestro territorio”, expresa “ No existe una sola agrupación humana mayor de 150 personas (30 niños)
residente dentro del vasto radio de una legua donde podría instalarse una nueva escuela. Esta
comprobación censal- revela- que el límite de expansión de nuestra red escolar ha llegado a su máximo, y
como dificultad para solicitar creación de nuevas escuelas; la insuficiencia de edificios
escolares y la falta de reparación y ampliación de los existentes

Principios de la función sanitaria de las escuelas

Coincidiendo con M. Silvia Di Liscia (2001:93) sostenemos que “ La salud del


cuerpo individual terminó refiriendo al cuerpo social, en la medida que las enfermedades
infecto-contagiosas obligaban a intervenir a veces con mecanismos muy poco tolerados
desde el liberalismo, en familias y personas de diversos sectores sociales, sobre todo, de
las clases bajas. La pedagogía de la higiene se superpuso en la argentina con la
preocupación por el futuro racial”.Desde esta perspectiva las escuelas cumplieron una
función clasificadora con respecto a que era un cuerpo sano y apto, diferenciando
hombres de mujeres y a su vez; reduciendo lo individual y social a un solo “organismo”
para el desarrollo de la patria.
La prensa, los funcionarios y vecinos abordaban el problema sanitario en su
dimensión social y educativa, en relación al bienestar general del individuo y la sociedad; y
a la necesidad de regular el estilo de vida a través de la educación. La vivienda, la
vestimenta y las formas de alimentación; a la vez, que el cuidado del entorno; las aguas y
el aire en función de controlar la proliferación de ciertas enfermedades epidémicas eran
objeto de preocupación de los locales y a su vez, de intervención y de demanda hacia el
Estado nacional..

Las condiciones de vida paupérrimas impedían el desarrollo saludable de los


niños y niñas, futuros soldados, trabajadores y madres de familias del país, y en tal
sentido, los vecinos se organizaron, a través de sociedades cooperadoras, para proveer
de alimentación, vestimenta, educación y recreación a los sectores indigentes.

Si bien el Consejo Nacional de Educación contaba desde el año 1886 con el


Cuerpo Médico Escolar, cuyos Médicos Inspectores supervisaban las condiciones edilicias
de las escuelas y arbitraban mecanismos para prevenir y evitar la propagación de
enfermedades infecto–contagiosas en las mismas, en el espacio regional hasta avanzados
los años 30 no se evidencia una estructura estatal de control e intervención con relación a la
salud de docentes, escolares y sus grupos familiares. Recién el año 1929 el Consejo
Nacional de Educación, bajo la presidencia del señor Rodríguez Jáuregui, considera un
proyecto de creación de un “Servicio Médico Escolar” específico para las provincias y
territorios que vendría a responder de forma concreta a las demandas de los territorios con
personal especializado y recursos en aras de “adoctrinar a la población en general(…)
atender al rigor de la pobreza(…)aconsejar higiénicamente a los niños para elevar su
condición biológica e intelectual…”8

Hacia los años 30 se percibe un clivaje en la trama discursiva de algunos


funcionarios del Estado y el periodismo al dar cuenta de las causas de las
“enfermedades” morales, culturales y físicos de la población. Se percibe una mayor
consideración de las cuestiones sociales, en desmedro de las hereditarias. En cierta
forma, sin dejar de hacer hincapié en rasgos biológicos raciales, se evidencia una
revalorización de la población nativa de la región y críticas contundentes a las políticas
estatales desarrolladas después de la campaña militar.

sólo las concentraciones en internados, aldeas o pensionados podrá mejorar el rendimiento de las actuales
unidades escolares

8
Semanario Río Negro edición del 1º de Agosto de 1929. Pág. 1. Artículo “Servicio Médico Escolar”
El Semanario “Río Negro” del 5 de enero de 1933, en un artículo titulado “Internados
escolares” resaltaba que si bien el doctor Angel Gallardo como presidente del Consejo
Nacional Educación había previsto “un plan metódico pedagógico y sanitario” para instalar
internados escolares en zonas paupérrimas y de comunicaciones difíciles como el
territorio patagónico; no se había avanzado al respecto, en función de lo cual se concluía
reflexionando que: “desde la conquista del desierto no hubo visión cabal patriótica de
asimilar al aborigen, y el chileno con labor de envergadura a base de justicia social y con
el respeto a la tierra pública o de concesión de nativos, a fin de conseguir un
conglomerado humano satisfecho en sus necesidades primarias y dispuesto por eso
mismo a obtener, con o sin gobierno, escuelas, cultura, higiene y cuanto es propio de las
colectividades libres.”

En este marco, las políticas sanitarias -educativas estatales para la región, como
así también, las críticas que se realizaban a las mismas por su ineficacia se fundamentan
en principios higienistas y también de la “eugenesia moderna” 9 que apuntaban a la
modificación de los componentes del medio social que consideraban “degenerativos”,
desde su concepción evolucionista, con el fin garantizar el desarrollo de individuos
fuertes y sanos y de esta forma el futuro del país.

En los artículos periodísticos se enfatizaba en la importancia de interesar a las


autoridades nacionales para acudir en defensa de la niñez desamparada; y sobre la
misión de las escuelas de enseñanza primaria con respeto a despertar en los padres y
niños conciencia sobre los riesgos que conlleva, en relación a los destinos de la patria, la
enfermedad, la desnutrición, la falta de hábitos mínimos de higiene y de normas
culturales. En tal sentido, expresaban “De esa promiscuidad y miseria, de esa inhibición
moral en que vegetan algunas poblaciones (…) surge el pauperismo físico y las taras
morales que estigmatizan a los niños que han de ser ciudadanos del porvenir. ¿podrá
culpar luego la sociedad a esos elementos y condenarlos por los delitos que cometan o
deberán esos hombres renegar de la sociedad y de la patria que no les dio protección
para vivir la existencia normal física y moralmente?10

Ley de “Protección a la Niñez Escolar”

9
Según Palma Héctor los postulados básicos de la eugenesia moderna son: 1. las diferencias entre los
individuos están determinadas hereditariamente y sólo en una muy pequeña medida depende del medio; 2.
El progreso depende de la selección natural, principal mecanismo por el cual, según la teoría darwiniana se
produce la evolución de las especies; 3. Las condiciones modernas ( medicina, planes asistenciales tienden a
impedir la influencia selectiva de la muerte por selección, por lo cual se habría generado un proceso de
degeneración de la especie humana; 4.es necesario por tanto tomar medidas para contrarrestarla. El
reclamo de eugenistas en este sentido se dirige hacia la implementación de políticas públicas, bajo la forma
de tecnologías sociales y de instituciones del Estado, en el contexto de una exigencia de control creciente y
de una medicalización de los problemas sociales y de la aparición de graves deficiencias sanitarias en las
ciudades. Palma, Hector (2005) “Consideraciones historiográficas, epistemológicas y prácticas acerca de la
eugenesia” en Miranda, Marisa y Vallejos, Gustavo(2005), Darwinismo social y eugenesia en el mundo
latino. Siglo XXI

10
Semanario Río Negro, 9 de Febrero de 1939. Pág. 1. Artículo “El problema sanitario en la Región
Patagónica”.
En mayo de 1938, que el Consejo implementa en todas las escuelas del país el
“Servicio de Alimentación de los Niños necesitados” 11 En octubre de ese mismo año, se
sanciona la Ley de “Protección a la Niñez Escolar” 12 que estipulaba: “Créase una comisión
compuesta por el Ministro de Justicia e Instrucción Pública o su representante, el presidente
del Consejo Nacional de Educación y el presidente del Departamento Nacional de Higiene, la
que tendrá por objeto el cuidado de la salud física y moral de la niñez en edad escolar,
especialmente, en las provincias del norte y territorios nacionales.

Está comisión se ocupará especialmente de la asistencia médico escolar,


efectuándola en la siguiente forma: a) Atención gratuita a domicilio y en consultorio; b)
servicios públicos gratuitos; c) examen y asistencia de los niños en los locales de las
escuelas, d) difusión de instrucciones sobre enfermedades, especialmente regionales y su
profilaxis; e) distribución gratuita de medicamentos.”

Con respecto a las asociaciones cooperadoras escolares, que preexistían en la zona


dado que la acción privada por el bienestar de los niños estaba presente antes que el
accionar del Estado; la Ley estipulaba: “la Comisión debe (…) estimular la acción de las
sociedades cooperadoras que de ella dependan, tratando de coordinarla y centralizarla a los
fines de esta ley...”

Además, la Ley de “Protección a la Niñez Escolar” en su texto decía que el Consejo


Nacional de Educación procederá a la instalación de los hogares escuelas, “regidos por el
sistema de internado, habrá en lo posible servicio médico permanente y el régimen de
alimentación será científicamente administrado”13

Por último, establecía la creación de un “fondo de acción educativa y sanitaria


escolar” formado por recursos del presupuesto de la Nación y donaciones para dar
cumplimiento a la misma; y obligaba a los patrones o propietarios de establecimientos,
talleres o fábricas a costear el local de una escuela si empleaban padres o tutores o
encargados de niños en edad escolar y que por razones de distancia no concurrían a
escuelas públicas.

El discurso eugenésico constituía la trama argumentativa de la Ley de “Protección a


la Niñez Escolar” y también estaba presente cuando el periodismo y los directores de las
escuelas públicas de la región referían al cuidado de la niñez pobre. El énfasis en las
demandas hacia el Estado nacional se complementaba con la descripción de un sin fin de
acciones que realizaban el conjunto de docentes y directivos de la escuelas públicas
estatales; los vecinos, en algunos casos miembros de las cooperadoras u otras
asociaciones de beneficencia; el Ejército y el mismo Estado. La preocupación por el estado e
insuficiencia de los edificios escolares; la atención de las enfermedades, la alimentación, la
vestimenta y las actividades físicas de los niños y niñas pobres de la región daba cuenta de
que el futuro saludable del país dependía de las intervenciones del conjunto de la sociedad.

Comisión Nacional de Ayuda Escolar: La alimentación, vestimenta y profilaxis


11
Semanario Río Negro edición del 5 de mayo de 1938. Pág. 1. Artículo “Servicio de alimentación
para los niños necesitados”
12
Semanario Río Negro edición del 6 de Octubre de 1938. Pág. 1 Artículo “Fue sancionado el
proyecto de protección a la niñez escolar”
13
Semanario Río Negro edición del 6 de Octubre de 1938. Pág. 1 Artículo “Fue sancionado el proyecto de
protección a la niñez escolar”
En párrafos anteriores señalamos, que en mayo del año 1938, se aprobó en el
Consejo Nacional de Educación un proyecto referido al “Servicio de alimentación para los
niños necesitados”, que estipulaba la necesidad de crear y sostener comedores escolares
en todo el país, atendidos por los docentes y por los miembros de las cooperadoras. El
Semanario Río Negro, presenta la noticia el día 5 de mayo de 1938 en la página 1,
concluyendo “Sabido es que uno de los motivos fundamentales de la no asimilación de los
conocimientos impartidos, es la desnutrición, que atenta a la buena disposición intelectual,
aún cuando ingénitamente el niño posea condiciones que puedan hacer de él un buen
alumno y toda la insistencia docente resultan ineficaces”

En este marco, la Comisión Nacional de Ayuda Escolar, constituida por ese entonces,
bajo la presidencia del Subsecretario de Instrucción Pública Carlos Brodeuer 14,
considerando el antecedente de los comedores creados por las asociaciones cooperadoras
escolares y sostenidos con el aporte de los vecinos, dispuso poner en funcionamiento 600
comedores escolares en todas las provincias y en los territorios de Río Negro, Neuquén,
Formosa, Chaco, Misiones y La Pampa promoviendo un trabajo articulado con las
iniciativas particulares. Así mismo, impartió instrucciones “para enviar de inmediato mesas
de comedor para 5.000 alumnos, a las escuelas que más urgentemente las necesiten y (…)
para adquirir 120.000 equipos de ropa y calzado para ser distribuidos a los niños pobres.”15

La asistencia a través de alimentos fue concebida como forma de prevenir el


abandono escolar y como el paliativo a un déficit; dado que se consideraba que una infinidad
de enfermedades transmisibles, y aún hereditarias, se propagaban por el estado de
desnutrición de los mismos, en un contexto donde la escasa población era un obstáculo para
el proyecto de Nación que demandaba ciudadanos y ciudadanas fuertes e inteligentes, y
muy por el contrario.

El cuerpo de los alumnos era tenido en cuenta como el lugar de la posible


enfermedad, sobre el que había que trabajar no sólo en la asistencia nutricional sino
también en la higiene y prevención de enfermedades. La Comisión Nacional de Ayuda
Escolar trabajaba en forma mancomunada con el Departamento Nacional de Higiene 16
instrumentando campañas de prevención de las enfermedades infecto-contagiosas en las
escuelas, mediante el envío a los docentes que lo solicitaran de afiches, carteles y
conferencias para ser difundidos entre los padres y alumnos, en el marco de una propuesta
de “propaganda higiénica”.17 Consideramos a la misma como una intervención estatal sobre
los hábitos y prácticas de higiene y cuidado del cuerpo en los grupos familiares, haciendo
hincapié en la salud de los niños, a través de medidas tales como la distribución de pasta
dentífrica y cepillos para propiciar la salud bucal.18

14
La Comisión Nacional de ayuda escolar fue creada en el año 1938 y estaba conformada por representantes
del Consejo Nacional de Educación, del Departamento Nacional de Higiene y del Patronato Nacional de
Menores.

15
Semanario Río Negro, edición del día 11 de mayo de 1939. Pág. 1; Artículo “Las cooperadoras y la
Comisión Nacional de Ayuda Escolar.”

16
La Ley Nº 12341 conocida como la Ley Palacios instituyo la Dirección de maternidad e infancia en el Depto.
Nacional de Higiene que comprendía distintas dependencia; eugenesia y maternidad, primera infancia,
segunda infancia, niños anormales, odontología y higiene y servicio social. (Di Liscia: 2002)

17
Semanario Río Negro edición del día 21 de septiembre de 1939. Artículo “Profilaxis de difteria”
Las tareas de profilaxis excedía el ámbito escolar difundiéndose las campañas e
indicaciones sobre la higiene y prevención de enfermedades en la prensa regional, la cual
transcribía recomendaciones a través de una sección especial de autoría del Centro de
Higiene Materno Infantil.19

Iniciados los años 40 la agenda sanitaria se diversificó y profundizó en el ámbito


escolar, a partir del accionar de médicos y consejos médicos escolares que hicieron de la
escuela el epicentro y contralor de la salud en la niñez y juventud de niños y niñas.

Las escuelas comienzan a ser sede de campañas de vacunación antivariólica y


antidiftérica y responsables del control dental de los alumnos. Según el Decreto N° 22.839 del
25 de agosto de 1944 del Poder Ejecutivo se intima a que en el plazo de 120 días a partir del
24 de febrero, todos los establecimientos educacionales deben exigir al ingreso la constancia
oficial del estado dental de cada alumno, ya sea de escuela pública o privada.

Las prácticas eugenésicas continuaron, pero no respondían sólo a los principios


evolucionistas iniciales sino que se focalizaron sobre las condiciones del medio sociocultural, a
la vez se observa una mayor presencia del Estado en la región atendiendo a la salud de la
población.

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Semanario Río Negro edición del día12 de octubre de 1939. Artículo “Comisión Nacional de Ayuda Escolar.
Será atendida la higiene bucal de los alumnos pobres”

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Semanario Río Negro 1944-1945

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