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TITULO: UNA BENDICIÓN PELEGROSA

TEXTO: Dt. 8:12 no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, Dt. 8:13
y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se
aumente; Dt. 8:17 y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta
riqueza. Dt. 8:18 Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas,
a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.
TEMA: EL PELIGRO DE LA ABUNDANCIA O DE LAS RIQUEZAS TERRENALES
PROPÓSITO: Prevenir acerca del peligro de dejar a Dios al margen de las prioridades personales y
afanarse, materializarse, enorgullecerse, enfocarse y desgastarse en todo lo material y descuidar su
verdadera abundancia y riqueza eterna, su relación, intimidad y su prioridad con el Señor.
PROPOSICIÓN: Las bendiciones materiales, la abundancia económica, las riquezas terrenales pueden
convertirse en un peligro, en una maldición para muchas personas.
INTRODUCCIÓN: Referir el caso del hermano Guillermo, miembro de una asamblea de Dios en la
zona seis de la capital. Ganó el numero mayor de la lotería nacional y compro tres edificios, buen carro, y
se salió de la iglesia y andaba bien trajeado y encorbatado.
ORACIÓN: Existen algunas causas por los cuales las bendiciones económicas o riquezas terrenas se
pueden convertir en el peor peligro para un alto porcentaje de la humanidad.
I. POR LAS RIQUEZAS TERRENALES LAS PERSONAS NO LE PUEDEN SERVIR AL
SEÑOR.
A. Jesús dice que podemos servir solo a un señor. Mat 6:24 Ninguno puede servir a dos señores;
porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis
servir a Dios y a las riquezas.
B. Vivimos en una sociedad materialista donde muchas personas sirven al dinero, son esclavas del dinero,
aman el dinero, su amo, es el dinero, su dios es el dinero, su gloria es el dinero.
1. Emplean sus vidas en ganar y atesorar, solo para morir y tener que dejarlo todo. Sal. 39:6 Ciertamente
como una sombra es el hombre; Ciertamente en vano se afana; Amontona riquezas, y no sabe quién
las recogerá. Sal 39:7 Y ahora, Señor, ¿qué esperaré?
2. Su anhelo de tener dinero y lo que pueden adquirir con él llega a tener mayor importancia que su
entrega a Dios y que los asuntos espirituales. Lc. 12:20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a
pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?
C. Lo que la persona atesore le absorberá su tiempo y sus energías para pensar solamente en ello. Mat
6:21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
D. Procuremos no caer en la trampa del materialismo, la ambición, la codicia y la avaricia, ya esto traerá
graves consecuencias, en esta vida y por la eternidad. 1Ti 6:10 porque raíz de todos los males es el
amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos
dolores.
E. Una manera de examinarnos es preguntándonos qué ocupa mayormente mis pensamientos, tiempo y
esfuerzos.
F. Jesús contrastó los valores celestiales con los terrenales cuando afirmó que debemos dedicar nuestra
lealtad prioritaria a las cosas que no se marchitan, que nadie puede robar y que no envejecen.
G. No debiéramos llegar al extremo de fascinarnos o cautivar tanto por nuestras posesiones al grado que
seamos sus esclavos, que vivamos solamente para la búsqueda de las cosas o bienes terrenales.
H. Debiéramos hacer algunos recortes, vender o deshacernos algunos de nuestros bienes en caso de que
nuestras posesiones estuvieran convirtiéndose en demasiado importantes para nosotros.
I. Jesús está llamando a tomar una decisión que nos permita vivir tranquilamente con lo que tengamos
porque hemos elegido lo que es eterno y duradero. He. 13:5 Sean vuestras costumbres sin avaricia,
contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré;
II. POR LAS RIQUEZAS TERRENALES LAS PERSONAS SE TORNAN ARROGANTES Y
ORGULLOSAS, Y EGOCENTRISTAS.
A. Ya que Éfeso era una ciudad opulenta y la iglesia allí probablemente tenía muchos miembros ricos, se
les da el consejo apostólico sore cual debe de ser su comportamiento de estas personas acaudaladas. 1Ti.
6:17 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las
cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las
disfrutemos.
B. La posesión de riquezas involucra una gran responsabilidad para las personas que las poseen. 1Ti 6:18
Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; 1Ti 6:19 atesorando para sí
buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.
C. Los que tienen dinero deben ser generosos, pero no deben ser arrogantes solo porque tienen mucho que
dar, o creer que porque dan más tienen más mérito, más importancia, más derecho o más autoridad, o
creer que son más inteligentes, que merecen más respeto o admiración.
D. Deben tener cuidado en no poner, para su seguridad, su esperanza en el dinero, sino en el Dios
viviente.
E. Aun si no tenemos riqueza material, podemos ser ricos en buenas obras. No importa cuán pobres
seamos, siempre tenemos algo para compartir con alguien.
F. Quien posee dinero o riqueza debe de utilizarlo de manera positiva, invirtiéndolo para el reino de Dios,
para la gloria de, haciendo tesoros celestiales para la eternidad. Luc 16:9 Y yo os digo: Ganad amigos
por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas.
Mat 6:19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones
minan y hurtan; Mat 6:20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y
donde ladrones no minan ni hurtan. Mat 6:21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también
vuestro corazón.
G. Es posible ser rico en este mundo y no ser rico para con Dios. Ap. 3:17 Porque tú dices: Yo soy rico,
y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado,
miserable, pobre, ciego y desnudo.
H. Las personas ricas o que poseen bienes materiales deben ser humildes, aceptando su riqueza como una
mayordomía de parte de Dios. Deben poner sus ojos en el Dador y no poner su confianza en lo recibido.
I. Estas bendiciones materiales no son solamente para disfrutarse, también son para emplearlas, para
usarlas para la gloria de Dios y ganar almas. El dinero se debe usar en buenas obras; se debe compartir; se
debe invertir en cosas eternas, colocando un buen fundamento para el tiempo venidero.
III. POR LAS RIQUEZAS TERRENALES LAS PERSONAS DEJAN DE CONFIAR EN DIOS.
A. Job afirma que depender de la riqueza para la felicidad es idolatría y es negar al Dios del cielo. Job
31:24 Si puse en el oro mi esperanza, Y dije al oro: Mi confianza eres tú; Job 31:25 Si me alegré de
que mis riquezas se multiplicasen, Y de que mi mano hallase mucho; Job 31:28 Esto también sería
maldad juzgada; Porque habría negado al Dios soberano.
B. Las personas de nuestra sociedad o de este mundo mantienen una obsesión por dinero y posesiones y
lo considera como un mal necesario o «la manera en la que las cosas funcionan» en el mundo moderno.
C. Todas las sociedades en cada época han valorado el poder y el prestigio que acarrea el dinero, pero
nuestro Dios no lo valora así, ni será así por la eternidad. Job 34:19 ¿Cuánto menos a aquel que no
hace acepción de personas de príncipes. Ni respeta más al rico que al pobre, Porque todos son obra
de sus manos?
D. Los verdaderos cristianos deben librarse del deseo arraigado de mayor poder, más prestigio y más
posesiones.
E. Necesitamos confiar solamente en Dios, y cuidarnos de la idolatría de los bienes materiales, el negocio
y todo lo que pueda competir con Dios, para dedicarle nuestro tiempo, amor y dedicación. Mar 12:17
Respondiendo Jesús, les dijo: Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. Y se
maravillaron de él.
F. Tampoco debemos negarnos a compartir nuestros recursos con vecinos cercanos y lejanos que se
encuentren en desesperadas necesidades físicas.
G. Dios quiere que su pueblo no ponga su confianza y su esperanza en sus bienes económicos, Sal 62:10
No confiéis en la violencia, Ni en la rapiña; no os envanezcáis; Si se aumentan las riquezas, no
pongáis el corazón en ellas.
IV. LAS RIQUEZAS TERRENALES PUEDEN HACER QUE LAS PERSONAS SE OLVIDEN DE
DIOS.
A. En épocas de abundancia, con muchas veces tendemos a acreditarnos nuestra prosperidad y nos
volvemos orgullosos de que nuestro arduo trabajo e inteligencia nos hayan enriquecido. Dt. 8:12 no
suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, Dt. 8:13 y tus vacas y tus
ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; Dt. 8:17
y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. Dt. 8:18 Sino
acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su
pacto que juró a tus padres, como en este día.
B. Es fácil mantenerse ocupado en la acumulación y en la administración de riquezas que podemos
fácilmente echar, sacar, marginar a Dios de nuestras vidas.
C. Pero es Dios el que nos da todo lo que tenemos, y es Dios el que nos pide que se lo administremos,
porque Él nos pedirá cuento de todo lo que nos dio.
D. Casi siempre, cuando los tiempos son duros y tenemos que depender de Dios para nuestras
necesidades diarias, nos acordarnos de Él y le obedecemos.
E. Pero cuando «las cosas marchan bien» y tenemos más de lo que necesitamos, nos podemos volver
autosuficientes y nos olvidamos de Dios, de orar, de ayunar, de leer la Biblia, de acudir al templo..
F. En reconocimiento de las bendiciones recibidas, el pueblo debe reconocer que estas ricas bendiciones
son recibidas como dádivas de Dios y en reconocimiento de estas bendiciones, el pueblo debe dedicar a
Dios lo que hemos recibido de él.
G. Pero la prosperidad económica puede transformarse en tentación si el pueblo de Dios se olvida de
quién es el autor de esta prosperidad.
H. Cuando se edifiquen buenas casas y el ganado se multiplique, y se llegue a tener mucho oro y plata,
dinero, bienes, abundancia, bendiciones, a muchos les puede llegar la tentación abandonar a Dios, en su
corazón, en su devoción.
V. POR LA ABUNDANCIA ECONÓMICA LAS PERSONA PUEDEN BLASFEMAR CONTRA
DIOS.
A. Poseer mucho dinero para muchas personas puede resultarles peligroso, Pro 30:7 Dos cosas te he
demandado; No me las niegues antes que muera: Pro 30:8 Vanidad y palabra mentirosa aparta de
mí; No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario; Pro 30:9 No sea que me sacie, y
te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.
B. Ser rico no es la respuesta de la búsqueda del ser humano, no es la meta, no debe de ser nuestro
enfoque.
C. Nuestro Señor Jesucristo advirtió que los ricos tienen problemas para entrar en el Reino de Dios. Mat
19:23 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el
reino de los cielos. Mat 19:24 Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una
aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
D. Al igual que Pablo, podemos aprender a cómo vivir en escasez y en abundancia, pero nuestras vidas
tienen una mejor oportunidad para llegar a ser más eficaces si no tenemos ni «pobreza ni riqueza». Flp
4:12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para
estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.
CONCLUSIÓN: En este mundo las personas valoran a los demás por lo que poseen. Pero Dios no valora
a las personas por las riquezas terrenales, (Lc.12:15). Si no sirven al Señor todas las personas indigentes
delante de Él, (Ap. 3:17,18). Lo que debiera de ser una bendición, para muchas personas se les convierte
en una maldición, ya por causa de sus bienes no pueden servir al Señor. Muchas de las personas que
poseen bienes terrenales se convierten en arrogantes, orgullosas y egocentristas. A causa de las riquezas
terrenales muchas personas dejan de confiar en el Señor, y ponen su confianza y su esperanza en los
bienes terrenales. La abundancia económica puede hacer que la personas se olviden de Dios, y crean que
lo que tienen es como consecuencia de sus esfuerzos y de su inteligencia. Por la abundancia de sus bienes
las personas pueden blasfemar el nombre de Dios, profiriendo que Dios no tienen nada que ver con lo que
ellos poseen. Por las riquezas terrenales a muchas personas se les hace imposible entrar en la gloria de
Dios, porque no están dispuestas a seguir al Señor con todo su corazón, a quitarle el amor lo que poseen
en esta tierra. Pero de nada le sirve al ser humano toda la grandeza de este mundo si al morir va al
tormento eterno, (Mt.16:26)

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