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Vete de tu tierra.

Palabras clave: Cambio, visión, promesa, consagración, fe.


Texto: Gén 12:1-5
“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a
la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu
nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren
maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y se fue Abram, como Jehová le
dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán. Tomó,
pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y
las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de
Canaán llegaron”

Introducción.

¿Sabe usted que las promesas dadas a Abram son también para usted? Todo empieza en el
corazón de Dios, el llama a un persona y hace de ella una bendición. Hay tres frases que Dios le dio
a Abram y que hoy también las dice a su pueblo:

I. “Vete de tu tierra…”
a. Un llamado definititivo a dejar “Ur” y “Harán”.
i. Dios ordena cortar con los lazos del mundo (Ur) y la cultura idolátrica
(sexo, avaricia, placeres de la carne, soberbia, etc.).
ii. Lo anterior implica romper con relaciones que pueden apartar del camino
del Señor al hombre o la mujer
iii. de Dios.
iv. Irse implica también salir del estado de confort o estancamiento para
lanzarse a hacer algo nuevo para Dios.
b. Un llamado que es por gracia.
i. Dios no llama a los capaces sino que capacita a los que llama.
ii. No lo escogimos sino que él nos escogió para llevar mucho fruto y que ese
fruto permanezca.
iii. A sus siervos él los escoge desde el vientre y los unge para ser profetas a
las naciones. ¿Ya descubrió usted su llamado, está siendo un testigo del
Dios que le llamó y santificó?
c. Un llamado al que hay que responder con fe en la promesa de Dios
i. A Dios debe servírsele con fe. Hay muchas cosas que no se ven a la vuelta
de la esquina. Abram sabía lo que Dios le había prometido pero no lo veía.
ii. Dios también le ha dado promesas maravillosas pero debe saber esperar.
iii. Debe desarrollar una fe madura ya que la fe infantil se desespera pero
quien está entrenado en creerle a Dios no desmaya porque sabe que
tendrá mayor recompensa y un cada vez más excelente peso de gloria.
II. “Haré de Ti…”.
a. Una nación grande con identidad, territorio y gobierno.
i. Los hijos de Dios tenemos una identidad: los cristianos no somos
ciudadanos de este mundo pertenecemos a un reino donde los valores
son diferentes al mundo.
ii. Donde el rey y gobernante de cada corazón es el Señor y cada día oramos
“Venga tu Reino”.
iii. Donde aunque al mundo le parezca locura seguimos esperando al Señor y
proclamando su Señorío
b. Una nación grande implica: separación de las otras naciones.
i. El hijo de Dios debe separarse de todo lo que pueda contaminar su
santidad.
c. Una nación grande con ciudadanos de enorme cualidad moral
i. El hijo de Dios es un rey y un sacerdote de Dios. Es un príncipe cuyo padre
es Dios y su Palabra es su ley, constitución y vida y es un sacerdote porque
su deleite es alabar a aquel que lo llamó.
III. “Te bendeciré…”
a. La bendición es: abundancia, fertilidad, prosperidad y larga vida.
i. Todas estas bendiciones son también para nosotros y debemos agregar las
enormes bendiciones espirituales que tenemos en Cristo.
b. La bendición es: un nombre engrandecido, Reputación.
i. Hay muchos ejemplos bíblicos y actuales.
1. Laban por Jacob Gen_30:27.
2. Potifar por José Gen_39:5.
3. Los creyentes por Cristo 1Co_1:30, Gal 3:6, Ef 1:3.
c. La bendición es: Ser bendición a otros a donde vaya.
i. Somos bendecidos para bendecir por promesa y decreto divino.

Conclusión.

Dios también le llama a dejar todo peso e ir en pos del cumplimiento del plan de Dios, a lanzarse
en fe sabiendo que las promesas a Abram son también para usted: “haré de ti una gran nación, te
bendeciré, engrandeceré tu nombre y serás bendición….”

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