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Universidad Católica de La Plata

Facultad de Ciencias de la Salud

Ciclo de Complementación Curricular de Lic. En Fonoaudiología

TEOLOGÍA 2022

EXAMEN FINAL

Marcia Belén Brandan

Laura Caraccioli

Eliana Carley

C. Mariana González Cavallo

Verónica Navarro
A. ¿Qué sería propiamente el discernimiento cristiano?
Discernimiento, del latín: discernere = diferenciar, cribar, decidir separando una cosa de
otra, es la capacidad y efecto de distinguir bien una cosa de otra, a través del raciocinio; es
una tarea permanente de todo hombre en cada situación de la vida.
El discernimiento cristiano es el saber distinguir entre lo bueno y lo malo, lo correcto o
incorrecto y, aún más, diferenciar entre lo bueno, lo mejor y lo óptimo, es decir, lo que sería
más perfecto hacer en cada caso concreto, y decidir ejercitarse en ello, actuando en
consecuencia. El discernimiento posibilita actuar con libertad y responsabilidad en relación
con Dios y con los demás; orienta al hombre a buscar una mayor complacencia de Dios,
más allá del simple cumplimiento de las leyes de la Iglesia y de las reglas básicas de la
moral, o de la obediencia eclesial que, si bien son muy necesarios, no son suficientes para
un adecuado conocimiento y cumplimiento de la voluntad singular que Dios tiene sobre
cada persona y para lograr una mayor filiación con Él.

B. ¿Cuál es el fundamento del discernimiento cristiano?


El fundamento del discernimiento cristiano es la convicción de que Dios se comunica
personalmente con sus hijos, no sólo por signos exteriores, a través de las leyes naturales
(principios que rigen las relaciones humanas), o las leyes positivas (disposiciones o
preceptos transmitidas a través del Magisterio de la Iglesia y de los clérigos), sino también,
por medio de mociones interiores personales, que pueden ser reconocidas como
provenientes de Dios, que desea manifestarse y vincularse con sus hijos, creados a su
imagen y semejanza y orientarlos en la búsqueda de la verdad, la luz y el camino hacia Él,
que envió a su Hijo amado como revelación de su voluntad.

C. ¿Cuál es la función del Espíritu en el discernimiento?


La función del Espíritu en el discernimiento es, en definitiva, la de guiar y fortalecer al
cristiano en su camino hacia el Reino de Dios, infundiéndole nuevos conocimientos y
nuevos carismas o formas de vida cristiana, que le permitan tomar decisiones nuevas y
encontrar mayor paz y gozo en hacer la voluntad de Dios. El Espíritu anima y guía la
voluntad de los hijos de Dios, para transformarlos y otorga carismas distintos, pero todos
para la edificación de la comunidad. El mejor carisma es el del amor, el de la caridad.

D. ¿En qué consiste la filiación divina y en qué sentido genera responsabilidad en la


historia personal y colectiva?
La filiación divina consiste en la relación de Dios con el hombre, donde se reconoce a Dios
como Padre y a los hombres como sus hijos y no como esclavos, por lo cual están llamados
a hacer en cada situación concreta y personal lo que sea más agradable al Padre, y no
limitarse a sólo obedecer lo mandado, haciendo más efectiva la filiación de todos en la
fraternidad. La adopción como hijos de Dios hermana a todos los hombres en una misma
Iglesia, una misma fe y una misma esperanza, es decir, en una fraternidad. Y, por ello,
genera una responsabilidad:
- en la historia personal, de optar responsablemente por una vida cristiana, de aceptación
amorosa de la voluntad de Dios y de amor al prójimo, como hijo también de Dios y, por
tanto, un hermano.
- en lo colectivo: sabiéndose hijos amados gratuitamente por Dios, amarse gratuitamente
como hermanos, esto es, reconocer la Paternidad de Dios en la vivencia práxica de la
fraternidad: ejercitando la bondad, la misericordia, la compasión, el respeto y la solidaridad
y el cuidado de los más frágiles.

E. ¿Cuáles son las lógicas de alienación en las que se puede caer y cómo el sano
discernimiento las rompe?
Se puede caer fácilmente en la alienación, es decir, abandonar el camino de la reflexión y
las decisiones personales, por la comodidad del simple cumplimiento de la ley y de las
normas morales, las cuales ya están determinadas y no exigen opciones responsables.
Esto es porque ofrecen al cristiano una sensación de seguridad en su camino de salvación,
pero lo lleva, en realidad, hacia el conformismo y la rutina, el infantilismo, el tradicionalismo
muerto y la irresponsabilidad, que lo debilitan.
El sano discernimiento rompe con esa alienación porque pone al alma en movimiento,
haciéndola crecer y profundizar en el amor, e impulsándola al seguimiento de Jesús, a
través de la imitación de sus actitudes y sentimientos de humildad y amor a los hombres.

F. ¿Cuál es la relación entre Jesús, el seguimiento de Jesús y discernimiento y cómo


se concreta en la persona y en la comunidad?
El seguimiento de Jesús implica imitarlo y, para ello, saber discernir lo que Él quiso ser para
los hombres, como revelación y comunicación de Dios: el pleno cumplimiento de los
designios del Padre sobre la realidad humana, en pobreza, humildad, gratuidad,
misericordia, servicio mutuo y liberación; entendiendo su modo de actuar y sin detenerse
sólo en lo que manda en su doctrina. Discernimiento, imitación y seguimiento, deben
practicarse siempre juntas.

En un sistema donde reina el individualismo y el subjetivismo, donde se insta a vivir en el


egoísmo de sentirse cada uno centro y dueño de disponer de todo para el propio beneficio,
sin consideración del otro y por encima de él y, sobre todo, obviando la Voluntad de Dios,
a quien no se considera Padre ni Creador, el discernimiento posibilita a cada cristiano un
juicio crítico respecto al pensamiento global y una mirada atenta y actitud de humildad,
compasión y amor fraterno hacia los prójimos, en imitación de Cristo, transformándose en
cristianos maduros, con la madurez de los hijos de Dios.
Y, en una comunidad, el discernimiento es la herramienta necesaria para lograr concretar
el seguimiento de Jesús, viviendo en armonía, en tolerancia, en solidaridad, respetando y
ponderando los carismas individuales, y en la paz de la fraternidad y el amor,
reconociéndose hijos de un mismo Padre.

G. ¿Qué lugar ocupa la opción por los pobres en el discernimiento?


Si el discernimiento es el recurso necesario en el seguimiento real de Jesús, es evidente
que debe dirigir al hombre hacia una opción por los pobres, ya que fue el estilo de vida que
mostró el mismo Cristo en su realidad histórica, en cumplimiento de los deseos de Dios y
como único camino hacia el Reino del Padre. Hablar de pobreza en la realidad actual, no
es en referencia a un nivel sociológico, económico o político, sino más bien tiene que ver
con una opción de fe, de aceptación y predilección por los más débiles de la sociedad, los
que son marginados porque el mundo no los reconoce como hijos de Dios, para así
dignificarlos como hermanos, superando las diferencias que el pecado y el sistema global
han establecido entre los hombres. Lo cual pone al cristiano en conflicto con los intereses
de este mundo y con las estructuras que los hombres manipulan para defender esos
intereses.

H. ¿Qué sería ser una persona excéntrica?


La persona excéntrica es aquella capaz de salir de sí misma, de su centro y de sus propios
deseos e individualismo, para abrirse a los otros y a Dios, al igual que Cristo, que no se
afirmaba a Sí mismo como centro de nada, sino que se proclamaba como revelación y
enviado del Padre, y todo lo hacía al ritmo de Dios y en referencia a los hombres. Por ende,
el discernimiento tiene la cualidad de hacer al cristiano excéntrico, guiando su conducta no
hacia la autoafirmación y los propios pareceres, sino para descentrarlo y hacer depender
sus decisiones del otro y de Dios.

I. ¿Cuál es la relación entre conversión y búsqueda del bien?


La conversión es un proceso libre y voluntario de seguimiento de Jesús, cambiando la forma
propia de actuar hacia la imitación de Cristo, entregándose a la búsqueda del “placer” de
Dios; el Cual no se impone por la fuerza, sino que quiere que el hombre sea capaz de
decidir por sí mismo, como hijo, con la fuerza de la gracia del Espíritu. Jesús invita a la
conversión. Mas no puede haber conversión sin la búsqueda del bien, que es la única
manera de luchar contra el mal y alcanzar el mayor de los bienes: el placer de Dios. Pero
esta búsqueda no se realiza por el seguimiento de una ley básica que tipifica un delito
(como “no matarás, no robarás”), sino por medio de una ley abierta a una profundización
infinita, al amor sin límites, que conduce al cristiano a ahondar hasta la máxima exigencia
de una ley y no a calcular hasta dónde llegalo prohibido.
J- ¿Cómo vive el discernimiento en su vida? ¿Qué lugar ocupan los pobres en sus
decisiones y acciones? ¿Cuál sería el grado de amor por el bien común que tiene en su
vida? ¿Qué del texto podría servirle para ser una mejor persona?

- Laura: Desde mi experiencia vivo el discernimiento con cada acto o pensamiento de mi


vida, cada día, continuamente yo actuó en respuesta a mis pensamientos y la moción que
me lleva a realizarlos, desde el amor y el respeto al prójimo. En cuanto al lugar que le doy
a los pobres en mis acciones o decisiones, siempre fue desde el respeto y la disposición
para colaborar o ayudar, desde la dignidad humana. Es sumamente importante el amor por
el bien común, de esta forma tendríamos mejores sociedades, sin tantas desigualdades,
realizando acciones desde el amor, del respeto, de la conciencia del valor de la vida de
todos, mejorarías muchos aspectos de nuestras sociedades. Yo creo que todos los textos
fueron enriquecedores, porque algunos nos aportaron conocimientos y otros nos hicieron
reflexionar más, como con el discernimiento, que lo usamos como anticipatorio a las
acciones o pensamientos, siguiendo a Jesús.

- Marcia Belén, Eliana y Verónica: Es algo difícil vivir el discernimiento o más


precisamente que todos lo vivan, más aún en este periodo actual por el que estamos
atravesando, donde como se dijo anteriormente, la tecnología junto a los medios de
comunicación y lo que se pretende transmitir, la falta de solidaridad, empatía, no ayudan a
generar responsabilidad y devoción para que juntos logremos el discernimiento y el
seguimiento de Jesús, como Dios quiere, saliendo de nosotros mismos, para llegar al otro,
para resistirnos al conformismo de nuestra generación, somos egoístas en ese sentido.
Aunque no podamos generar una gran diferencia con nuestro actuar para con los demás,
podemos simplemente ser solidarias con aquel que lo necesite, como hace referencia el
texto con la opción por los pobres, aquellos que necesitan ser reconocidos y atendidos
como hijos de Dios, la empatía, el respeto y el amor por el otro siempre están presentes,
sin guiarnos estrictamente por lo que está escrito como ley típica, en los mandamientos,
como muchas personas que solo se rigen por ello y luego se puede terminar pecando de
otra manera, faltando el respeto al prójimo por medio de otra acción, eso sería incoherente
e insensato. Por eso intentamos una profundización más interna, la conversión, la
búsqueda del bien, tratando de vivir actuando humana y responsablemente para con las
personas que necesiten de ayuda. Por ende vivimos el discernimiento con entendimiento o
la comprensión para ver las cosas tal como son, desde la perspectiva de Dios.

Del texto es todo sumamente interesante y para destacar, te hace reflexionar y pensar si
verdaderamente estamos en el correcto seguimiento de Jesús y logrando el discernimiento
que este quiere para nosotros. Me parece muy importante la parte de ser excéntricos, ya
que conocíamos un significado distinto a lo que se refiere este concepto, que importancia
tan grande tiene el discernimiento para lograr esta conversión que Dios quiere para
nosotros, para que podamos lograr salir de nosotros mismos y que comprendamos que no
somos el centro, que dejemos ese individualismo de lado y podamos reflexionar y actuar
por el otro, por aquel que lo necesita.

- Mariana: Desde los 18 hasta los 26 años de edad, tuve la oportunidad de hacer cada año
un Retiro Espiritual Ignaciano de 7 días, en los que pude profundizar en el significado del
discernimiento cristiano y aplicarlo luego en mi vida cotidiana. Si bien ya no vivo a pleno la
experiencia de Dios en mi vida, continúo con la fuerte convicción de que la búsqueda del
bien común es el único medio para ser más humana y alcanzar la libertad de espíritu, para
lo cual es necesario el discernimiento, en cada situación de mi vida, incluso en los detalles
más cotidianos, de lo que es bueno y lo que es aún mejor o más perfecto. Intento vencer
mi tendencia a la comodidad y al egoísmo y a mis excusas de: “esta persona no merece
misericordia”, “se va a aprovechar o malinterpretar mi generosidad”, “no tengo tiempo”,
“alimentaré su vicio”, “no vale la pena”. Y cada vez que logro dar gratuitamente de mi tiempo
y de lo que soy o tengo, a un “otro”, encuentro la paz y la fuerza para una nueva entrega.
Lo más difícil es no quejarme después, de las consecuencias, que no siempre son tan
gratas como mi orgullo pretende.

Teología y Discapacidad

1- Mediación socio-analítica: VER


Una problemática, tan antigua como la humanidad y tan presente en cada sociedad del
mundo y, por ende, también en Argentina, es la situación de la DISCAPACIDAD.
Es un fenómeno complejo que refleja una interacción: entre las características del
organismo humano y las características de la sociedad en la que éste vive. En la persona
con discapacidad se da una condición existencial de fragilidad y debilidad, en la que
requiere de la ayuda de los otros para vivir, o para tener una mejor calidad de vida, y es
expuesta a una injusticia social que la pone en una situación de desventaja e inequidad;
las barreras sociales le impiden su inclusión, es decir, una participación plena y efectiva en
la sociedad, en igualdad de condiciones con los demás, con los mismos derechos y
oportunidades.
A lo largo de la historia, sobre las personas con discapacidad ha recaído la desvalorización,
discriminación y marginación, hecho fácilmente constatable en los términos con los que se
hacía referencia a ellos: inválido, minusválido, disminuido, incompetente; negando u
olvidando que cada individuo posee un valor, una dignidad, independientemente de sus
condiciones y habilidades. El valor inconmensurable del hombre radica en su ser, amén de
las funciones que esté en capacidad de ejercitar; no se reduce a su expresión exterior ni a
las habilidades que posee porque éstas no abarcan a todo el sujeto, sino que son del sujeto;
el hecho de que no esté en condiciones de vivir en plenitud las potencialidades de la
naturaleza humana, no va en detrimento del ser personal. El individuo, con o sin
discapacidad, es siempre y de todas formas persona.
Persona con discapacidad, es aquella que presenta una deficiencia física, psíquica o
sensorial, transitoria, estable o progresiva, que es causa de dificultad de aprendizaje, de
relaciones o de integración laboral, o que le impide auto valerse; y esto determina un
proceso de desventaja social y de marginación.
Del mismo modo que, las nociones de “persona humana” y de “dignidad”, han ido
evolucionando a lo largo de la historia en concordancia con el pensamiento filosófico
vigente en cada época, también ha sucedido con el concepto de discapacidad. Pero recién
en el año 2006 se redactó la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas
con Discapacidad (CDPD), para “reconocer”, proteger, promover y garantizar “los derechos
humanos y la dignidad” de las mismas. Se trocaron los términos impedido o discapacitado,
por el de “persona con discapacidad”, poniendo el acento sobre el valor de cada individuo
y de las potencialidades que cada sujeto posee por encima de sus carencias.
Es una realidad sumamente compleja porque abarca muchos conflictos:
- las afecciones y deficiencias, que ocasionan dolores y sufrimientos en la persona.
- las limitaciones y dificultades para actuar que conllevan las discapacidades.
- las barreras y restricciones para desplazarse en todos los ambientes, interiores y
exteriores.
- las dificultades para ser admitidos en Instituciones Educativas.
- la falta de oferta laboral y de trabajos redituables.
- la falta de acceso a servicios sanitarios especializados, la burocracia administrativa y la
falta de cobertura de las Obras Sociales, que transforma a la discapacidad en una carga
económica insoportable para el individuo y su familia.
- la desviación de recursos hacia “falsos discapacitados”, por corrupción en ámbitos de
poder político.
- la discriminación hacia “los diferentes”, por una visión narcisista y utilitarista, que fomenta
el rechazo a “la imperfección” y considera marginales a las personas con discapacidad; y
que, suele llevar incluso a la eugenesia, eliminando a los nonatos “imperfectos”.

2- Mediación hermenéutica teológica: JUZGAR

➢ Teología de la solidaridad:
La racionalidad del mercado y de la ideología neoliberal conllevan la negación de la
solidaridad. En el sistema neoliberal actual, la tecnología y la ciencia no están al servicio
de la vida humana y de la naturaleza, sino de la economía, de la competitividad, la utilidad
para la ganancia. El sistema invierte más en la eficiencia de capital financiero, el cual no es
productivo y por ello no alcanza para todos. Esto lleva a la ética de la insolidaridad, donde
cada uno piensa sólo en sí mismo y se asegura la vida de los que son necesarios e
insustituibles para el desarrollo del mercado, el resto sobra y queda excluido del sistema.
El gobierno tampoco invierte en salud y educación porque no es útil y rentable. Y de la
exclusión se pasa con facilidad a la liquidación: la ideología neoliberal va evolucionando
hacia una ideología neo-fascista, donde se excluye a todo aquel que se considera inferior
o no productivo, discriminando por raza, género, edad o, en este caso, por “discapacidad”.
La solidaridad es lo opuesto al sistema de libre-mercado y su ideología neoliberal y sólo
puede ser vivida en resistencia a este sistema. Si bien, viviendo dentro de él no se tiene el
poder para construir una alternativa diferente al mercado total, sí que es posible construir
una alternativa al espíritu del mismo, rechazando la esencia, la lógica, la racionalidad de
esa ideología, a través de la solidaridad con la vida de los excluidos y con la naturaleza
dañada, que son sus víctimas, construyendo así una cultura de vida, contra la cultura de
muerte del sistema. El sujeto creyente es el que oye el grito de los frágiles y el grito de la
tierra.

➢ El seguimiento de Jesús:
Hay dos maneras de seguir a Jesús: una formal, que consiste en limitarse a conocer y
obedecer sus enseñanzas, intentando traducirlo a la propia vida, como si Jesús fuese más
un objeto de imitación que de seguimiento. Esto reduce al cristianismo a una práctica
meramente moral y espiritual, en contradicción con lo que se vive o se está obligado a vivir.
El seguimiento real, en cambio, implica tomar el camino histórico de Jesús; se lo puede
conocer mejor por el proceso de su vida personal que por sus propias enseñanzas, para
captar el sentido global y coherente de su estilo de vida.
El seguimiento crea un nuevo tipo de relación con Jesús y un vínculo especial entre
aquellos que participan de la misma aventura. Exige rupturas radicales y renuncias, de las
que Él fue un ejemplo vivo, pero tienen un sentido positivo: la total libertad para la
dedicación al Reino de Dios.
El estilo de vida de Cristo se ordenaba a la acción. No vivía en el desierto ni en la
clandestinidad, sino en medio de la sociedad de su tiempo y todos sus actos tenían una
coherencia profunda, pues procedían de decisiones que se unificaban en el Proyecto
fundamental de Dios. La acción de Jesús puede ser analizada en los diversos niveles en
que se articula toda sociedad: económico, político, social y religioso.
- Nivel económico: Jesús era un pobre, en comunión con todos los pobres y solidario.
- Nivel social: sus relaciones humanas se regían por el amor y no por el miedo o el interés.
- Nivel político: no negaba la función del poder, lo entendía como servicio, proclamando la
igualdad de todos los hombres y una fraternidad universal.
- Nivel religioso: practicó la religión de su pueblo; pero subiendo al Templo para enseñar,
discutir o defender la honra de Dios, no para ofrecer sacrificios. Fue un hombre religioso
por su intimidad misteriosa con el Padre, que era también objeto de gozo y su compasión
por los hombres revelaba la compasión del Padre.
- Libertad soberana delante de la ley e instituciones religiosas, cuando el bien del hombre
estaba en juego.

➢ La iglesia samaritana y el principio-misericordia


Cada relato del proceso de la Salvación, revela siempre una acción amorosa de Dios
obrando la liberación de los hombres; pero lo que impulsa al Padre a emprender ese acto
liberador, nunca es la justicia ni el deber, sino que es siempre el clamor de un pueblo
sufriente, la opresión y el dolor de los débiles. Y eso es la “Misericordia”: una reacción ante
el sufrimiento ajeno interiorizado.
Jesús puso de ejemplo de “ser humano”, en una de sus parábolas, al buen samaritano, que
vio a un herido en el camino, re-accionó y le ayudó en todo lo que pudo, "movido por la
misericordia". Para Jesús, ser humano es reaccionar con misericordia, de lo contrario, ha
quedado viciada de raíz la esencia de lo humano.
Esto muestra claramente, que la fuente de la salvación es el amor, pero un amor
misericordioso, un amor efectivo, que actúa frente al sufrimiento ajeno injustamente
infligido.
Por ello la Iglesia, para ser Iglesia de Cristo y contribuir a la construcción del Reino, necesita
des-centrarse, salir de sí misma e ir también al camino en el que se encuentran los heridos,
los más débiles, los marginales, los pobres de ahora, para asemejarse en lo fundamental
a Jesús, que ofreció a los pobres la esperanza del Reino de ese Dios. La re-acción de la
misericordia es lo que verifica si la Iglesia se ha des-centrado y en qué medida lo ha hecho.
Cuando eso ocurre, puede ser amenazada y perseguida, lo cual confirma aún más, que la
Iglesia se ha dejado regir por el "Principio de Misericordia", sin limitarse sólo a las "obras
de misericordia".

3- Mediación práctico-pastoral: ACTUAR

1) Buscar qué está haciendo la iglesia para comprender y dar solución a la situación
que han elegido:

La postura de la Iglesia frente a la discapacidad es la de imitar a su Maestro, que llevaba


el “gozo” de la esperanza del Reino a los humildes y liberaba a los oprimidos, que devolvía
la vista a los ciegos y la movilidad a los paralíticos, que no despreciaba a los leprosos y
comía con los pecadores, que privilegiaba la sanación de los enfermos a las leyes del
sábado.

Para ello, procura mover a todo cristiano a reconocer en cada persona la dignidad de hijos
de Dios, a descubrir que el valor del otro reside en su ser personal y no en sus habilidades
físicas o cognitivas, y a “hacerse cargo”, es decir, ver al otro en sus necesidades concretas
de persona humana y re-accionar con misericordia y decisiones eficaces.

Esto se puede constatar en las palabras de los Santos Padres:

- San Juan Pablo II, en su discurso ante un grupo de personas con discapacidad, de la
diócesis italiana de Verona, en septiembre de 1981, expresaba: “La calidad de una
sociedad y de una civilización se mide por el respeto que manifiesta hacia los más débiles
de sus miembros.” “En efecto, en Dios descubrimos la dignidad de la persona humana, de
cada una de las personas humanas. El grado de salud física o mental no añade ni quita
nada a la dignidad de la persona; más aún, el sufrimiento puede darle derechos especiales
en nuestra relación con ella.” (Juan Pablo II, Año Internacional de los Minusválidos, 1981).

- El Papa Francisco, en su Mensaje para el Día Internacional de las Personas con


Discapacidad, en Roma el 3 de diciembre de 2020, manifestaba: “Una sociedad que se
precie de justa y solidaria, debe ayudar a las personas con discapacidad para que puedan
desarrollar todos sus dones y vivir plenamente, más allá de las limitaciones, para lograr una
convivencia inclusiva, sin barreras ni discriminación. […] Ha habido un gran progreso en
las últimas décadas frente a la discapacidad y la toma de conciencia de la dignidad de cada
persona, especialmente de los más débiles; que ha llevado a tomar posiciones valientes de
inclusión de aquellos que viven con diversas formas de discapacidad, para que nadie se
sienta extraño en su propia casa. Sin embargo, a nivel cultural todavía hay manifestaciones
que hieren la dignidad de estas personas [...] En realidad, todos conocemos a tantas
personas que, con su fragilidad, incluso grave, han encontrado, aunque con fatiga, el
camino de una vida buena y rica en significado. Por otro lado, también conocemos personas
aparentemente perfectas y desesperadas. Además, es un engaño peligroso pensar que
somos invulnerables: la vulnerabilidad pertenece a la esencia del ser humano.” (Papa
Francisco, Día Internacional de las Personas con Discapacidad, 2020).

Y en otra ocasión: “La diversidad es riqueza que debe terminar con las lógicas excluyentes
que marginan a quien es más frágil. La discriminación sigue estando demasiado presente
en varios niveles de la vida social, se alimenta en prejuicios, la ignorancia y una cultura que
lucha por comprender el valor inestimable de cada persona. Seguir considerando que la
discapacidad es el resultado de la interacción entre las barreras sociales y las limitaciones
de cada persona como si fuera una enfermedad, contribuye a mantener sus vidas
separadas y alimenta el estigma en su contra. Toda persona, incluso y especialmente la
más pequeña y frágil, es amada por Dios y tiene un lugar en la iglesia y en el mundo. La
iglesia no es una comunidad de perfectos, si no de discípulos en camino siguiendo al señor,
necesitados de su perdón. Para las familias que viven el nacimiento de un hijo con
discapacidad, que sean un signo de esperanza para que nadie se encierre en sí mismo, en
la tristeza y la desesperación (Papa Francisco, Audiencia con Asociación Francesa “Foi et
Lumière”, 2021).

2) Presentar un aporte crítico en perspectiva del Reino de Dios, de fe, de amor, de


justicia y solidaridad para una posible manera de solución y/o comprensión:

El seguimiento real de Jesús, hoy, exige una adhesión efectiva a su práctica histórica: no
basta con oír las palabras de Jesús, es necesario vivirlas, encarnando el sentido de sus
gestos y de sus enseñanzas en el propio contexto de vida.

Jesús no pide a todos trabajar sin salario, dejando todo para ser pobre entre los pobres, ni
hacer milagros de curación de los enfermos. Su ejemplo muestra que el servicio a los más
débiles y vulnerables se hace, sobre todo, por el reconocimiento de su dignidad;
practicando la generosidad y la presencia compasiva: dando un poco más del propio
tiempo, escuchando, empatizando, estando; elevando la voz por los que no pueden
hacerse oír.

Y la discapacidad es un asunto de todos y exige que se impliquen tanto aquellos que


deseen construir el Reino de Dios, como también las Instituciones seculares y la sociedad
toda, a las cuales la Iglesia debe recordar e insistir sobre el reconocimiento de la dignidad
de cada persona.

• Atañe a cada cristiano:

- Reconocer la situación existencial de fragilidad y debilidad de las personas con


discapacidad, practicando la caridad, la presencia y la compasión y asistiendo con
gratuidad a ese “otro” y a su familia, que necesita comprensión y sostén.

- Pensar y proponer, dentro las propias posibilidades, pero con creatividad, sin excusarse
en la comodidad, herramientas de inclusión, de accesibilidad, dentro de los propios ámbitos
(familiares, escolares, laborales y barriales).

• Corresponde a los que integren Instituciones y Autoridades Públicas:

- Reconocer, promover y proteger la dignidad y los derechos de las personas con


discapacidad. Dar ejemplo de solidaridad y compasión.
- Promover y desarrollar políticas de accesibilidad e inclusión, que faciliten la supervivencia
en todos los ámbitos sociales.

• Y concierne a todo ciudadano:

- Considerar al sujeto con discapacidad como persona, digna, independientemente de las


funciones que esté en condiciones de ejercitar.

- Favorecer la inclusión en todos los ámbitos sociales.

Una sociedad que se precie de justa y solidaria, debe ayudar a las personas con
discapacidad para que puedan desarrollar todos sus dones y vivir plenamente, más allá de
las limitaciones, para lograr una convivencia inclusiva, sin barreras ni discriminación.

3) ¿Cómo considera que puede aportar desde su trayectoria personal, y/o


profesional para tratar la situación elegida?

Como Fonoaudiólogas y Agentes de Salud, formadas académicamente en el conocimiento


profundo de las alteraciones anátomo-fisiológicas que afectan el lenguaje, la voz, el habla
y la audición, su diagnóstico y terapia y sus implicancias en la vida diaria, podemos:

- Asistir al paciente con discapacidad para ayudarlo a recuperar o maximizar sus funciones,
siempre considerando la totalidad de sus componentes personales: físico, psíquico, ético y
espiritual, reconociendo su dignidad y la predilección que Dios tiene sobre cada uno de
ellos.

- Plantear la rehabilitación con caridad, como un camino de confianza y de solidaridad, con


la persona con discapacidad y su familia; más allá del justo salario como profesional.
- Generar entornos accesibles y empatía con cada paciente, de manera individualizada y
con equidad.
- Promover la inclusión y condenar la discriminación y facilitar la inserción del paciente con
discapacidad en los ámbitos familiar, social y laboral.

- Bregar por leyes de Discapacidad más justas y solidarias e interceder cuanto sea posible
ante las Obras Sociales y autoridades competentes, para que el paciente perciba los
beneficios que le corresponden y sea tratado como persona, con dignidad.

- Aprovecharnos de tan noble profesión para contribuir, en el entorno, a la construcción del


Reino de Dios.

“Cada decisión es la cosa más bella de mi vida; reservo para todos mi amor, mi sonrisa;
tengo miedo de perder un segundo viviendo sin sentido [...] aprovecho las ocasiones
que se presentan cada día para realizar acciones ordinarias de manera extraordinaria”
(Cardenal Francisco van Thuan, Residencia obligatoria Cay-Vong, Vietnam, 1975).

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